Capítulo 95.2: Verdades ocultas

Atenea llegó a la puerta de su habitación justamente cuando Ares la cerraba tras dejar entrar a las 3 mujeres.

– Por fin… ¡El castigo de papi de darme un sermón ha terminado! ¡He vuelto a casa!

– Hermana, eso fue muy rápido, ¿Está todo--?

– ¡Si, lo que sea, ya vete y no te quiero cerca de mis cosas! – Atenea pasó de largo a Ares y entró a su habitación, dando un golpe con la puerta – ¡Chicaaaaaaas! ¡Ya volví!

– ¡Señora Atenea…! – Medusa y Arachne se lanzaron de inmediato a abrazar a la diosa – ¡Estábamos preocupadas por usted!

[ ¿Se encuentra bien? ]

– Si, claro que si, obvio que estoy bien… Pero, si me disculpan chicas… Debo ir a saludar a… ¡A Pallas!

Una vez que Atenea se libró de ambas, acudió a Pallas en un abrazo que ella respondió de la misma manera: usando toda su fuerza, brincos y chillidos infantiles, así como un poco de toqueteo excesivo para halagar las cualidades físicas de cada una.

El mito también tenía sus diferencias: en la mitología se cuenta que Pallas, hija de Tritón, se crió con Atenea, lo que llevó a ambas a convertirse en mejores amigas.

En realidad, ambas estaban muy alejadas una de la otra: Pallas fue la última hija de los Titanes, nacida antes de la Titanomaquia y abandonada mientras el Olimpo prosperaba, mientras que Atenea había nacido bajo el techo y el cuidado del Monte Olimpo en relativa paz y seguridad.

Pero, a pesar de sus notables diferencias, el día que Atenea salió para darle caza y se encontró con ella, mientras que Pallas se preparaba para pelear…

En cuanto sus ojos chocaron, hubo un "clic": cuerpos, corazón, espíritus, personalidades y almas. A diferencia de Medusa y Arachne, Pallas era una figura mucho más cercana e íntima para Atenea, como su hermana gemela. La mitad de su existencia…

– ¡Si viniste! ¡Recibiste al mochuelo que te envié hoy en la mañana!

– ¡Claro que si! Después que se estrelló 3 veces en mi ventana.

– ¡Jajaja, que ave tan idiota!

– ¡Casi tan idiota como su dueña!

– ¡Jajajajaja--! Espera, ¿Qué dijiste? – Atenea lanzó sus manos para apretar los pechos de Pallas – Confiesa tus pecados.

– ¿Ah si? – Pallas lanzó sus manos para apretar el trasero de Atenea, junto con una sonrisa y guiño coquetos – Oblígame~

– Señora Atenea…

[ Pare por favor. ]

Medusa y Arachne se encendieron en grandes celos por la cercanía de Pallas, lo que obligó a ambas a dejar de actuar de esa manera.

– No se preocupen chicas… ¡Hay mucha Atenea para todas!

– ¡Pero más para mi! – Pallas abrazó a su amiga – Yo tengo derecho de antigüedad, y la reclamo como mía y solo mía.

– ¡Ay, Pallas! ¡Haces que me sonroje! Por cierto, eso me recuerda… ¡Toma mi regalo!

Por último, Atenea extendió a Pallas un palito de dulce de caramelo; la mujer titánide levantó una ceja en confusión.

– Okey… ¿Qué se supone que deba ver?

– ¡Toma, toma! Tiene un botón secreto que si lo aprietas hace cosas locas… ¡Ay, es cierto! ¡Hay que hacer espacio!

Medusa, Arachne y Atenea hicieron suficiente espacio para que la mujer buscase en el pequeño palito hasta encontrar el botón que al accionar se transformó: una lanza dorada, con una punta parecida a una estrella de cuatro puntas.

– Esto es…

– Mi regalo especial para ti, aunque lo hizo Hefesto onii-chan con mucho empeño… ¡A ti, que siempre te encanta estar en peleas aunque no las puedas ganar! ¡Ahora tienes un motivo menos para perder!

– ¿Perder? ¿Con quién crees que estás hablando? – Pallas agitó la cabellera de Atenea – ¡Estoy muy segura que yo te ganaría en un duelo una a una!

– ¿Eso crees? ¡Claro que no! ¡Yo te haría pedazos!

– Oiga, señora Atenea… No quiero interrumpirla, pero…

[ ¿Es cierto que esta mansión es una habitación? Es enorme, como una mazmorra. ]

La verdad de lo que se supone era la habitación de la diosa griega: una sala común donde estaban las 4 mujeres divinas reunidas, con una mesa y cojines para pasar un tiempo agradable. Armarios llenos de ropa así como de libros, por lo menos 3 pisos en donde se podían ver camas vacías y puertas que seguramente conducían a cuartos pequeños e inidivuales.

