Capítulo 98: Siete minutos

Los espectadores tanto humanos como divinos se emocionaron bastante, en especial aquellos más allegados a las peleadoras:

La familia y los conocidos de Jeanne D'Arc recuperaron la confianza en la pequeña jovencita, Gilles de Rais sonrió detrás de sus ropajes viejos, Carlos VII junto con sus padres volvieron a sonreír, e Isabelle Romée lloró en una combinación de felicidad y preocupación.

– Mon bel ange… Ten mucho cuidado.

– ¡Tú puedes sœur aînée! – exclamaron Pierre junto con Jean y Jacquemin.

– ¡Por fin volvimos al juego! – sonrieron los miembros del Shinsengumi – ¡Nuestro angelito Jeanne D'Arc ha vuelto!

– ¡Parece que la novia de nuestro colega todavía no se muere!

– Claro que no, ¡Debe darle la recompensa especial al niño demonio en cuanto gane!

Okita bajó la cabeza con un poco de vergüenza mientras recibía los comentarios bromistas de sus compañeros; Hijikata y Kondo por su parte compartían el sentimiento de felicidad del pequeño espadachín.

– No te preocupes. Ella lo logrará.

– … Eso espero… Kondo-san, Hijikata.

– Por cierto, se ve muy linda con esa aura angelical, ¿No crees?

– … Supongo que si… – Okita se sonrojó un poco – Aunque… No sé si deba alegrarme que esté haciendo eso.

– ¿A qué te refieres?

– Eso… Se parece mucho a lo que pasó… conmigo y con el señor Onigo hace… hace 1000 años…

– ¿De qué hablas? ¡Recuerda que no estuve ahí!

Al mismo tiempo, en el palco de las valkirias, se estaba teniendo una discusión muy similar.

– … Hrist nee-chan… Onee-sama… ¿No están hablando en serio, verdad? Sobre eso…

– Tengo una sensación similar… Como si algo no estuviera yendo bien… Pero seguramente es por las palabras que dijo esa diosa, ¿No es verdad?

Geir aspiró aire profundo, para levantarse de su asiento y acercarse a la orilla de las gradas.

– … No… No es una casualidad ni algo fuera de lo normal… Es lo mismo que había sentido con Brunhilde onee-sama que ella me lo explicó: nosotras las valkirias podemos sentir la guerra de una forma distinta a los propios guerreros. Lo mismo me pasó cuando el señor Okita luchó contra el señor Loki…

» Lo que acaba de decir Atenea confirma la sensación que se me apareció hace unos momentos: esta será la última batalla que ambas puedan tener.

– ¿¡En serio!? – Leónidas y Sasaki abrieron los ojos con sorpresa.

– ¡No puede ser cierto! – Lífthrasir se mostró bastante preocupada.

– Lo mismo que hace 1000 años: Okita Souji se unió por completo al Onigo, su más poderoso instinto asesino, y con ayuda de la hermana Sigrune, la "runa de la victoria", encontró el camino hacia la victoria que fue expandir el potencial explotado y perdido de Okita Souji para vencer al señor Loki… Aunque eso le costó la imposibilidad de pelear de esa forma en toda su vida.

» Y parece que es lo que ambas están a punto de hacer: Atenea usará todo el poder que tiene esa lanza divina, aún si eso consume su vida, para seguir peleando… A Jeanne no le quedará de otra más que mantener su estado angelical todo el tiempo posible, hasta que derrote a su rival… O ella misma sufra las consecuencias de su propio poder.

– ¡Eso me da mucha ansiedad! – Lífthrasir se tapó la cara con nervios.

– La única diferencia que hay en esta y en aquella ocasión es que Jeanne no tiene una valkiria con quien compartir esa carga para su cuerpo. Así que…

» Se definirá en resistencia: quién es capaz de usar todo su potencial antes de ser consumida.

– Eso no se oye nada bien… ¡Mucho menor para una jovencita como ella!

– Opino lo mismo… – Sasaki se pasó una mano por la barbilla – Pero… Si yo estuviera en su situación, creo que tomaría la misma decisión para hacerle frente al poder devastador de esa diosa.

– Siendo ese el caso… – Hrist se acercó a su hermana menor – ¿Cuánto tiempo crees que le quede a Jeanne antes de que su estado angelical consuma su vida?

Considerando la fuerza de su cuerpo y su mente, yo diría que unos

En el palco de los dioses griegos, ellos estaban comentando con un poco de disgusto sobre Atenea.

– ¿Qué está diciendo esa niña? ¿Última batalla? – Dionisio se preocupó un poco por ello.

– ¡Debe estar bromeando! – Artemisa torció la boca con furia.

– Tienes razón… – Deméter apretó un poco sus brazos con molestia – ¿Quién rayos se cree para tomar esas decisiones por su propia cuenta?

– Ma… Mamá… – Perséfone dentro de los brazos de Deméter comenzó a asfixiarse.

– ¡Ay, mi niña, perdóname!

– Es cierto… – Hestia se llevó una mano a la boca con desánimos – Después de esto, ¿De verdad se volverá inútil? Eso no se oye nada bien…

– Una decisión muy loca y arriesgada de su parte. – Asteria se ajustó los lentes – Si perdemos sus habilidades y su poder, no podremos mantener más nuestras defensas, así como nuestra mejor peleadora en caso que ocurra alguna invasión de gigantes. No, no, en definitiva no debe hacer eso…

Lo que digan… – Adamantino chasqueó la lengua con mal humor – No me importa lo que pueda pasarle a esa mocosa, con tal que gane la batalla.

