Karaoke
—Había pensado en que usarás esto. ¿Qué te parece? —. dijo Isabela abriendo mi armario y mostrándome un top negro con un short crema.
Ambas prendas eran dignas de Isabela. Era algo que ella siempre usaba cómodamente pero que yo aún no podía usar. Ella se quedó un minuto viéndome al identificar que ya estaba vestida. Poco a poco pude verificar cómo la sonrisa se le iba creciendo.
—Esa es mi chica. Estas muy linda así—volvió a regresar la ropa a dónde la habia encontrado.
Era el día del cumpleaños de Clear y como habíamos quedado, nos encontraríamos en un karaoke para festejarlo como en los tiempos pasados.
Llevaba un pantalón licra de color negro y una blusa larguísima que me quedaba como casi vestido de un color rosa pastel, adicional tenía unos botines negros.
Mi amiga se detuvo otra vez para volver a escanear mi vestuario. Sacó de su bolso un labial y lo aplicó sobre mis labios, del mismo modo, se atrevió a soltar mi cabello.
—Eres una chica que puedes convertir lo que sea en hermoso —. aseguró pasándome el peine.
Isabela siempre vestía los mejores outfits y siempre admitía que a ella todo le quedaba perfecto, pero yo no podía verlo de la misma manera en mí. Mientras que ella tenía una buena altura, que le hacía ver unas hermosas piernas, yo era pequeña; ella vestía hermosos colores, yo siempre preferí quedarme con los tonos oscuros. No tenía un buen cuerpo, pues era mucho más delgada que ella y, sobre todo, era bueno saber que ya había superado esa etapa en donde decía sentirme bien con ello.
Enseguida mi celular sonó, avisándonos que Clear estaba por llegar.
Isabela había escogido un vestido negro que moldeaba su cuerpo. Sin duda, era hermosa a la vista de quien sea.
Cada vez que salíamos los tres, notaba el esfuerzo que ella ponía para conseguir su objetivo y ese día no era la excepción.
—¡Sé que están adentro! ¡Salgan ya! —se escuchó los gritos de Clear desde afuera.
Intenté abrir la puerta, pero Isabela me detuvo.
—Espera ¿Crees que estoy bien? —preguntó nerviosa. Ella estaba más que perfecta.
Sonreí.
—Cualquiera pondría sus ojos en ti —. respondí segura de mi comentario.
Isabela bajó su mirada.
—No cualquiera —. contestó. Sabía a qué se refería.
Suspiré.
—Siempre me dices que tenga confianza ¿no? —indiqué sin saber qué más responder. Era la menos indicada para aconsejar en situaciones así.
La puerta volvió a ser golpeada y los gritos de Clear nos interrumpieron.
—Tienes razón —respondió mi amiga con una sonrisa.
Al abrir, fui la primera en recibir el abrazo de mi amigo. Le respondí también con un fuerte apretón y golpeé su espalda para después separarme; la siguiente fue Isabela quien, con toda naturalidad, le deseó lo mejor a Clear.
Y esa era la realidad, tenía a mis dos amigos entrelazados, mientras que yo conocía la realidad.
Isabela no podía confesar lo que sentía, mientras que Clear solo la veía como una hermana menor, al igual que conmigo.
Ella no podía decir nada debido a que hace muchos años atrás, Clear se le declaró a ella; sin embargo, Isabela lo lastimó al meterse con su hermano. Quién iba a pensar que después de ese año, mi amiga se daría cuenta de los fuertes sentimientos que albergaba por Clear.
—Gracias por este día —agradeció él.
—Es lo mínimo que podemos hacer Clear —. declaré.
Cuando conocí a este par, fue el mismo tiempo en que estuve saliendo con Damián. Mantenía mi relación, pero amaba el espacio que mi ex novio me daba para pasar con mis amigos.
Aquella época de adolescencia. Donde solíamos cometer muchos errores.
El claxon de un auto nos hizo voltear y los pasos de un hombre, llegó a nosotros.
—¿Llego tarde? —nos interrogó alcanzándonos.
—Para nada. ¿Y tu amigo? —preguntó Isabela con una sonrisa coqueta.
Sabía lo que intentaría hacer.
—Dijo que nos alcanzaría en el karaoke —. respondió para luego dejar un beso nada privado sobre los labios de Isabela.
Y a eso podíamos calificarlo como totalmente contradictorio. Y yo ya lo tenía decidido, haga lo que haga, siempre iba a estar para apoyarla.
—¿Amigo de Isabela? —intervino Clear amablemente.
El hombre sonrió y luego pasó su mano derecha por la cintura de mi amiga. Era evidente ver cómo mis ojos seguían cada movimiento suyo. Aunque intentaba pasar desapercibido la situación en realidad no me gustaba nada de lo que presenciaba.
