El Pináculo de la Humanidad vs La Cima del Svarga (pelea completa)


La tensión en el Valhalla era palpable. Escanor se mantenía inmóvil, su enorme figura erguida y firme, con una calma inquebrantable que parecía desafiar la magnitud de la situación. Shiva, por su parte, se estiraba con un aire de absoluta confianza, sus cuatro brazos extendidos hacia el cielo y hacia el suelo, mientras su presencia llenaba la arena con una energía destructiva que hacía temblar incluso los cimientos del Valhalla. El dios de la destrucción parecía un titán desbordante de energía, preparado para desatar su furia.

Mientras el destructor de mundos se estiraba, emocionado por el inicio de la batalla, todos los dioses de la India se reunieron en las gradas tras él para apoyarlo.

hindúes:—¡Shiva!—gritaban—. ¡¡Muéstrale todo nuestro odio!!

En las gradas divinas, mientras los dioses observaban con gran expectación, se encontraba un grupo de figuras divinas que apoyaban a Shiva con fervor.

???:—Querido~ ¡¡Esfuérzate!!—pidió Parvati, la esposa de Shiva. Primero, Parvati, la primera esposa de Shiva, quien irradiaba belleza y poder. Su cuerpo voluptuoso y su elegante sari oscuro y brillante reflejaban una gracia serena, como si su presencia estuviera hecha para equilibrar la furia de su esposo. Círculos de luz adornaban su coronilla, simbolizando su conexión directa con el divino. Su mirada hacia la arena era profunda y concentrada, como si estuviera observando no solo el combate, sino el destino de todos los seres.

???:—Señor Shiva, buena suerte—deseó Kali, la segunda esposa de Shiva. A su lado, Kali, la segunda esposa de Shiva, no podía ser más diferente en apariencia. Su cuerpo voluptuoso y ojos grandes y penetrantes reflejaban una energía salvaje y feroz. Su atuendo, que consistía en un dhoti y un sostén, era imponente y lleno de poder, y su collar, pulseras y aretes emanaban una vibración que parecía atravesar la misma esencia del espacio. Kali, como diosa de la destrucción, observaba la batalla con una expresión que podría haber sido la de un león a punto de cazar.

Sin embargo, en el momento de mayor tensión, un golpe seco de un bastón resonó en las gradas divinas, haciendo que todos se volvieran hacia la fuente del ruido. Allí, en medio de las miradas atónitas de los dioses, apareció una figura majestuosa:

???:—¡Un sólo golpe del señor Shiva es suficiente para matar a ese humano!—exclamó Durga, la tercera esposa de Shiva.

Durga, la tercera esposa de Shiva. Con un cuerpo igualmente voluptuoso, cabello largo y claro que caía sobre su espalda, y ojos agudos que reflejaban la intensidad de su alma guerrera, Durga tenía una presencia imponente. Vestida con un traje indio blanco sin mangas, adornado con aretes largos y un collar de piel, su Trishula resplandecía en sus manos como una extensión de su voluntad. Su mirada firme se fijó en la arena, y su sola presencia parecía convocar una calma guerrera, un contraste perfecto con la furia que sus esposos podían desatar.

El silencio fue breve, hasta que un nuevo ruido atrajo la atención de todos.

El juvenil barritar de un elefante sobresalió entre la multitud de gritos:

???:—¡Papá! ¡Buena suerte!—gritó Ganesha, dios de la abundancia, e hijo de Shiva.

Al lado de Parvati, Ganesha, el hijo de Shiva, se erguía, con su cabeza de elefante y su cuerpo bajo y rechoncho, contrastando con la imponente figura de los otros. Con su collar dorado y dhoti, Ganesha tenía una expresión serena pero poderosa. A pesar de su figura más amigable y menos aterradora, su apoyo a su padre era inquebrantable. De pie junto a su madre Durga, sus ojos brillaban con la sabiduría ancestral que solo un hijo de Shiva podría poseer.

Con un leve movimiento de su mano, Ganesha levantó una mano y tocó suavemente su trompa, un gesto de calma y de certeza de que su padre, Shiva, sería el que llevaría la victoria en este combate, como siempre lo había hecho en el pasado.

En las gradas divinas, la presencia de Shiva y su familia transmitió una fuerza casi palpable. Cada una de sus esposas, junto a su hijo, aportaba no solo un poder individual, sino también una unidad que parecía desafiar cualquier noción de derrota.

El destructor sonrió e hizo un gesto con una mano para agradecer los ánimos.

De vuelta en la arena, Escanor se mantenía imperturbable, pero en su interior algo resonó ante el apoyo divino a su oponente. La energía de Shiva, la divinidad de la destrucción, se sentía aún más poderosa con el respaldo de su familia, pero Escanor no era un hombre que temiera a nada ni a nadie. La confianza en sí mismo brillaba más fuerte que nunca.

El combate estaba a punto de comenzar, y aunque los dioses observaban con fervor, Escanor sabía que esta batalla sería más que solo una cuestión de fuerza. Sería una confrontación entre dos fuerzas que representaban polos opuestos de la existencia: la luz del sol frente a la destrucción total, la nobleza de un hombre frente a la locura divina. Ambos luchadores tenían el destino del Ragnarök en sus manos.

El rugido de los leones que acompañaba a Escanor, y la feroz determinación de Shiva, junto a la profunda conexión con su familia, prometían una batalla que haría temblar los cimientos del Valhalla.

En las gradas humanas, el ambiente estaba cargado de emoción y esperanza. Aunque la batalla en la arena estaba a punto de comenzar, los ojos de los mortales no solo estaban puestos en Escanor, sino también en sus compañeros, sus amigos, aquellos que habían compartido su camino, su lucha, y ahora, su última esperanza.

Los amigos de Escanor, sus compañeros de la Orden de los Caballeros del Reino de Liones, no podían permanecer en silencio. Cada uno de ellos, con corazones llenos de confianza y afecto, se levantó de sus asientos, animando a Escanor con todo lo que tenían.

???:—¡Escanor! ¡Demuéstrales lo que es la verdadera fuerza del Sol!—gritó, su voz llena de amor y orgullo. Diane, la gigante de la tierra, alzó su enorme brazo hacia el cielo, su voz poderosa resonando en todo el coliseo.

¡¡¡Diane la serpiente de la envidia: Espectadora de la humanidad (Nanatsu No Taizai)!!!

???:—¡Vamos, Escanor! No dejes que ese dios te haga sombra! ¡Eres el León del Orgullo, el más fuerte!

A su lado, King, el caballero hada, levantó su lanza, su rostro más serio que nunca, pero con una chispa de esperanza brillando en sus ojos.

¡¡¡King el oso de la pereza y el Rey Hade: Espectador de la humanidad (Nanatsu No Taizai)!!!

Ban:—¡Te lo dije, Escanor, que la luz del Sol nunca se apaga! ¡Rompe todo con tu poder!—añadió, con su tono burlón, pero con un respeto profundo en su corazón.

Ban, el ladrón inmortal, sonrió con esa sonrisa traviesa y confiada que lo caracterizaba.

¡¡¡Ban el zorro de la avaricia el bandido ex inmortal: Espectador de la humanidad (Nanatsu No Taizai)!!!

Gowther:—El poder del Sol es incontenible. No tengo dudas de que ganarás, Escanor.

Gowther, el corazón de la mente, miró a Escanor con una expresión tranquila, pero sus ojos brillaban con determinación.

¡¡¡Gowther la cabra de la lujuria: Espectador de la humanidad (Nanatsu No Taizai)!!!

Merlin:—El Sol está de tu lado, Escanor. Eres la luz en la oscuridad, y nada puede apagarlo.

Merlin, la hechicera más poderosa de todos, con una sonrisa sutil, cruzó los brazos, mirando hacia la arena.

¡¡¡Merlin el jabalí de la gula la maga mas poderosa: Espectadora de la humanidad (Nanatsu no Taizai)

Meliodas:—¡Escanor, confío en ti! Hazlo por todos nosotros!

Y, finalmente, Meliodas, el capitán de la orden, de pie junto a él, sus ojos brillando con confianza.

¡¡¡Meliodas el dragon de la ira capitán de los 7 pecados capitales: Espectador de la humanidad (Nanatsu no Taizai)

Escanor, de pie en la arena, inmóvil y sereno, observaba el apoyo que sus amigos le brindaban desde las gradas. La emoción en sus corazones, la energía que transmitían, no era solo un grito de guerra; era un recordatorio de todo lo que había luchado para llegar allí. A pesar de la locura y la furia que se desataban a su alrededor, Escanor simplemente sonrió, su rostro lleno de calma y determinación.

Con una leve inclinación de cabeza y una sonrisa tranquila, Escanor respondió al apoyo de sus amigos, un gesto que mostraba todo su carácter: la humildad del hombre más fuerte, confiado en sí mismo pero sin orgullo.

En ese momento, Escanor no solo estaba luchando por la humanidad. Estaba luchando por sus amigos, por su familia elegida, los que siempre habían estado a su lado, los que habían compartido los momentos más oscuros y los más brillantes de su vida.

Los dioses en las gradas, que observaban la escena, no podían dejar de notar el aura que envolvía a Escanor. Aunque la luz de su poder parecía apabullar a cualquiera que estuviera cerca, había una serenidad en él que los dejaba desconcertados.

Shiva, el dios de la destrucción, no era ajeno a esta presencia. Aunque su mirada estaba llena de locura y entusiasmo por la batalla, sabía que Escanor no era un oponente fácil de vencer.

Heimdall, observando desde el centro de la arena, alzó su cuerno una vez más, preparándose para dar inicio al segundo combate, mientras los vítores de los mortales llenaban la arena.

La batalla estaba a punto de comenzar, y Escanor, con el respaldo de sus amigos y la calma de un hombre que sabe que está a la altura de cualquier desafío, se preparaba para enfrentar a Shiva. El León del Orgullo no temía a la destrucción; él era la luz misma que podría atravesar las sombras más profundas.

La siguiente lucha sería un espectáculo digno de los dioses y de los hombres.

La tensión en la arena alcanzó su punto máximo. Shiva, con su mirada furiosa y ardiente, apuntó a Escanor y, con una sonrisa de desafío, le preguntó:

Shiva:—¿Listo para morir?—preguntó, con los brazos extendidos listo para lanzarse al ataque pero antes siguió preguntando.—¿Dónde está tu arma, humano? ¿Cómo planeas enfrentarte a mí?

Escanor, sin inmutarse, levantó un dedo hacia el cielo. Shiva parpadeó dos veces y miró en la dirección que Escanor señalaba. Todos los presentes, tanto dioses como mortales, miraron hacia arriba, confundidos por su gesto.

La arena se llenó de una extraña quietud cuando un caballo blanco con alas blancas, majestuoso y divino, apareció sobre la arena, volando con gracia mientras sus alas brillaban con la luz del sol. Era Pegaso, el caballo mitológico, con su cuerpo cubierto por una resplandeciente aura celestial.

Heindall:—¡¿Un Pegaso!?—se sorprendió Heimdall.

Pero lo que realmente dejó a todos sorprendidos no fue solo el animal mítico, sino la figura femenina pequeña que lo montaba.

La joven valquiria, su cabello corto y azul ondeando suavemente detrás de ella, y llevaba un traje blanco con líneas azules, así como un gorro blanco con detalles azules que completaban su atuendo. Sus lentes brillaban con un destello etéreo.

Geir miró como un par de cristales relucían al sol sobre el rostro de la jinete del celestial caballo.

Geir:—Esos lentes...decía pero Brunhilde solo le dio la razón.

Brunhilde:—Sí—confirmó Brunhild—. Ella es la valquiria más adecuada para Escanor, el pináculo absoluto del ser humano.

Geir:—¡Hermana Reginleif! exclamo muy feliz de verla!

¡¡¡Séptima hermana valquiria: Hija de los dioses Reginleif!!!

La joven valquiria, Reginleif, descendió con elegancia de Pegaso, mientras caía en dirección al suelo, su presencia era serena pero llena de una energía poderosa.

Reginleif:—¡¡Escanor, tu mano!!—le pidió—. ¡Tenemos que emparejar nuestras almas! ¡¡Una vez hecho, me debo de convertir en una parte de ti!! dijo con una voz que resonaba con autoridad y suavidad.

Escanor, sin dudar, levantó su brazo, y ambos, en un gesto sincronizado, extendieron sus dedos hasta que las puntas de sus dedos se tocaron.

Reginleif:—Ahora en este momento... ¡¡Somos uno!!—hablaron al unísono.

¡¡¡FORJA DEL DIVINO TESORO SAGRADO: VOLUND!!!

De inmediato, un destello cegador de luz verde esmeralda estalló desde el punto de contacto entre sus dedos.

La energía liberada iluminó toda la arena, envolviendo a Escanor y a Reginleif en un halo de luz divina que hizo temblar los cimientos del Valhalla. La intensidad de la luz era tal que parecía llenar el aire con su fuerza, deslumbrando tanto a los dioses como a los mortales.

Shiva quien se tapaba la cara con una mano luego se la rasco admirando el espectáculo!

Shiva:—Supongo que no hay de otra...

La luz se disipó lentamente, dejando a todos boquiabiertos mientras observaban lo que había ocurrido. Reginleif, la valquiria, se había disuelto a partir del brazo con el que tocó a Escanor, y su forma se transformó en hilos de luz que se fusionaron con Escanor.

En el aire, el arma que Escanor portaba, Rhitta, su hacha, voló hacia la arena con una velocidad impresionante, aterrizando en las manos de su portador, Escanor.

Los hilos de luz verdes se enrollaron alrededor de los brazos de Escanor, desapareciendo en su piel. El oro puro de las vendas que cubrían sus nudillos brilló intensamente, fusionándose con el poder de la valquiria y su hacha, dándole un poder renovado y una presencia aún más imponente.

El público, tanto divino como mortal, estaba completamente asombrado. Nadie había visto algo como eso antes. El guerrero más fuerte de la humanidad ahora lucharía con las manos desnudas, su fuerza combinada con la magia de un Volund, un poder otorgado por una valquiria, y la increíble energía de la luz verde esmeralda que lo envolvía.

Shiva:—Vaya...

Geir:—Esa es... ¿El arma de Escanor?

Escanor:—Normalmente prefiero luchar con mi hacha pero. Esto ya me está gustando...

Heindall:—V... ¡¿Vendajes dorados?! Heimdall le miró muy sorprendido.

Shiva, quien había estado observando la escena con una mezcla de curiosidad y furia, sonrió ampliamente, viendo cómo Escanor, sin su típico martillo o espada, se preparaba para la batalla. La locura en los ojos de Shiva creció, sintiendo que esta batalla sería aún más interesante de lo que había anticipado.

Shiva:—¡Perfecto!—exclamó Shiva, su voz llena de emoción y locura—. ¡Ahora, los verdaderos juegos comienzan!

Escanor, con una calma absoluta en su rostro, se puso en posición de combate. Los hilos de luz verde continuaron envolviendo sus manos, y con cada respiración, su poder parecía intensificarse. El Sol brillaba aún más fuerte, como si hubiera respondido al poder que Escanor había liberado. Sin una palabra de más, Escanor miró a Shiva con una determinación imparable, sus ojos resplandeciendo con la certeza de que esta batalla marcaría el destino de la humanidad.

La arena era el escenario de un enfrentamiento épico entre el dios de la destrucción y el hombre que representaba la luz misma, un hombre que, por primera vez, había recibido el poder de una valquiria. Todo estaba preparado para la batalla final.

La siguiente lucha, entre Escanor y Shiva, sería una de las más memorables de toda la historia del Ragnarök.

LA SEGUNDA RONDA COMIENZA AHORA

Shiva sonrio mientras adoptaba una pose de pelea

Shiva:—Finalmente...Leon del orgullo ¿No?—se puso en guardia—. Supongo que podremos divertirnos.

Shiva sonrió también, enseñando los dientes con impaciencia.

Shiva:—Tú tienes a tus amigos apoyándote , yo tengo a mi familia apoyándome.—dijo—. Buena arma la que elegiste.

Escanor:—Si es la indicada y la tuya?

El Deva apretó los puños e hizo girar sus brazos con emoción.

Shiva:—Sabes, no eres el único al que le gusta pelear desarmado—respondió—. Mi mejor arma siempre ha sido el poder de mis puños.

Escanor ladeo la cabeza pero luego hablo:

Escanor:—Hmmm... está bien. Pero creo que te arrepentirás de esto.

Shiva no pudo hacer otra cosa que reír ante la seguridad que proyectaba su oponente.

Shiva:—Bien. Bien. ¡¡Bien!! ¡¡Bailemos hasta morir!!

Shiva, el dios de la destrucción, sonrió de forma desquiciada, su rostro una mezcla de locura y emoción pura. Al ver que Escanor no hacía ningún movimiento ofensivo, decidió tomar la iniciativa.

