Otra vez mi pasado
Desde pequeña siempre amé los libros y también crearlos con mi imaginación. Aún no me animaba a mostrar mis escritos al mundo pero me conformaba con leer lo que los demás hacían, cada letra me abría un espacio a una huida y sinceramente, eso era lo que yo necesitaba. Huir de la realidad.
Pasé por la biblioteca para entregar unos libros. Llevaban mucho tiempo debajo de mi cama y ya era su momento de regresarlos. Aproximadamente habían transcurrido dos horas en las que Isabela, Clear y yo habíamos llegado a la universidad. Cada uno estaba en sus clases respectivas.
Aproveché mi tiempo de sobra y subí al tejado.
Era impresionante estar ahí, la mayoría de mi tiempo amaba subir porque tan solo el hecho de sentir el aire, me tranquilizaba; es más, esa sensación en donde podía ver a todos desde lo más alto, se sentía liberal.
Era el único sitio donde podía disfrutar de mí misma, sin que los demás estuviesen observándome. Sin que nadie se fijara en mis defectos.
Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando los pasos de alguien se aproximaron.
Al voltear hallé a una muchacha con muchas hojas en sus manos.
-Lo siento. ¿Te asusté? -preguntó ella deteniéndose.
-Descuida, no pasa nada.
Ella sonrió.
-Soy nueva y unas chicas me pidieron que entregara estas hojas a nuestro profesor, pero lo perdí -. se colocó a mi costado y miró lo que yo miraba hace unos segundos atrás-. En serio que esto es increíble.
Alcé mi rostro para ver el cielo.
Yo más que nadie sabía del hermoso paisaje que teníamos en frente.
-No debiste haber aceptado si no estabas segura.
Mala idea. Yo hubiese hecho lo mismo.
-Quería ganarme la amistad de ellas, pero en realidad se lo pierden. Ya no me caen.
Me sorprendió que fuera tan abierta conmigo cuando recién teníamos unos pocos minutos de habernos conocido.
-Tú pareces agradable -volví a escucharle hablar.
¿Yo agradable? Ni si quiera me conocía.
Conocer a alguien siempre iba a ser especial, pues tu círculo de amigos aumentaría y del mismo modo tendrías que abrirte a ellos, pero ese era el problema. ¿Iba a ser bueno abrirse a alguien que recién acababas de conocer?
-Tengo solo dos amistades. No sé si a eso lo llames agradable.
Ella asintió muy decidida.
-Me agrada. Vendré a buscarte más seguido aquí. Por cierto mi hermano también ama esa saga- confesó señalando el libro que tenía en mi mano.
Bajé mi mirada y era cierto, llevaba en mis manos el supuesto libro que debía ser entregado.
Siempre fui fanática de la lectura, pero si se trataba especialmente de Harry Potter, perdía la cabeza.
Me consideraba amante de la fantasía, y sin mentir, la magia era una de las cosas que a pesar de saber que no era real, me hacía creer que continuaba en un mundo ficticio.
-Si es lo que quieres puedes hacerlo. Me voy. Debo regresarlo -respondí más confiada.
Por una extraña razón ella también me agradaba. Me gustaba que fuera honesta. Que fuera ella misma.
Y con ello no dejé que se despidiera debido a que bajé apresurada las escaleras. Solo me faltaban diez minutos para que se diera inicio a mi siguiente curso. A lo lejos, solo escuché su risa.
De algo que estaba más que segura era que ella era muy preciosa.
Corrí hasta llegar a la biblioteca, regresé el libro en el stand correspondiente y aceleré mi paso hacia mi salón.
Cuando identifiqué mi destino me apresuré a abrir la puerta pero tarde descubrí que la mano de alguien también intentaba hacer lo mismo que yo.
Me quedé en silencio procesando lo que acababa de suceder.
Él tenía puesta su mano sobre la manija de la puerta y yo sobre la de él.
-¿Seguirás impidiendo que entremos? -me pidió con un tono frío.
Dicho ello solté su mano de un solo golpe.
-¿Sabes lo que es un accidente? -. la voz de Isabela apareció jalando la perija de la puerta para que por fin todos pudiéramos ingresar.
Me detuve unos segundos tras ver por completo al hombre.
No estaba segura en dónde había visto esos ojos, pero podía asegurar que ya antes habían aparecido en mi vida.
Me estaba volviendo loca. No lo conocía y a la vez lo sentía cercano de alguna parte.
Los ojos del dichoso desconocido también fueron clavados en mí.
