49: "Este no es el final... al menos aún no"

Sol

—Venus, aléjate de aquí—escucho decir a Mercurio.

—Oye, no eres el único que sabe cocinar— le dice Venus.

Escucho a mis amigos discutir mientras estoy perdida en mis pensamientos.

No quiero ir me.

No quiero abandonar a papá. Tampoco a mis amigos.

Mierda todo iba tan bien ¿Por qué tiene que pasar esto?

En serio ¿yo qué mierda hice para merecer tanta mierda?

Lo que más me duele aquí es el hecho de que tendré que dejar a Luna. No hay manera de que tengamos una relación a distancia Australia está a 15,175 kilómetros, es un viaje de 17 horas ¿Cómo haré para verla? Ni siquiera para navidad podré venir y dudo que mi madre me deje.

Una gran parte de mí me dice que mi madre hace esto por diversión. Es claro que odia mi relación con Luna, y también que me odia a mí, esa mujer busca hacerme la vida imposible siempre.

—Sol, ¿Tú qué opinas? ¿Qué Venus cocine o yo?— me pregunta Mercurio sacándome de mis pensamientos.

—Me da igual—les digo sin mirarlo.

—Oye, ¿te pasa algo? Desde que llegamos estás ahí sentada como zombi—me pregunta Venus y yo miro a mis dos amigos.

A mis dos amigos que me acompañaron durante 8 años de mi vida.

Ya no podré escuchar sus peleas, sus quejas, sus chistes malos. Ya no podré comer la comida de Mercurio, y tampoco podré molestar a Venus.

Yo no podré verlos.

Y cuando quiero acordar un par de lágrimas caen por mis mejillas sin que yo pueda evitarlo.

—Sol, ¿Qué pasa?—me pregunta Mercurio acercándose a mí y Venus hace lo mismo.

—Lo siento... yo...—intento hablar, pero siento un nudo en mi garganta.

El saber que me tendré que separar de mis dos personas favoritas de este mundo hace que me arda el corazón.

Yo lloro sin poder parar, ellos me abrazan y me consuelan. Y yo con todo el dolor del mundo les cuento la razón de mis lágrimas.

—¿Qué? ¿Esto es seguro?—pregunta Venus y yo le responde que si con la cabeza.

Ambos se quedan callados pensando en lo que les dije. Están igual de sorprendidos que yo, y si tuviera que adivinar igual de destrozados.

Tengo toda mi vida aquí. Mis personas favoritas están en este pequeño pueblo no quiero irme.

—¿Cuándo te vas?—pregunta Mercurio.

—No lo sé, pero dudo que esté aquí para el mes que viene—le digo.

—Así que—dice Venus—, ¿Esta sería una de las últimas veces que nos vemos antes de un largo, muy largo tiempo?

—Así es—le digo y veo como se le cae una lagrima a mi amigo.

—¿No hay manera de que te quedes aquí? —me pregunta Mercurio. Tiene los ojos cristalizados al igual que Venus.

—No, mi madre me dejó muy en claro que tengo que ir a donde ella vaya. En serio lo lamento.

—No es tu culpa, Sol, no lamentes nada—me dice Venus.

Los tres nos quedamos callados sin decir nada. Solo se escucha nuestro llanto y como Mercurio patea la pared con un poco de rabia e impotencia.

Hemos sido amigos por 8 largos años.

8 años en los que hemos vivido de todo. Hemos estado en las buenas y en las malas, desde que nos conocimos hemos sido inseparables. No estoy lista para dejarlos, quiero seguir reuniéndome todos los malditos días con ellos y reírnos de nuestra desgracia juntos. Quiero seguir abrazándolos en los momentos tristes y quiero seguir riéndome con ellos.

—Saben, estoy destrozado porque luego de 8 años nos tendremos que separar, pero no desperdiciaré este tiempo llorando. Hagamos lo que en 8 años de nuestra vida siempre quisimos hacer y nunca hicimos.

