Capítulo 33

Zack

  —Ella ha desaparecido.—dijo Abbie irrumpiendo en mi habitación. Mi corazón comenzó a acelerarse, no podía ser cierto lo que me decía aquella renacuaja.

 —Como sea una broma yo...—Abbie puso ambas manos en sus caderas y se puso roja de ira.

 —¿Crees que bromearía con esto?—respondió encolerizada. Yo apreté mi mandíbula y me calcé unas zapatillas, me abotoné la camisa que llevaba puesta y pase por su lado sin mirarle siquiera a la cara. 

Abbie no me caía bien, jamás me caería bien y el sentimiento era recíproco. En realidad tan solo nos soportábamos por Ella. 

—¡Eh! ¿Qué cojones te pasa?—gritó ella detrás mía mientras yo abría la puerta y me dirigía al cuarto de Ella.

—Haz el favor de cerrar el pico, me produces dolor de cabeza.—contesté malhumorado. 

Abrí la puerta y encontré la cama de Ella deshecha y vacía, todas sus cosas seguían en el mismo sitio pero no había ni rastro de ella. Cogí su móvil que se encontraba encima de la mesita de noche y me lo guardé en el bolsillo, lo iba a necesitar.

—¿Que hacemos?—dijo Abbie rompiendo el silencio. Yo me dí la vuelta y me encogí de hombros.

—Tú no sé, yo voy a ir enseñarle esto a la policía.—anuncié enseñándole el móvil de Ella.

—No puedes cogerlo sin permiso...

—No está aquí para decir lo contrario.—Abbie asintió, ambos queríamos vengarnos de Cassie. Esa era la única cosa que teníamos en común. Ella era la única que quería esperar, la única que pensaba que aquello no era correcto. Palpé el móvil y lo miré fijamente, aquella era mi llave hacia la libertad. La de Abbie, la de Ella y la mía.

Eché un vistazo a la desordenada habitación y miré a Abbie divertido.

—¿Eres una cerda lo sabías?—Ella cruzó los brazos y se preparó para atacarme. 

Observé la la flor de Ella y toqué sus pétalos observando como uno de ellos descendía. Volví a depositarla en su sitio y me pregunté dónde podría estar.

—Y tú un capullo.—dijo ella. Reí y salí de la habitación. 

—¡Espera! Te acompaño.—gritó ella mientras me seguía. Yo fruncí el ceño pues no me agradaba su compañía.

—No, gracias.

—Escucha Zack. Esa grabación me incumbe tanto a ti como a mi.—Yo asentí, por una vez la hippie tenía razón así que acepté la idea de tener que aguantarla un rato más.

Ambos bajamos las escaleras deprisa y salimos por la puerta principal. Arranqué el coche y me dirigí a mi antigua casa. 

Antes tenía que saberlo él.

—¿Charlotte no estará en casa, verdad ?—preguntó Abbie sentada en el asiento del copiloto. Yo negué con la cabeza.

—No, a esta hora siempre está en casa de Sarah o de compras. Haciendo cosas de pijas.—contesté. Abbie rió y yo la miré sin entender que le hacía tanta gracia.

—¿Qué? No me mires así. Tiene gracia.—Yo volví la vista a la carretera.—Tan solo imagínalo ¿Vale?—yo hice caso omiso y ella continuó hablando.—¡Que fuerte tía! ¡Tu nueva nariz operada es divina de la muerte!—imitó. No pude evitar reír al recordar la horrible nariz operada de Sarah. Era cierto que exageraba demasiado la manera en que mi hermanastra hablaba pero... tenía cierto parecido con ella.—¡Pero bueno! ¿Acabo de ver a Zack riendo?—dijo ella fingiendo sorprenderse. Yo sonreí y ella me devolvió la sonrisa, en cuanto me dí cuenta de lo que estaba pasando volví a ponerme serio y fingí concentrarme en la carretera. Apreté con ambas manos el volante y ella volvió a mirar por la ventanilla como había hecho durante todo el trayecto.

 —No entiendo por qué te alejas de todo el mundo.—susurró ella en voz baja. Yo apreté el volante con más fuerza y permanecí callado—¿Sabes? Si quisieras serías un tío estupendo.—confesó mientras me miraba. Yo suspiré y la miré a los ojos.

 —Tú tampoco estás tan mal.—Ella sonrió y yo orienté de nuevo mi mirada hacia la carretera.

Abbie encendió la radio y sonó "Wonderwall  de Oasis"  en el coche. La miré a los ojos divertido.

 —¿Que pasa? ¿No te gusta?—preguntó disponiéndose a cambiar de emisora. Yo la detuve poniendo una mano encima de la suya.

—No, déjala. Está bien—me limité a decir. Ella se recostó sobre su asiento y comenzó a cantar la canción. Yo reí de nuevo.

—¿Qué te hace tanta gracia?—preguntó ella molesta.

—Pensé que te gustaría Bob Marley o algo por el estilo. No te pega Oasis.—Abbie golpeó mi hombro y sonrió, lo contrario a lo que me esperaba. Ella continuó cantando a todo pulmón y yo comencé a tatarearla hasta que al final acabé como ella y destrozamos juntos la canción.

Cuando llegamos subí las escaleras y toqué el timbre temiendo que no me abrieran la puerta. Tanto Abbie como yo no sabíamos que es lo que iba a pasar.

La puerta finalmente se abrió y pasamos con cuidado adentro.

—¿Aquí vives tú?—preguntó ella asombrada.

—Vivía.—le corregí. Ella asintió compungida.

Mi padre me observaba con cara de póquer.

