Parte 3. Tormentas.
Aquel día, a pesar de haber un cielo despejado y un radiante sol iluminando la ciudad del amor, para cierta azabache, nubes grises era lo único que había desde la última vez que lo vio.
Desde que la trato como si fuera solo un juguete con el cual poder divertirse un rato y después botarlo como si nada.
Quería odiarlo, decir que ya no lo amaba y lo único que sentía por él era rencor.
Pero no podía mentirse a sí misma.
Un suspiro brotó de sus labios a la vez que cruzaba la calle, pues sus padres le habían encargado ir a comprar un poco de azúcar para terminar un pedido, a pesar de haber visto dos bolsas guardadas en la bodega.
Claro estaba que solo buscaban que la joven se distrajera un poco de todo lo que había pasado con su ex pareja.
La azabache levantó la vista del suelo, previniendo así chocar con algún peatón, sin embargo, grande fue su sorpresa al ver de lejos a quien era su gran amigo, apresurando el paso para asegurarse de que efectivamente se tratara de él.
Y así fue.
—¡Luka!— exclamó a la vez que sonreía levemente. —Cuento tiempo sin verte.
El músico iba entretenido en sus pensamientos que pronto fueron interrumpidos por una voz que a lo lejos le llamaba, por lo que sacudiendo un poco su cabeza volteó hacia el origen de aquella voz, encontrándose con una amiga que desde hace tiempo no veía, por lo que trató de esbozar una sonrisa que más que nada pareció una mueca y se acercó a ella con paso calmado y tranquilo, hasta estar cerca y hablar...
—Hola Mari... Mucho tiempo sin vernos, ¿cómo estás?
La joven volvió a suspirar ante esa pregunta, para después alzarse de hombros.
—Supongo que bien...— murmuró desganada para luego negar. —No importa.— sonrió. —¿Tú cómo estás? ¿Qué tal te ha ido?
—¿Uh?... ¿Qué pasa para que supongas estar bien?...
La diseñadora bajo la mirada, evitando así que su contrario lograra ver como sus zafiros se empañaban.
Realmente le dolía.
—Adrien...— murmuró con un ligero temblor en la voz. —Él y yo terminamos hace casi dos semanas...— explicó no evitando sollozar levemente al recordar todo lo que le dijo.
Había sido muy duro con ella.
Al oírla no pudo abrir grandemente los ojos con sorpresa pues no creía lo que la chica frente a él le decía, sobre todo porque era cercano a la fecha que él había terminado su relación con la Bourgeois...
—¿Qué?... ¿Pues qué pasó?...
Marinette levantó la mirada, mientras limpiaba unas cuantas lágrimas que habían logrado caer por sus mejillas.
—Él solamente me dijo que no podíamos seguir juntos, ya que había dejado de sentir lo mismo por mi...— suspiró. —También dijo que trató muchas veces de terminar nuestra relación, pero no encontraba el momento adecuado.— le explicó, apretando los labios para reprimir que algún sollozo se le escapase. —No le creí, pero... Hubo momento donde alzó la voz y me grito que yo solo era una carga para él, por eso mismo me quería lejos...— culminó para luego carraspear. —Después de eso... Gracias a la ira que en ese momento sentía, le solté una bofetada y me fui sin decir más...— sollozo. —Te juro que no lo reconocí, Luka, parecía otro, ese no era el Adrien del que me enamoré...
—Ven... —suspiró antes de acercarse y abrazarla, tratando de no emitir algún ruido que pudiera delatar lo que él sentía en ese momento— Te comprendo... Pero aún así no puedo creer lo que te dijo...
La azabache correspondió aquel abrazo, dándose la libertad de sollozar ante aquel doloroso recuerdo.
—Yo tampoco quise creerlo en su momento, pero lo dijo con tanta seriedad, tanta molestia, que dudé incluso de que si alguna vez realmente me amó...
—Estoy seguro de que en algún momento él realmente te amó... No se puede fingir el amor... Pero tampoco podemos decir que pueda ser para siempre...
Ella asintió.
—Tienes razón, después de todo, dudo que cada vez que decía cuanto me amaba, haya sido tan cruel para fingirlo, nadie puede fingir amor...— suspiró. —Nadie...
—Así es... Nadie... —dijo pensativo antes de separarse lentamente de ella— Pero... Pese a cuanto duela... Tienes que ser muy fuerte... Por los que amas y principalmente por ti...
La de ojos azules limpió las pocas lágrimas que había derramado, suspirando ante lo que su amigo le decía.
—Tienes razón, así sienta que el mundo se acaba... Es mejor seguir adelante y mirar siempre hacía el futuro...
—Si... Además, eres una gran persona y estás rodeada de gente que te aprecia... —sonrió levemente mientras ponía su mano en el hombro de ella— Estoy seguro que eso hará más ligera tu carga...
—Muchas gracias.— murmuró la azabache, sonriendo levemente. —Por escucharme.
Llevaba bastante tiempo guardando todo lo que sentía, evitando contarle, incluso a su madre, la verdad tras su separación con el rubio, sin embargo, gracias a Luka finalmente había liberado todo lo que sentía.
Pero había algo que la tenía inquieta.
—Ahora dime... ¿Te pasa algo?— cuestionó de la nada, ganándose una confundida mirada por parte del músico. —Lo pregunto porque te noto triste, tus ojos no tienen el mismo brillo de siempre...— explicó. —¿Estás bien?
—Tú ya me has contado tus problemas... Sería justo que yo te dijera los míos... —suspiró— Al igual que tú... —tragó saliva— Terminé con Chloé...
Ante esa revelación, la azabache miro con sorpresa a su contrario.
