Capítulo 19

Capítulo 19

Hoy decidimos salir a comer en un lugarcito del centro de la ciudad, un rincón bohemio que llaman "el bulevar de los artistas". Es toda una calle que abarca algunas dos o tres cuadras, lleno de establecimientos artísticos, bares y restaurantes. El piso está hecho de cemento en cuadritos, un diseño común en Santiago, ese que te da dolor en la planta de los pies cuando tienes que pisarlo. Pero es tan hermoso que no puedes evitarlo y muchas veces simplemente no tienes opción.

Me encanta el aire antiguo que tiene el centro de la ciudad, con las enormes lámparas negras en medio de la acera.

Si llegan al bulevar por la "calle del sol", tendrán el deleite de ver la estructura de la casa de la cultura y si tienen suerte, verán algún que otro estudiante entrando a practicar su respectiva disciplina artística. Escucharán el suave sonido de la escuela de música que hay en el tramo y si van de noche muy probablemente se encuentren con una exposición en la galería de arte o un cantante deleitando a todos con su voz. Es un lugar mágico, donde solo por estar sentado en un rincón, al respirar, sientes que inhalaste puro arte.

Es toda una experiencia, para quienes nos gusta lo bohemio, la arquitectura y eso, por supuesto.

Y no, no me gusta la arquitectura sólo porque es la carrera de mi novio, Jared me ha educado en cuanto a muchísimas estructuras, las reconoce todas, (quizá eso sea normal para cualquier arquitecto pero para mi es fascinante) me encanta verlo hablar en sus aguas, y por supuesto, he aprendido yo también a disfrutar de la historia de cada casa, o edificación.

El asunto aquí es que nos paramos en un restaurante y comimos pizza a la leña.

Estaba tan deliciosa que no quise nada más y ahora estamos sentados fuera del restaurante, porque resulta que habrá una presentación y no lo sabíamos.

No puedo evitar desear estar con Jared en un momento como este, todo es tan romántico, las luces tenues, el sonido de la guitarra, la melodiosa voz del chico.

Ya falta menos si Dios lo permite. Ya quiero verlo.

En cuanto el joven termina de cantar, anuncian la proyección de un pequeño video, un nuevo emprendimiento de uno de los artistas. Siento que mis ojos pesan, me siento un poco cansada y no sé por qué.

Es entonces cuando escucho esa voz preciosa de lleno en mis oídos.

—¿No eres tú, esa? —señala Sam.

Si soy,

"Ara, mi amor"

Miro a todos sin poder creer lo que está sucediendo, mi novio está siendo proyectado en una enorme tela, y dice "Ara, mi amor" como si fuera tan simple como decir "Quiero un vaso de agua, por favor".

Nadie se fija en mi así que presto atención en el video.

"Ara, mi amor. Sé cómo te sientes al estar aquí, porque sé que te gustan estas cosas. Le pedí a los chicos que te trajeran porque yo no puedo llevarte, aun. Quizá debí esperar a llegar al país para yo mismo llevarte, pero no pude, no me aguanté, un amigo iba a cantar allá, así que aproveché la oportunidad. Quisiera poder ver la emoción en tus ojos ahora mismo, así que por favor, voltéate".

Frunzo el ceño, ¿Cómo así?

Me volteo.

Una canción muy conocida para mi empieza a reproducirse

«Un día le dije a Dios que no se tarde
Que yo te espero, pero que te guarde
Que no sufrieras como sufrí yo
Por no ser fuerte por ser un cobarde»*

Empiezo a tararear en medio de la confusión, porque la silueta de mi novio se hace nítida.

«Y Él me dijo que tú sí que vales
Que no estoy listo, pero que me prepare
Que tú eres su princesa y que Él es tu padre
Y que el cuida de ti hasta que el mundo se acabe»

No puedo creerlo, ¿Cómo es que?...

«Que nunca te podré amar
Como él te ama a ti
Que nunca podré igualar lo que Él hizo por ti
Que si te logro encontrar
Es porque Él lo quiere así
Que no trate de buscar
Que Él te tiene para mi»

Está de rodillas frente a mí y un hermoso anillo brilla en una cajita de terciopelo, sostiene en su otra mano un ramo de tulipanes y no tengo ni la más mínima idea de, dónde los encontró.

«Si mi rodilla está en el suelo
No es porque no hallé consuelo
Trato de que digas que sí
Porque es que un no me corta el vuelo».

—Ara —dice él, sonrío y extiendo mi mano—. Ara —repite.

Su rostro empieza a tornarse borroso y temo que me esté dando un teke* o algo.

Sin embargo, ojalá hubiese sido un teke.

No estoy en el bulevar de los artistas, ni Jared me está pidiendo matrimonio, no, estoy en mi cama con la mano de mi hermano en mi hombro tratando de despertarme.

Mi primer impulso es llorar, haciendo que Lissandro se preocupe más.

