Capítulo 99: Notre souhait

– Eso es… ¡¿Qué diablos es eso!? ¡Es tan genial!

– Esperen… ¡Ustedes hicieron esa armadura! ¡¿Cómo es que no tienen la menor idea de lo que le está pasando!?

Ante la pregunta sobresaltada de parte de la valkiria Sigrune, ambos enanos divinos entraron en razón una vez más.

– ¡No, no! Es cierto, tiene un punto.

– Si, tiene razón… Nosotros como fabricantes de aquella majestuosa armadura, debemos saber lo que está pasando…

– … Aún si en realidad no tenemos la menor idea.

– ¿¡Cómo no van a saber!? – exclamó Simö con los ojos muy abiertos.

– En realidad, sí sabemos… Bueno, más o menos.

– ¿Cómo que “más o menos”?

– Pues está ocurriendo lo mismo que con el señor Thor y su martillo: su armadura divina acaba de sufrir un “despertar”, que es capaz de usar su máximo poder.

– Pero… Aunque sepamos a qué se refiere, la verdad no entendemos cómo se da eso. En el caso del señor Thor, sabemos que el martillo despierta cuando él se quita los guantes de hierro y usa toda su fuerza.

– Pero es algo que no sabemos cómo ocurre, las circunstancias que lo llevan hasta ese punto, por qué la señorita D’Arc así como la señora Ng Mui o la amargada egipcia lograron alcanzar ese estado de la armadura…

– No tenemos la menor idea.

– Vaya… – Sigrune suspiró por lo bajo – Parece que hay cosas que incluso a ustedes, los fabricantes originales de estas cosas, se les escapan de las manos… Pensaba que sabrían más al respecto.

» Pero creo que es lo de menos… ¡Lo que ahora importa es que Jeanne tiene otra oportunidad! – la valkiria sonrió con plena felicidad – Si es que ella ha alcanzado el despertar de su armadura…

– Así como el señor Thor ganó hace 1000 años, – complementó Simö – Entonces Jeanne tiene una última oportunidad… ¡Todavía puede ganar!

– Es cierto… Pero eso no…

– No nos preocupa demasiado…

Ambos enanos levantaron sus cabezas hacia las pantallas, ambos con los ojos llenos de brillo como si fueran pequeños niños.

Sigrune se sorprendió por la emoción de los enanos, que le hizo soltar un pobre suspiro de nostalgia.

« Me recuerdan a Okita, cómo se emociona cuando se trata de la espada…

» Parece que así son todos los chicos cuando se trata de peleas… » las mejillas de Sigrune se sonrojaron un poco « Es muy mono. »

– ¡¿De qué se trata esto!? ¡La armadura de Jeanne D’Arc ha cambiado de forma…! ¡Parece que es la última adaptación que usará para pelear!

Todos los espectadores estaban boquiabiertos por lo que estaba sucediendo en el campo de batalla: la joven francesa había soltado un rugido de rabia que terminó por transformar su armadura divina en una nueva versión de sí misma…

Ahora parecía un ángel consumido por la rabia humana; aquella nueva figura casi divina se irguió con su estandarte en mano, en el cual sus placas de arrabio se acomodaban para dar la apariencia de una bandera de metal.

– Pero qué… ¡Qué bonita te ves de esa forma tan seductora! – exclamó Atenea con una sonrisa en sus labios.

Jeanne apretó los dientes al mismo tiempo que apretaba su arma divina; a pesar de que todos sus sentidos debían estar apagados, su espíritu de lucha se había alzado en aquella rabia divina.

– Esto se termina… ¡Aquí y ahora!

– Más de acuerdo no podría estar, mi linda Juanita…

Atenea depositó otro beso en Palaidos al mismo tiempo que activaba su afinidad eléctrica de nuevo para alimentar el poder de su arma divina.

– Hermana, ¿Vamos una vez más? No te pongas celosa por mi linda Juanita…

» Pero si no te gusta, está bien… ¡Vayamos por el corazón de ella!

Habiendo cargado a Palaidos con gran cantidad de energía eléctrica divina la diosa se decidió por usar de nuevo su ataque más poderoso hasta el momento:

Promacos
[ La que lucha al frente ]

En un instante mil veces inferior a un parpadeo, la diosa de la guerra arrojó una estocada cargada de poder que sería capaz de destruir a Jeanne, antes que ella pudiera reaccionar…

Senjuu Musous Avenir
[ Defensa de mil imágenes futuras ]

Pero ya no sería un problema para Jeanne; no ahora que sabría de antemano cuál sería el movimiento siguiente de Atenea.

Además de eso… Con su nueva armadura parecía que las cosas sería muy diferentes. Era momento de comprobar la verdad.

Clair de Lune Blanc D’Archange
[ Luz lunar blanca de arcángel ]

La humana se movió pocos segundos antes que la diosa pudiera usar su técnica, descubriendo que la armadura le confirió un aumento de velocidad muy distinto a lo que antes había visto:

En un parpadeo tan instantáneo como Atenea lanzando su arma divina, Jeanne esquivó el golpe y preparó su estandarte para soltar un contraataque contra la diosa; la griega quedó sorprendida al ver el resultado del movimiento de Jeanne.

« ¡¿Ehhh…!? Esquivó mi ataque más veloz… Y ahora estoy con la guardia baja… » Atenea abrió bastante los ojos cuando se percató de su condición.

Jeanne levantó su estandarte y arrojó una estocada directa a Atenea…

Douce brume D’Archange
[ Suave neblina de arcángel ]

Minótavros
[ Laberinto infinito de Teseo ]

Pero la Égida logró conectar de improviso con el estandarte de Jeanne en el último momento, con ello desestabilizando su ataque el suficiente tiempo para que Atenea pudiera activar de neuvo su afinidad eléctrica.

Atritona
[ La que es incansable ]

Las piernas y cuerpo de Atenea se llenaron de energía eléctrica que usó para en un instante alejarse todo lo posible de Jeanne, algunos metros mientras que Jeanne recobraba la postura y apretaba de nuevo su estandarte.

« Maldita sea… Por culpa de ese tonto escudo volador. Si no se hubiera metido en mi camino, todo esto se habría terminado en un instante. »

Atenea jadeó un poco por el esfuerzo de su técnica más fuerte que había resultado; todos los vestigios de ese ataque fue la línea de escombros que levantó del suelo, pero la humana no había recibido ni el más mínimo rasguño…

La diosa no pudo evitar sonreír aunque su cuerpo temblaba del esfuerzo que estaba por llegar a su límite al mismo tiempo que su mente estaba turbada y asustada.

