Capítulo 17

Capítulo 17

Señores, acaba de pasar algo increíble. El hermano Casimiro hizo una excelente movida.
Se hizo un examen de esterilización y lo compartió con Natacha. Es un gesto muy extraño, pero ellos habían hablado de el anhelo de Naty por tener bebés, así que al parecer el varón está realmente interesado en ella, tanto como para resolver una duda de toda la vida, por así decirlo. 

No sé en qué van a quedar esos dos, pero el hermano, aunque tenga nombre extraño, ama a Dios con intensidad y es bastante buen mozo, ¡Además, está loquito por Naty! Así que me gustaría verlos juntos, incluso los pastores han hablado con ella, ahora sólo estamos esperando que ella tome la decisión. 

Jared y yo por otro lado, tenemos una comida con los pastores para presentar nuestra relación más tarde hoy mismo en la iglesia, es lo que se estila al menos en la nuestra, presentarnos como pareja y pidiendo públicamente cobertura del espíritu Santo para nosotros... Y considerando la escena de hace algunos días, creo que la necesitamos. Luego de esto, tendremos una cena con mi familia, así que sí, hoy es un día movido. 

Y todo surge normal hasta que recibimos una visita inesperada...

Juana... mi tía.

Jared aun no ha llegado, estoy preparando a mi hija para dejarla con tía y Lissandro, cuando, la puerta de mi habitación es abierta de par en par... Ella, ingresa y toma asiento antes de darme tiempo siquiera a reaccionar.

—Ara, tengo que decirte algo. 

—Pasa, Juana. 

—No, ven tú afuera y sentémonos en el frente. 

Frunzo el ceño pero la obedezco. 

Tía Flor tiene unas sillitas antiguas preciosas de color rojo en el jardín, sobre un espacio lleno de cascajo, bajo una mata de tamarindo y al lado una de limoncillo. 

Miro a mi tía a los ojos y le permito que me cuente algo que me destroza, me desgarra y remueve todo dentro de mí. 

¿Saben? Empiezo a creer eso que dicen de que el enemigo siempre se mete contigo, cuando estás en el mejor momento con Dios, él aprovecha cualquier brecha y trae desastre a tu vida, lo que continúa esa oración es «Pero el que está en mi es más grande»... no obstante, lo que acabo de escuchar, siembra en mí una duda tan potente que tengo que agarrarme de la silla para no caerme. 

Por un momento culpo a Juana, es decir, pude haber vivido una vida tranquila sin esa información, pero ahora la tengo gracias a ella y un retorcido rincón de mi alma, piensa que mi tía encuentra gran placer en hacerme este daño. Justo después empiezo a sentir de nuevo el asco por mí misma y todo se desmantela a mí al rededor...No, ¿Por qué justo hoy? 

—No te digo esto para que "tengamos una relación". Si no me quieres en tu vida o entendería. sé que estoy siendo muy egoísta con todo lo que te estoy diciendo. Pero mereces saber.

No puedo responder a su lamento, estoy en shock.

—Esto que me acabas de decir tía, por favor, no sé lo digas a nadie. 

—Es tu decisión niña, lamento ocultártelo por tanto tiempo y... perdóname, por todo. 

No puedo decir más, yo... no puedo vivir con esto. 

Falta menos de media hora para la comida con los pastores, pero no me siento lista, sé lo que pasará una vez esté allá, me romperé por completo y es justo lo que tengo que evitar, porque de todas las cosas que podrían pasar en el mundo, la menos probable y demoledora para mí, acaba de hacerse un hecho.

Mi mundo se derrumba poco a poco y aun cuando mi novio llega y lo saludo, y subo a su auto y lo beso, aun así estoy distante, en otro mundo, sopesando la gravedad de lo que acabo de descubrir.

Que soy hija de Juana... y Carlos Javier.

No puedo creerlo solo... ¿Cómo se supone que voy a continuar ahora? 

—¿Me vas a decir qué te pasa, bonita?

Mi propio padre...

—Ara —dice mi novio.

—Cuando lleguemos a casa de los pastores, necesito la oración con urgencia, porque lo que acabo de saber, Jared...Yo, no puedo ni siquiera mencionarlo. 

Él respeta mi silencio y se lo agradezco en el alma. No obstante, cuando llegamos, no bien entro a la casa de Debby, me echo a llorar en sus brazos. 

—Tiene algo, solo que no me ha dicho qué —dice Jared de fondo. 

—Siéntate Ara, cuéntanos —dice el pastor y yo hago un fracasado intento de sonrisa. 