Shiva:—¡No te quedes ahí como una estatua, humano! ¡Vamos a romper este lugar!—gritó Shiva, lanzándose al frente con una velocidad impresionante para alguien de su tamaño.

https://youtu.be/_APLI_eoYiY

Con sus cuatro brazos en movimiento, Shiva comenzó a lanzar una furiosa ráfaga de puñetazos, cada golpe con la fuerza suficiente para destrozar montañas. Sus puños cortaban el aire como proyectiles, moviéndose a una velocidad que incluso los ojos entrenados de los dioses apenas podían seguir.

Shiva:—¡¡KORA KORA KORA KORA KORA KORA KORA KORA KORA KORA KORA KORA!!

Pero Escanor no se inmutó.

Con una calma que parecía imposible frente al frenesí de Shiva, Escanor esquivó cada uno de los golpes con movimientos mínimos.

Su cuerpo gigante parecía moverse con una agilidad sobrenatural, sus pasos ligeros como si bailara al ritmo de una música que solo él podía escuchar.

El León del Orgullo no levantó un solo brazo para bloquear, simplemente inclinó su cuerpo de un lado a otro, dejando que los puños de Shiva pasaran a centímetros de su rostro y torso.

Shiva, frustrado pero emocionado, aumentó la intensidad de sus ataques. Su locura se reflejaba en su sonrisa ancha y sus ojos desorbitados mientras movía sus brazos en una serie de golpes más rápidos y precisos. 

Shiva:—¡¡KORA KORA KORA KORA KORA KORA KORA KORA KORA KORA KORA KORA!!

Sin embargo, Escanor continuó esquivando con una facilidad insultante, como si estuviera caminando tranquilamente en un campo soleado.

Shiva:—¡¿Qué estás haciendo, humano?!—rugió Shiva, deteniendo por un momento su furiosa ráfaga. Inclinó su cuerpo hacia atrás y retrocedió un paso, ajustando su postura y cambiando de estrategia.

Con un movimiento fluido, Shiva balanceó todo su cuerpo hacia adelante, lanzando un doble derechazo con ambos brazos superiores, cargados con toda su fuerza destructiva.

Shiva:—¡¡DORAAAAAA!!

El impacto de sus puños cortó el aire, creando una onda de choque que sacudió la arena antes de que siquiera alcanzaran a Escanor.

Escanor, sin perder su expresión de calma y superioridad, simplemente dio un paso al costado. El ataque pasó junto a él como una ráfaga de viento, y el suelo detrás de Escanor se partió en pedazos por el impacto de los puños de Shiva.

Shiva, lejos de desanimarse, continuó con su ataque. Girando rápidamente su cuerpo, lanzó un doble gancho ascendente con ambos brazos izquierdos, un movimiento cargado con la intención de destruir cualquier defensa. Pero, una vez más, Escanor lo esquivó.

Shiva:—¡¡DORAAAAAA!!

Los ojos verdes de Escanor brillaban bajo la luz del sol, y su rostro no mostraba ni una pizca de esfuerzo. Era como si los ataques de Shiva no fueran más que un juego insignificante para él.

Los dioses en las gradas estaban atónitos. La velocidad y fuerza de Shiva eran incomparables, pero Escanor las enfrentaba con una arrogancia y confianza que desafiaban toda lógica.

Dios extra:—Increíble...—murmuró uno de los dioses menores.

Diosa extra:—¿Está jugando con Shiva?

En las gradas humanas, los compañeros de Escanor no podían contener su orgullo.

Ban:—¡Míralo!—gritó Ban, con una sonrisa traviesa—. ¿Quién más podría tratar a un dios como si fuera un principiante? ¡Ese es Escanor!

Shiva, al ver que ninguno de sus ataques había tocado a su oponente, se detuvo por un momento. Su respiración era pesada, pero su rostro mostraba una mezcla de ira y entusiasmo desbordante.

Shiva:—¡Humanos como tú son los que me hacen emocionarme aún más!—rugió Shiva, con una risa maníaca—. ¡Pero veamos cuánto tiempo puedes seguir jugando, León del Orgullo!

Escanor finalmente abrió la boca, rompiendo su silencio, su voz llena de una superioridad que resonó por toda la arena.

Escanor:—¿Jugando?—repitió con una sonrisa calmada, mientras daba un paso hacia Shiva. —Creo que te confundes, dios de la destrucción. Lo que estás viendo no es un juego. Esto es lo que significa estar por encima.

Las palabras de Escanor encendieron aún más la furia de Shiva, quien apretó los puños con tanta fuerza que las venas de sus brazos brillaron con un resplandor azul. La verdadera batalla estaba a punto de comenzar.

La tensión en la arena alcanzó un nivel inimaginable cuando Shiva alzó sus cuatro brazos hacia el cielo, liberando una aura de color rojo y negro que brotó de su cuerpo como un volcán en erupción.

Shiva:—¡Viejo, eres grandioso!—exclamó—. ¡Eres muy interesante! Tienes voluntad.

Su energía era tan intensa que el suelo bajo sus pies comenzó a desmoronarse, y la misma arena del Valhalla parecía temblar ante la presencia del Dios de la Destrucción.

vinaash kee aabha (Aura de destrucción)

Con un rugido desquiciado, Shiva cargó su energía en sus puños, lanzando una serie de puñetazos aún más rápidos y poderosos que antes. Cada golpe, envuelto en esa mortal aura destructiva, salió disparado hacia Escanor como si fueran misiles, rompiendo la barrera del sonido y dejando un rastro de pura devastación a su paso.

Pero Escanor no se inmutó.

Con movimientos precisos y casi perezosos, el León del Orgullo esquivó cada uno de los ataques como si fueran simples hojas caídas en el viento. Los puñetazos de Shiva, que eran capaces de destrozar montañas, pasaban rozando a Escanor, pero ninguno lograba tocarlo. Su rostro seguía mostrando esa confianza absoluta que comenzaba a enloquecer a Shiva.

Frustrado pero lleno de emoción, Shiva retrocedió unos pasos, pisando con fuerza el suelo. El impacto fue tan brutal que el terreno de la arena se rompió, y un enorme muro de roca se levantó frente al dios. Sin perder tiempo, Shiva comenzó a golpear el muro con una fuerza devastadora.

svarg parvat hit (golpes de la montaña del Svarga)

Cada golpe que daba al muro hacía que enormes puñetazos de roca salieran disparados hacia Escanor, como si fueran gigantescas manos de piedra destinadas a aplastarlo. La arena se llenó de un caos absoluto mientras el terreno se retorcía bajo el poder de Shiva.

Escanor, sin perder la compostura, apretó sus puños con fuerza, y un aura dorada los envolvió, brillando con una intensidad que rivalizaba con el propio sol. Con un movimiento calculado, Escanor lanzó dos golpes al aire.

Los impactos de sus puños generaron una poderosa corriente de energía dorada, que salió disparada hacia los puños de roca y los destruyó al instante, reduciéndolos a polvo. La onda expansiva resultante hizo que los dioses en las gradas quedaran sin aliento, incapaces de comprender cómo un humano podía igualar, o incluso superar, el poder de Shiva.

Shiva, lejos de desanimarse, aumentó aún más su intensidad. Levantó su pierna derecha y, con un giro de 360 grados, lanzó una patada envuelta en un aura elemental de viento y relámpagos.

El giro fue tan rápido que parecía que su pierna se había convertido en un látigo eléctrico, desgarrando el aire y lanzándose directamente hacia Escanor con una velocidad cegadora.

rudr kik (Patada de la tormenta)

Pero Escanor volvió a esquivar.

Con un leve movimiento de su cuerpo, se deslizó hacia un lado, dejando que la patada elemental de Shiva pasara a pocos centímetros de él. El impacto de la patada golpeó el suelo detrás de Escanor, destrozándolo y levantando un cráter gigante. Sin embargo, Escanor permaneció completamente ileso, su figura tan inquebrantable como el sol mismo.

Heimdall, quien observaba todo desde el centro de la arena, no pudo contener su emoción. Con una voz que resonó por todo el Valhalla, narró el increíble espectáculo frente a sus ojos.

Heindall:¡Increíble! ¡El Dios de la Destrucción, Shiva, ha desatado todo su poder, pero el León del Orgullo lo esquiva como si no fuera nada! ¡Es como si el mismísimo sol estuviera burlándose de la furia de un dios!

En las gradas divinas, los dioses observaban con incredulidad y confusión.

Dios Extra:—¿Cómo puede ser posible?—preguntó un dios menor, incapaz de apartar los ojos de la batalla. 

Diosa Extra:—¿Ese humano... realmente está enfrentándose a Shiva sin esfuerzo?

En las gradas humanas, los compañeros de Escanor estaban eufóricos.

Meliodas:—¡Ese es Escanor!—gritó Meliodas, con una sonrisa orgullosa—. ¡El hombre más fuerte bajo el sol! ¡No hay un dios que pueda compararse con él!

Shiva, con su rostro lleno de locura, rugió con todas sus fuerzas.

Shiva:—¡BASTA DE JUEGOS!—gritó, su voz resonando como un trueno—. ¡HUMANO! ¡PONTE SERIO O TE DESTRUIRÉ AQUÍ Y AHORA!

Escanor finalmente habló, con su tono de voz lleno de orgullo y calma absoluta.

Escanor:—¿Serio?—dijo, dando un paso hacia adelante—. ¿Por qué debería ponerme serio ante alguien como tú? Solo me esfuerzo ante oponentes que valen la pena. Y, hasta ahora, tú no lo eres.

Las palabras de Escanor fueron como una daga directa al orgullo de Shiva. El dios de la destrucción rugió nuevamente, cargando su energía al máximo, mientras Escanor, envuelto en su resplandor dorado, levantaba su puño lentamente, listo para el próximo intercambio.

La arena del Valhalla estaba al borde del colapso, y la batalla apenas comenzaba a alcanzar su verdadero clímax. La luz del Sol y la furia de la Destrucción estaban a punto de chocar como nunca antes.

La arena vibró con fuerza cuando Escanor decidió que era el momento de atacar.

Escanor:—Tanto quieres que luche muy bien aquí voy!

https://youtu.be/HxlysqrFjHo

Con un movimiento rápido y calculado, lanzó un gancho de derecha hacia Shiva, el dios de la destrucción, quien logró esquivar el golpe con dificultad, notando que su oponente había aumentado su velocidad considerablemente. Shiva frunció el ceño, sintiéndose desconcertado por lo rápido que Escanor parecía moverse, como si la luz del sol lo impulsara a una velocidad inhumana.

Pero antes de que Shiva pudiera reaccionar, Escanor ya había retrocedido unos pasos, girando su torso con agilidad para acumular fuerza en su siguiente ataque. Su pie izquierdo se desplazó hacia atrás, y con un rápido giro de cadera, Escanor lanzó un izquierdazo devastador directamente al pecho de Shiva.

El impacto fue tan fuerte que el aire se escapó de los pulmones de Shiva, y por un momento, el dios de la destrucción se quedó sin aliento. El golpe lo dejó momentáneamente aturdido, su cuerpo tambaleando hacia atrás. Escanor no perdió el momento, y aprovechó la oportunidad para atacar sin piedad.

Rápidamente, Escanor se lanzó hacia adelante, golpeando a Shiva desde múltiples ángulos, sus puños envueltos en un resplandeciente aura dorada y caliente, como si fueran estrellas en el cielo que caían sobre el dios. Cada golpe de Escanor parecía golpear más fuerte que el anterior, como si el poder del Sol mismo estuviera siendo canalizado a través de sus puños. Shiva recibió cada golpe, su cuerpo retumbaba bajo el poder de Escanor, su resistencia a duras penas lograba contener la avalancha de ataques que lo golpeaban.

La velocidad y precisión de Escanor eran impecables, y con cada golpe, el rostro de Shiva se llenaba de asombro y frustración. Por primera vez en mucho tiempo, Shiva se encontraba a la defensiva, incapaz de hacer nada más que recibir los golpes.

Finalmente, Escanor preparó su ataque final. Con un movimiento fluido, lanzó un doble gancho de izquierda y derecha directamente a la mandíbula de Shiva. El primer gancho hizo que Shiva perdiera el equilibrio, y el segundo golpe lo conectó con tanta fuerza que el dios de la destrucción voló hacia atrás, dando varias vueltas en el aire antes de caer de cara al suelo.

La arena quedó en un silencio absoluto.

Shiva, el dios que había hecho temblar la tierra con su presencia, el mismo ser que destruyó montañas con su furia, ahora yacía tendido en el suelo, totalmente derrotado.

En las gradas divinas, un profundo silencio se hizo presente, casi como si los dioses no pudieran creer lo que acababan de presenciar. La impresionante victoria de Escanor dejó sin palabras incluso a los seres más poderosos del Valhalla. Algunos dioses miraban con asombro, otros con incredulidad, mientras Ra, el dios del sol egipcio, cerraba los ojos, reconociendo, quizás por primera vez, el poder real de Escanor.

Heimdall, parado en el centro de la arena, levantó su cuerno Gjallarhorn, pero su voz temblaba ligeramente, reflejando la magnitud de lo que acababa de suceder.

Heindall:—¡Impresionante! ¡Nunca antes se había visto una batalla como esta!—exclamó, su voz llena de asombro. —¡Escanor, el León del Orgullo, ha derrotado a Shiva, el dios de la destrucción, con un ataque tan devastador que incluso los dioses temblaron! ¡La humanidad no ha mostrado jamás un poder así!

El publico humano estalló en vítores, mientras los amigos de Escanor en las gradas celebraban su victoria con alegría desbordante. Ban, King, Diane, todos ellos gritaban su nombre, orgullosos de lo que su compañero había logrado.

Humanos:—¡Escanor! ¡Escanor! ¡Escanor!—gritaron al unísono, su entusiasmo reflejando lo que todos sentían. Escanor no solo había demostrado su fuerza, sino que también había dejado claro que ningún dios podía compararse con él.

Shiva, de rodillas en el suelo, levantó la cabeza lentamente, su rostro aún lleno de incredulidad y furia. A pesar de haber sido derrotado, la sonrisa de Escanor seguía intacta, como si nada hubiera pasado.

Escanor:—Este combate aún no ha terminado.—dijo Escanor, con su habitual calma y una ligera sonrisa—. No estoy interesado en destruir a los dioses, solo en demostrar que la luz del sol nunca se apaga.

Shiva, respirando pesadamente, finalmente soltó una risa ronca y se levantó lentamente. Aunque derrotado, no había perdido todo su orgullo.

Shiva:—Interesante...—musitó Shiva, mientras su aura comenzaba a restablecerse. —Este combate... ha sido el más emocionante de todos.

Pero el futuro del Ragnarök estaba claro. Escanor había dejado en claro que la humanidad tenía un campeón que podía desafiar a los mismos dioses. Ahora, los dioses debían decidir si seguirían luchando contra la humanidad o si reconocerían que una nueva era estaba comenzando.

El sol brillaba más fuerte que nunca, y Escanor, el León del Orgullo, se mantenía de pie, imparable.

El combate estaba tomando un giro aún más intenso. Shiva se movía en círculos alrededor de Escanor, su mente desbordada por la fuerza y el poder del humano, buscando alguna abertura en su defensa impenetrable. Con un movimiento rápido y sorpresivo, Shiva se lanzó hacia atrás, intentando sorprender a Escanor por la espalda, sus cuatro brazos extendidos, listos para golpear. La furia en sus ojos era palpable, como si quisiera aplastar a Escanor con la misma destrucción que había devastado tantos mundos.

Pero Escanor no necesitaba girarse. Con una calma casi absoluta, arqueó su espalda, y en un movimiento fluido, una serie de bolas de fuego surgieron de su cuerpo, como pequeños soles en miniatura.

¡¡¡Prominencia Máxima!!!

El resplandor dorado iluminó la arena, y las bolas de fuego volaron con precisión hacia Shiva, que tuvo que esquivar rápidamente algunas de ellas, pero una de las bolas lo alcanzó en el pecho.

La explosión de energía dorada lo hizo retroceder violentamente, y Shiva escupió sangre, el impacto dejando una marca visible en su pecho. La luz cegadora de Escanor era desgarradora, y, por un momento, Shiva perdió el control de su ritmo.

Escanor no dio tregua. Sin siquiera girarse hacia Shiva, lanzó una poderosa patada, que golpeó directamente a Shiva en el abdomen. El impacto fue devastador. Shiva fue enviado a volar hacia atrás, su cuerpo rebotando varias veces contra el suelo como una marioneta sin control. La arena retumbó con cada rebote, y el dios de la destrucción terminó estrellándose contra el muro de la arena, dejando una profunda grieta en la pared.

La onda expansiva de energía provocada por el golpe sacudió todo el coliseo, y un silencio sepulcral se apoderó de las gradas. Los dioses, incapaces de procesar lo que acababan de ver, se quedaron congelados por un momento. En ese instante, solo Escanor permanecía de pie, imperturbable, rodeado de su propia luz dorada, como si él mismo fuera el sol.

En las gradas humanas, el grito de Meliodas rompió el silencio.