—Connor,—dije—cuanto tiempo...—Él se mantuvo en silencio y yo saqué el móvil de mi bolsillo.—Solo necesito cinco minutos. Cinco minutos y me marcho—Él observó mi móvil sin saber que decir y finalmente nos indicó que pasáramos dentro.

Cuando ambos nos adentramos en aquella mansión ninguno fue capaz de reaccionar, Abbie estaba demasiado impresionada y yo simplemente no creía que volvería a pisar aquella casa.

—Bueno, Zack. ¿Qué es lo que me tenías que enseñar?—dijo mi padre cansado. Yo me desperté de mi ensoñación y recordé que no había venido para otra cosa que para mostrarle aquella grabación.

—Si, perdona.—mascullé. Él se sentó en el enorme sofá blanco que se encontraba delante nuestra y cruzó las piernas. Apreté la mandíbula y le dí al play .

El rostro de mi padre cambiaba de la tristeza al dolor y del dolor al enfado conforme escuchaba. 

Cuando finalizó me miró a los ojos sin entender nada de lo que había escuchado.

—¿Es todo eso cierto?—preguntó él incrédulo. Tanto Abbie como yo asentimos.

—Si. No te preocupes, yo también la habría creído.—confesé. Él se levantó y me miró severo, yo no sabía que es lo que podía haber salido mal así que me mantuve callado hasta que él me abrazó.

—Zack, yo... lo siento. Debí escucharte...—negué con la cabeza y esbocé una leve sonrisa. 

—Ya he dicho que te perdono.—"Se acabó"  pensé. La puerta se abrió y entraron Cassie y su madre por ella. 

—¿Qué demonios hace él aquí?—gruñó Cassie lanzándome cuchillos con la mirada. Mi padre se levantó enfurecido y cogió el móvil de Ella. 

—Cassie ¿Puedes explicar esto?—espetó mi padre al tiempo que volvía a reproducir la grabación. 

Eleanor, su madre, soltó las bolsas que cargaba horrorizada y se puso ambas manos en la cara siendo incapaz de creer lo que escuchaba. 

Aquella fue la primera vez que vi realmente asustada a Cassie. 

—Yo...—comenzó a decir con voz trémula.

—Cassie...e-estás enferma.—alcanzó a decir Eleanor a su lado. Se colocó al lado de mi padre y este acarició su espalda mientras enterraba su cara en su pecho y lloraba desconsoladamente.—Ni siquiera puedo mirarte.

—¡Todo es culpa suya!—gritó furiosa señalándome—¡Si me hubieses amado desde el principio nada de esto hubiera ocurrido!—Ella se acercó a mí desesperada mientras se deshacía en un mar de lágrimas—¿Por qué no me quieres Zack? ¿Porqué? ¿Porqué? ¡¿Porqué?!—dijo comenzando a elevar cada vez más y más el tono. Ella cayó y se aferró a mi pierna llorando descontroladamente.—Zack, por favor...quiéreme.—suplicó. Aquella Cassie no se parecía nada a la que yo había conocido anteriormente, no sentía ni una pena por ella.

  —Cassie, ya es suficiente.—dijo mi padre. Ella lo miró con los ojos enrojecidos y se agarró la cabeza con ambas manos.

 —¡No! ¡Todo es por culpa suya!—gritó ella.—¿Por qué le haces más caso a ella que a mí? Tan solo es una niña tonta. ¿Por qué todos la quieren más a ella que a mí?—gritó histérica. 

Parecía hablar para sí misma, era como si escupiera todos sus pensamientos al exterior. 

Sujeté su barbilla y ella me miró fijamente a los ojos.

 —Tú no sabes amar.—le dije fríamente. Me deshice de ella, ella corrió y se hizo con un cuchillo. 

—¡Eso no es cierto! ¡Zack! ¡Yo te amo! ¡No me dejes sola!—gritó mientras, cuchillo en mano, se abalanzaba sobre mi. Mi padre la sujetó mientras ella trataba de escapar de sus brazos, pero él era más fuerte que ella. 

—¡Eleonor! Llama a la policía.—gritó mi padre mientras retenía a Cassie por el máximo tiempo posible. Abbie se estremeció y yo la abracé tratando de tranquilizarla.

—Pero... es mi niña...—respondió ella asustada.

—¡Eleonor!—gritó de nuevo mientras evitaba que Cassie hiciera daño a alguien. Ella marcó con sus dedos trémulos el número de la policía y comenzó a hablar asustada.

—¡Si no te tengo yo no lo hará nadie!—gritó ella enloquecida mientras trataba de deshacerse del abrazo de mi padre.

—¿Policía? Mi hija se ha vuelto loca, venga deprisa por favor.—Cassie soltó el cuchillo derrotada y comenzó a llorar sin control.

—¡Yo te quería Zack, yo te quería!

                                                                            ***************

Cuando llegó la policía mi padre explicó todo lo sucedido sin omitir la parte de la grabación. Ellos, la escucharon y la esposaron sin vacilar.

  —Queda arrestada por el asesinato de Julie Andrews.—Cassie, no hizo ademán de resistirse y pudieron ponerle las esposas sin problemas.

 Ella me observó desde la ventanilla sin expresión alguna desde el coche, yo mantuve mi mirada fija en mi hermanastra mientras mis padres hablaban con un hombre uniformado.

—Su hija está enferma, será tratada adecuadamente por un profesional.—decía el hombre, Eleonor se puso las manos a la cara, aún no creía que su hija fuera una psicópata. 

El policía se sentó en el asiento del copiloto y observé como el coche se alejaba de allí.

Abracé a Abbie y ella susurró:

  —Ya está Zack, hemos ganado.

  —Si, hemos ganado.

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Os dejo arriba "Wonderwall" (La canción que Zack y Abbie escuchan en el coche)

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