—Mi tía fue a visitarme a mi casa, la esposa del hombre que me... que me violó. Me enseñó una prueba de ADN que dice que yo... soy su hija, de ellos, de él... llevo la sangre del hombre que ha hecho mi vida un infierno, desde que tengo uso de razón... ¿Cómo se supone que debo reaccionar ante esto? 

—Ara...

—No, Jared, déjame terminar. Fui adoptada por mis supuestos padres, quienes también han hecho de mi vida una miseria. Juana no podía tenerme, se embarazó de un desconocido, en un party, al cual también asistió quien luego de tres años se convertiría en su novio, exacto: Carlos Javier. Él no tiene idea de que soy su sangre, y espero que no lo haga, qué repulsivo es saber que mi propio padre me...

—No, no, a ver, escúchame Ara. Él no es tu papá, ninguno de ellos lo es, ni el biológico ni el adoptivo —dice el pastor acercándose a mí, pero yo me alejo. 

Me rompe el corazón la mirada que tanto Jared como el pastor me dedican, pero ahora mismo solo quiero huir.

—Ara, mi niña, ¿Nos permites orar por ti? 

No tengo opción, la otra alternativa es lanzarme a la calle y que me atropelle un carro. 
Me arrepiento en cuanto lo pienso y me caigo al piso a llorar. 

—Mi hija —digo entre sollozos— Ay Dios mío perdóname. 

—Jared —dice Debby—. Saldremos afuera un rato, ella necesita tranquilizarse y hostigándola no lograremos nada. 

No soy muy consciente de lo que sucede luego. solo sé que en algún punto, termino en los brazos de mi novio, quien me susurra una adoración. 
Quiero llorar, pero por los horribles alaridos que Jared está soltando. 

Bueno... perfecto no me podía salir. 

—Agradezco el gesto pero por fa, Jared, ya no cantes...

—Pero si canto como los mismos ángeles...

—Ángeles con gripe.

—Me ofendes —dice, pero no luce nada ofendido. 

—Gracias por hacerme reir. 

—No me imagino como debes sentirte, no sé ni qué decirte la verdad.

—En siendo que no cantes. 

—Que mala eres. 

Sonrío un poco, pero la sombra del dolor no abandona mi rostro.

—Vamos al jardín con los pastores, ellos van a orar por ti. 

—Ay los pastores... que vergüenza...

—No le des mucha mente, ellos más que otra cosa, estaban preocupados. Vamos allí, ven. 

Caminamos hasta allí y ellos ya están orando cuando llegamos. La pastora tiene lágrimas en sus ojos y mi corazón se estruja. Ella me sonríe de todos modos.

Cada vez que algo terrible me pasa, me deshago, no tengo fuerzas y se supone que en momentos como este es cuando debo aferrarme más a Dios, quiero hacerlo, necesito hacerlo, pero el dolor... la decepción, la amargura es tan fuerte que no sé cómo.

—Ara, tienes que orar —dice Debby— la oración que te va a liberar tiene que salir de ti.

Cierro mis ojos y dejo que mi corazón fluya.

"Dios... Estoy tan cansada del dolor, quiero que pare. Sé que lo he pedido muchas veces, no es que no crea que puedas quitarlo, es que soy débil y me derrumbo con facilidad. Esta situación la pongo delante de ti y te pido que seas tú obrando en mi corazón y en mi alma. Me duele mucho, de verdad, siento que no puedo más, pero yo sé que tú tienes el control, y si estás permitiendo que esto pase es porque tú tienes un propósito. Yo lo sé y lo creo. Ayúdame señor te lo suplico. Haz un milagro en mí y enséñame a lidiar con el dolor que hay dentro de mí, ayúdame a vencer, tú dices en tu palabra que tuya es la venganza señor, ten misericordia de mí y véngate de mis enemigos. No importa de quien sea hija tú eres mi padre que es más importante, y tú peleas por tus hijos".

Jared me abraza mientras oro y termino manchando su suéter con mis lágrimas. El pastor José María se acerca de nuevo a mi, esta vez no me alejo y deposita una de sus manos en mi hombro.

—¿Sabes Ara? En la biblia hubo un hombre que sufrió mucho, su nombre era Job. Todos lo dejaron, vivió muchas calamidades, pero nunca, escúchame bien Ara, nunca le añadió despropósito al señor. No importa lo que estés pasando, si Dios lo permite es por algo, ¿Para qué? Eso no lo sé, solo lo sabe él. Pero todos aquí hemos visto lo que Dios ha hecho en ti, el hecho de que puedas tener un noviazgo, después de todo, nos deja ver lo mucho que Dios ha trabajado con tu corazón, no permitas que las mentiras del diablo echen a perder todo lo que Dios ya hizo en ti. 

