Aterricé en una sola pieza para mi fortuna,

Me arreglé la ropa, maldije, y ocurrido mascullé una tontuna,

El blanco papel a líneas se extendía sin figuras,

No hubo melodías ni colores o sonrisa alguna.

De lado a lado aquel desierto pálido me caminé,

Pequeño, en mi insignificancia y sin elegancias mi cordura con los hechos cotejé,

¿Dónde estaba la alegría envuelta en letras?

¿y mi sonrisa inquieta, delatando los añares de mis sueños de poeta?

Milímetros de piernas exhaustas,

Nefastas horas en las que hasta el aliento imploró un "basta",

El cielo rojo sobre mi escapaba,

La desilusión me embargaba al tiempo que sobre mi espalda divagaba.

Fui espabilado de tanto afán por su fragancia cítrica,

Su recuerdo inundó el silencio, con arpas, flautas y hasta cítaras

Dándole forma a aquel vacío,

Dejándose alcanzar esa muy pícara,

Tomé su mano, y en ella sujeté sus mil temores,

Tomé su mano, y de ella conocí sus mil colores,

Recorrimos juntos el vacío en los renglones,

Silbando sus canciones, pintando emociones,

Le di palabras mágicas para que así en sus penas me invoque.

Caminamos entre risas, la nada se rindió ante una brisa,

Me di maña al atar los vientos, para que sus cabellos dancen en su ritmo,

Ajenos a mis prisas.

Montes se elevaron, de color café y nevados,

Los hicimos polvo para que no estorben nuestro paso,

Se alzaron mares sobre el blanco,

Las olas enmudecieron solo al tomar sus manos.

Y el sol cayendo y quemando, nuestro encuentro sofocando,

La llevé bajo aquel árbol, donde descansaban unos mangos,

Su cabello alborotado, su sonrisa de dientes perlados,

Amalgamó su leal compañía a la tristeza que he olvidado.

¿Cómo era vivir sin ella? ¿Y lo miserable de mis días?

Pues en el vacío de ese blanco me pintó a su modo y me enseño sus melodías.

Y el papel tembló bajo nosotros, crujió hasta verse roto,

Te despedí hasta la siguiente, pues en versos descubrí que aquí puedo tenerte,

Nos prometimos esperar el momento que ya sabemos,

Solo resta disfrutar del alborozo de un día menos,

Vivo en tu pecho, no me ignores en dolores,

Déjame llenarte de mis melodías y colores.