Capítulo 12 "Noticia"

—. ¿Q-qué? No puede ser... ¿Estás seguro?—cuestionó Jane ante la proposición de John.

—Claro que sí—dijo valiente—, no importa nada, quiero que estés bien.

—Vale, pero ¿Cómo te costarás con ella?

—Ya lo verás, voy a...

Justo cuando John iba a decir sus tácticas y y manera en como lo haría, pero alguien tocó la puerta:

—. ¿Qué haces, John? Freda está en otro lado, ¿Con quién hablas?

La chillona y aguda voz de Yoko Ono resonó por la puerta. Tenía la llave en sus manos, tocó la manija de la puerta y... ¡Abrió rápidamente!

Sus ojos se fijaban gráficamente en todo el lugar, pero sólo miró a John, único y solitario.

— ¿Qué haces?

—Nada.

—Te oí hablando con alguien...—pronunció.

—. ¿Con quién lo haría? No hay nadie aquí más que yo. Freda ya se fue.

—Vámonos, entonces—dijo Yoko alegremente. John se fue y ambos miraron el cuarto que dejaron, pero la pregunta era:

¿Dónde estaba Jane?

Ella se encontraba por el otro lado de la ventana, se sostenía desde el pequeño balcón, en vista hacía la calle, sentía como sus pies volaban y pataleaban, sus manos ya estaban muy cerca de caerse ¡Pero no tuvo otra alternativa! Yoko ya estaba presente y en cualquier momento pudo haberla visto, ¡Salir por la ventana era la única opción! Pero otra pregunta era:

¿Cómo iba a volver a suelo firme?

Ella no quería gritar, afortunadamente, las Apple Scruffs estaban del otro lado, así que no había nadie quién la viera, a su vez, eso también era malo. ¿Cuándo volverían Freda y Cynthia?

Escuchó que alguien entraba al salón, casi se muere de miedo por pensar que podría ser Linda o alguien más, pero se alivió cuando oyó las dulces voces de Pattie y Maureen.

—Debes dejar de pelear con ella, ¡No tiene sentido! Es tan tonta—aconsejaba Mo'.

—Lo sé, pero me enfada que hablen mal de Cynthia y Jane, ¡No lo soporto!

—Yo tampoco, pero las dos son unas huecas descerebradas, ¡No tienen corazón!

Jane se sentía totalmente alivianada al descubrir que eran sus dos amigas, así que gritó en un tono medio.

— ¡Chicas! Soy yo... ¡Ayuda!

Pattie y Maureen se asustaron terriblemente, miraron alrededor para comprobar si era su gran amiga quién les estaba hablando, pero no, se sorprendieron al no ver nada. Así que pensaron lo peor.

—Dios... ¿Oyes eso? ¡Es la voz de Jane!

—Lo...lo sé, pero... ¿Dónde está ella?—cuestionó aterrada.

—Tal vez... ¡Yoko la mató y ahora su espíritu ronda por todos lados!

Ambas chicas se morían de miedo por semejante deducción, así que Jane decidió intervenir antes de que ellas se fueran.

— ¡No! ¡Nada de eso! ¡Estoy en la ventana! ¡Voy a caerme!

Las dos chicas entendieron rápidamente y ayudaron a Jane a restablecerse otra vez en los pisos del estudio. Ella temblaba y sus manos tenían rasguños por la pared.

—P...pero ¿Qué haces?—preguntó Pattie.

—Estaba hablando con John, y este era el único lugar y la única manera en como él no me encontraría.

—Wow...y ¿Sobre qué?

—Les sonara extraño...pero John...

Nuevamente, al momento en que ella iba a decir algo importante, fue interrumpida por la presencia de Freda y Cynthia, se notaban bastante cansadas y sudorosas.

—Tuvimos que correr alrededor y por todos lados, con tal de que el guardia no nos encontrara—explicó Cynthia, inhalando fuertemente.

—Ya todos se han ido, así que nosotras ya podemos salir sin ningún problema.

Jane prefirió omitir todo lo que pasó y todo lo que John haría para apoyar su regreso con Paul, así que ya no pronunció ninguna otra palabra y regresó al departamento que compartía con Cynthia.

En todo el transcurso de ida, ella no dejó de pensar en lo que le había salido mal respecto a su plan no logrado con Jim Morrison, y de ahí, le salió una teoría contundente:

Era improbable que Jim y Linda estuvieran comunicados porque fueran amigos o aliados, aquello era relativamente imposible. Además, ¿Como por qué motivo él se comunicaría con ella sólo para hablar de Jane Asher? Algún tercero estuvo involucrado en eso, ¿Fue Pamela? ¿O algún periodista británico empedernido los captó? Porque ella nunca entendió, como pudieron hacerle esa barbaridad con tan precisión y en tan poco tiempo.

—Vamos—dijo Cynthia.