—¿Cómo se supone que debo afrontar esto? 

—No podemos decirte cómo —dice Débora acercándose a mí— pero si con quién. Antes de conocer a Cristo, tenías un dolor muy grande, tampoco tenías idea de cómo, pero lo hiciste porque él hizo su obra en ti. Mi niña, esto no se trata de dejar de sentir dolor por arte de magia, no, es aprender a depositar nuestro dolor en las llagas de Cristo, por las cuales fuimos curados. 

—Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo, juan capítulo dieciséis versículo treinta y tres —añade Jared y me sonríe. Tomo su mano y le devuelvo el gesto. 

—Mucha fuerza para ti, Ara. 

—Gracias mis pastores, aprecio mucho todo esto, de verdad. 

—Ahora, vamos a orar por ese asunto tan importante que se está cocinando entre ustedes. 

. . .

—Hiciste una muy buena elección mi niña.

Débora sostiene mi mano mientras dice esto, luego de orar por ambos, José María se quedó con Jared dentro de la casa y Debby se quedó conmigo en el jardín. 

—Gracias, pero no fue mía solamente la decisión, Dios tuvo mucho que ver. Le pedí a Dios varias señales y cualidades que quería en mi futuro esposo, casi todas se han cumplido en Jared. Antes de él oré por alguien más y no se dio, así que fueron varias confirmaciones. 

—Me alegro mucho, sé que Dios tiene cosas muy grandes para ustedes. 

—Amén, muchas gracias pastora, de verdad.

—Mantengan la oración juntos y traten de andar siempre en la luz respecto a su relación. Involucrar a sus familiares, amigos y líderes en la iglesia, ha sido una muy buena decisión también. Así que definitivamente puedo decir que van tomando la vía correcta.

—Es bueno escuchar eso. 

—¿Cómo te sientes ahora? 

—Ahora mismo siento paz, luego de que oramos, pero al mismo tiempo me siento extraña, como si una parte de mi creyera que soy un imán para las calamidades...

—¿Sabes Ara? Las puertas de este hogar y este ministerio siempre estarán abiertas para ti, oraremos siempre que lo necesites y te tendremos presente en nuestra intercesión íntima, con Dios. Pero tienes que aprender a resistir a estos ataques, porque si cada vez que el enemigo se levanté en tu contra vas a derribarte, entonces pasarás en miseria la mayor parte de tu vida. 

—¿Qué puedo hacer? Trato de cerrar mis ojos ante la duda y la realidad, quiero confiar ciegamente en el señor, no quiero ser escéptica, en lo que a Dios respecta porque siento que eso me mata espiritualmente hablando. 

—Aprende a luchar contra los pensamientos que te hacen dudar, vence a la luz de la palabra todo argumento que sea usado en tu contra para destruirte. ¿Sabes por qué hay personas que permanecen en el evangelio? 

—¿Por qué?

—Aparte de la maravilla de tener una relación íntima con el señor, en esta vida, seas o no seas cristiano, vas a sufrir porque así es como funcionan las cosas, nadie está exento del dolor, la pena o la pérdida. Pero es mil veces mejor tener esperanza en que Cristo puede ayudarte a sobrellevar ese dolor a no tener nada y estar solo en el mundo.

—Amén... me da mucho asco, todo esto. Mas que nada, asco. Me repugna saber que fui tocada y violada por mi propio progenitor, me dan ganas de vomitar. Desearía devolver el tiempo, haber hecho algo quizás.

—Eras una niña, aun si hubieses querido no hubieras podido hacer nada. pero, no pensemos en el pasado, no podemos cambiar nada de él, lo que sí necesitamos, es trabajar en el presente para lograr un mejor futuro. Y como dice la palabra (2da corintios 4:17): porque esta leve tribulación momentánea, produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.

—Gracias, de verdad, necesitaba esto. 

—Para eso estamos mi niña, nunca dudes en llamar si lo necesitas.

Le sonrío y ella me abraza brevemente. 

—¿Qué le dice el pastor a Jared? 

—Probablemente, que tú eres una princesa de Jehová y que tiene que tratarte como tal.

—Sin duda ya lo hace. 

—Me alegra saber eso. Ahora, vamos dentro. Seguro que los hombres nos esperan. 

Nos introducimos de nuevo a la casa y en efecto, ellos nos reciben con una sonrisa y nos hacen sentarnos de nuevo en la sala. 

—Tenemos un proyecto con Jared, uno que lo va a potenciar y preparar con su carrera —inicia el pastor, miro a mi novio con una sonrisa y él se encoje de hombros.

—Finalmente va a aprovechar su talento y títulos universitarios —afirmo.

