Capítulo 2

Ian

-¡Ian! ¡Charlotte te la está pegando con otro! ¡Yo tenía razón!-exclamó mi mejor amiga-O sea menuda putada para ti...-se avergonzó-¡Pero que digo!-dijo de nuevo sonriendo-¡Te acabo de librar de una bien gorda!-agitó la cabeza y me indicó que me mantuviera callado mientras alzaba un dedo-No preguntes como he conseguido averiguarlo.

-Ann...-comencé a decir.

-Vale esta bien te lo cuento.-dijo-Resulta que oí rumores sobre que ella y Callum se enrollaban todas las tardes en el cuarto de la limpieza de la planta baja del instituto y, como buena amiga que soy, ¡conseguí mangarle el móvil!-exclamó orgullosa de sí misma-Vale, vale, eso no está bien, pero ¿que me dices de lo que hace ella con Callum?-Ann agitó el brazo enérgicamente sin darme tiempo a hablar y abrió mucho los ojos-Bien ¡No me eches a mí las culpas! Ella es la mala de la película ¿Vale?-dijo-¡Dios mio que tarde se ha hacho!-exclamó mirando la hora en su móvil-A la una y cuarto reúnete en el cuarto de la limpieza de la planta baja ¡Ya verás que lo que digo es verdad!-exclamó-Lo siento, Ian, pero te has librado de una zorra,-dijo colocando una mano sobre mi hombro en un intento de consolarme-ya me lo agradecerás más tarde ¡Chao! ¡Nos vemos!-se despidió al tiempo que daba la vuelta-¡Date prisa!- se marchó con rapidez dejándome solo y confuso en los pasillos desiertos del instituto.

Ni siquiera me había dado la oportunidad de hablar, pero Ann era así y, aunque en ocasiones nuestras opiniones diferían ella siempre estaría a mi lado pues ella nunca había traicionado la confianza que depositaba en ella.

Muchos pensaban que estábamos hechos el uno para el otro, que formaríamos la pareja perfecta pero, si bien mi amiga poseía un cuerpo voluptuoso capaz de hacer que muchos hombres enloquecieran, yo no podía sentir más que amistad.

El reloj marcaba la una y doce, no tenía intención de ir al cuarto de la limpieza pero... ¿Y si era cierto? Era verdad que Charlotte había estado con una gran cantidad de chicos, pero yo también lo había tenido unas cuantas relaciones antes de comenzar a salir con ella, para mi desgracia ninguna de esas relaciones había salido bien y, después de todo lo que habíamos vivido juntos, sospechaba que Charlotte era el amor de mi vida.

Charlotte era mi novia y lo que más temía en aquellos momentos era que se convirtiera en otra figurante más de mi lista de relaciones fallidas, pero si era cierto que me estaba siendo infiel lo mejor era cortar de raíz.

Hice caso a mi amiga y me dirigí al cuarto de la limpieza dónde habíamos quedado, deseaba no observar con mis propios ojos a mi novia con otro chico que no fuera yo pero si lo hacía esperaba tener la fuerza necesaria para acabar con ella en el acto.

Encontré a mi amiga al lado de la puerta del pequeño cuarto apoyando una oreja en la puerta.

-Los he visto entrar aquí- me dijo en un susurro.- ¿Entramos y los pillamos con las manos en la masa? ¿O les esperamos a que salgan?-preguntó-Yo opto por la primera-respondió-pero si no los quieres pillar dándose el filete es mejor la segunda.-aclaró-Aunque, si escogemos la segunda, pueden mentirte y no podrías verlo ¡además de ser menos emocionante!-exclamó-Pero si escogiéramos la segunda sería menos doloroso para ti.-volvió a decir-¡A ya sé! ¡Podemos...

-¡Ann!-interrumpí-Voy a abrir la puerta. Acabemos con esto cuanto antes.-le dije en un susurro.

Cerré mi mano alrededor del pomo de la puerta, y me asaltaron millones de dudas. ¿Realmente quería verlos? ¿Realmente quería llevarme otra decepción?

No, no quería. Volver a sufrir otra decepción me destruiría, estaba convencido de que Charlotte era la definitiva, de que con ella las cosas serían distintas, pero, por mucho que la amara, no podía permitir que me engañara.

Reuní la fuerza necesaria y abrí la puerta.

Recé por que todo aquello fuera un malentendido pero, cuando observé con mis propios ojos la escena me dí cuenta de que las mujeres solo le causaban dolor a mí magullado y triste corazón.

Los dos miramos como Charlotte y Callum, a medio vestir, se apartaban apresuradamente, mi novia enseguida cogió su camiseta y se tapó con ella avergonzada.

En aquel momento algo pareció hacer click por que, después de aquello, ya no volví a ser el mismo.