Julian estaba en el asiento de atrás, los tres bajaron con normalidad y sin nada que decir. La amistad entre Jane y Cynthia ya se había vuelto tensa e irrevocable, como si estuvieran peleadas y no quisieran admitirlo.

Por lo tanto, Jane se sentó con tristeza en la bañera, se dio un refrescante baño y pudo notar que aún tenía los shorts de Pamela, así que se los quitó rápidamente, mientras refugiaba su cara en la suave espuma.

Salió y Cynthia leía un buen libro, Julian ya estaba dormido, Jane se sentó a lado de ella y cenó un poco de cereal. Estaban un poco cerca, ninguna de las dos se atrevió a hablar, hasta que Cyn tomó la palabra.

—Fue algo extraño...pero dime, ¿Crees que Paul y tú puedan reanudar su relación?

—Claro—aseveró Jane—, no tengo duda de eso. John hará algo que...bueno, me hace darle sus respectivos respetos.

— ¿Qué es?

—No te lo quiero decir, porque sé que lo sigues amando en el fondo, sólo te diré que es un acto sumamente hermoso, que recordaré por siempre.

—Yo creo que ya te deberías olvidar de ese asunto, no tiene caso que sigas peleando por ello. Todos pierden su tiempo con eso, Jane—Cynthia hablaba con seriedad, pero con un interés remarcado—, creo que tienes que entender que el destino es el único que es capaz de decidir quién se queda en nuestra vida o quién no. Nosotros, no somos más que sus peones a los que controla, por eso, por más que intentemos seguir con una persona equivocada, el destino nos la quitará, sin embargo, si esa persona debe quedarse o permanecer a su lado... ¡Por más que la alejes o se mantengan distantes, siempre volverán a reunirse! He ahí, porque Paul se tuvo que ir de tu lado.

Jane siempre contempló a Cynthia con mucha admiración y respeto, no sólo por su buena actitud y comprensión, si no también, por sus grandes consejos. Pero al oír semejante sermón al cual ella lo consideró como: conformista, monótono y hasta machista... ¡Tuvo muchas más razones para enojarse! Ella ya no era la misma, ya no pensaba como una adolescente londinense en pubertad. Jane sabía y estaba consciente de que se convertía lentamente en una mujer de pies a cabeza. ¡Pero no quería conformarse! ¡No quería abandonar la idea de que Paul estaría lejos! Por lo tanto, su respuesta fue muy grosera.

—Cynthia, eso es lo más estúpido que has dicho en años luz.

—P-pero... ¿Por qué?

—. ¿Por qué tengo que conformarme a la idea de que Paul ya no va a estar a mí lado jamás? ¿Por qué? He ahí la diferencia entre los estadounidenses y los ingleses. Nosotros siempre nos "acostumbramos" a ciertas cosas, no hacemos nada para cambiar nuestra vida... ¿Por qué resignarse? ¡No quiero hacerlo! Quiero quedarme con Paul así sea lo último que haga en mi vida.

—P-pero.... Jane...

—. ¡Nada! No te haré casos a tus consejos. He aquí la largada diferencia entre una pueblerina de Hoylake y una londinense como yo. ¡Jamás me conformaré ante nada! Siempre buscaré lo mejor para mí!

Cynthia se ofendió ante semejante insulto, pero ella también ya había cambiado y ya no iba a permitir que la volvieran a pisotear o humillar de esa manera:

—PUES, ¿DE QUÉ TE HA SERVIDO?—gritó furiosa— ¡De nada! Jim Morrison te timó, Paul ya no está a tu lado... ¡De nada te ha servido!

—No me daré por vencida, ¡Jamás!

Jane y Cynthia ya estaban cara a cara peleando, la segunda daba pequeños pasos en frente y... estuvieron a punto de darse un beso. Se quedaron petrificadas al contemplar que su rostro estaba tan cerca de pegarse con sus labios. Cynthia enrojeció y Jane se alejó por completo.

—Olvídemos eso, jamás pasó—dijo la segunda apenada.

—Tienes razón... fue un accidente.

—No pasó nada, ¿Verdad?

—No... nada de nada.

Ambas volvieron a sus actividades normales, no dejaban de verse con pena y desviaban la vista lo más que podían. Se fueron a sus habitaciones sin volver a hablar del asunto.

(...)

A la mañana siguiente, ellas estaban tomando un buen café, por su mirada, Cynthia demostraba haber tenido una mala y pésima noche, Jane estaba cansada y bostezaba cuando podía.

—Buenos días—dijo la pelirroja.

—Jane, creo que tengo que decirte algo muy importante, es extraño, es algo que me aterra, pero mereces saberlo—Cynthia dijo con valentía.

—Vale, dime... te escucho.

—Bueno, yo...

Justo cuando Cynthia Powell iba a decir esa cosa con suma relevancia, sonó el teléfono. Jane, como era la más cerca, lo contestó sin duda, irrumpiendo la conversación que iba a suscitarse.