—Lo hará. Lo ayudaremos. 

—¿Y cuál es el proyecto? —miro a ambos esperando una respuesta y es mi novio quien habla.

—Pues hay unas organizaciones que quieren hacer obras aquí, anfiteatros, iglesias, fundaciones y demás. 

—Buscan a un arquitecto —continua José María— joven y con determinadas aptitudes que, por cierto Jared las posee todas. Así que le vamos a hacer la propuesta al presidente de una de las organizaciones y si eso se da, Jared tiene trabajo garantizado por un par de años. 

—¡Wow! Eso es solo... ¡Increíblemente maravilloso! No tendrás que trabajar en la pastelería, podrás tener un mejor sueldo y pondrás en práctica tus conocimientos, ¡Mejor de ahí y se daña!

—Solo hay un problema. 

—¿Cuál? 

—Para poder hacerlo tendría que irme por seis meses. 

—¿Cómo así? ¿Por qué?

—Tendré que trabajar con otros miembros de equipo e ir para allá y gestionar todo. 

—¿Pero eres residente o algo? 

—No, pero me gestionarán una visa de trabajo. 

—Es una excelente oportunidad Jared —respondo sincera, no me hace gracia separarme de mi novio, pero tampoco voy a retenerlo, esta oportunidad no creo que vuelva a presentársele en la vida, así que no voy a ser quien corte sus alas, por más que quiera tenerlo a mi lado. 

Puedo ver la emoción en su rostro, él realmente quiere esto, así que ¿Quién soy yo para obligarlo a quedarse? Frunce el señor y me mira. 

—Pero Ara, son seis meses y llevamos solo uno y algo, es demasiado tiempo y estamos muy recientes.

—¿Si la situación fuera al revés, tú me detendrías? 

—Me dolería mucho, pero sería tú decisión y la respetaría. 

—Entonces, es la misma cuestión aquí. Mira, tú puedes hacer todo esto y más, no te detengas por mí, no quiero ser un obstáculo en tu vida, quiero pulsarte a obtener tus metas, puede que sea joven, pero he tenido que madurar de golpe por el bien de mi hija. No soy una adolescente hormonal, Jared, soy una adulto seria. Podemos lidiar con esto. 

Veo la felicidad en sus ojos y de verdad ha valido la pena. 

—Aunque sean seis meses cuando tenga vacaciones o tiempo libre vendré a verte. 

—No te despidas todavía, cuando llegue el momento me dirás todo lo que debes decirme. 

Les sonrió a los pastores y nos despedimos para irnos a la iglesia. 

No tengo que pensar mucho, por fortuna. Jared y yo sabíamos que tardaríamos mucho dónde los pastores, por eso fuimos vestidos tanto para la ocasión como para la iglesia. Como parte del grupo de jóvenes, los jueves nos toca llegar temprano y ayudar al grupo de aseo. 

Así que nos ponemos en marcha y llegamos junto a Lissandro quien se ha prestado como nuestro chaperón.

Arreglamos todo estratégicamente y nos ubicamos en nuestros respectivos asientos. 

La iglesia empieza a llenarse poco a poco y yo veo a Jared. ¿Cómo estará sintiéndose por dentro?, ¿Extrañará todo esto? Con lo poco que lo conozco, no tengo dudas. Esta es su familia, ha sido parte de esta congregación desde antes que José María y Debby fueran los pastores. 

¿Va a extrañarme? Sin duda lo hará y es por esto que no debo frenarlo, porque sé que si se lo pido... si por un segundo soy egoísta y le digo que se quede... él lo haría. 

Y no quiero eso. 

No quiero hacer de lo nuestro un ciclo de dependencia emocional. Estoy consciente de que aún persisten en mi algunos traumas del pasado, pero el señor sabe que no quiero darles cabida en mi relación. 

Yo tomé la decisión de que mi corazón es de Cristo y ninguna herida del pasado va a atormentarme más. Porque todo mi dolor ha sido depositado en la cruz. Aunque tenga que repetírmelo cien veces, aunque a veces me cueste creerlo, es un hecho y mi espíritu lo cree aunque mi carne sea débil. Jared no merece lidiar con mis fantasmas, él no tiene por qué hacer el papel de salvador, porque el único que puede salvarme es El Espíritu Santo. Así que no, no permitiré que nada dañe mi relación, ni siquiera mis pensamientos ¿Saben por qué? Porque Lo que Dios une no hay quien lo separe, y las puertas que Dios abre nadie tiene la potestad de cerrarlas, Dios nos habló a ambos bendiciendo nuestra relación y día a día nos va preparando para el matrimonio, así que sí la respuesta es un rotundo sí. Jared va a ir a Estados Unidos a trabajar en su proyecto y yo lo voy a esperar cuanto sea necesario, de la mano del señor. 

