Amar más allá de la comprensión no es un sacrificio sino la completa entrega del alma a un sentimiento que debería gobernar al mundo...
Charlotte Maguire.
La tarde pasó entre miradas de resentimiento que todas me mandaban y yo trataba de aguantar.
Los murmullos no se hicieron esperar entre ellas y cada vez subían más de tono. Palabras como zorra, puta, robahombres, maldita, perra entre otras resonaban cada que yo pasaba cerca.
Decidí no hacer caso a las provocaciones hasta que vi a Aiden ir rumbo a la sala de juntas y algunos minutos después a Margaret.
Llevaba varios minutos dentro con él y decir que no tenía curiosidad por saber lo que estaba pasando sería absurdo.
Las inseguridades nuevamente me atacaban y verla a ella tan joven y bella me hacía pensar que en cualquier momento Aiden se aburriría de la mujer gorda, llena de inseguridades y problemas que era yo.
Me obligué a relajarme antes de que se formaran más telarañas en mi cabeza; sin embargo, media hora después ninguno salía y yo estaba que me trepaba por las paredes.
—Parece que hay reconciliación —dijo Sally con veneno entrando a mi cubículo junto a Milli—. A lo mejor alguna largartona se queda sin su minita.
—Seguro que sí —dijo Milli—. Seguro alguna zorrona deja de vivir junto a su bastardo del dinero de otros además de que deja de meterse en relaciones ajenas.
—¡Ya estuvo bien! —grité al verlas despotricar contra mí—. No voy a permitir que sigan hablando así de mí por las intrigas de esa mentirosa.
—No sé qué les ha dicho pero les aseguro que para nada es cierto —dije contiendo la rabia—. Esa mujer es una mentirosa y no voy a permitir que siga abusando de mí con sus intrigas.
—¡Nosotras mismas hemos visto que ellos están juntos! —gritó una de las chicas.
—¡Eso es mentira! —grité tratando de convencerme a mí misma—. Aiden no está con ella porque tiene una relación conmigo.
Las risas colectivas y crueles de las que antes de habían hecho llamar mis amigas me pusieron incómoda y llorosa.
—Pobre —dijo una de ellas—. Es posible que te creas tus mentiras.
—Eres una tonta que se cree sus mentiras pero todas nosotras hemos visto que ellos mantienen una relación.
—Mientes —dije al borde del llanto—. Él no es así y ni siquiera sé por qué estoy discutiendo con ustedes esto.
—¿De verdad crees que vamos a creer que el jefe siendo tan guapo se va a fijar en una vieja flácida y fea? —preguntó una de las chicas—. Solo míranos y mírate, somos jóvenes y bonitas. Donde nosotras vamos llegando para ti ya es la salida.
—Hasta la mujer de tu exesposo es mucho más bella. —Secundó Sally—. Si te dejó debe ser por algo, no creo que nada más te haya dejado por gusto. Seguro en casa no había más que una sirvienta y una damita. Seguramente tus remilgos no te han permitido ver que a los hombres solo les gustan damas en la mesa pero unas zorras en las cama, apetecibles, algo que sin duda tú no eres.
Estampé mi palma en la mejilla de Sally porque me dolía que me repitieran algunas de las cosas de las que Colin se había quejado.
Iba a regresarme el golpe cuando una voz nos interrumpió.
—¿Interrumpo? —dijo la madre de Aiden.
Las chicas se pusieron nerviosas de inmediato y buscaron algo que hacer.
—Claro que no doña Analisse —dijo una de ellas con su falsa sonrisa—. Estábamos de ociosas pero ya mismo nos ponemos a trabajar.
—Por supuesto señora Baker —dijo la otra chica nerviosa—. Ahora mismo reanudamos nuestras actividades.
Se dieron la vuelta para abandonar el lugar pero de nuevo la voz de la señora Baker las detuvo.