—¿Qué?— murmuró sin creer lo que le contaba. —¿Qué ocurrió?— preguntó. —Pensé que ambos estaban bien...
—Yo también pensé que todo iba bien... —rascó su nariz y volteó a otro lado como viendo algo para evitar que la chica viera como sus ojos comenzaban a cristalizarse— Pero al parecer no... Chloé dijo que jamás me había amado, que jamás... —tomó aire pero no pudo evitar que su voz se cortara— Jamás había logrado nada en ella, que solo fui su pasatiempo, que era... Un cero a la izquierda en su vida... —bajó su rostro al suelo al no poder contener más sus lágrimas— Mari... ¿Por qué?...
La diseñadora nuevamente lo abrazo, dejando que él se desahogara.
Podía entender perfectamente por lo que estaba pasando.
—No puedo creer que ella te haya dicho eso de la nada, en verdad, yo podría asegurar que ella efectivamente había cambiado, que gracias a ti se había convertido en una mejor persona...— confesó. —No creo que de la nada todo lo que ella decía sentir por ti haya sido una farsa como te aseguró...
—Yo... —la abrazó y se permitió llorar sin importarle si alguien lo veía— Tampoco quiero creer en sus palabras, no quiero creer que dice la verdad, quiero que todo sea una broma, una mentira de mal gusto... Y no se si esté soñando, pero si es así, quiero y necesito despertar para ir a verla, abrazarla, besarla y decirle cuanto la amo y lo importante que es en mi vida... —sollozó— Y si es la vida real, quiero decirle una última vez que la amo, que mi corazón grita por ella, que ella es mi todo... Solo... Necesito saber si su corazón realmente no late por mi... Necesito que una vez más me diga que no me ama... Necesito que me acabe de romper para poderme levantar nuevamente...
Ella lo escuchaba atentamente, mientras acariciaba con ternura sus azulados cabellos.
—En ese caso buscala.— aconsejó. —Habla con ella una última vez, no te rindas.— sonrió. —Esto no acaba hasta que no hay más que hacer, inténtalo, todo puede pasar...
Al oírla se separó lentamente y limpió sus ojos con sus manos para verla...
—No puedo hacer eso... Ella me dijo que me quería lejos de ella, que jamás quería volverme a ver...
Ella simplemente acarició su mejilla, regalándole una sonrisa alentadora.
—No tienes porque avisarle, ni pedirle permiso para verla, solo hazlo y pon las cosas claras, ella sabrá si dejar todo así o recapacitar...— repitió. —Si el mundo se acabará, tu irías con ella, ¿verdad? — al notar como el músico guardó silencio, afirmó. —En ese caso, has de cuenta que es el fin del mundo y buscala una última vez al menos...
—Ella es la mujer de mi vida... —suspiró— Y en algún momento le dije que haría todo por ella... Tienes razón... Iré a hablar con ella...
Dijo un poco más tranquilo respecto a su situación y la joven asintió.
—Así se habla, no tengas miedo, pasará la que tenga que pasar.— sonrió.
—Ojalá pueda arreglar las cosas y si no, deseo que me rompa completamente...
La joven lo miro con tristeza, ella sabía perfectamente cuanto él amaba a la rubia, y cuanto dolor sentiría en ese momento por su causa.
No le gustaba ver a su amigo así.
—Todo saldrá bien, Luka, ya verás...
—Realmente estoy tratando de convencerme de que será así... —suspiró— Pero por más de que lo trate, recuerdo su mirada y... No se que pensar o sentir...
—Te entiendo perfectamente...— respondió haciendo una mueca. —Pero precisamente por eso es mejor que hables con ella ya que todo está más tranquilo y solo así podrás salir de dudas...
—Gracias Marinette... —respondió— De verdad... Necesitaba hablar con alguien... ¿Y sabes?... Creo que tú también deberías hablar con Adrien...
La joven parpadeo repetidas veces, para luego negar ante lo que su amigo le decía.
—Lo mío con Adrien definitivamente terminó, después de todo lo que me dijo... No creo poder verlo nuevamente.—suspiró— Pero me sentiré feliz si al menos tú logras estar con quien amas.— sonrió.
—Es que realmente no creo que ya no te ame... Yo cuando los veía, a kilómetros irradiaban amor... Quizá tiene un problema y para no preocuparte, porque sabe que te preocupas mucho y tienes tus propios proyectos, mejor tomó esa decisión y puede que en cuanto termine de resolver sus problemas, te diga que pasaba y puedan volver a ser novios... Aunque realmente de ser así, fue muy cruel lo que hizo...
Ella guardó silencio, asintiendo a lo que el muchacho le decía.
—Si, fue muy cruel al no decirme lo que pasaba y preferir tratarme como lo hizo, sin embargo lo perdono y entiendo.— murmuró. —Algún día espero aclaremos todo, por el momento... No creo que sea buena idea buscarlo.
La diseñadora realmente quería verlo, abrazarlo, rogar que le dijera que aquello no fue más que un arrebato, pero a la vez tenía miedo de salir herida otra vez.
Tenía miedo a ser rechazada nuevamente.
—¿Y si luego no hay un después?...
Marinette guardo silencio, meditando aquella cuestión que su amigo le hacía.
Tenía razón, no podía dejar pendiente algo que la tenía intranquila.
—Esta bien...— suspiró para luego sonreír con nerviosismo. —Hablaré con Adrien y bueno... Pasará lo que deba pasar.
Vio como la chica reía un poco nerviosa como forma de confirmación para entonces pronto verse interrumpidos al escuchar la voz de un chico que al parecer se encontraba muy emocionado...
—¡Aaaaaaah!... —gritó el castaño mientras daba saltos emocionado— ¡No lo puedo creer!
