Es realmente complicado

"La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre"

-Friedrich Nietzsche

https://youtu.be/5x1_7PAiQz0


Sujeto la mano de Dallas que se encuentra sin la intravenosa. Ella luce aún más frágil que de costumbre. Me duele verla así y no poder hacer nada para aliviar su dolor. Todo a mi alrededor esta un poco caótico en este momento. James y su separación de Amanda es oficial. Él parece estar bien pero yo sé que es solo una fachada, él no quiere hablar con nadie y aún no le dice a los demás lo que ha pasado pero estoy segura que pronto todos se darán cuenta. También sé que van a respetar su espacio. No les he comentado que yo voy todos los días a su casa para ver si esta bien. Me puedo imaginar la mirada de todos cuando les diga eso, así que voy a evitar decirles. Yo estoy bien, solo estoy ayudando a un amigo, ellos harían lo mismo en mi situación.

Dallas abre los ojos y sonríe cuando me ve.

-Hola hermoso rayo de sol-la saludo.

Ella se ríe.

-Eva, yo soy la enferma pero tú te ves peor que yo ¿No estás durmiendo?

Por un momento esperé que Dallas no lo notará o que el maquillaje que me puse apurada para no llegar tarde al trabajo sea suficiente para evitar que note los días que llevo sin poder dormir.

-No, tengo mucho trabajo-le miento y ella obviamente nota que es una mentira.

He tenido pesadillas, casi toda la semana ha sido la variación de la misma pesadilla. Yo estoy sentada cerca de un río y escucho a una pequeña niña llamarme, la busco a mi alrededor y no la veo pero su voz suena clara. Me levanto y la empiezo a buscar, la encuentro y ella me sonríe, se gira y sigue caminando hacia un acantilado. Le grito para que se detenga pero ella sigue caminando, es solo una dulce y tierna niña que ve lo bueno en el mundo, pero yo sé que el mundo es cruel y despiadado. Yo sé lo que hay ahí en aquel acantilado y no quiero que ella lo vea o lo escuche pero ella no se detiene y yo no puedo evitar verla caer. Todos los días es una pesadilla similar y nunca logro salvar aquella dulce niña de coletas y vestido con flores rojas. Ella siempre cae en las garras de un cruel mundo que no va a tardar en destrozarla y quitarle sus sueños y esperanzas. Un mundo para el que ella no esta preparada. La desesperación de no poder ayudarla, mezclada con la sensación de terror al saber lo que hay en aquel acantilado, es lo que no me deja dormir.

-¿Qué sucede?-me pregunta ella con los ojos algo achicados. Sonrió, adoro cuando ella hace eso- ¿Tienes otra vez alguna pesadilla?

¿Qué hice para merecer a una amiga tan buena como ella? Dallas en este momento esta luchando entre la vida y la muerte, debería pensar solo en ella y en su recuperación pero ella deja a un lado todo y piensa en mí y en porque no puedo dormir. Mi dulce Dallas, no sé que haré si algo te llega a pasar. Mi vida y el mundo es mejor porque tú existes.

-Tienes el don de siempre hacerme sonreír-le digo- de siempre estar ahí para mí.

Ella aprieta mi mano todo lo que su débil cuerpo le permite.

-Y tú estás esquivando mi pregunta.

No puedo imaginar un mundo sin ella, duele la sola idea de considerar algo así ¿Cómo es eso posible? Ella me recuerda mucho a Lena. Ambas soñadoras, viendo siempre aquellas cosas buenas que nadie más ve, ambas creyendo en el amor y teniendo fe.

-Estoy bien, lo prometo.

Ella me da una mirada de advertencia.

-No me mientas, Eva, si algo te preocupa sea lo que sea, no dudes en decirme.

No puedo evitar morder mi labio. Si le digo a Dallas que estoy ayudando a James ella se va a preocupar por mí. Pero él me necesita ahora y el que lo este ayudando no significa que vamos a volver, yo tengo muy claro que eso no va a suceder y no quiero que suceda. Las cosas de por si están muy complicadas.

