Capítulo 39
Ser mujer no es una condición, ni una bendición, mucho menos una responsabilidad. Ser mujer es mucho más complejo que eso; es la oportunidad de demostrar que podemos cambiar el mundo...
Charlotte Maguire.
Las semanas se fueron volando con la misma rutina y con ello llegaron los meses en lo que mi relación con mi hijo seguía tan buena e incluso mejor, mi madre se sentía abandonada por su hijo pero al menos muy contenta cuando cada día Aiden la abrazada y hacía sentir que ella no había perdido un hijo más bien ese hijo se perdía la oportunidad de una madre.
Aiden y yo seguíamos muy juntos y cada día llegaba a la hora de los repartos para llevarnos y evitar que camináramos tanto.
Seguíamos siendo tan unidos e incluso mucho más y a siete meses de estar juntos y más de un año de conocernos yo estaba loca de amor por él.
Su familia me había recibido con los brazos abiertos y se alegraban tanto de verme ahora ser tan diferente, abierta y reír todo el tiempo.
Elinor estaba enteramente feliz por todo y tan loca como siempre.
Se pasaba la vida entre la fonda, su casa y su trabajo y su esposo era un hombre que sabía entenderla e incluso se llevaba bien con Aiden aunque a veces tenían alguna diferencia de opiniones con respecto sobre todo al trato de mujeres, pero aun así solían llevarse bastante bien.
Algunas veces iba al trabajo de Aiden y como siempre, estaba rodeado de mujeres pero ya no me sentía insegura ni temerosa de perderlo por alguna de esas jovencitas, al contrario sonreía al verlo porque sabía que era un hombre de ideales diferentes, que no necesitaba probar su hombría teniendo más de una mujer.
—¿Puedo saber en qué piensas? —dijo dejando un beso en mi cabeza—. Quiero un pensar que en nosotros.
Me giré para verlo de frente y enrollar mis brazos a su cuello.
—Pensaba en tí —dije dejando un beso en su mentón—. Pensaba que tal vez seas perfecto.
—No lo soy —dijo riendo—. Te aseguro que no.
Colocó su frente sobre la mía y me abrazó por la cintura.
—Charlotte —dijo y me guió hasta sentarme en el sofá—. ¿Sabes que te amo?
Asentí y sonreí.
—Yo también lo hago —dije acariciando su rostro—. Con cada pedazo de mi corazón.
—Quiero más —dijo y parpadeé confusa—. Sé que me amas, y yo a ti pero quiero más.
—No estoy entendiendo —dije inquietándome.
—No quiero traerte aquí, hacer el amor contigo y después llevarte a tu casa —dijo acuclillándose frente a mí—. Quiero amanecer con alguien que sepa cómo a amarme y esa mujer eres tú, quiero despertar y saber que estás a mi lado, quiero desayunar contigo, comer contigo y en las noches cenar juntos, dormir en la misma cama, tener la seguridad de que despertaré y estarás aquí. Quiero compartirlo todo contigo, con Cody. Quiero una familia a tu lado.
—¿Quieres que vivamos juntos? —pregunté aún confusa—. ¿Es eso lo que pides?
Negó.
—Si es lo que quieres tú está bien —respondió apretando mis manos—. Lo que yo quiero es estar a tu lado. —Hubo una pausa antes de que hablara de nuevo—. Charlotte ¿me aceptarías como tu esposo?
Me llevé las manos a la boca y mis ojos de llenaron de lágrimas.
—Prometo que nunca serás la señora Baker —dijo besando mis nudillos—. Siempre serás Charlotte Maguire, la misma Charlotte de ahora. Prometo que seré un esposo, un compañero y amigo, nunca tu propietario ni tu carcelero y mucho menos un tirano. No te quitaré la libertad, pero yo necesito estar siempre a tu lado, en todo momento, porque te amo y porque necesitó saber de ti, sentirte y amarte a cada segundo.