Nada en este mundo me separará del amor de Cristo ni quebrantará mi fe. 

Una vez más en el culto las adoraciones y la prédica tocan mi corazón. Sé que Dios ha permitido todo porque su propósito es grande, yo aún no lo veo, pero lo creo. Y mediante esa fe es que voy a caminar, no solo por lo que él va a hacer, sino por lo que él en esencia significa para mí. 

Jared es mi novio, lo quiero, quiero casarme con él, quiero tener una familia. Ana Rachel es lo preciado que Dios pudo regalarme, mi familia es simplemente maravillosa, con todo y los baches que hemos tenido que enfrentar en el camino, pero ¿Dios? Él es mi amor más bonito y sincero. Mi anhelo es buscarlo día y noche, entregármele por completo y caminar con él. Todo lo demás que venga si él lo permite. 

El pastor nos hace pasar adelante y mientras lo hace no pienso en el instante, ni en mi relación, pienso en una cuestión a la que le he estado dando vueltas desde hace un par de días... quiero bautizarme.

El roce de la mano de Jared en la mía me hace volver a la realidad. El pastor ora mientras yo tengo los ojazos abiertos. Suerte que la congregación están muy concentrados en Dios y pocos me notaron. Quiero ocultarme en algún sitio pero la mano de mi novio apretando la mía no me deja. 

Cierro mis ojos y elevo mi oración propia para que tanto Jared y yo como Naty y el hermano Casimiro, podamos cumplir todas nuestras metas, pero sobre todo que podamos cumplir la voluntad de Dios. Y luego de eso, rápidamente vamos a un restaurante en medio de los jardines, por dónde viví antes de tener a Ana, y nos sentamos a esperar a los demás. 

—¿Estás segura de que estás de acuerdo con... que me vaya?

—¿Por qué no habría de estarlo? Es algo que tú quieres hacer. Ya hablamos esto mijo, no te preocupes mucho, me tendrás el resto de tu vida luego de que llegues, así que tranquilo. Y siendo honesta prefiero esto en el noviazgo y no cuando ya estemos casados. Además si este trabajo viene de parte de Dios el condicionará todo según su propósito para que puedas ir, incluyendo el guardar nuestros corazones y nuestros cuerpos el uno para el otro. 

—Te pregunto porque sé que la distancia podría ser un problema. 

—Eso no importa Jared, mira, yo todo lo quiero es estar contigo, así que ten paz, confía en que tu señor, nuestro señor va a cuidar mis pensamientos y sentimientos.

—Gracias Ara, de verdad, significa mucho para mí. No quiero dejarte ahora que estás atravesando un momento difícil, ¿Qué clase de novio sería? Pero, confío en Dios y en ti, sé que él nos ayudará. 

—Amén. 

—Cuando regrese te llevaré a un lugar especial. 

—Y yo estaré encantada de acompañarte a ese lugar. 

Le sonrío y escucho el carraspeó de mi hermano, casi había olvidado que aún andaba con nosotros. 

Me acerco a Lissandro y beso sonoramente su mejilla. 

En cuestión de minutos mi familia va llenando la mesa y así de rápido como van llegando, el espacio se llena de su bullicio, vaya que somos una familia escandalosa.

En cuanto todos se sientan le pido al mesero que nos traiga el menú. Pedimos diferentes cosas para comer variado. En la mesa aparte de nosotros tres están: mi hija, por supuesto, Gertrudis y su novio, Alberto Miguel y Marivale, tía Flor, Carmen mi hermanita, mami, y... Juana, sí, la invité. Es decir, si es mi madre biológica, al menos debe estar aquí ¿No? Voy a presentar al hombre más importante de mi vida, ella debe estar... Supongo.

Tomo la mano de mi novio, adelantándome a los hechos. Él sonríe a todos los invitados y extiende su otra mano para dejarme hablar. 

—Quiero formalmente presentar a mi novio. Jared Cruz, es miembro de la iglesia y hemos sido muy amigos desde que empecé a trabajar en la panadería y...

—¿Y con permiso de quién? —interviene Juana. Enarco una ceja, incrédula ante la escena.

—Aun no hemos podido pedir permiso pero está cena es para presentarlo, mañana él...

—No pueden decir que son novios si no han pedido permiso aún.

—Tía yo...

—No soy tu tía Arabela, soy tu mamá. 

—No, Juana, te equivocas, yo soy su madre —interviene «mami» 

—Creo que... 