-Ha sido una semana difícil, eso es todo.

Eso no es una mentira.

-La vida es difícil, querida amiga-me dice ella con una sonrisa- Pero tú eres fuerte, no olvides eso, recuerda siempre que tú puedes contra cualquier cosa.

Un involuntario suspiro sale de mis labios.

-Dallas, si no te conociera pensaría que te estás despidiendo de mí.

Ella mueve despacio su cabeza. Se pasa su lengua por sus labios resecos antes de responder.

-No, solo te digo algo que tú sueles olvidar.

Le sonrió y ella me pregunta sobre mi día. Me recuesto sobre la silla y le empiezo hablar sobre cosas buenas, ella solo necesita escuchar cosas agradables ahora. Le digo que cuando se sienta mejor iremos a la playa porque ella me dice que quiere meter sus pies en la arena mientas escucha el sonido del océano. Ella me sonríe pero veo que la sonrisa no llega a sus ojos, esta muy cansada, puedo ver como aquel cansancio le quita también su fe y esperanza. Le digo que duerma, que todo estará bien y ella me sonríe tímidamente mientras cierra los ojos y se queda dormida casi al instante. Paso una mano por su cabello rojo y algunas hebras, más de lo que se puede considerar normal, se enredan en mis dedos.

-Esta empezando a perder su cabello-me dice Apolo mientras entra en la habitación.

Él luce terriblemente mal. No puedo ni siquiera imaginar como se debe estar sintiendo al ver así al amor de su vida.

-Tiene huecos y trata de cubrirlo pero pronto lo perderá por completo-me termina de decir él.

Lo sé, ya me había dado vagamente cuenta de eso pero no quería sacar el tema hasta que ella lo mencione, debe ser muy difícil para ella todo esto. Cubro mi rostro con mis manos y cuento hasta diez para contener las ganas de llorar al pensar en todo lo que esta pasando. Me rehusó abrir los ojos hasta que siento la mano de Apolo en mi hombro.

-No digas que todo ira bien-le digo- no prometas nada.

Él solo aprieta mi hombro y nos quedamos en silencio acompañando a Dallas. Después de una hora ella sigue dormida y le digo Apolo que regreso mañana porque ya se termina la hora de visita y solo se puede quedar una persona en la habitación. Me despido de él y le doy un beso en la frente a mi mejor amiga mientras en mi mente le pido que siga luchando, que no sé de por vencida.

El timbre de mi casa suena y mientras me estoy quitando mis botas. Dejo las botas y camino descalza.

-No sé que hacer-me dice Lexi mientras entra como un huracán en mi casa.

-Entra Lexi, estás en tu casa-le digo con sarcasmo mientras cierro la puerta.

Ella camina hasta mi cocina y busca una botella de vino, la veo caminar de un lado a otro con una copa de vino llena.

-¿Qué te sucede?-le pregunto.

Ella mira la copa y luego a mí. Levanta la copa y la lleva a sus labios y bebe todo el contenido. Deja la copa con fuerza sobre el mesón y la veo sujetar la botella de vino. Bebe de la botella.

-Lexi habla ahora antes que entres en coma etílico.

Le quito la botella y ella lucha por recuperarla como si fuera una niña pequeña que le están quitando su biberón.

-Alexis Tanya Ivanov, dime que mierda te sucede.

-¡Es que eso es lo que no sé!-me dice ella y puedo ver la confusión y desesperación en su mirada.

Es extraño ver a alguien como Lexi así.  Ella camina hasta mi sofá y se acuesta en el de forma dramática mientras me mira con un puchero.

-No te quedes ahí, ven ayudarme.

Camino hasta el sofá y me siento en el suelo frente a ella.

-¿Que sucede Lexi?-le vuelvo a preguntar mientras paso una mano por su cabello negro.

Sus ojos azules me miran como un cervatillo asustado que esta siendo iluminado por los faros.

-Me gusta Roxy-me dice ella.

