Mi corazón latía enloquecidamente
—La verdad no sé si esto funcione, pero tranquila, no pienso dejarte sola —. escuché hablar a Shane.
Nos hallábamos afuera de mi casa, mientras que intentaba arreglar el nudo de la corbata de mi amigo. Shane lucía tan normal y conmigo era todo lo contrario, aún no estaba preparada para estar en el mismo sitio que Damián, y sé que no debía quejarme porque yo misma lo había ocasionado; sin embargo, las piernas me temblaban terriblemente y temía, sobre todo desmayarme en algún momento.
No quería pasar más vergüenza y menos delante de Damián.
—Estás hermosa —. me atreví a mirarlo ignorando su comentario.
Definitivamente debía admitir que tenía a mi lado a alguien muy atractivo.
—Gracias —. respondí sin más.
Shane me abrió la puerta delantera y mostrando una sonrisa de boca cerrada, me ayudó a entrar en confianza.
—Será la primera y la última —. me aseguró para luego acelerar.
Nos tomó unos veinte minutos llegar hasta nuestro destino. Según me dijo Shane, era un restaurante que tanto él como Alice conocían porque comían ahí con sus padres en eventos importantes. Era muy grande y espacioso, se notaba a simple vista que la comida nos iba a salir cara.
—Te ayudo con la mitad —. me adelanté.
—Descuida. Fui yo quien te invitó en un inicio. Mañana pagamos mitad cada uno —. contestó sacudiéndose el leve polvo que había en su camisa a cuadros.
—¿Mañana? —. pregunté consciente a lo que se refería.
Shane dirigió su mano hacia mi espalda.
—¿Crees que no me he dado cuenta que has perdido peso? Toda esta semana serás mía, Kiara —. respondió seguro.
Con su mano trasladada hacia mi cintura, ingresamos.
Todo el lugar estaba decorado de color blanco. Las mesas, las sillas e incluso la pared.
Una señorita se nos acercó y nos preguntó nuestros nombres. Seguido a ello, nos indicó dónde debíamos ir.
—Aquí vamos —. agregó Shane serio.
Caminamos tomados del brazo hasta llegar a una mesa que estaba en la esquina superior, al costado de la ventana.
Como siempre Alice estaba preciosa, llevaba un vestido rosado que se ajustaba a su cintura y caía en vuelo. Moví mi vista y me encontré con esos ojos verdes que muchas noches fueron mi perdición, muchos recuerdos me hallaron desprevenida y unas inmensas ganas de huir, se apoderaron de mí.
—Me alegra que hayan venido —. habló Alice mostrando su perfecta dentadura tras una sonrisa.
Los ojos de él no se despegaban de mí y eso me incomodaba más.
—Amo tu vestido —. siguió Alice hablando.
—Gracias. El tuyo luce bien en ti —. dije la total verdad.
—¿Nos permiten sentarnos? —. escuchamos hablar a Shane.
—Por favor —. pidió Alice.
Me acomodé justo al frente de la hermana de Shane. El ambiente era tan pesado y sabía que esto sería más difícil de lo pensado.
Pedimos unas bebidas, mientras que nuestros alimentos iban siendo preparados.
Todos habíamos pedido comida marina.
—¿Y cómo van las cosas entre ustedes? —. preguntó Alice sobando suavemente el brazo de la persona que estaba sentada a su lado. Damián.
—Alice, ya te dije que no es lo que estás pensando —. intervino rápidamente Shane.
—Esta bien —dijo de manera molesta, como si ella no quisiera que fuera así. Enseguida sus ojos se dirigieron hacia mi persona —Pero dinos Kiara... ¿estás saliendo con alguien? —. salió con otra pregunta, pero esta vez era directamente para mí.
Pude sentir la mirada de todos y lo peor fue saber que hasta Damián esperaba por mi respuesta.
—No —. respondí y luego bajé la mirada porque era muy sofocante ser el centro de atención.
—Tranquila, estoy segura que no será por mucho —. aseguró Alice con una sonrisa enorme.
No dije nada, pero sabía que mi interés por una relación era totalmente nula.
Primero debía sanar de mi antigua relación y vaya que no estaba mejorando ni un poco.
Con dicha pregunta mis nervios se pusieron terribles y sabía que debía salir y calmarme porque si no haría el ridículo.
Informé que iría a los servicios higiénicos y con ello me levanté sin esperar a sus respuestas.
Sabía donde estaba el baño porque fue lo primero que mis ojos encontraron cuando entramos al restaurante. Estaba muy nerviosa de ver a Damián y a Alice que preferí buscar el baño antes que toparme con ellos.
Estando dentro, lavé mi rostro y di fuertes respiraciones para calmarme.