Empiezan a discutir sin dejarme hablar y mi incomodidad va creciendo. Quiero meterme debajo de la mesa, ¿Tan difícil es actuar como personas normales por cinco minutos? ¿Qué pensará Jared de nosotros? Seguro que ya se está haciendo un mundo en la cabeza acerca de la familia a la cual va a unirse, seguro que no muy lejos de la realidad. 

—Tía, mami, por favor, están haciéndole pasar vergüenza a Ara —interrumpe Alberto—. Déjenla hablar.

—Jared pedirá permiso, a una sola persona. Planeaba que lo hiciera con las tres pero viendo el comportamiento de ustedes dos esta noche, no estoy tan segura. Tía Flor. 

Ella, quien había tratado de pasar desapercibida en la mesa durante toda la «velada» levanta su rostro, aparentemente sorprendida. 

—Tia Flor —repito—. Ella es quien hablará con Jared respecto a mi y ella es quien dará el permiso para que nos veamos y todas las demás cuestiones. 

Nadie dice nada, todos se miran entre sí, supongo que no esperaban que yo determinara quién me va a dar permiso, realmente luce un poco tonto, pero no en mi familia, no cuando mi tía es mi madre y mi madre es.... técnicamente mi tía. 

—Ve mañana a mi casa y hablamos —dice Flor mirando directamente a mi novio. 

—Ahora vamos a comer.. por favor...

Hoy ha pasado demasiado, apenas y puedo procesarlo, se suponía que está cena tenía que ser tranquila, en familia. 

Pero no me voy a estresar, voy a respirar, estar tranquila, ser feliz y disfrutar. 

No sé cómo manejar a mi... «mis» madres, así que pienso ignorarlo al menos solo por hoy. 

Jared, seguro se irá pronto, no quiero desperdiciar ni un segundo.

Le dijeron que su vuelo es en menos de una semana, cómo está empleado con su tío, quien fue uno de los primeros en saberlo, tiene la flexibilidad de retirarse sin mucho drama. 

Mañana me presentará a su madre y su hermana viene de Santo Domingo para conocerme.  

Y técnicamente en algunos cuatro o cinco días se me va. 

Es decir, ¿Pueden culparme si quiero un poco de paz por un rato con mi familia? Si la situación fuera distinta yo no los juzgaría. 

. . . 

Llamé a Naty en la mañana, me ayudó a encontrar un vestuario decente y bonito. Ahora estoy sentada en la sala de la casa de Manuel, esperando con Jared sentado a mi lado. Quiero tomar su mano, pero me da miedo que sus familiares entren y nos vean así. 

Manuel y su esposa nos reciben, nos conducen al comedor. Jared se voltea de repente y besa fugazmente mis labios. 

—¿Qué haces? —se voltea sin decirme nada y se ríe. 

Lo único que atino a hacer es contemplar su cabello largo mientras mi rostro se calienta. No ha empezado la reunión y yo ya estoy avergonzada. 

Manuel se sienta al frente y su esposa a su lado, mi novio me hace sentarme primero y luego toma la silla que está frente a mi. Enarco una ceja en su dirección y aprieto los labios.

Él en cambio me sonríe pero no dice nada. 

En cuánto Alejandra Cruz entra, entiendo de inmediato la razón por la que mi novio es tan atractivo, esta mujer es... ¿Cómo diría Natasha? Simplemente preciosa. Su cabello es largo y abundante, del mismo color del de su hijo, un castaño claro con destellos rubios, no se si es natural o trabajo del salón, pero es igual. Es alta, y más con los tacones que lleva, súper delgada... Tiene mejor figura que yo. 

Me siento intimidada por mi suegra, y aún no me ha dicho nada. ¡E'to e' lo último!.

La hermana de Jared por el contrario, se hace notar desde que llega. Entra saludando a todos con una voz muy potente y tras ella vienen caminado su esposo, un niño y una muñequita tan preciosa que me dan ganas de ir a buscar a la mía para que juegue un rato. 

Le sonrío de inmediato porque me inspira confianza. 

La última en unírsenos, para mí sorpresa, es Yoka.

—Ara —susurra ella con el rostro contraído. 

Le sonrió y abro mis brazos en su dirección, sin importar el público que nos rodea. La niña se acerca a mi y entierra su rostro en mi cuello, se me rompe el alma cuando la siento llorar. 

—Yokayra —reprende mi suegra—. No atosigues a la muchacha. 

—No, no —me apresuro a decir—. No se preocupe, con todo respeto. 

Ella enarca una ceja en mi dirección y aprieta los labios. Es una mujer de carácter fuerte, y al parecer le gusta mantener todo en control. Sin embargo, yo sé lo que Yoka ha vivido y si nace de su corazón el querer abrazarme, no soy quién para impedírselo. 