-Eso ya lo se, Roxy es genial.

Lexi sonríe.

-Lo es. Pero el problema es que me gusta mucho.

-No veo el problema.

Ella se sienta como un resorte en la cama.

-Yo sí. Quiero estar con ella todo el tiempo y sonrió como idiota cuando escucho su nombre o pienso en ella. Y cuando estoy con ella siento algo extraño en mi estomago y el otro día me hizo sonrojar con un cumplido ¡Yo no me sonrojo!

No puedo evitar abrir mucho los ojos mientras la escucho hablar. Me levanto y voy por la  botella de vino y le doy un sorbo antes de volver donde esta Lexi.

-¡Santa Virgen de las cosas estúpidas!-digo mientras miro a Lexi- estas enamorada.

-Cállate, Eva, no digas esas cosas.

-Estás enamorada.

-Eva...

-Lexi estás enamorada de Roxy. Jamás creí vivir para ver a Alexis Tanya Ivanov enamorada. Este día pasará a la historia. Es un pequeño paso para Lexi pero un gran paso para la humanidad.

Lexi se levanta y se vuelve a sentar en el sofá y yo me siento a su lado y tomo su mano.

-Yo también estaba aterrada cuando me di cuenta que estaba enamorada de James.

Ella agacha la cabeza y la escucho maldecir en ruso una y otra vez hasta que su voz se vuelve casi un suspiro.

-Esta bien tener miedo, Lexi, esta bien. Todo saldrá bien, tú no eres tan estúpida como yo y no vas a renunciar a ella por miedo, lo sé, te conozco.

-Nadie es tan estúpida como tú Eva. Estas en una liga a la que nadie puede aún llegar, creo que el único que te iguala es James.-Ella levanta la cabeza y me mira- ¿Qué pasa con James?

Suelto su mano y paso mis manos por mi cabello. Me encojo de hombros.

-No sé, deberías preguntarle a él.

-Sé que termino con Amanda.

-¿Él te lo dijo?

-Yo lo sé, yo lo sé todo Eva-me dice ella con seguridad en su voz y me da una mirada que me da a entender que no puedo esconder nada de ella aunque lo intente.- Todo.

-No vamos a volver a estar juntos.

-Yo no he dicho que lo hagan.

-Es lo que todos esperan.

-¿Qué esperan ustedes? -me pregunta ella.

Me detengo un momento y pienso en la respuesta y me doy cuenta que no tengo una respuesta. No había pensando en nada de eso, solo me he concentrado en ayudar a James a superar su separación pero no he pensando en las consecuencias. ¿Qué espero yo? Ser su amiga, creo, eso es lo que él me ofreció y después de todo lo que hemos pasado yo tampoco quiero más.

-Deberías resolver tus propios dilemas amorosos antes de intentar arreglar el de los demás-le digo con una sonrisa.

Ella se queda en silencio.

-Tienes razón-me dice ella y se levanta del sofá. Toma su cartera y empieza a caminar hasta la puerta.

-A dónde vas.

Ella se gira y ahí esta de nuevo la Lexi que conozco y adoro.

-A decirle a Roxy lo que siento. Eva, yo no soy como las demás personas, cuando quiero algo, lo consigo.

-Y si ella dice que no ¿Que vas hacer? ¿Secuestrarla?

Ella se ríe.

-Si es necesario-me guiña un ojo.

-Lexi-la llamo cuando ella esta en la puerta-¿Esta es la tormenta?

Ella me sonríe de forma enigmática antes de irse sin darme una respuesta.

Camino hasta la cocina y me concentro en preparar algo de pasta. Antes solía disgustarme la idea de cocinar porque me distraía con facilidad pero ahora cocinar me da una oportunidad de olvidarme de todo lo que sucede a mi alrededor por un momento. Me gusta cocinar, dejar a un lado las recetas y dejarme llevar por mi instinto.