« Diablos, mi linda Juanita… ¡Si que estás ansiosa por mi! ¡Dame un descanso, tesorito! »

– ¡¿Qué rayos acaba de suceder!? ¡En un instante, lo que pareció ser una embestida de Atenea terminó con…!

» ¡¿La diosa apartándose de Jeanne D’Arc!? ¡¿Alguien entendió lo que acaba de pasar!?

En las gradas divinas, y entre los espectadores del lado de los dioses, solo los más fuertes pudieron entender lo que había pasado; también todos aquellos cercanos a la diosa de la guerra, como su propio padre.

– Eso fue… Inesperado.

– ¿¡De qué hablan!? – Ares de inmediato acudió a Hermes, levantándolo del suelo por medio de su traje – ¡Hermes! ¿¡Entendiste lo que acaba de pasar!?

– … Creo que puedo hacerme una idea de lo que sucedió.

– ¡Entonces habla, maldito hombre! – exclamó Artemisa de inmediato.

– Pero, por favor, bájalo al suelo… – pidió Perséfone a Ares con un toque muy dulce y sereno.

Una vez que el dios mensajero llegó al suelo, explicó lo que había sucedido:

– Fue un intercambio muy corto: Atenea lanzó su estocada más fuerte, pero al mismo tiempo… No, tal vez fue mucho antes pero Atenea no se dio cuenta… Jeanne D’Arc esquivó el ataque por los pelos y depsués de ello… Intentó un contraataque que fue bloqueado por le Égida…

» Realmente Atenea tiene suerte de haber hecho esa estrategia con su escudo, de lo contrario habría resultado muy herida de ese intercambio.

– ¡¿Estás bromeando!? – a Deméter se le salieron los ojos de la cara.

– ¡Es imposible! – Asteria se ajustó sus lentes con gran nerviosismo – ¡E-Ese ataque va a una fracción de la velocidad de la luz, por lo que calculé la primera vez que lo usó! ¡Me estás diciendo que esa humana se movió a una fracción todavía inferior de la velocidad de la luz para esquivar y contraatacar, sin siqueira esforzarse!

» ¡Es físicamente imposible para cualquier humano!

La única respuesta entonces es que Jeanne D’Arc ya abandonó los límites humanos.

Zeus fue el siguiente en hablar.

– Esa cosa de su armadura… Ya la he visto antes, y no solo me refiero a Thor cuando usó su Mjölnir despertado hace 1000 años en el Ragnarok…

» Durante mi más reciente combate… Mi oponente, aquella magnífica artista marcial, hizo exactamente lo mismo… Justo antes de soltar mi ataque más fuerte, el Puño que Supera el Tiempo, su armadura también tomó un aspecto sobrenatural y me hizo esto…

Pausó su discurso por un segundo para señalar las heridas de su cuerpo, en especial el parche de su lado derecho, lo que hizo temblar a los demás Olímpicos.

– Me pasó con el joven Adán y con esa mujer… En el caso de ese humano, él estuvo siempre dentro de sus límites, pero ella… Ella logró superar sus límites y rozar con la divinidad, siendo que de alguna forma alcanzó la iluminación.

» Y en el caso de Jeanne D’Arc… Ella desde que despertó esa armadura superó sus propios límites como humana, no… Creo que ha estado superándose desde que empezó a usar esa esencia divina.

Ares tragó saliva por lo bajo, aunque eso también le trajo una sonrisa interna.

« Atenea, hermanita… Así que realmente ella es la oponente que estuviste esperando, para hacer todo lo que me dijiste. Para tener esta última batalla, con la cual puedas despedirte de tu vida como la has tenido. »

– Realmente hay muchas cosas que me interesarían saber sobre esa humana tan peculiar, como de dónde sacó esa esencia divina que está atacando con todo a mi hija…

» O también sobre el origen de esa armadura y por qué está de esa forma tan… extraña.

Aquello también despertó curiosidad en los demás Olímpicos.

« ¿Ehh? ¿Padre? » Ares y Hermes voltearon de golpe a Zeus « Ya habías hecho tu conjetura, padre, ¿Qué estás diciendo? »

– Es cierto… – Asteria se ajustó los lentes – El comportamiento de esa armadura no es nada normal. No sé cómo no pude notarlo antes, pero esa cosa es algo del otro mundo que no había visto antes.

– Si… Tiene un comportamiento inusual esa cosa. – Dionisio parpadeó un par de veces.

– ¡Es cierto! – Deméter fue a tomar a Zeus de los hombros – ¡Dijiste que ya habías visto eso!

– Si, dijiste eso… – Hestia se llevó una mano a la barbilla – ¿Te referías al hijo de Odín? El niño pelirrojo.

– ¡Si, si! – Perséfone se volteó también a Zeus – ¡Dijiste que Thor hizo eso hace 1000 años, en el Ragnarok que nosotros nos estuvimos para contener a Atenea en casa sin que saliera, justo como lo pediste! ¡Que por cierto fue muy difícil!

– Entonces… ¡Tú debes saber algo! – Artemisa volteó con Syf – Dijiste que eres esposa de ese pelirrojo, ¿No es así? ¡Dinos lo que sabes!

– ¿¡Ehh!?

¡Dinos, dinos! – intervino también Adamantino.

Todos los dioses olímpicos fijaron sus miradas en Syf, esperando de su parte la respuesta sobre la incógnita que había planteado Zeus; la diosa de cabellos dorados miró a todos con confusión en un principio, que se volvió un largo pensamiento introspectivo de sí misma y de lo que sabía al respecto…

Siendo que conocía parte de la respuesta, o al menos conocía bien a aquellos que sabrían la respuesta…

– … La verdad no tengo idea. Es la primera vez que veo todo esto.

Los Olímpicos se desilusionaron con su respuesta y volvieron a las pantallas.

– ¿No era lo que esperaban recibir? Es una lástima… Además…

» Aún si supiera la respuesta, ¿Qué planean hacer? ¿Enviar un correo al cerebro de esa niña para que sepa qué hacer? ¿No están insinuando en hacer trampa solo para que la niña gane?

– ¡¡C-C-C-Claro que no!! – Asteria se sonrojó de la sorpresa – ¡Nada de eso! ¡No, no, no!

– ¿Por quién nos tomas, querida? – Hestia posó una de sus manos en su mejilla – Nosotros no haríamos eso. Es solo que--

– Si, quieren saber por qué les preocupa… Supongo que es por eso. De todas formas, sea cuál sea la respuesta, no importa la verdad…

» Todo lo que importa es que esa niña le gane a esa humana. Y según lo que he estado escuchando de sus bocas, lo hará sin importar cuál sea el costo… ¿No es así?