Sus ojos penetrantes me asombraron. No sabía si me estaba viendo o analizando y por alguna extraña razón, me inquietaba lo que sentía.
Sabía que ya lo había visto antes y por lo que notaba, a él le pasaba lo mismo.
El golpe de la puerta, hizo que él desviara sus ojos de mi presencia, indicando que el profesor ya estaba en el salón; con la misma, todos regresaron a sus sitios, incluyéndome.
Sentí un codazo.
-¿Estás bien? -susurró mi amiga.
Asentí con la cabeza poniendo mis cosas sobre la carpeta.
Otra vez, lo volví a buscar con la mirada y lo hallé recostado sobre su carpeta, durmiendo. Porqué no podía dejar de verlo. Yo sabía que lo había visto antes pero no estaba segura quién era o por lo menos de dónde se me hacía conocido.
Así se pasaron las horas, yo fijándome en su persona y él en la misma posición que estuvo desde un inicio.
-Sabes que no has dejado de mirarlo desde que inició la clase ¿verdad? -. interrogó otra vez mi amiga.
-Isabela, déjalo así. No pasa nada.
-Espera. ¿Qué haces tú mirándolo? -agregó observándome completamente
Me quedé callada.
Era verdad. Qué tanto hacía. Desde un inicio no hice nada más que estar observando a alguien que creía haber conocido mucho antes de ese tonto encuentro.
Después de escuchar el timbre cogí mis cosas y salí de esa clase. No podía con tantas preguntas en mi cabeza.
Me dirigí a mi lugar de siempre, sabía que ahí me sentiría tranquila y que posiblemente entendería lo que ocurría conmigo. Subí las escaleras, pero me detuve cuando las risas de dos personas llegaron hasta mí. Subí lo restante y grande fue mi sorpresa al ver a la chica que había conocido en la mañana con la persona que menos deseaba ver.
Damián estaba abrazándola y besándola como nunca lo había hecho conmigo. Él la sostenía de la cintura, mientras que ella tenía sus brazos alrededor de su cuello.
Ahí estaba la inmensa prueba que aún no podía superarlo, me dolía ver esa escena, detestaba que ya no pudiera probar esos labios que en muchas noches fueron mi infierno, me lastimaba que ahora su refugio fuera ella y no yo. Quería desaparecer de ahí, pero mis piernas no me reaccionaban.
La mano de alguien me hizo girar y el pecho de alguien, me cubrió totalmente.
Era cierto.
Seguía siendo débil y dejaba que solo su presencia me manipulara y volviera a caer en donde esa voz me esperaba.
-Lamento llegar tarde -. escuché su voz.
Shane.
Sabía que esos ojos me serían difíciles de olvidar. Todos decían que eran negros, pero yo aseguraba que eran marrones oscuros.
¿Cómo fui capaz de olvidar a esa persona que renunció a todo?
Esto dolía y me sentía tan culpable.
-Lo siento. Soy una pésima amiga, lamento no haberte reconocido -dije entre llanto.
-Sé que lo hiciste. No dejabas de verme, Kiara -informó él secándome las lágrimas con sus pulgares.
Me sujetó del brazo para no caer. Fue en ese momento cuando tuvimos una pequeña reunión cuatro personas del pasado.
-¡Hermano! -exclamó una voz femenina que ya había escuchado antes.
Fue como si todo se congelara en un segundo y que yo intentara de creerme que todo era una broma pesada, pero sabía que no era así.
La joven que había conocido hace unas pocas horas atrás y la novia de mi ex. Ambas eran la misma persona.
-¡Nos volvemos a ver! -expresó ella reconociéndome.
Di una leve sonrisa y mis ojos cayeron en él. En esa persona que, a pesar de todo, aún seguía amando. El rostro de Damián no indicaba nada, bajé mi vista y vi sus manos entrelazadas. Ahí se quedó mi pasado. Atascado en el vacío de mis penas.
-Esta bien. Yo los presento. Amor, ella es la chica de la que te hablé hace poquito. Él es Damián, mi novio y este es Shane, mi hermano -. nos presentó a todos con una gigante sonrisa en el rostro.
Definitivamente no estaba preparada para ello. Mis problemas se hacían cada vez mucho más grandes.
Sin percatarme, la mano de Shane apretó la mía, dándome seguridad.
Luché conmigo misma para sacar un rostro que jamás había sufrido, uno que ya había superado todos sus problemas.
Mostré una sonrisa fingida.
-Conozco a tu hermano... y estoy encantada de conocer a tu novio -. hablé sin poder creer lo que acababa de decir.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top