En cambio, Ares y Hermes estaban en silencio, sintiendo un poco de molestia por la manera en que se referían a la diosa: para los Olímpicos era la carta de triunfo más poderosa que contaban, incluso por encima de Zeus… Pero, casi nunca la habían visto como miembro de su familia.

– Hasta cuándo… ¿Hasta cuándo seguirán hablando de esa tonta niña con esas palabras?

La sala se silenció de inmediato con esas palabras cargadas de furor divino, provenientes de la persona menos esperada por todos: la diosa nórdica Syf.

– Se supone que es una de ustedes… ¿No deberían estar más preocupados por perder un familiar?

– Que bueno que me entiendes, querida – Zeus sonrió, no sin antes desinflar los músculos de su cuerpo que se habían expandido de forma inconsciente ante las palabras de los demás miembros olímpicos – Hablan de ella como si solo fuera un juguete. Ella… Es mi hija.

– ¡Y también mi hermanita! – Perséfone salió de los brazos de su madre de golpe – ¡También me preocupo por ella, más porque está haciendo esa tontería!

– ¿Tontería? ¿De qué hablas?

– El Icór de Plutón es una sustancia que drena la vida de su usuario, lentamente, hasta terminar con su muerte. Si Atenea no se apresura, esa lanza la va a matar… No importa que tan fuerte sea ella, no soportará esa carga.

– Un poder muy alto con un precio del mismo valor… – Hestia suspiró por lo bajo – No podía esperar menos de ella.

– Eso no se oye del todo bien… – Asteria se ajustó de nuevo los lentes – Aunque… Puede ganar, ¿No es así?

La verdad no estoy seguro. – Adamantino intervino – Esa humana también está usando esa cosa extraña de nuevo, con que logró herir a Atenea aunque ella también salió mal parada.

– No hay que preocuparse – Zeus era quien estaba más confiado en ella que los demás – Puede que haya tomado una decisión muy arriesgada, pero mi hija no perderá solo por eso.

» De hecho, tomar esa decisión solo demuestra que se está tomando con mayor seriedad las cosas. Esto no durará más tiempo.

Al mismo tiempo, entre las gradas divinas había un poco de discusión respecto al estado de Atenea; más en específico, de parte de Pandora y Erictonio.

– Entonces… ¿Cuánto tiempo le queda a mamá para pelear?

– ¡No quiero que mamá pierda su estilo! ¡Debe terminarlo lo antes posible!

– Veamos… – Hefesto se lo pensó muy bien – Considerando que su energía divina se estará drenando de forma constante casi sin control, sus heridas que aunque no son mortales si son una molestia a lidiar, y que ha estado mermando sus fuerzas desde que comenzó el torneo… Yo creo que unos

Ambos bandos sabían que la pelea estaba en sus últimos momentos; peleadoras muy diferentes una de la otra, pero cargando en sus hombros un don que sobrepasa el entendimiento lógico, con una responsabilidad que les ha llevado a cumplir propósitos, dándoles el título del potencial cúspide de sus razas…

Todo reducido al tiempo que les quedaba antes de desvanecerse por culpa de sus propios poderes:

– SIETE MINUTOS.

Solo 420 segundos para terminar la batalla

420… 419… 418

Aunque no quisiera admitirlo, Jeanne se sintió un tanto más cómoda con la Saint Michel Essence corriendo por su cuerpo; aquello disminuiría el dolor de sus heridas, así como el sangrado, siempre y cuando lo mantuviera activo, del mismo modo que las placas de arrabio que rellenaron sus heridas para completar la adaptación que había quedado inconclusa…

Un dato que alarmó bastante a Jeanne.

« El golpe de Atenea me dio al mismo tiempo que di el comando de adaptación, lo cual debió alterar el sistema y lo obligó a seguir adaptándose para soportar el daño repentino que sufrió… Si, eso debió pasar

» Si no mal recuerdo, escuché… 3 campanadas después de ese golpe, mientras estaba apoyada en ese pilar… Así que…  Solo me quedan 4 oportunidades más… Y después seré yo sola contra ella… »

– Vamos, mi linda Juanita… Ven a mi. Te estoy deseando~

Atenea sacó su lengua de forma que le hiciera un gesto coqueto a Jeanne, el cual la humana no reaccionó sino que apretó con fuerza el mango de su espada.

« En ese caso, debo terminar esto ahora. »

– Aquí voy

Ni bien terminó sus palabras que su cuerpo se desvaneció en el aire al tiempo que se quedaba una estela de esencia angelical volando en el aire, sorprendiendo de nuevo a todos los espectadores.

Una vez que Jeanne activaba la esencia divina en su cuerpo, se volvía imparable e impredecible para todos, incluso para ella misma.

Clair de Lune Blanc D'Archange
[ Luz lunar blanca de arcángel ]

La joven humana reapareció en el aire, justo a espaldas de Atenea, levantando su espada divina para atacar a la diosa de la guerra.

Douce brume D'Archange
[ Suave neblina de arcángel ]

– … Intentando aprovechar mis puntos débiles, Juanita… ¡Fascinante!

Atenea de último momento se giró a sus espaldas, moviendo su brazo con la Égida en este y consiguiendo bloquear por completo la espada de la humana, quien se sorprendió bastante de ese movimiento repentino.

