ꕤCapítulo O3: Un amor al estilo Romeo y Julieta.
No se me ocurría absolutamente nada.
¿Cómo alguien escribiría una carta de amor si nunca se ha enamorado?
Había escrito varias hojas y arrojado todas, ninguna me convencía por lo superficial y monótono que se evidenciaba. Mi cerebro estaba seco. Ni la novela de amor odio que estaba viendo junto con mi papá—por suerte habíamos pagado la deuda y ya teníamos luz—me daba inspiración ¿por qué? Sencillamente porque me parecía muy sobre actuada, el sentimiento no se veía sincero, y los diálogos eran muy secos y poco profundos. Se supone que esa novela debería enamorarme, sentir simpatía, pero solo me causaba vergüenza ajena. O quizás soy yo el equivocado y el amor es realmente así y por eso le gusta a tanta gente ese tipo de telenovelas.
Ni siquiera tenía amigos para preguntarles como es que se sentía estar enamorado. Y mi papá tampoco era la persona indicada para darme esa definición puesto que lo único que hará es hablarme mal de la mujer que nos abandonó y luego se echará a llorar y lidiar con eso ya había tenido suficiente.
Tampoco podía preguntarle a Jungkook porque fue él quien me puso en este aprieto, además si hubiera sabido plasmar sus sentimientos con palabras no habría buscado de mi ayuda.
Me estaba frustrando por no tener las palabras correctas, así que dejé a un lado la hoja y el lápiz. En cambio, fui a la cocina a preparar la cena, mientras pensaba qué es lo iba a escribir en esa carta.
Papá y yo comimos mientras veíamos, ahora, los espectáculos en la televisión. Él carcajeaba estruendosamente cada vez que los presentadores realizaban un chiste tonto y sin sentido. Yo solo lo observaba a mi papá, era la única hora del día que reía con gusto y no con ironía, como suele a hacerlo, y yo lo apreciaba aunque no lo demostrara con acciones, es un sentimiento que me lo guardo solo para mí.
Papá no es una persona que ría mucho y este alegre todo el tiempo, no es amargado ni es molestoso aunque su cara de maltrecho malhumorado daba a entender otra cosa; sino que es sereno y concentrado.
Claro que no siempre fue así, desde que esa mujer nos dejos su ánimo cambió, pero no lo juzgo, porque sé que ha sufrir mucho, y aunque no sea el mejor padre del mundo, valoró mucho lo que puede hacer por mí.
Cuando ambos terminamos de cenar, papá apagó la televisión y se puso a trabajar en laptop. En cambio yo, me dirigí hacia mi habitación. Tenia que acabar con esa maldita carta. Con el respiro que me he tomado espero haber cogido un poco de inspiración.
Pasó una hora y al menos ya tenía un párrafo hecho de la carta, pero después de eso no sabía que agregar.
Frustrado, otra vez, me deje caer en la silla de mi escritorio, ocasionando que algo que algo cayera al suelo por ser tan rudo al sentarme que hice mover mi escritorio. Solté un bufido ante ello y me agaché con pereza a recoger lo que se cayó; había sido un libro, Romeo y Julieta. Lo había tenido por la clase de literatura moderna.
Sonreí de lado. Obviamente este será el libro que me ayudará.
«¿Alguna vez te has enamorado, Ji Eun? Una chica como tú apuesto que sí.
Y te confesaré un secreto, te puede parecer muy descabellado o incrédulo, pero es la primera vez que me fijo en una chica de manera romántica. Lo sé, el chico más "popular" del instituto nunca se ha enamorado, parece tonto pero es la verdad.
¿Sabes? A veces me da ganas de ser cursi y acercarme a ti para decirte que me gustas. Bueno, aunque creo que ya lo estoy siendo al escribirte esta carta. Pero también, a veces me da ganas de ser tonto y gritar en medio de la cafetería frente a todos y decirte que me gustas, pero no sería capaz de hacerlo.
Es mi primera vez haciendo esto, pero no dudo de que lo que siento es amor.
¿Sabes lo que es el amor, Ji Eun? Yo sí. El amor es un humo que sale del vano de los suspiros; al disiparse, un fuego que chispea en los ojos de los amantes; al ser sofocado, un mar nutrido por las lágrimas de aquellos: ¿qué más es? Una locura sensata, una hiel que ahoga, una dulzura que conserva. El amor es una nube que flota sostenida por un suspiro. Y si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, es porque no haz amado. Contigo, Ji Eun, aprendí ese significado.
Cada vez que pienso en ti, pienso en dos estrellas más hermosas del cielo tenían que ausentarse y han rogado a su puesto hasta que vuelvan.
Cada vez que veo tus ojos en el cielo alumbrarían tanto como los caminos del aire que hasta los pájaros cantarán ignorando la noche.
Con todo mi afecto, Jeon Jungkook.»