Zeus había posado su ojo en la diosa nórdica con incertidumbre y duda mientras oía su respuesta, siendo que igualmente se sintió “decepcionado” al no escuchar lo que quería, pero las nuevas palabras de Syf fueron suficientes para calmarlo por el momento.

– Tienes razón, Syf… Lo que importa ahora es que Atenea gane, y eso es lo que hará.

En el campo de batalla, Jeanne fijó sus ojos en Atenea, así como en el destello brillante que podía ver de la Égida rebotando por el campo de batalla y chocando con las gotas de la lluvia de ofrenda que todavía caían; mucha información con que su mente se estaba saturando:

« Aún estando de esta forma, con este nuevo poder que siento en mi cuerpo y que me gusta… No podré hacer mucho. Solo veo todos esos escenarios posibles que no son tan buenos…

» Sigo estando por debajo de esa diosa, tan solo por instantes en que ella logra golpearme o su escudo sigue estorbando, y ella logrará superarme paso a paso… Hasta que este nuevo cuerpo sea inútil también… N-Non! ¡No puedo permitir eso!

» Necesito una solución… Algo con lo que pueda saturarla todo lo posible para que no aprenda… Y pueda deshacerme de esa estrategia fortalecida que tiene…

» Réfléchis, Jeanne, réfléchis! Que puis-je faire pour--*? »
[ *N/T: ¡Piensa, Jeanne, piensa! ¿Qué puedo hacer para--? ]

De repente una idea cruzó por su cabeza; algo que había platicado con cierta persona hace muy poco tiempo atrás…

Su mente también analizó las posibilidades con su propio cuerpo, creando un escenario posible donde pudiera encajar esa idea, quedando con una solución posible…

Arriesgado, de hecho era arriesgado e imposible, pero… La solución correcta.

Aquella nube oscura en su cabeza se deshizo y comenzaron a fluir más imágenes mentales futuras que le empezaron a recuperar el ánimo.

« Creo que lo tengo… Si, ya lo tengo… Puedo… Je peux le faire*. »
[ *N/T: Puedo hacerlo. ]

Jeanne volvió a apretar su estandarte divino con ambas manos, y tomó de nueva cuenta una postura ofensiva preparándose para volver a retomar el ataque; Atenea sonrió ampliamente al notar que Jeanne de nuevo estaba lista.

– ¡Qué bien, tesorito! – Atenea apretó a Palaidos y empezó a cargar energía eléctrica divina para su estrategia de contraofensiva – Vamos a volver al juego que tanto nos gusta… ¡Y puedo ver en tu lindo ojito más determinación que antes!

» ¡Eso me encanta de ti! ¡Ven y dame todo, todo lo que tienes! ¡Enamórame más, preciosa!

La francesa abrió los labios un poco, dejando entrar algo de aire para después expulsarlo. Siendo que sus sentidos físicos biológicos estaban apagados, realmente no necesitaba hacer eso…

Una respuesta involuntaria de su cuerpo, para indicar que ya estaba preparada.

Dejó que una mayor cantidad de Shakti transitara por su cuerpo y de inmediato se lanzó al ataque hacia Atenea, levantando su estandarte para dar una emboscada directa a la diosa de la guerra.

Alrededor de su cuerpo, Jeanne dejó que el Shakti fluyera con más fuerza e intensidad que antes, lo que provocó que el aura de su energía divina formase más alas a sus espaldas que le dieron más impulso para avanzar a gran velocidad…

Además que se vieron como varios cuerpos de Jeanne volando a su alrededor; o al menos eso le pareció ver a Atenea que tenía los ojos fijos en ella.

« ¿Eh? » la diosa de la guerra apretó sus ojos y sacudió su cabeza « Estoy viendo cosas que no son. Vamos, enfócate.

» Debo recibirla con todo… Más ahora que está usando esa preciosa armadura que puede acabar conmigo de un solo golpe… Vamos, vamos, enfócate en ella. »

La diosa de la guerra volvió a fijar su mirada en Jeanne, en quien su aura angelical había aumentado bastante; entonces ocurrió el intercambio de ataques:

Lance de fleur D’Archange
[ Lanza de flores de arcángel ]

Atenea apenas fue capaz de reaccionar para interponer su lanza divina en medio de ella y la lanza de Jeanne; Palaidos recibió el impacto que estaba destinado para la diosa de la guerra…

Solo para que inmediatamente después Jeanne volviera a desvanecerse en el aire, aprovechando la nueva distracción en Atenea; reapareciendo a sus espaldas, movió su estandarte de arriba a abajo para intentar un tajo directo:

L’aube de la Lumière D’Archange
[ Amanecer de luz de arcángel ]

Minótavros
[ Laberinto infinito de Teseo ]

Pero el escudo volador de la diosa golpeó de lleno en Jeanne, con lo cual impidió que el ataque se concretara; eso le dio tiempo a Atenea para recuperarse e intentar lanzar su defensiva de nuevo.

« Fue interesante el juego, Juanita, pero esto-- »

– ¡Argh…!

Antes que Atenea pudiera reaccionar, Jeanne había vuelto a desaparecer para casi inmediatamente después avanzar en ofensiva directa a Atenea, apretando su estandarte con todas sus fuerzas; la diosa de la guerra tuvo que abandonar su estrategia para esquivar el ataque:

L’éclair D’Archange
[ Relámpago de arcángel ]

La diosa de la guerra golpeó el estandarte de Jeanne para impedir que conectara su ataque, pero al instante la figura de Jeanne se desvaneció en el aire, solo para que la humana volviera a cargar frontalmente hacia ella; aquello limitó a Atenea a levantar su lanza para bloquear el nuevo ataque.

Lance de fleur D'Archange
[ Lanza de flores de arcángel ]

Atenea volvió a mover de golpe su lanza y apartó de nuevo el estandarte próximo de Jeanne…

Solo para presenciar como volvía a desaparecer y volvía a cargar hacia ella con otro ataque frontal.

Douce brume D’Archange
[ Suave neblina de arcangel ]

La diosa volvió a golpear el estandarte y por los pelos apartó el golpe de la humana; solo recibió un ligero corte en su armadura divina, no suficiente para apagar su energía vital ni para desfallecer…

O eso parecía, cuando la figura de Jeanne volvió a desaparecer en el aire, solo para reaparecer de golpe a sus espaldas, soltando otro ataque con el estandarte que con la esencia angelical parecía estar ardiendo en llamas…

Clarté du Ciel D’Archange
[ Claridad de cielo de arcángel ]

De la misma forma que una Jeanne que frontalmente soltó un ataque a modo de embestida.