Por su parte, la de ojos azules posó su curiosa mirada en el muchacho, quien se acercaba a un grupo de jóvenes que se encontraban platicando muy cerca de ellos.
—¿Qué ocurre Wayhem?— preguntó una de ellas al alterado castaño.
—¿¡Acaso no has oído la gran noticia!?... —sonrió ampliamente— ¡Adrien se va a casar!... ¿¡No es fantástico!?
El azabache al oír eso, no pudo evitar abrir grandemente los ojos ante la sorpresa que sintió, pues... No se refería a Adrien Agreste... ¿O si?...
—¡¿Q-Qué?!— exclamó la muchacha, poniéndose de pie rápidamente. —No te estarás refiriendo a nuestro Adrien Agreste... ¿Verdad?— cuestionó desesperada por escuchar una negativa.
Por su parte, la azabache se encontraba totalmente paralizada, perdiendo color en la piel al escuchar aquella conversación.
No podía estar hablando en serio.
El Couffaine al igual que la Dupain, se concentró en la conversación de aquella chica y chico, curioso por no querer comprobar su teoría.
—Pues aunque les duela, si, ¡Adrien Agreste se va a casar!... ¡Que emoción!...
Tras escuchar aquella confirmación, la diseñadora sintió todo nublarse a su alrededor, realmente no podía creer lo que acababa de escuchar.
El amor de su vida estaba por casarse.
Tenía que ser una broma.
—¡¿Cómo?!— exclamó otra de las jóvenes. —¡¿Cuándo?!, ¡¿Con quién?!
Definitivamente nadie podía creerlo.
El azabache volteó a ver a su amiga, notando sus expresiones de dolor, a lo que puso su mano sobre el hombro de ella, atrayendo su atención...
—Creo que puede ser un mal entendido... Mejor preguntemos antes de dar algo por sentado... ¿Vale?...
Cuestionó en espera de que la misma estuviera de acuerdo para poder preguntar a aquel chico sobre que se refería.
Por su parte, la de ojos azules asintió una vez salió de su trance, realmente deseaba que aquello no fuera más que un simple rumor.
—T-Tienes razón, vamos a preguntar...
Ambos chicos se acercaron a aquellos jóvenes que hablaban, interrumpiendo su plática...
—O sea, no entiendo como te puedes llamar fan de Adrien si—
—Disculpen, —interrumpió el músico atrayendo la atención del castaño principalmente— ¿oí que un tal Adrien se va a casar?...
—Así es, Adrien Agreste se va a casar con una chica tan genial y con sentido de la moda como lo es él...
—¿De verdad?... ¿Con quién?
—Con su novia, Chloé Bourgeois...
—¿¡Q-qué!?
Preguntó sorprendido el chico al oírlo, ¿acaso sus oídos fallaron o de verdad dijo el nombre de la chica que amaba?
—¿S-Su novia?— cuestionó en un susurró la azabache, mirando totalmente dolida al castaño. —¿Chloé tiene una relación con Adrien?— murmuró fuera de sí, siendo incapaz de procesar aquella información.
Tenía que tratarse de una broma de muy mal gusto.
Eso no podía ser cierto.
Y no podía serlo porque ellos solo eran amigos y ya, o bueno, eso parecían ser.
—Amigo... —habló el Couffaine tratando de que su voz no temblara como su cuerpo lo hacía— ¿E-Estás seguro de eso?... ¿N-No habrás oído mal?
—No, no oí mal y si no me creen pueden buscar la noticia o ir a cualquier tienda departamental, pararse en las televisoras y ver noticias, ¡ya que esta es la noticia del momento!
Mencionó alegre antes de que el de cabellera negra girara sobre sus tobillos para alejarse de ellos al sentir como su pulso se aceleraba rápidamente y sus ojos comenzaban a humedecerse, confundiendo un poco al otro chico que lo miró raro, antes de ver a la de rasgos asiáticos...
—Disculpa, ¿tu amigo tiene algún problema o por qué se va así?
La joven diseñadora miró desorientada al castaño, negando para después sonreír con total falsedad.
—D-Disculpa, lo que pasa es que somos amigos de los...— suspiró. —Novios, y enterarnos tan de repente nos tomó por sorpresa...
«Una horrible sorpresa.»
Tras decir aquello no le quedo más que hacer una reverencia y agradecer con una falsa alegría, para después despedirse e ir tras el músico, quien se encontraba sentado en una banqueta.
—Luka...— murmuró ella tomando asiento a su lado, mirando a la nada, tal como él lo hacía. —Dime que no es cierto...—sollozó para luego cubrir su rostro y comenzar a llorar.
Trató de ser fuerte, pero aquello ya era demasiado.
—No lo sé, Marinette... —respondió con dolor aparente— No lo sé, pero me duele... —apretó los labios para evitar sollozar— Duele mucho...
La mencionada asintió, guardando silencio unos segundos, tratando de procesar lo que acababa de suceder.
No había duda, Adrien término con ella porque ya tenía algo con Chloé.
—Ellos... Terminaron con nosotros para casarse...—murmuró en un hilo de voz la azabache, mirando a su acompañante, quien estaba igual de destrozado que ella. —Ellos... ¿Realmente fueron capaces de hacernos esto?
No podía ni quería creer que así era.
El chico al oírla negó con la cabeza, esto no era cierto, no lo podía ser, pese a todo sabía que Chloé no podía llegar a ser tan descarada como para cometer una cosa como esta a lo que respondió...
—No, esto no puede pasar... —declaró con enojo— Chloé no pudo haberse enamorado de Adrien tan pronto y estoy segura que Adrien tampoco pudo haberse enamorado de Chloé rápidamente...
