ꕤCapítulo O4: La carta de disculpas de un tonto enamorado.

Había buscado en internet, durante el trayecto hacia la iglesia, sobre el significado del amor, pero ninguna me convencía en lo absoluto. Ninguna de las frases que encontré me dio inspiración para escribir una carta de disculpas y colocar lo que se supone lo que "realmente" debería sentir Jungkook. Pero aún así nada me funcionaba.

Yo no soy Jungkook. No soy alguien experimentado en el amor o que lo haya conocido de verdad alguna vez. Solo que lo conozco son las novelas románticas que ve mi papá, que por cierto no estoy del todo seguro si el amor es así como lo muestra la televisión, no debo fiarme de ello.

Cuando entré a la iglesia, subí rápidamente hacia mi puesto, que es como un balcón, en el segundo piso, en el que puedes ver desde arriba todo el interior de la iglesia. Allí se encontraba el piano y algunos instrumentos más que estaban de repuesto. Yo era el único que estaba en el sitio. Los de la banda estaban al frente, que igualmente es como un pequeño balcón. El coro se ubicaba abajo, junto al altar.

Primero llegaron los chicos de la banda, luego llegaron los coristas y junto con ellos llegó Ji Eun. Lo seguí con la mirada, observando cada paso y movimiento que daba. No fue hasta que dejé de mirarla cuando el sacerdote hizo su entrada a la iglesia, puesto que yo era el encargado del piano junto con los coristas y la banda de darle la bienvenida.
Luego de unos segundos el coro y los instrumentales hicieron una pausa. El sacerdote empezó con la primera cita bíblica de hoy. Aproveché el momento para sacar la hoja, que le quité a Jungkook, y un lápiz de mi chaqueta. Apoyé mi mentón en la palma de mi mano, y en la otra mano sostenía el lápiz con la punta rozando la hoja, mientras que mi vista se anclaba nuevamente en la dirección de Ji Eun quien solo escuchaba atenta.

¿Y si escribo lo que yo realmente veo en ella? Quizás haya estado equivocado tratando de pensar como Jungkook, puesto que ambos somos muy diferentes, no tenemos nada en común. Tal vez si plasmo lo que siento al verla, sea una buena opción.

Y sí, suena muy arriesgado y quizás la termine embarrando aún más, puesto que se trata de que la carta haga ver a un Jungkook enamorado. Pero la vida se trata de tomar riesgos, y si termina mal, pues aceptaré todo el odio de Jungkook, uno más en la lista no importa mucho.

«Querida, Lee Ji Eun. Me atrapaste.

Pensé que crear esa falsa descripción del amor y copiar algunas frases de Romeo y Julieta te llegaría al corazón o que al menos te intereses en mí.

Como ya te lo había dicho antes, es la primera vez que me enamoro y no sé cómo plasmar esos sentimientos en una hoja, porque lo que siento por ti es indescriptible.
Quizás tomé mal esa referencia de Romeo y Julieta, puesto que no nos parecemos en nada. Tú no eres mi enemigo y yo tampoco lo soy.

Pero había hecho esa carta con el fin de que me puedas conocer un poco, como un chico como yo puede llegar a ser una tonto cuando está enamorada. Solo quería que sepas de mis sentimientos, porque si no me gustaras créeme que no estuviera haciendo esta cursilería.

Se supone que el amor se trata de demostrarlo ¿no?

¿Alguna vez te han confesado este tipo de amor a través de cartas? Apuesto a que no. Solo un tonto como yo haría este tipo de cosas. ¿Quién lo haría en pleno siglo XXI? Pero aún así, no sabiendo nada del amor, quiero hacerte saber lo que siento y darme una oportunidad con este nuevo sentimiento. Quiero conocerlo como tú lo conociste.

Lo único que sé del amor es sobre lo que dice Platón en su El banquete sobre las almas gemelas, de tu media naranja o tu otra mitad, o como quieras llamarle.

Perdón por creerte una tonta, solo quería llegar hacia ti de una forma que no se viera apresurada o incómoda.