L’aube de la Lumière D’Archange
[ Amanecer de luz de arcángel ]

« Pero qué… ¿¡Qué rayos es esto!? »

Atenea movió agitadamente su lanza en un círculo, que fue impulsado por sus rayos eléctricos divinos… Solo para ver como ambas figuras de Jeanne se volvían a desvanecer en el aire para después volver a recibir varias imágenes de Jeanne, todas preparadas para atacarla…

¿Un espejismo? ¿Acaso el cansancio en Atenea ya le estaba haciendo perder la cabeza ante la doncella de Orleans? Para nada…

« ¿Qué rayos es esto? ¡¿Qué significa esta sucesión aleatoria e inmediata de ataques…!?

» Esto ni siquiera puede entrar en el terreno de la rapidez humana o divina… En cuanto recibo uno de sus golpes y lo contrarresto… Al siguiente instante vuelve a aparecer con otro golpe, ya lista para hacerme daño… ¡Incluso está creando clones de sombra casi inmediatos que están atacando con la misma fuerza y destreza!

» ¡No me da tiempo de contraatacar ni de prepararme…! ¡Solo me está envolviendo en una lluvia de ataques infinitos, sin que pueda escapar…!

» ¡¡Esto es una tormenta!! »

La diosa de la guerra solo pudo apretar los dientes, respirar con toda su fuerza, y agitar de forma violenta y aleatoria su Palaidos para recibir a aquella infinita oleada ofensiva de imágenes residuales de Jeanne.

– ¡Whoaaaaaaaaaa…!

– ¡Esto es sorprendente! ¡Atenea está siendo acorralada por la doncella de Orleans que está…! ¡Está atacando con tanta velocidad que es imposible seguirle el ritmo! ¡Solo veo a varias Jeanne que están en el campo de batalla!

– ¿¡Varias Jeanne!? – Pierre junto con sus hermanos se sorprendieron bastante de ello – ¿¡Qué significa eso!?

Ma fille…! ¿¡Qué estás haciendo!? – Jacques se asustó bastante al ver la ofensiva tan agresiva de Jeanne.

Isabelle apretó sus manos con fuerza.

Mon bel ange…! ¡Ten mucho cuidado!

– ¿¡Qué es esto!? – Julio César abrió los ojos de golpe – ¿¡Ahora se volvió un fantasma!? ¡Solo veo como se esfuma a cada instante! ¡No estoy entendiendo nada de lo que está haciendo!

– ¡Diablos, pero qué emocionante…! – Gengis Khan no pudo evitar reír de la emoción – ¡Esa niña cada vez está más loca!

– Yo tampoco entiendo nada… ¡Pero no importa! – Bonaparte sonrió y apretó las manos como si fuera un niño pequeño – ¡Yo solo puedo ver que mi santa Jeanne D’Arc por fin le está dando su merecido a esa diosa de la guerra!

– Estoy teniendo un ligero dejavu al respecto… – Aníbal Barca se llevó una mano a su barba mientras pensaba – Señor Magno, ¿Opinas lo mismo?

– … No puedo entender como ninguno de ustedes lo ha visto… – Alejandro Magno levantó su mano hacia el campo de batalla – Estos movimientos que están superando la lógica humana y divina…

» ¡Esto ya lo hemos visto antes!

– … ¡¿Qué!?

Después de explicarle el poder angelical que cargaba en el interior de su cuerpo, así como las consecuencias que sufriría de acuerdo a lo que sabía y lo que le había dicho San Miguel, Okita pudo entenderlo mejor aunque eso no le quitó la sorpresa de la cara.

– … Ya veo. Es muy grave.

– Si, es… grave.

– Así que… No usarás eso durante tu pelea… Aún si tu vida dependiera de ello.

– … S-Si, eso es correcto. Non… No lo usaré.

El niño demonio se quedó en silencio por un pequeño periodo de tiempo, para pensar en algo más que decirle a la jovencita:

– Eres… Eres igual que yo.

– Comme?

– Yo también he tenido… Mejor dicho, tuve problemas muy parecidos a los que tú tuviste.

» Desde que nací, el señor Onigo estuvo conmigo y… Siempre que tomaba control de mi cuerpo, hacía pedazos a mis rivales y… Y a cualquier persona que estuviera cerca de mi. Por ese motivo, mis amigos y familiares se asustaban de mí, muchos maestros me echaron de sus dojos… Era un monstruo, un asesino… Alguien que nunca podría convertirse en un guerrero honorable.

» Pero no era así para el señor Kondo: él me tomó y cuidó, entrenó y protegió a pesar de los problemas que le causaba… Él no vio en mi a ningún monstruo, y no pensaba lo que yo pensaba de mi…

» Me habló y me recordó el “Bushido” para la vida de un samurai: dar tu vida por tus convicciones, de modo que puedas recibir a la muerte con una sonrisa. Así hice una promesa con él: que alguien como yo se convertiría en un samurai. Un día… un día lo haría sentir orgulloso de mi.

» Pero en vida esa oportunidad me fue arrebatada cuando cai enfermo… Morí sin ser capaz de darlo todo. Hasta que… Apareció esa señorita valkiria que me dio la oportunidad que pude aprovechar para estar aquí el día de hoy.

La joven francesa había escuchado con atención, conteniendo las lágrimas al sentirse conmovida por su historia que era muy similar, a pesar de la gran distancia temporal y espacial que los alejó en vida…

Al parecer, incluso entre los grandes asesinos de dioses, había alguien que podía entenderla.

– El día de hoy puedo entender mejor esas palabras, ahora que estoy aquí contigo. Un verdadero samurai… No, un verdadero guerrero debe ser capaz de aceptar sus debilidades y fortalezas, para pelear hasta el final.

Pero, a pesar de las bonitas palabras del pequeño espadachín, Jeanne todavía se negó a ello.

– … No… No quiero hacerlo.

» No quiero… No quiero volver a pasar por todo lo que viví en ese tiempo, ni morir por culpa de eso… Non!

– No digas eso, Jeanne-– ¡Digo, señorita D’Arc!

Las mejillas de Okita se sonrojaron, que provocó en cadena que Jeanne reaccionase de la misma manera aunque no entendía el por qué del cambio de nombre.

– Es lo mismo que me pasó con el señor Onigo. Naciste con eso por algún motivo… Y estás aquí por eso mismo.

– Non… Yo no pedí nacer con esto. Yo tuve que vivir con esto, o no estaría aquí… Pero todo fue por culpa del señor San Miguel, que dijo que debía salvar Francia… ¡Lo hice, pero él no…! Él no…

Jeanne sintió su rostro cargado de lágrimas, de modo que se llevó una mano a la cara. Okita igualmente puso una de sus manos en el hombro de la jovencita.

