Capítulo 3

Ella

Aquel día, aquel Lunes, quise que Dean lamentara todo aquello por lo que me había hecho pasar.

Por mí. Por mí y por Megan.

Seamos honestos, claro que todo el instituto se había enterado de que lo mío con Dean había llegado a su fin y, que por supuesto, no había acabado todo lo bien que podía acabar un noviazgo.

Sus miradas se posaban en mí. Murmullos y más murmullos que hacían que mi cabeza quisiera estallar.—¡Eso es lo que te mereces, por puta!- dijo una chica...—¡Cornuda!—escuché decir a otra... —Si yo fuera ella, le habría cortado los huevos a ese hijo de puta—que fácil es decirlo... —Pobre, ojalá se recupere pronto.—"No saben nada..."

Quería escapar, irme de allí en el acto, pero esa sería la forma más fácil de hacerlo. Tenía que dejar la cosas claras.

Me acerqué a Dean.

—¿Que? ¿Presumiendo de tus hazañas con tus amigotes?— le dije con furia. —Típico de ti ¡Por favor! Eres patético, me alegro de no haberme acostado contigo. —Todos con los que el anteriormente había compartido hacía unos segundos carcajadas y risas reflejaron una expresión de sorpresa. Mentiroso. —¡Marshall eres un mariconazo! ¡Dos meses y no has conseguido nada! —Dijo un amigo de Dean a los que mas le siguieron haciendo comentarios parecidos. Conocía poco a Steve, en fin, como a todos los demás. Otro cerdo sexy de usar y tirar que en estos momentos puede serme muy útil. Me miró como si quisiera desnudarme allí mismo, repugnante lo sé. Sin embargo le devolví la mirada y continué humillando a Dean. No me iba a solucionar nada el dejarle en ridículo delante de los chicos pero si iba a hacerme sentirme mejor durante un tiempo. Para ellos Dean era una especie de Dios del sexo, o al menos eso creían, el no poder practicar sexo conmigo le había restado bastantes puntos de masculinidad. Obviamente según estos locos descerebrados que se dedicaban a hacer más grande el número de conquistas.

— ¡Así es! Vuestro amigo es tan imbécil que presume de haberme engañado con otra sin antes haberme echado un polvo.- Dije mostrando una sonrisa.—Así que cariño, no te enfades. Piénsalo, mantendrás un recuerdo bonito de mí.- Respondí con la cara que el solía hacer cuando me decepcionaba. Me miró con desprecio. Me acerqué a él lentamente y le susurré— Ya lo veo en todas partes. Ella, la chica que no pudiste meter en tu cama.—Se apartó de mi y le di la espalda.

        Me dirigí a la enorme masa de chicas que habían observado y escuchado en todo momento. Seguramente la antigua Ella habría pasado de largo y las habría ignorado, pero la nueva daba la cara y se defendía. Así que me planté en frente de todas y dije fríamente.-Escuchadme bien. La cornuda que merecía esto por ser una "puta" se ha recuperado muy pronto.—Hice una pausa breve y miré cada uno de los rostros de las chicas que me escuchaban. Unas estaban furiosas de ver como salía victoriosa, otras con admiración y algunas simplemente con una sonrisa.- Se ha recuperado y le ha cortado los huevos a ese hijo de puta. 

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