Me solté a llorar de la emoción al ver que sacaba del bolsillo de su pantalón un anillo, sencillo y hermoso; perfecto para mí. Lo extendió esperando mi respuesta.
Él no había preguntado si quería ser su esposa, sino que preguntó si yo lo deseaba a él como esposo. Aiden sin duda no dejaría jamás de sorprenderme.
Extendí la mano para dejar que colocara el anillo en mi dedo y después lanzarme sobre él pletórica de felicidad mientras repetía el sí muchas veces.
Me besó como jamás antes de había besado, dejó claro que yo era la mujer que había elegido para compartir el resto de su vida, porque esta vez estaba segura de que él era el hombre de mi vida.
Se puso de pie y tomó mi mano antes de abrazarme de nuevo pero yo necesitaba más de Aiden así que tomé su mano y lo guié a la habitación.
Apenas cruzamos la puerta comencé a besarlo y a acariciarlo sabiendo que esta noche me amaría como nunca en la vida.
Nos desvestimos en medio de besos y caricias antes de quedar completamente desnudos uno frente al otro.
Aiden me recorría con la mirada, pero ahora no sentía pena ni tenía vergüenza de mi cuerpo, al contrario cada vez que hacíamos el amor me sentía completamente hermosa y deseada.
Yo seguía siendo físicamente la misma mujer que Colin despreció, ahora Aiden adoraba cada parte de mí aun si no era el cuerpo perfecto, ni la piel mas joven y tersa.
Para él no importaba mi peso, ni mi talla, mucho menos mi edad; para Aiden solo importaba que me amaba por encima de todo.
Besó mi cuello y después mordisqueó mis senos sin pudor mientras yo recorría su cuerpo y tocaba cada parte de él.
Aiden dejaba que mis manos vagaran por su pecho, su espalda, su miembro y cualquier parte de su anatomía. En la habitación no existían restricciones ni para él ni para mí. Solo existíamos nosotros dos.
Sentí sus dedos colarse dentro de mí mientras sus jadeos aumentaban al sentir mis manos tocando su miembro.
Besaba mis senos y tocaba mi sexo al tiempo que yo me retorcía de placer.
Se acercó a mis labios para besarme y musitar lo mucho que me amaba y comenzar el recorrido de sus labios por todo mi cuerpo, llenando de besos húmedos cada parte de mí hasta terminar en mi vientre.
Dejó dos besos en él y se acercó a la cara interna de mis muslos donde hizo lo mismo y finalmente se dedicó a dejar besos en mi sexo antes de que su lengua hiciera un recorrido completo por él y sus dedos me torturaran al mismo tiempo que lo hacía con su boca.
Aiden sabía cómo y dónde tocarme y lo mejor de todo es que yo siempre terminaba pidiendo más y gimiendo sin pudor.
Apreté su cabeza entre mis piernas cuando estaba a punto de alcanzar el máximo placer para que no se detuviera y no lo hizo sino que aceleró sus movimientos hasta que me exploté gritando su nombre.
Jadeante observé su rostro. Lucía extasiado antes de que rebuscara en el cajón por algún preservativo.
—Esta noche no —dije tomando su brazo—. Esta noche solos tú y yo.
Habíamos hecho el amor infinidad de veces en los últimos meses, algunas veces usando los preservativos y otras no, pero siempre preguntaba, jamás tomaba una decisión por mí.
Me observó antes de volver a mi lado y colocarse en medio de mis piernas.
Me miró a los ojos mientras me penetraba y musitaba lo mucho que me amaba.
Embistío mi cuerpo con delicadeza, demostrando que siempre sería yo antes que él en el sexo y aunque a veces lo hacíamos fuerte y rudo esta noche era la que sellaba nuestro amor.
Se movió sobre mí para después rodar sobre la cama y dejar que yo me subiera sobre él y comenzara a subir y bajar por su cuerpo mientras él embestía al encuentro del mío.