Miré con desprecio a Callum y me marché de allí pues no tenía nada más que decir, mirar su traición me dolía en el alma y comenzaba a asfixiarme en aquel lugar cargado de traición y engaño.

-¡Ian!-exclamó una voz femenina.

Me giré y vi a mi amada, con la camiseta puesta del revés, corriendo para alcanzarme, desesperada, intentando arreglar lo ocurrido; pero en vez de detenerme y tratar de arreglar las cosas como siempre hacía, volví a caminar hacía la salida del instituto olvidándome de su existencia.

-¡Ian! ¡Déjame que te explique!

Ella gritaba y gritaba pero yo no le hacía caso, seguía caminando hacía delante aparentando indiferencia.

- ¡Ian! ¡Por favor! ¡No le quiero a él! ¡Te quiero a ti!-exclamó desesperada por que le creyera- ¡Mierda!-Cuando estuve a punto de cruzar la puerta, me detuve y cometí el error de mirar atrás.

La joven de la melena caoba yacía en el suelo inconsciente. Sin pensármelo dos veces corrí hacia ella y la cogí en brazos.

-¡Charlotte!-grité, pero no me escuchaba.- Te voy a llevar a enfermería.

-¡Ian!-dijo Ann corriendo hacía mi- ¡Oh dios! ¡La puta se ha desmayado! ¿Que ha pasado?

-Creo que le ha dado un ataque de ansiedad.-supuse-Tengo llevarla a enfermería-dije observando a la hermosa joven.

Aunque me hubiera traicionado, la ayudaría, había sentido y pasado momentos inolvidables con ella. No la podía dejar allí tirada, nunca era capaz de hacerlo.

Eran las cinco y media de la tarde, estaba cansado pero no iba a marcharme.

Ann hacía una hora que ya se había marchado y me había quedado solo con ella.

Cuando miraba a Charlotte sentía como si diminutos alfileres atravesaran mi corazón, aunque no lo demostraba, estaba sufriendo.

Ella nunca me quiso, nunca se preocupó por mí de la misma manera que yo hacía, sin embargo yo siempre la perdonaba porque la quería.

Creo que ya es hora de olvidar...

-¿Ian...?-preguntó un tanto sorprendida después de recobrar el sentido-¿Qué me ha pasado?

-Te ha dado un ataque de ansiedad.-respondí con frialdad. Apoyé los codos sobre mis piernas y miré hacia el suelo evitando su mirada-Bien ahora que ya estás despierta ya es hora de que te lleve a casa.

-Ian...-comenzó a decir-Gracias por todo- Y antes de que me pudiera dar cuenta de nada me vi envuelto por sus brazos.

Me aparté de ella.

Aunque me había quedado con ella, no cambiaba nada de lo que había ocurrido.

-Póntela,-ordené después de lanzarle mi cazadora. Mi voz sonó mas severa de lo que pretendía pero no me importaba, ella ya no significaba nada para mí.-fuera hace frío-me miró con tristeza y más tarde hizo lo que dije.

Se puso la cazadora y salimos del instituto.

Llevé a Charlotte a su casa en mi coche de segunda mano. Durante el trayecto ella intentó mantener una conversación conmigo, pero estaba demasiado concentrado en la carretera como para responderle.

En otra ocasión ella lo había sido todo para mi pero entonces ya solo quería olvidarla.

Paré el coche delante de su casa y esperé sin decir palabra a que se marchara.

-Gracias por todo.-repitió mientras abria la puerta.

Puso un pie fuera del coche pero dudo y volvió a entrar cerrando de nuevo la puerta.

-¿Que haces?-pregunté molesto-Ya hemos llegado. Tienes que...- antes de que acabara de hablar se acercó y me besó.

Ese beso, al contrario que los otros, me produjo ira y enfado.

Ni siquiera cerré los ojos y tampoco se lo devolví, me limité a quedarme quieto hasta que dejó de intentarlo.

Mi corazón se había convertido en un bloque de hielo que no tenía intenciones de descongelarse.

-Márchate.-le ordené siquiera sin mirarla.

-¡Ian, no me hagas esto!-exclamó-Ha sido un pequeño error. Yo te quiero...

Exploté.

-¿Que me quieres?-escupí- ¡No tienes derecho a decir que me quieres después de haberte liado con otro tío!-con la mirada cargada de ira le indiqué que se marchara. Ella posó sus ojos suplicantes sobre los míos y yo me mantuve severo hasta el final. Ya no iba a ceder ante ella.

-Ian yo...

-Sal de mi coche.

-Por favor...-suplicó

-¡Sal ya de mi coche!

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Os presento a Ian, el segundo protagonista de la historia. Decidme que opináis sobre Ian, Ella... ¡De todo en general! Estaré encantada de leeros.

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