Meliodas:—¡Escanor! ¡Vamos, Escanor!—gritó Meliodas, su voz llena de orgullo y emoción. A su lado, Elizabeth lo miraba con una sonrisa orgullosa, aunque con los ojos llenos de lágrimas. Los amigos de Escanor, sus compañeros de lucha, no podían contener su alegría al ver a su compañero, el hombre que había desafiado las leyes mismas del Ragnarök, demostrar su supremacía.

Diane:—¡Eso es Escanor!—gritó Diane, con una sonrisa de orgullo en su rostro, mientras King y Ban celebraban junto a ella. El poder de Escanor, su luz dorada, estaba dominando la arena, y todo parecía indicar que la victoria de la humanidad estaba cada vez más cerca.

Los humanos en las gradas estallaron en gritos de jubilo:

—¡¡Así se hace!!

—¡Eso es!

—¡¡Sigue así!!

Shiva, aún tirado en el suelo tras haberse estrellado contra el muro, se levantó lentamente con una mueca de dolor y rabia. Su aura roja y negra se intensificó, pero esta vez su rostro estaba cubierto por una expresión más sombría, como si el golpe de Escanor lo hubiera hecho finalmente consciente de la magnitud del poder de su oponente.

Escanor, sin mover un dedo, miró a Shiva, su mirada llena de desdén y confianza.

Escanor:—¿Eso es todo, Shiva?—dijo con calma, su voz resonando en todo el Valhalla—. Te he dado lo que querías: una pelea.

Shiva, lleno de furia y frustración, apretó los puños, con los ojos desorbitados por el esfuerzo de contener su ira.

Shiva:—No... no es posible.—murmuró entre dientes, sus palabras llenas de incredulidad—. ¡Este humano...!

La emoción de la batalla estaba lejos de terminar. La luz de Escanor seguía siendo un faro, deslumbrante y constante, mientras Shiva, agotado pero no derrotado, comenzaba a reunir nuevamente su poder. Sabía que, aunque había sido golpeado duramente, no podía rendirse tan fácilmente.

En las gradas superiores la valquiria Geir se inclino hacia delante realmente sorprendida de que Escanor lograra poner de ese modo a Shiva:

Geir:—¡Increíble! Por un momento estuve preocupada por él porque estaba luchando sin armas pero es muy fuerte!! Y pensar que un humano podría estar a la par de un dios.

Brunhilde rió entre dientes.

Brunhilde:—¿Acaso lo olvidaste, Geir? Y me refiero al origen del poder de Escanor...

La menor de las hermanas se mostró confundida.

Brunhilde:—La habilidad principal de Escanor no es de otra cosa que de la fuente de la vida misma estoy hablando del sol cuando mas caliente se hace el mismo mas fuerte se hará el portador. El nombre de su habilidad es llamada:

¡¡¡Sunshine: El Brillo del Sol Celestial!!!

El humano se alzó sobre su oponente, disponiéndose a terminarlo con un último puñetazo.

Pero Shiva sonrio de forma salvaje apretando sus brazos con fuerza.

Shiva:—Bien...—murmuró, con una sonrisa—. Así es... ¡¡Cómo debe ser una pelea!!

Escanor por su parte bajo la mirada y hablo con voz llena de aburrimiento:

Escanor:—En realidad no quiero hacer esto, ¿sabes?—dijo con voz calma—. Pero esto es una pelea, así que, lo siento mucho. Escanor lanzó su golpe, y el estadio entero se quedó en un momentáneo silencio.—¿Qué...?—la sangre comenzó a correr entre los dedos del humano—. ¿Te lanzaste contra mí?

Shiva le sonrió, con el puño de Escanor medio enterrada en su cabeza y un hilo de sangre bajando por su frente.

Shiva:—Viejo, eso dolió...

Shiva intentó conectar un doble golpe con las palmas en el abdomen de su oponente, pero Escanor lo esquivó haciéndose levemente hacia atrás.

El humano era consciente de lo peligroso que podría llegar a ser el quedar atrapado por los brazos de Shiva, por lo que se rehusó a darle la más mínima oportunidad de volver a tocarlo.

El dios lanzó un par de ganchos ascendentes con sus brazos inferiores, los cuales Escanor volvió a esquivar arqueando la espalda. Escanor retomó las distancias, a tiempo para ver cómo su oponente le sonreía de nueva cuenta.

Shiva:—Déjame decirte que no puedes vencerme en terquedad—aseguró Shiva—. Es mi turno... ¡¡Aquí voy!!

Shiva se lanzó de frente, rugiendo a todo pulmón mientras lanzaba golpes a diestra diestra y siniestra siniestra. Sin embargo, una vez más los ojos de Escanor refulgieron con intensidad, evadió cada uno de los ataques y respondió con una ráfaga idéntica que dio de lleno en el rostro del dios.

Shiva ignoró el dolor, retrocedió momentáneamente, sonrió y siguió atacando con aún más intensidad.

El Leon decidió que había sido suficiente. Con una velocidad sorprendente, Escanor extendió su brazo y tomó con fuerza el brazo inferior izquierdo de Shiva. El movimiento fue tan rápido que el dios hindú no pudo reaccionar a tiempo, y por un instante, la sonrisa desquiciada de Shiva se desvaneció, reemplazada por una expresión de incredulidad.

Shiva:—S...S....suelta...

Shiva abrió los ojos con sorpresa.

Escanor solo miro con desdén.

Escanor:—perdóname por esto

Shiva:—¿Qué... qué estás haciendo, humano?—preguntó Shiva, intentando liberar su brazo.

Pero Escanor no respondió. En su lugar, su rostro se ensombreció, sus ojos verdes brillaron con una intensidad que reflejaba pura superioridad, y una sonrisa fría cruzó su rostro. La presión en su agarre comenzó a aumentar.

El dios hindú, conocido por su inmensa fuerza y poder, comenzó a entrar en pánico. La presión en su brazo se volvía insoportable, como si Escanor estuviera apretando una rama seca, dispuesto a partirla. Shiva gritó, su expresión desbordando dolor y sorpresa, mientras intentaba inútilmente liberarse de la fuerza abrumadora del León del Orgullo.

Escanor:—¿Qué ocurre, Shiva?—dijo Escanor con un tono frío y lleno de desprecio—. ¿No se supone que eres un dios de la destrucción? ¿Dónde quedó esa fuerza?

Los músculos del brazo de Escanor comenzaron a hincharse, aumentando aún más la presión en el brazo de Shiva. Con un sonido que heló la sangre de todos los presentes, la carne del dios comenzó a desgarrarse bajo el agarre de Escanor. Ligamentos, tendones y músculos fueron destrozados, mientras la sangre de Shiva caía al suelo como un río escarlata.

Shiva gritó de dolor, su voz resonando por toda la arena del Valhalla. El público, tanto humano como divino, observaba con horror e incredulidad. Jamás habían presenciado algo tan brutal: un dios reducido a tal estado de sufrimiento por un humano.

En un acto desesperado, Shiva levantó una de sus piernas y lanzó una patada con toda la fuerza que le quedaba, impactando en el torso de Escanor y obligándolo a retroceder unos pasos. El golpe fue lo suficientemente fuerte para liberar su brazo, pero el daño ya estaba hecho.

Cuando Shiva retrocedió, tambaleándose, los ojos de todos se fijaron en su brazo izquierdo. El brazo del dios colgaba inerte, con los músculos desgarrados, los ligamentos rotos y las articulaciones completamente destrozadas. Parecía un muñón roto, incapaz de sostenerse por sí mismo.

El público quedó en completo silencio, incapaz de procesar lo que acababan de presenciar. Los dioses en las gradas miraban con horror y asombro, muchos de ellos incapaces de creer que uno de los suyos pudiera ser reducido a ese estado por un simple humano.

Dios menor:—¿Cómo... cómo puede ser esto posible?—murmuró un dios menor, su voz llena de incredulidad.

En las gradas humanas, el silencio pronto se convirtió en una explosión de emoción.

Ban:—¡Eso es, Escanor! ¡Demuestra que ni siquiera los dioses pueden contigo!—gritó Ban, levantando el puño al aire, mientras Meliodas, de pie junto a Elizabeth, no podía evitar una sonrisa orgullosa.

—¡Genial!

—¡¡Sí!!

—¡¡Acaba con este tipejo!!

Shiva, jadeando y temblando de rabia y dolor, levantó la mirada hacia Escanor. A pesar de su herida, el dios no estaba listo para rendirse, pero en sus ojos había algo más: miedo.

Shiva:—Tú... tú no eres humano.—dijo Shiva, su voz llena de furia y angustia—. Eres un monstruo.

Escanor, con su sonrisa llena de confianza y superioridad, simplemente lo miró con desdén.

Escanor:—¿Un monstruo? No, Shiva.—respondió Escanor, cruzando los brazos con calma—. Yo soy el hombre que está por encima de los dioses. Y tú no eres más que un niño jugando con fuego.

Las palabras de Escanor resonaron en todo el Valhalla, mientras su aura dorada brillaba con una intensidad aún mayor. El León del Orgullo estaba decidido a enseñar a Shiva cuál era su lugar.

La batalla continuaría, pero el mensaje de Escanor ya había sido enviado: los dioses no eran invencibles, y la humanidad no estaba dispuesta a caer sin luchar.

El bando de los dioses entro en desesperación:

—N-no puede ser...

—Lord Shiva...

—Sí él llega a perder...

—¡Imposible!

Las orgullosas y todopoderosas deidades cayeron de rodillas, juntaron las manos, cerraron los ojos y empezaron a rezar.

—Por favor... por favor resiste de alguna manera.

EN MEDIO DE LOS DIOSES, QUE TEMBLABAN CON UN MIEDO POCO CARACTERÍSTICO EN ELLOS, LOS DIOSES HINDÚES QUE CONOCÍAN A SHIVA, REACCIONARON DE MANERA OPUESTA...

—Heh. Como si Lord Shiva fuese a perder con un niño como ese.

—¡¡Tienes razón, él tiene nuestras almas viviendo en sus puños!!

—¡¡Lord Shiva!! ¡¡Mándalo a volar por nosotros!!

—¡¡Para nosotros, tú eres realmente la cima de la masculinidad!!

Shiva, el dios de la destrucción, se tambaleaba ligeramente mientras miraba al suelo, su respiración pesada, y el terrible dolor de su brazo destrozado seguía pulsando en cada fibra de su ser. El público estaba en silencio, y el peso de su situación parecía caer sobre él como una montaña. Pero entonces, en ese instante de aparente debilidad, las voces de sus seguidores rompieron el silencio.

Shiva:—"Ya lo sé, siempre lo he sabido"—pensó para sí—. "Cada uno de ellos, mirándome con esos ojos tan honestos..."

En las gradas de los dioses, los dioses hindúes y la familia de Shiva se pusieron de pie.

Dioses hindúes:—¡Shiva! ¡Shiva! ¡Dios de la destrucción!—gritaban, sus voces resonando como un rugido que atravesó el Valhalla.

Parvati, Kali, Durga y Ganesha lideraban el canto, agitando banderas con inscripciones que rezaban: "DIOS DE LA DESTRUCCIÓN". Sus ojos brillaban con determinación y esperanza, confiando plenamente en su esposo y padre.

SHIVA JAMÁS HA TRAICIONADO LA ESPERANZA DE SUS COMPAÑEROS...

Shiva:—Demonios...—sonrió emocionado—. Supongo que no puedo decepcionarlos.

Las palabras y gritos de su gente llegaron a Shiva. Cerró los ojos por un momento, estabilizando su respiración, tratando de ignorar el terrible dolor que emanaba de su brazo destrozado. El rugido de sus seguidores despertó algo en él, algo que había sido apagado por los constantes golpes de Escanor: su orgullo, su espíritu inquebrantable, y su amor por aquellos que dependían de él.

Shiva levantó la cabeza lentamente, y una sonrisa apareció en su rostro. No era aquella sonrisa sanguinaria y desquiciada de antes; era una sonrisa auténtica, llena de felicidad y gratitud. Sus ojos, normalmente llenos de locura, ahora estaban llenos de emoción pura, alimentada por los gritos de aliento que resonaban en todo el coliseo.

Shiva:—Todos ustedes... siguen creyendo en mí.—murmuró para sí mismo, mientras una chispa de energía roja y negra comenzaba a resurgir alrededor de su cuerpo.

Escanor, que había observado el momento en silencio, levantó una ceja, intrigado por el repentino cambio en su oponente. Por primera vez, Shiva no mostraba arrogancia ni prepotencia en su mirada.

Shiva levantó su rostro completamente, mirando a Escanor directamente a los ojos. Pero esta vez, no había altanería ni desdén en su mirada. Era una mirada analítica, fría, que estudiaba cada detalle del humano frente a él.

Shiva:—Así que este es el poder que posees, humano.—dijo Shiva, su voz ya no cargada de rabia, sino de un profundo respeto. —Debo admitir que subestimé la magnitud de tu fuerza. Pero ahora lo veo con claridad: tú no eres solo un humano común.

La sonrisa de Escanor permaneció inalterada, aunque había algo en los ojos del León del Orgullo que indicaba que reconocía este cambio en Shiva.

Escanor:—¿Y?—preguntó Escanor, cruzándose de brazos—. ¿Esto significa que te rendirás? ¿O estás listo para mostrarme algo que valga la pena?

Shiva dejó escapar una leve risa, mientras su energía destructiva comenzaba a estabilizarse.

Shiva:—Rendirme no está en mi naturaleza. Soy el destructor de mundos, el dios de la destrucción. Y aunque mi orgullo fue herido, mis seguidores y mi familia me recuerdan por qué estoy aquí.—respondió, mientras su aura comenzaba a extenderse de nuevo, llenando el coliseo con su energía roja y negra, más controlada que antes, pero aún devastadora.

Parvati, Kali, Durga y Ganesha lo miraban desde las gradas, sus rostros llenos de confianza. Ganesha levantó su trompa hacia el cielo y gritó:

Ganesha:—¡Padre! ¡Destrúyelo! ¡Eres la personificación de la destrucción misma! ¡Recuerda quién eres!

hindúes:—¡¡Shiva, la batalla apenas comienza!!/—¡Tú puedes con él!—¡¡Shiva!!

El dios sonrió nuevamente y alzó su brazo derecho en alto como símbolo de que estaba escuchando.

Los vítores se volvieron mil veces más potentes.

hindúes:—¡¡SHIVA!!

Los otros dioses hindúes comenzaron a golpear el suelo con sus pies, gritando al unísono. El Valhalla entero vibraba con los gritos de apoyo.

Shiva tomó una profunda respiración y se llevó una mano a la cabeza, cerrando los ojos por un momento.

Shiva:—Escanor.—dijo, abriendo los ojos de golpe—. Gracias. Gracias por mostrarme lo que significa enfrentar a alguien verdaderamente digno. Ahora, lucharé no solo por mí, sino por todos aquellos que gritan mi nombre.

SU SANGRE, PUÑOS Y ALMA, ESTÁN EN LLAMAS.

El público, tanto humano como divino, estaba al borde de sus asientos.

La energía de Shiva comenzó a elevarse nuevamente, pero esta vez no era caótica ni salvaje como antes; era fuerte, estable y enfocada. El dios de la destrucción estaba listo para darlo todo.

Escanor:—Entonces ven, Shiva.—respondió Escanor, alzando sus puños envueltos en luz dorada. Su sonrisa llena de orgullo permaneció intacta, mientras su figura era bañada por la luz del sol que parecía brillar aún más intensamente. —Porque yo, Escanor, el León del Orgullo, también lucharé con todo mi poder.

El coliseo del Valhalla se llenó de energía, mientras ambos guerreros, uno representando la luz y el otro la destrucción, se preparaban para el próximo intercambio. El combate estaba lejos de terminar, y la verdadera batalla apenas estaba por comenzar.

https://youtu.be/5TLNWiHEo7Q

CARGANDO CON SU ORGULLO, EL DIOS DESATA TODO SU PODER

Shiva:—¿No te importa que te aniquile ahora?

Shiva, envuelto en la energía negra y roja de su aura destructiva, alzó su brazo derecho superior, el cual parecía más pesado y lleno de una fuerza incontrolable. En un instante, con una velocidad que no había mostrado antes, se lanzó hacia Escanor, su figura desdibujándose por la velocidad, dejando un rastro de energía devastadora tras de sí.

Shiva:—¡DORA!

Escanor, sorprendido por la velocidad del dios, apenas tuvo tiempo de levantar sus brazos, formando una defensa en forma de X frente a su torso y rostro. 

El impacto fue brutal. El golpe de Shiva retumbó por toda la arena, y por primera vez, Escanor sintió el verdadero peso del poder del dios de la destrucción. Su expresión se tensó, una muestra clara de que este golpe no había sido como los anteriores.

Escanor:—"¿Sus golpes se han vuelto más fuertes?"—se preguntó.

Escanor frunció levemente el ceño, mientras sus ojos refulgían con fuerza.

hindúes:—¡¿Qué te parece?!—gritaban los dioses hindúes—. ¡Muy pesado ese puño, ¿no?!

—¡Shiva es un peleador incomparable, ¿lo entiendes?!