« No puede ser… ¿No se suponía que no puede detectarme? »

Si quieres hacer el mismo movimiento 2 veces conmigo, tesorito, no te funcionará… ¡Yo también puedo aprender tus puntos débiles!

Atenea uso gran fuerza en el escudo para empujar a Jeanne, lanzándola algunos metros hasta llegar a la entrada del templo.

« ¡Soy una idiota! Casi olvido que en ese estado angelical puede hacer cosas muy locas como aparecer de la nada

» Mi Conciencia de Guerra no es capaz de anticipar ni detectar ninguno de sus movimientos; aún si quisiera, no puedo usar el poder de Palaidos y la Conciencia de Guerra al mismo tiempo. En ese caso, tendré que analizarla de la manera tradicional

» Tocar todo lo que pueda de su cuerpo, hasta que no quede nada que no tenga mi firma. Asegurarme que esté usando todo lo que es ella, así como yo lo haré… Justamente lo que tanto estaba deseando que sucediera… »

A pesar de su rostro cortado, las mejillas y labios ensangrentados de Atenea dibujaron una amplia sonrisa de emoción.

« ¡Qué feliz me siento de estar aquí con este lindo bomboncito! ¡Ojalá pudiera llevármela a casa con papi! »

De nueva cuenta Jeanne se desvaneció en el aire, dejando esparcida la esencia angelical; en ese momento los sentidos de Atenea se agudizaron, en especial el oído y el tacto, para poder percibir los cambios más ligeros en el aire…

Ambas veces que usó ese movimiento, Jeanne dejaba a conocer cuál y dónde sería su siguiente movimiento, gracias al aire y susurro que viajaba y rodeaba a Atenea como una dulce caricia.

« Entonces… ¡Tu siguiente golpe será aquí! »

Atenea se giró de golpe para recibir a Jeanne, quien se supone que estaba por atacarla en su espalda como lo había hecho la ocasión anterior; su lanza Palaidos y la espada mandoble chocaron con un eco que resonó en el interior del templo.

Tras ello de nuevo Atenea lanzó a Jeanne por los aires, logrando que ella golpease el suelo justamente en la orilla más externa del templo…

La diosa de la guerra apretó Palaidos, encendió su afinidad eléctrica y de inmediato el arma divina comenzó a consumir su sangre, mientras que sus ojos divinos se llenaban de chispas eléctricas.

– ¡Veamos si el bonito angelito es capaz de sobrevivir a la nueva número #1!

De inmediato la diosa agitó su lanza de lado a lado, creando una ráfaga de aire explosivo que se extendió a gran velocidad en el campo de batalla, cortando lateralmente todo lo que encontraba a su paso.

Aquel ataque tomó por sorpresa a Amaterasu en las gradas, porque tanto la postura como el poder destructivo se parecían mucho a las técnicas que uso su hermano mayor hace 1000 años atrás…

Aquel barrido de fuerza divina golpeó el suelo del templo así como sus alrededores, haciéndolos pedazos mientras seguía pasando a toda velocidad, recorriendo aquel espacio en aprox 0.00001 segundos.

Jeanne no pudo usar sus habilidades angelicales para escapar, sino que apenas tuvo instante de tiempo para levantar los brazos al tiempo que sus labios se abrían en el comando de la armadura.

– Adapter!

Las placas de la armadura de Jeanne que conformaban los pedazos de alas que quedaban a sus espaldas se movieron a toda velocidad para cubrir los brazos de Jeanne apenas llegó el impacto, que provocó un estallido que la sacó disparada por los aires, mientras que el templo que compartían ambas se hacía pedazos en su totalidad.

Jeanne aterrizó en el suelo de forma estridente, tosiendo gran cantidad de sangre, al tiempo que su armadura de arrabio sufría las terribles consecuencias de haber soportado aquel ataque:

Las placas que cubrieron los brazos de la francesa apenas pudieron soportar el impacto, siendo que el arrabio se cortó de lado a lado hasta llegar a la superficie de la carne de la humana.

Vördr Tilpasning
[ Espíritu guardián de Adaptación. Duodécimo ]

Jeanne se revisó las heridas en sus brazos con gran sorpresa.

« No puede ser… Il ne plaisantait vraiment pas en disant qu'il ne se retenait plus*! Si no hubiera bloqueado ese golpe, me habría rebanado los brazos… Y la cabeza. »
[ *N/T: ¡De verdad no estaba bromeando con ya no contenerse! ]

La diosa de la guerra se percató del daño que había causado a la arena de batalla, que le hizo sonreír de lado.

« Ahora si estamos jugando en serio. Hora de ir al siguiente juego »

Sus piernas se apretaron en el suelo destrozado mientras su cuerpo se cubría de rayos eléctricos; en un instante Atenea se movió de forma que, así como la humana, desapareció reapareció en el campo de batalla, desde el templo hasta enfrente de Jeanne, lista para seguir su ataque frenético.

Atritona
[ La que es incansable ]

– Hé!? – Jeanne se asustó bastante al verla de repente.

– Nuevo juego, Juanita… ¡Quién puede manosear más a quien! ¡La que gane se queda con la ropa de la perdedora…!

Por la poca distancia de separación, Atenea no tendría tiempo para realizar un ataque tan laborioso como en las ocasiones anteriores con Palaidos; sin embargo no significaba que no podía luchar.

Pallas Niké
[ Conciencia de Guerra: Modo ofensivo. Phalanx de Termópilas ]

Levantando su lanza y reactivando la Conciencia de Guerra, se acercó corriendo y lanzando golpes por todas direcciones, en estocadas débiles comparadas con las anteriores pero suficientemente fuertes para golpear a Jeanne.

