Epílogo.
Si decidí no quedarme es porque la más grande muestra de amor y valentía es respetarme y demostrar al mundo que soy una mujer de batalla, una que no se rinde nunca...
Charlotte Maguire.
Los aplausos llenos de emoción y las lágrimas de ver a mi hijo convertido en un verdadero chef no se hicieron esperar.
Escuchar su nombre entre los graduados, con el mejor promedio de su generación no hizo más que hacerme sentir la mujer que no necesitaba más en la vida porque lo tenía todo, todo lo que había soñado una vez.
Mi madre seguía apoyándome en lo que ahora ya no era una fonda sino un restaurante con servicio de entrega a domicilio, mucho más grande y donde ahora a mi hijo estaba al frente.
Mi madre y yo íbamos y ayudábamos pero ya no lo hacíamos tanto sino que más bien solo supervisábamos.
—Mamá —dijo una voz que hacía saltar mi corazón—. Papá dice que ya iremos a casa.
—Así es —dije agachándome para limpiar su rostro—. Nos iremos ya, apenas venga tu hermano y su novia.
Mi hija con casi ocho años de edad era tan rubia como yo pero con los ojos de su padre. La habíamos nombrado Hope porque eso había representado para nosotros.
No habíamos querido más hijos tomando en cuenta que yo no era una quinceañera y también que ambos nos sentíamos bien así.
Mi madre había enloquecido de tener un nuevo nieto y la familia de Aiden se peleaba por la pequeña. Mi hija era la consentida de ambas familias y Cody parecía un león cuidando a su hermana, así fuera de una pequeña caída.
Hacía dos años que Colin había sido liberado y aunque había buscado a Cody este no había mostrado el mismo entusiasmo de antes, no cuando desde hace mucho Aiden se había convertido en su guía y su padre.
Seguía manteniendo el apellido de Colin pero en algún momento deseó no tenerlo más y adquirir uno nuevo pero finalmente decidió conservarlo.
Veía a su padre algunas veces y solía ser cordial; sin embargo su indiscutible cariño era por Aiden.
Mi exesposo trabajaba de forma modesta por sus antecedentes penales y en dos años había tenido tres parejas pero fracasaba en cada una, como fuera conmigo no hablaba ni siquiera para un saludo.
Hoy había sido invitado y sin embargo, no había venido.
Mi padre me visitaba a veces y yo a él lo veía y proveía porque me daba pena pero hacía mucho que el respeto se había ido y solo quedaba la solidaridad y el deber.
Con mi hermano mantenía más comunicación y aunque era un machista aún al menos había cambiado un poco.
Elinor seguía siendo la misma de antes y también seguíamos siendo tan amigas como siempre.
Mi familia estaba compuesta de amor y respeto. Mi hija era una niña fuerte que un día sería una mujer de ideales, Cody era ya todo un hombre de pensamientos muy diferentes a los de su género, Aiden seguía siendo el mejor de todos y yo era una esposa, madre y mujer completamente feliz y plena.
—Cody es un asqueroso —dijo mi hija sacándome de mi ensoñación—. Míralo.
Aiden me miró y me guiñó un ojo antes de tomarnos a ambas de la mano.
Miramos a Cody abrazando y girando por los aires a su novia para después besarla.
La chica del reparto como la llamaba desde que llegó a la fonda hacía más de cuatro años, había encantado a mi hijo con su carácter rebelde, su altanería para pelear sus derechos y su aguda inteligencia y ella se había dejado seducir por un chico que pensaba como ella y además compartía su gusto por la comida, él para cocinar y ella para probarla.
Lara como se llamaba, apenas estudiaba la universidad a pesar de tener la misma edad que Cody pero su situación económica la obligó a dejar la escuela durante años para trabajar. Era hija de una madre soltera y como muchas peleaba por un mundo justo.
Llevaba junto a Cody más de tres años y aunque se querían mucho y prácticamente hacían todo juntos aún no se sentían listos para dar un paso más y nosotros respetábamos sus tiempos.
Vi a mi hijo acercarse junto a su novia y recibir nuestros abrazos de felicitación.
Su hermana lo abrazó y permaneció colgada a él durante mucho tiempo.
Aiden lo abrazó antes de entregar una pequeña caja que hizo que Cody lo mirara extrañado.
—Mamá me ha dado ya el regalo —dijo mirando de uno a otro.
—Yo sé lo que es —dijo Hope pero recibió una mirada de advertencia para que no hablara.
Soltó un bufido.
—Ese fue el regalo de tu madre —acotó Aiden—. Este es el mío.
Mi hija saltaba de emoción antes de que Cody abriera la caja encontrando una llaves.
—¿Es lo que creo que es? —dijo con la vista fija sobre Aiden que señaló la salida.
Cody salió y todos lo seguimos mientras lo veíamos mirar atónito el auto frente a la entrada con un moño enorme.
Se giró con ojos muy abiertos hacia nosotros antes de saltar de emoción y abrazar a Aiden agradeciendo el regalo para luego repartir besos a todos.
—¿Puedo ir en él a casa? —dijo totalmente entusiasmado—. Iré con calma.
—Es tuyo —respondió Aiden—. Estoy seguro que eres un joven responsable.
Lo vimos subirse al auto junto a su novia y su hermana que decidió ir en el auto nuevo.
El auto partió al festejo programado para Cody y nosotros permanecimos unos minutos mirando hasta que el coche desapareció a la vista.
—¿Eres feliz? —dijo mirando al frente.
—Completamente —respondí sin dudar—. ¿Y tú?
—Indiscutiblemente —respondió antes de besarme.
Me besó como siempre, como hace años, porque para nosotros no existía el tiempo y seguíamos tan enamorados como antes e incluso más.
Esta era la nueva oportunidad de la vida para mí, una donde yo fui la creadora de mi porvenir junto a un hombre que demostraba que yo era tan valiosa como él mismo, que me veía como un ser humano igual a él y no como una obrera sin paga ni como alguien inferior a él.
Estos éramos nosotros, una pareja que caminaba en la misma dirección y con los mismos propósitos, porque el amor no daña, no golpea, no maltrata y mucho menos subordina a nadie, al contrario embellece junto a su contraparte.
Buenas tardes ❤ gracias por todo su apoyo a esta novela que hoy ha llegado a su fin.
Hay una nota después de esto que espero puedan leer. ❤❤❤
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