Capítulo 20

Ella

-¿Cuál creeis que me queda mejor? ¿El azul o el verde?- Pregunté indecisa. Zack chasqueó la lengua y cruzó los brazos cansado mientras Robert sonreía de oreja a oreja.- El verde es sencillo pero coqueto y el azul es como... ¡Aquí estoy yo!

-Como si te quieres poner una bolsa de basura...- Bufó Zack al tiempo que Robert le propinaba un fuerte pisotón, él se mordió la lengua para evitar quejarse y le lanzó una mirada asesina a su novio.- Quiero decir... que cualquier cosa te quedará bien, eres tan guapa... tan perfecta, tan...

-No te pases.- Sonreí satisfecha y miré a Robert a la espera de su opinión.

-Pienso que deberías ponerte el azul. Lo has dejado con Sean, ya es hora de que se arrepienta.- Yo bajé la mirada y él puso las manos en su boca arrepentido.- Lo siento yo no quería...

-No, esta bien. El azul es él elegido.- Contesté con una amplia sonrisa.

-No entiendo por qué las tías os preocupais tanto por lo ropa.- Interrumpió Zack levantando las manos.

-Bueno... una ocasión es una ocasión...- Justifiqué.

-¿Por qué me enamoré de un chico tan cascarrabias?- Cuestionó Robert. Zack lo miró divertido y le pasó un brazo por el hombro.

-Por qué tengo un culo de escándalo.- Contestó, como si aquello fuera lo más obvio del mundo.

-Cierto, tienes un buen culo.- Sentenció Robert con una sonrisa de oreja a oreja que Zack le devolvió. Me sentí desplazada, no hacía falta decir que sobraba.

-Ejem... Sigo aquí.- Dije recordándoles que aún estaba presente.

-¿Y a qué esperas para irte?- Dijo Zack instándome a irme. 

-Tú siempre tan amable...- Arrugué la nariz y recogí todo el escaparate que había montado en la habitación.

-Entonces...¿Te vas o no?- Preguntó Zack impaciente. Robert empujó a su novio suavemente.-Qué. Tu también quieres que se vaya.- Declaró.

-Si, si. Tranquilo, ya me voy.- Contesté tajante. Comprendía que necesitaban su espacio y que debía respetarlos, al fin y al cabo, yo tan solo era una invitada. Me quité la camiseta del pijama y me puse una sudadera con el logo de la universidad. Yo también tenía asuntos pendientes por resolver.- Ya os dejo solos, tortolitos. Pasadlo bien.- Le guiñé un ojo a Robert y el se ruborizó.

-Tranquila, lo haremos.- Zack agarró el mentón de Robert y lo besó mientras me indicaba con la mirada que me largara si no quería enfadarlo. Puse los ojos en blanco y cerré la puerta detrás de mi. 

Ajusté los tirantes de la mochila a mi agrado y me dirigí a mi antiguo cuarto, ahora que ya lo sabía todo debía solucionar las cosas con Abbie, no podía quedarme eternamente con Zack y Robert, a veces era un poco incómodo vivir con una parejita feliz...

Robert había escuchado todos mis problemas cuando más lo necesitaba y me había apoyado en todo momento, en cuanto a Zack... bueno, simplemente es Zack, podía ser maravilloso por la mañana y por la tarde una persona completamente irritante pero le apreciaba y sabía que él también se había encariñado de mí, aunque insistiera en negarlo. 

Suspiré y me apoyé en el marco de la puerta. ¿Y si nada volvía a ser como antes? ¿Y si me estaba engañando a mi misma? Sacudí la cabeza y me dije que Abbie estaría siempre cuando la necesitara, nada nos separaría, muchos menos sería Cassie la causa de ello. Golpeé la puerta con los nudillos y esperé su respuesta, nadie contestaba al otro lado. Volví a llamar.

-Seas quien seas, vete al infierno.- Dijo la voz de Abbie malhumorada.

-Abbie, abre. Soy yo.- Dije con tono neutral. Oí como unos pasos se acercaban y me aparté de la puerta. Mi ex-compañera de cuarto entreabrió la puerta.

-¿Qué demonios haces tú aquí? No había quedado ya claro que...

-No tenías por qué mentirme, ya sabes que me puedes contar lo que sea.- Dije interrumpiendo su falsa actuación.

-¿A qué te refieres?- Dijo cruzando los brazos aparentando que no tenía interés por lo que yo tuviera que decir.

-Zack me lo ha contado todo.- Dije mirándola a los ojos esperanzada. Por un momento su mirada se suavizó pero pronto volvió a ponerse a la defensiva.

-¿Que tiene Zack que ver en todo esto?- "A mí no me vas a engañar.".- A demás, él no ayuda a nadie ¿Por qué iba a hacer una excepción contigo?- Yo negué con la cabeza.

-No te hagas la tonta conmigo, mientes de pena.- Ella suspiró.

-Oye, Ella. No me convienes, te necesito lejos. Desde que apareciste en mi vida no has dejado de darme problemas.- Su mirada se fijó en el suelo. Me percaté en que iba completamente desaliñada, con el pelo sucio y grasiento. Llevaba el pijama manchado de ketchup y otras sustancias que era mejor no saber lo que eran. Estaba completamente hecha un desastre.

-¿Hace cuanto que no sales de casa? ¿Llevas una dieta sana? ¿No habrás faltado a clase? Por favor dime al menos que te has cambiado de bragas.- Pregunté preocupada, ella frunció el ceño.

-No te importa. -Replicó.- Y si, me he cambiado de bragas. No soy tan cerda.

-Claro que me importa, eres mi amiga y me preocupo por ti.- Repliqué.

