Capítulo XVI

(Necesito mi receta)

1 de abril de 2021. Halsey Morrison. 

Habían pasado ya dos semanas desde que Shirley y Barry habían obtenido los alimentos, tenía que comenzar a planear cómo obtener el medicamento, además, solo conocía el nombre de la medicina de Andrés, pero el de los demás era un misterio, esto me ponía las cosas más difíciles.

— Aún no sé cómo lo lograré... — Le externaba a Shirley mientras tomábamos nuestros alimentos de la barra, apenas nos íbamos a poner a desayunar, eran recién las 7:35 a.m.

— Descuida, saldrá bien, ya pensarás como — me tranquilizaba la rubia, tomando a la par la bandeja con su almuerzo para comenzar a caminar de manera calmada hasta nuestra banca habitual.

— Oye, me encanta tu vestido, tu estilo es muy lindo — le decía a la chica.

— ¡Gracias! Es un preciado honor que te guste, solo pocos captan su tan apolíneo encanto... tu vestuario no está nada mal — respondía entonces ella, con una cara de seguridad, halagando mi camiseta roja con blanco y mi short de mezclilla negro, nada que ver con su vestuario. Al estar hablando con ella no presté atención a lo que había frente a mí, así que, ahora sí que sin querer, choqué con la enfermera Ivonne, provocando un completo desastre en el suelo de la cafetería, pues, la enfermera, aparentemente tampoco me vió caminar, haciendo que chocásemos, derramando mi alimento en el suelo y un poco en el delantal de la mujer, afortunadamente, era un delantal.

— ¡Niña idiota! Esto amerita un severo castigo. — Gritaba acercándose con velocidad la enfermera Janeth, preparándose casi que para golpearme, sin embargo, Ivonne se puso en frente de mí, como si estuviese protegiéndome, abogando por mí en ese momento, exclamando las siguientes palabras.

— Descuida, Janeth, no hizo ningún daño, no veo por qué alarmarse — dijo ella.

— ¿De qué hablas? El suelo está totalmente repleto de su comida, no puedo creer que la defiendas, esta troglodita arruinó el suelo recién trapeado. — Decía la enfermera despotricando contra la pobre de Ivonne, sin embargo, ella no se quedó atrás y respondió, nuevamente, por mí.

— Relájate, Jany, solo ensució el suelo... podría quedarse a limpiar conmigo, si de verdad quieres castigarla, después de la hora del almuerzo puede quedarse aquí como castigo, mientras ustedes cuidan a los chicos que estén tomando clases. — Janeth seguía bastante molesta, sin embargo, no le quedó alternativa más que aceptar la oferta de Ivonne, haciendo así que se calmara el ambiente en el lugar, dándome así otro almuerzo para poder comer algo (afortunadamente no me quedé sin comer) y después quedarme a ayudar, al final, fué Ivonne quién terminó recogiendo la comida en el suelo.

Después de un rato, mis amigos se fueron al aula de clases junto con el profesor/director y las otras dos enfermeras, quedándome entonces sola con Ivonne. Una vez acabado el desayuno, me dirigí a la cocina con mi mochila en brazo, pues, la traía para las clases, sin embargo, después del incidente, me tocó llevármela conmigo hasta donde me esperaba la enfermera para comenzar a asear.

— Bueno, cariño, lamento tanto el malentendido de en la mañana, una disculpa por haberme tropezado contigo. — Creo que estaba de sobra decir que la enfermera Ivonne se diferenciaba de las otras dos por su amable y radiante carácter, ella era una muy buena persona en realidad, siempre intentó velar por nuestra salud, aunque claro, entiendo que no era fácil lidiar con una enfermera loca y con otra mediocre sin corazón.

— No tiene por qué, señorita, en todo caso, me disculpo yo, iba distraída y la verdad es que no la vi... — dije disculpándome ahora yo con aquella mujer.

— Bueno, dejemos eso... ¿Qué tal si... comienzas aseando la barra mientras yo organizo los frascos de medicamentos? Tengo entendido que Janeth tiene un desastre y ya no encuentra algunas cosas, por poco y no le da su medicina a Barry esta mañana. —

— ¡Por supuesto! Yo le ayudo — dije poniéndome manos a la obra, limpiando la barra con un trapo y desinfectante que me había dado la jóven mujer, la cuál, se encontraba en la bodega organizando los frascos de medicamento, buscando los que a duras penas fueron encontrados por la mañana. Duré alrededor de cinco minutos limpiando la barra, sin embargo, me dió curiosidad entrar a la bodega, creo que la razón era bastante obvia, así que, de manera discreta me acerqué, observando como la mujer organizaba los frascos que iba encontrando, sacándolos de cajas desordenadas por el suelo, en la pared a un lado de la puerta había una pequeña lista con el medicamento que necesitaba cada uno (creada por Zara, pues le daba pereza aprenderse el nombre de las medicinas).