– No… Ya no pienses en ese tal San Miguel.

– Hé?

– Él no está aquí, y por lo que me contaste ya no estará aquí… Pero yo… Nosotros estamos aquí.

» Todos los que fuimos traídos por las valkirias para pelear por la humanidad. Pienso en eso y todavía me sorprende que, habiendo tantos seres humanos en el pasado y en el futuro, nosotros hayamos sido elegidos… ¡Me siento pequeño al pensar en eso!

» Pero nosotros fuimos elegidos… ¿Por nuestras habilidades? Tal vez sí… Pero también por nuestros espíritus y nuestras convicciones… Nosotros estamos dispuestos a darlo todo para proteger algo que queremos… Nuestra humanidad.

» Aunque también hicimos muchas cosas para demostrarlo. Yo peleé con el señor Kondo y mis compañeros del Shinsengumi… Usted en cambio pudo salvar a todo su país de caer en la ruina… ¡Es asombrosa, señorita D’Arc!

– Oui… – Jeanne no pudo evitar sonrojarse por los halagos de Okita.

– Esas hazañas y esas convicciones que cumplimos en el pasado… Es lo que debemos replicar para ganar. Hace 1000 años, pude conciliarme con el señor Onigo para ganarle a ese dios malo…

» Tal vez usted también deba hacerlo… Y si no puede hacer las paces con ese tal San Miguel… ¡Entonces qué importa él! Usted pelee con todo lo que es usted, con o sin ayuda de nadie, y usted de nuevo logrará hacer algo tan asombroso como lo hizo en vida.

Jeanne respiró hondo para contener de nuevo sus emociones y voltear a Okita.

– Le agradezco por sus palabras, pero…

» Yo ya estoy decidida. No quiero… No volveré a usar los dones de San Miguel. Yo quiero…

» Quiero ganar para volver a estar con mi familia, y tener la vida que perdí… Si hiciera uso de esos dones, podría perder todo lo que quiero… Así que ya estoy decidida.

» Para volver a vivir, no pelearé con esos dones, nunca más.

Okita suspiró por lo bajo, con su mano sobre el hombro de Jeanne para darle confort en ese momento.

– Es irónico el deseo de vivir que tenemos en nuestro corazón, y que se exprese justo cuando estamos por entrar a un campo de muerte…

» Aunque también… Es emocionante pensar en la vida cuando estamos frente a la muerte… – su instinto asesino volvió a poseerlo, cambiando el color de sus ojos.

– Monsieur Okita, s'il vous plaît, arrêtez de faire ça*!
[ *N/T: ¡Señor Okita, deje de hacer eso por favor! ]

Okita volvió a la normalidad y tosió por lo bajo.

– Lo siento mucho. Últimamente no lo he controlado bien… Supongo que es porque el señor Onigo está volviendo a aparecer, a pesar de que se fue hace 1000 años. Creo que es una buena noticia.

» Pero entonces… si esa es tu decisión, no creo que pueda hacer más por ti.

– Claro que puede hacer algo; lo que hemos estado haciendo todo este tiempo… ¡Seguir entrenando! – las mejillas de Jeanne se encendieron en rojo de emoción.

» Es verdad que el señor San Miguel me abandonó, pero él también me dijo algo que me ha dado fuerzas con el tiempo: “lo que no pueda lograr con mis dones, lo lograré con mi esfuerzo”.

» Así como él me dio esta maldición, también me dio un nuevo cuerpo que pudo superar la enfermedad… Y superar las expectativas que tenía la gente sobre mi. Gracias a eso… Gracias a eso muchas veces gané mis peleas…

» La verdad es que no quiero pelear, pero… Para tener el futuro que quiero con mi familia, debo pelear aquí… Y gracias a sus palabras, puedo entenderlo mejor: puedo pelear sin usar esos dones. Todo lo que necesito… Es entrenar con ustedes, los verdaderos héroes… Y con ello seré la mejor versión de mi misma para lograrlo.

Okita Souji sonrió por la nueva actitud de su pequeña estudiante.

– Me alegra oír eso.

– Así que, señor Okita, enséñeme todo… Quiero que me muestre todo--

De repente la mente de Jeanne se dio cuenta de sus palabras, que le provocó un sonrojo extremo en sus mejillas así como un tartamudeo.

– Tout ce qu'il sait sur les combats…! Oui, oui, je voulais me battre, apprends-moi à me battre, juste à me battre*!
[ *N/T: ¡Todo lo que sabe sobre las peleas…! ¡Si, si, me refería a pelear, enséñeme a pelear, solo a pelear! ]

– ¿Qué…? Ah…

De alguna forma Okita entendió el doble sentido de las palabras de Jeanne, que le hizo también sonrojarse mucho. Ambos desviaron las miradas y quedaron en un silencio incómodo…

Silencio que fue golpeado por un doble gruñido estomacal que arremetió en la habitación, proveniente de los estómagos del par juvenil. La doncella de Orleans se sonrojó de nuevo con mucha intensidad mientras que el líder del primer escuadrón del Shinsengumi sonrió de forma nerviosa.

– Creo que… Deberíamos tomar un descanso más largo.

– … Oui…

De repente un olor muy agradable llenó la habitación, que provocó a ambos jóvenes elevar sus narices al aire así como dibujar sonrisas.

– Parece que los dioses escucharon nuestras plegarias… ¡Vamos!

– Oui!

Salieron de la habitación, recorrieron los pasillos del sitio, hasta una sala común en donde los enanos, junto con Geir y Leónidas estaban preparando comida. Casi al instante Jeanne se dio cuenta que estaban haciendo mal las cosas, siendo que solo el olor era delicioso, por lo que se puso manos a la obra:

Aprovechando las habilidades culinarias que había adquirido por su madre, la doncella participó en la preparación del banquete, hasta lograr un manjar que sorprendió a todos.

– ¡No sabía que pudieras hacer eso! – Okita se sonrojó de felicidad al probar la comida de Jeanne – ¡Esto es muy delicioso!

– M-Merci…

– ¡Muchas gracias, Jeanne! – Geir suspiró y dejó caer una mano en el hombro de la jovencita francesa con un bajo suspiro de victoria – Que bueno que pudiste ayudarnos, justo ahora que las demás chicas que me ayudaban están ocupadas…

» ¡Que bueno que estás aquí! ¡Muchas gracias, nos salvaste!

Un simple halago que en cualquier otro momento habría sonrojado a Jeanne por recibir semejantes palabras… Pero en esta ocasión no fue así.

Después de tener su conversación especial con Okita, esas palabras resonaron en el interior de su mente y cuerpo de manera especial. Si…

Tal como lo dijo Okita, había un motivo por el que estaba ahí. Tal vez no fuera lo que quería, pero… Podría hacer muchas cosas estando en el lugar correcto.