—¡¡Sus puños tienen la fuerza de nosotros, los mil ciento dieciséis!!

Pero Shiva no se detuvo. Aprovechando la apertura momentánea, balanceó su brazo superior izquierdo, repitiendo el mismo movimiento destructivo. 

Shiva:—¡ORA!

El impacto fue aún más fuerte, rompiendo la defensa de Escanor. 

El León del Orgullo retrocedió un paso, pero no perdió el equilibrio, y rápidamente respondió golpeando el suelo con fuerza para impulsarse hacia adelante, lanzando un puñetazo directo a la barbilla de Shiva.

El impacto levantó el rostro del dios, pero Shiva, ahora completamente imparable, no se inmutó. En lugar de retroceder, lanzó una lluvia de golpes con sus brazos restantes, cada uno de ellos cargado con su aura destructiva. 

Shiva:—¡¡DORARAAAAAA!!

Escanor recibió los golpes de lleno, su cuerpo temblando bajo el peso de cada impacto, pero su mirada no flaqueó.

En un movimiento desesperado, Escanor tomó la cabeza de Shiva con ambas manos, inclinándola hacia adelante, y le dio un cabezazo directo, el sonido del impacto resonando como un trueno en la arena.

Shiva, con una sonrisa salvaje, no se dejó intimidar. Tomó la cabeza de Escanor con sus propios brazos y respondió con un cabezazo igual de brutal.

Shiva:—¡¡ORAAAAAAAA!!

Ambos guerreros continuaron intercambiando cabezazos, sus frentes chocando con una fuerza que hacía temblar el suelo bajo ellos. El público observaba atónito, incapaz de comprender cómo dos seres podían resistir tal intercambio de fuerza bruta sin caer.

Con cada choque de sus frentes, el Valhalla entero vibraba.

A medida que el intercambio continuaba, algo surgió en la mente de Shiva: un recuerdo de alguien cercano a él, un recuerdo que parecía alimentarlo con una fuerza aún mayor.

Shiva:—Rudra...—murmuró Shiva en un susurro casi inaudible, incluso para sí mismo.

El rostro de Rudra, el dios de la tormenta, apareció en su mente. Su mejor amigo, su compañero de batallas, el único ser que alguna vez lo había igualado en fuerza y espíritu. Recordó los momentos en que ambos lucharon juntos, enfrentándose a enemigos imposibles, riendo como dos hermanos inseparables incluso en medio del caos.

En la arena, Escanor notó el cambio. La fuerza de los cabezazos de Shiva aumentó repentinamente, y la presión de su aura se volvió casi insoportable. Pero el León del Orgullo no retrocedió.

Escanor—¿Qué pasa, dios? ¿Ese recuerdo que te llena de emoción es lo único que te mantiene en pie?—preguntó Escanor con su habitual tono altivo, incluso mientras su frente comenzaba a sangrar por los cabezazos continuos. —No importa cuántos recuerdos tengas o cuán fuerte creas que eres... el Sol no se doblega.

Shiva rugió con una fuerza renovada, sus cuatro brazos temblando mientras apretaba los puños, y con un último cabezazo, ambos guerreros retrocedieron al mismo tiempo. Sus cuerpos estaban cubiertos de heridas y sangre, pero sus miradas seguían brillando con una determinación que incendiaba el Valhalla entero.

Heimdall, viendo el nivel de la lucha, no pudo contener su emoción.

Heindall:—¡Esto es increíble! ¡El León del Orgullo y el Dios de la Destrucción están luchando más allá de sus límites! ¡Es una batalla de voluntad, espíritu y puro poder!—gritó, su voz resonando por todo el coliseo.

En las gradas humanas, los compañeros de Escanor observaban con el corazón en la garganta.

Ban:—¡No te rindas, Escanor! ¡Eres más fuerte que cualquier dios!—gritó Ban, mientras Meliodas apretaba los puños, deseando poder intervenir.

En las gradas divinas, los dioses hindúes miraban a Shiva con una mezcla de orgullo y preocupación, mientras el dios se preparaba para el próximo asalto.

La batalla continuaba, y ambos combatientes sabían que el próximo intercambio decidiría quién prevalecería en esta lucha titánica. El León del Orgullo y el Destructor de Mundos estaban al borde de sus límites, pero ninguno estaba dispuesto a caer.

Shiva:—"Je je..."—rió Shiva en sus adentros—. "Han pasado unos cuantos miles de años desde que tuve una pelea tan intensa".—"Esto me recuerda a aquella vez. ¿Cierto, Rudra?"

Su mente comenzó a verse transportada hacia el pasado.

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EN ESE ENTONCES, LOS REINOS DE SVARGA Y PATALA ESTABAN LLENOS CON MILES DE DIOSES Y DEMONIOS.

Y ASÍ, CON LOS DIOSES MÁS FUERTES COMO PROTAGONISTAS... ¡COMENZÓ UNA GUERRA CIVIL!

¡¡LA GUERRA DE LOS MIL DEVAS!!

ESTO OCURRIÓ MUCHO ANTES DE QUE LA INDIA UNIERA A SUS DIOSES EN UN SÓLO PANTEÓN.

NI SIQUIERA EXISTÍA LA IDEA DE UNIFICARSE EN ESE ENTONCES...

Y EN LOS CAMPOS DEL SVARGA...

VIVÍAN DOS DEVAS TOTALMENTE DESCONOCIDOS.

Shiva bostezó pesadamente mientras yacía recostado en el suelo, con su cabeza apoyada en la espalda de una gran vaca brahmán y disfrutaba del verde pasto bajo él.

Shiva:—Rudra~—llamó.

Un poderoso puñetazo impactó en una pared, luego otro, y otro más, una lluvia de golpes había perforado una gigantesca roca hasta crear un túnel perfecto en su interior que la atravesaba de extremo a extremo.

Shiva miró despreocupadamente al responsable de tal cosa.

Shiva:—Siempre estás entrenando, día tras día...—murmuró—. ¿No te aburres?

El otro dios se agachó cubierto de sudor para poder tomar aire y recuperar el aliento.

Rudra:—Ah... aunque sólo un poco...—murmuró—. Quiero volverme más fuerte, así que...

Rudra tiene la apariencia de un hombre joven alto con un cuerpo fornido cubierto de cicatrices y al igual que Shiva posee cuatro brazos. Tiene cabello oscuro el cual es medianamente largo y erizado hacia arriba dejando caer dos flequillos en su frente además de tener dos trenzas atrás de su cabeza. Presenta un par de tatuajes en su rostro y aretes en cada una de sus orejas. Viste con pantalones anchos.

RUDRA: DIOS DE LAS TEMPESTADES

Shiva se puso de píe con un salto.

Shiva—Hmm~ qué dedicado...—murmuró—. Pero sabes~

El dios levantó los brazos y empezó a danzar alegremente.

Shiva:—Esto no está mal, ¿o sí?—dijo Shiva sonriendo—. ¡Míralo bien! ¡Vamos, baila tú también, Rudra! Es divertido dejarse llevar alguna que otra vez, ¿no lo crees?

El dios de la tormenta se quedó viendo cómo su amigo bailaba alegremente y los animales se le unían con felicidad: una vaca, un tigre, una cobra. Todos alegres acompañando al dios en su danza.

Rudra se rascó la cabeza con su mano superior izquierda.

Rudra:—Santo cielo...

El dios de la tormenta se unió al baile de su amigo.

Rudra:—¡¡Aumentemos la velocidad!! Pero sólo un poco, ¿está bien?

Shiva:—¡Oh, muy bien!—sonrió Shiva.

AUNQUE ELLOS ERAN TOTALMENTE OPUESTOS ENTRE SÍ, SE LLEVABAN MUY BIEN.

Entonces, dos dioses llegaron corriendo por el prado muy alterados.

hindúes:—¡R-Rudra! ¡Shiva!—llamaron—. ¡¡T-tenemos malas noticias!!

Ambos amigos miraron a los recién llegados.

Uno de ellos señaló hacia detrás de él.

Hindu 1:—Los hermanos asesinos han llegado al pueblo...

Hindu 2:—¡¡P-por favor ayúdenos!!

Shiva hizo una mueca.

Shiva:—¿Eeeh?

Rudra miró a los dioses que habían llegado.

Rudra:—Entendido, iremos en un momento.

Shiva se agachó, dejando caer los brazos e hizo una mueca de desgana.

Shiva:—¿Eh? ¿Otra vez?—se quejó—. Pero qué molestia.

Rudra le tomó el hombro y sonrió divertido.

Rudra:—Eso dices, pero vendrás conmigo, ¿cierto?

Shiva sonrió a su amigo.

Shiva:—No hay de otra~

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En una pequeña aldea, los llamados hermanos asesinos estaban sembrando el terror, destruyendo lo que se encontraran y atacando a los indefensos habitantes.

???:—¡ORAA!

Sumbha, el mayor de los hermanos, golpeó a uno de los aldeanos con su garrote.

Luego, levantó a una de las personas tiradas en el suelo y le gruñó, mostrando sus filosos colmillos.

Sumbha:—¡¿Dónde está el Deva que gobierna este pueblo?!—exigió saber.

El hombre tembló de miedo.

Hindu 3:—N-nadie lo gobierna...—chilló—. Pero los más fuertes son el destructor y la tormenta.

Sumbha—¿El destructor y la tormenta?—se rió Sumbha.

Nisumbha, el menor de los hermanos, empezó a reír también.

Nisumbha:—Pero qué nombres tan estúpidos—se burló—. Son de clase baja, ¡son tan simplones!

Los pies de Shiva se plantaron firmemente sobre el suelo.

Shiva:—Lo siento por eso—gruñó—. Nuestros nombres son simplones, ¿verdad?

Shiva y Rudra habían arribado, listos para el combate y con furia en sus rostros.

Shiva:—¡Somos la Tormenta y el Destructor, ¿entendido?—rugió Shiva mientras alzaba su brazo superior derecho y apretaba el puño—. ¡Mejor váyanse de aquí antes de que sus caras terminen aun más feas!

Sumbha miró de reojo al destructor, un enano en comparación suya.

Sumbha:—¿Ah?—dijo—. Con que eres el destructor, ¿eh? Quizá deba romperte esa cara tan arrogante...

Shiva se lanzó de frente y asestó un poderoso cabezazo, quebrando la nariz del gigante.

Nisumbha abrió mucho los ojos y las bocas asustado.

Sumbha gritó de dolor mientras se sujetaba la cara sangrante.

Shiva lo miró fijamente.

Shiva:—¡Mierda, ¿te dolió?!—se burló.

El gigante de seis brazos cayó al suelo de rodillas, Nisumbha se acercó a él a toda prisa.

Nisumbha:—¡¡H-hermano!!—el dios señaló con furia a Shiva—. M-maldito...

El ejército de dioses y demonios de los hermanos rodeó a Shiva, quien estaba en guardia espalda contra espalda con Rudra.

Rudra:—Cielos...—sonrió su amigo—. Ni siquiera les diste oportunidad de retirarse, ¿eh?

Shiva le sonrió.

Shiva:—De todos modos esto iba a ocurrir—aseguró—. Así que, ¿por qué no disfrutamos de un simple baile?

Rudra rió divertido.

Rudra:—Maldición...

Ambos se lanzaron al combate, aunque fuera un ejército contra sólo dos, Shiva y Rudra tenían una clara ventaja.

CADA DÍA SE LA PASABAN YENDO DE PELEA EN PELEA.

PARA SHIVA, RUDRA ERA EL MEJOR AMIGO QUE PODRÍA TENER.

Después de su combate, ambos dioses estaban nuevamente en el prado, Shiva yacía recostado bajo la sombra de un árbol relajándose, mientras que por su lado Rudra admiraba las vistas del lugar y las altas montañas que se alzaban a lo lejos.

Rudra:—Oye, Shiva—llamó el dios de la tormenta—. ¿Cuáles son tus planes para el futuro?

Shiva sonrió sin pensarlo mucho.

Shiva:—Hmm... quizá debería liberar mi forma Nataraja—dijo—. Después de todo, siempre he sido un buen bailarín, ¿no crees?

Rudra se llevó los brazos a la cintura.

Rudra:—Parece que sería perfecto para ti—murmuró—. Oye... Shiva...

El destructor lo miró con algo de aburrimiento.

Shiva:—¿Qué te pasa hoy?

Rudra se rascó el rostro, nervioso.

Rudra:—No te rías cuando te diga esto, ¿está bien?—pidió.

Shiva lo miró extrañado.

Shiva:—¿Eh?

Rudra:—Verás...—dijo Rudra—. Tengo un sueño...

Shiva lo miró fijamente por unos momentos.

Shiva:—Un sueño...—entonces, procedió a retorcerse en carcajadas—. ¡Dice que tiene un sueño!

Empezó a revolcarse por el suelo entre incontrolables risas.

Shiva:—Tienes un... ¡ja, ja! ¡¿Acaso eres un humano o algo así?! ¡¡Un sueño!! ¡¡Dice que tiene un sueño!!

Rudra lo miró en silencio por un minuto, y luego, lo silenció de un poderoso cabezazo.

Shiva:—L-lo siento...—murmuró Shiva mientras se sobaba la cabeza adolorido.

Ruda se retiró para sobarse.

Rudra:—Uy... tienes la cabeza dura...—gruñó por lo bajo—. Shiva, yo... quiero estar en la cima del Svarga.

Ambos dioses admiraron a la montaña más alta de toda la región, alzándose imponente a la distancia, viéndose descomunal incluso a kilómetros de allí.

Shiva:—¿La cima...?—preguntó Shiva.

Rudra apretó los puños con determinación.

Rudra:—Quiero probarme a mí mismo—dijo—. Quiero saber qué tan lejos puedo llegar como un deva—alzó su mano al cielo, como si quisiese atrapar el sol que se ponía tras la enorme montaña—. Y... quiero ver el paisaje que hay arriba. Debe ser magnifico.

Shiva miró a su amigo.

Shiva:—¿El paisaje que hay arriba?—murmuró—. ¿Eh...?

Rudra le sonrió.

Rudra:—Shiva, ¿quieres venir conmigo y escalar hacia la cima?—preguntó.

Shiva lo miró en silencio por un tiempo.

Rudra:—Tengo la sensación...—seguía Rudra—...de que juntos podemos superar cualquier cima.

Shiva sonrió antes de recostarse en el suelo nuevamente y recargar la cabeza contra sus brazos.

Shiva:—No hay de otra—dijo alegremente—. No me escucharás aunque me queje, y aunque no me interesa lo que haya en la cima... siempre me divierto contigo, Rudra. Así que, supongo que te acompañaré.

Rudra le sonrió antes de recostarse a su lado.

Rudra:—Shiva.

Shiva:—¿Hm?

Rudra alzó el puño inferior izquierdo.

Rudra:—Definitivamente nos volveremos importantes, ¿entendido?

Shiva sonrió con emoción y alzó su puño inferior derecho.

Shiva:—¡Sí!

Ambos dioses chocaron puños.

¡LA LEYENDA DEL MÁS FUERTE COMIENZA!

Ojalá estos días de paz duraran para siempre:

DOS IDIOTAS HAN DECIDIDO ESCALAR HASTA LA CIMA DEL SVARGA.

Deva 1:—Mira eso.

Deva 2:—Son el destructor y la tormenta.

COMENZANDO DESDE LA BASE.

En las profundidades del pasado, cuando el mundo era joven y las leyendas aún estaban por escribirse, dos jóvenes dioses, Shiva y Rudra, comenzaron un viaje que marcaría el destino del Svarga y los elevaría como los más grandes entre los Deva de la India. Unidos por una amistad inquebrantable y un espíritu competitivo insaciable, ambos dioses partieron con un único objetivo: demostrar que eran los más fuertes.

Deva 3:—¿Dos patanes en la cima del Svarga?

Deva 4:—Eso nunca ocurrirá.

Deva 5:—¿Acaso están locos?

AL PRINCIPIO TODOS SE BURLARON DE ELLOS.

SIN EMBARGO...

SIN EMBARGO...

¡SIN EMBARGO!

AL CONTEMPLAR SU MARCHA IMPARABLE...

Deva 3:—Acaban de aniquilar a los Asura sólo ellos dos.

Deva 4:—¿Es en serio...? Son increíbles...

Shiva y Rudra enfrentaron desafíos titánicos, derrotando a deidades y seres que habían reinado durante eones, cuyo poder y renombre eran inigualables. Sus hazañas resonaron a lo largo del cosmos, cada victoria grabando sus nombres en las páginas de la eternidad.

EN ALGÚN PUNTO, LAS BURLAS SE CONVIRTIERON EN MIRADAS DE ADMIRACIÓN...

Deva 5:—No aseguro nada, pero quizás... sí, quizás esos dos puedan llegar allí.

¡¡A la cima del Svarga!!

Y EL DESPRECIO SE CONVIRTIÓ EN APOYO.

SU MARCHA IMPARABLE ABRIÓ ANTE ELLOS EL CAMINO...