No quiero hablar de eso, es demasiado vergonzoso. Extraño tanto a mi novio que he soñado que me pide matrimonio. No es justo, el sueño era tan real, ¡Tengo tiempo que no visito el bulevar de los artistas! ¿Cómo por qué me imaginé mi pedida allí? No es justo.

Refunfuño el resto de la mañana y me voy tarde al trabajo y para compensar casi no he tenido clientes, me quedo además cada cierto tiempo absorta en la puerta esperando el segundo exacto en el que Jared cruce el umbral y venga a besarme. No sucede.

Decido entonces ocupar mi tiempo orando para mi inquietud y ansiedad sean eliminadas.

No entiendo qué me pasa. No me siento yo, me desequilibré por completo con ese sueño, no creo que haya venido de parte de Dios, aunque yo sé que Jared y yo somos propósito.

Ya he pasado demasiado, si el enemigo cree que me va a volver loca está pero muy equivocado.

No vendí mucho y eso contribuyó a mi desánimo, pero Cristo está conmigo y Él es quien lleva todas mis cargas.

No puedo decir que el resto de mi día fue tan significativo como para ser recordado, excepto por mis ratos con la familia sobre todo con mi bebé.

Ahora a punto de ir a dormir Jared me llama.

—Hola amor, ¿Qué haces?

—Iba a irme a dormir.

—¿Sin hablar conmigo en el día enteritito?

—Perdón...

—Tu hermano me dijo que soñaste algo que te dejó extraña el día entero.

—Conchale, Lissandro si es chismoso.

—Bonita, olvídate de Lissandro, dime que te pasa.

—No me pasa nada, mor, solo estoy cansada.

—¿Fue una pesadilla sobre... Carlos?

—No, nada que ver gracias a Dios, desde que le entregué mi vida a Cristo las pesadillas fueron disminuyendo. Los traumas siempre van a estar allí, pero ahora tengo a quién recorrer cuando los días sean grises.

—Y yo estoy extremadamente orgulloso de ti amor.

—Yo sé que sí mi vida.

—Ahora cuéntame qué fue lo que soñaste.

—Me da vergüenza.

—Ara, no tienes por qué sentirte avergonzada conmigo.

—Precisamente contigo es con quien tengo vergüenza, porque el sueño fue contigo.

—¿Un sueño de connotación... ya sabes?

—No, muchacho, qué es lo que tú estás pensando.

—Tengo que saber, ¿Tú sabías que cuando la gente tiene sueños húmedos muchas veces son demonios visitando, esa área en particular, que el señor los reprenda?

—Que no mijo, nada que ver, ¿Tu no crees que si un demonio, que el señor los reprenda a todos, me visita yo lo sabría?

—Bueno, menos mal.

Sigue insistiendo hasta que finalmente le digo qué fue lo que soñé.

—Pero mi vida, eso no es algo por lo cual tu tengas que sentir vergüenza, mami, eso es normal. Todos los novios que se aman, sueñan con casarse en algún momento, o al menos un gran porciento de ellos. Incluyéndonos. Yo sueño a cada rato con el día de nuestra boda, verte con tu vestido, ya quiero verte caminar hacia el altar.

—Yo... no pensé que reaccionarías así.

—¿Y cómo pensaste que reaccionaría?

—No sé.

—¿Y en otras situaciones también has pensado o pasado cosas que no me has dicho?

—Pasado no, pensado talvez.

—Entiendo. Yo, quiero que entiendas que puedes decirme lo que sea. No quisiera que estés pasando por una situación en el futuro y no me lo digas, por miedo a como yo vaya a reaccionar. Amor, creo que nunca te he dado razones para que me temas, o temas algo que yo te vaya a decir.

—No quiero que mis inseguridades destruyan nuestra relación.

—La falta de comunicación también puede hacerlo negra. No pretendo cambiarte, te quiero tal y como eres, pero es necesario que hablemos cómo te sientes frente a diferentes situaciones, cuando nos casemos y tengamos que convivir, ¿Cómo voy a saber lo que sientes si no aprendes desde ahora a compartirlo conmigo? Es imposible que pueda entrar a tu mente o adivinarlo.

—Lo sé, dame tiempo.

—Tiempo tenemos de sobra. Oye, solo quiero que sepas que puedes confiar en mi, ¿De acuerdo?

—De acuerdo.

Le sonrío y él me lanza un beso.

No pensé que reprimir mis pensamientos significara una posible traba en mi relación. Jared es muy curioso y quiere saberlo todo, así que supongo que esto tiene más que ver con el tipo de persona con la que estés, que la situación en sí misma.

He escuchado que la baja autoestima afecta mucho una relación, no quiero crear dependencia de Jared, tengo miedo a muchas cosas y solo al tener esta conversación es que puedo entenderlo.

Dios sigue sanándome, El que empezó la obra la terminará. Solo tengo que aferrarme a Cristo y enfrentar mis temores.

Como si fuera tan fácil.