– ¿Qué es ese olor? ¡Huele tan chingón!

– Parece que hay más comida para nosotros…

– ¡Qué bien! Ya me estaba dando hambre otra vez.

A los pocos minutos, los Einherjers del primer y segundo Ragnarok, aquellos guerreros formidables que pelearon y pelearían contra los dioses, se reunieron en la sala común con el mismo objetivo: degustar una completa y deliciosa comida.

Jeanne y Okita se quedaron a compartir los alimentos, aunque se separaron uno del otro; al cabo de un rato, Jeanne terminó en un asiento en medio de un par de hombres bastante masculinos: Emiliano Zapata y Aquiles.

– Eh… Eh… – Jeanne se sorprendió de haber terminado en ese lugar, que le provocó un sonrojo en sus mejillas.

– ¡Señorita Jeanne! Por favor, tome asiento… – rápidamente Aquiles le ofreció sitio antes que él se sentase, lo mismo que un cuenco con comida – Y también tome… Es importante que comamos bien para la batalla que nos espera.

– O-Oui… Merci.

– ¡Pero qué chamaca tan bonita! – Zapata que estaba un poco borracho, no pudo evitar jugar un poco con las mejillas y cabello de Jeanne – Me recuerdas mucho a mi princesa… O mejor dicho, a mis princesas… ¡Tan pequeña y bonita! ¡Te las presentaré cuando volvamos de este desmadre!

– Eh… Merci.

Jeanne tomó asiento y empezó a tomar del cuenco de comida en sus manos; a pesar de la gran cantidad de gente que había en ese lugar, todos tan distintos y todos tan extravagantes a sus ojos… No se sintió incómoda en lo absoluto.

– Eh… Disculpe, monsieur Aquiles…

– ¿Hmm? ¿Qué sucede, señorita Jeanne?

– Usted… ¿Por qué aceptó pelear en este torneo?

Aquiles se sorprendió un poco de la pregunta que había soltado la pequeña francesa, pero sin dudar le respondió con toda la franqueza posible.

– Desde pequeño, siempre quise pelear por la gente que amo y quiero proteger, con la fuerza de mis manos… Me convertí en un soldado por eso, y ahora estoy dispuesto a volverlo a hacer, ser un soldado de nuevo, con tal de pelear por la humanidad.

– ¿En serio? – Jeanne se sonrojó un poco – Eso es muy noble de su parte…

» Monsieur Za… Zapata… – a Jeanne se le dificultó un poco pronunciar su nombre – ¿Usted por qué quiere pelear?

– ¿Yo? ¡Muy fácil, chamaca! – Zapata levantó un pular al aire – Los dioses son unos pendejos si creen que pueden tenernos a sus pies como perras… ¡Voy a demostrarles que están equivocados! ¡Voy a hacer que un dios se arrodille para que aprendan la lección! ¡Los humanos somos libres!

» Eso también apréndelo, chamaca… – Zapata dejó caer una mano en la cabellera de Jeanne de forma paterna – ¡No dejes que nadie te domine! ¡Tú eres una chamaca libre!

Jeanne sonrió por lo bajo por el “cumplido” de su compañero.

– Merci… Eso haré.

Una vez que terminó el tiempo de la cena, y tras un pequeño discurso de Geir como “despedida” antes del comienzo del torneo, todos volvieron a sus habitaciones; Jeanne decidió quedarse con Okita y Kondo hasta que fuera su turno de pelear, o cuando decidiera visitar a otro Einherjer para entrenar un poco más.

Pero, ni bien entraron en su habitación, Souji fue a un armario donde tenía guardadas varias cosas que había rescatado del Valhalla antes de partir a los Campos Elíseos.

– ¿Souji, qué haces?

– ¿Qué busca, señor Okita?

– … ¡Esto!

Con triunfo, el joven espadachín sacó de entre los artículos un pequeño portafolio, el cual contenía un conjunto de hojas con tinta y sangre manchando sus caras, los cuales reconoció Kondo casi de inmediato cuando los observó:

Los escritos que había dejado en la residencia de Eukiya Heigoro antes de perecer, que contenían sus últimas fuerzas a la espada; la combinación definitiva que juntaba y perfeccionaba las 80 técnicas del Teshen Ryuu en movimientos consecutivos inhumanos, con el objetivo de derrotar a todos los enemigos posibles.

Empi Reiten “El vuelo del milano negro hacia el cielo”; la danza de golpes que usó para destruir las ilusiones del dios del engaño y con que logró darle la estocada final con que terminó su combate.

– Souji… ¿Todavía guardas eso? ¿Para qué lo trajiste?

– Porque será la siguiente lección que tendré con la señorita D’Arc.

– ¿¡Ehhh!? ¡Pero eso es imposible! ¡Esos movimientos no pueden ser realizados por ningún ser humano! Tú lo pudiste hacer gracias al señor Onigo, ¡Pero…!

– Yo creo que también podrá ayudar a la señorita D’Arc… – Okita le sonrió a Jeanne – Dijiste que querías aprender todo… Pues también te enseñaré esto.

» Siendo que tienes una gran bendición en tu cuerpo… Estoy seguro que tú también lo lograrás. Para ti no hay imposibles… ¿Verdad?

Jeanne se sonrojó un poco de felicidad y asintió con la cabeza.

– Oui!

Ambos tomaron asiento y comenzaron a leer todos los escritos que había dejado Okita; más bien, el joven espadachín se dedicó a traducir y leer los textos para su joven estudiante, de forma que tras cada explicación hacían un pequeña práctica para intentar replicar los ataques, cosas que no pudieron lograr del todo.

Parecía más bien que ese tiempo fue un poco de convivencia entre aquellos jóvenes para distraerse un rato… Pero Jeanne, en lo profundo de su mente, memorizó todos los movimientos…

No, más bien… Las explicaciones sobre cómo hacer algo similar… El método para lograr algo inhumano… Todo eso se grabó en el subconsciente de Jeanne D’Arc…

De forma que ella podría usarlo en el momento más necesario…

Una consecución infinita de golpes que superaban los límites y la lógica humana…

Pero, ahora, gracias al Shakti que transitaba por su cuerpo, gracias a la armadura despertada que estaba cargada de tanto poder divino, y gracias a su determinación de llegar hasta el final…

Gracias a eso, Jeanne pudo bautizar un nuevo movimiento definitivo e imposible…

Imposible para los humanos. Pero no para ella.

Okita sonrió junto con un sonrojo en sus mejillas que demostraron su gran y ferviente orgullo.

