Capítulo 17
Sus grandes ojos verdes asustados me recibieron dejándome sin aliento, mis manos temblaron cuando camine por inercia hacia él, el florero con los Jazmines que le había traído yacía en el suelo y esquivando los trozos de vidrio me pare a su lado.
Estaba tan impactado que no era capaz de decirle nada, solo pude inclinarme hacia él para acunar su hermoso rostro entre mis manos, podía sentir cómo las lágrimas caían por mis mejillas y él solo me miraba temeroso y confundido, -sabía que despertarías...
Le dije presionando mis labios contra los suyos con dulzura,... lo sabía.- uní nuestras frentes inhalando profundamente, sonriendo acaricie su cabello, sus mejillas y su cuello para entonces volver a besarlo, su expresión era débil pero podía ver la emoción latente en sus ojos.
Lamió sus labios e intento hablar pero solo salían dolorosos y quebradizos susurros,... shh tranquilo, no te fuerces, me moví rápidamente por la habitación para tomar del mueble una botella de agua natural, con un sorbete lo acerque a su boca cuidadosamente.
... ten toma un poco te ayudara, le sostuve la botella mientras tomaba con gran esfuerzo pequeños sorbos, iré a prepararte un té con miel y limón, eso te relajar la garganta y aflojara tus cuerdas vocales.-
Cuando terminó deje el agua a un costado y me senté a su lado, masajee su pecho levemente manteniendo mi mano sobre su pulso, -despertaste en el mejor momento... el jardín está lleno de flores, a medida que su vista se iba aclarando fue mirando a detalle nuestro dormitorio.
-¿te gusta, la decore especialmente para ti?, su mirada volvió a mi nuevamente, su expresión era incrédula y dubitativa,... sé que hay muchas cosas que debo contarte pero primero quiero que tomes fuerzas y te recuperes un poco... no tienes nada de qué preocuparte ¿bien?-
Asintió más tranquilo y respire aliviado, me entretuve varios minutos besándolo pero después lo deje descansar un momento mientras juntaba el jarrón del suelo e iba a preparar su té, también le cocine un caldo ligero para cuando quisiera comer un poco.
Unas horas después su semblante había mejorado notoriamente, lucía más iluminado y radiante a cada minuto, su cuerpo estaba frágil y delgado en extremo, su piel pálida y delicada pero aun así se encontraba estable y animado, sobre todo cuando le dije que tenía una sorpresa especial para él.
Lo envolví en una manta y lo cargue entre mis brazos para salir al balcón terraza afuera de nuestra habitación, me senté en una de las reposeras y lo acomode entre mis piernas recostándolo sobre mi pecho, había esperado tanto tiempo para que pudiéramos admirar junto el increíble paisaje que teníamos desde aquí.
Lo había llenado de macetas, plantas coloridas y aromáticas por todas partes para hacer de nuestro lugar un pequeño paraíso, además la casa estaba rodeada de grandes y viejos árboles por lo que sus frondosas copas rodeaban nuestra vista dándonos una sensación de intimidad.
Frote sus brazos por sobre la suave manta y lo abrace para que entrara en calor, la temperatura era alta pero por su estado debilitado y sus defensas bajas por momentos tiritaba del frío, así que necesitaba mantenerlo cálido, su cuerpo se sentía tan ligero y pequeño que tenía miedo de lastimarlo yo mismo con solo tocarlo.
-siempre he pensado en hacer un jardín de invierno junto al garaje, creo que quedaría muy bien, comente besándole castamente debajo de la oreja y pegando mi rostro a la curva de su cuello,... ¿Qué dices, te gustaría tener uno?.- levante la vista para observar su hermoso perfil.
Hoseok estaba absorto mirando como el sol de media tarde se colaba entre las hojas de los árboles, quería congelar el tiempo y que nos quedáramos en esta perfecta escena de la que éramos partícipes por siempre, -es como el paraíso.-
Dijo de pronto compartiendo mis pensamientos y haciéndome emocionar, lo apreté aún más contra mí rodeándolo con mis brazos, -sí... lo es, hundí mi nariz en su cabello,... es nuestro paraíso.- cerré los ojos queriendo guardar todas estas sensaciones de plenitud que jamás había sentido.