Pero sé que puedo lograrlo, porque con Cristo a mi lado, soy invencible.

. . .

Estoy cansada de decir que los días van pasando lento, aunque sea mi triste realidad. No es como que mi vida se resuma en Jared, pero, no creo que esté mal que lo extrañe tanto. Estoy loca por ir al aeropuerto a recogerlo. Pero aun faltan dos meses para que se termine su proceso allá.

Mi momento favorito del día es cuando llego a casa, a sentarme con mi hija y hablar con él. Pero no es suficiente, ya quiero que venga.

Llegué hace un rato y me bañé, preparé a la niña, nos alisté para llamarlo.

Timbro pero no lo coge, lo cual es raro porque él siempre me contesta.

Dejo el celular a un lado y prendo la tele para ver algo con Ana en lo que Jared se decide a aparecer. Lo encontraba cuestionable, pero entre la vaca con cabeza y cola y la cerda que se tira en el piso para reírse, me he entretenido un rato.

Hasta que escucho un toque en mi puerta.

—Ara, es Lissandro, ábreme la puerta.

—¿Qué pasó? Está abierta.

—Los muchachos están allá abajo esperándote.

—¿Cómo así? Pero ellos no me dijeron que venían.

—Pues están en la sala esperándote mi amor, así que coge a tu muchacha y camina.

Suerte que yo me bañé y me cambié porque linda que estaría yo ahora toda sudada y con la ropa de trabajar a recibir a la gente de la iglesia.

En cuanto salgo no veo a nadie. Segurito que Lissandro me quería hacer una de sus bromitas o algo.

Salgo al patio a ver si hay alguien ahí y en efecto, ahí están todos mis amigos de la iglesia. Naty toma el control de la situación y se para frente a todos.

—Decidimos hacer la reunión del grupo de jóvenes en esta casa hoy, así que procederemos a hacer un par de juegos. Como Ara es la anfitriona involuntaria, ella será la primera en jugar. Arabela ven.

No me lo pide, me lo exige. Me limito a negar divertida y sentarme en la silla que tiene extendida frente a todos.

—Este juego tiene que ver con música. Todos los presentes tienen una libreta y tienen que escribir todas las respuestas que Ara de, ¿ok?

Todos responden que si y a mí me tapan los ojos con una venda.

—Ara, ¿Canción favorita?

—Tengo muchas.

—Dime una de ellas.

—Qué se yo, ¿En honor a ti? ¿Serías mi esposa?

—Una que no sea romántica.

—No hay lugar más alto.

—Bien, Dj, ponle la música.

Me ponen una de mis canciones, y la tarareo mientras siento un murmullo extraño a mi alrededor. En cuanto termina mi adoración ponen la de Jay Kalyl y Naty me quita la venda.

Frente a mi hay varios carteles sostenidos por mis amigos, que juntos dicen:

Ara, ¿Y si te casas conmigo?

Frunzo el ceño extrañada. Miro a todos lados buscando el responsable y es entonces cuando lo veo.

Está en el medio del patio sobre una montañita de cascajo, de su mano derecha pende un ramo de flores amarillas y del otro un hermoso anillo en una cajita de terciopelo tan bonita que me dan deseos de llorar.

Quiero replicar, preguntar qué hace aquí, pero él es más rápido y no me deja si quiera boquear.

—Arabela Baez... sé que esto es repentino, ni siquiera tenías idea de que vendría para esta fecha, pero esa era la idea, así que perdón y... ¡Sorpresa!

»Entendí desde el segundo en el que me fui, que si estabas dispuesta a esperarme durante este tiempo, y la forma incondicional en la que me apoyaste, a costa de ti misma, que definitivamente eres la mujer con la que quiero pasar el resto de mi vida. El amor y la misericordia de Dios no tienen madre, porque permitió que entre todas las mujeres tú fueras la indicada para mi.

No tenemos tanto tiempo de noviazgo como se estila, pero honestamente no me importa, podemos alargar el compromiso todo lo que tú quieras, yo solo quiero saber si esta noche, tú, Ara quieres darme el honor de convertirte en mi esposa. De pasar el resto de tu vida junto a mi, o al menos lo que Dios nos permita.

Asiento, porque no puedo hablar, no he dejado de llorar desde que mencionó mi nombre.

Siempre imaginé cómo sería mi reacción cuando este momento sucediera, desde niña soñé con este momento en específico, a pesar de los monstruos y pesadillas, una parte de mi, colmada de flores y unicornios, amaba la idea de que alguien me pidiera matrimonio.

Mas, nada sale de mi boca, solo los sollozos y los besos que le doy a mi novio quien me mira de una forma tan bonita, que es suficiente para mandar mi cabeza a volar.

Entonces me inunda una sensación de gratitud a mi Dios por todo lo que él ha hecho y ha permitido. Por su amor y su entrega a mi, por mandarme un hombre hecho a mi medida, porque todo sucediera tan rápido, conforme a su propósito, pero sobre todo por rescatarme de mi momento más oscuro.