Shiva, con su feroz determinación y fuerza inigualable, se enfrentó a una serie de oponentes legendarios:

Bhuteshwar, el Rey de los Demonios:

Shiva destruyó al gobernante de los asura, quien había aterrorizado al Svarga durante siglos. Con un golpe de sus cuatro brazos, destrozó su fortaleza y lo derrotó completamente, liberando a las almas atrapadas bajo su yugo.

Mahatapas, el Gran Ascético:

Un ser cuya devoción y poder lo habían elevado por encima de los mortales y dioses menores. Shiva desmanteló su aura indomable con pura fuerza física, demostrando que no había meditación ni ascetismo que pudiera igualar su poder.

Sharabha, el León con Alas:

Una criatura mítica con la fuerza de cien elefantes y la ferocidad de un huracán. Shiva lo enfrentó en combate singular y lo derrotó con sus puños desnudos, rugiendo victorioso sobre el cuerpo del león alado.

Gangadhara, el que soporta el río Ganges:

Una deidad que controlaba las aguas sagradas del Ganges. Shiva lo enfrentó en una lucha que sacudió los cielos y lo venció, arrebatándole su título y ganándose el respeto de los ríos mismos.

Nagakundala, el que lleva una serpiente en el cuello:

Un dios que dominaba las serpientes y el veneno. Shiva aplastó sus colmillos con sus manos, imponiendo su supremacía y liberando al Svarga de su tiranía.

Trilochana, el que tiene tres ojos:

Un dios con el poder de ver a través del pasado, presente y futuro. Shiva, con puro instinto y fuerza bruta, cerró sus tres ojos con un golpe devastador.

Hara, el que arrebata:

Conocido por robar el poder y la esencia de sus enemigos, Hara cayó bajo los golpes de Shiva, quien se aseguró de que nunca más arrebatara nada a nadie.

Mundamala, el que lleva un collar con un cráneo:

Un dios oscuro y temido, cuya apariencia aterrorizaba a los Deva menores. Shiva lo venció en combate y destruyó su collar, reduciéndolo a cenizas.

CON CADA OPONENTE FAMOSO QUE DERROTABAN...

EL PESO DE LOS SUEÑOS QUE CARGABAN EN SUS ESPALDAS CRECÍA.

Rudra, con su voluntad inamovible y fuerza devastadora, enfrentó desafíos igualmente titánicos:

Trilochana:

Rudra enfrentó al mismo dios que Shiva había derrotado, pero lo hizo antes, marcando el comienzo de su leyenda.

Acaranath, el Inamovible:

Un dios conocido por su resistencia infinita y su capacidad para permanecer inmóvil incluso frente al más feroz de los ataques. Rudra lo derribó con un solo golpe, rompiendo su leyenda de invencibilidad.

Ishana, el que gobierna:

Un gobernante celestial que controlaba vastos territorios y ejércitos. Rudra lo aplastó con su fuerza bruta, demostrando que ningún dominio podía igualar su poder.

Tras años de batallas y desafíos, Shiva y Rudra finalmente enfrentaron a los más fuertes entre los Deva:

DESPUÉS DE CADA PELEA SIEMPRE LLEGABA OTRA, TOMABAN LOS TÍTULOS DE LOS DIOSES QUE DERROTABAN...

PONÍAN SUS VIDAS EN RIESGO...

AL LUCHAR CONTRA ALGUNOS DE LOS DIOSES MÁS PODEROSOS DEL HINDUISMO...

Indra, el Dios del Rayo:

Rudra, en un combate singular, derrotó al dios del trueno, cuya lanza de rayos había doblegado a incontables enemigos. El cielo rugió y las tormentas aullaron, pero Rudra prevaleció, arrancando la victoria con un grito triunfante.

Agni y Varuna, los Dioses del Fuego y el Océano:

Shiva y Rudra unieron fuerzas para enfrentar a estos dos titanes elementales. La batalla sacudió el Svarga, pero al final, los dos amigos se alzaron victoriosos, uniendo el fuego y el agua en una danza de destrucción y triunfo.

Vishnu y Brahma, los Dioses Supremos:

El enfrentamiento final. Shiva y Rudra, en una batalla legendaria, derrotaron a Vishnu, el preservador, y a Brahma, el creador, alcanzando el punto más alto del Svarga. Con esta victoria, se proclamaron los más fuertes de toda la India, los dioses que ninguna fuerza podría superar.

Y EN ESE MOMENTO, SE ESCRIBIÓ EL PRIMER VEDA.

¡¡SHIVA Y RUDRA DERROTARON A 1115 DIOSES PARA LLEGAR HASTA LA CIMA DEL SVARGA!!

Shiva, lleno de golpes y moretones, se llevó una mano a los ojos para cubrirse del sol y admirar el paisaje.

Shiva:—¡Vaya!—gritó—. ¡¡Pero mira esto!!

La vista desde la cima del Svarga era simple y sencillamente hermosa, única en todos los sentidos, celestial y majestuosa.

Shiva:—¡¡Esta vista es increíble!!—sonrió Shiva.

Pero Rudra no respondió, se quedó en silencio atrás de Shiva, mirando fríamente el paisaje frente a él.

Shiva, por su lado, estaba eufórico.

Shiva:—¡Oh! ¿Ves eso, Rudra?—preguntó mientras señalaba a lo lejos con un dedo—. Esa es la aldea de la que venimos, ¿cierto?

El destructor se llevó dos manos a los lados de la boca para amplificar su voz.

Shiva:—¡HOLAAAA!—el dios se volvió sonriendo hacia su amigo—. ¡Inténtalo, Rudra! Se siente muy...—la sonrisa en su rostro desapareció— bien...

La mirada del dios de la tormenta estaba ensombrecida.

Rudra:—Shiva...

El dios de la destrucción volvió a sonreír, se llevó las manos a la cintura con pose de satisfacción y volvió a contemplar las vistas.

Shiva:—¡De hecho, ¿sabes qué?!—dijo—. Nadie se esperaba esto, ¿cierto? Que nosotros llegaríamos a la cima. Supongo que significa... ¡¡que somos el equipo más poderoso!!

Rudra:—Shiva...—volvió a murmurar Rudra.

El destructor se llevó los brazos superiores a la parte posterior de la cabeza.

Shiva:—Ah~ fue muy divertido~—dijo mientras empezaba a reír alegremente.

Mientras el sol se ponía en el horizonte, Rudra se paró firme y dijo:

Rudra:—Shiva, ¿estás listo para pelear?

El destructor no contestó, sólo seguía viendo al horizonte sin decir ni una palabra.

Rudra:—Sólo un dios puede estar en la cima—insistió Rudra—. Eso es lo mejor tanto para los dioses como para la humanidad. Ese dios debería ser el más fuerte, ¿no es cierto?

La mirada de Shiva estaba cubierta en sombras.

Shiva:—¿A qué quieres llegar...?

Rudra miró a su amigo.

Rudra:—Tú y yo—dijo fríamente—. Debemos saber quién es el más fuerte. Shiva, pelea conmigo.

El destructor de mundos se volvió hacia Rudra, con los ojos llenos de sombras.

Shiva:—Mierda, tú... tenías que decirlo. Nunca escuchas...—Shiva alzó el puño y forzó una temblorosa sonrisa mientras trataba de no llorar—. N... no... no hay de otra...

Mientras el sol desaparecía en la lejanía, ambos dioses se pararon uno frente al otro y se pusieron en guardia.

Shiva:—¿Estás listo para mi danza más grandiosa?—preguntó Shiva.

Rudra:—Completamente—respondió Rudra.

Ambos chocaron puños sonriendo como tenían por costumbre, antes de lanzar un segundo puñetazo que al chocar hizo temblar los cielos y la tierra.

Shiva:—¡¡URAAAAAAAAAAAH!!

Rudra:—¡¡KURAAAAAAAAAAH!!

Ambos conectaron un puñetazo directo en la cara del otro.

Shiva se abalanzó, lanzando un veloz cabezazo a su oponente. Rudra retrocedió algo aturdido antes de responder con un propio cabezazo.

Ambos dioses chocaron frentes violentamente una y otra vez.

ESA FUE LA PELEA MÁS FEROZ DESDE EL COMIENZO DE LA INDIA.

Shiva, usando sus brazos como apoyo contra el suelo, lanzó una poderosa patada lateral con su pierna derecha, que impactó a Rudra en la cara y lo mandó hacia atrás, chocando violentamente contra el suelo.

Rudra respondió con un gancho al hígado de Shiva, haciendo encorvarse al destructor y dejándolo sin aliento.

EL SONIDO DE SUS PUÑOS GOLPEANDO RESONABA POR TODO EL REINO.

SU SUDOR SE CONVIRTIÓ EN UNA LLUVIA TORRENCIAL.

PARA SHIVA...

Y PARA RUDRA...

ERA EL MOMENTO MÁS GRANDIOSO... Y MÁS TRISTE DE SUS VIDAS.

HASTA QUE...

FINALMENTE LLEGÓ A SU FIN...

Rudra estaba demasiado cansado, por lo que no logró alzar su guardia a tiempo para frenar el puñetazo de Shiva, que impactó en su nariz y lo mandó sangrando al suelo rocoso.

Shiva se quedó de pie frente a él.

Shiva:—"No te levantes" rezaba en su mente—. "Quédate ahí, Rudra"

Rudra:—Aún no...

La tormenta se levantó otra vez y arremetió alzando los puños.

Rudra:—Esto recién... ¡ESTÁ COMENZANDO!

Shiva hizo una mueca mientras veía venir el ataque.

Shiva:—"Por favor ya no más"

El destructor se agachó evitando el ataque, al mismo tiempo que extendía sus brazos derechos y retraía los izquierdos. Propinando un puñetazo doble en el estómago de Rudra.

Shiva:—"¡No sigas con esto!"

Rudra se levantó a duras penas del suelo.

Rudra:—Aún... no hemos terminado...

Shiva:—"Es suficiente..."—seguía pensando Shiva.

Rudra:—¡URAAAH!

Rudra se lanzó una vez más, pero Shiva lo derribó con un gancho izquierdo.

Shiva:—"¡Por favor ríndete!"

Mientras la tormenta estaba en el suelo, Shiva seguía rezando internamente para que todo se acabara.

Shiva:—"No te levantes... te lo ruego..."—pensaba—. "No te levantes otra vez, Rudra. A este paso... vas a morir... ¡¡Rudra!!"

El dios de la tormenta se volvió a levantar tambaleante y con el rostro lleno de sangre.

Rudra:—Aún... no hemos terminado...

Rudra dio un traspié, su mirada se ensombreció mientras recordaba:

Rudra:—"Sabes... tengo un sueño..."

Rudra:—"Shiva... yo... quiero llegar a la cima del Svarga"

Los recuerdos fueron más y más atrás, cientos de años, tal vez milenios, cuando ambos dioses no eran más que niños.

Rudra:—"Entonces, ¿tu nombre es Shiva? Eres un tipo interesante, mi nombre es Rudra"

Shiva:—"Rudra..."

"¡LA TORMENTA!"

Shiva apretó el puño superior derecho con la mirada ensombrecida.

Shiva:—Esto es... inevitable...—murmuró.

Luego, el destructor de mundos se dejó caer pesadamente al suelo y miró a su amigo.

Shiva:—Rudra... eres jodidamente fuerte.

Rudra lo miró en silencio, con los ojos muy abiertos, entendiendo lo que sucedía.

Shiva sonrió.

Shiva:—He per...

Rudra:—Me rindo.

Shiva miró casi horrorizado a Rudra.

Rudra:—He sido... derrotado—sentenció el dios de la tormenta.

Shiva se inclinó hacia él.

Shiva:—¿R-Rudra? ¿Qué estás diciendo?—preguntó el destructor—. ¿Por qué tú...?

La tormenta se acercó a Shiva y posó su mano superior izquierda en su hombro.

Rudra:—Escúchame, Shiva...—pidió mientras miraba a su amigo a los ojos—. Cuando tu rival está dándolo todo, debes hacer lo mismo. ¡REPRIMIRSE CONTRA ALGUIEN QUE ESTÁ ARRIESGANDO SU VIDA, ES UN DESTINO MUCHO PEOR QUE LA MUERTE!

Shiva:—Rudra...—Shiva abrió mucho los ojos—. Pero... yo... no quería... quiero decir... es...

Los ojos del dios se llenaron de lágrimas.

Shiva:—Tu sueño...

Rudra la sonrió a su amigo.

Rudra:—Idiota... no llores...—dijo, antes de volverse y darle la espalda—. En realidad... tú has alcanzado... LA CIMA, DE LOS 1,116 DIOSES.

Rudra se llevó un brazo al pecho antes de volverse para ver a su amigo.

Rudra:—Shiva, ¿puedo dejar Svarga en tus manos?

Shiva luchó por contener el llanto.

Shiva:—N...no... No hay de otra.

Ambos dioses chocaron puños una última vez.

El momento en que se tocaron. los tatuajes que Rudra tenía sobre la piel, aquellos que contenían los sueños y esperanzas de todo el Svarga, desaparecieron, para que Shiva los recibiese en su lugar.

La tormenta se volvió al horizonte y extendió los cuatro brazos.

Rudra:—Ahhh~ ese sueño fue muy divertido—sonrió—. Gracias.

Shiva miró sombríamente su puño, contemplando las nuevas marcas en él.

Rudra:—Bueno—Rudra alzó una mano a forma de despedida mientras se iba del lugar, andando en medio de dos filas de dioses que los habían seguido, que se abrían para mostrarle respeto—. Cuídate, Shiva...

Y ASÍ, RUDRA DEJÓ SVARGA, EN MANOS DE SHIVA.

.

.

.

.

En medio de su combate contra Escanor, la memoria de estos logros resurgió en la mente de Shiva. Recordó a Rudra, su compañero y mejor amigo, y cómo juntos habían alcanzado la cima del Svarga. La nostalgia y el dolor por la pérdida de Rudra llenaron su corazón de emociones, pero también de una nueva determinación.

Shiva:—Rudra... esta batalla no es solo por mí. Es por nosotros.—murmuró Shiva, mientras su aura destructiva crecía nuevamente.

De vuelta en la arena, Shiva levantó la cabeza, mirando a Escanor con una nueva mirada, llena de respeto y fervor. La batalla aún no había terminado, y Shiva estaba decidido a demostrar que todavía podía estar a la altura del dios que una vez fue.

Shiva:—Yo... cargo las esperanzas de mil ciento dieciséis dioses sobre mi espalda—anunció—. ¡¡No perderé ante nadie!!

En las gradas, escondido en las sombras, más allá de la multitud de devas que apoyaban a Shiva, un dios miraba el desarrollo de la batalla en silencio.

???:—Sabía que vendrías—dijo una nueva voz mientras se acercaba por el pasillo—. ¿Por qué te escondes en la oscuridad, Rudra?

La tormenta se volvió hacia el recién llegado.

Shiva:—Brahma...

Más dioses llegaron al lugar junto con el creador.

Agni: el fuego

Varna: el agua

Vishnu: el preservador

Indira: el rayo

Shiva:—¿Acaso ustedes no están haciendo lo mismo?—sonrió Rudra.

Vishnu se cruzó de brazos y se recargó contra un pilar.

Vishnu:—Aún así, él nunca cambia, ¿huh?—dijo—. El líder del Svarga... siempre tan imprudente.

Rudra miró a su amigo en la arena.

Rudra:—Sin embargo, lo entiendes, ¿verdad? Es la persona más amable que conozco, pero cuando comienza la pelea, disfruta hablar con sus puños más que cualquiera. Así es Shiva.

Varna:—Es decir, un dolor de cabeza—bostezó Varna—. Sin importar cuántas veces lo golpeé, el continúa sonriendo.

Agni:—Además, él no conoce el significado de contenerse—estuvo de acuerdo Agni—. Es un tremendo idiota.

Indra:—Aún así...—añadió Indra, mientras se llevaba un cigarrillo a la boca—. Nuestro líder está en combate. Debemos estar presentes hasta el final.

Todos los dioses estuvieron de acuerdo.

Rudra:—"¡Tú puedes, Shiva!"—pensó Rudra—. "Todas las batallas para alcanzar la cima, incluyendo nuestra pelea... ¡¡Muéstrale el resultado!!"

Shiva alzó su brazo derecho superior al aire, y un bramido feroz escapó de sus labios, resonando como un trueno en toda la arena del Valhalla.

Shiva:—Ahora...

EL NOMBRE 1,116 DE SHIVA...

El destructor alzó un puño listo para atacar mientras su sonrisa se ensanchaba de oreja a oreja.

Shiva:—¿Estás listo para mi danza más grandiosa?

En ese instante, los demás dioses de la India reconocieron lo que estaba por venir, y sus rostros se iluminaron con una mezcla de emoción y anticipación. Parvati, Kali, Durga y Ganesha comenzaron a aplaudir con entusiasmo, mientras otros dioses hindúes se unieron a ellos, cantando y aplaudiendo al ritmo de un cántico ancestral.

Deva extra:—¡El Tandava!—gritó uno de los dioses hindúes. —¡El baile de la destrucción está a punto de comenzar!