– ¿Ustedes creen? – Atenea bostezó con aburrimiento fingido – La verdad creo que es muy pequeño, pero ya convencí a mi papi de hacer más espacio.

– ¿¡Más espacio!? – a las 3 mujeres se les salieron los ojos – ¿¡Para qué!?

– Pues para una sola cosa, que es el motivo por el que ustedes han recibido lindos regalos de mi parte, y el motivo para hacer esta lady’s night ¡Necesito más espacio si quiero vivir con mis besties!

– … ¿Qué?

[ ¿Está hablando en serio, señora Atenea? ]

– Hermanita… No me gustan las malas bromas como esa…

– ¿Quién se está riendo? ¡Solo yo! – Atenea soltó una risa nerviosa – ¡Es la mera verdad! ¡Quiero que ustedes vivan conmigo!

– … ¡Ayyyyyy!

Las 4 se tomaron de las manos y empezaron a saltar en círculos, repletas de emoción femenina, que se alcanzó a escuchar en el palacio del Monte Olimpo.

Muy bien… ¡Empecemos la fiesta!

– ¡Siiiiiii ☆!

Lady’s night es el término que adoptó Atenea para hacer lo que significa: una noche de chicas. Normalmente las llevaba a cabo en las cuevas de Medusa o Arachne, o en la casa abandonada de Pallas, y por primera vez Atenea sería la anfitriona de su fiesta femenil.

Su reunión consistió en una pijamada con todo lo que quisieron hacer: películas de terror para soltar gritos, así como románticas para reír, llorar y provocar celos de parte de las 4; palomitas, golosinas y mucha bebida gaseosa como invento cortesía de Hefesto y Dionisio…

Juegos de verdad y reto para revelar secretos íntimos de Medusa, obligar a Arachne y Atenea a una competencia de costura, y hacer que Pallas salga a robar ropa interior de los 12 olímpicos; manicure y pedicure así como mucho maquillaje, muda de piel y escamas, un baño grupal en el sauna, masajes, tratamiento facial…

Para finalizar, las 4 amigas se sentaron en un círculo, comiendo lo que quedaba de palomitas y hablando de sus últimos temas nocturnos:

– ¡No es justo, señora Atenea! – se quejó Medusa con un sonrojo en sus mejillas debido a su gaseosa de uva – No es justo que solo abrace a la señora Pallas de esa forma, ¡Yo también quiero ese trato!

[ Yo también. ] indicó Arachne, mientras tejía un suéter [ Nosotras también queremos ser muy cercanas a usted, señora Atenea. La señora Pallas es muy egoísta. ]

– Claro que soy egoísta, porque yo ya pasé la primera barrera… ¡Atenea no es una señora, sino mi bestie! – Pallas volvió a acercarse a Atenea abrazándola del hombro, provocando nuevamente los celos de parte de ambas.

– ¡Ya, ya! Ya les dije que hay suficiente de mi para todas… ¡De lo contrario, me exprimirán como uva!

– Aunque ellas tienen razón, lo que me hace preguntarme… Hermanita, dinos, de todas nosotras, ¿Quién es tu favorita?

– ¿Eh? Y-Yo…

Atenea solo se sonrojó por lo bajo sin querer contestar, aunque la respuesta fue muy obvia tanto para ella misma como para Pallas; Medusa y Arachne no entendieron bien la indirecta muy directa.

– Seguramente soy yo, ¡Pero no lo quiere admitir! ¡Está bien, señora Atenea!

[ Te equivocas, soy yo. No habla porque le recuerda a mi. ]

– ¿Y si hacemos un reto? – sonrió Pallas de oreja a oreja – ¡La primera en volverse la décimo tercera del Olimpo sin sufrir la maldición de Adamas será su favorita!

– ¿Adamas? Nunca había oído ese nombre.

[ ¿De quién se trata, señora Atenea? ¿Usted lo conoce? ]

– ¡Claro que no! – Atenea negó con movimientos frenéticos de la cabeza – ¡Ese tal Adamas no es más que un mito! ¡Nada, no hay, no existe!

– Supongo que tienes razón… Pártenos.

Atenea apartó la mirada con un sonrojo muy evidente imposible de ocultar.

– ¿Quién tiene más hambre?

– ¿Qué pasa, hermanita? ¿No les has contado esa historia a Medusa ni a Arachne?

– ¿Qué historia, señora Atenea?

[ Me interesa escuchar eso. ]

– ¡Pallas, juraste que nunca contarías esa historia…! – Atenea se abalanzó en Pallas para intentar silenciarla – ¡No hables o te reventaré tus sacos de leche!

– ¡No puedo evitarlo! Se trata de una historia privada de nuestra querida Atenea… ¡Por haber perdido una apuesta!

