Capítulo 10: Harlan, el falso rubio.
«Oh, sé que hay tantas formas en que esto podría ir. No quiero que preguntes, cariño, necesito que sepas: en esta y cada vida, siempre nos elijo a nosotros».
—Eres todo un caballero, ¿eh, Aleixandre Sterling? —se burló Leigh, golpeando su hombro reiteradas veces—. Si no fueras mi mejor amigo, me habría mojado de pies a cabeza.
Harlan se atragantó con su comida y me cubrió las orejas.
—¡Leigh! —le reclamó—. El niño no puede escuchar esas cosas.
—Oh, vamos, es mayorcito. —La pelinegra le restó importancia—. Además, ahora que lo hemos adoptado oficialmente, debería acostumbrarse a mí.
—¡Lo vas a corromper!
—¿Corromper? ¿En qué siglo estamos? ¿En el siglo pasado en donde se debía llegar virgen al matrimonio? —ironizó ella.
—De hecho, fue del siglo XIII al XIX —le corregí.
Ambos voltearon sus cabezas en mi dirección.
—¿Y tú cómo mierda sabes eso, Lyren? —me cuestionó Leigh.
—¿No es algo que todos saben? —inquirí, confuso.
—Disculpa mi ignorancia, pero no todo el mundo sabe esos datos tan precisos.
—Yo sí. —Me encogí de hombros.
Los cuatro se mostraron atónitos antes de estallar en carcajadas.
—La verdad es que siempre viene bien que uno del grupo sí que tenga cerebro —comentó Aleixandre, limpiándose una lagrimita.
—Lo dirás por ti, porque yo soy súper inteligente —presumió Harlan.
Solange rió con fuerza.
—Ese es el mejor chiste que has contado desde que naciste y mira que ya han pasado años...
—¡Solange! —le reprochó—. Tú deberías estar de mi lado. Eres mi hermana.
—Hermana por obligación, no por elección. —Leigh carraspeó por detrás.
—¿Ahora sois cuatro contra uno? Os debería dar vergüenza. ¿Dónde está el honor?
—¿Honor? Ni que estuviéramos en el siglo... —Leigh hizo un movimiento con la mano en mi dirección.
—XVI —terminé por ella.
—¡Exactamente! De verdad, Harlan. —La pelinegra agitó su cabeza.
—La osadía de decir eso y que sea Lyren quien conteste por ti —resopló él.
—No hemos establecido ningún requisito previo —se mofó ella.
—¡Lyren, ayúdame! Dile algo a Leigh —me pidió.
—¿Qué se supone que deba decir?
—Solo dame la razón.
—Pero no la tienes...
Harlan se sujetó el puente de la nariz.
—Ya sé que no la tengo. Por eso, tienes que darme la razón —suspiró.
—Está bien. Harlan tiene razón —murmuré.
—¡Ajá! ¿Lo ves, Leigh?
—Pero si acabas de obligar al pobre a darte la razón. Solo te faltaba amenazarlo. —Solange negó con la cabeza.
—¡Deja de defenderla, traidora! —exclamó el rubio.
—¿Y yo ahora qué he hecho?
—Yo soy tu hermano. Compartimos sangre. Deberías estar de mi lado.
Solange entrecerró los ojos.
—Leigh es mi mejor amiga. Es como una hermana también.
—Ah, es decir, ¡eres incestuosa! ¡Follas con tu...! —Harlan se cubrió la boca, con los ojos muy abiertos.
Aleixandre lo imitó y Leigh se golpeó la frente con la palma de la mano. Solange alzó ambas cejas.
—Guau, así que con esas estamos.
—Oh, vamos... Ha sido un accidente. —Agudizó la voz, obviamente abrumado por la culpa.
—No te vuelvo a contar nada.
—¡Lyren, no has escuchado nada! —Harlan trató de arreglarlo.
—¿Escuchar qué? —Fruncí el ceño, llevándome a la boca el último bocado de mi almuerzo.
—¿Qué? ¿No has escuchado lo que he dicho?
—¿Sobre que Solange y Leigh...?
—Exactamente eso. —Él carraspeó, avergonzado—. No tienes por qué repetirlo.
—Me lo suponía. —Me encogí de hombros.
—¿Qué? ¿Cómo que te lo suponías, pequeño Lyren? —Leigh enarcó una ceja.
Dudé en responder, pero tampoco tenía nada que ocultar. Se podría decir que ellos me habían obligado a sentarme en su mesa, pero no era desagradable estar acompañado de vez en cuando. Solange y Leigh no tardaron en disculparse tras Harlan y Aleixandre. No era como si tuviera algo que perdonar porque nunca hicieron nada malo y, sin embargo, una parte de mi corazón se tranquilizó.
—Tobías me lo contó.
El silenció que le siguió a mi confesión fue doloroso.
A pesar de que ellos nunca se involucraron con nosotros, no pude entender por qué cada cosa que hacían, de alguna forma, traía de vuelta todos aquellos recuerdos que había enterrado en lo profundo de mi alma.
—Oh, y él...
—Os vio meteros en el cuarto del conserje —aclaré.
—¿El cuarto del conserje? ¿El que todo el mundo conoce porque la mayoría de estudiantes folla allí? —Harlan abrió la boca—. Ni siquiera sois discretas.
—¡Cállate, Harlan! —Solange se sonrojó.