—Bien, Arabela, un placer conocerte. Mi nombre es Diana —la hermana de Jared extiende su mano hacia mi mientras me dice esto. Me sorprende su cabello, es negro. Quizás sea teñido. 

—El placer es mío Diana.

—¿A qué te dedicas Ara? —interrumpe la madre de Jared. 

—Soy repostera. Tengo mi propio negocio. 

—¿Y qué estudiaste en la universidad? 

—Aun no lo sé. No lo he pensado, me va bastante bien con la repostería. 

—Ella era la que trabajaba conmigo, Alejandra —interviene Manuel, mirando a su hermana. La esposa de mi ex jefe no dice nada, por fortuna—. Es muy buena muchacha. 

—Y tu familia, Ara, ¿Cuándo vamos a conocerla? 

—Cuando usted quiera. 

—Bien. Cómo mi hijo se va de viaje, cualquier día de estos, aunque él no esté presente, podemos hacer una reunión con tus padres. 

—Mis madres —corrijo pero de inmediato me muerdo la lengua. ¡Que bendita imprudencia acabo de decir! 

—¿Cómo así? ¿Tus madres son...?

—No creo que cuestionar a Ara en la primera cena sea buena idea mami, no sea que se ponga nerviosa. Está haciendo un gran esfuerzo por darte una buena impresión. 

Esto es un desastre. Jared acaba de echarle tremendo boche a su madre por mi culpa, quiero que la tierra me trague y me lance en un país donde nadie me conozca. 

Convencer a esta señora de que soy buena para su hijo, será toda una odisea. 

—No me gustan las mentiras Arabela, si tienes algo que decir, dilo. 

—Soy madre soltera. 

—¿Y eso qué? Yo también lo fui —dice Diana y aprecio su intención de salvarme el pellejo. 

—Ya veo. ¿Qué es lo que te gusta de mi hijo? 

Trato de responder con seguridad, digo—: Tiene muchos valores que concuerdan con los míos, es un hombre ejemplar e inteligente. Me motiva a alcanzar mis metas. Además, he visto en él, el tipo de hombre que querría para mi hija, y lo más importante, le pedí a Dios que mi futuro marido no me causara repulsión cuando me tocara. 

—¿Esa fue la señal que le pediste a Dios? —interrumpe mi novio con sus ojitos aguados. es tan lindo... ay que cursi soy.

—Así es, saliendo de en un momento dificil él me abrazó y ahí lo supe. 

—Interesante, ¿Cuáles son tus planes con mi hijo? 

—Si Dios lo permite, casarnos y formar una familia 

—¿Y no crees que es muy pronto para pensar en boda?

—No, yo creo que aunque duremos diez años de novios, la certeza de que quiera casarme con él es sumamente esencial. 

—Última pregunta, lo prometo. ¿Cómo es que lograste que Yokayra te abrazara así?

—¿Así cómo? 

—Pues no suele ser muy abierta a las muestras de cariño.

—No es necesario que lo digas, Ara —sonríe Jared tranquilizador del otro lado de la mesa. Pero realmente quiero una vida con este hombre y tarde o temprano su madre se va a enterar de todas las cosas, así que, mejor que procese toda la información de golpe. 

—Fuimos... Ambas por el mismo...hombre. Era yo la que estaba en el carro el día del accidente. Y también en la clínica fui la que la salvó de ser...

—No, está bien, Ara. Discúlpame, fue una imprudencia de mi parte preguntarte eso. No sabía que tú también habías sido viola...

—No es bueno usar esa palabra, recuerda —dice Jared mirando a su madre.  Ella lo ignora en su totalidad.

—Acércate Arabela —dice, me levanto de mi silla y obedezco su demanda. luego me abraza—. Bienvenida a la familia. 

—¿Qué? —protestan el esposo de Diana y la esposa de Manuel. Abro los ojos en su dirección. 

—¡A nosotros nos hiciste más preguntas y fuiste más mala! —se queja «Francisco» creo que así se llamaba. 

—Respeto niño, acuérdate con quién estás hablando. 

—Con todo respeto suegrín, esta vez el interrogatorio fue muy corto. 

—Van a asustar a la niña, sean una familia normal, por favor —se queja Diana y yo no puedo evitar reírme, incluso Yoka suelta una que otra risita. 

—Vivo con una familia loca, nada puede asustarme —digo y  aprieto los labios para no reír.

—Disculpa el momento incómodo, Arabela, necesitaba saber de qué madera estás hecha y cuáles son tus intenciones con mi bebé. 

