Capítulo 22 "¿Brujería?"
A Jane se le hizo extraño que Cynthia no dijera nada, lo mismo para George, quién desgraciadamente, se había vuelto el portador de las malas noticias. Ella soltó lentamente el teléfono, se sentó junto a Jane y no pudo decir algo más.
—. ¿Y bien?
—John volvió con Yoko—dijo entre lágrimas.
—. ¿Qué? Digo... ¿No se te hace extraño que todo esto haya pasado así? Por favor, no somos idiotas... intuyo totalmente que nada de esto es normal.
—Yo sé que es normal—dijo Cynthia—, ya una vez lo hizo... ¿Por qué no lo haría otra vez?
—. ¡Tienes que hablar con él! ¿Qué le pasa? —propuso Jane molesta— ¿Cómo se atreve a ilusionarte, y luego, sin más, mandarte a volar? ¡Eso no está bien!
—No, no, déjalo así. John no va a cambiar, fue mi culpa por no haberme alejado de él a tiempo, su verdadero amor siempre ha sido... y será... Yoko Ono.
—No voy a dejar que te quedes de brazos cruzados—estableció Asher con enojo— ¡No lo permitiré!
Y mientras ella intentaba levantarla del sofá, sonó el teléfono. Jane dejó su objetivo anterior para ir a contestar.
—. ¿Bueno?
—Eh... hola, soy yo de nuevo—dijo George—, Cynthia se quedó muda, así que no pude decirle lo demás.
—No te entiendo, George—admitió Jane.
—. ¿Sabes? Siempre me he sentido con el menos valorado de los Beatles, sólo por delante de Ringo, pero no porque excluyan mis canciones, no, no, sino porque... John y Paul son los grandes amigos, en serio, si uno hace esto, el otro no duda en hacerlo igual.
—Eso no ha sido ni una maldita novedad.
—Ni con esto... Jane, tú te fuiste rápidamente, pero... ¿No viste a Paul? Parecía idiota, no, no en el mal aspecto, lo que se dice un idiota de verdad, una persona con capacidades mentales inferiores, ni siquiera podía hablar correctamente o gesticular una palabra. Parecía el títere de Linda, quién actúa como su ventrílocuo.
—O sea que... ¿Lo maneja a su antojo?
—Sí, por eso te digo... es Paul, pero no es Paul—agregó Cynthia, sabiendo por puro azar de que estaban hablando.
Jane la miró y escuchó atentamente la información que tenía George para ella:
—Bueno, el punto es... que ¡Hasta eso imita John! En serio, la pobre Yoko, con su pequeña estatura y peso inferior, tiene que estarlo cargando y cargando. Ringo intenta hablar con ellos, pero las dos amigas no los dejan solos, ni para ser examinados o algo así. Maureen y Pattie intentan hacer lo mismo, pero en serio, les juro que esto es... realmente extraño.
—Pues... ¿Qué podemos hacer? Ambos se comportan como idiotas nada más... así son, son los grandes amigos. Apuesto a que no están satisfechos con tanta humillación que nos han hecho a mí y a Cynthia, que por eso, actúan como títeres de circo, para una maldita broma, en donde claramente, Yoko y Linda tienen mucho que ver, nada más eso, un mal chiste—suspiró, dando su terrible deducción.
—No, no Jane, créeme... Lennon y McCartney son unos bromistas de primera, unos bastardos en muchos aspectos. Pero nunca, créeme que NUNCA, harían algo como esto. Además, en la mañana, John venía con Cynthia y ya me había dicho lo mucho que aborrece a Yoko...¿Por qué volvería con ella?
— ¡Porque así es él! Y ya George, por favor, déjanos con nuestra vergüenza en paz...
—Espera... ¡Jane!
Y ella colgó antes de que George pudiera decir sus palabras, se sentó enojada y entendió el dolor de Cynthia.
— ¿Te dijo algo, aparte de lo de Paul?
—Que John le sigue el juego, y se comporta como muñeco de ventrílocuo—dijo Jane.
—Ja... patrañas.
—Estupideces.
—Locuras de músicos.
—Mejor hay que mandarlos por un tubo.
—Sí, que se jodan—dijo Cynthia mientras encendía un cigarro.
—Ya ves lo que dicen... cada oveja con su pareja...
—Igual de idiotas que sus mujeres—señaló Cyn.
—Pseudoartistas que ya se creen la gran mierda—cuando estaba enojada, Jane si solía insultar.