—Entonces... ¿Cómo explicas que están por casarse?— preguntó a la vez que posaba sus zafiros en él. —Nadie se atrevería a dar ese paso sin amor de por medio...
Aquello era verdaderamente confuso, no comprendía como el que alguna vez consideró como al amor de su vida, se atrevió a jugar con ella de esa manera, no entendía como una persona podía cambiar tanto de la noche a la mañana.
Él no era así.
—No puede ser así, porque conozco a Chloé, simplemente por eso... —se puso de pie y estiró su mano a la chica— Y por más masoquista que suene, tenemos que ver esas noticias ahora mismo...
La diseñadora dudó por un segundo, sin embargo, él tenía razón, la mejor forma de averiguar que ocurría era investigando, por más doloroso que fuera.
—Bien...— limpio sus lágrimas para luego tomar su mano y ponerse de pie. —Averigüemos que demonios está pasando...
—Promete que sea lo que sea, tratarás de no derrumbarte... No aquí...
Mencionó con miedo y preocupación, tratando de mantener una posición neutra aunque por dentro quisiera hundirse en su propia miseria.
—Te lo prometo.— aseguró para luego soltar un suspiro. —Tú también trata de ser fuerte, pase lo que pase...
Ambos estaban temerosos de lo que pudieran encontrar, pero no tenían opción, necesitaban confirmar lo que acababan de escuchar.
El joven la miró y asintió con la cabeza, antes de que ambos ambos caminaran hasta entrar a una tienda cualquiera de electrodomésticos fingiendo buscar algún televisor para comprar, cuando la verdad solo les interesaba ver la noticia que efectivamente, tal y como el castaño les había dicho, era la tendencia del día.
Luka y Marinette, al ver un gran alboroto, se aproximaron a donde un grupo de personas miraban atentamente las televisiones de muestra, sintiendo un nudo en el estómago al ver en la pantalla una entrevista exclusiva con la supuesta pareja del año y los padres de ellos.
—Les habla Nadia Chamak, informando las noticias más recientes, en este caso, del mundo de la moda.— habló la mujer, quien dirigió su mirada a los mayores. —Señor Agreste, señora Bourgeois, ¡realmente nos han dado la sorpresa del año!— exclamó la periodista —En verdad no esperábamos que se hiciera oficial la relación de sus hijos, mucho menos que confirmaran su compromiso.— sonrió. —Díganos, ¿cómo fue que de la nada, Adrien y Chloé han decidido hacer oficial su relación?— cuestionó. —Teníamos entendido que ambos solían salir con personas distintas.
Ante esas últimas palabras, la azabache no pudo evitar sentir un dolor en el pecho que incluso le impedía respirar.
Aquello le dolía, y mucho.
El músico por su parte, veía aquella escena con un rostro de indiferencia y decepción, realmente tenía ganas de huir de ahí, pero no lo haría, tenía, debía de saber que sucedía realmente.
Ambos siguieron viendo la TV para esperar a que de los más reconocidos símbolos de la moda contestaran.
La diseñadora sonrió ladinamente y acomodó sus famosos lentes antes de hablar...
—Así es querida, ellos estaban con otras personas las cuales... Emmm... Digamos que no eran las indicadas para nuestros hijos, aunque a ser sinceros... —volteó a ver de reojo al par de rubios— La pregunta que has realizado, sería más para que Adrien, o más bien, mi futuro yerno y mi hija, contesten...
La periodista asintió para luego mirar a la pareja, quienes mantenían una sonrisa forzada, mientras se tomaban de la mano como parte del acto que sus padres habían preparado.
—Es verdad.— sonrió la pelirroja. —Díganme, ¿porqué aquel cambio tan repentino?— preguntó sin duda a los jóvenes, quienes se aferraron más a la manos del otro.
No querían decir algo que perjudicará a las personas que amaban.
La de ojos azules miró de reojo al rubio, quien asintió para cederle la palabra.
—Verás, nada es para siempre, querida —respondió con naturalidad— Pero en este caso, tanto Adrien, como yo, estamos seguros de que esto si lo será, pues nosotros nos... Nos...
—Nos amamos.— intervino el modelo al notar como a ella aún le costaba mentir ante la prensa. —Y es por eso que decidimos comenzar una vida juntos, pasar página y concentrarnos en nosotros y nuestro futuro... — respondió, ganándose una mirada de aprobación por parte de los mayores.
Una traicionera lágrima resbaló por la mejilla de la diseñadora, quiero se llevó una mano al pecho al sentir aquel dolor más intenso.
No podía ser verdad, nadie puede enamorarse tan rápido.
Nadie puede jugar amor eterno en menos de dos semanas.
Nadie.
—Realmente se nota el gran amor que se tienen.— halago la mujer. —Tengo entendido que ambos son amigos desde niños.— sonrió. —Sus padres deben estar muy felices con esta noticia.— aseguró regresando la mirada a los mayores. —Y, por cierto, ¿cuándo se llevará a cabo tal evento?— cuestionó, haciendo la tan esperada pregunta por parte de los azabaches.
—Que buena pregunta Nadia o como te llames, el gran esperado día está prácticamente a la puerta, ¿o no, Gabriel?
—Así es, querida Audrey... La boda será en 2 semanas, será un gran evento, una gran fiesta que resonará en todos los lugares, esto revolucionará el mundo de la moda y cambiará para siempre la vida de las personas que más amamos en el mundo.
Respondió el mayor de los Agreste, sin notar como el par de rubios se volteaban a ver discretamente con algo de preocupación y tristeza que a un simple ojo humano, sería imperceptible.