—Discúlpame, Venus, pero no tengo ganas de hacer nada ahora y supongo que Sol tampoco.

—Pero ¿Qué prefieren? Desperdiciar el tiempo que nos queda llorando o llenarlo aún más de recuerdos.

Tengo que admitir que tengo ganas de estar tirada en mi cama y no levantarme, pero mi amigo tiene razón, no quiero desperdiciar el tiempo que nos queda con llantos.

—Concuerdo con Venus—le digo—, hagamos todo lo que en 8 años jamás hicimos por cobardía o por lo que fuese. ¿Qué opinas, Mercurio?—le pregunto al castaño.

—Opino que deberíamos hacerlo—dice el chico finalmente—, y ya sé por dónde empezar— él se levanta del suelo y mira mis escaleras—¿Recuerdan las veces que hemos querido tirarnos de las escaleras de Sol con colchones? Y su madre nunca nos dejó. Sol, querida mía, ve y busca colchones.

Yo le hago caso y busco los colchones de mi mamá. En este punto ya ni siquiera me importa que me regañe, es más, quiero hacerla enojar.

Con los chicos preparamos todo. Nos ponemos cascos de bicicletas y rodilleras para no lastimarnos. También nos aseguramos de tapar cualquier cosa afilada que haya en el camino para evitar accidentes.

Y ahora, aquí estamos, los tres subidos en un colchón a punto de tirarnos por las escaleras. Quisimos hacer esto desde que vimos El Diario de la Princesa 2.

—¿Listos?

—A la cuenta de tres—digo—. Una...

—Dos...

—Y tres—dice Venus finalmente.

Mercurio impulsa el colchón y nos deslizamos por las escaleras con el gritando. Yo estoy gritando mientras agarro a Mercurio como si la vida dependiera de ello, los demás no sé qué están haciendo, supongo que Venus debe de tener el mismo miedo que yo y Mercurio debe de estar disfrutando el viaje.

Al llegar al piso los tres nos desparramamos en suelo y nos reímos. Ninguno salió muerto, eso es un alivio.

—Dios, eso fue lo más divertido que hice en mi vida—dice Mercurio mientras se ríe.

Puede que yo estuviera muerta de miedo por romperme un cuello, pero al igual que Mercurio, fue lo más divertido que hice.

—¿Verdad que sí?—digo riéndome.

Mercurio graba con una cámara mientras nos tiramos por las escaleras. Hasta que nos cansamos y pensamos que otra cosa podríamos hacer.

—Okey, ¿Qué más podemos hacer?—dice Venus.

—Mmm, ya sé—digo—, ¿Recuerdan ese restaurante japonés al que jamás nos dejaron ir?—le digo a los chicos y ellos me sonríen y partimos viaje al restaurante.

Creo que los tres estamos evitando pensar el por qué estamos haciendo todo esto, pero se siente tan bien olvidarse un rato de ello y solo divertirse. Quiero disfrutar el tiempo que tengo con ellos.

—¿Alguien sabe porque nadie nos dejó venir?—pregunta Mercurio estacionando el auto.

—Habían dicho que este restaurante tenía ratas, nuestras mamás vieron la noticia y nos prohibieron venir—dice Venus.

—Qué asco, pero quiero comer su comida de igual forma—les digo.

—¿Quieres probar la comida o desobedecer a tu madre?—me pregunta Mercurio.

—Las dos—les digo—, pero mucho más desobedecer a mi madre.

Jamás la había desobedecido de esta manera, pero ahora estoy tan enojada con ella que solo quiero desobedecerla y contradecirla en todo

Nos dirigimos al restaurante y pedimos la comida. Recuerdo que cuando éramos pequeños todo el mundo venía, nosotros éramos los únicos tres tontos que jamás nos dejaron.

—Saben, no está tan mal—dice Mercurio probando su comida—, por ser que hay ratas la comida está muy rica.

—Concuerdo, aunque yo siempre quise venir por las figuritas de acción—dice Venus.