-¿Tae?- llamo mi nombre dulcemente, -si, bebé.- -¿Dónde estamos? ¿Qué sucedió?- sabía que muchas más preguntas inundaban su mente y también sabía que le debía una explicación, podía mentirle sin problemas al mundo entero si fuera necesario pero no quería mentirle a él, Hoseok se merecía la mejor versión de mi.
*
El silencio se espesó entre nosotros cuando termine de contarle toda la verdad, los minutos pasaban poniendo a prueba mis nervios y Hoseok solo se mantenía mirando hacia el frente con una expresión pensativa y ausente.
Suspire empuñando mis manos, estaba a punto de tener un colapso mental pensando cuanto tiempo tardaría en afirmar que me odiaba y que preferiría haber muerto.
En el transcurso de la historia Hoseok se había alejado quedando sentado en el borde de la reposera, aferrando sus rodillas a su pecho y ocultando su rostro de mi, su silencio estaba matándome y no sabía si debía decir algo más o dejar que procesara todo a su modo.
Desesperado me froté la cara con fuerza, -¿Quién era la otra persona?, su suave voz me llegó como una bocanada de aire fresco devolviéndome el aliento,... el otro cuerpo que pusiste en mi lugar.- me miró sobre su hombre con el ceño fruncido.
Lamí mis labios resecos y le respondí honestamente, -no lo sé... era un NN, alguien sin identificar, la mayoría son enterrados así cuando nadie los reconoce.- una expresión de tristeza cruzó por su rostro, -¿y si su familia lo estaba buscando? ahora jamás lo encontraran.-
Tragando duro tuve que desviar la mirada de sus ojos cargados de pena porque era demasiado el peso de ser juzgado por él, más del que podía soportar, -se que fue terrible lo que hice y no voy a justificarme... pero no tenía otra opción, lo enfrenté con toda la determinación que tenia.
...te hubieras ido para siempre y no podía permitirlo, le dije toscamente con la respiración agitada,...eres todo lo que tengo Hoseok, prefiero esperar mil años para pasar un día contigo a vivir una vida sin ti.-
Sin tener más nada que decir guarde silencio, mi corazón se ahogaba en sus propios latidos y no me había dado cuenta de que mi vista se desenfoco hasta que el suave tacto de su mano se posó en mi mejilla como un dulce arrullo.
-¿eso es lo que harás? Cuidarme el resto de tu vida solo por la posibilidad de que despierte alguna vez, finas lagrimas comenzaron a caer de sus hermosos y dolidos ojos,... pasaron seis años desde la última vez que desperté, ¿que si la próxima vez es dentro de veinte años?... ¿seguirás esperando?-
Comprendía su angustia, al igual que en la clínica él no quería ser una carga para nadie pero debía hacerle entender que jamás lo sería para mí, estirándome lo atraje hacia mí regazo y acune su delicado rostro entre mis manos, -haré lo que tenga que hacer para que sigas a mi lado porque te amo y te necesito... nada más importa...
Un quebrado sollozo escapó de sus labios y los mordió para que dejaran de temblar, cuando cerró los ojos con fuerza me incline y bese la comisura de su boca, primero de un lado y luego del otro lentamente,... nada más importa.- volví a repetirle en un susurro para besar ahora sus labios suave y pausadamente.
Saboreandolo jugué un poco con mi lengua pero él apretaba su mandíbula evitando que entrara a su boca, luego inclinó el rostro hacia un lado pegando su mejilla a la mía, -no merecer vivir así... atado a mí, confesó a mi oído, sus brazos se aferraron a mi camiseta y los míos a su cintura sosteniéndolo firmemente.
... no es justo para ti, no puedo dejarte hacerlo.- besé desde su barbilla hasta su cuello lamiendo y mordisqueando su pálida piel de porcelana, era divertido que contrario a sus palabras su cuerpo reaccionara tan deliciosamente a cada uno de mis toques.
-lamento decirte cariño que no pienso dejarte ir a ningún sitio, mordí el lóbulo de su oreja mientras metía mi mano entre la manta para tomar su miembro ya erecto, Hoseok salto en cuanto lo envolví en mi palma haciendo una leve presión y tiró su cabeza hacia atrás soltando un ahogado jadeo.
...eres mío bebé, enteramente mío, pase mi pulgar sobre su glande y su cuerpo entero tembló en éxtasis, me ponía en sobre manera que toda su polla entrara en la palma de mi mano, rosada, turgente y suave, me sentía hacía sentir estúpidamente poderoso, comencé a masturbarlo rítmicamente.