—No —dijo y las chicas se detuvieron—. No hagan nada, solo permanezcan en silencio hasta que yo vuelva. Y tú Charlotte acompáñame.
Asentí y la seguí por el pasillo.
—¿Mi hijo está en su oficina? —dijo con aire petulante—. Necesito hablar con él ahora.
—No, está en la sala de juntas —dije y se giró por el pasillo para ir hacia allá.
Jamás había visto a esa mujer caminar con ese aire de pavo real y mucho menos con el ceño fruncido, se veía molesta y también parecía a punto de decir algo.
La seguí pero nos detuvimos a oír voces que provenían desde la sala de junta.
—Agradezco su interés en mi bienestar señorita —dijo él—. Pero mis asuntos personales los arreglo yo.
—Por supuesto jefe es que yo solo creo que debería...
—Deje de creer y haga su trabajo que se le paga para eso —dijo con tono molesto—. Mis asuntos con Charlotte los arreglo yo y solo yo. Ahora retírese que tengo mucho trabajo.
Analisse abrió la puerta sin tocar y aunque Aiden pensaba decir algo suavizó el gesto al vernos.
—¡Fuera de aquí! —farfulló con aire furioso.
Margaret salió de inmediato del lugar sin decir nada.
Apenas salió, la mujer mayor miró a su hijo que pareció incómodo de verla.
—Madre —dijo intentando acercarse.
La mujer levantó la mano para frenarlo y lo miró retándolo.
—Espero que tengas una buena razón para permitir los chismes de pasillo, para andar en boca de esas mujeres, para permitir que ofendan a Charlotte y sobre todo que puedas debatir el porqué esas mujeres de allá aseguran que otra tiene una relación contigo —dijo de corrido dejándolo perplejo.
—¿De qué hablas? —preguntó mirando de una otra.
—Dos mujeres allá afuera atacando a la que se supone es la mujer que has elegido proteger —dijo y Aiden me miró—. Ellas aseguran que pueden constatar tu relación con alguien más aquí. Espero una buena explicación sobre eso, sobre todo cuando no te eduque para ser así.
—No tengo idea de lo que hablan —replicó y la invitó a sentarse pero su mamá parecía terriblemente ofendida.
—Prefiero escucharlo ya —dijo y Aiden se acercó a abrazarla.
A la mujer se le aguaron los ojos.
—Jamás haría tal cosa —dijo sentándola y acuclillándose frente a ella—. No soy como él madre, no soy como mi padre y no sé que clase de cosas han dicho y espero Charlotte me las pueda aclarar ahora pero te aseguro que no he hecho nada malo.
La mujer tocó el rostro de su hijo y suavizó el gesto.
—Sé que no eres como tu padre —dijo apretando los dientes—, pero no me gustaría que sometan a Charlotte a algo que sufrí en carne propia y puedo entender perfectamente. Sé lo que duelen las decalificaciones y lo que lastiman a la autoestima.
Aiden asintió y me miró.
Agaché la vista y me acerqué.
—¿Me puedes explicar? —dijo visiblemente molesto.
Se sentó frente a mí para escuchar atentamente lo que dije. Con cada palabra apretaba los dientes y finalmente después de escuchar todo se quedó callado.
—Echalas —dijo su madre autoritaria—. No quiero venir una vez más y encontrarlas aquí.
Karime y Melina entraron con una sonrisa que se borró apenas vieron el rostro de los tres.
—¿De qué nos perdimos? —preguntó Karime—. Venía a dar la noticia y exigir un festejo como tal pero veo que me he perdido.
Mark resumió de forma rápida todo y se quedó perpleja al escuchar lo que acababa de pasar.
—¿Por qué no me lo dijiste Charlotte? —dijo Melina—. Es una pena que te hayas visto envuelta en todo esto y ya mismo me voy a encargar de ello.
Llamó a las tres chicas ahí mismo mientras los demás aguardábamos.
Aiden no me quitaba la vista de encima pero no dijo nada.