—Si deseas llamarlo así, no hay problema. Me llamo Josué —. agregó con el mismo tono que usó mi amigo.
—Me alegra. Yo soy Clear y ella es Kiara.
Cuando mi amigo me mencionó todos los ojos se posaron en mí.
Yo solo sonreí en dirección a él y me limité a no decir algo más.
El karaoke que escogimos era espacioso y con mucha gente ya invadiéndola. Pedimos una habitación para nosotros solos. Adentro había muchos sofás, una mesa grande y un televisor posicionado al frente nuestro. Clear se encargó de pedir las bebidas y de esta manera el amigo de Isabela aprovechó para llamar a su supuesto amigo.
—¿Qué ocurre? —preguntó ella llegando a mi lado.
—¿Estás bien? —me preguntó luego su acompañante dejando un beso en la mejilla de mi amiga como muestra de cariño.
—Sí, claro. ¿Por qué no debería estar bien? —pregunté incómoda.
En ese segundo, Clear llegó con las bebidas.
—¿Todo bien? —preguntó del mismo modo él entregándonos a cada uno nuestras bebidas.
Comenzaba a sentirme cansada.
—Oh. Él acaba de llegar, ya regreso —. nos indicó alejándose del grupo la cita de Isabela.
Cuando Josué desapareció dirigí mi vista hacia Isabela.
—¿Qué? —preguntó ella confundida.
—¿Es tu nuevo novio? —se me adelantó Clear.
Eso sí que me había sorprendido por lo que empecé a prestarles más atención.
—Estamos intentando salir —. declaró Isabela.
Sin permitirme analizar la situación, la risa de Clear se empezó a escuchar por toda la habitación.
—Te mereces a alguien que te ame. Siempre querré lo mejor para ambas —. confesó.
Mi amigo eligió la canción que iba a cantar y sin que nadie lo detenga, machucó en botón "play", dejándonos escuchar su magnífica voz.
Siempre había disfrutado las canciones que Clear cantaba, él había llevado tres años de estudios en el instituto de arte musical y no podía negarlo, él sabía hacerlo bien.
—¡De lujo! ¡Esa canción es buena! —se escuchó la voz de Josué.
Isabela corrió hacia él y es en ese momento en que los brazos de alguien me sostuvieron por la espalda.
Me tensé, pero enseguida esa voz me pacificó.
—No pensé encontrarte aquí.
—¡Eso fue rápido! ¡Cómo aprendes amigo! —exclamó Josué chocando su puño sobre el hombro del recién llegado.
Me volteé y sin dudarlo abracé a la persona que había llegado con confianza.
—No lo puedo creer —dije asombrada aún sosteniendo sus manos.
Shane, me mostró su hermosa sonrisa.
—Tampoco yo, no esperaba encontrarte aquí.
Apartó su vista de mí y empezó a saludar a todos los que estaban con nosotros.
—Vaya, con que eres tú quien tiene loco a mi amigo —. informó él refiriéndose a Isabela.
Me sorprendió ver a Isabela solo darle la mano y alejarse del lugar sin decir más.
¿Dónde había quedado la chica que deseaba que conociera al amigo de Josué?
—Descuiden. Continúen ustedes, yo voy por ella —explicó Josué
Nos fijamos cómo él consiguió alcanzarla y empezó a buscar formas de hacerle reír haciéndole cosquillas, finalmente la apoyó contra la pared y comenzó a besarla. A partir de ahí decidimos no seguir viendo.
Me sorprendía la facilidad con la que Isabela podía ignorar sus verdaderos sentimientos y dejarse llevar por la tensión del momento. Definitivamente yo nunca podría hacerlo.
La música volvió a sonar y no pude dejar pasar por desapercibido la molestia de Isabela.
Aún así Shane me ofreció acomodarnos en uno de los sofas y no dudé en aceptar.
—Sé que muchos ya te lo han preguntado, pero yo necesito saber la verdad... ¿Cómo te encuentras ahora? Y quiero la absoluta verdad a todo —preguntó enfatizando la última palabra.
Decir que estaba bien, era mentira.
Sabía que no solo se refería al encuentro que tuvimos con su hermana y Damián, si no que a todo lo que implicaba mi pasado. Ambos habíamos dejado de vernos y realmente habíamos cambiado completamente. Me fue imposible reconocerlo. Es más, diría que tenía a otro Shane conmigo.
No pensaba volver a ver a mi primer amor.
Tampoco pensaba en volver a recaer, porque sabía que hacerlo, solo me regresaría a ese infierno que una vez llamé, intento de vida.
—Tú sabes cómo me siento —respondí sabiendo que él me conocía mejor que nadie.
Asintió con la cabeza.
—Siempre me tendrás contigo, Kiara —. declaró para abrazarme fuertemente.
Ahí en sus brazos me sentía segura.
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