Tenía planeado entregarle la carta a Jungkook en el instituto pero él se me habia adelantado. Como interiores veces, él fue detrás de mi bicicleta. Realmente, no sé si lo hacía por molestar o por mero gusto, quizás quería ejercitarse un poco antes de ir al instituto, pero me parecía absurdo y ridículo.
Me detuve cuando escuché su pesada respiración. Él llegó a mí y le di un tiempo para que su respiración se regule.
—¿Por qué sigues corriendo?
—Se ha vuelto parte de mi rutina. Además agarró más velocidad y me hago más atlético para el equipo de básquet.—hizo una pose extraña, según él, "una pose de modelo", que hizo que sonriera a medias por lo raro que se veía.—Debo mantener mi imagen.
—Llegarás sudoso al instituto.— y qué peor llegar toda sudada y maloliente al instituto eso no es cosas de "populares", según ellos.
—Súbete.— las personas del instituto tienen mala fama de ser muy criticones y chamullares, quizás a él le afecte, y más aún cuando eres muy conocida como Jungkook.
Jungkook me miró con duda por unos segundos, pero finalmente accedió y se subió a los tubos que estaban puestos junto a la rueda de atrás.
Sin embargo, en medio del camino me arrepentí de haberlo llevado, puesto que se movía mucho y hacia mi bicicleta tambalear que sentía que en cualquier momento ambos terminaríamos en el suelo pero por suerte no sucedió eso; también porque gritaba mucho como si nunca se hubiera subido a una maldita bicicleta.
Me quité el casco y encadené mi bicicleta junto a ese pequeño barandaje. Luego, abrí mi mochila y para coger la carta y entregársela Jungkook.
—Aquí está la carta.—él lo recibió expectante.—Me demoré mucho en escribirla a noche pero estoy satisfecho con el resultado.—dije mientras colocaba mi mochila en mi hombro.
Jungkook desdobló la carta y le dio una ojeada rápida para luego sonreír, se nota que no ha leído Romeo y Julieta puesto que no se dio cuenta por las evidentes frases que contenía la carta.
—¡Gracias!— me dió una palmada en el hombro; ya saben, eso que hacen los amigos.
—¿Por qué me das las gracias? Solo lo hice porque me pagaste.— ya me había acostumbrado a que no me den las gracias.
—Porque siempre es bueno agradecer, Taehyung. Además eres mi amigo.—me codeó de manera amable.
—No soy tu amigo.—precisé. ¿Quién se hace amigo solo porque un trabajo?
A pesar de lo que le dije mantuvo su sonrisa, ni siquiera hubo un atisbo de desilusión por mi comentario.
—Bueno no importa. De todos modos, gracias, — se quedó mirándome con una sonrisa por unos segundos, sí que estaba muy emocionado.— amigo Taehyung.— me dió un abrazo y palmeó mi espalda, luego se fue corriendo.
Cielos, desde ahora debo hacerme recordar que no aceptaré trabajos o tareas a chicos como Jungkook.
Las primeras horas de las clases transcurrieron normal. No hubo nada novedoso en el receso, solo Jungkook que parecía que sonreía hasta más no poder. Qué raras son las personas enamoradas. Luego que el receso terminara, la clase de música inició.
El profesor empezó a explicar cómo es que se usa el violín, pero en medio de la explicación me perdí porque mi vista se enganchó en Ji Eun. Me había llamado la atención porque lo vi sacar una carta de manera disimulada en uno de sus cuadernos. Carta que reconocí inmediatamente por la pequeña mancha de salsa que había en el parte inferior. Luego de unos segundos de que Ji Eun terminó de leer había sonreído por lo bajo.
¿Le habrá gustado lo que he escrito? Porque esa sonrisa parecía que sí. O quizás solo se esté burlando. Supongo que no es la primera vez que le escriben ese tipo cosas.
El profesor llamó la atención de todos para que repitamos su accionar con el violín. Entonces, Ji Eun guardó rápidamente la carta y empezó a hacer lo que decía el profesor.
Yo también hizo lo mismo pero las notas me salían del asco, no estaba concentrado por estar mirando a Ji Eun con la intriga de saber cuál es su opinión sobre la carta. Pero después supe que no la sabría cuando el timbre sonó dando por finalizada la clase. Era la única clase con la que compartía con ella y no la vería por el resto del día.
Bueno, le reste importancia a eso. Tampoco es que su opinión me importara demasiado. Sé que le gustará porque soy bueno en las palabras y además me inspiré en el mejor libro de amor y tragedia que se ha escrito hasta ahora. Quizás ella también pasé por alto las frases que tomé prestadas del libro.
Además pienso que es una buena estrategia, ¿a quién no le gusta un amor como Romeo y Julieta? Bueno a mí no, aunque creo que tampoco a los demás por el trágico final. Pero me refiero a la pasión que manejan los amantes es desbordante y frenética.