La humana correspondió a ello, moviendo su espada de forma defensiva y con golpes ascendentes y descendentes para repeler los ataques, los cuales estaba analizando y previendo de antemano.

Clair de Lune Blanc D'Archange
[ Luz lunar blanca de arcángel ]

Thermopíles
[ Puertas ardientes de Esparta ]

¡Ambas han respondido una a la otra con una ofensiva y defensiva imposible de predecir! ¡Ambas mujeres que han superado la lógica de las batallas se encuentran en otro duelo cara a cara…!

» ¡Es un intercambio tan veloz y aleatorio… que no estoy entendiendo nada!

– Eso es… ¡Tan maravilloso!

Dentro de las gradas, Beelzebu y Mérope estaban viendo la batalla; la mujer divina estaba boquiabierta y completamente sorprendida con las piernas bajo su cuerpo sentada en el suelo, mientras que el dios de las moscas dejando de lado sus experimentos estaba disimulando mejor su sorpresa.

– Es… ¡Es tan impresionante! ¡Ambas son tan increíbles!

– … Es cierto. Se supone que Atenea aprende mientras pelea, y evoluciona en base a eso… Y por lo visto, esa humana Jeanne D'Arc puede hacer lo mismo, con o sin ese poder divino… Ambas son peleadoras con gran potencial de superarse en situaciones críticas.

– Entonces, ¿Jeanne está superando el poder evolutivo de Atenea?

– Es posible. Por los movimientos que hace esa humana de forma tan anticipada aunque sean en fracciones de segundo, es como lo que confirmó Atenea: puede ver el futuro, mientras está usando ese estado angelical. Es la única forma que se me ocurre para que pueda esquivar tantos ataques aleatorios, así como adaptarse a ese barrido destructivo que la hubiera hecho pedazos.

– ¿¡En serio se puede anticipar a los movimientos de la diosa Atenea!? ¡¿Qué tanto se puede anticipar!?

– No lo sé. Se mueve, ataca y defiende en fracciones de segundo… No sé qué tanto pueda ver del futuro.

– Que impresionante… ¡Usted es una persona muy inteligente, señor Beelzebu!

– Gracias.

– Y ellas son… ¡Son muy asombrosas!

– Eso ya lo dijiste.

– Solo espero ver otra vez el choque de energías divinas entre ambas; tienen un aura tan grande que llena toda la pantalla… ¡Es como un lindo arcoíris lleno de colores que a mi me gustan!

– Si, lo que sea… Espera, ¿Qué fue eso que dijiste?

– ¡¿Ehh…!? – Mérope se asustó un tanto – ¡Nada, nada, no dije nada!

– Repite eso de nuevo, ¿A qué te refieres con un "arcoíris"?

– Es que yo… eh… Yo, este… – Mérope intentó desviar la mirada de Beelzebu, aunque sus nervios no se lo permitieron – … ¡Por favor, no diga nada a nadie, y menos a ese…! A… A…

– Si, está bien. – ni siquiera tuvo que decir el nombre para que Beelzebu supiera a quién se refería.

– … Verá… Yo puedo ver… el aura de poder de los seres vivos… Entre más fuerte sea alguien, más grande es… Y los puedo ver en forma de colores

» La humana Jeanne tenía un aura fluctuante hace unos momentos atrás, que crecía y crecía… Ahora, esa aura se mantiene en un nivel muy alto y con un color blanco muy hermoso… Algo que solo había visto una vez con… Con mi señor Ngalyod.

– Eso debe ser el Shakti que tiene en su cuerpo, lo que confirma las lecturas de mis sensores que están en los Campos Elíseos.

– Pero, por otro lado, la señora Atenea… Tiene un aura que puede crecer a voluntad y a veces supera al aura de Jeanne… Como si ella fuera capaz de dosificar de forma exacta el poder que usa… Además…

» Cuando la diosa Atenea usa su lanza divina y se envuelve en esos rayos… Su aura crece de forma exponencial… Y también… También se hace de color blanca, pero mucho más intensa que la de Jeanne

» En el momento en que ambas estaban por pelear con seriedad, en ese templo… Sus auras chocaron por un segundo… Y se convirtió en un aura arcoíris que fue muy lindo de observar…

Beelzebu quedó por completo en silencio con la explicación de Mérope, en especial por ese último comentario que había dado:

– … ¿Qué? Estás diciendo que… Atenea usa el mismo poder que Jeanne cuando activa su lanza.

– Si, creo que si… Son del mismo color, así que supongo que si.

– … Debes estar bromeando…

– ¡No, no! ¡Claro que no! ¡Lo juro…! ¡Por favor, no me pegue, le juro que no estoy mintiendo!

– ¿Quién dijo que te pegaría por menti? Oh, cierto, casi olvido que eres títere de ese loco.

– Por favor no me haga daño, señor Beelzebu… Estoy hablando con la verdad.

– … En ese caso… Significa que Atenea es capaz de

La diosa de la guerra arrojó varias estocadas antes de hacer su nuevo movimiento; apretando sus piernas en el suelo y cambiando el agarre de la Égida, giró su brazo con todas sus fuerzas para conseguir un lanzamiento directo en línea recta, con gran velocidad y precisión.

