19: "Un escalón a la vez"

Sol

—¿Necesitas ayuda?—me pregunta Mercurio.

—No.

Es la tercera vez que me pregunta, está esperándome en su auto junto con Venus y yo estoy intentado llegar al portón de mi casa.

Con la bota ortopédica que tengo es difícil bajar y subir escaleras.

—Sol, te vas a caer—me advierte Venus—. Deja que te ayudemos.

—Que no, ya casi llego.

Me faltan 3 escalones, no me van a ganar 3 escalones.

1 escalón...

2 y ...

3

—Ja, ven ¡lo hice!—les grito con felicidad a mis amigos.

Ellos me felicitan y me aplauden.

Me siento como una niña aprendiendo a caminar, pero así es la cosa ahora. Era peor cuando usaba muletas, así que estoy agradecida de que ya no las uso.

Lo que es un verdadero reto para mí es subir a un auto, eso sí, pero creo que voy mejorando.

—Oye, Venus—le digo a mi amigo, el cual está a mi lado agarrándome la mano—. Ya van 4 meses de que estás saliendo con Marte, no crees que sea hora de, no lo sé, pedirle que sea tu novia.

—Pues, he estado pensando en hacerlo...

—¿Qué te detiene?—pregunta Mercurio.

—Muchas cosas, ¿y si me dice que no?—le responde el chico.

—Venus, Marte te adora, está enamoradísima de ti no te dirá que no.

Él suspira—¿Podemos cambiar de tema?

Sí, sí, evita el tema, zanahoria.

-—Estoy de acuerdo—dice Mercurio mientras conduce—. Sol, intercambiaremos casillos.

Era algo que me venía venir, ya que mi casillero está en el segundo piso de la escuela y ni siquiera puedo subir las escaleras de mi casa, más de una vez me he caído intentándolo.

Si no puedo subir ilesa esas escaleras, con las de la escuela moriré.

—Okey, estaré cerca de Luna.

Esa es la parte buena.

El casillero de Mercurio está tan solo a unos 6 casilleros del de Luna, así que ella y yo seremos vecinas hasta que pueda subir de vuelta las escaleras.

Llegamos a la escuela y me dirijo al casillero de Mercurio y ahí veo a Luna en el suyo.

Sobre el tema de mi sexualidad he tenido mucho tiempo para pensarlo—más de lo querido—y descubrí que soy lesbiana.

Siempre fui lesbiana y jamás lo supe.

Y también descubrí que estoy jodidamente enamorada de Luna.

Si no estuviera con Júpiter y podría correr, correría hacia ella y la besaría.

Pero desgraciadamente no puedo hacer nada de eso.

—¡Luna!—le grito llamando su atención y ella me sonríe.

Esa sonrisa que se ve tan poco en ella. Es tan única, tan linda y tan brillante.

Su sonrisa me da energía y ganas de tirarme encima de ella para abrazarla y besarla y quedarme todo el tiempo del mundo con ella.

—Hola, Ridícula.

Amo cuando me dice ridícula.

—¿Me acompañas al ensayo de porristas hoy a las 4:00? Iré a ver.

—Sí, claro—me dice ella—. ¿Necesitas ayuda con algo?

—No ahora, peero si después del ensayo de porristas.

—¿Qué quieres ir a hacer?

—Necesito un vestido para el baile, así que necesito que me acompañes.

—Okey, solo con la condición de que no me tendrás tres horas en un negocio como la otra vez.

—Sí, sí, lo que tú digas—le digo—. ¿Qué te pondrás tú?

—A eso quería llegar— apoya su espalda en la pared y saca un cigarrillo de su bolsillo—. He estado pensando y quiero que tú me diseñes un vestido para el baile—me quedo paralizada mientras ella prende el cigarrillo.

Nunca nadie me ha pedido que le diseñe un vestido.

—¿En serio?—le pregunto y ella asiente con la cabeza mientras toma una calada de su cigarrillo—. Ay, dios mío, ¡por supuesto que sí!—le digo dando pequeños saltitos en mi lugar.

Esto me pone muy feliz.

—Entiendo que estés emocionada, pero por favor no saltes te harás mal en el pie, otra vez—me dice ella deteniéndome.

Esto me da mucha felicidad, siempre quise que alguien me lo pidiera.

—Señorita Luna—nos interrumpe el profesor Orión—no se fuma en los pasillos.

—¿Puede dejar que lo termine? Es que están caros—le responde Luna tomando una calada.

—Vete afuera si quieres terminarlo, aquí adentro no.