— ¡Ni llegan a artistas! El arte de Yoko es puro morbo y las fotos de Linda... no sé, ella si tiene un buen ojo para la cámara.
Jane la miró enojada, por semejante elogio de Cynthia hacía su enemiga.
—Quiero decir... horribles fotos, ni para que un perro defeque sobre ellas—corrigió.
—Así me gusta.
Después de varios minutos sin saber que decir o pensar... súbitamente, ambas se levantaron sin previo aviso de la otra.
—Aunque claro... tú tienes razón, debemos enfrentarlos, confrontarlos y preguntar, exigir su explicación—propuso Cynthia.
—Totalmente, y no sólo eso... no queremos la opinión o las palabrerías de Linda o Yoko... ¡Queremos las de ellos!
—No permitiremos que ellas nos responda, ¿O sí?
—No, no, claro que no.
—Así que vamos, mi compañera—dijo Cynthia en tono heroico—, no vamos a quitarnos lo que por ley divina nos pertenece.
— ¡No señor!
Jane tomó su bolso, Cynthia su abrigo y ambas salieron rumbo a los estudios Abbey Road.
(...)
Antes de correr enloquecidas para intentar hablar con John y Paul, las dos chicas intentaron rectificar que lo que decía George fuera cierto, y espiarlos desde un ángulo en donde no se detectara que alguien estaba escuchando la conversación, para que comprobaran si era un comportamiento natural, serio... o una mera broma, nada más.
Se asomaron por la ventana de los estudios principales, como estaban en el piso más bajo, no hubo relativamente ningún problema, miraron por la ventana. En un sillón, estaba John, Yoko, Linda y Paul respectivamente, mientras que en el otro, ya estaban sentados Ringo, Maureen y Pattie. George era el único que se mantenía de pie, recargado por la ventana, pudieron ver por sus expresiones que era el más molesto de todos ellos.
—No podemos huir nada, pero por los labios de él... puedo deducir que está furioso—dijo Cynthia.
Jane contempló lo cierto, Linda era la que más hablaba y Yoko le seguía, pero lo que respectaba entre Lennon y McCartney, ellos no, ambos estaban recargados en los hombros de sus respectivas mujeres, parecían títeres, es más, se percató de que a John hasta le faltaba un zapato. Y contempló bien la ropa de Paul, todo mal vestido, con la camisa mal abotonada, pantalones que le ajustaban demasiado y un saco que no combinaba, sumándole el hecho de que su corbata estaba mal puesta, no había duda...
—Es Paul... pero no es él—se repitió.
George, por su buena vista, notó los ojos discretos ahí, y al instante... entendió lo que sucedía. Rápidamente, se acercó a abrir la ventana, las chicas se escondieron entre el muro debajo, para que nadie más pudiera verlas.
—Lo entendió, él sabe que estamos aquí—susurró Cynthia—, presta mucha atención a sus palabras, si John y Paul hablan, es que todo fue falso y es una maldita broma. Si se comportan como zombis, es porque algo malo les pasó... ¿Vale?
—Vale—asintió Jane.
Y ahí estaban las dos compañeras, escuchando perfectamente la conversación que se suscitaba, más bien, la pelea que ya era pan de cada día en los estudios Abbey Road.
—John... ¿Qué opinas sobre el negocio de Apple? ¿POR QUÉ NO RESPONDES? —gritó Ringo.
—Richie, no te exaltes—dijo Mo' y sostenía su mano.
—John... no se encuentra presente, si gustas, puedes dejar un buzón de voz después del tono—dijo Yoko, con su vocecilla aguda y molesta, con el simple hecho para provocar odio en Ringo.
—Ah... ¡Cállate! —se levantó violentamente— ¡Estoy harto de ustedes! ¡Largo!
—Bien—dijo Linda y sostuvo a Paul—, nos vamos.
— ¡Ellos no! —George cubrió la salida— ¡Ustedes sí!
—Ellos ya se quieren ir... ¿Verdad?
Y Linda movió la cabeza de Paul, haciendo que asintiera sin que él lo hubiese pedido, no había duda...
—Muñeco de ventrílocuo—afirmó Jane.
Y conforme pasaban las cosas y acciones, ellas pudieron darse cuenta que... ni la broma más pesada de Lennon y McCartney sería tan grave como esa.
—Argg... ¿A quién quieres engañar? —preguntó George furioso— ¡Tú le moviste la cabeza!
— ¡Claro que no!
