Capítulo 18 "Razones"

—Paul... ¿Estás con alguien más? —volvió a preguntar Jane mientras su mano tocaba levemente la puerta.

Ellos se quedaron inmóviles, Paul hizo la seña a Cyn de que debía irse al otro cuarto, ella avanzó lentamente y se escondió en el armario de Paul, lo peor que le podía pasar es que Jane y él tuvieran relaciones. Paul se pasó los dedos por su enmarañado cabello y fue a abrir la puerta.

—Ho...hola Jane—lucía nervioso.

— ¿Te interrumpí? Escuché pasos.

—No, no para nada... era mi gato.

—Oh... ¿Seguro? —se notaba celosa— Entonces... ¿Por qué te ves así?

—Me acabo de despertar—Paul mintió.

—Oh claro... tiene sentido—Jane lo miró con unos ojos extraños—, pero es muy tarde... ¿No?

—Estaba tomando.

Cynthia escuchaba la conversación y se sostenía en los trajes de Paul, no sabía que podía pasar, no quería escapar por la ventana ni mucho menos salir en ese momento. Simplemente, respiraba con lentitud y oía todo lo que pasaba a fuera.

—Oh claro... eso explica todo.

—Sí—Paul estaba molesto, no olvidaba todo el show que Jane había preparado.

—Mira Paul, la verdad es que no sabía cuánto más podía seguir con esto—se sinceró—, pero ya no. Hablé con Cynthia y ella me hizo recapacitar de lo que hice, que estuvo mal haber jugado así con tus sentimientos.

—Bueno... ¡Lo admites! —dijo enojado.

—Sí, sí, lo admito—dijo con su orgullo vencido—, la verdad es que no perdí la memoria. Todo fue una confusión, una confusión que decidí tomar para ver tu valentía.

—. ¿¿Valentía??

"O una de dos" pensó Paul. "O Jane me está mintiendo, o Cynthia me mintió. No sé a quién de las dos creerle, pero es obvio que Jane no me va a decir la verdad, no me va a decir que me utilizó como su juguete o su conejillo de Indias, aun así... es difícil enojarse con ella, es un amor... maldita y sensual Jane".

—Sí, valentía—aseguró—. Pensé que me dirías la verdad... pero mentiste.

— ¿Ahora yo soy el malo de la historia? No jodas...Jane—se defendió.

— ¡No digo que seas el malo! Sino el mentiroso.

— ¡Entiéndeme! Estaba desesperado, si te decía toda nuestra cruel historia podría aterrarte... ¡Preferí mentirte porque era lo mejor para ti y para mí!

—Oh sí... claro, según eso pasa en tu loca mente pero... ¿Por qué era lo mejor para mí? ¿Por qué? Paul... no digas incoherencias, ¡Era lo mejor para ti! Para tu poder de dominarme y todo eso.

—. ¡No es por dominación! Mira... hay que reconocer que ambos hicimos mal, no es el mal lo que pasa, sino lo que te orilla. Yo me dejo guiar por la filosofía de Stuart Mill... ¡Si logras el bien común, no importa como lo hayas hecho! Además, tú provocaste este mal al mentirme.

—. ¡Pero Stuart Mill dice que tienes que lograr eso con base para el bien común! Y ¡No Paul! Tú lo lograste para tu bien egoísta—exclamó Jane.

—. ¡Es bueno para todos que estemos juntos! —dictó Paul como paso final.

Ellos se quedaron viendo mutuamente y no sabían que decir, Jane bajó la cabeza y Paul hizo lo mismo casi simultáneamente.

—No sé quién hizo bien...—dijo Jane.

—O quien hizo mal—Paul complementó su palabra.

—Ahora creo que te entiendo, hacemos las cosas porque creemos que estamos bien, pero al final... están mal. Pero no lo hacemos por maldad, sino porque no pensamos en ese momento.

—Jane, si te pones a pensar...—Paul se tranquilizó y recargó su codo en el hombro de Jane— Las cosas que hacemos siempre perjudican a los demás, incluso si fuera el acto más bueno del mundo.

—Arg... como odio todo esto, ¿Por qué no podemos hacer lo que deseamos y ya? Estamos tan regidos en un mundo lleno de moral y >>políticamente correcto<< que ya hasta me harté.

—Hay que reconocer que hicimos un mal y un bien—propuso Paul—, ninguno se equivocó y ninguno hizo lo correcto.

—Uff—Jane se movió y Paul casi se caía—, tienes razón. Olvidemos el asunto.

— ¡Entiendes muy bien! Deberíamos volver y olvidar todo lo que pasó.

—Claro...—sonrió dejada— ¿Cómo puedo decirle que no a esas mejillas?