– ¿¡La señora Atenea perdió una apuesta!?

[ Eso es imposible. ]

Atenea intentó callar a Pallas pero fue vencida, y terminó como asiento de su amiga.

– Verán… Nuestra querida Atenea es la heredera de todo este lugar, el Olimpo, y tiene muchos poderes y dones locos… Parece jefe final sacada de videojuego con tantas cosas locas que hace…

» Así que, un día se le ocurrió hacer una apuesta de vencidas: juraba que podía vencer a todos los dioses, y que haría lo que quisiera aquel que la derrotara. Una apuesta muy arriesgada, pero los dioses aceptaron:

» Solo peleó con su tía mayor Hestia, quien la venció sin dificultad. Después de eso, Hestia le prohibió tener novio, pareja, amante, esposo e incluso perder su virginidad.

» ¡Por eso, le puse el apodo de "Atenea Pártenos" o sea "Atenea la virgen" y se puso a llorar 4 semanas enteras!

Medusa y Arachne quedaron con los ojos como platos, mientras que Atenea debajo del regazo de Pallas se retorcía como gusano y con la cara en extremo roja.

– ¡Cállate, cállate, cállate! ¡Ya lo había olvidado hasta que decidiste hablar!

– Pero… ¡Pero es imposible! ¡La señora Atenea es muy fuerte!

[ Es la mejor diosa que hayamos conocido. Es imposible que sea derrotada. ]

– Si, yo lo sé… ¡Más porque tiene hacks hasta en las patas!

– ¿Hacks? ¿A qué se refiere?

– ¿Esa tampoco se la saben? – Pallas agitó la cabeza de Atenea antes que ella pudiera levantarse de nuevo – Verán…

» No es la elegida para ser la heredera solo porque sea tan linda y eso, sino porque tiene muchos… Demasiados poderes locos, como les dije.

» En primer lugar, ha mostrado que tiene la fuerza de su padre el todopoderoso Zeus. Pero no le gusta ser tan físico-culturista o se vería muy rara, según ella…

» También puede usar rayos: una vez que estábamos jugando sacó chispas, y nos pasamos jugando vencidas con el cabello rizado, ¡Fue muy divertido!

» Y también tiene un don extra… Suponemos que lo sacó de su madre, ya que su padre es muy fuerte pero idiota. El punto es…

» Al explotar la capacidad de su mente, alcanza una forma de percepción que supera todo lo conocido: percibe todos los movimientos posibles en un entorno, analizando los patrones y seguimientos, hasta conseguir… Un análisis perfecto del 99.99% de fiabilidad para prever y vencer miles de millones de enemigos…

» Un poder de la guerra que sobrepasa todo lo que nosotras podríamos conocer… ¡El análisis perfecto que vuelve a sus ojos como estrellas! ¡La Conciencia de Guerra!

Por fin, después de tanta humillación que estaba sufriendo, Atenea logró ponerse de pie aunque envió a Pallas al suelo.

– ¡Ya basta! ¡Además, todavía no tiene nombre, ya que te dije que ese no me gusta!

– ¡Nunca cambias…! En fin, ese es el verdadero potencial de nuestra diosa favorita.

Medusa y Arachne se sonrojaron de la emoción al tiempo que sus ojos brillaban como pequeñas estrellas, provocando incomodidad en Atenea.

– Podemos… ¿Podemos ver esa habilidad en acción? – preguntó Medusa, llevándose un asentimiento de Arachne.

Atenea se llevó una mano a la cabeza con un largo suspiro de fastidio.

– … Está bien… Solo porque ustedes me lo piden.

– ¡Vamos, hermanita! ¡Tengamos un poco de diversión!

Las mujeres acomodaron en sitio dejando un espacio libre en la sala común, lo suficiente para tener un duelo entre Pallas y Atenea. Solo con sus manos y fuerza propia, y un círculo en dónde la ganadora sería quien sacaste a su rival.

En cuanto Medusa dió la señal de comienzo, la pelea entre ambas comenzó: Pallas se dirigió de frente con una embestida para tomar a Atenea de la cintura y arrojarla. Sabía muy bien que, en cuanto a estadísticas físicas, superaba a Atenea por mucho…

Pero en habilidad mental era muy distinto: Atenea respiró profundo y activó su poder divino que le provocó estrellas oculares.

En cuanto Pallas llegó a ella, Atenea se movió para dejarla pasar, y como acción adicional le propinó un golpe en la espalda que inmovilizó a Pallas en el suelo unos segundos. Pallas no se rindió y se levantó de golpe, lanzando una patada con la intención de darle a Atenea…

Pero la diosa de la guerra ya había previsto eso retirándose varios pasos; Pallas se levantó y lanzó varios manotazos al aire, los cuales Atenea logró evadir con impunidad total, dejando a Medusa y Arachne con las bocas abiertas.