Shiva:—¿Listo para subirlo a otro nivel?—se golpeó el pecho con los dos brazos superiores y rugió a todo volumen.

https://youtu.be/fD-zUc_I1Rw

Shiva comenzó a moverse con un ritmo frenético, sus cuatro brazos y piernas balanceándose con una precisión y gracia sobrenaturales. 

Su cuerpo entero parecía moverse al compás de un ritmo que solo él podía escuchar, una danza feroz y caótica que encarnaba la esencia misma de la destrucción. 

"TA KI TA TA TIN GI NA THOM"

Los humanos en las gradas observaban con confusión, mientras la arena se llenaba con la energía explosiva de su movimiento.

Escanor, por primera vez, parecía desconcertado.

Escanor:—¿Qué clase de broma es esta, dios?—preguntó, mientras observaba cómo Shiva bailaba frente a él.

Pero antes de que pudiera reaccionar, Shiva se lanzó hacia él, desatando una feroz tormenta de ataques.

"TIN TA GI NA THOM"

El cuerpo de Shiva parecía haberse multiplicado. Puñetazos, patadas, codazos y ganchos llovían sobre Escanor desde todas las direcciones, tan rápidos que el León del Orgullo no podía siquiera distinguirlos. En realidad, no eran múltiples Shivas, sino que el dios de la destrucción se movía a una velocidad tan extrema que su figura parecía desdoblarse en innumerables versiones de sí mismo.

Cada golpe estaba cargado de su aura destructiva, y Escanor, por primera vez en la batalla, se encontraba completamente atrapado.

Los golpes de Shiva llovían sin descanso, cada uno de ellos conectando con precisión quirúrgica. Puñetazos al torso, codazos a las costillas, patadas al costado, ganchos al rostro; Escanor estaba atrapado en una tormenta de ferocidad, sin espacio para moverse ni oportunidad para contraatacar. El sonido de los impactos retumbaba en toda la arena, como si un tambor cósmico marcara el ritmo de la danza de Shiva.

"¡¡TA TIN GI NA THOM!!"

El público humano observaba con horror.

Humano X:—¡No puede ser! ¡Escanor está siendo superado!—exclamó uno de los espectadores humanos, incapaz de creer lo que veía.

En las gradas divinas, los dioses hindúes continuaban aplaudiendo y cantando.

Deva 8:—¡Es el Tandava! ¡El baile que destruye el universo y lo reconstruye!—gritó Parvati, con los ojos brillando de emoción. —¡Nadie puede resistir la furia de Shiva cuando baila!

"¡¡TA KA VI MI TA KI TA!!"

Shiva, en el centro de su tormenta de golpes, no dejó de sonreír.

Shiva:—¡Esto es lo que significa enfrentarse al dios de la destrucción, humano!—rugió, su voz resonando por encima del caos—. ¡Eres fuerte, pero ahora estás atrapado en mi furia!

Escanor, aunque atrapado en la tormenta de ataques, no cayó. Su cuerpo resistía cada golpe, y aunque la fuerza de Shiva era abrumadora, la luz del Sol seguía brillando en su interior.

Escanor:—¿Es esto lo mejor que puedes hacer, Shiva?—dijo entre dientes, su voz llena de confianza a pesar de los golpes que llovían sobre él. —¿Golpes rápidos y sin sentido?

Los ojos de Shiva se entrecerraron, y su danza se volvió aún más rápida, más feroz.

El Valhalla entero estaba al borde del colapso, mientras la tormenta de golpes de Shiva continuaba cayendo sobre Escanor. Los dos guerreros estaban ahora en el punto culminante de su lucha, y el destino de la batalla estaba a punto de decidirse.

"TA KI TA TA TIN GI NA THOM"

Heimdall, observando la escena con los ojos abiertos de par en par, levantó su cuerno con manos temblorosas.

Heindall:—¡El Tandava de Shiva está destrozando la arena misma! Pero... ¡Escanor aún no cae! ¡El León del Orgullo sigue de pie, incluso atrapado en la tormenta de destrucción!

El público estaba al borde de sus asientos, sabiendo que el próximo movimiento sería decisivo. La batalla entre el León del Orgullo y el Dios de la Destrucción había alcanzado su punto máximo, y ambos guerreros estaban listos para darlo todo.

Shiva, impulsado por la furia, la determinación y los gritos de sus seguidores, llevó su velocidad a un nivel completamente nuevo. Sus puños y patadas se movían con tal rapidez que incluso los dioses más experimentados en las gradas apenas podían seguir el ritmo. 

"¡¡TA KA DI MI TA KI TA!!"

Escanor, atrapado en la tormenta de ataques, hizo todo lo posible por defenderse, levantando sus brazos y lanzando contragolpes, pero la velocidad y el caos del Tandava eran simplemente impredecibles.

Escanor:—¡Esto... no es suficiente!—gruñó Escanor, su voz cargada de esfuerzo, mientras intentaba resistir los ataques. Pero Shiva no se detuvo.

El cuerpo del dios parecía alcanzar un estado sobrehumano. Su aura destructiva, antes una mezcla de rojo y negro, comenzó a iluminarse con un ardiente color naranja. En un momento, los puños y piernas de Shiva estallaron en llamas, el fuego envolviendo sus extremidades con una intensidad que superaba incluso la luz del sol.

El calor era sofocante.

Los espectadores en las gradas humanas y divinas sintieron la intensidad del fuego incluso a la distancia, y muchos se cubrieron los rostros mientras el aire se llenaba de un calor abrasador. Shiva, completamente envuelto en llamas, continuaba su danza de destrucción, y cada golpe que conectaba dejaba quemaduras visibles en el cuerpo de Escanor.

¡¡¡TĀNDAVA: DANZA DE REENCARNACIÓN!!!

El sudor del cuerpo de Shiva se había evaporado por completo, su piel brillaba bajo el fuego y su sonrisa era la de un guerrero completamente absorto en la batalla. El dios no se detenía, no podía detenerse.

Shiva:—¡Vamos, León del Orgullo!—rugió Shiva, mientras sus puños ardientes seguían cayendo como meteoros—. ¡Muéstrame de qué estás hecho! ¡Resiste, si es que puedes!

Cada golpe resonaba como un trueno en la arena. Escanor, atrapado en la tormenta, intentaba contraatacar, pero cada movimiento suyo era interrumpido por otro golpe o patada. Las llamas de Shiva lo envolvían, y por primera vez, el cuerpo del León del Orgullo temblaba.

El público humano observaba en silencio, incapaz de creer lo que veía.

Ban:—¡Escanor! ¡Resiste!—gritó Ban desde las gradas, pero incluso su voz parecía perdida ante el espectáculo que se desarrollaba frente a ellos.

En las gradas divinas, los dioses hindúes rugían con emoción.

Deva 9:—¡Ese es nuestro Shiva! ¡El Destructor de Mundos! ¡El que no se detiene hasta que todo esté reducido a cenizas!

Escanor apretó los dientes, su cuerpo envuelto en luz dorada que intentaba contrarrestar las llamas de Shiva. Aunque su cuerpo estaba cubierto de heridas y quemaduras, el León del Orgullo seguía de pie.

Escanor:—¿Es esto lo mejor que puedes hacer, Shiva?—dijo Escanor entre jadeos, su voz aún cargada de arrogancia, aunque claramente afectado por los ataques.

Shiva sonrió, su rostro brillando con las llamas que lo rodeaban.

Shiva:—Aún no has visto nada, humano.—respondió Shiva, mientras sus llamas se intensificaban aún más—. Este es solo el comienzo del fin.

El Valhalla entero estaba al borde del colapso. La arena, antes sólida, ahora estaba cubierta de grietas y marcas quemadas, el resultado de la furia incesante de Shiva. Heimdall, desde el centro de la arena, miraba la escena con ojos abiertos de par en par.

Heindall:—¡Increíble! ¡Shiva ha alcanzado un nuevo nivel de poder, y su Tandava ahora está envuelto en llamas destructivas! Pero... ¡Escanor sigue resistiendo! ¡El León del Orgullo aún no ha caído!

El próximo movimiento sería decisivo. Escanor, aunque presionado como nunca antes, todavía tenía su orgullo intacto, y Shiva, ardiendo con el fuego de la destrucción, estaba decidido a no detenerse hasta que su oponente cayera.

La batalla estaba en su punto máximo, y el Valhalla entero estaba a punto de presenciar el desenlace de una lucha épica entre la luz del Sol y la furia del fuego destructor.

En medio de la tormenta de golpes, Shiva cambió de táctica en un instante. Con una sonrisa desafiante en su rostro, alzó su pierna derecha con rapidez y pisó con fuerza el brazo de Escanor, usando su cuerpo como base para impulsarse hacia arriba.

El dios hindú saltó con una agilidad sobrehumana, elevándose por los aires con su pierna derecha completamente extendida. Las llamas que envolvían su pierna ardían con una intensidad infernal, haciendo que su figura pareciera la de un cometa descendiendo del cielo.

Shiva:—¡Esto es el fin, León del Orgullo!—rugió Shiva desde las alturas, mientras su pierna, envuelta en fuego, descendía a toda velocidad como una sierra ardiente.

Escanor, aún tratando de estabilizarse, apenas tuvo tiempo de levantar la mirada hacia el ataque que se cernía sobre él. El movimiento de Shiva era tan rápido y feroz que la atmósfera misma parecía cortarse, dejando un rastro de fuego y energía destructiva en su trayectoria.

¡¡¡KRTTIVĀSĪ: DANZA LLAMEANTE DE LA GARRA DEL TIGRE!!!

La patada impactó directamente en el pecho de Escanor, trazando un devastador corte vertical que atravesó su carne y músculo como si fueran papel. El sonido del impacto resonó como un trueno, y una inmensa herida abierta se formó en el torso del León del Orgullo.

De la herida brotó un géiser de sangre que salpicó la arena, tiñendo de rojo el suelo y manchando incluso el aire con su intensidad. Pero las llamas que rodeaban la pierna de Shiva no solo cortaron; también quemaron. El fuego cicatrizó de inmediato la herida, sellándola con una dolorosa marca negra que despedía humo.

Escanor cayó de rodillas, su cuerpo temblando mientras llevaba una mano al pecho, intentando soportar el dolor insoportable. Su respiración se tornó pesada, y por primera vez en la batalla, el León del Orgullo parecía estar al borde de ceder.

El público entero quedó en silencio.

En las gradas humanas, los compañeros de Escanor observaron con horror.

Diane:—¡Escanor! ¡Levántate! ¡No puedes caer aquí!—gritó Diane, su voz llena de desesperación.

Meliodas apretó los puños con fuerza, sus ojos brillando con una mezcla de rabia e impotencia.

Meliodas:—No puede ser... Escanor no puede caer.—murmuró, mientras Elizabeth colocaba una mano sobre su hombro, intentando calmarlo.

En las gradas divinas, los dioses hindúes rugieron con emoción.

Kali:—¡Eso es, Shiva! ¡Muéstrale a ese humano por qué eres el Dios de la Destrucción!—gritó Kali, aplaudiendo frenéticamente.

Shiva aterrizó con gracia, su pierna derecha todavía envuelta en llamas mientras se mantenía de pie frente a Escanor, que ahora estaba arrodillado ante él. El dios, con una sonrisa triunfal, inclinó ligeramente la cabeza hacia su oponente.

Shiva:—¿Qué pasa, humano?—dijo Shiva, con un tono burlón—. ¿Acaso tu Sol ya no brilla? ¿Dónde está ese orgullo del que tanto alardeabas?

Escanor levantó lentamente la cabeza, su rostro marcado por el dolor, pero su mirada aún ardía con determinación.

Escanor:—¿Orgullo?—dijo, con una sonrisa débil que pronto se transformó en una sonrisa desafiante—. El Sol no necesita alardear, porque siempre está ahí... aunque los dioses crean que pueden apagarlo.

Shiva se detuvo por un instante, sorprendido por las palabras de Escanor, pero pronto soltó una carcajada.

Shiva:—¡Eso es lo que me gusta de ti, humano!—exclamó Shiva, levantando sus brazos hacia el cielo, su aura roja y negra envolviendo toda la arena—. ¡Nunca sabes cuándo rendirte! Pero esta será tu última oportunidad.

Escanor, aún de rodillas, apretó los dientes y comenzó a levantarse lentamente. El público observaba con asombro, mientras el León del Orgullo, herido y agotado, volvía a ponerse de pie frente al Dios de la Destrucción.

Escanor:—Rendirme... no está en mi naturaleza.—dijo Escanor, su voz resonando como un trueno, mientras su aura dorada comenzaba a brillar con más fuerza que nunca.

El Valhalla entero se llenó de tensión. La batalla aún no había terminado, y ambos guerreros estaban listos para dar el golpe final. La luz del Sol y la furia de la Destrucción estaban a punto de chocar en su forma más pura.

Escanor, herido pero con su espíritu intacto, lanzó un golpe directo hacia Shiva. Por un instante, en su puño apareció la imagen de Rhitta, su hacha legendaria, como si el arma misma hubiera sido invocada por el poder del humano. Shiva, con una sonrisa confiada, esquivó el golpe.

Shiva:—¿Eso es todo lo que tienes, humano?—dijo el dios, pero entonces...

Una herida se abrió en su pecho, profunda y diagonal, y la sangre comenzó a brotar. Shiva retrocedió, sorprendido, su confianza tambaleándose al ver que el golpe de Escanor lo había alcanzado a pesar de haberlo esquivado.

https://youtu.be/xIn2MxTpnhU

Escanor, envuelto en una majestuosa luz dorada, levantó la mirada hacia Shiva, su voz firme y resonante.

Escanor:—¿Crees haberme derrotado? ¿Y quién lo decidió?

¿Crees que mi sol dejó de brillar? ¿Y quién lo decidió?

¿Crees que eres superior a mí? ¿Y quién lo decidió?

El cuerpo de Escanor comenzó a transformarse. Una intensa aura llameante cubrió todo su ser, su musculatura se hinchó hasta alcanzar una altura de tres metros, y su piel parecía irradiar el poder de un sol vivo. Llamas solares envolvieron cada centímetro de su cuerpo, convirtiéndolo en una figura imposible de ignorar, una fuerza de la naturaleza que quemaba con solo estar cerca.

Escanor:—Yo soy el único que decide.—declaró Escanor, su voz llena de una autoridad divina que resonó en cada rincón del Valhalla.

Forma secreta de Escanor: The One (El Unico)

Shiva, aún tambaleándose por la herida, observó con asombro y un toque de miedo. Nunca había visto un humano alcanzar tal nivel de poder. La arena estaba en completo silencio, mientras Escanor levantaba su mano derecha, envuelta en un resplandor dorado que parecía rivalizar con el propio sol.

Con un movimiento fluido, Escanor lanzó un corte en línea recta con su mano desnuda. La energía liberada era tan pura y afilada que Shiva no pudo evitar recibir el impacto de lleno. Un corte limpio apareció en su pecho, obligándolo a retroceder una vez más.

¡¡¡Espada Divina Escanor!!!

Pero Escanor no se detuvo. Con la precisión de un dios, extendió un dedo como una lanza, y lo dirigió hacia Shiva con fuerza devastadora. El golpe perforó la defensa de Shiva, impactando en su torso y haciéndolo retroceder con un grito de dolor.

¡¡¡Lanza Divina Escanor!!!

Entonces llegó el momento culminante.

Escanor levantó ambas manos hacia el cielo, y en un acto de pura voluntad, materializó a Rhitta, su legendaria hacha, con un brillo dorado que iluminó todo el Valhalla. El arma brillaba con la intensidad de un sol, y parecía que su mera presencia quemaba el aire a su alrededor. El León del Orgullo, ahora en su forma más poderosa, levantó a Rhitta sobre su cabeza mientras su figura se proyectaba hacia el cielo como un coloso.

La imagen de Escanor se alzó sobre el Valhalla, un gigante con el hacha en lo alto, rodeada de un sol resplandeciente.

Escanor:—¡Yo soy el sol mismo!—rugió Escanor, con una voz que resonó como un trueno, mientras bajaba el arma en un movimiento brutal.

¡¡¡Super Slash!!!

Cuando el hacha impactó en el suelo, una explosión colosal sacudió el Valhalla. El suelo se rompió, las gradas temblaron, y un resplandor cegador cubrió todo el coliseo.** Los dioses y humanos por igual tuvieron que cubrirse los ojos, incapaces de soportar la intensidad del golpe.

Cuando el polvo y la luz se disiparon, el silencio reinó en el Valhalla.

Shiva permanecía de pie, pero su cuerpo estaba destrozado. Sus dos brazos inferiores habían desaparecido, arrancados por la fuerza del impacto, y solo su brazo superior derecho permanecía intacto. Su cuerpo estaba cubierto de quemaduras y heridas, y el dolor era evidente en cada movimiento que hacía.

A pesar de todo, Shiva sonrió.