Y Paul, aprovechando que ya todo iba a salir muy bien, decidió tomar la oportunidad de oro para salir bien librado y que todos ganaran.

—. ¿Qué te parece si vamos a pasear? Sólo me pongo un pantalón y voy por mi abrigo.

—Claro—aceptó Jane alegremente.

—Y... espérame aquí, ¡No subas!

Paul corrió rápidamente hasta su cuarto, abrió el armario, sacó su saco y le dijo a Cyn:

—Todo está perfecto, ya vamos a volver, pero vamos a ir a pasear, aprovecha para salir en cuanto suene la puerta.

—. ¿Qué? —se enojó— ¿O sea que ya van a volver?

—Sí Cyn... ¿No es maravilloso? Reconocimos que los dos tuvimos la culpa en cierta parte, pero ya no vamos a juzgarnos, vamos a amarnos.

—. ¿Qué?

Paul se puso rápidamente su pantalón, un abrigo de peluche negro y salió de su cuarto, dejando a Cynthia en un enorme estado de confusión y tristeza absoluta.

"P-pero... ¿Qué carajos"? no dejaba de pensar.

—Listo—Paul volvió con Jane—, te dije que sería rápido.

—Bueno...—ella no podía ocultar su felicidad—, vámonos.

Paul abrazó a Jane con un brazo y salieron felizmente del departamento. En cuanto Cynthia escuchó la puerta cerrarse, salió del armario y corrió rápidamente hasta la sala, pero...

—Oh espera—se escuchó una voz en la esquina—, creo que olvide mi cartera.

—No... no, espera—Paul no pudo detenerla.

Y Jane abrió la puerta, afortunadamente, Cynthia logró esconderse detrás del pequeño sillón.

Jane pasó con normalidad, dejó su cartera en el otro sillón, pero caminó de regreso a la puerta y sintió como alguien estaba ahí, Paul le dijo que saliera rápido, pero no pudo... todo fue tan rápido, que no se dio cuenta de cuando Jane ya sabía que había alguien escondida.

Por instinto, Jane creyó que era un asaltante o un secuestrador, así que tomó el paraguas que traía en su brazo y empezó a pegarle a la persona detrás del sillón, no se detuvo ni un momento y Paul quiso detenerla, se había vuelto una especie de fiera loca que golpeaba indiscriminadamente, hasta que Cynthia salió de su escondite.

—Espera... espera—dijo y tocaba su cabeza— ¡Jane! ¡Soy yo! —mostró sus manos en defensa.

—Cy... ¿¿Cynthia?? —soltó su paraguas de la impresión— ¿Pero qué?

Jane los miró a los dos y no dedujo en pensar lo peor.

—Escucha—dijo ella con temor.

—. ¿Acaso es lo que...?

—No... no no—Paul y Cynthia hablaron al mismo tiempo, convirtiendo la conversación en algo inentendible.

—. ¡Basta! —Jane los silenció— Me pueden decir por un momento... ¿Qué pasó?

—Bien, yo te diré—Cynthia tomó la palabra—. Yo vine a decirle a Paul que no perdiste la memoria.

Sólo le dijo eso, obviamente, no le iba a decir que hecho de su propia versión de la historia.

—. ¿Qué? ¿Por qué lo hiciste? Me... traicionaste—dijo Jane dolida.

—Lo sé, lo sé Jane... sé que no estuvo para nada bien—Cynthia le dio la razón—, pero es que... ustedes hacen tan linda pareja que no podía soportar la idea de que estuvieran separados, pero no contaba con que tú ibas a venir. Reaccionamos así porque creímos que te enojarías si me veías aquí, ya sabes... querías seguir actuando, no podía prevenir lo que dirías, así que me escondí en el baño.

—Exacto...—Paul entendió su mentira— No sabíamos cómo ibas a reaccionar, pero Cyn vio que todo fue perfecto, así que decidió que iba a salirse hasta que nosotros estuviéramos fuera.

—Eso mismo—aseveró nerviosa.

Jane quería creerles, pero había algo en ellos que no podía entender, muchas preguntas se formaron en su cabeza, sin embargo, decidió que no estaba en calidad de juzgar o algo por el estilo. Así que decidió confiar en su versión de la historia.

—Muy bien... les creo, pero Cyn, no era necesario todo esto.

—No quería que supieras que te traicioné—dijo con los hombros tensos.

—Sé que lo hiciste por nuestro bien—sonrió—, así que vamos a casa.

—P-pero... pensé que íbamos a salir—dijo Paul resentido.

—Eh... creo que mejor otro día, te hablo en la noche—Jane le guiñó el ojo.

—Vale...