« Así que… Ella pudo haberme vencido… » Medusa estaba sorprendida, al recordar la pequeña pelea que habían tenido horas atrás.

Por último, Pallas lanzó una patada que hizo retroceder a Atenea, pero después saltó hasta posicionarse a espaldas de su amiga con la intención de darle un ataque sorpresa…

Ataque que si fue sorpresa, pero para Pallas: Atenea lo había previsto y lanzó una patada a sus espaldas que consiguió dar en el estómago de Pallas, con la suficiente fuerza para sacarla del círculo de una vez.

[ Fin de la pelea. La señora Atenea gana. ]

– ¡Lo sabía! – Medusa sonrió y se agitó de forma que su cascabel llenó el ambiente por completo.

Pallas tosió un poco dado que le había sacado el aire, pero no tardó mucho en recuperarse por completo.

– Veo que has mejorado bastante, ¿O es por tus poderes locos?

» ¿Hmmmm? ¿Atenea?

La diosa de la guerra había quedado de pie dándole la espalda a sus amigas; ante las palabras de Pallas, se giró a ellas:

– Gracias chicas… – asintió Atenea, con un par de tapones en la nariz, una bolsa de hielo en la cabeza, y recostada en el regazo de Pallas – Eso dolió mucho…

– ¿Qué fue lo que pasó? – Medusa y Arachne temblaban en pavor después de haber visto a su diosa favorita en ese estado.

– Son las consecuencias de usar eso… Uso mi cabeza demasiado y… Siento que me revienta como palomita, me da mucho mareo, y… a veces me sangra… Y a veces me desmayo… Y a veces saludo a mi abuelito…

– ¡Ja! ¡No aguantas nada! – rió Pallas mientras acariciaba la cabellera de la diosa – Lo que me recuerda, creo que ya es hora de dormir, ¿No creen chicas?

– Eso creo… – Medusa y Arachne bostezaron al mismo tiempo.

– Por cierto, a ustedes 2… Escojan el piso que más les guste, y mañana saldremos para recoger sus cosas para que se queden aquí.

[ ¿Eso que dice es en serio? ]

– … ¿Lo dice en serio? – preguntó Medusa también, con un sonrojo visible en sus mejillas.

Atenea sonrió a ambas mujeres con sinceridad.

– Lo digo con todo el corazón. Nada me haría más feliz que tener a mis besties siempre conmigo…

Medusa y Arachne se volvieron a dejar llevar por las lágrimas de forma que se abalanzaron a Atenea, aunque Pallas las detuvo dado que su condición todavía no era muy buena.

Se prepararon para dormir esa noche, aunque tanto Medusa como Arachne intentaron quedarse a cuidar de Atenea; Pallas les detuvo a ambas y se ofreció a quedarse con Atenea. A pesar de su mucha insistencia, al final Medusa y Arachne cedieron, escogieron sus respectivos sitios y se quedaron profundamente dormidas luego de ese día tan agotador…

Además que la suavidad y comodidad de sus nuevos cuartos, comparados con las cuevas dónde se la pasaban, ayudó a que concilaran el sueño mucho más rápido. Pallas y Atenea se terminaron quedando en la sala común, en soledad.

– Ahora somos solo tú y yo… – Atenea sonrió por lo bajo – Me encanta cuando solo somos nosotras, como en los viejos tiempos.

– Tienes razón. Se siente muy bien… Aunque también me gusta estar con ellas.

– A mi también, ¿Por quién me tomas?

– Entonces dime, ¿Cuál es el otro motivo por el cual quieres que vivamos contigo?

– … ¿Tan bien me conoces?

– Compartíamos pañales, papilla, tina, y estoy segura que la señora Hera nos dio a morder chichis al mismo tiempo.

– Sigue soñando: mi mami solo tenía chichis para mi.

– Solo bromeo… Aunque me hubiera gustado compartir chichis contigo.

Atenea suspiró por lo bajo, quitándose la bolsa de hielo de la cabeza así como los tapones para su nariz.

– Quiero cuidar de ustedes… Después de todo, es mi deber como la número #1 del Olimpo.

– Sigues con eso… ¿No te cansas de decir esa mentira? ¿Te crees ese cuento?

– No es un cuento ni una mentira… Es la verdad.

» Mi papá tiene razón. Después de vencer a Cronos, a los Titanes y sostener el Olimpo en sus hombros… Él es la gran fuerza de nosotros, los dioses griegos… Pero… No siempre puede cargar con eso él solo.

» Y tampoco puede lograrlo todo, así como… Lo que le ocurrió a mi mamá. Por eso… Por eso yo nací.