Siento que todo lo que he atravesado hasta ahora, es solo un recordatorio de lo que la vida es y como Dios puede acercarse al ser humano. Mostrando su amor sin tapujos.

Luego me embarga una sensación muy bonita y cálida en mi pecho, la plena consciencia de que este hombre que me abraza ahora será el dueño de mis amores por el resto de nuestras vidas si Dios lo permite, será el padre de mis hijos, incluyendo a Ana Rachel y construiremos un hogar, juntos. Lo amo y nunca he estado tan segura de ese sentimiento hasta ahora.

—Te amo.

—Y yo te amo más, mi vida —besa mi frente y siento todo tan bonito que no tengo ni idea de qué hacer, o dónde poner las manos, es adorablemente agobiante.

Mis amigos nos felicitaron y se quedaron con nosotros durante el resto de la noche, me senté muy cerca de Jared, dándole todo el amor que no pude darle durante los casi cinco meses que estuvimos lejos.

Susurra cosas bonitas en mi oido, que solo me provocan arrellanarme más a su costado y el deseo de adelantar la fecha de la boda. Esto es definitivamente... valió la pena la espera.

. . .

¿Recuerdan la lista que hice de cosas que quería hacer con mi novio? pues el susodicho se lo tomó muy enserio y ahora mismo estamos en la playa cumpliendo uno de mis "deseos".

La idea era ir juntos los dos, pero como no nos gusta andar solos, invitamos a nuestros amigos más cercanos, llámense Natacha y Fernando.

Nos dejaron a las chicas en la orilla de la playa y se fueron a armar un no se qué que tenían en la guagua, aprovecho para acercarme a Nat.

—¿Cómo llevas lo de Sam?

—Ella fue enviada para probar mi amor y paciencia, así que, ¿Tú como crees?

—Creo que eres fuerte, determinada y amas a Dios.

—Gracias, pero eso no fue lo que te pregunté.

Le saco la lengua y luego me recuesto en su hombro. Tiene a Ana Rachel dormida en sus piernas.

—¿Crees que si Jared nos tiene a Sam y a mi en frente, va a apreciarme a mi y no se fijará en los atributos de ella?

—Creo que acabas de decir la estupidez más grande de tu vida. ¿Es loca que tú estás? ¿Tú no te has fijado en como es que ese muchacho te mira, él te ama Ara, deja tu loquera* has el favor.

—A veces me siento insegura.

—¿Siendo una mujer tan bella? Loca, ¿Enserio?

—Cuando me miro al espejo pienso que cualquier hombre puede sentir repulsión al verme. Tengo grasa colgando en el abdomen luego del embarazo, y estoy llena de estrías.

—Te sorprendería saber la cantidad de mujeres, que antes de su primer embarazo tienen estrías —dice mirándome ceñuda.

—No puedo evitar pensar, que si me ve se arrepienta de haberse comprometido conmigo. No me siento nada atractiva. Y para mi él lo es tanto. Es mi tipo en definitiva, sabes que lo amo por más que su físico, pero ¿para qué mentir? Me encanta, me atrae muchísimo, y no dejo de pensar que... está demasiado bueno, para una mujer que ya fue embarazada por otro hombre.

—Corrección esta vaina que acabas de decir, es lo más estúpido que alguna vez has dicho. No creo que Jared te encuentre repulsiva, todo lo contrario, está muy ansioso por la boda, no puede quitarte los ojos de encima. Creo que prefiere que seas definitivamente suya para evitar que ambos caigan en pecado.

Me sonrojo y escondo la cara en mis manos.

—Gracias Nat.

—Ni lo menciones, ¿Tú eres loca? Dique Jared mirando otra gente, no pero, por favor.

Los chicos se nos unen y nos ayudan a mover todo el equipaje hasta una carpa que ellos mismos armaron.

—Wepa, que chévere —dice Nat, Fernando se sienta al lado de ella—. Me salió una estría nueva para la colección.

Bromea. Su comentario está fuera de lugar, pero solamente yo lo sé. Ninguno de los hombres dice nada.

Exhalo, ¡No puedo creer que dijera eso!

Fernando rompe el silencio cuando dice—: No entiendo por qué las mujeres se afanan tanto con las estrías, a algunos hombres también nos salen. No es nada del otro mundo.

—Porque son feas —se queja Nat, la fulmino con la mirada, pero ella me ignora... ¡Voy a matarla! —Jared... ¿Tú qué piensas de las mujeres con estrías? —La miro de inmediato, y ganas no me faltan de asesinarla. Jared luce descolocado al igual que yo, por lo que pregunta:

—¿Qué?

—Que qué opinas de las mujeres que tienen estrías.

—Pues es normal, ¿no? Mi hermana tiene algunas y siempre la escuchaba quejarse sobre eso. A mi no me parecía nada del otro mundo la verdad, pero respetaba el hecho de que a ella le frustrara.