A la hora de salida fui a paso rápido a la zona de las bicicletas, estaba apurado porque tenía que llegar rápido a mi casa para almorzar e irme al trabajo puesto que hoy me tocaba turno en el coro de la iglesia. No obstante, ni bien había dado unos cuantos pasos fuera del instituto y ya tenía a Jungkook gritando a mis espaldas.
—¡Taehyung, espera!—Creí que por fin iba a dejar de molestarme cuando le entregara esa maldita carta. No le hice caso y seguí con mi camino que no era mucho para llegar a mi bicicleta.—¡Oye!—de pronto sentí sus pasos más cerca, a lo que yo empecé a trotar.—¡Ji Eun ha respondido, Taehyung!—eso me hizo detener de golpe.
Bueno, había dicho que en realidad no me importaba la opinión de Ji Eun, aunque es cierto, aún así me giré hacia él que tenía una carta en sus manos y con su típica sonrisa con la que estuvo todo el día.
—¿Qué es lo que dice?—solo quería saber por mera curiosidad.
Se encogió de hombros.—Todavía no lo he leído. Estaba esperando a que lo leyéramos juntos.
Me coloqué a su lado y le quité la carta para desdoblarla y dejarla a la vista de los dos, en ella decía:
«A diferencia de ti, yo sí me he enamorado muchas veces.
El amor es un sentimiento que todo ser humano debe presenciarlo y resguardarlo consigo, porque es bonito e inocente que hace a tu corazón sentirse cálido y cómodo. El amor no tiene límites ni cosas prohibidas, no es egoísta, no reclama posesiones sino libertad, no necesita ser entendido sino demostrado. El amor es simple, directo y sincero. El que dice no creer en el amor es porque no lo ha conocido.
¿Alguna vez te has enamorado, Jungkook? Si es así me parece que este no es el caso.
¿Quieres amar realmente, Jungkook? Te daré un consejo: recita las letanías del amor y las palabras crearán el deseo ardiente de donde se imagina el mundo que brotan. Pero palabras que realmente sientas y que salgan del corazón.
Muy bonitas tus palabras, a mí también me gusta Romeo y Julieta y las frases sacadas de internet.
Atentamente, Lee Ji Eun.»
Sus palabras fueron como tirarme un balde de agua fría. Era evidente que no le había gustado. Con eso pude confirmar que la sonrisita en la clase de música era de burla.
Por primera vez me había sentido decepcionado de mí mismo. Pensé que con el poder de las palabras sacadas de un libro iba a ser eficiente y lo suficientemente romántico como para, al menos, sacarle una chispa o hacer que se interese en Jungkook. Sin embargo, Ji Eun no era tan tonta como creía y parecía que Jungkook la tenía difícil para poder conquistarla.
De pronto sentí el fuerte golpe de Jungkook en mi brazo. Yo solté un crujido de dolor.—¡Te dije que escribieras una carta de amor, no que plagiaras frases de Romeo y Julieta!-
— su humor había cambiado rotundamente. Y me quitó con brusquedad la hoja de mis manos.
Llevé mi mano a la zona adolorida. —Pero tú lo revisaste y me dijiste que estaba bien.
Él bufó.—¡No lo revisé!—su rostro estaba rojo como un tomate. Esa faceta de Jungkook me daba un poco de miedo.—Solo fingí que lo hacia porque estaba confiada de ti.—chasqueó la lengua.—Fue un error haber pedido tu ayuda, no me sirvió de nada. No eres tan bueno con las letras como lo dicen.—eso había sido un golpe bajo a mi orgullo.
—¡Claro que soy bueno! Pero no para esas porquerías románticas. Si tanto querías que ella supiera de tus sentimientos, simplemente lo hubieras escrito tú y punto. No tenías porque venir conmigo. Además no es mi culpa si le haya gustado o no, yo solo cumplí con lo me pediste, que le guste o no, no estaba incluido.
—¡Eres un idiota! Solo te pedí que hicieras una cosa, se supone que tú eras el experto. ¿Qué tan difícil pude ser escribir una carta de amor? ¿Acaso nunca te has enamorado o qué?—me límite a guardar silencio.—Gaste dinero por las puras.—no lo demostraba pero sus palabras me hacían sentir el culpable, sentía como si yo fuera el inútil.—Cielos, seguro debe estar pensado que soy un estúpido por creer que con esas palabras iba a enamorarlo.
Mi conciencia sabia que la había cagado en grande y las palabras de Jungkook solo hacia que aumentar más culpabilidad. Las cosas no habían salido como lo esperaba. Jungkook había confiado en mí para que le escribiera esa carta y el haberlo decepcionado me hacia sentir menos eficiente y capaz. Nunca antes me había equivocado así. No podía de dejar las cosas de esa forma, tenía que arreglarlas.
Le quité la carta y la guardé en mi bolsillo.—¿Qué carajos...?—dijo él.
—Lo arreglaré, Jungkook. Y te demostraré que soy tan bueno como dicen.
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