Siempre fue la razón principal para venir a este restaurante, las figuras de acción. Recuerdo que todos en el colegio tenían y nosotros éramos los únicos que no tenían ninguna.

Junto con Venus y Mercurio hacemos casi todo lo que jamás hicimos, ir a la escuela de noche, hacer un grafiti en la pared donde todos los adolescentes hacen, hacernos un tatuaje falso, nos faltó viajar a Hawái.

— ¡Mercurio, me vas a matar! —le grita Venus.

Mercurio lo está hamacando y Venus de a poco que no sale volando debido a la fuerza con lo que lo está hamacando Mercurio. Yo los miro y me rio de ellos dos.

—Será mi venganza por pegarme con una sartén—dice Mercurio y yo solo me dedico a reírme de ellos dos.

Cuando Venus logra bajarse de la hamaca los tres nos tiramos en el piso y miramos el cielo nocturno mientras hablamos de tonterías, hasta que yo digo.

—Oigan, sé que el objetivo de esto es no llorar, pero de verdad no quiero irme—les digo a mis amigos.

—Yo tampoco quiero te llevas—dice Mercurio—¿Quién me dará mis servicios especiales?—dice él y yo me rio.

—¿Y con quién voy a hacer karaoke ahora? —pregunta Venus

Y cuando quiero acordar una lágrima se está escampando por mis ojos.

No sé qué haré sin ellos, no podré sobrevivir en Australia sin mis dos chicos favoritos.

—¿Se lo dijiste a Luna?—me pregunta Mercurio.

—Aun no. Y no sé de donde sacaré el valor para hacerlo—les digo—. No podré soportar verla triste.

—Si necesitas nuestra ayuda sabes que estamos aquí—me dice Venus.

Él me agarra de la mano y yo cierro los ojos para evitar llorar, hasta que Mercurio llama nuestra atención.

—Hagamos una promesa—dice Mercurio enderezándose, y Venus y yo hacemos la misma acción escuchándolo—, este no es el adiós, aun no. Aún tenemos mucho que vivir nosotros tres 8 años no son suficientes. Prometamos que jamás dejaremos de ser amigos, no importa la distancias o las circunstancias siempre estaremos para él otro sin importar que. Y si algún día dejamos de hablarnos— se detiene tomando aire—, prometamos que jamás en la vida olvidaremos esta hermosa amistad que tenemos.

A mí se me escapan todas las lágrimas que tenía guardas.

—Lo prometo—digo.

—Lo prometo—dice Venus.

—Lo prometo—dice finalmente Mercurio y los tres nos damos un abrazo mientras lloramos—. Los amos tanto chicos.

—Yo igual—digo llorando.

Luna

—Así que en teoría es eso—le digo a Sol—.
No sé qué hacer con Julieth.

—Pues—me dice Sol—, da en adopción a sus bebés.

—No, no haré eso. Sé lo que se siente que te separen de tus padres, no haré eso con 8 gatitos.

Julieth está embaraza. Sí, la desgraciada de mi gata quedó embarazada y ahora no sé qué mierda hacer cuando esos gatitos nazcan.

Creí que Sol iba a saltar de alegría cuando le dijera la noticia, pero la verdad es que ella se quedó mirando para abajo en toda nuestra conversación. No sé qué mierda le pasa.

—Como sea, supongo que me quedaré con los 30 gatos—le digo—. ¿Tú qué opinas?

—¿Sobre qué?

—Sobre que Julieth va a tener bebés—le digo.

—Así eso. Mm, me parece bien, no lo sé—me dice ella mirando para abajo.

Ha estado así desde que llegó a mi casa. Casi no me habla, no me mira y la mayor parte del tiempo se queda acariciando a Julieth y no me presta atención.

—Oye, ¿te pasa algo? Estás muy apagada y distraída—le pregunto.

—Mm, de hecho, tengo que hablar contigo algo serio—me dice ella.

—Okey—le digo—¿Qué pasa?

Ella no dice nada por unos minutos, solo me ve y empieza a llorar. Yo me preocupo porque noto que esto es bastante serio y me acerco a ella.