—¡Vaya!—exclamó—En dos semanas se llevará a cabo la boda del año.— habló la mujer, dirigiéndose esta vez a la cámara—Tal parece que el amor que se tienen es tan fuerte que no quisieron esperar más.— sonrió nuevamente para luego mirar a los jóvenes. —No cabe duda que ustedes son el uno para el otro.— halagó —Serán la pareja del año.
Los jóvenes sonrieron ante su afirmación, mirándose nuevamente.
Ninguno de los dos quería hacerlo, pero no tenían opción, pues por el amor que le tenían a los azabaches, eran capaces de hacer lo que fuera.
—Gracias por tus palabras, Nadja.— agradeció el rubio, sonriendo mientras acariciaba la temblorosa mano de su prometida. —Nosotros estamos más que felices de por fin estar juntos y consumar nuestro...
—Nuestro amor...— sonrió la de ojos azules, posando sus cristalinos zafiros en las gemas del modelo.
Ambos parecían luchar consigo mismos para no llorar.
Por su parte, Marinette no podía parar de llorar en silencio, mirando con total inquietud aquella entrevista.
Lo había perdido.
—Dos semanas...—susurró. —En dos semanas van a casarse...
Realmente no lo podía creer.
El chico de mechas azules que había admirado con detalle las escenas, negó con la cabeza y tomó de la muñeca a la chica para comenzar a alejarse de ese lugar junto con ella, hasta llegar a un punto lejano de la gente...
—Marinette, por favor, deja de llorar...
Ordenó con preocupación, pero más que orden, pareció una suplica.
La mencionada secó sus lágrimas con la manga de la blusa que portaba, mirando totalmente ansiosa al músico.
—L-Lo siento, es que yo...— sollozó —No entiendo porque las cosas tuvieron que terminar así, ellos no pudieron enamorarse tan pronto, ni siquiera se les veía tan enamorados como decían, parecía como si...
Al ver al muchacho asentir, se relajó.
—Como si los estuvieran obligando...— murmuró.
—Así es... ¿Tú también lo notaste?...
La azabache se alzó de hombros.
—S-Si, bueno, no sé...— suspiró. —Conozco a Adrien y él actúa de forma diferente cuando hace las cosas por compromiso y cuando las hace porque quiere.— explicó. —Y el parecía actuar así solo. Por compromiso...— suspiró. —Ya no sé que creer, Luka.
—Esto no está bien, Mari... —la miró con seriedad— ¿Hace cuanto dijiste que terminaste con él?
La joven guardo silencio, pensando para así darle una fecha exacta.
—Hace casi dos semanas, sino mal recuerdo fue un Lunes...— respondió.
—Coincide con la fecha en la que Chloé me terminó y al igual que tú, me dijo que ya no me amaba...
Tras escucharlo decir eso, todo comenzaba a tener sentido.
Habían sido obligados.
—Eso quiere decir que si nos hicieron esto, no fue por su gusto, fue porque seguramente les obligaron a hacerlo...
—Eso me temo... Yo sabía que no le caía bien a la madre de Chloé pero... No pensé que podría llegar a algo así...
Ella suspiró.
—Yo más, tuve mala relación con el señor Gabriel, es más, escasas veces lo veía.— murmuró. —Sabía que él y la señora Audrey eran capaces de lo que sea... Pero jamás pensé que llegaran a este extremo.
—Mari, tenemos que hacer algo... Más bien, yo tengo que hacer algo por la mujer que más he amado en la vida... No puedo permitir esa boda, no puedo dejar que el amor de mi vida sea infeliz...
Mencionó pensativo tratando de idear un plan.
—Se exactamente como te sientes, ambos estamos en la misma situación, yo tampoco puedo dejar que el hombre al que más he amado haga una tontería...—respondió— Lo mejor será que ambos tratemos de verlos, de hablar con ellos, de hacerlos entender que solo así arruinaron su vida...
Realmente estaban metidos en un gran problema.
El chico al oír a su amiga, asintió con la cabeza y pronto una idea azotó su mente, por lo que algo apresurado volteó a ver a la azabache...
—Y-Yo... Tengo que irme ya.
Ella sonrió levemente, posando una mano sobre su hombro, regalándole una mirada alentadora.
—Suerte, Luka.
—Gracias Marinette, te deseo lo mismo, —comenzó a correr alejándose de ella, no sin antes girar un poco y gritar— ¡adiós!
El chico comenzó a correr hacia aquel lugar donde sabría que encontraría a la persona adecuada para su plan, solo deseaba que nadie estuviera cerca para poder hablar con él.
Después de bastantes minutos el chico llegó a casa de los Bourgeois y estando en la esquina se detuvo en seco.
Sabía que no podía llegar como si nada a la casa de aquella familia para hablar con Pascal, pues dejando de lado que no se lo permitirían, si hacía eso, pondría en riesgo el trabajo del mayor, a lo que suspirando un poco decidió quedarse a la vuelta de aquella cuadra, fingiendo hablar por celular, en espera a algún momento en el cual el mayordomo saliera y él pudiera atraer su atención.
—¡Y date prisa John, o como te llames!— exclamó cierta rubia dentro de su hogar—Necesito que hagas esa cita con la estilista y una cita más en el spa, Clotilde debe lucir fresca y hermosa el día de su boda, ¿de acuerdo?
El mayordomo asintió, haciendo una sutil reverencia a la mujer.
— Si, mademoiselle, hoy mismo haré las citas.
La de gafas oscuras sonrió, haciendo una seña para que se fuera, cerrando después la puerta.
Por su parte, el hombre soltó un suspiro, comenzando a caminar para hacer lo que se le había ordenado.
Luka, quien ya llevaba un buen rato esperando, pronto pudo ver la silueta del hombre de porte elegante salir de aquella casa, a lo que lo volteó a ver y con tono alto, comenzó a hacer ruidos y decir ciertas frases que quizá podrían llamar la atención del mismo, eso si, sin descuidar su falso hablar por celular...