—¿Te incomodaría que tu futura esposa tuviera estrías?

—¡Natacha! —frunzo el ceño, no debería ser tan obvia, pero no puedo evitarlo. Es ella la que está siendo indiscreta.

—No me preocupa en absoluto, de hecho me parecen lindas.

Siento la mirada de Jared quemar el lado izquierdo de mi rostro, pero no me atrevo a dirigir mis ojos hacia él. Algo en mi interior se remueve al escucharlo habla sobre lo poco relevante que le parecen mis cicatrices del embarazo. Quiero llorar y abrazarlo por ser tan compresivo, he escuchado que muchos hombres odian las estrías. Aunque no sé qué tan cierto sea eso, no he tratado con muchos hombres.

He llegado a la conclusión de que, ni los hombres entienden a las mujeres, ni las mujeres entendemos a los hombres. Todo lo que sabemos sobre el sexo opuesto es porque alguien de nuestro mismo sexo nos lo ha comentado, en la mayoría de los casos.

Por otro lado, no me ha gustado nada la forma en la que mi mejor amiga ha manejado la situación. Me siento de alguna forma traicionada. Si lo que quería era preguntarle a Jared, debió hacerlo en privado. Siento como si su intención hubiese sido avergonzarme.

Jared rompe el hilo de mis pensamientos cuando dice—: ¿Quieres caminar un rato conmigo, Ara?

Lo miro y sonriendo, asiento

Evito a toda costa el tema de las estrías y al parecer él también, porque no dice nada.

Como estamos cerca del malecón, caminamos en dirección allá, sin desviarnos del grupo, en todo momento hemos tratado de tener un noviazgo agradable a los ojos de Dios y de buen testimonio.

¿Qué si ha sido fácil? Por supuesto que no, soy cristiana, tengo temor de Dios, así como mi novio también lo tiene, pero en mi caso me ha costado varias veces detener los besos y no rogarle porque se olvide del pecado de la fornicación.

Supongo que es más fácil para la gente que no ha experimentado la sexualidad anteriormente, —¿O quizás no?— resistirse a la tentación. Pero yo que ya he experimentado con otro hombre y sé lo que conlleva tener intimidad, me resulta muy difícil no saltarle encima.

Porque me gusta muchísimo, me atrae y creo que eso está bien siempre y cuando no sobrepasemos la línea. El espíritu santo me refrena todos estos pensamientos que no me edifican, sino que motivan a mi carne a caer en pecado. Jared es también muy consciente, y le agradezco mucho a Dios por eso.

Sacudo mi cabeza, porque pensar esos temas teniendo a mi novio al lado, no es lo más adecuado. Incluso rio y él me mira sin entender mi chiste interno.

—Me rio de lo fuerte que hemos sido en cuanto a algunos momentos de tentación.

—No ha sido fácil. Pero lo hemos logrado.

—Así es, hay mucha expectativa para el matrimonio.

—No tengo experiencia, pero espero llenar esas expectativas.

—Oh, lo harás, definitivamente —miro a otro lado porque siento que no deberíamos hablar de este tema.

—¿Suena mal si te digo que ansío mucho el día de nuestra boda?

—No en absoluto, acuérdate que en la palabra dice algo así como "pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando"

—Oh sí, eso lo dijo Pablo, no recuerdo la cita exacta pero creo que está en corintios.

—Dejame buscarlo... primera de corintios siete versículo nueve.

—Nos vamos a casar porque no queremos quemarnos.

—Nos vamos a casar porque nos amamos y amamos a Dios y al propósito que él tiene para nosotros como pareja —corrijo sacándole la lengua.

—Así es mi amor, estoy loco porque llegue ese día, verte con tu vestido blanco, que el pastor José María llore.

—Yo quiero que tú llores —hago una mueca mientras me rio.

—Son las novias que lloran

—Está de moda que los novios lloren.

—No puedo prometerte que voy a llorar, las lágrimas son espontaneas.

Le saco la lengua y me da un pico. Sonrío.

—No quiero que pienses mal de mi... por lo que acabo de decirte —dice un poco avergonzado. Me causa tanta ternura que lo beso.

—Yo entiendo, no te preocupes. Es normal sentirse así cuando te atrae una persona Jared, no tienes que sentirte avergonzado. Y Dios sabe que hemos hecho todo lo que está en nuestras manos para que nuestro noviazgo sea puro, agradable a él. Siempre y cuando sigamos evitando estar solos y tener este tipo de conversaciones... peligrosas.

—Te quiero, Ara.

—Y yo te amo.

La mirada que me dedica es tan bonita, que casi lloro. Sus ojos están aguados y un ligero rubor cubre sus mejillas. Parece un niño contemplando su juguete más preciado y perdonen la analogía que yo sé que mi novio no me ve como un juguete.

—Yo te amo más, mi amor.