¿Porqué yo tenía que morir y Alice actuar tan tranquila?
Me fijé en mi rostro y lo hallé muy normal, pero aún así decidí pellizcar mis mejillas para darle un poco de color porque estaban muy pálidas.
¿Porqué el color de mi piel debía ser muy pálida?
Sequé mis manos y me armé de valor para volver a salir e intentar actuar tranquila.
Al hacerlo me topé con un rostro conocido.
Ello era más malísimo de lo esperado. Mi corazón y mi mente sufrirían las consecuencias si seguía así.
Damián estaba afuera esperándome o eso por lo menos me parecía.
Volteé para fijarme si alguien más había atrás, o si talvez Alice había venido al baño, después de mí. Pero rápidamente, pude reconocer esa risa que tanto amaba escuchar. Damián se estaba riendo.
—Vine a ver qué tal ibas —. escuché su voz después de mucho tiempo y fue un sonido tan encantador.
—Ah —. fue lo único que supe decir.
Ambos nos quedamos callados mirándonos por unos segundos. Suficiente para que mis alertas de peligro, despertaran.
—Kiara —. me llamó.
—Me agrada Alice —. me adelanté.
Se quedó observándome más de la cuenta.
—Me alegra. A mí me agrada Shane.
—Es un buen chico.
—Lo sé —volvió a quedarse callado —Quizá nosotros podríamos ha... — no permití que dijera lo que ya sabía.
—Damián —. se detuvo —No —le pedí en casi un susurro.
Se quedó en silencio y nuevamente esa sensación de querer ser protegida por él, regresó a mí.
—La amo —. confesó con sinceridad.
Sabía que era cierto.
Lo sabía por la atención hermosa que él le brindaba a ella, por cada mirada deslumbrante suya y porque aún sabía reconocer cuando él estaba enamorado.
Hasta ahí había llegado aquella juventud y romanticismo de dos adolescentes que prometieron amarse en un pasado.
Esa era la destrucción que se debía pasar para superarse. Debía ser así aunque tuve que aprender a decir que todo tenía un final. Que cuando dos personas no estaban destinadas a estar juntas, por más que te esforzaras nada podía salir bien porque el universo se encargaría de hacer que se vuelva a romper.
—También lo sé —. dije para después alejarme.
—Espera Kiara —. intentó detenerme.
—Creí que buscabas el baño del segundo piso —se escuchó la voz de Shane.
Damián guardó silencio por un poco menos de un segundo sin apartar su mirada de mí.
—Vengo de ahí —. explicó él.
—Deberíamos regresar —. me incluí en la pequeña conversación y jalando del brazo a Shane lo saqué de ahí.
Llegamos a la mesa, donde una feliz Alice nos esperaba. A nuestro atrás también llegaba Damián.
—Justo a tiempo —. mencionó ella señalando los plato de comida que ya nos habían traído.
El resto de la hora transcurrió con mucha tranquilidad. Hablamos de lo que hacíamos y qué aspirábamos, pero sobre todo Alice nos contó de lo muy enamorada que estaba de Damián y de lo muy bien que era correspondida.
Cuando llegamos a ese punto creí que vomitaría toda la comida, pero Shane me cogió suavemente la mano haciéndome saber que él también estaba ahí. Lo último que no me favorecía eran las miradas que entre ellos se lanzaban. Mi corazón estaba mucho más dañado de lo normal.
—Espero que pueda repetirse. Me encanta poder compartir cenas así —. aseguró Alice abrazándome amigablemente.
—Esperemos —. contesté cuando ella decidió soltarme.
Alice me observaba en silencio fuera del restaurante. Realmente había sido una larga noche llena de sentimientos. Estaba segura de que no volvería a repetirse otra así.
—¿Sabías que eres muy bella? —. no entendía a qué venía su comentario —Hazme un favor y sigue ayudando a Shane.
Dicho ello, se fue a estrechar a su hermano de un apretón que lo hizo a él soltar un grito en fastidio.
—Gracias por aceptar la petición de Alice —. habló Damián acercándose a mí.
—Descuida —. dije indiferentemente y lo siguiente que él hizo me tomó por desprevenida.
Los brazos de Damián se enrollaron delicadamente alrededor de mi cuerpo.
Di un pequeño salto que estaba muy segura que él lo había sentido pero aún así no intenté alejarlo; sin embargo, tampoco le correspondí.
Su abrazo se fue aflojando hasta que pude volver a sentir el frío de la noche.
—Descansa, Kiara —. se despidió.
Sabía perfectamente que esa noche no iba a poder descansar.
Nada iba bien. Mi corazón latía enloquecidamente.
Sí que sería una larga noche.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top