Con amor, Jeon Jungkook.»

—¿Crees que con esto la convencerás? —preguntó Jungkook cuando terminó de leer la carta.

—¿Quieres mantener la imagen de mentiroso y tonto que tiene Ji Eun de ti?—dije mientras dejaba mi casco encima del timón de mi bicicleta.

—No.

—Entonces, al menos intenta arreglar las cosas.

Jungkook entrecerró sus ojos, dudó de mis palabras por unos segundos y luego guardó la carta en el bolsillo de su mochila.—Si me haces quedar como un idiota de nuevo te juro que te golpearé y no tendré piedad, Taehyung.

Alcé las manos, mostrando mis palmas.—Aceptaré mi castigo.—era lo mínimo que podía hacer después de haber arruinado su "reputación" frente a la chica que le gusta.

Él me miró de arriba hacia abajo con un gesto de molestia. —No era necesario que hagas esto pero igualmente gracias. Igualmente te pagaré para recompensarte.— no esperó a que yo le respondiera, cogió su mochila y entró al instituto. Estaba claro que su enojo no se iba a desaparecer de la noche a la mañana.

Las clases transcurrieron normales.

En el receso, cuando estaba en la cafetería comprando un sándwich, Jungkook me saludó de lejos con una sonrisa. Al parecer ya no está enojado conmigo puesto que, si fuera todo lo contrario, ni siquiera hubiera notado mi presencia en dicho lugar o quizás hasta me hubiera ignorado. Bueno, solo espero que las cosas salgan bien entre Jungkook y Ji Eun. No quiero ser el chico que arruinó una posible relación o amistad, pero tampoco pretendo ser un cupido, prefiero mantenerme neutro y solo arreglar lo que arruine.

—Oye, rarito... digo Taehyung.—Nayeon llamó.—¿Qué dices si almorzamos juntos?

Por otro lado, desde que he sido visto junto con Jungkook en estos días, varias chicas de mi salón y también desconocidos me han estado persiguiendo o queriendo acercarse a mí para conseguir el número de Jungkook, aunque no lo tengo. Admito que se ha vuelto un poco molesto pero supongo que solo durará poco tiempo, puesto que después de esto no me verán más junto a él, así que solo los ignoro.

—No gracias, prefiero estar solo.—dije sin mirarlo, pasando de largo para salir de la cafetería.

Me encaminé hacia el salón, pasé por los pasillos donde se encontraban los casilleros, y me detuve de golpe allí, puesto que nuevamente Ji Eun había llamado mi atención. Me escondí detrás del lavado de manos. Las personas que pasaban por ahí me miraban como si fuera un raro; los entiendo, yo también me vería de esa forma por estar escondiéndome como un tonto.

Ella estaba frente a su casillero, sostenía unos libros con su mano mientras que con el otro sostenía una carta que leía con precisión y con una sonrisa, la misma que había visto anteriormente en la clase de música.

¿Será que se está burlando de nuevo? Si pasa lo mismo que la vez anterior, tiraré todo por la borda y dejaré el sueño de ser escritor y me dedicaré a tocar el saxofón en las estaciones de trenes pidiendo limosna.

Rodé los ojos por pensar así. Que dramático eres Taehyung.

El sonido del timbre que indica el fin del receso me sacó de mis pensamientos. Ji Eun guardó la carta en uno de sus libros, cerró su casillero y caminó hacia su salón. Salí de mi escondite para ir a clases.

Las clases habían terminado. Recogí todas mis cosas de la carpeta y las guardé en mi mochila. Como siempre esperé a que los demás salgan primero. Es mejor prevenir que lamentar y eso lo había comprobado la vez que fui atropellado en los pasillos. Después de que ya no había nadie más, cogí mi mochila y me encaminé hacia la salida del salón.

—Taehyung.—no obstante, el llamado de la maestra Hong me hizo detener justo en el umbral. Me giré sobre mis talones y regresé hacia la mesa de la profesora.