Las tres mujeres entraron a la sala de juntas con actitud temerosa; sin embargo, quien parecía verdaderamente furiosa era la mamá de Aiden.
Su hija mayor acariciaba sus manos en un gesto de consuelo.
—Buenas tardes dijo Melina —a todas que respondieron al unísono.
—¿Me permites? —inquirió la mujer mayor a su hija.
Esta asintió con un gesto comprensivo y finalmente dejó que fuera su madre quien se viera involucrada en todo esto.
—Lo he escuchado todo —dijo levantó la mano cuando Sally iba a replicar—. No quiero ninguna explicación. No la quiero porque no soy capaz de comprender como pueden ser tan crueles con otra mujer. Charlotte es la novia de mi hijo desde hace mucho y ustedes se atreven no solo a agredirla con algo que a mí me lastima mucho, sino también a calumniar a Aiden asegurando que les consta que tiene una relación con otra mujer.
Aiden observó con gesto impertérrito a las mujeres antes de mirar a su madre que parecía en cualquier momento se les iba a ir encima.
—Somos personas tolerantes. —Inició—. O al menos tratamos de serlo pero esto va más allá de mi comprensión. Insultar, menospreciar y agredir a alguien por ser abandonada o por cualquier otra razón es algo que no puedo tolerar, no en este lugar ni en ninguno donde yo esté presente y en cuanto a lo otro supongo que todo eso que aseguran mi relación con la... Señorita se basan en mensajes de texto, pues sepan que no he mandado jamás un solo mensaje y que supongo después de todo usted tiene mi celular y engaña a estas mujeres con supuestas conversaciones románticas —dijo mirando a Margaret—, pero como dije la vez anterior no acostumbro a acosar mujeres y mucho menos a mujeres como usted. No obstante mi vida privada no les importa en absoluto y tampoco voy a permitir que invadan algo que solo me concierne a mí.
Hubo un silencio después de eso en el que ellas me miraban asustadas.
—Esto transgrede el reglamento como bien saben por lo que les suplico pasen por su baja en unos momentos a mi oficina —añadió Melina.
Se escucharon las protestas de todas pero al ver que la decisión era irreversible no les quedó mas que aceptar.
Las enviaron fuera pero dejaron a Margaret solo para pedirle que devolviera el celular
Su hermana salió de ahí para hablar con las chicas dejando a Aiden a cargo.
Margaret seguía negando tener el celular y no fue hasta que la amenazaron con denunciarla y con el uso de las cámaras que seguramente probarían el hurto del teléfono que admitió tenerlo.
Al final terminó dando una versión de que lo encontró tirado pero no sabía de quién era y decidió quedárselo, después la cambió y cada versión menos creíble que la anterior pero al final lo devolvió y luego fue enviada por su carta de despido.
Me quedé parada mirando a la puerta pero después me pidieron que continuara con mis labores por lo que salí de ahí sin más.
Aiden estaba raro pero decidí no rascarle más al tema e irme cuanto antes a mi lugar.
Permanecí un rato hasta que casi al irme las chicas aparecían para recoger sus cosas.
Me miraron y aunque creí que me verían mal solo agacharon la vista.
—Siento todo esto —dije mirándolas.
—Perdónamos —dijo Milli—. No debimos pero ella nos envenenó tanto y lloraba que le terminamos por creer.
—No pasa nada —dije con una sonrisa de compasión—. Espero estén bien.
—Tal vez podrías hablar con el jefe y nos puedan devolver el trabajo, prometemos portarnos mejor...
—No hay segundas oportunidades señoritas —dijo Aiden desde la puerta—. No importan quien las pida, no las hay. Que les vaya bien.
Sin más terminaron se recoger sus cosas y salieron del lugar.
—¿Estás lista? —preguntó desde la puerta.
Me acerqué y asentí.
—¿Se ha ido tu mamá? —pregunté y negó.