Perséas
[ Espejo brillante del héroe ]

El mismo ataque que ya había realizado un par de veces, al cual Jeanne ya  sabía que tendría que desviar con un movimiento de su espada mandoble; pero ver cómo se alejaba volando por los aires sin perder su curso le molestó un poco a la humana.

« Ahora tendré que enfrentarme a ese escudo de nuevo… Tendré que tener más cuidado y ser más precavida. »

– Sin tanto peso… ¡Puedo acercarme más a ti Juanita!

Argos
[ Travesía del Vellocino de Oro ]

Atenea apretó el mango de su lanza, usando solo su fuerza física, para lanzar una estocada directa a Jeanne quien tenía abertura total al momento de cambiar su postura para evadir el movimiento del escudo volador…

Pero ese movimiento ya había sido previsto por la humana, quien de nueva cuenta usó gran cantidad de Shakti para dejar pasar el ataque de la diosa por los aires, mientras ella se desvanecía y reaparecía a espaldas de la diosa…

Pero ese movimiento ya había sido previsto por la diosa, quien giró sus caderas y consiguió que el avance de su lanza divina continuase hasta tocar a Jeanne: la punta de la lanza consiguió rozar el estómago de la humana, aunque el grosor del arrabio no sufrió más que un corte muy sencillo y superficial.

La francesa tuvo que retroceder antes que seguir en el campo más cercano a Atenea

« Maldición, ella ya lo había dicho» Jeanne se llevó una mano al estómago por inercia a pesar de no haber sido herida « Está evolucionando al pelear, al mismo ritmo sino es que más que yo. Esa táctica no volverá a funcionar a estas alturas

» Debo pensar en otra cosa y rápido, antes que ella… ¡Use esa lanza con todo su poder! »

Las imágenes del futuro advirtieron a Jeanne que Atenea estaba próxima a usar su lanza divina cargada otra vez; por ello se lanzó directamente a la diosa, tomando su espada con ambas manos.

L'éclair D'Archange
[ Relámpago de arcángel ]

La espada se movió en un corte horizontal que apenas pudo ser bloqueado por Atenea, quien ahora estaba usando a Palaidos de forma defensiva.

– ¡Ahora me toca a mi…!

La griega se separó de su rival de golpe, para después respirar con fuerza para llevar a cabo su siguiente ataque: de nuevo su lluvia aleatoria de estocadas a gran velocidad junto con fuerza asesina.

Quíone-Tiro-Deméter
[ Rayo divino que azota los mares ]

Los ataques llovieron desde el cielo en múltiples direcciones, llenando el espacio disponible para que Jeanne pudiera maniobrar correctamente…

Pero no le era necesario sabiendo cuáles serían los movimientos de su rival

Senjuu Musou Avenir
[ Defensa de mil imágenes futuras ]

« Esta es la primera estocada que caerá » por inercia Jeanne movió sus manos con la espada para darle a una estocada que cayó hacia su cabeza, para después moverse con tranquilidad mientras seguía evitando los ataques « Luego este, y este, y este, y este otro… Lo siguiente que ocurrirá será… »

Atenea llegó hasta el suelo mientras que la humana evadía todos los ataques; sin pestañear Jeanne vio el movimiento que intentaba Atenea, de acercarse desde un punto ciego, y movió su espada con ambas manos para detener la lanza de la diosa.

« Un golpe desde este lado. »

– ¡Qué bien, Juanita! Nada se te está escapando… Qué maravilla. – Atenea sonrió de forma desafiante ante el espectáculo de Jeanne.

Pero la humana, antes que pudiera bajar la guardia, fue advertida del siguiente suceso que ocurriría.

« ¡Casi lo ignoro! ¡Lo siguiente que sucederá es esto! »

Jeanne levantó una de sus piernas para patear a Atenea, de forma que creó espacio de separación entre ambas; ello le dio oportunidad de saltar hacia sus espaldas en un giro aéreo, que le permitió evitar por los pelos a la Égida que venía rebotando desde hace varias columnas.

Minótavros
[ Laberinto infinito de Teseo ]

– ¡El escudo de Atenea estuvo a nada de golpear a Jeanne! ¡Por poco la diosa de la guerra hubiera conectado su primer golpe en la doncella de Orleans!

« ¡Maldición, por poco lo perdía de vista! »

Atenea también evadió el escudo para dejar que continuase con sus choques infinitos, al tiempo que se acercaba a Jeanne volando en el aire para intentar golpearla en ese espacio aéreo desprotegido; de inmediato su cuerpo se cargó con rayos eléctricos, que empezaron a estimular la carga de energía divina en Palaidos para conseguir su ataque más fuerte.

Pero Jeanne, advertida de ello estando en el aire, aprovechó la cercanía de Atenea para contraatacar: el impulso que llevaba, la fuerza de sus brazos, y el espacio corto, le permitió que su golpe fuera lo más pronto posible para atinar un corte recto a la diosa de la guerra que se acercaba con total confianza. Un golpe cargado con una gran cantidad de impulso, para realizar un poderoso golpe…

L'aube de la Lumière D'Archange
[ Amanecer de luz de arcángel ]

La espada de Jeanne avanzó con gran fuerza y velocidad para impactar en la diosa de la guerra, en esos momentos indefensa por estar preparando el ataque con su Palaidos; acto que se dio cuenta Atenea mientras avanzaba.

« ¡Es más rápida que antes…! Pero no importa. Mi jugada ya está realizada… »

Pero, para la suerte de la diosa, la Égida había rebotado un par de veces hasta impactar con la espada de Jeanne, de forma que el ataque de la humana fue anulado en el último momento; esto sorprendió bastante a la humana.