—Okey—agarra la mochila de mala gana y suspira—. Te veo luego.

—Sí, claro.

Dios mío, diseñaré un vestido.

Luna

No puedo superar la cara de felicidad y emoción de Sol.

Se veía tan feliz cosa que en las últimas semanas no ha estado ya que técnicamente no puede hacer casi nada.

Pero me alegra que esto la haya puesto feliz, mejoró mi mañana.

—Oye, Luna.

Y aquí viene quien lo arruina.

—¿Qué quieres?—le respondo de mala manera a Draco.

—Quería hablar contigo.

—Bueno, felicidades, ya lo hiciste. Ahora puedes irte, bye—le digo dandome la vuelta.

—Necesito que le entregues un paquete al mismo chico de la última vez.

Me cago en la puta.

—¿Por qué él?

—Él quiere que seas tú—me dice y lo veo extrañada—. Si yo tampoco lo entiendo, supongo que quiere mantener su perfil muy anónimo.

—No lo haré.

—¿Por qué no?

—Primero que nada, ya no trabajo para ti, y segundo no quiero entregarle droga a ese chico.

—Okey, tú si trabajas para mí, si yo lo digo tú trabajas para mí, y  lo harás o tu amiguita rubia aparecerá con el otro pie fracturado—me dice con decisión.

Este chico colma mi paciencia y no solo por el hecho de que me obliga a hacer cosas que no quiero, si no por el hecho de que no puedo detenerlo.

Tal vez si fuera otro chico aceptaría no muy contenta, pero luego de lo que pasó no voy a darle droga a Júpiter.

—No le entregaré droga a ese chico si quieres dame a otro, pero no a él.

—¿Qué cosa no entendiste que tiene que ser él?

—Sí, lo entendí y no lo haré—le digo finalmente mientras me voy. Draco me grita, pero yo lo ignoro.

Mi mañana después de eso es bastante tranquila y aburrida.

Es por eso que quiero que llegue la hora de estar con Sol. Siempre quiero que llegue esa hora del día en realidad.

Admítelo te encanta Sol.

Odio mi consciente.

⋇⋆✦⋆⋇ 

Estoy en busca de Sol, pero no la encuentro ni por los vestidores, ni por el gimnasio, técnicamente por ningún lugar, hasta que la veo en los casilleros hablando con alguien y me alarmo al ver quién es.

Draco.

A ese idiota lo voy a asesinar.

Me dirijo hacia ellos rápidamente y con nervios, Draco nota mi presencia y me regalo una sonrisa de lado.

—Hola, Luna ¿Cómo estás?—me saluda y Sol se voltea a verme.

—¿Qué haces con ella?—intento que no suene mal, pero sonó peor que mal.

—Hola, mm—se nota la incomodidad en su voz—, no sabía que tenías más amigos.

Draco la tiene aprisionada entre los casilleros, está tan pegado a ella que el pecho de Sol toca el suyo.

—Sí, claro—prefiero seguirle el juego a Draco en este momento—. ¿Vamos? El entrenamiento esta por empezar.

—Claro. Mm, adiós—Sol se despide de Draco e intenta alejarse un poco, pero el chico lo impide.

—Adiós, cariño—le dice mientras le da lentamente un beso en la mejilla y le aprieta el trasero.

Este hijo de la gran...

Draco se va de una vez por todas y noto como Sol está nerviosa

—¿Estás bien?—me pregunto cuando Draco  está lo suficientemente lejos.

—Eh, sí—ella intentando ignorar lo que paso—. Que amigo raro.

—No es mi amigo. No te acerques a él ¿okey?

—Okey—asiente—¿Vamos?

Nos dirigimos al gimnasio y vemos la práctica.

Noto como Sol las mira con un poco de tristeza y con ganas de estar ahí.

—Me gustaría practicar con ellas.

—Dentro de poco lo harás ¿Cuándo te sacan la bota?

—Dentro de dos semanas, pero aún no puedo correr y todas esas cosas solo caminar ccuidadosamente—me cuenta ella.

—¿Qué te dijo con Draco?—le pregunto cambiando de tema.

—No mucho, solo me coqueteo, y me dijo que es tu amigo.

—No te acerques a él—le digo prendiendo un cigarrillo.

—¿Es mala persona?—me pregunta.

—Sí, muy mala.

—¿Por qué eres su amiga?

—No soy su amiga—le aclaro.

—¿Entonces cómo lo conoces?

De seguro en algún momento de mi vida le cuente a Sol todos los errores que cometí, pero aún no ha llegado el momento.