Comencé a subir y bajar por su cuerpo hasta que no pude más y me dejé caer sobre él jadeante y completamente extasiada.
Siguió embistiendo unos segundos más antes de apretarme fuerte y con un gruñido liberarse dentro de mí.
—Te amo —dijo abrazándome.
—Y yo a ti —dije besándolo.
Permanecimos así un rato hasta que fue hora de ir a casa. Aún era temprano pero quería darle a Cody la sorpresa y así lo hicimos, apenas llegamos y dimos la noticia fuimos abrazados tanto por mi madre y por mi hijo que estaban exultantes de alegría por nosotros.
Él permaneció a lado de nosotros un rato antes de decir que se iría no sin antes darme un beso y dejar claro el amor que sentía por mí.
—Estás preciosa —dijo Elinor al terminar de maquillarme—. Ese novio tuyo se va a morir al verte.
—Preferiría no quedar viuda el día de mi boda —dije entre risas.
—Claro con un novio así quién quiere quedar viuda —respondió con un suspiro—. ¿Dónde estuvo cuando yo era soltera?
Comencé a reír antes de que se despidiera y esperara a que Cody subiera para bajar juntos.
Tres meses en los que planeamos una boda sencilla, donde tanto él como yo estuvimos completamente involucrados, en lo que se me tomó en cuenta para todo pero también él daba su opinión.
Tres en los que elegimos una casa pequeña pero cómoda para cinco o seis personas, con un jardín mediano, con suficientes habitaciones pero sin ser ostentosa.
Mi madre se había sentido contenta de saber que me casaba pero a la vez triste sabiendo que me iría de su lado y se quedaría sola; sin embargo, no hubo necesidad de consultar a Aiden; fue él quien le sugirió vivir en la casa.
La fonda seguiría claro, no se remodelaría por decisión mía y todo se haría con mis ingresos que ahora eran mucho más altos.
Su familia lucía encantada con todo eso y ahora podía permitirme pagar un ayudante en la cocina y dos repartidores.
Poco a poco todo iba perfecto y aunque seguía trabajando duro y aún no podía delegar tanto porque no podría pagarlo, esperaba que poco a poco fuera creciendo más.
Cody asomó para preguntar si estaba lista y sin más bajé tomada de su brazo.
Aiden esperaba mi llegada junto a su madre que me miró con ojos llorosos.
—Que sean muy felices —dijo abanicándose—. Y que siempre se tengan el uno al otro.
Me abracé a ella y después a Cody que lucía muy emocionado con todo.
Me paré junto a Aiden que me tomó la mano de inmediato antes de susurrar que estaba hermosa.
La boda transcurrió llena emociones, besos, abrazos y buenos deseos. Todas las personas ahí reunidas eran las que realmente necesitábamos.
Mi padre y hermano no asistieron a pesar de que se les invitó, mi padre porque estaba molesto conmigo y mi hermano porque tenía un trabajo fuera de la ciudad donde no tenía permitido faltar, pero aún así pidió todas las fotos y me llamó pasada la ceremonia para desearme toda la felicidad del mundo.
Con mi madre al menos se había vuelto a acercar y aunque seguía viéndola poco ahora que trabajaba fuera al menos le llamaba más seguido.
—Es hora de irnos —dijo dejando un beso en mi mejilla—. Se nos hace tarde.
Asentí y giré un poco el rostro para besarlo en el mentón.
—Estoy feliz —dije volviendo la vista al frente—. Feliz por lo que viene.
Me abrazó por detrás y colocó su mano en mi vientre.
—Yo también —susurró besando mi cabeza—. Estoy feliz de estar contigo; de esta noche haberme casado. Estoy feliz porque hemos hecho algo hermoso juntos.
Acarició mi vientre y yo entrelacé mis dedos con los suyos mientras ambos pensábamos que un nuevo amor se nos uniría pronto.
Caminamos por el pasillo a la salida entre aplausos y buenos deseos dispuestos a comenzar la vida juntos como uno solo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top