—¡Psss!... Jean, —hablando fuerte y haciendo énfasis en el nombre— ya te dije que quiero que vengas a verme...
El mencionado se detuvo, mirando con sorpresa al músico, quien le hacía discretas señas para que se acercara a él.
—Joven Luka...— murmuró una vez cerca. —¿Qué hace aquí?
—Necesito hablar contigo... —bajó el celular y lo guardó en si bolsillo— Es urgente...
El empleado suspiró.
—Si lo ven aquí se meterá en...— al ver el desesperado semblante del azabache, asintió. —Está bien... ¿Qué desea?
—Usted también corre riesgo estando aquí... ¿Le parece si nos movemos a otro lado?...
Él pareció meditarlo, sin embargo, accedió.
—Esta bien, joven, vamos.
El Couffaine le agradeció antes de comenzar a caminar seguido del hombre y estando una vez algo alejados de donde originalmente estaban, habló con algo de temor...
—Jean... Necesito su ayuda... Es respecto a Chloé...
Tras escucharlo, inmediatamente se tensó, sabía perfectamente lo que había pasado entre ellos, pues la misma Audrey le informó y ordenó que acompañara a la menor a todos lados, impidiendo así que fuera a buscar al azabache.
Él más que nadie veía de cerca el sufrimiento que la diseñadora causó en la joven.
—¿Qué necesita?— cuestionó. —¿Quiere mandarle una nota?
—No... Necesito verla... —su voz se cortó— Necesito hablar con ella, lo nuestro no puede terminar así... —tensó su mandíbula— Lo nuestro no puede ser así... Realmente la necesito... Ella es el amor de mi vida y se me está resbalando de las manos como si fuera agua...
El mayordomo sonrió levemente, colocando una mano sobre su hombro, en señal de apoyo.
—Lo sé, joven.— respondió. —Ella, aunque no lo parezca, se que igualmente sufre; no es la típica novia emocionada por el día de su boda, todo está mal, y si en algo puedo ayudar... Encontraré una forma de que usted pueda verla hoy mismo.
—¿Q-qué?... —preguntó al borde de las lágrimas al no poder creer lo que el mayor le decía— ¿Ha-Habla en serio?
Jean asintió.
—Conozco a la señorita, desde que era niña le ha sido difícil ocultar lo que siente.— explicó. —Es por eso que haré lo que sea por verla nuevamente feliz...— sonrió. —Así que cuente conmigo, joven Luka.
—Gracias... —soltó todo el aire que sus pulmones cargaban y se acercó al castaño para darle un abrazo, sin poder evitar un par de lágrimas— De verdad... Muchas gracias..
—No es nada...—respondió a la vez que palmeaba su espalda—Solo le pido que, por favor... Convenza a la señorita para que no haga algo de lo que pueda arrepentirse...
—Jean... —se separó de él— Haré todo lo que esté en mis manos para que así sea... ¿Cuál es el plan para verla?
El mencionado guardó silencio, pensando así en algo que no levantara sospecha alguna.
—Verá, hoy debo hacer una cita con la estilista que va a peinar a la señorita el día de su boda, para eso ella debe asistir para elegir maquillaje y peinado.—explicó—Podría usar esa excusa para llevarla al lugar que usted me diga y pueda hablar con ella sin problema.
—De acuerdo... —pensó por un momento— ¿Estaría bien el café "Tomine" De la calle de campos Elíseos?
—Me parece perfecto, joven.— respondió. —Ahí estaremos.— confirmó. —Lo dejo todo en sus manos.— sonrió.
Estaba claro que nadie podía hacer nada por la joven rubia, sin embargo, él haría todo lo posible porque ella fuese feliz nuevamente.
—Ahora mismo iré para allá, gracias nuevamente... Le debo mi vida...
Soltó con una sonrisa que podía tener algo de esperanza, antes de comenzar a alejarse de Jean en dirección al café.
Finalmente volvería a ver a su amada.
Una vez ya en el hogar de la joven rubia, el mayordomo se encaminó al estudio de la editora, quien se encontraba hablando con la menor, la cual parecía completamente ajena a lo que su madre le decía.
—Disculpe la molestia, señora Bourgeois.— habló el hombre, llamando la atención de ambas féminas.
La mencionada lo miró de arriba abajo, dando a notar su molestia al verse interrumpida.
—¿Qué quieres?— cuestionó. —¿Ya hiciste lo que te pedí?
Jean asintió.
—Así es señora, por eso mismo vengo a verla, para comentarle que la estilista le ha dado la cita a la señorita Chloé para hoy, en una hora.
La mayor suspiro, para luego ver a su primogénita.
—Ya escuchaste, alistate y que Juan te lleve, cuando regreses retomamos nuestra conversación sobre la decoración.
Por su parte, la de ojos azules no dijo nada, levantándose del lugar donde se encontraba para después encaminarse a la salida.
—Vamos, no quiero estar ni un minuto más aquí.— murmuró para luego salir del estudio, seguida del mayor, quien la encaminó al auto.
Solo esperaba el plan saliera como se esperaba.
Tras abrirle la puerta para que así ella pudiese ingresar al vehículo, se apresuró a ocupar su lugar como conductor, comenzando así su camino, según la rubia, a la estética.
Un suspiro brotó de los labios de la joven, quien miraba en total silencio por la ventana, pensando así en todo lo que había pasado en menos de un mes.
«Que vida la mía...»
Luego de limpiar una pequeña lágrima que resbalaba por su mejilla, algo llamó su atención, provocando que saliera de su ensoñación, mirando confundida a su chofer.