« ¡¿Por qué no lo preví antes!? ¿¡Es por qué me volví a descuidar…!? »

La Égida volvió con su camino entre las columnas del campo de batalla, dándole oportunidad a Atenea de seguir avanzando a gran velocidad para intentar realizar su ataque; Jeanne tuvo que sobre esforzar a su cuerpo para no perder el momento que se le había presentado…

« Debo hacerlo igual que el señor Sasaki Kojiro… Él también es capaz de cambiar la trayectoria de una golondrina en el aire a pesar de volar a gran velocidad… ¡También puedo hacerlo! »

Una idea se le ocurrió a Jeanne, la cual probablemente iba a ser bastante arriesgada: mientras Atenea se acercaba, la humana optó por perder su espada…

Lanzándola directamente hacia el pie de Atenea: la punta del arma divina de la humana consiguió romper y atravesar la armadura de la diosa hasta cortar su carne.

Lance de Fleur D'Archange
[ Lanza de flores de arcángel ]

– ¡Ugh…! – Atenea se vio privada de su energía vital por un segundo para seguir avanzando, por lo que quedó completamente estática en el suelo con la espada atravesando su pie…

Pero se percató que todavía podía invocar sus rayos divinos, por lo que siguió cargando a Palaidos para realizar su ataque, aunque por el frenesí del momento no sería el ataque más fuerte que estaba esperando soltar.

Ageleia
[ La que impera en las batallas ]

La humana francesa cayó de golpe contra el suelo, escapando por los pelos de la asesina ráfaga de aire que había soltado la diosa; solo un poco de su cabello salió volando cortado por la ráfaga de la diosa. Sin perder tiempo, la humana salió corriendo hasta alcanzar a Atenea que seguía clavada al suelo…

Jeanne en cuanto llegó a Atenea arrancó de golpe su espada del suelo, logrando cortar la mitad del pie de la diosa griega; de igual forma el impulso repentino le hizo casi caer de espaldas a Atenea.

La doncella de Orleans no terminó ahí, sino que en cuanto Atenea intentó regresar a su postura inicial, cargó su cuerpo con suficiente Shakti y apretó toda la fuerza posible en sus piernas, para lograr una estocada en movimientos circulares que pudiera golpear a la diosa de la guerra desde su punto ciego, al cual no tendría suficiente tiempo de reacción…

Un ataque basado en el mismo concepto al que había realizado Sasaki Kojiro hace 1000 años para asestar el primer golpe al dios de los mares, Poseidón.

La espada de Jeanne dio de lleno en su objetivo Atenea; el filo del arma divina cruzó desde el estómago de Atenea hasta su pecho, abriendo otra herida de la cual brotó más sangre.

El único inconveniente que hubo en aquel ataque fue la tela que colgaba del pecho de la diosa, el cual funcionó como una protección para evitar que la espada avanzara más…

Pero eso no detuvo a Jeanne; teniendo apertura completa en Atenea, herida y con su cuerpo sin fuerzas para responder, levantó su espada en un giro completo, aumentando su impulso para intentar que ese fuese el golpe final…

Clarté du Ciel D'Archange
[ Claridad de cielo de arcángel ]

Minótavros
[ Laberinto infinito de Teseo ]

Pero la Égida volando en el campo de batalla, volviendo a encontrarse con las peleadoras, interrumpió el golpe que estaba a punto de lograr Jeanne; golpeó en su mano de forma que su ataque con la espada fue anulado, para después rebotar hacia la cara de Jeanne, provocándole un sangrado en la nariz al tiempo que la humana se separaba por la fuerza del golpe.

– ¡En esta ocasión, la Égida ha vuelto hasta la pelea entre ambas mujeres, logrando salvar a Atenea del golpe directo de la doncella de Orleans!

Jeanne cerró su ojo al tiempo que sentía un poco de sangre salir de su nueva herida facial.

« ¡No puede ser! Otra vez me descuidé demasiado… No, no puede ser eso

» Ella… Atenea sigue aprendiendo de mi. A pesar de estar peleando con este estado para ser indetectable

» Así como yo he evolucionado todo este tiempo, ella también… Y ya está alcanzándome. »

La diosa de la guerra sonrió por lo bajo al notar que su estrategia con la Égida estaba funcionando mejor que hace rato; eso era una buena noticia para ella. Ahora, aprovechando de nuevo que Jeanne estaba distraída por recibir el ataque del escudo, Atenea fue la siguiente en atacar:

Con su brazo izquierdo tomó de la sangre que se había generado por la nueva herida que le había ocasionado Jeanne, para lanzarla a Palaidos al mismo tiempo que sus ojos soltaban chispas eléctricas, lo cual estimuló a la lanza divina para comenzar a absorber la energía divina de su portadora.

De la lanza divina surgió un chispazo eléctrico que llenó el espacio visual en el campo de batalla, en especial de la humana; ella se recuperó del golpe de la Égida y se lanzó para intentar atacar a Atenea antes que pudiera usar su contraataque.

Pero, cuando lanzó el filo de su espada al frente, se llevó la sorpresa que la diosa había desaparecido.

– ¿¡Ehh…!?

– ¡Aquí Juanita…!

Atritona
[ La que es incansable ]

La diosa reapareció a espaldas de la humana con un chispazo eléctrico, y con su brazo libre rodeó su pecho con la suficiente fuerza para detenerla así como provocarle un susto repentino en su rostro inexpresivo.