» Yo debo cumplir con ese deber, para algún día sustituir a mi padre. Ser yo la fuerza del Olimpo y cargar en mis hombros los que él me dejará. Ese… es mi propósito.

– No seas tan exigente contigo misma. A fin de cuentas eres una niña, ¿Qué sabrás tú de todo eso? Además, debes aprender a tener límites, o colapsarás como lo acabas de hacer.

– No, hermana… No lo entiendes.

» Esto es para lo que nací, y esto es para lo que tengo todo lo que tengo: la fuerza y poder de mi padre, junto con la inteligencia de mi madre que se convirtió en ese don…

» Él tiene razón cuando habló conmigo: tengo un camino que recorrer, una escalera que subir, un punto al qué llegar… Debo cumplir con esto.

» Pero… Sé que todavía me falta mucho… En especial, la fuerza mental para soportar todo esto… Sé que llegará el día en que tomaré ese puesto, y cuando lo haga… Lo que más temo es que ya no pueda estar con ustedes…

» Por eso… Vivirán conmigo a partir de hoy. Así cumpliré con mi deber, mi propósito, y podré estar con ustedes todos los días, ¡Será divertido! ¡Podré hacerles coronas a todas ustedes, y se volverán mi séquito de princesas! ¡Les daré vestidos lindos y haré que se casen con dioses de todos los panteones, para volverme la soberana absoluta!

» ¡Uy si, ya estoy por emparejarlas: Arachne podría casarse con un chino o con un asiático… Medusa con alguien exótico, tal vez con alguien del Svarga, y tú--!

– Atenea, ya basta.

Pallas se abalanzó en Atenea cambiando de sitios: ahora la mujer titánide acorraló a la diosa en el suelo, con sus piernas a los costados, las palmas extendidas junto a su cabeza, y sus rostros cerca uno del otro.

Atenea no hizo ni actuó en contra, dado que ya estaba acostumbrada a que hicieran eso de vez en cuando; más bien, significaba que Pallas quería dejar un mensaje en claro.

– ¿Ahora a qué te refieres con "ya basta"?

– Hablas todo eso pero es mentira.

– ¿Mentira? ¿A qué te refieres?

– Dices ser la mejor, la elegida de la profecía y no sé qué tanto sin sentido, pero… No demuestras que eres la mejor. Puedo ver la envidia y los celos que tienes… Además de tu insatisfacción.

Atenea rió por lo bajo.

– ¿Tanto se me nota?

– Soy tu hermana, y tú eres mi hermanita… Algo como eso nunca se me podría escapar de la vista.

Atenea desvió la mirada por un momento.

– Tengo todo esto, estos poderes y estos deberes… Pero, yo no quiero nada de eso.

» No quiero una corona en la cabeza, no quiero un trono para mi trasero, ni quiero ser la señora de todos aquí… Solo quiero ser como ustedes: mortales que no tienen que preocuparse de nada, sino solo de vivir y existir. Sentir dicha y felicidad por las cosas más pequeñas, sin tener que pensar a lo grande…

» Estos poderes… Nunca los pedí, y la verdad no los quiero en lo absoluto. La cabeza me duele, la información fluye, y no puedo estar en paz con tantas posibilidades… ¡Odio haber nacido siendo la más fuerte!

– Pero no eres la más fuerte… No lo eres porque no quieres serlo, aunque… También veo que lo anhelas ser.

– Claro que quiero ser más fuerte… Quiero ser capaz de hacer lo que mi papi hace: cuidar a otros. Y también… me gustaría lograr mucho más, para evitar que suceda lo que le ocurrió a mi mamá…

» Pero… No quiero hacerlo con estos poderes tontos y estúpidos… Tampoco con la fuerza y rayos tontos que me heredó mi papá…

» Quiero hacerlo con mi propio esfuerzo. Sentir que… Soy algo más que solo un recipiente al que le puedes echar todo lo que quieras con tal que sea vea más bonito…

» Quiero ser la más fuerte por ser Atenea… No ser Atenea por ser la más fuerte.

– ¿Huh? ¿Ya te pusiste filosófica? Además que no te entendí nada.

– O sea… Que si fuera una serpiente petrifica hombres, una araña muda y tejedora, o una titánide… Seguiría siendo yo.

» Pero… Veo en ustedes lo que yo no tengo… La fuerza de Medusa, el talento e inteligencia de Arachne, tu valentía. Pero yo, siendo solo yo misma, no puedo alcanzar nada de eso; mi siquiera pude ganar una tonta apuesta de niña…

» ¿Tiene algún sentido que quiera ser algo solo por mi cuenta? ¿No estoy siendo arrogante al querer salir del molde en que fui construida? ¿No debería… volver a mi lugar en este mundo y cumplir mi rol?

Pallas suspiró también por lo bajo, para después pasar una de sus manos a las mejillas de la diosa, también su diosa favorita.