« Jeanne-san… Tal parece que aunque no haya sido en las circunstancias idóneas, has aceptado todo de ti… Para lograr lo imposible. No…

» Nada de esto es imposible para ti. Nada… ¡Vamos, tú puedes alcanzar la cima de la victoria! ¡¡Vamos!! »

– ¡Los golpes de Jeanne D’Arc no tienen descanso ni fondo alguno! ¡No importa lo que haga Atenea… No puede escapar de ese torrencial!

La diosa de la guerra solo agitaba su lanza Palaidos de arriba a abajo sin pensar mucho en ello, solo intentando sobrevivir a los ataques consecutivos de la humana.

« Está sucesión, estos golpes… Como pude olvidarlo. No es nada del otro mundo… Es el mismo concepto que usó Okita Souji para matar al Lokito… Pero no importa que lo sepa…

» No puedo analizar sus ataques, saber cuál será el siguiente, mucho menos tiempo ni para tomar aliento. Solo estoy siendo arrasada por esta avalancha… Ella me ha obligado a actuar como una salvaje…

» Tú… Jeanne D’Arc… »

Minótavros
[ Laberinto infinito de Teseo ]

En ese mismo momento se precipitó sobre ambas el escudo volador de Atenea, la Égida; la diosa de la guerra sonrió un poco al ver aproximarse el escudo, que le daría tal vez un poco de tiempo para recuperar al aliento en medio de esa avalancha…

« Aquí viene… ¡No lo dejaré tocarme de nuevo! »

Pero Jeanne ya estaba preparada para eso, desde hace mucho tiempo… Desde que de nuevo estaba prestando toda su atención al futuro.

Senjuu Musou Avenir
[ Defensa de mil imágenes futuras ]

– Este…

Un golpe de su estandarte con que desvió el escudo al mismo tiempo que arrojaba otra estocada a Atenea.

– … Este otro…

Cuando el escudo rebotó de vuelta y volvió con más fuerza que antes, la humana movió su cabeza así como todo su cuerpo con libertad para esquivar el golpe.

– … Sé de este y de este…

Un rebote repentino que obligó a Jeanne a volver a mover su cabeza, aunque eso no ralentizó ni modificó en nada sus movimientos.

Tras ello, la Égida volvió a chocar tras recorrer un largo extremo, volviendo de repente hasta Jeanne quien con otro movimiento de su estandarte divino logró desviar su trayectoria una vez más.

– … ¡Este también!

Ante el último rebote que se aproximó desde sus espaldas, Jeanne dio un giro por completo para esquivar limpiamente la defensa voladora de la diosa de la guerra.

Aún con todo eso, no había desistido en su ofensiva contra Atenea; al contrario, todos sus golpes habían ayudado a mantener a raya a la diosa de la guerra. Una hazaña que de nueva cuenta sorprendió a humanos y a dioses por igual.

– ¡Jeanne D'Arc ha logrado esquivar el escudo volador de Atenea!

« Esto es… »

Atenea terminó por levantar su mano para tomar su escudo por el borde, aprovechando una pequeña ventana de apertura que le había concedido Jeanne tras ese último giro; sus labios no pudieron evitar sonreír antes de soltar su escudo en un ataque frontal.

Perséas
[ Espejo brillante del héroe ]

El escudo voló en línea recta hacia Jeanne, quien con tan solo un pestañeo volvió a su posición anterior con su estandarte en una de sus manos…

Y con la otra mano logró detener a la Égida, tomándola por el borde.

– ¡Ahhh…! – Heimdall abrió los ojos de golpe – ¡No solo la ha esquivado, sino que también la detuvo con sus manos!

Atenea sonrió de lado a lado con pleno orgullo.

No importa como lo vea… ¡De verdad eres la mejor, mi linda Juanita! ¡Has llegado hasta aquí, orillándome a mis límites, con tal de ganarme…!

» ¡¡Que alegría siento por ver mis mayores fantasías cumplidas aquí contigo!! Piensas lo mismo, ¡¿No es así!?

El rostro lleno de coraje y tabia de Jeanne cambió de golpe…

Por un rostro sorprendido.

« Fantasías… Mías… Eso también significa deseo… ¿No es así? »

– … Non…

– ¿Qué dices, mi linda Juanita?

– … No sé lo que hayas tenido en mente… Pero yo…

» Yo no pienso igual que tú.

Jeanne lanzó la Égida hacia Atenea de golpe, provocando que la diosa bajase la guardia por un segundo para recuperar el escudo; suficiente tiempo para que la humana tomase una nueva postura con su lanza divina.

Una postura que reconocieron los miembros del Shinsengumi.

– ¡Eso es…! ¡La estocada de 3 niveles!

– ¡Tu novia está a punto de hacer tu ataque favorito, Souji!

– No… No es eso… – Kondo reconoció al instante que esa no era la misma técnica – ¡Es algo nuevo!

Okita apretó ambas manos con toda su fuerza, al mismo tiempo que Carlos VII se levantaba de su asiento.

– ¡Veamos, Jeanne-san…!

– ¡Querida Jeannette, acaba con esa diosa ahora!

Jeanne apretó la lanza estandarte con toda la fuerza de sus brazos y se abalanzó hacia Atenea en una embestida directa; la velocidad de su movimiento no le permitió a Atenea reaccionar con una ofensiva correcta.

« ¡No puedo contraatacar desde aquí! ¡Tendré que…! »

Yo no deseé pelear aquí… Ni contigo ni con nadie… Yo no quiero pelear.

El estandarte de Jeanne se abalanzó en Atenea quien solo pudo levantar la punta de Palaidos para usarlo a modo de escudo; ambas armas divinas chocaron, expulsando chispas de electricidad y de Shakti, así como deshaciendo el intento de postura ofensiva de la diosa.

Primer golpe.

– Sin embargo… Si hay algo que quiero hacer… Algo por lo que debo pelear…

Inmediatamente después Jeanne se desvaneció en el aire, para retirarse a la posición que había tomado anteriormente para repetir el mismo golpe que había soltado instantes atrás: una segunda estocada directa, pero ahora cargada con mayor cantidad de Shakti de forma que el golpe sería mucho más potente que el anterior.

Ello obligó a Atenea a de nueva cuenta tomar la defensiva: levantando su brazo izquierdo, tomó las cintas para sujetar la Égida correctamente y recibir de lleno el impacto de la segunda estocada.

Segundo golpe.

El choque soltó más chispas de Shakti, lo mismo que desestabilizó la postura de Atenea por completo.

Jeanne se desvaneció de nuevo en el aire y reapareció a espaldas de Atenea, a un par de metros; tomando el mango de su estandarte divino con ambas manos.