– ¿¡Ehhh!? Comme…!?

– Yo también he aprendido muchas cosas de ti, tesorito. Pero yo… No solo me desaparezco. También te llevaré conmigo~

Atritona
[ La que es incansable ]

Atenea volvió a usar su movimiento, de forma que estando con Jeanne sujeta del pecho ambas se movieron a alta velocidad; después de unos segundos Atenea se detuvo en seco pero soltando a Jeanne, quien por la inercia salió disparada volando por los aires…

Una estrategia atrevida de último momento para lograr des-proteger por completo a Jeanne: ahora tocaba que Atenea aprovechase la energía que había acumulado en su lanza divina Palaidos, que era mucha más a la que había puesto anteriormente, para soltar una estocada frontal.

Justamente la energía divina que estaba impregnada en ella provocó que el golpe de la diosa no solo soltase una ráfaga de viento asesino, sino también un destello de luz como de bronce que avanzó junto con el golpe.

A pesar de la distancia entre ambas, la estocada divina de Atenea avanzó a toda velocidad para alcanzar a la indefensa Jeanne que todavía estaba en el aire. Todos los espectadores solo fueron capaces de ver un destello, de la misma forma que hace momentos atrás, lo que les indicó que muy probablemente la batalla ya había acabado con ese ataque…

Pero, lo que fue obvio para todos, para Jeanne no lo fue; para ella lo más obvio fue que… No se dejaría matar por ese golpe, por más imposible que pudiera ser la situación:

Estando en el aire, movió su espada con ambas manos apretando el mango con todas sus fuerzas, además de cargar su espada con toda la energía divina Shakti que pudiera, logrando con ello que su espada tuviera la mayor potencia divina posible para intentar desviar el golpe vacío divino de la diosa:

Roue de Lumière D'Archange
[ Rueda de luz de arcángel ]

Al mismo tiempo que sus labios se abrían de par en par.

– Adapter!

Vördr Tilpasning
[ Espíritu guardián de Adaptación. Décimo tercero ]

La combinación entre el golpe cargado de energía divina así como la adaptación de la armadura divina consiguió que la espada de Jeanne fuera lo suficientemente fuerte para impactar en la estocada de "vacío" de la diosa de la guerra, para desviarlo como si fuese producto de un milagro.

Una explosión tomó lugar en el campo de batalla, además de muchos pedazos de arrabio que volaron, preocupando bastante a los espectadores humanos, mientras que Atenea suspiraba por lo bajo mientras dejaba caer una rodilla al suelo, recuperando el aliento debido al ataque tan poderoso que había realizado.

« Espero que… No te hayas muerto tan fácil, Juanita… »

Tal como esperaba la diosa, Jeanne salió de entre la nube del humo de la explosión, cayendo de espaldas contra el suelo de forma estrepitosa.

– ¡Ah…! ¡Tras ese impacto severo, ambas peleadoras siguen vivas, aunque… Parece que sus cuerpos no pueden continuar!

Jeanne tosió un poco, para después levantarse del suelo con pesadez para revisar su cuerpo tras recibir el impacto de la lanza de Atenea: su armadura había sufrido varios cortes debido a la ráfaga de aire de la técnica de la diosa, de los cuales había cortes entre los cuales se asomaban unas pocas gotas de sangre.

Pero lo más importante era su brazo izquierdo con el que había desviado el ataque de Atenea…

Catalina destrozada, la razón por la que el suelo estaba lleno de pedazos de arrabio. Ahora en los dedos restantes solo quedaba el mango de lo que alguna vez fue su arma divina.

« N-No… No puede ser… He perdido a Catalina, mi única arma

» No importa lo que haga… Ella está aprendiendo de mi y… Con ese poder me está superando con mucha facilidad… No puedo

» A pesar de todo lo que estoy sacrificando… ¿No puedo ganarle? »

Aquella noticia bajó los ánimos de la muy malherida Jeanne, mientras apretaba con fuerza el mango de su Catalina contra su pecho, sintiendo de nueva cuenta la derrota inminente sin importar lo que hiciera… Un sentimiento que compartió con la humanidad que se sintió desesperada, los dioses que celebraron con gritos de júbilo, y Atenea que estaba recuperando su postura para volver a levantarse…

Una gran tristeza inundó su corazón y alma

No, no era eso… No estaba sintiendo eso

A pesar de todo lo que estaba haciendo, no podría seguir subiendo… A pesar de todo lo que había sacrificado, todo se terminaría ahí… A pesar de su promesa que no se había cumplido, vería su final… No, no, no…

Su lado humano se negaba a ello; su cuerpo, espíritu, y alma humanas se negaban por completo a aceptar esas verdades.

– Non… No voy a… No quiero…

A pesar de su cuerpo privado de signos vitales, Jeanne tras levantarse del suelo sintió algo estallar dentro de su interior; la misma sensación que había tenido aquel día que discutió fervientemente con Carlos VII por haber enviado las cartas, lo mismo que sintió cuando San Miguel le daba la espalda y se retiraba de su espacio mental especial sin importar que rompiera sus promesas, lo mismo que había sentido muy al fondo mientras su cuerpo se quemaba en aquella asta frente a sus enemigos…

Recordar los abrazos de su madre, los cariños de su padre, las bromas con sus hermanos mayores y las muchas veces que cuidaba a su pequeño hermano Pierre… Estar en el ejército disfrutando la compañía de todos los soldados que la cuidaban, estar con el señor Gilles de Rais que la protegía incluso de las pequeñas moscas que volaban a su alrededor, sentarse junto a Carlos VII para decidir el siguiente movimiento de la campaña mientras él se ponía de juguetón… Esas memorias de querer volver a ello…

También despertó ese sentimiento desde el interior del apagado corazón de Jeanne D'Arc:

Una ira incontrolable.