Con Jared he experimentado muchas cosas por primera vez, esta es una de ellas. Hablar sobre el matrimonio, caminar juntos tomados de las manos... siempre quise experimentar estas cosas bonitas, y él ha ido llenando cada idea romántica que alguna vez he tenido, independientemente de que ya las conociera porque están escritas, bien él pudo olvidarse de todo eso y concentrarse en darme mucho amor, sin embargo aquí está, haciendo planes conmigo, repitiéndome que quiere pasar el resto de su vida conmigo, llenando mi corazón de una de las sensaciones más bonitas que jamás haya experimentado.

Y no puedo pensar nunca en esto sin pensar también en el amor tan grande que Dios nos tiene. Porque si no fuese por Él ni siquiera toleraría que Jared me tocase.

Miro hacia atrás, imaginando nuestras huellas, como los pasos simbólicos que hemos dado para llegar a este lugar, y una vez más puedo decir, «Ebenezer»: hasta aquí nos ha ayudado el señor.

Mi novio toma mi mano y luego de besar mis nudillos, coloca nuestras manos en el bolsillo de su abrigo.

Lo amo.

Mi teléfono vibra en mi bolsillo y lo saco.

—¡Ay Dios mío!

—¿Qué pasó?

—¡Muchacho, se me olvidó que invité a Sam a mi casa a ver una película!

. . .

No suelo tomar decisiones sin premeditarlas mucho, lo más que pueda. Últimamente consulto mucho a Dios, luego a mi novio y luego personas de extrema confianza. Es por esto que, la gente espera de mi buen juicio al hacer determinada cosa.

Así que decidí hacer mi movida, hay una llama en mi interior que me hace amar a las almas débiles, ver más allá del dolor que sus pupilas proyectan, discernir las enfermedades de sus almas y hablarles del amor de Cristo.

Soy sensible al dolor ajeno, pero el que más entiendo es el que yo viví y Dios ha puesto algo tan especial en mí que logro distinguirlo.

Es por esto que he llegado a la conclusión, de que Sam... fue abusada.

Probablemente me lo reveló El Espíritu Santo.

Hay cierto nivel de rechazo hacia ella en la iglesia, por las raras ideas que trae, eso también es compresible. Pero he puesto en mi alma y corazón como meta, ayudarla a extirpar ese tumor en el cual se ha convertido la carga de su pasado.

Es por esto que la invito a mi casa a ver unas películas. Naty me llamó preocupada y Jared también se vio un poco escéptico a la idea, pero cuando le pregunté a Dios, sentí una paz tan bonita que no tengo dudas en hacer esto.

Me despedí de los chicos y mi novio me dejó en mi casa luego de darme un beso largo que me acordó a un pasaje en cantar de los cantares. No sé si fueron los meses que estuvimos alejados... pero, definitivamente, la boda tiene que ser pronto.

Entré a casa y preparé unas cuantas cosas hasta que Sam llega y se sienta en el mueble de la sala.

—Gracias por invitarme, chula —dice.

Mientras la veo me doy cuenta de que toda ella irradia una sensualidad que había pasado desapercibida por mi hasta ahora. Sus gestos, la forma en que se mueve, camina y expresa, todo es en armonía con el sex–appeal que exuda. De repente dudo que lo que pensé sea verdad.

Ella se sienta en uno de los muebles y toma el control de la televisión. Es determinada y proyecta pulcritud.

No digo nada y me concentro en la película que escogió. Tuve que sentar a Ana en el lado contrario porque por alguna razón me inquieta las miraditas que le está dando Sam.

Todo va muy bien hasta que la protagonista es cruelmente violada por uno de los actores... ¡Es enserio! El diablo se ha empeñado en hacerme retroceder.

No puedo evitar encogerme, aun no estoy lista para ver este tipo de contenido.

Siento sus ojos sobre mi como si esperara "X" tipo de reacción de mi parte.

—Estas escenas están muy crudas, ¿Verdad? —dice.

—Perdóname, no me gustan este tipo de películas.

—En la vida real es peor.

—¿Cómo lo sabes?

Su semblante palidece un poco y niega. Por supuesto, no va a decirme.

—No puedo ver esto, si quieres sigue viendo tú la peli.

Me levanto con mi hija en brazos y voy a la cocina para tratar de hacer respiraciones profundas lo suficientemente lejos para que no me escuche. No puedo darme el lujo de tener un ataque de pánico y tener que contarle a Sam, es decir, ¡La acabo de conocer! Y soy una persona desconfiada. Sin embargo fui soberbia al pensar que inmediatamente nos conociéramos un poco más, ella iba a abrirse a mí y contarme todo lo que la mortifica.

Aun aprendo muchas cosas en este camino, ¿saben? Quiero convencerlos de que entiendan que aunque Dios hizo el milagro contundente en mí, no me convertí en un ángel y tampoco olvidé todo mi pasado, aun Él sigue trabajando en mí.

Cuando regreso a la sala, escucho como alguien sorbe sus mocos, me cercioro de que no es mi hija y luego miro a Sam.