Shiva:—Humano...—dijo entre jadeos, mientras se tambaleaba, pero sin caer—. Debo admitirlo. Jamás imaginé que enfrentaría a alguien como tú... pero esto aún no termina.

Con un esfuerzo increíble, Shiva se puso de pie completamente, su único brazo restante temblando mientras lo levantaba. La sonrisa en su rostro no era de burla ni de locura, sino de respeto absoluto.

Escanor, con Rhitta descansando en su hombro, observaba a Shiva con calma. Su cuerpo aún brillaba con la luz del sol, y su presencia era tan imponente como siempre.

Escanor:—Admiro tu resistencia, Shiva.—dijo Escanor, con su voz firme—. Pero la luz del sol es eterna. Tu destrucción tiene límites.

El Valhalla entero estaba dividido. Los dioses hindúes gritaban con fervor por Shiva, mientras los humanos miraban a Escanor como si fuera su salvador. El próximo movimiento decidiría el destino de esta batalla.

Shiva, tambaleándose con su único brazo y un cuerpo destrozado, volteó su mirada hacia las gradas. Allí, entre los dioses hindúes que gritaban su nombre con fervor, se encontraba Rudra, su mejor amigo y compañero de muchas batallas.

Rudra, al notar la mirada de Shiva, no supo qué decir al principio. Su rostro reflejaba una mezcla de preocupación y orgullo. Sin embargo, pronto sonrió ampliamente, mostrando su fe inquebrantable en Shiva.

Rudra:—¡Shiva! ¡Vamos, amigo! ¡Tú eres el dios de la destrucción, el más grande de todos!—gritó Rudra, levantando un puño al aire para animarlo.

Las palabras de Rudra fueron como un relámpago en el corazón de Shiva. Una chispa de determinación absoluta se encendió en su interior. 

Shiva Contempló todas las gradas con los ojos cubiertos en lágrimas, observó aquello que él había construido con sus propios puños, sudor y esfuerzo.

Sumbha, Nisumbha, Bhuteshwar, Mahatapas, Mritunjay, Sharabha, Gangadhara, Nagakundala, Trilochana, Hara, Mundamala, Trilochana, Acaranath, Ishana, Mahakala, Maheshwara, Amarnatha, Parvati, Kali, Durga y Ganesha.

Cada Deva, asura y espíritu de la India se encontraba arrodillado, con las manos juntas y los ojos cerrados. Miles de dioses le rezaban, depositando todos sus sueños y esperanzas sobre su espalda.

Con una sonrisa feroz, llena de dientes afilados como los de un depredador, Shiva miró hacia Escanor.

Shiva:—Ellos creen en alguien tan estúpido y perezoso como yo. Por los mil ciento dieciséis, no puedo perder aquí—con una sonrisa, el destructor se señaló a sí mismo—. Porque no importa qué, soy la cima del Svarga.—¡Muy bien, humano!—dijo con una voz llena de un poder ancestral que resonó en todo el Valhalla—. ¡Vamos a ver si puedes soportar esto!

https://youtu.be/Jb6NR3PNNkU

Shiva tomó una postura de combate, colocando su único brazo en forma de garra frente a su pecho. Entonces, en un acto que dejó al público completamente atónito, el dios hindú atravesó su propio pecho con su mano.

Shiva:—¡¿Qué tal si presionó esto más allá del límite?!

El sonido desgarrador de carne y hueso rompiéndose llenó la arena, y un coro de jadeos y gritos de horror surgió tanto de los dioses como de los humanos.

Shiva:—Me pregunto qué va a pasar ahora...—dijo—. ¡Porque es mi primera vez viendo esto!

Brahma:—¿Q-qué demonios va a...?—se pregunto Brahma.

Vishnu:—M-miren eso...—murmuró Vishnu—. ¡¡Shiva está estimulando directamente su Atman y forzando a su corazón a latir más rápido!!

Shiva apretó los dientes, soltando gruñidos animalescos, mientras su mano agarraba su propio corazón ardiente, un órgano que latía con una fuerza descomunal, como si fuera el núcleo mismo de su poder destructivo.

El cuerpo de Shiva comenzó a transformarse. Su piel, antes de un tono azulado y ardiente, ahora se volvía de un rojo intenso, como si estuviera siendo cocido desde el interior.

ESTÁ ESCRITO EN LOS VEDAS:

"CUANDO EL TIEMPO SE CUMPLA, LORD SHIVA BAILARÁ EL TANDAVA, Y TRAERÁ LA DESTRUCCIÓN AL MUNDO"

Sus cinco ojos, que normalmente eran aterradores, se abrieron de par en par y brillaron con una luz cegadora, como cinco faros divinos que perforaban la oscuridad.

Un pilar de fuego puro emergió del cuerpo de Shiva, extendiéndose hacia los cielos y más allá, rompiendo incluso la barrera del Valhalla. La intensidad de las llamas pintó todo el cielo de un naranja y rojo incandescente, y parecía que el mundo entero estaba siendo envuelto por el poder del dios hindú.

SIN EMBARGO...

HAY ALGO MÁS EN ESA LEYENDA

Heimdall saltó a las gradas que tenía más cercanas, los humanos lo ayudaron a subir mientras el pequeño dios gritaba en pánico:

Heindall:—¡¡Ah!! ¡¡Caliente!! ¡Caliente caliente caliente! ¡Caliente!

En el centro de aquel pilar llameante, la figura de Shiva comenzó a emerger. Su cuerpo irradiaba un poder abrumador, y su transformación final fue revelada. Su piel roja brillaba como magma, su cabello estaba completamente erizado y ardía como si fuera una antorcha viviente.

"ENTONCES SHIVA ENCENDERÁ SU PROPIO CUERPO EN LLAMAS, Y RECREARÁ EL MUNDO DESDE SUS PROPIAS CENIZAS"

Sus puños, muñecas, piernas y la parte inferior de su cuerpo estaban rodeados por llamas azules, un fuego más puro y destructivo que el de antes, capaz de reducir cualquier cosa a cenizas en un instante.

ESTO ES LLAMADO...

¡¡¡DANZA DE CENIZAS DEL SAMSARA: TĀNDAVA KARMA!!!

El Valhalla entero quedó en silencio absoluto, excepto por el rugido constante del pilar de fuego que emergía del cuerpo de Shiva. Los dioses hindúes, liderados por Rudra, comenzaron a gritar con más fuerza que nunca.

Durga:—¡Ese es Shiva! ¡Ese es el dios que destruirá todo!

En las gradas humanas, los compañeros de Escanor miraban la transformación de Shiva con expresiones de incredulidad y temor.

Ban:—¿Qué demonios es eso?—preguntó Ban, sin poder apartar la mirada del pilar de fuego.

Meliodas:—Es su poder final...—murmuró Meliodas, apretando los dientes. —El verdadero dios de la destrucción.

Escanor permanecía de pie, inmóvil, mientras el pilar de fuego finalmente se disipaba, dejando al renovado Shiva completamente expuesto. El León del Orgullo no mostró miedo, aunque la intensidad del calor lo envolvía como si estuviera en el centro de una estrella.

Escanor:—¿Eso es todo?—dijo Escanor con calma, su tono cargado de arrogancia. —¿De verdad crees que un poco de fuego me hará retroceder?

Shiva sonrió ampliamente, mostrando todos sus dientes afilados.

Shiva:—No, humano.—respondió, su voz reverberando con una fuerza sobrehumana—. No es un poco de fuego. Es el fuego de la destrucción misma. Ahora, Escanor, prepárate... porque esta será nuestra batalla final.

La arena estaba al borde del colapso, y todo el Valhalla sabía que el próximo intercambio decidiría el destino de esta lucha épica entre el León del Orgullo y el Dios de la Destrucción.

Shiva hizo un gesto con la mano al primer humano para retarlo a atacar:

Shiva:—Bailemos, hasta incendiarnos.

El dios danzó alegremente junto a las llamas, preparándose para el asalto final.

En las gradas superiores del bando humano Brunhilde noto algo parecido en ambos:

Brunhilde:—Escanor y Shiva... son muy parecidos—murmuró Brunhilde con los brazos cruzados.

Geir:—¿Parecidos?—preguntó la menor, mientras se protegía el rostro de las poderosas ráfagas de aire ardiente con un brazo.

Brunhilde:—Ciertamente—asintió su hermana—. Ellos dos...

AMBOS ERAN LA CIMA DE SUS SOCIEDADES Y ESPECIES.

EL PINACULO DE LA HUMANIDAD

Y

EL LÍDER DE LOS DEVAS

El Leon del Orgullo

y

El Danzante llameante del Svarga

AMBOS ERAN HOMBRES INCREIBLES, GUERREROS, QUE CARGABAN CON LAS ESPERANZAS Y LAS ALMAS DE TODOS AQUELLOS BAJO SU CUIDADO Y LIDERAZGO.

Shiva y Escanor, envueltos en sus auras más poderosas, se lanzaron al frente el uno contra el otro como dos fuerzas de la naturaleza destinadas a colisionar.

Shiva:

POR EL SVARGA

POR MIS CAMARADAS

POR MI MEJOR AMIGO

Escanor:

POR LA HUMANIDAD

POR LA PAZ

POR EL AMOR Y EL ORGULLO QUE CARCOME MI INTERIOR

El suelo tembló bajo sus pasos, y la tensión en el aire era palpable, como si el universo mismo contuviera el aliento ante el inminente impacto.

Escanor/Shiva:

¡¡YO GANARE!!

https://youtu.be/pJvduG0E628

Cuando finalmente estuvieron frente a frente, ambos levantaron sus puños, envueltos en sus respectivas energías. Los puños chocaron con una fuerza inimaginable, y el impacto desató una explosión de fuego y luz, generando un tornado abrasador que se elevó hacia el cielo, envolviendo a ambos combatientes en su furia.

El Valhalla entero quedó envuelto en caos, el suelo se resquebrajó y el calor de la explosión obligó a los espectadores, tanto dioses como humanos, a retroceder mientras observaban en silencio absoluto.

Cuando el tornado finalmente se disipó, la figura de ambos combatientes quedó expuesta. Sin decir una sola palabra, Escanor comenzó a mover su puño a una velocidad sobrehumana, desatando una lluvia de golpes directamente hacia Shiva. Cada golpe era una explosión en sí misma, y el aire alrededor de ellos se llenó de ondas de choque mientras Escanor lanzaba su ofensiva sin descanso.

Shiva, a pesar de su estado, no cedió. Con su velocidad y su increíble agilidad, comenzó a girar en pleno aire, esquivando cada golpe por un margen mínimo. Con un rugido, lanzó una patada giratoria, cubriendo su pierna en llamas azules, que impactó directamente en el rostro de Escanor.

El León del Orgullo retrocedió, pero no perdió su equilibrio. Con un movimiento rápido, tomó la pierna de Shiva con ambas manos, su fuerza descomunal dejando claro que no permitiría que el dios escapara. Con un grito feroz, Escanor azotó a Shiva contra el suelo, haciendo que el terreno bajo ellos se rompiera y levantara una nube de polvo y escombros.

Pero Shiva no estaba acabado.

Apoyándose en su único brazo, el dios de la destrucción utilizó su fuerza y flexibilidad sobrehumana para girar sobre sí mismo. En pleno giro, desató una patada directa a la cara de Escanor, que conectó con precisión, haciendo que el humano tambaleara por un breve momento.

Ambos combatientes retrocedieron unos pasos, jadeando, pero sus miradas seguían ardiendo con la misma intensidad de siempre. Las heridas en sus cuerpos no significaban nada; la voluntad de ganar era lo único que importaba.

Heimdall, con su cuerno en mano, observaba la escena con ojos desorbitados, incapaz de contener su emoción.

Heindall:—¡Esto es increíble! ¡Escanor y Shiva han superado todos los límites imaginables! ¡Ninguno de ellos está dispuesto a ceder!

En las gradas humanas, los compañeros de Escanor estaban al borde de sus asientos.

Ban:—¡Vamos, Escanor! ¡Eres el hombre más fuerte bajo el sol! ¡Nada puede detenerte!—gritó Ban, mientras Diane y King observaban con nerviosismo, sus corazones latiendo con fuerza.

En las gradas divinas, los dioses hindúes seguían gritando por Shiva, liderados por Rudra.

Durga:—¡Eso es, Shiva! ¡Demuestra que eres el destructor definitivo!

De vuelta en la arena, ambos combatientes se miraron fijamente.

Escanor:—No está mal para un dios mutilado.—dijo Escanor, su tono cargado de arrogancia y desdén, a pesar de las heridas visibles en su cuerpo.

Shiva, con una sonrisa feroz, levantó su único brazo y señaló a Escanor.

Shiva:—Y tú no estás nada mal para un simple humano.—respondió, con una voz cargada de respeto y desafío.

Agni:—Ese... ¿de verdad es Shiva?—preguntó Agni.

Vishnu:—No... es algo completamente distinto—respondió Vishnu—. Un nivel distinto de poder.

Indra:—Sin dudas, esto demuestra que ese movimiento, Tandava Karma, es jodidamente fantástico—añadió Indra.

Shiva se lanzó una vez más y trató de asestar un incandescente golpe, Escanor respondió con un ataque exactamente igual. Ambos embates chocaron liberando una honda expansiva y llamas en todas direcciones.

Ambos luchadores retrocedieron.

Shiva respiró trabajosamente, el brazo herido finalmente se consumió y se cayó al suelo medio hecho cenizas.

Agni:—El cuerpo de Shiva... se desintegra...—murmuró Agni.

Brahma:—Maldición... ya casi llega a su límite...—gruñó Brahma.

Vishnu:—Lo mismo podría decirse de ese humano—bufó Vishnu.

Indra:—En otras palabras...—añadió Indra, sacándose su cigarrillo de la boca—. Esta batalla será decidida por el que se quiebre primero...

Una lluvia de puñetazos lanzados al aire llamó su atención.

Rudra:—¡Shiva! ¡Shiva! ¡Shiva! ¡Shiva! ¡Shiva!—gritaba Rudra a todo pulmón con cada poderoso puñetazo que soltaba—. Sin importar que... ¡¡Más te vale que no pierdas!!

Su voz hizo eco por todo el estadio, y sus puñetazos creaban poderosos choques y ráfagas de viento que llegaron el ardiente cuerpo del destructor como un soplo de aire fresco.

Dios x:—¡¿Quién es ese?!—preguntó un dios en las gradas.

Diosa x:—¡¡Whoa!! ¡¿Rudra, la tormenta?!

En la arena, Shiva sonrió.

Shiva:—Heh..."Rudra..."—pensó—. "Demandando cosas alocadas como siempre..."El dios se lanzó con una enorme y amplia sonrisa de lado a lado, con las llamas de su cuerpo iluminando el cielo entero y ardiendo intensamente.—"¡¡Supongo que no hay de otra!!"

En medio del furioso intercambio de golpes, Shiva, con su único brazo y su piel ardiente como magma, lanzó una pregunta que resonó en toda la arena:

Shiva:—¡Dime, humano! ¿Por qué peleas? ¿Qué propósito tienes al enfrentarte a los dioses mismos?—preguntó, mientras sus puños seguían chocando con los de Escanor, cada impacto creando ondas de choque que sacudían el Valhalla.

Escanor, jadeando y con el cuerpo marcado por heridas y quemaduras, esbozó una sonrisa confiada mientras lanzaba un poderoso contraataque, obligando a Shiva a retroceder.

Escanor:—¿Por qué peleo?—repitió Escanor, con un tono que inicialmente sonaba burlón, pero que pronto se tornó solemne y cargado de emoción.

El León del Orgullo miró a Shiva directamente a los ojos.

Escanor:—Peleo por amor.

Shiva quedó sorprendido por la respuesta, pero no tuvo tiempo de responder antes de que Escanor continuara, lanzando otro golpe que Shiva bloqueó con dificultad.

Escanor:—El odio... el odio es el refugio de los débiles de corazón.—dijo Escanor, mientras su voz resonaba en todo el coliseo—. Solo los que no tienen nada más que ofrecer pelean con odio. Pero yo, yo peleo porque amo a quienes confían en mí. Amo la luz del sol que me da fuerza. Amo esta vida, y la defenderé hasta el último aliento.

Las palabras de Escanor llenaron de esperanza a los humanos en las gradas, quienes comenzaron a gritar su nombre una vez más, emocionados por la pasión del León del Orgullo.

Pero entonces, algo inesperado ocurrió. El cuerpo de Escanor comenzó a brillar con menos intensidad, y su musculatura, antes imponente, empezó a encogerse rápidamente.

El público entero quedó atónito.

Humano x:—¡No puede ser! ¡Está perdiendo su poder!—gritó uno de los humanos en las gradas.

En un abrir y cerrar de ojos, Escanor se convirtió en una figura pequeña y delgada, un hombre enano y frágil que contrastaba completamente con la poderosa figura que había dominado la arena. El "The One" había llegado a su fin.

Shiva, sorprendido por la transformación, soltó una carcajada y dio un paso al frente, apuntando al ahora encogido humano con su único brazo.

