Lo siento
Había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba sentada en una de las bancas de un parque muy cercano a mi casa. Decir que estaba nerviosa era muy poco, en realidad aún no estaba segura si debía asistir al cumpleaños de Alice y tan solo el hecho de pensar que estaría rodeada de muchas personas con estatus alto me hacia negarme rotundamente. Me causaba ansiedad ver a muchas personas fijándose en mí aunque ellos intentaran disimular que no lo hacían.
—¿Sigues pensando todavía si debes ir, cierto? —apareció Isabela en mi campo de visión.
Me quedé estática observándola desde mi posición.
—¿Crees que debería ir?
—¿Qué te detiene? Ya estás vestida.
Era cierto, ya tenía todo listo, solo era mi cobardía lo que me detenía como siempre.
—Detesto a Shane porque es un cobarde. No me gustan las personas cobardes, suficiente tengo con no decirle a Clear que me encanta para seguir viendo a otro que no se atreve a decir lo que siente.
Giré mi cabeza para fijarme en ella y más en la reacción que tenía al mencionar aquello. Yo no lo entendía.
A las finales todos éramos una bola de cobardes sin excepción.
—Deberías ir y lucir ese vestido que tienes puesto.
Seguí observando a Isabela desde la distancia. Sin pensarlo más me levanté de la banca y caminé hacia ella para enrollarla en mis brazos antes de terminar arrepintiéndome. Al parecer ella también lo esperaba porque me respondió al segundo y comenzó a darme unos suaves masajes sobre mi espalda.
—Lo siento —dije.
—Debería ser yo quien se disculpe no tú.
—No importa, solo quiero hacerlo.
Isabela siguió sobando mi espalda con delicadeza.
—Eres muy afortunada de tener a Shane contigo —mencionó aquello y luego me soltó.
Ella sonrió desde la distancia para después tomar mi brazo y caminar conmigo.
—Solo no le digas que yo dije eso.
Me reí con tranquilidad disfrutando otra vez del momento como lo hacia cada vez que estaba con Isabela.
—Por cierto, nunca te vi usar ese vestido. ¿Es nuevo?
—Alice me lo obsequió.
—Me gusta.
Opinaba igual, definitivamente Alice tenía muy lindos gustos. El vestido era uno de color celeste con vuelo en la parte de abajo que quedaba un poco más arriba de las rodillas y llevaba una correa en la cintura. Era muy bonito.
El vestido de Isabela también era bonito, era de color vino que se ajustaba a su cintura cayendo también en vuelo. Permitía que se muestren sus hombros.
—¿Cómo sabías que estaba aquí?
—Tenemos acosadores como amigos ¿sabes?
—¿Cómo?
Enseguida un carro se estacionó al frente de nosotras mostrándonos los rostros de Shane y Clear por la ventana sonriendo.
—Yo le dije —escuché hablar a Shane.
—No sabía que estaban peleadas —habló también Clear.
—¿Quién te mintió? —intervino Isabela ingresando al auto conmigo —. Vamos para esa famosa fiesta.
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