Capítulo IX

(El patito feo)

09 de marzo del 2021. Barrymore Bold.

Nos habíamos levantado como comúnmente lo solíamos hacer, habíamos terminado nuestro "almuerzo" ya, el cuál, habían sido únicamente 2 galletas saladas y un vaso de agua, parecía que las enfermeras se habían levantado de mal humor, llevaban desde la semana pasada alimentándonos apenas con sobras o poca comida, nos encontrábamos sin energía debido a la mala alimentación que recibiamos, comíamos únicamente galletas y comidas enlatadas en proporciones mediocres, pero en fin, nos encontrábamos en la clase, ya habíamos terminado el trabajo Andy y yo, por lo cual, nos hallábamos conversando en susurros.

- Lo primero que comería al salir de aquí sería pizza, llevo desde que entré aquí sin probar un pedazo, sería delicioso. - Decía con cierta melancolía Andy.

- Tal vez es una de las cosas que más extraño de salir, la comida... si algún día salimos, podríamos irnos a comer pizza de nuevo - le contestaba entonces a Andrés.

- Me parecería genial... realmente quisiera salir de aquí pronto... -

- Si... realmente quisiera... - no pude terminar de hablar con Andy, puesto que el profesor nos interrumpió.

- Chicos, paren de hablar, terminen la siguiente actividad. - Dijo el maestro para seguidamente ponernos a continuar la actividad.

Después de un par de horas la clase estaba llegando a su final, era la hora de irnos y, como siempre, Andy y yo éramos los últimos en salir, Andy me esperaba en la puerta mientras que yo me levantaba apenas de mi banca, sin embargo, fui interceptado por un llamado del maestro desde su escritorio.

- Barrymore, necesito que te quedes un poco, ¿De acuerdo? - Decía el maestro, a lo cuál yo asentí, viendo como Andy salía del salón, cerrando la puerta ante la indicación del maestro de hacerlo, para después acercarme a su escritorio.

- ¿Qué necesita, maestro? - Pregunté de manera inocente, esperando a que el señor me dijera lo que hacía ahí, cuando de pronto, se levantó de su asiento, comenzando a recorrerme de pies a cabeza con su mirada mientras daba una vuelta alrededor mío quedando justo a mis espaldas, ante lo que yo me puse sumamente nervioso, comencé a sentir un escalofrío recorrer mi espalda, mis manos se tornaban lentamente en dos trozos de hielo de lo frías que estaban.

- Pequeño Barry... - susurraba cerca de mi oído el maestro, cada vez colocándose más cerca de mí, comenzando a tomarme por los hombros. -Déjame decirte que eres el chico más lindo que conozco... me atrevería a decir que eres mi alumno favorito - mencionaba mientras con su mano derecha acariciaba de manera asquerosa e insinuante mi cuello y cabello - aunque... eres muy tímido, pequeño... yo te puedo ayudar con eso... no temas ¿Si? - Entonces, pude percibir cómo el maestro alejaba mi cabello con una mano y bajaba mi camiseta un poco, dejando expuesta mi clavícula de lado derecho.

- N-no... - dije con miedo desbordando por mis expresiones, poniéndome cada vez más y más tenso, temblando ante cualquier toque del maestro, totalmente paralisado, sin saber qué hacer, cuando de la nada, sentí una asquerosa sensación de humedad en el pliegue de mi cuello, al mismo tiempo, pude sentir con claridad una mordida, el maestro se encontraba degustando de mí, me sentía tan asqueado y asustado, que como pude me zafé, dándole un golpe en su estómago, saliendo disparado hacia la puerta, sin embargo, fuí detenido nuevamente por unas palabras.

- Querido... ¿Crees que alguien más te va a desear? ¡por favor! ¿Quién querría a un pequeño monstruo como tú? un despiadado asesino al cuál le temen sus propios padres, y encima de ser un niño maricón, eres un enfermito mental... ¿De verdad tienes esperanza? Nadie te amaría...- Me sentí sumamente humillado, me sentí destrozado y atacado, tenía mucho miedo y miles de pensamientos catastróficos pasaron por mi mente, me sentía tan mal, que solo salí del salón lo más pronto posible.

Paralelamente. Andrés Mercedes.

Acabábamos de salir del salón, nos pusimos a un lado a esperar a Barry, las enfermeras estaban esperándonos en la cocina para servir el almuerzo, pero nos quedamos conversando un poco.

- Honestamente, creo que ya es hora de salir de aquí - dijo Daniela más decidida que nunca, se podía notar su seguridad en su expresión.

- Por primera vez, estoy de acuerdo con ustedes, ratas, pero ¿Cómo lo lograrán? - Preguntó entonces Hugo que estaba cerca.

- Lo que es seguro es que tendríamos que acabar con todos, lo cuál incluye a un maestro, un doctor, un psiquiatra y tres enfermeras. - Enumeraba Shirley.

- Podríamos quemar el lugar - decía entonces eufórica Dani.

- Dani, ¿Qué tu solo piensas en quemar? - Le reclamaba indignada Shirley.

- ¿Qué parte de pirómana no entendiste? - Alegaba Dani, siguiendo el pleito.

- Como sea, no es una mala idea, de hecho, si queremos acabar de manera eficaz con todos, una catástrofe de esa magnitud sería lo ideal, ¿No creen? - Se integraba a la conversación Halsey, básicamente, estábamos planeando el cómo escapar del lugar en un intento eficaz.

- Me gusta la idea del fuego... aunque para estar seguros, convendría deshacerse de unos cuantos antes. - Comenté entonces yo.

- Ok, ahora lo difícil, conseguir el con qué hacer fuego. - Decía Hugo. sin embargo, nuestra charla fué interrumpida de manera abrupta por la enfermera Ivonne, la cuál, de una manera bastante educada y civilizada nos pedía acudir al comedor, para no tener problemas futuros, todos se alejaron, sin embargo, yo seguía a la espera de Barry, el cuál, salió corriendo del salón, con una cara sumamente pálida, más que de costumbre, portando una expresión de terror puro y dolor, se veía que sufría, por ende, decidí acercarme. - Barry, ¿Estás bien? - Dije sin obtener respuesta alguna, me encontraba tomándole los hombros a Barry, se veía ido, como inconsciente, hasta que volví a preguntar. - Barrymore... ¿Pasó algo? - El chico entonces me miró a los ojos, pero en eso, de la habitación, salió el profesor, pude notar la mirada intimidada de Barrymore, lucía como un cachorro asustado e indefenso, por lo cuál, intenté preguntar de nuevo, ahora molesto y preocupado de que el menor hubiese sufrido algún daño. - Barry... ¿Te hizo algo? - Pregunté tomándolo de una mejilla, pero solo negó con la cabeza para salir corriendo después, podía escuchar sus sollozos, llegó hasta la habitación, donde intenté seguirlo, sin embargo, la enfermera me alcanzó y me llevó de vuelta con el resto... mi pobre y pequeño Barry...

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