Shiva:—Entonces este es tu límite, humano.—dijo Shiva, su voz llena de burla—. ¿Es esto todo lo que el León del Orgullo puede ofrecer? ¡Una figura temerosa y débil!

Sin perder tiempo, Shiva se lanzó al ataque, desatando una ráfaga de golpes rápidos y potentes, sus llamas azules ardiendo con más intensidad que nunca. Pero para sorpresa de todos, Escanor comenzó a esquivar los ataques.

Aunque su cuerpo era pequeño y frágil, Escanor se movía con una rapidez increíble, eludiendo cada golpe de Shiva con movimientos ágiles y precisos.

El público estaba atónito.

Humano x:—¡Es tan rápido!—gritó uno de los humanos en las gradas, incapaz de creer lo que veía.

Sin embargo, algo más era evidente: la actitud de Escanor había cambiado por completo. Ya no mostraba la confianza y arrogancia que lo caracterizaban. Ahora, su rostro reflejaba miedo y desesperación, como si estuviera completamente fuera de lugar. Su voz temblaba, y su actitud parecía la de un cobarde.

Escanor:—¡Por favor, no me golpees! ¡No quiero morir!—gritó Escanor mientras esquivaba otro golpe de Shiva, moviéndose de un lado a otro como un ratón tratando de escapar de un depredador.

Los humanos en las gradas comenzaron a desesperarse.

Ban:—¡Escanor, no te rindas! ¡Tú puedes vencerlo!—gritó Ban, mientras Diane y King observaban con preocupación.

Meliodas apretó los puños, sus ojos llenos de frustración.

Meliodas:—Esto no está bien... ese no es el Escanor que conocemos.—murmuró, mientras Elizabeth miraba con preocupación creciente.

Shiva, aunque desconcertado al principio, pronto recuperó su sonrisa desquiciada.

Shiva:—¿Qué te pasó, León del Orgullo?—preguntó, mientras lanzaba otro golpe que Escanor apenas logró esquivar—. ¿Dónde quedó toda esa confianza? ¿Dónde está tu fuerza?

Escanor no respondió, simplemente siguió esquivando, su rostro lleno de temor. La batalla había dado un giro inesperado, y tanto los dioses como los humanos observaban con el corazón en la garganta, preguntándose cómo terminaría esta lucha.

Escanor, pequeño, frágil y temeroso, corría desesperadamente por la arena, esquivando los golpes feroces de Shiva, que no dejaba de perseguirlo como un depredador hambriento. Los gritos desesperados de los humanos en las gradas llenaban el aire, suplicando al León del Orgullo que se levantara y luchara como siempre lo había hecho.

Meliodas:—¡Vamos, Escanor! ¡Tú no eres así!—gritó Meliodas, mientras Ban y Diane observaban con angustia.

Pero en medio del caos, una voz se alzó por encima de todos los gritos.

???:—¡Escanor!—

El León del Orgullo se detuvo en seco, sus ojos temblorosos buscaban el origen de esa voz familiar. Allí, entre la multitud, una figura femenina se reveló lentamente. Era una mujer de cabello castaño y ojos negros, envuelta en una capa que ocultaba su figura, pero con una presencia que irradiaba calidez. Era Rosa, la mujer que había cambiado su vida para siempre.

¡¡¡Rosa: Espectadora de la humanidad (Nanatsu No Taizai)!!!

Rosa lo miraba con una sonrisa suave, llena de amor y compasión, pero también de fuerza.

Rosa:—¿Escanor?—dijo Rosa, su voz calmada pero firme—. ¿Dónde está el hombre que siempre ha enfrentado las dificultades con orgullo? ¿El hombre que nunca se ha rendido, incluso cuando todos estaban en su contra?

Los recuerdos inundaron la mente de Escanor. Recordó el día en que Rosa lo salvó, cuando sus propios padres lo habían condenado a muerte después de que su fuerza descomunal rompiera el brazo de su hermano mayor. Recordó cómo ella lo ayudó a escapar, dándole una nueva oportunidad para vivir. Ella siempre había creído en él, incluso cuando él mismo no lo hacía.

Entonces, otra voz resonó en su mente.

???:—Escanor.—

El León del Orgullo levantó la mirada, y frente a él, en un plano más allá de la realidad, una figura celestial apareció. Era un hombre de cabello plateado, ojos dorados brillantes y cuatro alas blancas que irradiaban pureza. Su armadura dorada parecía forjada en los mismos fuegos del sol, y su rostro mostraba una sonrisa tranquila.

Era Mael, el portador original de la Gracia del Sol, el poder que ahora residía en Escanor.

Mael:—Te he estado observando, Escanor.—dijo Mael, su voz resonando como una melodía divina—. El sol siempre ha brillado dentro de ti, incluso en tus momentos más oscuros. No permitas que la duda te consuma ahora. Levántate y lucha, no por orgullo, sino por aquellos que amas.

Las palabras de Mael y Rosa encendieron algo en el corazón de Escanor. Un fuego que había estado apagado ahora ardía más brillante que nunca. El miedo desapareció de su rostro, reemplazado por una determinación inquebrantable.

Shiva, viendo la oportunidad, se lanzó hacia Escanor, su puño envuelto en llamas azules.

Shiva:—¡Esto termina ahora, humano!—rugió el dios, seguro de que su golpe pondría fin a la batalla.

Pero cuando el puño de Shiva estuvo a punto de alcanzar a Escanor, fue detenido con una fuerza descomunal.

El León del Orgullo, ahora con un cuerpo que brillaba con la intensidad del sol mismo, detuvo el ataque con una sola mano. Su cuerpo había cambiado drásticamente: ahora medía más de 4 metros, y su figura estaba envuelta en una capa y ropa hechas de fuego solar puro. Sus ojos azules brillaban como llamas ardientes, y su rostro estaba marcado por una calma imperturbable. Había alcanzado su forma final: 

Shiva, por primera vez, retrocedió.

Shiva:—¿Qué... qué es esto?—murmuró, su voz llena de incredulidad mientras observaba al humano que ahora lo eclipsaba con su presencia.

Escanor, con una mirada de pura determinación, no dijo una sola palabra. Movió su brazo derecho hacia atrás y lanzó un gancho directo al rostro de Shiva.

El impacto fue devastador. Shiva salió volando como un proyectil, atravesando la arena y rompiendo varias columnas en el camino antes de chocar contra la pared del Valhalla. El impacto dejó un cráter, y la figura del dios quedó tambaleándose, con su rostro marcado por el golpe.

El público quedó en completo silencio, mientras Escanor levantaba su mirada hacia el cielo. Su aura irradiaba una luz que parecía alcanzar cada rincón del coliseo.

Escanor:—Rosa... Mael... y todos los que creen en mí.—dijo, su voz resonando con la fuerza de un sol naciente—. Lucharé hasta el último segundo. No porque lo decida alguien más, sino porque yo lo decido.

Forma final de Escanor: The Ultimate One (El pináculo Definitivo)

https://youtu.be/G5EY_tfaQmw

Shiva, aunque gravemente herido, se levantó lentamente, una sonrisa de respeto y emoción en su rostro.

Shiva:—Humano... eres algo más.—dijo el dios, mientras su propio cuerpo comenzaba a brillar una vez más. —Entonces, ¡veamos cuál de nuestras luces brilla más!

Ambos guerreros estaban listos para dar su todo. El Valhalla estaba en el borde del caos, y el próximo movimiento decidiría el destino de la batalla entre el León del Orgullo y el Dios de la Destrucción.

El Valhalla entero vibraba con la energía de los dos combatientes, mientras Shiva y Escanor se lanzaron al combate final, desatando todo su poder sin reservas. Los dos guerreros, el León del Orgullo y el Dios de la Destrucción, golpeaban y esquivaban, sus ataques desbordando energía pura, iluminando la arena como si el cielo mismo se estuviera partiendo en dos.

El público de ambos bandos gritaba con emoción, sus voces formando un coro de aliento para los combatientes. Algunos lloraban, incapaces de contenerse ante la magnitud de lo que estaban presenciando.

Dios x:—¡Esto no es solo una batalla!—gritó un dios menor, con lágrimas corriendo por su rostro—. ¡Es un espectáculo de voluntad, un choque de almas!

Humano x:—¡Vamos, Escanor! ¡Demuestra que la humanidad no retrocede!—gritó un humano desde las gradas altas, mientras otros alzaban sus manos al cielo, como si quisieran darle fuerza al León del Orgullo.

En las gradas humanas, Meliodas observaba la pelea con una mezcla de orgullo y preocupación. Sabía que la forma The One Ultimate de Escanor era su arma más poderosa, pero también era un arma que consumía su vida con cada segundo que pasaba.

Meliodas:—Si sigue usando esa forma... podría matarlo.—murmuró Meliodas, apretando los puños.

En la arena, Shiva retrocedió ligeramente, dando un salto hacia atrás. Se posicionó en el aire en la clásica postura de loto, cruzando sus piernas con gracia, mientras su tercer ojo, ubicado en su frente, comenzaba a brillar con un rojo intenso. La energía que emanaba de su cuerpo era casi palpable, una mezcla de rojo y negro que desintegraba todo lo que tocaba.

Shiva:—¡Este será mi último ataque, humano!—gritó Shiva, mientras levantaba su único brazo al cielo—. ¡Prepárate para enfrentar el poder de la destrucción misma!

Escanor, observando a Shiva, no mostró miedo. En lugar de eso, extendió su brazo derecho hacia adelante, y con un rugido que resonó por todo el Valhalla, condensó todo su poder en la palma de su mano.

Un inmenso sol anaranjado comenzó a formarse, sus llamas ardían con un color rojo intenso en algunos puntos, y su brillo era tan cegador que parecía rivalizar con el sol real. El sol de Escanor no era perfecto; tenía una extraña sombra, como si estuviera parcialmente eclipsado.

Escanor:—¡Este es mi todo, Shiva! ¡El sol que arde por aquellos a quienes amo!—rugió Escanor, mientras alzaba el sol eclipsado por encima de su cabeza.

Shiva, ahora rodeado de una energía destructiva que hacía vibrar el aire a su alrededor, concentró toda su energía en su tercer ojo, que ahora brillaba como un rayo cósmico.

Shiva:—¡Esta es mi danza final! ¡La destrucción pura y absoluta!—gritó Shiva, mientras disparaba un rayo rojo con bordes negros desde su tercer ojo.

¡¡¡trteey netr vinaashak (Tercer ojo destructor)!!!

vs

¡¡¡Eclipse Cruel Sun!!! 

El rayo avanzó hacia Escanor, desintegrando todo a su paso, mientras el León del Orgullo lanzaba su inmenso sol eclipsado hacia el ataque del dios.

El choque de ambas técnicas fue cataclísmico.

El rayo rojo de Shiva y el sol eclipsado de Escanor colisionaron en el centro de la arena, desatando una explosión de poder tan intensa que el impacto sacudió el Valhalla entero. La onda expansiva fue tan grande que casi mandó a volar a todo el público, incluso a los dioses más poderosos, quienes tuvieron que cubrirse para no ser arrastrados.

La luz y el calor de la colisión cegaron a todos por un momento. El suelo de la arena fue completamente destruido, reemplazado por un cráter profundo que ardía con llamas rojas y doradas.

Ambos combatientes gritaron con todas sus fuerzas, vertiendo todo lo que les quedaba en sus ataques. El choque continuó durante varios segundos eternos, hasta que ambas técnicas no pudieron sostenerse más y explotaron, desatando una fuerza destructiva que iluminó los cielos del Valhalla como si un segundo sol hubiera nacido.

Cuando la luz finalmente comenzó a disiparse, el silencio reinó en todo el coliseo. Los dioses y humanos observaron con el corazón en un puño, esperando ver quién quedaría de pie tras la explosión.

Cuando la inmensa explosión finalmente se disipó, el Valhalla quedó envuelto en un silencio absoluto. El humo y los escombros comenzaron a despejarse lentamente, revelando el resultado de la colisión titánica entre el Dios de la Destrucción y el León del Orgullo.

Shiva yacía en el suelo, jadeando con fuerza, su cuerpo cubierto de heridas profundas. Había regresado a su forma base, sin la energía destructiva que lo había envuelto antes. Su respiración era pesada, pero su rostro mostraba una sonrisa serena.

Shiva:—Eso fue... simplemente asombroso.—murmuró Shiva, mirando al cielo mientras intentaba recuperar el aliento.

Por otro lado, Escanor seguía de pie, aunque apenas. Su cuerpo irradiaba la última luz dorada de su poder, su musculatura aún imponente, pero su postura mostraba el peso de la batalla. El público humano estalló en gritos de emoción, celebrando lo que parecía ser la victoria de su guerrero.

Humanos:—¡Ganamos! ¡Escanor lo logró!—gritaron los humanos, alzando sus brazos al cielo en júbilo.

Pero entonces, la luz alrededor de Escanor comenzó a cambiar. Una tenue y brillante luz verde esmeralda empezó a envolver su cuerpo, similar a la que había rodeado a Barba Blanca en su último momento. La celebración se detuvo de golpe, y los rostros de los humanos se llenaron de miedo y desesperación.

Humano x:—No... no puede ser...—murmuró uno de los humanos en las gradas, mientras otros miraban con lágrimas en los ojos.

Escanor, con el cuerpo tembloroso y las lágrimas comenzando a correr por sus mejillas, sabía que su tiempo había llegado. Cada segundo en su forma The One Ultimate había consumido su vida, y ahora estaba pagando el precio final por su poder.

https://youtu.be/qcXnv7806S8

Con voz firme, a pesar del dolor, Escanor levantó la mirada hacia los humanos en las gradas.

Escanor:—Humanos...—dijo, su voz resonando en todo el coliseo, llena de emoción y orgullo—. Nunca olviden lo que significa ser fuertes. La fuerza no viene del odio ni del miedo. La verdadera fuerza... viene del amor. Del amor por lo que es importante, por lo que vale la pena proteger.

El público humano comenzó a llorar, entendiendo que habían perdido a su campeón, pero sus palabras resonaron profundamente en sus corazones.

Escanor luego giró su mirada hacia sus amigos, quienes lo observaban desde las gradas.

Escanor:—Ban, King, Diane, Gowther... y tú, Meliodas.—dijo, mencionando a cada uno con una sonrisa—. Gracias... gracias por dejarme ser parte de algo más grande que yo mismo. Gracias por ser mi familia, por mostrarme que incluso un hombre como yo puede encontrar un lugar donde pertenezca.

Ban apretó los puños, su rostro lleno de lágrimas, mientras King y Diane se abrazaban entre sollozos. Gowther, normalmente inexpresivo, bajó la cabeza, mientras Meliodas miraba con una mezcla de orgullo y profundo dolor.

Escanor entonces volvió su mirada hacia el público, pero habló directamente a dos figuras en particular.

Escanor:—Rosa... gracias por salvarme cuando nadie más lo hizo. Sin ti, yo no estaría aquí. Mael... gracias por confiarme tu poder. Espero haber sido digno de él.

Finalmente, Escanor miró al cielo y a un punto específico en las gradas donde se encontraba una mujer: Merlin.

Escanor:—Y a ti, Merlin.—dijo con un tono más suave, sus ojos llenos de amor—. Desde el primer momento en que te vi, supe que mi vida te pertenecía. Nunca tuve el valor de decírtelo con claridad, pero si estas palabras son las últimas que puedo decir, quiero que lo sepas. Mi amor por ti siempre fue como el sol... eterno, ardiente, y dispuesto a consumirse si eso significaba darte calor.

Tomando aire por última vez, recitó un poema para ella, una declaración final de sus sentimientos.

Eres mi amanecer, mi ocaso, mi noche estrellada.

—Eres la luz que llena los días de un hombre que nunca conoció el amor.

—Aunque este sol se apague, Merlin...

mi luz siempre brillará por ti.

Merlin permaneció en silencio, pero las lágrimas corrieron por su rostro mientras veía al hombre que tanto la había amado despedirse con una sonrisa.

El cuerpo de Escanor comenzó a desintegrarse lentamente, convirtiéndose en motas de luz verde esmeralda que se elevaron hacia el cielo. Su figura, una vez poderosa y brillante, se desvaneció como el sol al final del día.

El León del Orgullo había caído, pero lo había hecho con la cabeza en alto, dejando un legado que resonaría para siempre en los corazones de los humanos y en las historias del Valhalla.

El Valhalla entero quedó en silencio, mientras Shiva, todavía tendido en el suelo, miraba al cielo con respeto.

Shiva:—Escanor... un verdadero guerrero.—murmuró, cerrando los ojos con una sonrisa.

El León del Orgullo, el hombre más fuerte bajo el sol, había encontrado su final. Pero incluso en su muerte, su luz nunca dejaría de brillar.

Heindall se limpio las lagrimas y hablo:

Heindall:—¡¡¡EL GANADOR DE LA SEGUNDA RONDA ES EL REPRESENTANTE DE LOS DIOSES EL DIOS SHIVA!!!

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Escanor vs Shiva

duración del combate: 21 minutos y 36 segundos

Ganador: Shiva

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Que les parecio?

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