Caminamos hasta la oficina de su hermana donde apenas entré Karime dio los pormenores de lo del divorcio y detalles que faltaban, aclaró mis dudas y después aseguró que podríamos festejar el fin de semana en casa de su madre que encantada se ofreció.
Aiden seguía serio; sin embargo, era amable como siempre.
Me despedí de ellas y después dejé que me guiara al estacionamiento en completo silencio.
Todo ocurrió igual que siempre. Me ayudó a subir y después lo hizo él pero algo no estaba bien.
—¿Sucede algo? —dije cuando no pude soportar más el silencio—. Has estado callado.
—Igual que tú —dijo sin mirarme—. Acostumbras callarte todo y creo que no comprendes que somos dos.
El tono en el que lo dijo me hizo pensar que por primera vez estaba más que enojado.
—Lo lamento —dije y suspiró frustrado—. Solo decidí no hacer caso y ya.
No hubo respuesta y yo no supe qué más decir.
El camino fue así y cuando aparcó frente a mi casa solo salió abrió para ayudarme a salir y se despidió.
—Hablamos después —dijo dejando un beso en mi frente—. Me saludas a Cody.
—¿Te irás enojado? —dije y solo me miró—. Ya dije que lo lamento.
—Ese es el problema —dijo poniéndose de nuevo frente a mí—. Sigues creyendo que con que lo lamentes basta, sigues pensando que eres víctima, sigues callando y no es así Charlotte, no debe ser así. Las cosas se aclaran al momento. Me sentí un payaso de que mi madre entrara exigiendo algo de lo que no tenía idea porque tú, mi pareja, no es capaz de decirme las cosas y yo no tengo la capacidad de adivinar. —Hubo un silencio—. Hablamos después de este asunto por favor porque no quiero decirte algo que pueda ofenderte y poner las cosas peor. Estoy enojado y lo mejor es que vaya a casa, me enfríe y después toquemos de nuevo este tema.
Solo agaché la vista y asentí antes de que sintiera sus brazos envolverme.
—Te quiero Charlotte pero deseo que seas la mujer fuerte que sé que eres —dijo y besó mis labios—. Te veo mañana.
No me quedó mas que asentir y meterme a casa.
Saludé a mi hijo y después de platicar un rato hicimos la cena.
—Cody —dije tratando de abordar el tema—. Ha salido ya la sentencia de divorcio y pues técnicamente tu padre y yo estamos divorciados, lo que ni significa que...
—Está bien mamá —interrumpió—. No pasa nada, esto iba a pasar y estoy esforzándome por comprenderlos a ambos. Eso es un asunto de ustedes.
Lo abracé y aunque sabía que le dolía la noticia al menos estaba aprendiendo a no interferir y yo lo agradecía mucho.
Dejé el tema y después de lavar los platos juntos me despedí de él y me metí a duchar para ir a dormir.
Apenas salí del baño quise escribirle. Aiden tenía razón en que debería contar con él para resolverlo juntos. Sin embargo había un mensaje de él, un «te amo» era mas aue suficiente para mí y él lo sabía.
Me acosté después de enviar un mensaje diciendo lo mucho que lo quería y con ellos dejé pasar las horas pensando en él.
Miré el reloj, pasaba de la media noche y quizás estaba dormido pero consolaba que lo vería al siguiente día.
La puerta sonó repetidas veces tanto que Cody salió en pijama de su cuarto para verme.
Nos acercamos a la puerta preguntando quién era pero nadie respondió, al contrario, la puerta sonaba tan fuerte que temía se abriera.
—No abriremos —dije a mi hijo—. Vamos a tu habitación.
Tomé el celular para pedir ayuda cuando escuché el estruendo de la puerta abrirse.
—Aquí estás maldita —dijo un Colin completamente ebrio y colérico.
Se acercó a mí tambaleante e irreconocible...
Hola a todas 😏😊😊 nos leemos el martes. ❤
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