—Sonrójate como si jamás me hubieras pedido que me fuera de casa para follar con Leigh —farfulló él.
—Acabamos de solucionar todo para que ahora Lyren tenga esta imagen de nosotras. —La rubia se cubrió el rostro con las manos. Segundos después, le asestó un buen puñetazo a su hermano—. Imbécil.
—El sexo es normal. —Aleixandre entornó los ojos—. ¿Verdad, Lyren?
—Sí.
—No podemos ser las únicas del grupo —masculló Leigh—. ¿Cierto...?
Aleixandre se encogió de hombros, mientras que Harlan apartó la mirada, avergonzado.
—Oww, mis pequeños vírgenes —se mofó la pelinegra.
—La virginidad no existe —murmuré yo.
—Solo es una broma, Lyren —carcajeó ella—. ¿Y tú? Eres el único de los chicos que no ha reaccionado.
—¿Yo?
—¿Has follado? —preguntó.
—¡Dios, Leigh! ¿Puedes ser menos indiscreta? —ironizó Aleixandre—. ¿No has pensado que le podría incomodar?
—No me importa mucho —musité.
—No tienes que responder si no quieres, Lyren. No había pensado en que aún no éramos tan cercanos. —Leigh me mostró una sonrisa reconfortante—. No suelo tener filtro. Me disculpo si te ha incomodado.
Tobías tampoco tenía filtro.
—Está bien. De todas formas, tener relaciones sexuales no es algo de lo que me avergüenzo —declaré.
Harlan escupió su bebida sobre su hermana, sorprendiéndonos a todos.
—¿Te encuentras bien, Harlan? —Aleixandre trató de ayudarlo con un ligero rubor aún tiñendo sus mejillas.
—¿He dicho algo que no debería? —Agaché la cabeza.
—Es que nuestros dos nenes son muy tímidos. —Leigh me palmeó la espalda—. No te preocupes.
—No me preocupa...
—Eres tan adorable, Lyren. —Solange se inclinó en mi dirección para pellizcarme las mejillas.
—No soy un bebé —me quejé.
—Eres el bebé del grupo. —Hizo una expresión de orgullo.
—¿Hacéis esos juegos de rol en el grupo...? —Me encogí en mi sitio, sintiendo una extraña sensación invadiendo mi estómago.
—¿Qué? ¡No! ¡Es una forma de hablar! ¿Por qué haces que todo suene tan mal, Lyren? —Su tono de desconcierto cambió a uno de reclamo e indignación rápidamente.
—No es a propósito...
—¡Es culpa de la pervertida de Leigh! —le acusó Harlan—. Hasta esta mañana, Lyren era una cosita bonita y ahora solo habla de sexo por su culpa.
El rubio revolvió mi cabello como si de un niño pequeño tratase.
—¿¡Pero quién ha sido el detonante, eh!? —Leigh elevó la voz, indignada.
—¡Shhh! No te preocupes, Lyren. Yo te protegeré de la loca de Leigh.
El ojo izquierdo de la pelinegra titiló repetidas veces antes de abalanzarse sobre Harlan, insultándolo con todo tipo agravios e injurias.
—En general, suelen ser más... normales —los justificó Aleixandre, aunque la expresión en su rostro demostraba todo lo contrario.
La sensación que había estado conteniendo desde el inicio de la conversación estalló inesperadamente y una sonrisita se apoderó de mi labios antes dejar escapar una carcajada cuando Leigh acusó a Harlan de ser un falso rubio. Fue como si el tiempo se detuviera unos segundos para ellos, pues su discusión quedó en el aire mientras volteaban sus rostros de forma tétrica en mi dirección.
—¡Acabas de reír! —chilló Harlan, tirando a Leigh al suelo de una patada para mirarme con cierta ilusión.
—Como cualquier ser humano —murmuré.
—Pero tú no eres cualquier ser humano. —Se acercó aún más y apretó mis mejillas—. ¡Aw! ¡Bienvenido a nuestra familia, Lyren!
Harlan se abalanzó sobre mí antes de abrazarme con fuerza. El resto lo siguió poco después, uniéndose entre risas.
Y honestamente, una parte de mí se sintió menos rota que de costumbre.
***
Esto... ehm, hola JAJAJA. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Un mes y pico, ¿no?
Pido mil disculpas porque ha sido un mes duro y he tenido mil y una crisis existenciales. Además, he estado ocupada con la edición de ACDI. Han sido muchas cosas juntas y por fin he conseguido un poco de tiempo para escribir. Espero que en 2025 tenga tiempo para meterle las ilustraciones que prometí, porque a este paso, SLEDDB se queda con 1 ilustración rancia JAJAJ.
No es el mejor capítulo de la historia, pero quería escribir algo feliz y bonito para no hundirme en la miseria de Lyren otra vez, así que he dejado volar la imaginación y he representado lo que, alguna vez, fueron mis amigos. Y sí, mis amigos eran más o menos así, imaginaos el día a día del grupo JAJAJ. Echo de menos esos tiempos, en fin. Valorad vuestra juventud (como si yo fuese muy mayor, ¿sabéis?).
Espero que os haya gustado y no sé si cumpliré mis planes de actualizar alguna que otra vez antes de fin de año, y si no, pues hasta el año que viene JAJAJA.
Besitos a todos y gracias por seguir aquí <3.
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