...si tan solo supieras cómo reacciona tu cuerpo cada noche cuando me hundo en ti, con un gemido agudo Hoseok liberó su carga, no deje de bombearlo intensificando su orgasmo,... cuando te acabo dentro me aprietas como si no quisieras dejarme ir...
Lloriqueando de placer escondió su rostro en el hueco de mi cuello, con mi mano libre acariciaba cada porción de su hermoso cuerpo y arremolinaba sus hinchados pezones entre mis dedos, cuando deje su pene con su mismo semen embadurné su entrada.
Dos de mis dedos resbalaron perfectamente en su interior caliente,... con gusto viviría el resto de mi vida enterrado en lo más profundo de ti.- Hoseok suspiro mi nombre y comenzó a mecer sus caderas, deje mis dedos quietos y firmes para que pudiera empalarse a sí mismo.
Con la poca fuerza que tenía abrió más sus piernas y como pudo empezó a saltar frenéticamente sobre mi mano, tan solo unos segundos después agregue de improvisto otro dedo haciéndolo gritar.
Sus uñas se clavaron en la piel de mis hombros, ni siquiera había notado en qué momento había deslizado sus manos por debajo de mi camiseta pero a regañadientes se detuvo para bajar la cintura de mi pantalón desesperadamente.
Y mientras sacaba mi hinchado pene doble mis dedos en su interior haciéndolo estremecer, fue como si una corriente eléctrica recorriera su cuerpo, incluso mi eje escapó de sus manos cuando lo sobrevino el sofocante mareo, -T-Tae... suspiro lastimero.
Sus dedos apenas cubrían mi circunferencia, mi tamaño doblaba al suyo en largo y anchura, masajeo mi longitud un par de veces y luego junto nuestros miembros para masturbarlos a la vez, su suave y liso falo se frotaba contras las gruesas venas de mi erección que vibro incontrolablemente ante sus calientes palabras.
... penétrame Tae... hazlo duro, quiero sentirte incluso cuando ya no estés dentro de mí.- gruñendo lo tome de la cintura y nos gire en la reposera cuidadosamente, quite la manta de mi camino y levante sus piernas, sostuve sus rodillas pegadas a su pecho mientras me inclinaba a lamer su entrada, lo penetre salvajemente con mi lengua.
Luego me alejé unos centímetros juntando la mayor cantidad de saliva en mi boca y escupí directo a su agujero viendo como escurría hacia dentro, envolviendo ahora sus piernas alrededor de mi cadera las trabo en mi espalda y me alineé para hundirme lentamente en su entrada.
Su pene ya estaba hinchado y firme nuevamente así que baje hacia él para que quedara atrapado entre nuestros estómagos mientras lo embestía, comencé con choques profundos y duros pero pausados, golpeaba su entrada y después me movía en círculos en su interior.
Hoseok era un mar de jadeos y gemidos, yo también estaba en mi límite así que no tarde mucho en darle lo que deseaba, de pronto me vi sudando y martillando su entrada tan rápido, duro y áspero como podía, la baba escapaba de su boca mientras mi lengua profanaba la suya morbosamente.
Todo era tan sucio y delicioso como podía ser y era perfecto, deje la marca de mis dientes en cada porción de su maravillosa piel impoluta que pude encontrar sin parar las embestidas de mi pelvis, incluso después de que acabe seguía bombeándome en su interior con mi boca aferrada a uno de sus pezones.
Sin separarme de él nos di la vuelta nuevamente para que quedara arriba mío porque no quería correr el riesgo de hacerle algún daño, su cuerpo cayó inerte sobre mi pecho, su respiración irregular atascada en su garganta, sus latidos descontrolados resonando a la par del mío.
Me estiré hacia un costado para tomar la manta del suelo y cubrirlo por la espalda, envolví mis brazos a su alrededor y cerré mis ojos recuperándome mientras guardaba este momento en mi memoria, -te quiero Tae.- dijo suavemente en el silencio y sonreí conmovido hasta las lagrimas.
No era el "te amo" que deseaba pero Hoseok tenía razón en algo... yo no lo merecía, no era digno de él, de poseer a tan maravilloso ser como lo hacía, así que su afecto tácito era más que suficiente para tenerme suspirando y profesándole mi amor eterno por el resto de mis días.
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