—Oye... Se supone que debíamos dar vuelta a la derecha, no seguir de largo...— murmuró, sin recibir respuesta. —¿Me escuchaste?
El mayordomo asintió.
—Antes haremos una pequeña palabra señorita, no se preocupe, será rápido.
Tras decir eso, la menor no objetó más, pues a decir verdad prefería estar lejos y olvidarse de todo un poco.
Necesitaba al menos un minuto de paz.
Todo el trayecto inició a ser en total silencio, pues ella no quería, ni tenía ganas de hablar de nada con nadie, dedicándose solo a esperar a que el automóvil se detuviera, mirando con extrañeza el lugar donde se encontraban.
—¿Qué hacemos aquí?
El conductor no respondió, simplemente se bajó del vehículo para así abrir la puerta, permitiendo que la joven saliera, pidiéndole una explicación con la mirada.
—Necesita distraerse señorita, tome un café y llameme cuando quiera que venga por usted.
Ella enmarcó una ceja, aún sin comprender lo que pasaba.
—Pero la cita con...
—No se preocupe por eso.— interrumpió. —Solo... Vaya y distraigase.
Chloé sonrió levemente para luego asentir y agradecerle, encaminándose al interior del local para así tener unos minutos de tranquilidad.
Lo que menos quería era seguir organizando una farsa.
Por su parte el chico de cabello negro se encontraba viendo a la entrada de la puerta, mientras sentía sus manos temblar al no saber con certeza que le diría a la chica que quería y peor aún, no sabía que le diría ella a él, pero pronto, en un instante su mundo se detuvo al verla entrar a aquel lugar y sin poderlo evitar se puso de pie...
—Chloé...
La mencionada paró en seco, quedando justo frente al muchacho, quien la miraba totalmente embelesado.
—Luka...— murmuró, tratando de guardar la compostura y frenar sus impulsos de ir a abrazarlo. —¿Que haces aquí?— cuestionó con sequedad. —¿Me estás siguiendo a caso?
—No, no lo hago... —respondió guardando su miedo— Pero necesito hablar contigo... ¿Tienes unos minutos?
Cuestionó señalando la silla frente a él.
Ella pareció dudar en si realmente era correcto acceder, sin embargo, mentiría si dijera que no quería hablar con él, a pesar de no poder decirle la verdad como tal.
«No hay nadie conocido cerca, así que...»
—Cinco minutos.— respondió luego de un rato para luego tomar asiento, evitando en todo momento hacer contacto visual con él.
El chico simplemente la miro sentarse y tomó asiento, comenzando a tratar de conectar la mirada de la rubia con la de él, siéndole imposible al ver como ella lo esquivaba...
—Yo... —suspiró— ¿Cómo has estado?
«No tan bien como me gustaría...»
Tras ese pensamiento, simplemente sonrió con falsa ironía, mirando indiferente al músico.
Realmente quería decirle la verdad.
—Espléndida, ansiosa por que llegue el día de mi boda y pueda unir mi vida a la del único hombre que he...— pareció dudar, sin embargo suspiró retomando su fingida alegría. —Del único hombre que he amado.— respondió, haciendo énfasis en lo último, rogando sonar lo suficientemente convincente.
—Oh... —el chico bajó la mirada mientras rascaba su cuello antes de voltear a verla— ¿Segura de eso?...
Ella no dijo nada, simplemente volteó el rostro para después asentir.
Sabía que si lo miraba a los ojos no resistiría y hablaría de más.
No podía arriesgarse.
—Por supuesto, jamás había estado tan segura, por algo acepte casarme con él cuando me lo propuso.— murmuró. —Deja de preguntar cosas ridículas, totalmente ridículas.
—Y si estás segura... —se movió un poco para tratar de ver su cara— ¿Por qué sigues esquivandome?
Ella soltó un bufido, mirándolo de reojo, mostrando indiferencia.
—Porque no tolero ver ni hablar con perdedores como tú.— soltó. —Así que si ya no tienes nada bueno que decir, será mejor que me vaya, tengo que organizar mi boda.— murmuró con la intención de levantarse.
Para ella era muy riesgoso seguir hablando de ese tema, no quería, ni podía hablar de más.
El chico por instinto se estiró y tomó la mano de la chica con algo de fuerza pero sin lastimarla...
—Chloé... —habló tratando de mantener su respiración tranquila— Hablo en serio... ¿Por qué haces esto?...
La mencionada poso sus zafiros en los del músico, quien la veía suplicante por que le dijera lo que pasaba.
Pero por desgracia no podía hacer eso.
—Ya te lo dije, porque amo a Adrien, de no ser así jamás habría aceptado su propuesta de matrimonio...
—¿Segura?...
Cuestionó en un hilo de voz al ya no poder contener del todo sus lágrimas, limpiando rápidamente una lágrima que había derramado...
—¿De verdad estás tan segura?
La joven no respondió, solamente apretó con fuerza los puños, rogando tener la fuerza suficiente para poder responder ante sus cuestiones sin flaquear.
Era por su bien.
—Yo...
Sin saber porque, las palabras no lograban salir, provocando que los nervios se apoderaran de ella al no poder hablar.
—Yo...— ella bajó la mirada para luego asentir.
—Chloé... —soltó su mano al sentir como cerraba los puños— Por favor responde... —suplicó— Necesito oírlo de tus labios... Necesito oír que estás completamente segura y que estarás bien... —tragó saliva— Porque de verdad... No quiero que seas infeliz...
Dijo mientras sentía el agresivo palpitar de su corazón.
Por su parte, la de ojos azules seguía sin hablar, no encontrando las palabras para mantener en pie la mentira que su madre había creado.