No entiendo por qué se tortura, ver este tipo de contenido...

Me mira avergonzada y mis brazos pican, quiero abrazarla, hacerla entender que no fue su culpa. Exhalo y acomodo a Ana en mi regazo. La abrazo, como hago cada vez que hablo de este tema.

—Un tío... desde los seis hasta los diez años, abusó de mí, luego a los dieciocho, embarazada de Ana, él... fue más allá.

—¿Te violó?

—Sí.

No me voy muy lejos, en realidad, pienso en el amor de Cristo para que los recuerdos no me abrumen. Sigo siendo yo, por fortuna.

—Yo le mentí a mis padres y a mi esposo durante mucho tiempo. Porque sabía que si les decía iban a sentirse culpables. Los pastores eran muy hospitalarios siempre lo han sido. Invitaron a alguien a quedarse, yo recién había tenido mi primer encuentro personal con Dios. Había tomado la decisión de bautizarme.
Hospedaron un tiempo a un familiar de unos hermanos en Cristo, que supuestamente tenía depresión. Visitaba la iglesia pero obviamente no era cristiano, él... lo hizo, tantas veces que ni siquiera puedo darte una cifra, no las recuerdo, solo recuerdo el dolor. El día de mi bautizo tuve que fingir tanto, porque mi novio estaba allí apoyándome, mis padres también, pero ese señor... también estaba presente, mis padres lo invitaron y el muy descarado asistió. Me dio pánico debajo del agua, porque sentía sus manos asquerosas sobre mi aunque estaba a metros de distancia. Josué, mi ex esposo, se dio cuenta de que algo andaba mal pero yo nunca le dije. Bueno, me casé pasó lo de mi hermano y todo fue como yendo en picada. Me molestó mucho siéndote honesta, ver como Natacha ya superó a Juanjo.

—No lo ha superado, aun lo ama. Para ella volver a estar con alguien más, no fue fácil aunque no lo parezca. Pasó más de cinco años de luto a tu hermano, Sam. Es justo que continúe con su vida y tú también mereces continuar.

—No estoy muy segura de querer continuar —dice, su semblante cae, mi corazón se destroza, pero la situación es tan delicada que no quiero añadir más leña.

—Perdona por interrumpirte, sigue contando.

—La intimidad no era... como se supone que debe ser, los primeros meses fingí un poco, hasta que él se dio cuenta. El daño fue irreparable. Dejamos incluso de besarnos. En la iglesia pretendíamos que todo estaba bien, pero en casa... a él lo hirió demasiado que su esposa fingiera sentirse bien con él, y es entendible, cualquier persona en su lugar sentiría lo mismo. Vivía en la carne, porque estaba enojada con Dios, buscaba llenar el vacío de mi alma. Me topé con el alcohol y renuncié a mi puesto de liderazgo en la iglesia. Eventualmente Josué también lo hizo. Discutíamos, nos hacíamos daño, yo lo golpeaba, él llegó a golpearme algunas veces... fue un caos total. Hasta que un día dijo que teníamos que divorciarnos. Yo le dije que sí y aquí estoy. Divorciada, de un hombre que me amaba por el simple hecho de que no pudo entender que yo estaba rota.

—¿Alguna vez se lo dijiste?

—No, nunca.

—¿No querías arreglar tu matrimonio?

—Nos hicimos mucho daño. No había nada que arreglar.

—¿Y no creíste que Dios pudiera ayudarte?

—No, honestamente. Solía pensar que si Dios era real, él no hubiera permitido que me violaran.

—Pues jamás pensé que diría esto, pero, el dolor que me dejó ese episodio fue el motor que me motivó a buscar de Cristo. Estaba rota, mi propio hermano fue testigo de una de mis crisis porque intentó tocarme y yo me alejé.

—¿Cómo has logrado estar con Jared sin sentirte rara o sucia?

—¿Cómo sabes que...?

—¿Qué me ocultaste que Jared y tu eran novios? Es un niño, si tuvimos algo cuando éramos más jóvenes, pero eso pasó. A mí me van más bien los hombres y sin ofender... sigo viendo a Jared como un niño.

—Perdón, no sé por qué...

—Pensaste que era una amenaza, es natural sentirse así...

—No es lo que...

—Sí es lo qué, no tienes que decir nada muchacha, suelta eso y responde mi pregunta. ¿Qué brujería te hizo?

—Ninguna, dime. Dios ya hizo la obra en mí y cada día la sigue perfeccionando. Mi oración era que mi futuro esposo me tocase y yo no sintiera repulsión. De hecho, antes de Jared me gustaba otra persona, pero no me sentía cómoda con su toque, me sentía avergonzada, inmunda. Por la luz que esa persona transmitía. Con Jared me sentía... como una igual, como si fuera la persona perfecta para comprenderme, me olvidaba de todo, poco a poco su amistad fue conquistando mi corazón hasta que fui viéndolo con otros ojos. Un día me dio un abrazo y sentí las mariposas dentro de mí, entendí que era él: mi propósito, mi futuro esposo. Así que empezamos a orar y poco a poco Dios fue confirmando. Entonces nos hicimos novios.