Suspiré. Supuse lo que me iba a decir, así que me adelanté:—Sí, quizás haya bajado mi nivel en la escritura. He estado muy frustrado estos días que no he podido hacer muy bien los ensayos y tareas, pero prometo mejorar.

—¿Qué?—la profesora frunció el ceño, desentendida.—No , claro que no. Sigues siendo el mejor, no has bajado tu nivel. —me sorprendió su elogio puesto que creí que era todo lo contrario.—¿Quién te dijo eso?

—No, nada, son cosas mías. Solo quiero descansar por hoy.—mentí. En realidad tenía muchas cosas que hacer como por ejemplo ir a la carretera para controlar la llegada de los trenes.

—Bien, no te quitaré mucho tiempo.—del cajón de su escritorio sacó unos folletos y un sobre blanco. Recibí el sobre y lo abrí.—Sabes que el instituto tiene convenio con la universidad de Seúl.—asentí. Ella no dijo nada más hasta que yo terminé de leer y la miré.—Debes postular para esa beca, Taehyung.—dejé el sobre en la mesa.

—Lo pensaré.—aún tenía muchas dudas y varios factores que me lo impedían.

—¿Piensas quedarte toda la vida en este pequeño pueblo? Sabes que aquí no tienes futuro.

—Lo sé. Usted también lo sabía pero aún así se quedó aquí.

—Y eso fue un grave error mío. Creí que el amor de un chico era más importante que mi felicidad y sueño.—ya me sé al derecho y al revés esa historia. Hong se enamoró y lo dejó todo para quedarse con el chico que amaba, pero esa historia terminó mal. El felices para siempre y el amor lo puede todo no funcionó para ella.—Pero ves aquí. Ya estoy vieja y el bastardo ni siquiera se atreve a darle la manutención a su hijo.

—Que vida más infeliz la suya, Hong.

—Por eso es que debes aprovechar esa oportunidad, Taehyung. Hay veces que en la vida hay que tomar decisiones rápidas, riesgos y no pensarlo mucho, porque si no perderás la oportunidad de tu vida y futuro.

—Me gusta Gangwon.—en realidad no, pero quería ver la reacción de la profesora.

—Este pueblo es un infierno. Nadie ama Gangwon.

—Que a usted no le guste no significa que a otros no les guste, profesora.

Ella rió estruendosamente.—Cuando tengas mi edad lo entenderás, Taehyung.—claro que lo entendía, no se necesitaba ser un anciano para saber que Gangwon es la misma miseria. —Conserva el sobre por si cambias de opinión, pero eso sí no te tardes mucho en pensarlo. —sonrió.—Qué tengas una buena tarde, Kim.

Recibí el sobre blanco, de todos modos la profesora Hong me haría retenerlo a la fuerza, y no quería problemas así que solo lo guardé en el bolsillo de mi chaqueta. No dije nada más, hice una reverencia y salí del salón para ir hacia la zona de las bicicletas.

Me coloqué junto a la bicicleta y agarré el casco. Observé a mi alrededor, buscando con la mirada la figura de Jungkook. Sí, la estaba esperando, porque quizás Ji Eun le respondió la carta y él vendría corriendo hacia mí para leerla juntos como aquella vez. Admito que estaba curioso por saber la respuesta de Lee, porque esa sonrisita suya me ha dejado mucho que pensar.

—¡Respondió, TaeTae!—y ahí está como lo supuse. Pero también mi corazón revoleteó, no porque ella me llamara de esa manera tan absurda, si no porque ella respondió.

—¿Qué?—llegó a mi lado con una enorme sonrisa.

—¡Respondió!—gritó casi en mi oído.

—Eso no, —me alejé un poco de él por si se le ocurría gritar de nuevo.—¿cómo me llamaste?

—TaeTae.

—No me llames así, se escucha muy infantil.

—¡Claro que no! Suena mejor que Taehyung.

Rodé los ojos.—Por algo mis padres me nombraron Taehyung, para que me llamen así, no para cambiarlo ni ponerme sobrenombres.

Él sonrió burlón.—¡Tae Tae, Tae Tae! ¡Tae Tae, Tae!