– Está bien que no seas 100% perfecta… Después de todo, ¿Sería la vida divertida si vencerás a tus enemigos con un solo golpe?

» Lo mejor de la vida es vivirla y disfrutarla: transitar este camino con obstáculos y problemas, que son los que nos recuerdan que la vida es valiosa por si misma y no por el rol que tenemos que cumplir…

Pallas acomodó los mechones de cabello de Atenea de forma coqueta.

– Lo mismo es contigo: tú siempre has sido la mejor por ser tú, y no por lo que puedes ofrecer al mundo.

– … Dices esas cosas tan geniales, pero… No lo entiendes. Tengo que cumplir una labor.

– Algo que no quieres.

– Debo siempre aspirar a lo mejor… Para mí y para ustedes también: debo ser la mejor para cuidarlas a ustedes…

– No tienes que hacerlo todo tú sola. Nosotras también podemos ayudar, ¿No es así?

» Medusa puede ayudarte a ser más fuerte y veloz, Arachne puede ayudarte a manejar tus armas y convertir ese talento en provecho, y yo…

» No me molestaría dar mi vida por ti… Empezando por mi sangre.

– … ¿Estás intentando seducirme, o me quieres ofrecer esa cosa de tu sangre?

– Un poco de ambas. Aunque… Me refería a lo segundo.

Hades no era el único que tenía en su sangre aquella sustancia especial capaz de convertir las armas divinas en su mejor versión: Icór de Plutón. Pallas también había nacido con esa sustancia…

De hecho, los Titanes esperaban crear varios dioses con esa sustancia para usarlos en su propio beneficio, pero gracias a la Titanomaquia y a la Gigantomaquia esos planes se desbarataron; ahora solo quedaban Hades y Pallas como únicos usuarios del Icór.

Atenea se sonrojó un poco con la propuesta de Pallas.

– ¿Estás loca? ¿Me viste con cara de inútil pelimorada que necesita 88 hombres musculosos para protegerla?

– Te veo con cara de Atenea, mi mejor amiga… No, mi hermanita. La única que he tenido… y también mi diosa favorita… Y veo… Que no tienes que estar sola.

» Nosotras estamos para ti… Yo estoy para ti. No importa lo que sea… Estoy dispuesta a sacrificar mi vida por ti, si es necesario.

– … Claro que sí. Un bomboncito como yo merece ese tipo de atención, ¿No es así?

– … Si, claro… Un bomboncito merece lo mejor.

» Pero… Si realmente quieres ser la mejor siendo tú misma, tendrás que aceptar tus dones y poderes, y el apoyo de nosotros. A fin de cuentas, todo es parte de ti: naciste con tus dones, creciste con ellos, vives con nosotras… Y estaremos contigo hasta el final.

– ¿Eso crees?

– Claro que sí. Pero un paso a la vez: no quieras cargar el mundo tú sola, sino que empieza cargando contigo misma. Y si no puedes, nosotras… y yo, estamos aquí para ti. Te cargaremos-- Te cargaré con mis manos para que nunca caigas.

» Si quieres seguir con eso de ser la mejor, debes dar lo mejor; nada de copias baratas ni mala calidad. Lo mejor para la mujer que quieres ser…

» Tal vez por eso la señora Hera te heredó esos poderes y dones que te sangran la cabeza. Si realmente vas a ser la mejor, debes estar preparada para lo peor. Y qué mejor que sabiendo absolutamente todo, para siempre ganar.

– ¿Eso piensas? ¿No crees que mi madre me maldijo con este poder?

– … No lo sabremos hasta el día en que hayas dado todo… Si ganas, habrá sido una bendición, y si pierdes, habra sido una maldición…

» … Pero yo no creo que haya sido algo malo para ti. Al contrario… Pienso que es la mejor bendición con que pudiste haber nacido.

La diosa rió por lo bajo y también extendió una mano para tomar la mejilla de Pallas en un gesto amoroso; para ella, Pallas era la persona más importante en toda su vida, la mitad perfecta…

– … Supongo que tienes razón… Siempre tienes razón…

– Yo si tomaba ácido fólico de pequeña, ¿Tú no? Qué tonta.

– Mira quién habla.

Ambas soltaron un bostezo al mismo tiempo, indicándoles que ya debían dormir: con mucho pesar se levantaron, tomaron una ducha juntas, se cambiaron con pijamas y fueron a la habitación de Atenea. Dentro de las cobijas y rodeadas de peluches, sus pies jugaron un poco antes de que cerrasen sus ojos.

– Oye, Pallas…

– ¿Qué pasa, Atenea?

– ¿Ya te he dicho… lo mucho que te amo… Hermana?

– … Si… Me lo has dicho mucho…

– Bueno, solo para recordarte… Te amo, Pallas.