Me niego… ¡¡Me niego a morir aquí!!

La armadura de Jeanne estalló al sentir la gran cantidad de Shakti que le propinó ese ataque de ira; las placas de arrabio se quebraron alrededor del cuerpo de la humana, creando como si fueran venas que se extendieron por toda su piel, desde los pies hasta los brazos, rodeando su pecho y concluyendo en su cabeza, donde tenía el parche que le cubría el ojo.

Ese metal quebrado llegó hasta la mano de Jeanne que estaba sosteniendo el mango de Catalina, que le permitió tomar más pedazos de arrabio para adquirir otra forma de arma a pesar de su mal estado…

Syf, así como los demás dioses se percataron de lo que le estaba pasando al cuerpo y armadura de Jeanne; lo mismo que Geir junto con Leónidas y Sasaki que habían estado de cerca observando las demás batallas, y los enanos Brökk y Eitri que seguían sin entender cómo era posible ese evento:

La doncella se vio sorprendida por sentir su cuerpo más ligero aunque ardiente; se volteó a ver con ojos abiertos por las "llamas" de Shakti que le rodeaban, así como por la nueva arma divina:

Una lanza de gran tamaño, que más bien era un arma de asta*, con algunas placas de arrabio derretido que se extendían en su extremo superior como si fuera una bandera de metal. Igual al estandarte que una vez cargó en vida para encabezar a Francia a la victoria

Mejor arma para lo que sentía en esos momentos no podría haber.

Ese evento provocó los gritos de emoción de parte de todos los soldados franceses en las gradas, al recordar la figura de la pequeña jovencita en Orleans que les llevó a las grandes victorias del pasado. Gilles de Rais de sonrojó un poco y volvió a sonreír, con lágrimas en los ojos, al ver la figura de su comandante de la misma manera que él recordaba… No, ahora se veía mucho mejor.

– Mi señora D'Arc… Se ve tan hermosa. Me alegro que… Que mis pecados no me hayan impedido estar aquí para verla de nuevo.

Pero, entre la emoción de todos los presentes franceses, solo había una figura que estaba mirando todo con silencio, usando un abanico para ocultar las emociones que estaban surgiendo de su corazón: Isabel de Baviera.

« Hace mucho tiempo, cuando estaba viva… Tuve una aventura con Luis de Orleans, el tonto hermano de mi esposo… Recuerdo bien que terminó con un embarazo que no podía concebir, pero… Por la Iglesia no pude abortar

» Así que le encargué a uno de los clérigos que se deshicieran del bebé una vez que naciera… Y nunca más supe noticias de ese suceso ni del paradero que tuvo ese bebé después de eso

» Hasta que se apareció esa jovencita, Jeanne D'Arc, y mi hijo me contó sobre ella… Que había sido adoptada por sus padres cuando la pequeña bebé apareció en su puerta… Las fechas no me coinciden del todo, pero

» ¿Podría ser que…? »

Jeanne levantó su mirada iracunda hacia su oponente Atenea, quien estaba a gran distancia de la humana ya recuperada del desgaste y con su Palaidos de nuevo preparada para volver a atacar; a pesar de la distancia la diosa griega pudo ver con todo detalle la nueva transformación de Jeanne, que le provocó una sonrisa emocionada en sus labios.

« Es lo mismo que había hecho el señor Thor con su martillo, y lo mismo que hicieron las humanas de este Ragnarok… Una arma divina despertada, lo que significa… Que ha aumentado el nivel de esta batalla

» Jeanne D'Arc… Mi querida Juanita »

Fecha de publicación: 14/11/24
Autor: ASFD
Editor: Darklord331

Nota de autor: Muy buenas, mis queridos Ragnabrothers

Felicitaciones especiales a Dharma1421 siendo hoy el día de su cumpleaños, ¡Muchas felicidades, mi querido best brother! ¡Espero que este regalo de capítulo LR sea de tu agrado! :3

La batalla continua: ni Jeanne ni Atenea están dispuestas a ceder la victoria que tanto futuro les está costando. Mucho menos ahora, que ha aparecido el despertar de la armadura de Jeanne; estamos en los últimos momentos de la batalla

¿Qué sucederá a continuación? ¿Jeanne con su nueva adaptación logrará imponerse ante la diosa de la guerra? ¿Atenea todavía tendrá unos cuantos power-ups metidos en la raja pa usarlos en caso de ser superada? ¿Será que habrá de nuevo empate en esta ronda *risas fingidas*? ¿Será que Mérope y Beelzebu se volverán secuaces hasta que Bamapana vuelva y le diga "Sullivan dame a la niña"? ¿Será que Ishtar LoR y Mérope LR se harán mejores amigas de repente?

Todo esto y más en el siguiente capítulo; hemos terminado la publicación de esta ocasión, y de una aviso que la siguiente… Será muy UwU

Así que, sin más que decir, ¡Los leo en el siguiente capítulo!

Recordatorio: La publicación de capítulos es cada 21 días.

***

Nuevos términos

* Arma de astaArma que consiste en un palo o vástago, en cuyo extremo se fija una hoja metálica o cuchilla puntiaguda.

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