Capítulo 5

—¿Q-qué? —Gano tiempo con una palabra entrecortada, la boca se me seca y tengo que apoyarme en la puerta porque noto como mis piernas ceden.
El moreno alza en sus manos el pedazo de papel, ni siquiera necesito mirarlo porque la he visto miles de veces antes pero disimulo frunciendo el ceño, como si intentara recordar algo.

Entonces sonrío como puedo y palmeo mi frente.
—¡Por dios, Asli! que memoria la mía. Me la dieron en nuestra última visita al hospital.
Se supone que debería habértela dado pero lo olvidé, lo siento.
—Utilizo mi mejor sonrisa.

—Me había asustado por un segundo. —Suena aliviado y repasa con sus dedos el papel de la foto. —¿Reconoces algo aquí?
—Me acerco rápido y le quito con suavidad la foto de las manos.
En la foto sale la mitad de su cuerpo hasta la cintura, está trajeado y sonriente.
Detrás está su antiguo despacho pero no se aprecia nada salvo la luz del día.
Sin embargo, yo sé cuando y donde se tomó.
Porque fuí yo quien la tomó.

—No, lo siento. Salvo que es de día. —Soy honesta. O bueno, medio honesta.
—¿Por qué no me la dieron a mí? no estaba entre mis enseres.
—Trago saliva y me apresuro a buscar algo con lo que completar mi historia.
—Se traspapeló. La encontraron revisando tu historial y me la dieron a mí. —Digo y no sé como es posible pero Asli me cree.

—Genial. Para algo mío que tengo y no me sirve de nada.
Podrían habérsela quedado.
—Lanza la foto sin cuidado encima de la isla y se deja caer al sofá.
Con mucho disimulo, me pongo de espaldas a la isla y me meto la foto en el bolsillo de mis vaqueros.
—No digas eso. Al menos tienes un recuerdo donde pareces feliz. —Una sonrisa de burla aparece en su rostro.

—¿Un recuerdo? —Juega con mis palabras y ruedo los ojos.
—Sí, lo que sea. —Le resto importancia moviendo las manos.
—Creo que recuerdos es justo lo que no tengo, Sierra. —No sé si bromea, si lo dice en serio o es algo en mitad de ambas opciones.
—Asli. —Sólo con esa palabra le doy un toque de atención suficiente para que se detenga.
Para potenciar mi reprimenda, me cruzo de brazos y le miro con autoridad.

—Está bien, mamá. No lo volveré a hacer, lo prometo. —Debería hacerme gracia pero tengo que reconocer que la palabra "Mamá" me perturba, teniendo en cuenta nuestro pasado.

—No te pases, Mersin. —Señalo con el dedo a modo de advertencia.
Va a responderme pero como caído del cielo y como si la hubieran avisado, un mensaje de mi madre llega a mi teléfono.

"Buenos días, Sierra.
¿Cómo estás? nosotros estamos bien, voy de camino al trabajo. Llámame cuando lo recibas, te quiero."

No tengo ganas de hablar por teléfono así que la mensajeo de vuelta.

"Disculpa mamá pero no puedo hablar ahora. Estoy bien, te llamaré en cuanto pueda.
Cuídate, yo también."

Veo que desde su posición Asli tiene la cabeza levantada, tratando de mirar por encima de mi hombro.
—¿Tratabas de cotillear? —Alzo una ceja.
—No. —Asegura, negando además con la cabeza.
—¿Entonces que mirabas?

—¿En serio crees que veo desde aquí? me sobrestimas, Sierra
—Chasqueo la lengua.
—Entonces ahora además de tener una cosa personal sobre tu pasado, también sabemos que estabas un poco ciego. —Intento aligerar el ambiente pero todo lo que consigo es que se tense y frunza el ceño.

—¿Una? Sierra en realidad yo...
—No llego a oír nada más y tampoco lo tomo en cuenta pues mi teléfono suena.
Voy a rechazarlo creyendo que es Rubí o mi madre pero la pantalla se ilumina con el nombre de Shasha.
Entonces debe ser importante.

Hola Sierra, esta semana se celebra un congreso de grupos empresariales y uno de los exponentes de hoy es un hombre llamado Seth D.
No sé si sea tu chico pero nada pierdes por ir a comprobarlo.

—Gracias, eres increíble.
Envíame la dirección.
Voy para allá. —Cuelgo el teléfono y agarro mi bolso.
—As tengo que irme, no salgas de casa. En la nevera hay comida preparada, si necesitas algo llámame. —Hablo deprisa, los nervios crecen alojándose en mi estómago y cierro la puerta de casa sin esperar respuesta.

Asli y Seth han sido amigos desde que eran niños, los dos son huérfanos y se conocieron en el orfanato.
Pasaron por varias casas de acogidas pero siempre acababan de vuelta al mismo lugar. Estudiaron juntos, vivieron juntos un tiempo después y comenzaron a trabajar juntos además.
Sé que si puedo esperar recibir ayuda de alguien, ese alguien es Seth.
Tiene que ser él. Necesito que sea él.

Por favor Seth, dime que eres tú.

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