—No voy a ser infeliz...— murmuró. —Yo lo amo...
—Entonces... Si lo amas tanto como para casarte con él... —la miró a los ojos— ¿Puedes decirme y jurarme, viéndome a los ojos, que ya no me amas?...
Ante esa pregunta su tez perdió todo color, palideciendo al instante al no saber que responder.
Estaba entre la espada y la pared.
—¿Eh?— parpadeo. —Yo no...
Nuevamente no podía formular la oración completa, sintiendo como sus mismas palabras la asfixiaban.
—Luka...
Por cada palabra que soltaba no hacia más que balbucear, sintiéndose una tonta al no dar una respuesta exacta.
El chico al no oírla decir nada, simplemente suspiró con pesadez al sentir como pronto rompería en llanto, a lo que negando con la cabeza, habló...
—¿Sabes que no tienes que hacer esto?... ¿Verdad?...
—Tengo que hacerlo.— respondió aún dudosa. —Debo hacerlo.
Jamás le pediría que dejará de hacer lo que más amaba solo por estar con ella, si, era egoísta, pero no llegaría a ese extremo.
Quería que al menos él fuese feliz.
—Y voy a hacerlo...
—No lo hagas... —nuevamente estiró su mano a ella y la tomó— Mejor vámonos...
Al escuchar lo decir eso, no pudo evitar verlo con total sorpresa.
Lo que le pedía era una total locura.
—¿Q-Qué?
—Como lo oíste Chloé... Vámonos tú y yo... Vayamos a un lugar donde solo estemos nosotros, a un lugar donde nadie te diga que tienes o no que hacer... Vamos a un lugar donde podamos amarnos sin temor o miedo de lo que podría pasar...
Nuevamente guardó silencio, tratando de procesar cada una de las palabras del joven, sintiendo grandes ganas de llorar al no saber que decir.
Quería, pero no podía.
—¿Eh?— preguntó totalmente fuera de sí. —Yo...
—Chloé... Vámonos...
Su corazón le pedía a gritos que tomara su mano y salieran corriendo de ahí, que se olvidaran de todo y huyeran para crear su propia realidad, con sus propias reglas.
Pero su razón le decía que si cedía a su deseo, quien pagaría el precio de su felicidad sería el hombre que amaba.
Y no podía hacer eso.
—Luka, yo... No...
—Por favor... Te lo suplico... Aun estamos a tiempo de poder ser felices, de poder forjar todo ese futuro que ambos hemos ideado... Todavía podemos decir una vez más...
—Lo siento...— interrumpió. —No...
«Quiero, pero prefiero que tu seas feliz, Luka...»
Un suspiro brotó de sus labios, para luego dedicarle una mirada apenada al músico.
—Eso no sería lo correcto.
—¿Desde hace cuanto nos importa hacer lo correcto?...
Ella sonrió levemente, negando a modo de respuesta, sin embargo, no podía dejarse convencer.
No debía.
—Yo lo quiero a él... No puedo.— insistió.
—No... No es cierto, no lo haces... —rebatió— Te conozco mejor de lo que yo me conozco a mi... ¿Por qué tratas de engañarte?
Chloé guardó silencio nuevamente, negándose a dar una respuesta exacta.
Negándose a decir la verdad, a pesar de que él ya la sabía a medias.
—No me engaño, Adrien y yo nos conocemos desde que éramos niños, ambos tenemos una conexión inigualable, ambos...— suspiró. —Fuimos hechos el uno para el otro...
—Eso no tiene lógica... —negó con la cabeza— Por favor... Vámonos...
—¿Qué?— volvió a cuestionar.
Realmente no sabía que decir.
—Yo lo amo a él... Yo quiero a Adrien...— repetía más para si misma que para él.
Al oírla sintió sus ojos cristalizarse.
Era un caso perdido y no sabía que hacer...
—Yo... Más bien... Supongo que esto será nuestro último adiós... ¿No?
Ella simplemente miró a otro lado, tratando así de no dar marcha atrás.
Él merecía ser feliz, aún cuando no fuera a su lado.
—Así deben ser las cosas, Luka.— respondió para luego levantarse y darse la vuelta. —Y así es como debieron ser desde un principio.— murmuró para luego comenzar a caminar.
«Perdóname...»
Miró como la chica se liberaba de su agarre para ponerse de pie y luego de unas palabras comenzar a caminar alejándose de él.
Cosa que lo hizo entrar en pánico.
—¡Chloé, no te vayas!
Dijo en voz alta, atrayendo la atención de varias de las personas que estaban ahí, pero simplemente ella siguió su camino hasta salir de ahí, dejándolo solo.
—Chloé...
Murmuró mientras sentía el querer correr detrás de ella para no dejarla ir, pero sus piernas sintieron debilitar, haciendo que nuevamente se sentara en aquella silla aguantando su dolor por unos minutos y finalmente salir de ahí camino a su hogar, deseando el ya poder llegar y dejar libre toda la tormenta que cargaba dentro.
Aquí Annie con ustedes, espero que les haya gustado mucho este capítulo y hayan llorado mucho... ¡Ya se viene la última parte y la más dolorosa!, ahora bien, los dejo con la bellísima LupitaHaibara. ❤
¡Hey!
¿Qué onda?
Aquí LupitaHaibara y @Annie_Schade trayéndoles un nuevo capítulo de esta bella y triste historia :'3
En verdad, de todo corazón espero que les este gustando esta historia que ya se acerca a su final :'c
Saben que cualquier cosita pueden dejarla en los comentarios, nosotras encantadas de leerlos ^^
Bueno, sin más que decir, yo me retiro, :3 nos leemos en otra realidad virtual ^^
Bais~♡
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