— ¡Aaah! Halsey, niña, no debes de entrar aquí — la enfermera, ante el susto, dejó caer una botella de medicamento, lo cuál, provocó que el envase de vidrio se rompiera — ¡Dios, es un desastre, sal, corre! — Dijo echándome de la bodega, saliendo ella a la par, intentando cerrar la puerta con sus llaves, sin embargo, a la hora de colgarlas en su cinturón estas cayeron al suelo, más, la enfermera no lo notó, debido al nerviosismo que estaba entrando a su ser. — Quédate aquí ¿Si? Vuelvo en un segundo, voy por la escoba y el recogedor. — Dijo para desaparecer de manera apurada, antes de que pudiera contestarle. Les juro que mi mente no ideo entrar al almacén de inmediato, sin embargo, al ver las llaves en el suelo, decidí tomarlas y entrar lo más rápido que pude junto a mi mochila, una vez dentro, era pan comido tomar los medicamentos, obviamente no dispondría de los ya acomodados, sería muy obvia, tomaría de los desordenados en las cajas del suelo, así, si faltaba algo, o no se darían cuenta o podrían culpar fácilmente a Janeth por la mala organización. Guiándome de la lista de medicinas en la pared, comencé a tomar varios frascos de cada una, claro, apurándome lo más posible.

Una vez el objetivo cumplido salí de aquel lugar, cerrando nuevamente el almacén, dejando las llaves en el suelo y mi mochila debajo de la barra en su posición original, disimulando estar fregando los trastos, cuando noté que la mujer volvía, no sin entrar en pánico por no hallar sus llaves.

— ¡Dios! ¿Ahora dónde las dejé?... ¡Oh, ahí están! — Se percató entonces del objeto brillante en el suelo, tomándolas en sus manos para poder abrir de nueva cuenta la bodega, comenzando a limpiar su desastre y volviendo a su tarea de organizar todo.

Un par de horas después terminamos de limpiar toda el área, por lo cuál, se me permitió reintegrarme a mis amigos, los cuales, ya estaban en el ala de descanso, a la cuál, llegué triunfante.

— ¡Los tengo! — Todos me miraron con curiosidad de principio, sin embargo, al percatarse de mi cara de satisfacción, supieron de qué hablaba, pude ver la alegría creciente en las caras de cada uno de ellos, intentando ser contenida para que Zara no notara este abrupto cambio e hiciera algo contraproducente para el plan.

Lo había logrado... cada vez estábamos más cerca de salir de aquí.

Barrymore Bold.

Era de noche, honestamente no sé qué hora era, pero no me importaba, estaba sentado en medio de la cama de Andy, me sentía fatal, el miedo agobiante recorría mi ser, encargándose de saturar cada milímetro de mi mente de una pesada sensación de horror, todo daba vueltas, se escuchaba eco en cada sonido, veía como las paredes se movían de vez en cuando mientra sombras pasaban a gran velocidad frente a mis ojos, sentía como si algo estuviese viniendo por mí, tenía la necesidad de huir, correr lo más rápido posible, pero no podía... estaba aterrado, no podía dormir, me sentía fuera de mí mismo, este no era yo, esto era irreal, sentía como si fuese a morir en cualquier momento, susurros incomprensibles alteraban mi mente, tenía miedo... demasiado miedo.

— Barry... ¿Estás bien? — Preguntó Andrés, más no le entendía, lo miraba con una cara de profunda confusión. — ¿Qué te ocurre? — Volvió a preguntar, pero de nuevo no comprendía... podía escucharlo, pero no entenderlo, su voz hacía eco en mi cabeza, pero no podía hilar las palabras que salían de su boca... entonces sentí un abrazo llegar desde mi izquierda, me aferré a él con toda mi fuerza, desencadenando un llanto incansable, pero a la vez, calmándome de a poco, no cesando mis síntomas pero, por lo menos, permitiendo escuchar y unir con más claridad lo que salía de la boca del más alto. — Estoy aquí, pequeño... — me recordó entonces, ahora sí, escuchándolo con claridad.

— Tengo miedo, Andy... no creo soportarlo más... no quiero volver a la habitación oscura, no quiero volver al cuarto rojo, no quiero ver a esas enfermeras y... n-no quiero verlo a él... — entonces con cariño me tomó de la cabecita, acariciando mi cabello en cálidos y reconfortantes movimientos, haciéndome sentir seguro. — Siento qué... me hará daño...—.

— Barry... ya tenemos todo, Halsey ya consiguió las medicinas, solo falta pensar el cómo y estaremos lejos y libres de este lugar... — Entonces cambió de lugar, colocándose frente a mí, recorriendo con suavidad mi mejilla, mirándome a los ojos. — Todo saldrá bien... eres muy fuerte. Casi lo logramos, descuida... estaremos bien — dijo para seguidamente abrazarme con fuerza, acercando mi cabeza a su hombro, desahogando aún el dolor yaciente en mi pecho, llorando aferrado a él, intentando buscar esperanzas y fuerzas para resistir. — Hay que descansar, te hará bien ¿Si? — Dijo para poder recibir una aprobación mía; fué entonces qué, una vez acostados y acurrucados en la cama, Andrés nos cubrió con la cobija, brindando calor y confort para ambos. No sabría decir qué tenía Andy, pero me hacía sentir seguro, me hacía feliz, y en este momento, fué prácticamente mi apoyo, descansé un poco esa noche gracias a su compañía, tenía tanto miedo de lo que nos podría pasar, pero sin embargo era cierto, nos faltaba una nada para salir de este lugar, este horrible lugar... no quería estar más aquí... no podía... no lo haría.

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