Me ha costado entender del todo porqué una historia que inició de manera fenomenal, no pudo tener un final igual; o no tuvo ninguno, en realidad (aún me lo pregunto, seriamente).

Hace algunos años, no sé cuántos si soy honesta, leí una con esta característica: no tuvo un final, ni siquiera el escritor se preocupó por explicar sus razones o no hubo oportunidad de hacerlo; es difícil entenderlo cuando éste desapareció sin dejar rastro..., para dejar un vacío.

El vacío no desapareció. Constantemente me preguntaba qué habría pasado si, qué habría pasado con, qué habría dicho este o aquél, qué sería de esta escena si se hubiese planteado desde otro foco. Eran muchas las preguntas. No digo que la historia fuese mala, al contrario, ella me inspiró.

Así que decidí escribir Si el Vestido te queda tomando un poquito de esas cualidades que me encantaron y volverla algo totalmente distinto, que dijera algo como «vaya, es una historia que quisiera leer».

No es perfecta. No es un romance peculiar ni tampoco un súper cliché. Pienso que lo mejor es dejarse sorprender o, quizá, no sorprender.

¿Qué puedo saber yo, una simple escritora primeriza que también es una lectora cuyos gustos no son idénticos a los tuyos?

Esa decisión, va de cada quien.

Liana