-Si realmente te preocuparas por mí te alejarías.- Noté como mi corazón se encogía, que le había pasado. ¿Por qué Cassie tenía atemorizados a todos? Tan solo era una chica y había causado tanto dolor...

-¿Enserio vas a dejar que una sola persona nos separe?- Pregunté dolida, no me creía que aquello estuviera pasando.

-No lo entiendes, no me perjudica tan solo a mí o a ti. Nos hace daño a todos. Mi família...- Abbie trataba de deshacerse de las lágrimas que empezaban a formarse en sus  enrojecidos ojos.-Tengo que dejarla ganar, por favor, respeta mi decisión.

-¿No te das cuenta de que si hoy te das por vencida mañana te manipulará a su antojo? ¿Crees que te dejará en paz?- Ella trataba de no llorar y yo de no derrumbarme. Aquello no iba a acabar así, no lo permitiría.- Si puede contigo ahora quién sabe que será lo siguiente. No te garantiza libertad, tan solo estas sujeta por una correa.

-No puedo Ella... No lo entiendes...- Una lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas y no hizo esfuerzos por esconderlas, jamás la había visto así.

-¡Maldita sea! Sería más fácil si me lo contaras. ¡Eres mi mejor amiga!- Dije elevando el tono. La cogí de los hombros y la zarandeé.- ¡No puede ser tan grave!

-¡Yo la maté Ella, yo la maté!- Dijo llorando desconsolada. Me quedé paralizada, no esperaba aquella respuesta.- Yo... por mi culpa... ella tendría que estar aquí, no yo.- Dijo temblando.

-Ella no podrá hacerte daño... No le dejaré.- Dije tratando de convencerla tanto a ella como a mí misma. Ella rió sarcásticamente.

-Tan solo... una llamada, una sola llamada y hará que me arresten. Mi madre... mi hermana...- No podía a penas hablar su voz ni siquiera era clara, acaricié su hombro para que se tranquilizara y cerré la puerta. Era mejor que me contara que es lo que tanto la atormentaba a solas, oídos de nadie.- Se quedarán destrozadas... me quedaré sin la beca y mi hermana no podrá estudiar lo que desea.- Apreté los puños. "Algún día, Cassie, pagarás por todo esto" Me dije a mi misma deseando que ella me oyera.

-No te preocupes, todo ha pasado. Ya estamos juntas. Separarnos era su objetivo, si permanecemos unidas no nos hará daño. No lo permitiremos, por mucha influencia y poder que tenga...- Esta vez era yo la que consolaba a mi amiga, me recordó a Megan, la chica inocente que me admiraba.

-Lo siento.- Dijo avergonzada.

-¿Por qué?- Pregunté extrañada.

-¿Por qué? Por todo lo que te he hecho. He sido una verdadera zorra contigo, no debería haberlo hecho... Lo siento.- Ya apenas me acordaba de lo que había hecho, tan solo sentía un profundo odio hacia Cassie que, como un huracán, parecía destrozar todo lo que se le ponía por delante. 

-Somos humanos.- Dije recordando las palabras de Ian, sonreí como una tonta y la abracé.-Simplemente, no podemos evitar cometer errores.

Ian

Llegué a casa hecho una furia, no aguantaba un segundo más en aquel asqueroso pueblo, sentía que los recuerdos eran una enorme soga que se apretaba más y más en torno a mi cuello ahogándome. ¿Y ahora tenía un posible hijo? Aquello parecía ser una broma ¿Cuál iba a ser la siguiente sorpresa? Cerré la puerta de un portazo y subí las escaleras rabioso.

-¿Ian? -Preguntó mi madre preocupada.- ¿Qué sucede?- La ignoré y me apresuré a meter mi ropa y mis cosas en la maleta.- ¿Ian? ¿Qué ocurre?- Puso una mano en mi hombro y me deshice de ella con brusquedad.

-¿Qué que pasa?- Espeté.- Todo da asco. Odio este pueblo, odio esta casa y odio que papá no esté aquí conmigo. Sobre todo, me odio a mi mismo por ser tan estúpido como para creer que venir aquí me podría hacer un bien.- Me dí cuenta de que estaba gritando y rojo de ira.

-N-no lo puedo entender...- Murmuró mi madre con la mirada perdida u el corazón en un puño.

-Estabas demasiado ocupada jugando a los mariditos con tu nuevo novio.- Una sonido seco retumbó en la habitación. Me palpitaba la mejilla que enrojecía por momentos, mis ojos se abrieron como platos incrédulo, me había dado un bofetón. Mi madre apretaba con fuerza la mandíbula y un cúmulo de lágrimas comenzó a agolparse en sus ojos celestes.

-Ni se te ocurra volver a decir eso.- Ordenó enfadada.- Me he sacrificado, te he cuidado y educado. He hecho mil cosas para sacarnos adelante.- Reprochó. 

-¿Que tú me has sacado adelante?- Reí sarcásticamente.- Llorar se te da muy bien pero, te recuerdo que no da para comer.- Dije hostil. A ella le temblaba el labio y apretaba los puños con fuerza, todo el dolor que había conseguido superar con el paso del tiempo se le había venido de golpe encima.

-Papá no querría...-Comenzó a decir.

-Papá esta muerto.- Zanjé.- Y nada lo va a devolver a la vida.- Ella permitió que las lágrimas se derramaran y me miró con odio.

-Vete.

-Bien.- Grité. Abandoné la estancia y cargué las maletas en el coche. Me puse al volante sin mirar atrás y me prometí a mi mismo que jamás volvería a pisar aquel detestable y horrible pueblo. 

Mis manos acariciaban el volante y la carretera parecía infinita. Miré la pulsera de Ella y de alguna manera eso me tranquilizó, suspiré y por primera vez me permití llorar.




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top