—Algún día te contaré—Sol quiere decir algo más, pero Marte la interrumpe dejandola con la boca abierta.

—Hola, chicas—la voz de Marte es agitada y se la nota agotada.

—Hola, nueva capitana—la saluda Sol alegremente.

—Nueva capitana no, solo suplente—la corrige.

—No importa, es lo mismo, si lo haces bien tal vez en algún momento lo seas.

—Hay que tener en cuenta a Hydra, la cual está bastante enojada con que no la hayas hecho capitana—les digo a mis amigas.

—Hydra ya es co-capitana junto con Venus, que dé la oportunidad a otros

—Ella no lo ve así—dice Marte.

—Tú no te preocupes que ella no puede hacer nada—la tranquiliza Sol.

—¿Harás algo a la tarde, Luna?—me pregunta la pelirroja cambiando de tema.

—Porque ¿quieres que tu novio vaya a casa?—ella casi se ahoga con el agua por mi pregunta.

—No. Ya basta con eso. Él no es mi novio— me regaña y yo suspiro.

—Iré al centro comercial con Sol, así que no estaré en casa, por lo que puedes llevar a tu novio y pueden hacer lo que quieras mientras no cojan en mi cama—le digo y ella se vuelve a ahogar con el agua.

—Nadie hará nada de eso, Luna—me dice entre dientes y con una sonrisa falsa.

Ella se va para seguir entrenando y me deja de vuelta sola con Sol.

—Ellos se aman—dice Sol mirando a Marte y a Venus con una sonrisa.

—Sip.

Yo también te amo.

BASTA.

⋇⋆✦⋆⋇ 

—¿Qué tal este?—me pregunta Sol probándose un vestido negro con brillos.

—Te queda precioso.

Y no miento al decirlo, se ha probado como seis vestidos y los seis le quedan hermosos, con razón le cuesta elegir.

—A mí no me gusta.

—¿Por qué no?

—Porque me veo gorda.

—Te ves perfecta como siempre—le digo y ella me mira un momento.

—Iré a ver más vestidos—me dice mientras se dirige a ver más vestidos y yo la sigo.

Como es de costumbre, me tiene aquí hace mil horas viendo vestidos, pero no me quejo porque a ella le gusta.

—¿Qué tal este?—le pregunto sacando un vestido rojo.

—Mm, no me gusta el rojo, pero este vestido le quedaría muy bien a Marte. ¿Tú de qué color quieres tu vestido?—me pregunta.

—Tal vez negro, te lo dejaré a tu criterio—le digo.

—Okey.

Seguimos viendo vestidos y más vestidos hasta que Sol ve uno en una vidriera.

—Me enamoré—me dice ella mirando a aquel vestido.

—A ti te quedaría muy hermoso—ella solo asiente con la cabeza y decide entrar al local a probárselo.

Y si ella se enamoró del vestido yo me enamore de cómo le queda puesto.

El vestido es de un color que combina con su pelo y resalta sus mejores atributos.

—Te queda hermoso, Sol—le digo mientras ella se está mirando al espejo con el vestido puesto.

—¿Tú crees?

—No lo creo, lo sé.

Ella termina comprándose el vestido.

Sol

Por fin encontré vestido y tengo que decir que me encanta.

De seguro volví loca a Luna hoy, pero lo vale por este vestido.

Por suerte para mí me sacarán la bota para el baile así que me quedará mucho mejor el vestido.

Creo que todo está tomando su curso de vuelta, podré volver al equipo dentro de poco, ya no usaré esta estúpida bota y...

—Hola corazón—me dice una voz extraña cuando estoy por abrir la puerta de mi casa y veo a ese amigo de Luna a un costado con una pistola.

Mierda.

—¿Qué haces aquí?—le pregunto nerviosa y él se para y camina hacia mí, yo por instinto me alejo de él, pero me agarra del brazo, me estrella contra la pared y me apunta con su arma en la cabeza.

Mis lágrimas empiezan a caer por mis mejillas y el miedo se apodera de mí.

Él demuestra que el arma está cargada y me dice—: Dile a tu amiga Luna que, si no hace lo que le pedí una bala va entrar por tu cabeza manchando de sangre tu lindo cabello rubio ¿entendiste?— yo no puedo contestar, no puedo hablar— ¡DI QUE ENTENDISTE!—me grita.

— ¡SI!—digo entre lágrimas.

Entro rápidamente a mi casa e intento procesar lo que acaba de pasar.

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Maratón 1/3

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