—Mami, no soy un bebé por favor. No me avergüences delante de mi novia —se queja Jared y yo sonrio por enésima vez. 

—Puede decirme Ara, Alejandra. 

—Y tú puedes tutearme, y decirme suegrín. 

—¡Ey! Ese nombre se lo puse yo, se supone que no puede compartirlo con nadie más.

—Estate quieto Francisco, que ya le metimos demasiada presión a la muchacha. 

No había podido tocar mi plato hasta el momento, la señora hizo moro, ensalada criolla, fritos maduros y carne de cerdo al caldero, muy dominicano todo. 

Solo faltó el aguacate, pero estamos fuera de época. 

Quisiera haberme sentado al lado de Jared, pero no quiero lucir como una novia pegajosa. Ahora al verlo comer tan a gusto, me dan ganas de sostener su mano por debajo de la mesa, cómo en las películas. 

Para empatar sirven un postre, hecho por Alejandra. Que estaba delicioso, ya sé de donde sacó Jared ese talento en particular.

Con todo y la tensión del principio, creo que la noche no pudo ser más perfecta. 

Quisiera tener más tiempo para compartir con ellos, así que me prometo a mí misma que iré a visitar a mi suegra, aunque sea una vez al mes. 

Señor, ¿Será que tanta Felicidad es posible? ¿O es que esto es la paz que antecede la tormenta? Espero que no. 

No quiero que este día termine, porque si lo hace, entonces la partida de Jared estará más cerca. Solo puedo pedirle a Dios que lo guarde en todos sus caminos, y que el tiempo pase de prisa para que podamos vernos de nuevo. 

. . .

Dejé a mi ayudante a cargo de la pastelería y, acompañé a Jared al Aeropuerto del Cibao, que queda bastante cerca de mi casa. 

Su madre, Manuel y Lissandro se nos unieron y tenemos desde las 9:00 A.M en este lugar. 

Ya llegó la hora de que aborde. Se despide de cada una de las personas y me deja de último. 

Sus brazos me rodean y tengo tantas emociones que lo único que puedo hacer es respirar su olor. Voy a extrañarlo tanto que me duele con cada inhalada. Besa mi frente repetidas veces y acaricia mi espalda de arriba a abajo. 

—Cuídate mucho por favor. 

—Dios va a cuidarnos a ambos mientras esté fuera. 

—Traeme muchos recuerdos. Más te vale que me compences cada día que estarás lejos. 

—Ara... 

—Porque si no lo haces, voy a matarte ¿Sabes?

Me interrumpe la última llamada al vuelo de mi novio y él se separa un poco de mi solo para mirarme a los ojos. 

—Lo sé, ya tengo que irme.

Besa mis labios despacio y luego se aleja. 

—Espera. —Le digo, se detiene y me mira— Te quiero. 

Deja sus maletas en el piso y corre hasta mi para besarme de nuevo. 

—Yo también te quiero, muchísimo. 

—Escríbeme cuando llegues. 

—O te llamo. 

Vuelve a besarme y esta vez si se marcha. 

Sé que dije que iba a ser fuerte, que no iba a interferir en su futuro... pero, ¿Está bien si lloro? Es decir, no lo veré por mucho tiempo. Creo que es justo. 

No me ve llorando, por fortuna. Porque Lissandro me abraza dándole la espalda a la entrada de migración y acaricia mi pelo. 

—No estés triste mi niña, él volverá por ti —dice mi suegra y luego me despega de los brazos de mi hermano para abrazarme ella. 

Agradezco a todos para que regresen a sus hogares y pido un taxi para mi hermano, yo iré directo a la repostería, tengo mucho trabajo que hacer, además necesito despejar mi mente. 

Le dejé la carta en el bolsillo de su pantalón cuando lo abracé, la famosa carta que escribí en respuesta a la primera que me entregó. 

No sé cuándo lo leerá, pero espero que lo encuentre y me responda en cuanto lo vea. Le añadí un par de cosas, entre ellas el hecho de que lo voy a extrañar un mundo, pero lo quiero y lo que más deseo es que él pueda cumplir todas sus metas. Oramos por esto y Dios abrió las puertas, todo indica que es justo donde debe estar, no tengo razón por la cuál sentir ningún tipo de duda respecto a todo esto. 

Contaré cada uno de los días y esperaré con mucho anhelo su regreso. 

Porque yo... Estoy enamorada de Jared Cruz, y sé que es el hombre que Dios tiene para mí. El cual mediante su voluntad se unirá a mi para cumplir su propósito. 

*******************************

Ay llorooooooooooo
Creo que no hay anexo, no sé XD

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top