—Eh... Jane, soy yo—hablaba la voz de John Lennon—, quiero que hagas presencia en los estudios Abbey Road en este mismo instante.

—Vale, pero... ¿Por qué?

—Ya lo he hecho, me he acostado con Linda, hoy se lo diré a Paul y le mostraré las pruebas.

—P-pero... ¿En serio?—se impresionó demasiado.

—Sí, Paul saldrá tan voluble y desecho que volverá contigo en ese instante, ¿Lista?

—Oh... ¡Gracias John!—dijo ella totalmente feliz— Juro que te ayudaré en todo lo que pueda. Pero ¿Cómo?.

—Freda, Pattie y Maureen te ayudarán a entrar, ¡Vamos!

— ¡Voy para allá!

Jane colgó el teléfono, Cynthia se sentía deprimida por no ser artificie o parte de lo que ella planeaba con su ex marido, intentó saber un poco más de información.

—P-pero... ¿A dónde vas? ¿Irás a los estudios?

—Sí, te veré después.

Jane estaba tan emocionada que salió corriendo, tomó su suéter y nada más. Cynthia miró el teléfono con precisión y sabía que tenía que hacer.

(...)

Freda Kelly, Pattie Boyd y Maureen Cox ya sabían perfectamente la manera en como ayudarían a Jane Asher a entrar, esperaban impacientemente su llegada. Eso pasó más rápido de lo que creían, pero no tanto para el momento de la verdad.

—. ¡Aquí estás!—exclamó Maureen con alegría— Me alegro, Ringo y George distraen a los guardias, ¡No hay tiempo que perder!

Las cuatro se fueron corriendo a los estudios, Pattie y Maureen fueron las únicas que entraron, Freda y Jane escuchaban atentamente por la puerta. Que las esposas de George y Ringo entraran, era la señal definitiva para John. Así que se escuchó lo siguiente:

—Eh... antes de empezar, quisiera hacer un gran anuncio—dijo John con su tono tan típico de siempre.

—. ¿Qué es?—cuestionó Paul con el ceño fruncido.

—Querido amigo, querida esposa—se refirió a Yoko—, queridas Pattie y Maureen, yo quiero decir algo muy importante.

Jane se quedó plagada, escuchaba atentamente por la puerta sin hacer ningún otro ruido, no sabía más que hacer o decir. Freda se asomó por la manija, ahí estaban todos. Linda temía lo peor, Yoko observaba cautivada y Paul no tenía ni la más ligera idea de lo que pasaría.

—Amigo Paul, ¿Te he dicho que te siento casi como un hermano para mí? Eres mi mejor amigo.

—Lennon... ¿Qué te pasa?—cuestionó con el ceño fruncido.

—Y sabrás que... ¡Los mejores amigos comparten todo! ¿No?

—Eh...

—Incluso a las esposas, la noche de ayer, me acosté con Linda. He aquí las fotos.

John aventó dichas imágenes a la mesa, Paul miró horrorizado mientras que Pattie y Maureen reían superiores ante sus enemigas. Linda tenía la cara llena de vergüenza y Yoko miraba con escepticismo todo esto. Jane sintió como su ego, maldad y sentimientos perversos subieron infinitamente hasta la cima, hizo una sonrisa maquiavélica y su felicidad perturbada se notaba por todos lados.

—P-pero... ¿Qué has hecho? ¿Te acostaste con mi mejor amigo?—gritó Paul, reclamando fuertemente.

Sonó el teléfono, Linda contestó, pero no pudo decir nada por el enojo evidente de Paul, colgó bruscamente.

—. ¡Tú me abandonaste el día antes de la boda!—reprochó.

—Porque... ¡Entiende! No quería y no QUIERO seguir casado contigo, ¿Es tan difícil de entender?

—Eso es falso... ¡FALSO!—reclamaba ella desesperada.

—Es más cierto que nada, y lo sabes—John decía con burla.

—Y gracias a estas fotos—Paul las recogió—, ¡Te voy a poder demandar por adulterio! Accedí a casarme contigo, sólo para cubrir mi pellejo, pero... ¡Las leyes británicas me darán la razón y podré alejarme de ti! ¡Al fin!

—P...pero Paul... ¡Yo te amo!—dijo ella con tristeza.

—Pero yo no, así que mejor... vete acostumbrando a eso.

Jane quería gritar de alegría, tenía una enorme sonrisa de mejilla a mejilla, pero se desvaneció al ver a Paul caminar rumbo a la puerta. Freda la jaló del brazo para que Linda ni Yoko pudieran verla, desde una esquina, Paul salió hecho una fiera, sabía lo que tenía que hacer.

Linda le siguió por un poco, Jane observaba esto desde un rincón, Freda y se había ido, creyendo que Asher imitaría su acción, pero no, Jane se quedó tan maravillada. Aunque... desafortunadamente.

— ¡Hey! ¡Asher! ¿Qué haces aquí? —Linda volteó, la vio y caminó rumbo a ella.

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