Yo tengo el mismo deseo que mis compañeros… Pelear por nuestras convicciones… Ganar por los que amamos…

Atenea alcanzó a reunir pocas fuerzas para mover su cuerpo: la poca distancia y su cuerpo debilitado no le permitiría hacer un contraataque eficaz ni responder contra ella…

Solo pudiendo interponer la Égida como defensa, recibiendo de lleno el estandarte de Jeanne.

El arma de la humana se clavó con fuerza en el escudo y comenzó a arrastrar a ambas por el suelo de los Campos Elíseos, saliendo ambas disparadas por el suelo y destruyendo todo lo que estuviera al paso de ambas.

La diosa intentó detenerse pero no le fue posible, sino solo apretar sus brazos y empezar a emanar energía eléctrica que pudiera aumentar su defensiva, cosa que no logró…

Solo pudo acudir a un viejo golpe esperando que ello pudiera cambiar la balanza de ese choque.

– ¡Anoígo!

Médousa
[ Protectora de piedra ]

Los ojos de la Gorgona se abrieron de golpe, echando su luz blanca petrificadora con la intención de bloquear la ofensiva de Jeanne…

Pero grande fue su sorpresa cuando Jeanne, a pesar de estar con su ojo muy abierto, no fue petrificada por la Égida: al contrario, siguió poniendo presión en su ataque…

De tal forma que la punta del estandarte atravesó el metal de la Égida y comenzó a provocarle grietas al material divino.

Todos los espectadores quedaron sin aliento para después darse cuenta del resultado: Heimdall fue el primero en hablar de ello.

Esto es… L-La que se lleva la victoria de este choque es…

Un ataque que no solo atravesó el cuerpo de la diosa de la guerra, sino que destruyó la defensa más fuerte del Olimpo. Atenea solo pudo toser una gran cantidad de sangre ante el dolor de su nueva herida mortal.

Todos los espectadores quedaron en silencio, sorprendidos y boquiabiertos…

Hasta que la humanidad reaccionó:

– … ¡¡Así se hace Jeanne D'Arc!!

Todos los humanos celebraron con gran regocijo el triunfo de la humana; Carlos VII abrazó a sus padres y saltó de la emoción, mientras que Gilles de Rais gritó con todas sus fuerzas, una gran sonrisa y azotando los pies en el suelo, y todos los miembros del Shinsengumi abrazaron a Okita levantándolo de los aires; Brökk y Eitri saltaron llenos de júbilo, contagiando a Sigrune, Simö Häyhä, Marie Curie y Nikola Tesla que estaban con ellos en la enfermería de Dziva.

Sasaki junto con Hrist y Lífthrasir se levantaron de sus asientos y gritaron de emoción, mientras que Leónidas no se contuvo en cargar a Geir de su cintura para abrazarla con gran fuerza.

Pero la valkiria estaba anonadada por lo que estaba observando en el campo de batalla.

« … Esto es… imposible… No… No puede ser… ¡¿Acaso Jeanne acaba de hacerle daño mortal a Atenea…!? »

En cambio, los dioses se asustaron en gran manera al ver el estado resultante de su diosa representante; los principales fueron Erictonio y Pandora.

– ¡N-No puede ser…! ¡Mamá!

– ¡Mamá…! ¡¿Qué le hizo esa humana a mi mamá!?

Ambos pequeños semidioses comenzaron a llorar con abundancia amarga mientras que Hefesto estaba atónito y perplejo de que la Égida, una de sus mayores creaciones divinas de defensa, hubiera sido destruida de un solo golpe.

Amaterasu se levantó de su asiento con la mirada pálida, sorprendiendo a sus yokai, lo mismo que Shiva que no había estado de ánimos hasta ese momento.

Todos los miembros olímpicos reunidos quedaron en silencio y con las miradas en vacío en las pantallas que retrataban las heridas de la diosa: el mas afectado fue Zeus, quien abrió su ojo en gran medida.

– ¡Hermana…! – Ares y Hermes mostraron la misma gran preocupación, igual que Syf quien no habló pero no pudo evitar reaccionar.

Todos los dioses menores sabían que la pelea iba en muy mala dirección para ellos al ver aquella herida mortal en el cuerpo de la diosa guerrera, pero en especial palidecieron ante la posibilidad que esa jovencita humana pudiera…

Matar a la hija de Zeus.

Una idea que agradó bastante a Geir, de forma inconsciente que sin darse cuenta su rostro sorprendido cambió de inmediato a una sonrisa un poco orgullosa.

« Parece que… Esto está saliendo mejor de lo que esperaba… Más bien…

» Cometí un error al seguir las palabras de la señora Afrodita… Pero no me equivoqué… Al permitir que esto pasara…

» Un poco más y podremos… ¡Podremos--! »

– ¿Eh? ¿Qué le está pasando a Jeanne?

– ¿Qué dices? – Leónidas, Sasaki, Hrist y Lífthrasir pusieron atención al comentario de Geir.

El coliseo divino se llenó de gritos de júbilo y celebración de todos los espectadores humanos para apoyar a la jovencita francesa en el campo de batalla…

Pero, ella no estaba atendiendo a los gritos de los humanos en lo absoluto, ni en la preocupación de los dioses, mucho menos en el dolor de la diosa que acababa de perforar y estaba a espaldas de ella…

En ese mismo momento, Jeanne D'Arc levantó su mano izquierda para dirigirla a su cara, más específicamente a su ojo derecho…

Se tocó el rostro y se llevó una gran sorpresa.

« Siento mi mano… Pero no puedo… No puedo…

» No puedo verla… No puedo ver nada. »

Han comenzado los últimos segundos de su contador.

Fecha de publicación: 09/12/24
Autor: ASFD
Editor: Darklord331

Nota de autor: Hola, muy buenas mis queridos Ragnabrothers

Un poco tarde respecto a la publicación usual XD. Problemas técnicos, el señor editor tenía mucho trabajo; todo se juntó para que el capítulo saliera después de lo previsto xdn't.

Pero lo que importa es que ahora hay nuevo capítulo UwU, con muchas cosas: Jeanne por fin ha puesto a Atenea contra las cuerdas, además de ponerla en 4 todo el cap UwU, aunque…

Ahora estamos corriendo en los últimos segundos de los 7 minutos que ambas se pueden permitir; así que es momento de hacer la pregunta más esperada por toda LATAM unida…

El siguiente capítulo es la conclusión que tanto hemos esperado.

Ya está en el horno a punto de salir, pero tardará un poquito (tal vez en la nochecita UwU). Estén atentos para presenciar este final que nos dejará muy UwUn't.

Sin más que decir… ¡Los leo en el siguiente capítulo!

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