Era imposible hacerle entender, así que mejor ni me esfuerzo en ello.—¿Qué es lo que te dijo Ji Eun?

—Hay que leerlo juntos.—él desplegó la hoja.

«A decir verdad, Jungkook, al principio iba a tirar la carta porque pensé que iba a ser lo mismo que las demás, pero me ganó la curiosidad de saber que es lo que quería decir el famoso Jungkook.

Admito que no me gustó que hayas plagiado frases de Romeo y Julieta pero al menos tu carta tenía algo más de sentido y razón común que a diferencia de las demás que he recibido. —y sí en pleno siglo XXI todavía siguen enviando cartas de amor. No eres el único así que no te preocupes, no te avergüences.— te cuento que esas cartas eran muy superficiales, monótonas, aburridas y sin sentido. Siempre escribían lo mismo sobre mí, lo mismo querían; solo lo guapa que soy. Parece que no saben que el amor es más que solo ver lo físico, es decir, ni siquiera se dan el tiempo de conocerme. Y para mí ese tipo de romance no funciona, créeme que ya lo he intentado una vez.

De hecho, eres el único al que he respondido las cartas. Las otras no me convencían y las dejaba en desamparo.

Y creo que nadie conoce realmente el significado del amor, es un sentimiento muy complejo para que lo definamos tan simple y sin enredos. Yo tampoco lo conozco perfectamente, aún no he divagado hasta el fondo en ella. Pero te diré Jungkook lo que sí sé; el amor no se trata de encontrar a tu otra mitad, se trata de intentar, conseguir y fracasar.

Quisiera poder hablar contigo y conocerte mejor, Jungkook.»

Al revés de la carta había escrito su número telefónico.

Jungkook soltó un chillido de felicidad y me abrazó con fuerza, dando pequeños saltos.—¡Lo hiciste, Taehyung! ¡Eres el mejor!

—Deberías controlar tu euforia.—dije mientras lo alejaba de mí.

—Lo sé, perdón.—habló un poco avergonzada.—Pero Ji Eun ya no cree que soy un idiota y mentiroso,—su sonrisa apareció de nuevo.—hasta nos dio su número.

Debo decir que estoy satisfecho con la respuesta de Ji Eun. Lo había resuelto y todo había sido a causa de ver a través de los ojos de Jungkook, había sido un completo error pensar como él aún sabiendo que somos personas totalmente diferentes. Después de todo me sentía un poco especial porque Lee respondió únicamente a las cartas que escribí. Quizás había hecho sonar un poco más intelectual a Jungkook en las cartas.

—¿Qué piensas hacer ahora?

Él lo pensó unos minutos y luego sonrió de costado.—Qué vamos hacer ahora.—movió las cejas de arriba hacia abajo.

—¿Qué?

—Tú, querido amigo mío Taehyung, me ayudarás con la cita.

¿Pretende que yo le ayudé con una cita? Pero si no sé nada de citas, además le había dicho que no me iba a involucrar más de lo debido, que lo mío solo iba a ser escribir la carta.—Uno, no soy tu amigo. Y dos, ¿cita? Si apenas puede con esas estúpidas cartas ¿y todavía quieres que te ayude con una cita?

Él asintió.—Tú eres el único al que Ji Eun entendió y encantó. Pudiste convencerlo con las cartas, así que me ayudarás también a convencerlo en la cita.—bueno, su lógica tiene un poco de razón, pero ¿cómo la ayudaría? Él sacó su celular, grabó el número de Ji Eun, también hizo lo mismo en el mío.—Te harás pasar por mí en los mensajes, porque eres bueno con ello. Pero seré yo el que hablé en persona con ella.

—¿Por qué no solo lo haces tú?

—Porque después descubrirá que la persona que escribió esa carta no fui yo. Así que tienes que hacerme sonar inteligente en los textos. De persona a persona me encargo yo.—me entregó mi celular.—Pídele una cita.

—¿Estás seguro de esto?

Él asintió.—Sé lo que hago, Taehyung. Además no piensas que siempre voy a escribirle cartas ¿no?

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