—Sol, tranquila— le digo consolándola— ¿Qué ocurre?

—Lo siento—me dice ella—, es que... —dice y toma una respiración—. Me mudaré.

—¿Te mudarás a otro pueblo? Tranquila, si es porque nos separaremos podremos vernos los fines de semana, sé que no será lo mismo, pero la distancia no será tanto—le digo y ella empieza a llorar más.

—No—me dice ella llorando—, me mudaré a Australia.

¿Qué? ¿Lo qué acaba de decir es cierto?

Sol llora desconsoladamente y yo solo la miro sin creerlo.

—¿Qué?—le pregunto sin creerlo.

—Mi mamá consiguió un ascenso, así que nos mudaremos a Australia antes de que termine el mes—me dice ella llorando y yo quedo en shock.

Australia.

Sol se mudará a Australia.

Lo que significa que ya no podré verla. Que tendremos que estar separadas, ya que Australia queda al otro lado del mundo y es un vuelo de 17 horas.

—¿Es oficial?—le pregunto y ella se muta a decirme que si con la cabeza.

Siento como una lagrima recorre mi mejilla y detrás de ella otra lagrima más.

Tendré que alejarme de Sol.

Yo no podré besarla, ni mirar esos hermosos ojos celestes que tiene, ni acariciar ese hermoso cabello rubio.

Tampoco podré ver las ridiculeces que hace todos los días y no podré estar para ella en los momentos difíciles.

—Lo siento tanto—me dice llorando desconsoladamente.

Yo sigo sin poder creerlo. No quiero a lejarme de Sol y una relación a distancia es muy difícil.

—No te quiero echar, pero ¿puedes ir te de mi casa? Quiero pensar—le digo.

Ella se levanta de la cama llorando y agarra su abrigo. Antes de salir de mi cuarto me ve mientras se le caen las lágrimas y yo le dedico una mirada de la misma manera. Llena de lágrimas y dolor.

Siento como pecho duele y como me labio tiembla.

Tendré que alejarme de Sol.

Eso es lo único que repite mi cabeza una y otra vez. Que tendré que dejar de verla, tendré que dejar de abrazarla y dejar de compartir largas noches de charlas absurdas.

Tendré que separme de la persona que más amo, otra vez.

—Luna—escucho la voz de Marte—, ¿pasó algo? Vi como Sol se fue llorando—me pregunta.

—Sí, yo... —intento darle una explicación, pero siento como un nudo en mi garganta se forma y empiezo a llorar más fuerte que antes.

—Luna—me dice Marte acercándose a mí y abrazándome. Y yo acepto su abrazo con desesperación—. Tranquila ¿Qué pasó?

Yo intento responder, pero no puedo. Intento decir esas palabras y no puedo.

Solo puedo pensar que tendré que alejarme de la persona que más amo.

.

.

.

.

.

🇦🇺 Nota de la autora 🇦🇺

Holaa, feliz viernes 🥺❤.

Okey, yo lloré muchísimo escribiendo este capítulo.

Creo que a todos les rompió el corazón esta noticia, pero Luna llorando 💔, ella casi nunca llora.

Venus y Mercurio 💔.

Mis chiquitos, no lloren.

Haciendo a un lado esto, quiero agradecerles por las 32k lecturas 🥺❤.
Muchas gracias en serio, por sus comentarios, votos y lecturas. Me hace muy feliz saber que esta historia les gusta ❤🥺🌙☀.

Los amo 💗💫.

En mi Instagram voy a estar subiendo memes y contenido extra, así que si quieren seguirme están bienvenidos.

Instagram: dell_h16.
Tik Tok: dell_h1.

🌿 ¿Qué mes pareció este capítulo? 🌿

🍃 ¿Creen qué Sol y Luna tenga su final   feliz? 🍃

🌱 ¿Les gusta la idea de que Sol se mude?

SPOILER: Luna y Sol tomarán una desicion importante para su relación.

Los veo el lunes 🧡💛.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top