– Yo también. Yo… también…

La rutina de la diosa de la guerra cambió bastante con su decisión respecto a sus amigas.

Aparte de atender los deberes y responsabilidades que le daba Poseidón, también debía cuidar de sus amigas que no tenían mucho qué hacer en el Olimpo; la única excepción era Pallas que le gustaba hacer viajes en las fronteras del reino griego, más que nada para pelear con monstruos menores…

De ahí vino una nueva idea para reunir a todas las amigas: que las 4 se volvieran alumnas de Poseidón. Esto obviamente desagradó por completo al dios de los mares, pero cuando Zeus dio la orden final no pudo hacer más que acatar…

Aunque, para sorpresa de todos, esto supuso un mayor reto para Atenea: intentar alcanzar a sus amigas mortales con su propio esfuerzo. Y para su propia sorpresa, ella seguía estando muy lejos de ellas sin importar cuánto entrenara.

Medusa, Arachne y Pallas mejoraron bastante en sus habilidades, pero Atenea siguió abajo… Abajo de sus mejores amigas…

Una rutina que terminó de forma abrupta aquel día:

– Ya basta… Me estoy… muriendo…

La diosa de la guerra se tumbó en el suelo con pesadez tras un día muy caluroso de entrenamiento con Poseidón; de inmediato Medusa y Arachne acudieron a ayudarla a levantarse así como a refrescarla.

– Señora Atenea, está muy roja y sudada.

[ Tome un poco de agua. ]

– Ustedes 2, déjenla.

Ante la orden de Poseidón ambas mortales se apartaron casi sin pensarlo de Atenea, dándole chance a que el dios de los mares se acercase; pero Pallas se interpuso no dejándole más paso.

– Ni se te ocurra tocarle un solo cabello.

– Muévete.

– Claro que--

– Pallas, no te… preocupes… Yo me… encargo…

Aunque no del todo convencida Pallas se movió para dejar pasar a Poseidón, quien llegó a Atenea que había sido ayudada por Medusa y Arachne para ponerse de pie de nuevo.

– D-Dígame señor Poseidón… ¿Qué se le ofrece?

– Otra vez estás fallando en tu entrenamiento. Se suponía que mejorarías, pero solo empeoras… Peor y peor.

– Si, si… Ya sé. Alguien como yo no puede alcanzar su--

– Todo es por culpa de estas mortales que se entrometieron en tu vida. Deshazte de ellas, ahora mismo.

– ¡Oye! – Pallas volvió a interponerse al notar el cambio en la conversación – ¡Nada de eso! ¡Nosotras estamos aquí para ayudar a nuestra Atenea, no como ustedes…! ¡Solo la perjudican y la lastiman con sus muchos deberes y responsabilidades!

– Pallas, detente…

– ¡¿Alguna vez le han preguntado cómo se siente con todo esto!?

– No, y no me importa… – Poseidón dirigió sus ojos azules a Pallas para conectar una mirada con ella, lo que le hizo temblar las piernas – Es un dios, y su deber es ser un dios. Es todo lo que debe importarle… Nada de tonterías ni sin sentidos.

» Los dioses no se unen, los dioses no conspiran, los dioses no confían en los demás. Así es como un dios debe ser; somos perfectos, cada uno a su manera…

» Un dios no necesita estorbos como ustedes.

– Eso no importa. Lo que importa es que ella es mi hermanita y mi mejor amiga… No permitiré que nada malo le pase, incluso si tengo que enfrentar grandes idiotas como tú.

– ¡Pallas, ya basta!

La titanide chasqueó la lengua ante las palabras de Atenea; la diosa suspiró e inclinó la cabeza en señal de respeto.

– Lo siento, señor Poseidón. No… No pasará de nuevo. Pero ellas… No se pueden ir. Fue una orden de mi padre Zeus.

– … Si… Ya lo sé… Pero no mencionó nada sobre ti.

– ¿Cómo--?

Antes que pudieran darse cuenta, un corte apareció en uno de los brazos de Atenea, lanzando un chorro de sangre por los aires que asustó a todas las presentes.

– ¡Atenea! – Pallas así como Medusa y Arachne socorrieron a la diosa, quien cayó de rodillas al suelo al tiempo que se cubría la herida en su brazo.

– ¡¿Qué fue eso!?

– Eso fue el poder de un dios.

Poseidón había sido el responsable de ese ataque: ahora estaba a varios metros de distancia de la reunión de mujeres, con su tridente en alto y sangre corriendo por una de sus puntas.

– Es una desgracia que una mujer como tu sea la hija favorita de Zeus… Debería darte vergüenza haber sido incapaz de ver ese simple ataque.

– ¡¿Cómo te atreves!? – Pallas levantó su visto de forma airada, al tiempo que sacaba la lanza que Atenea le regaló para defenderse.