—Ya... qué envidia.

—Tienes la oportunidad en tus manos de hacer algo por tu matrimonio, Sam.

—No, de hecho ya no la tengo. Lo último que mi esposo me dijo fue que no quería saber nada de mí, eso fue antes de firmar el divorcio.

—¿Tú lo amas?

—Mucho, tanto que duele.

—Entonces, te propongo algo. Tú dices que Dios no es real, porque permitió que vivieras ese episodio, en tu juventud. Haz un pacto con Dios, que si él te ayuda a recuperar tu matrimonio, entonces reconocerás que él es real y vas a entregarle tu corazón solo a él, a rendirte ante su amor y aprender a amarlo lo mejor que puedas, con tu corazón y con tu servicio.

—Ara, te había dicho, "Creía" no "creo".

—¿Entonces qué esperas?

—Mis padres no están muy a gusto con mi forma de ver el evangelio.

—¿Y cómo lo ves? ¿Gente que dice que Dios te va a dar cosas terrenales, pero no se preocupan por el alma de quien los escucha?

—Eso es la prédica de la prosperidad y no le veo nada malo a que un creyente declare que Dios le va a dar un carro, o una casa.

—Si lees en la biblia te darás cuenta de que las prédicas de todos los discípulos de Cristo y siervos de Dios, son confrontadoras y para el alma del creyente, no para su bolsillo. Tú sabes que tus padres, como pastores son muy bíblicos, se rigen por lo que dice la biblia, que a fin de cuentas es la palabra de Dios, ¿No?

—Sí, pero...

—Respeto tu forma de ver el evangelio, aunque lo mío es más el alma, que mi bolsillo. Porque el cambio que Dios hizo en mí no tuvo nada que ver con mi bolsillo, sino con mi alma. Soy otra persona.

—Es que no sé cómo... superar todo.

—No vas a hacerlo tu sola, Dios va a guiarte y yo siempre voy a estar aquí para ti. No tienes que poner a la iglesia de excusa, esto es entre Dios y tú, mi reina.

Empieza a llorar y la sostengo porque la situación lo amerita. La meso, y con mi voz gangosa por el llanto entono:

«No estás escondido
No ha habido un momento, que te haya olvidado
Hay esperanza
En tu lamento, en tu quebranto

Escucho tu clamor al suspirar
Pidiendo auxilio en tu susurrar»*

Sufrí, lloré, me rompí muchas veces. Pero, ¡Tiemblo de pensarlo! ¡Cristo! Él escuchó mi llanto, escuchó mi llamada de auxilio, me rescató desde el pozo más profundo, por amor a mí y ahora extiende ese amor en misericordia a la vida de Sam y yo por su gracia soy ese instrumento. Siento en mis huesos el amor de Cristo por ella y yo también, la amo, Dios va a sacarla de esto así como me sacó a mí.

«Enviaré un ejército, a hallarte, en la noche más oscura

¡Te encontraré, te rescataré!»*

Y a ti que me lees en este momento, o si encontraste alguna página de mi diario, aquí ahora leyendo a escondidas, Cristo también te ama, muchísimo, dio su vida por ti. Quizás pienses que en tu dolor Dios no te ve, pero si lo hace, está esperando a que abras las puertas de tu corazón, para llenarte de su amor por completo, para formarte con sus manos, sacarte del lodo y darle un propósito a tu vida. Él te ama con amor eterno e infinito, nunca te ha dejado solo, aunque no puedas verlo, él está ahí.

Cristo te ama, más de lo que alguna vez podrías amarte incluso tú mismo.

«No hay distancia
Que exista entre nosotros
No estás solo
Seré tu defensa, seré tu reposo

Escucho tu clamor al suspirar
Cuando me susurras que no puedes más

Enviaré un ejército a hallarte, en la noche más oscura ¡Te encontraré, te rescataré!

Marcharé hasta encontrarte, en medio de la noche más profunda ¡Te encontraré, te rescataré!»

Fin.

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No estoy llorando, tú estás llorando

¡Ay! Claro que estamos llorando todos.

El final llegó demasiado rápido T.T

Sé que todavía tienen dudas, calma pueblo, todas las lagunas serán aclaradas en los extra.

Con mucho amor (no daré las gracias ahora si no más adelante) se despide:
La Rafe.

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Anexo

1- Un día le dije a Dios que no se tarde(...): canción de Indiomar "En honor a ti"

2- Teke: Dominicanismo coloquial, que básicamente significa un patatus.

3- Loquera: forma coloquial de "Locura".

4- No estás escondido
No ha habido un momento, que te haya olvidado(...): Versión en español por Priscila Bueno, de la canción "Rescue" de Lauren Daigle.

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