"Maldita pelirroja, como te amo" —pensaba Paul una vez que vio a las amigas salir.

Jane y Cynthia pasaron a casa de Maureen por Julian, pero no se quedaron a ser parte de la comida ni de la convivencia entre Pattie y Mo', todo porque a Cynthia le dolía la cabeza.

El niño estaba muy cansado, así que llegaron a su departamento y se acostó en su camita, Cynthia procuró que su hijo estuviera bien, y volvió a la sala con Jane, donde estaba leyendo una buena revista.

—Jane, eres mi amiga y todo eso... pero creo que debo decirte la verdad. No soy de las personas que mienten o las que deben ser la mala de la historia, así que no soporto la bizarra idea de hacer esto.

—Cyn... me estás asustando...

—Jane, yo he sido ultra religiosa toda mi vida, mi mamá me dio dictámenes de la vida que debía seguir. A veces, en Kenwood, John llevaba a gays que participaban en sus locas orgias, y yo ni siquiera podía verlos, no tenía nada en contra de ellos, pero como buena católica que soy... no me parece lo correcto. Lo mismo con las lesbianas.

—P-pero... no entiendo Cyn—Jane se asustó levemente.

—Soy de las que respeta... nunca había dudado de mi amor por John, o por algún otro hombre, nunca había dudado de que yo fuera totalmente una mujer regida por las leyes de Dios y por los 10 mandamientos, así como todo lo que decía en la biblia... hasta... hasta...

—. ¿Hasta?

—1963... cuando... entramos a los estudios y—empezó a llorar discretamente— Paul... tenía en sus piernas a una hermosa mujer, una chica con la piel de porcelana, unos ojos de avellana intensos, una sonrisa que deslumbró todo el lugar, y un cabello tan rojo que parecía una cascada, que se caía por todos sus brazos.

—Oh... ¿Y quién era esa mujer que...?

Jane se quedó tiesa al entender que la mujer que Cynthia describía, era ella.

— ¡No puedo evitarlo! Veía a la preciosa actriz, exitosa, musa, preciosa...—lloró temblorosamente—, chica divina que salía tomada de la mano de Paul... ¡Y yo no podía con tanta belleza! Siempre me arrepentí, siempre veía como la belleza estaba alrededor del mundo y yo no podía con toda la preciosidad del mundo... ¡Tú eres eso, Jane! Eres tan bella, me estremezco cuando te veo, pero entendí que la única manera de poderte ver... era si estabas con Paul. Sin embargo...—explicaba con tristeza—, cuando pasó lo de la boda y todo eso... fue la única manera en la que podríamos estar juntas, si Paul volvía con Linda. Así que...

Jane escuchaba esto con miedo, sus puños se apretaban para soportar los nervios que se recorrían por todo su cuerpo.

—Yo no tuve la culpa de que Yoko me siguiera y descubriera su ubicación... pero... Jane, perdóname por lo que te voy a decir...

—Cy... Cynthia—se sentía decepcionada.

—Yo le dije a Linda lo que pretendías hacer con Jim Morrison...—sollozaba sin consuelo— Yo le dije que debía contactarse con él, gracias a mí... Linda le propuso eso a Jim y por eso... te tendieron la trampa.

—. ¡Cynthia!

—No sólo eso... el día que John iba a presentar las pruebas de su affaire con Linda, yo le hable a ella para decirle que ibas a ir a los estudios... por eso supo que estarías ahí.

—No... no puedo creerlo—estaba estupefacta.

—Y... acabo de ir a decirle a Paul que mentiste pero sólo para satisfacer tu ego, además de que... tuvimos sexo—aceptó.

Jane se levantó bruscamente del sillón, estaba con la boca abierta, ya no tenía nervios, ahora todo lo que recorría sus venas era enojo y rabia absoluta, no podía creer lo que escuchaba.

— ¡Es imposible! P-pèro... ¡Creí que eras mi amiga! ¡Por eso salió bien todo! No... ¡No pensé que te gustara Paul!

— ¡No me gusta Paul!

—De acuerdo... entendí todo, pero... ¡Lo que hiciste no te lo perdonaré jamás! No cabe duda que...—Jane sujetó su bolso con rabia— ¡Los amigos son los que te apuñalan de frente! Pero todo lo que hiciste fue horrible... ¡Horrible! Espero que Julian no lo sepa—lloró de tanta irritación— ¡No se perdonaría tener una madre que traiciona a sus amigas!

—Jane... ¡Lo hice por ti!

Ella no dijo nada, se dio la media vuelta. Entonces, en un ataque de impulsividad y amor no correspondido, Cynthia la sostuvo del codo, hizo que se diera la media vuelta... y no dudó en darle un beso muy fuerte en sus labios.

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