—Mejor déjalos ir, amor—dijo Pattie enojada—, tal vez... estos son títeres gigantes que consiguieron, quién sabe qué clase de locura habrán hecho con los originales.
—Mira, Patricia... ¿Quieres tocarle el cabello a MÍ John? —dijo Yoko furiosa ante esa deducción— Mira... ¡Mira! —le jaló el cabello— ¡Puedes ver que es John Lennon! ¿Acaso es tan difícil admitir que ellos nos aman?
—Es cierto—apoyó George—, está era la ropa de John. Te lo paso de Paul, puesto que a él no lo vi... además, Linda sigue teniendo el anillo, no cabe duda, esto es una broma.
Y está conversación, la seguían escuchando Cynthia y Jane, cada vez más confundidas por el extraño comportamiento de sus amores.
—Por supuesto que no es una broma—dijo Jane—, llevo más de 7 años conociendo a James Paul McCartney... y sé perfectamente... cuando finge o cuando no. Está vez, él no está fingiendo.
—Totalmente de acuerdo—motivó Cynthia—, digo lo mismo de Lennon.
Dejaron sus deducciones para volverse a concentrar en el show.
—Exactamente—dijo Linda—, él me ama y no hay duda. Y si no hay más que decir... nos vamos.
—Sí, gracias por arruinar otra maldita sesión—dijo George con sarcasmo.
—Por nada—Linda sacó la lengua, en burla.
Harrison se quitó de la puerta y permitió ver, con mucha prepotencia, que esas mujeres se llevaran a sus grandes amigos y compañeros. Jane y Cynthia espiaron detrás de los arbustos, esperaron pacíficamente hasta que salieran.
—Maldita fuerza que tiene Yoko, casi se está muriendo. —dijo Jane entre risas.
Así que, contemplaron como Linda metía en el copiloto a Paul, en serio, parecía que lo estaba secuestrando. Yoko tiró en los asientos de atrás de John, lo acomodó como si fuera un cadáver, así que Linda fue a prepararse para conducir.
—Corre, no los puedes dejar ir—dijo Cynthia.
Eso mismo hicieron, las dos chicas sorprendieron a aquel automóvil y sus dos habitantes cuerdas. Cynthia estaba del lado de Linda y Jane del de Paul.
—Linda... ¡Por favor! ¡Déjanos hablar con Paul! —gritó con rabia.
—No... ¡Está dormido! —respondió sin abrir la ventanilla.
— ¡Cuál dormido! —dijo Jane al verlo tan débil y tan mal— ¡Está drogado!
— ¡Cállate Asher! —dijo Yoko desde la parte trasera.
—Por favor... no estamos negando que hayan vuelto con ustedes porque las amen—dijo Cynthia, mintiendo—, pero sólo te pido que me dejes hablar un momento con Paul... o con John, ¡Con alguno de los dos!
—Qué no, Powell—estableció Linda, nuevamente enojada—, ¡Están muy cansados! Vuelvan luego... bye, bye.
Entonces, sin dar previo aviso, Linda pisó con todas sus fuerzas el acelerador, y así, lograron escapar de la vista de Jane y de todas las Apple Scruffs que intentaron seguir el automóvil. Jane y Cynthia suspiraron, dadas completamente por vencidas, sin poder creer que les habían ganado.
—Es horrible—estableció Cynthia—, una verdadera locura.
— ¿Cuándo los volveremos a ver? ¿Cuándo mueran o algo así? —dijo Jane con dramatismo.
Ambas amigas olvidaron la rivalidad que se había suscitado en días antes, olvidaron todo lo malo que había pasado, y se entregaron ante el dolor mutuo que sentían en ese entonces. Salieron Maureen, Pattie. Ringo y George se quedaron en la entrada de los estudios.
—Oh... ¡Fue algo horrible! —dijo Mo' asustada— ¡No podía entender nada!
—John y Paul no podían hablar... fue un verdadero espectáculo de horror.
—Técnicamente, lo que acaban de hacer... fue secuestrarlos, los secuestraron—dijo Jane en deducción.
—Es cierto... los llevaron contra su voluntad, pero... ¿Ellos que pueden decir? —dijo Cynthia derrotada.
—Chicas, esto me recuerda a algo que leí anteriormente, me pueden tachar de loca, pero... por sus actitudes y comportamientos de los dos chicos... yo me atrevo a aseverar que...
— ¿Qué? —preguntó Jane confundida.
—Es... brujería.
— ¿Brujería?
—Exactamente, brujería.
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