Mi teléfono suena y es un mensaje de Lexi diciéndome que todo salió bien. Sonrió. No me sorprende en absoluto, es Lexi. Guardo mi teléfono en mi bolso y tomo el recipiente donde puse algo se pasta y salgo de mi casa. Conduzco despacio dándome tiempo de pensar y relajarme, por alguna extraña razón me encuentro algo tensa. Cuando llego a la casa de James me quedo mirando el volante pensando que tal vez es mala idea estar aquí, es viernes, tal vez él tiene planes. Me quito el cinturón de seguridad y me bajo del auto. Toco el timbre apenas me paro en la puerta para no darme tiempo arrepentirme.

-Eva-me dice él sin evitar el tono de sorpresa en su voz.

¿Porqué siempre se sorprende de verme? Me hace una seña para que entre y veo como mira con curiosidad el recipiente entre mis manos.

-Te traje algo de pasta, espero que aún no hayas comido.

Él toma el recipiente mientras yo me quito el abrigo.

-No, aún no.

Me pregunto si ha comido algo en todo el día y ahora la idea de haber venido me resulta una buena elección. Recuerdo que Dallas solía llevar la comida a mi apartamento porque yo olvidaba comer, a él obviamente le sucede algo similar.

-Esto fue una de las primeras cosas que aprendí a cocinar.

Le digo mientras pongo la pasta en los platos y los dejo sobre el mesón de la cocina. Él sirve dos copas de vino y me da una copa a mí.

-¿Seguro que no me a enfermar?-me pregunta en tono burlón.

Una media sonrisa asoma su rostro cuando lo miro ofendida por aquella acusación. Es verdad que antes las comidas que yo preparaba solía enfermar a las personas pero ya he mejorado y mucho debo reconocer.

-Yo también voy a comer.

-Bueno, iremos los dos al hospital.

Él duda antes de llevarse el primer bocado de pasta a la boca y no puedo evitar virar los ojos. Pero sonrió cuando veo su reacción, es obvio que le gusto.

-Esto esta delicioso, Eva, jamás creí decir eso pero cocinas excelente.

Él me pregunta porque aprendí a cocinar y las recetas que sé hacer. Hablamos vagamente sobre mi viaje y le converso los lugares que me quede con ganas de visitar. Cuando terminamos de comer él recoge los platos y me dice que como yo cocine a él le toca limpiar y me parece un trato justo. Camino hasta la sala y observo la sábana y la almohada en uno de los sofás.

-¿Estás durmiendo en la sala?-le pregunto.-¿Porqué?

Él sigue de espalda a mí lavando algo pero puedo ver como se tensa ante mi pregunta y se queda quieto un momento antes de empezar a lavar de nuevo.

-No puedo ir al Penthouse porque hay demasiados recuerdos ahí. Pero tampoco me siento listo para crear nuevos recuerdos aquí, al menos por ahora.

Lo entiendo, yo mejor que nadie entiende eso. Los excesos de recuerdos fue una de las razones por las que quise tener una nueva casa a mí regreso. No podía seguir en aquel lugar dónde fui tan feliz a su lado y al mismo tiempo me vio llorar su perdida.

-No puedes seguir durmiendo en el sofá- le digo- puedes quedarte conmigo en mi casa, hay una habitación de invitados, te puedes quedar ahí el tiempo que quieras. Sería un lugar neutral donde no tienes recuerdos.

Él deja lo que esta haciendo y se gira para mirarme, la intensidad de su mirada me hace creer que de nuevo estoy jugando con fuego. Veo las llamas a lo lejos y yo empiezo a caminar hasta ellas sin dudarlo ¿Porqué lo hago? Ya sentí su calor antes, aún tengo las marcas que dejaron y sin embargo sigo caminando hasta ellas.

-¿Crees que sea una buena idea?-me pregunta él.

Al verlo sé la razón por la cual camino hasta las llamas y estiro mis manos hacia ellas. Él esta dentro del fuego en este momento, consumiéndose lentamente y no parece saber como salir de ahí.

-Vamos a casa, James.

Ya después yo lidiare con las quemaduras que me dejará esta decisión.


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