– Zeus habló que a ellas no podía tocarlas… Pero no dijo nada sobre ti. Así que, todo lo que tengo pensado hacerle a ellas, te lo haré a ti. A menos… Que me demuestres que eres una auténtica diosa.

Atenea respiró hondo con grandes bocanadas, para después levantarse del suelo así como sus ojos que dirigió al dios.

– En ese caso… Tengamos un duelo, querido tío…

» Si yo gano, mis amigas se quedan y tú dejas de ser tan… tan… tan amargado y bobo. Les pedirás una disculpa de rodillas, y todo seguirá como si nada. Pero, si tú ganas--

Si yo gano, harás lo que ellas debieron hacer desde el principio: te irás del Olimpo, para siempre, hasta que… No. No volverás aquí, nunca jamás.

– ¡S-Señora Atenea…! – Medusa y Arachne se asustaron bastante del reto.

– No, ella no va a hacer nada de eso… – negó Pallas con mucha rabia, pero Atenea le golpeó el hombro de forma amistosa.

– No te preocupes, hermana. Es mi pelea… Y yo ganaré fácilmente.

Atenea arrebató la lanza de Pallas y se lanzó a una ofensiva directa a Poseidón con gran velocidad, tomando por sorpresa a sus amigas. La diosa de la guerra llegó hasta la espalda de Poseidón y apretó su lanza con ambos brazos, dispuesta a dar un tajo directo para cortar al dios.

– ¡Esto se termina aquí--!

– ¿En serio harás eso?

Poseidón sin voltear levantó su tridente, de forma que la lanza de Atenea impactó de lleno; pero su propia fuerza no fue suficiente para deshacer la simple postura defensiva del dios de los mares.

– ¿¡Huh!?

– Estás demasiado cansada después de un simple entrenamiento… ¿Pensabas que esa actitud tan arrogante cambiaría tu cuerpo tan débil? Aprende tu lugar… y compórtate como un dios.

El dios de los mares apartó la lanza de Atenea de golpe con su tridente, de forma que el impulso que la diosa llevaba le hizo caer de cara en el cuerpo de Poseidón; una vez que ella chocó, el dios levantó su mano para darle una abofetada a Atenea con la suficiente fuerza para dejar su mano marcada en la mejilla de la niña.

Atenea cayó de golpe contra el suelo, dejando caer su arma prestada y provocando que sus 3 amigas se abalanzaran sobre ella para atenderla.

– ¡Señora Atenea! – Medusa la cargó en brazos mientras que Arachne empezó a aplastar su pecho en un mal intento de RCP.

– ¡Maldito rubio! ¡¿Qué le hiciste a mi hermana!? – Pallas enseñó los dientes a modo de furia.

– Es lamentable que tan solo un golpe te haya mandado al suelo… – Poseidón se dio la media vuelta y caminó de vuelta al Olimpo – No quiero volverte a ver. Vete de una vez…

– … Oye… Hey…

Poseidón se detuvo ante la casi inconsciente voz de su sobrina, quien se irguió del suelo con lentitud, con una mirada llena de enojo infantil y la mejilla hinchada en rojo ardiente.

– La pelea… ¡Apenas empieza!

De nuevo Atenea fue la primera en atacar; tomando de nuevo la lanza de Pallas y lanzándose en una embestida frontal, a toda velocidad posible y con todas las fuerzas que su cuerpo le permitía…

Ese fue su gran error: estando a tan solo unos centímetros de conectar su ataque, la diosa perdió todas sus fuerzas en las piernas, lo que le hizo trastabillar y perder el impulso.

– ¡¿Huh…!? – eso fue ocasión para que perdiera su postura, lo que le dio apertura total a Poseidón…

Y de nuevo fue recibida con una bofetada, ahora en la otra mejilla, que de nuevo la mandó contra el suelo; Medusa, Arachne y Pallas volvieron a acercarse muy preocupadas.

– ¡Señora Atenea, por favor respire!

– ¡Idiota, deja de golpear a mi hermana!

– Ya te lo dije; fuera de aquí.

Atenea con bastante dolor pero todavía consciente volvió a sonreír.

– … Yo también te lo dije… ¡Apenas estamos empezando!

Atenea de nuevo se lanzó contra Poseidón, pero de nuevo fue recibida con otra bofetada que le volvió a mandar al suelo, para después ser otra vez atendida por sus amigas y amenazada de nuevo por Posedión…

No hace falta mencionar que esa fue la rutina que pasó una, y otra, y otra, y otra, y otra vez…

Muchas veces se levantó Atenea para atacar a Poseidón, pero todas las veces fue vencida por Poseidón; todos los movimientos y ataques que realizó fueron bloqueados, anulados y deshechos por el dios de los mares, para después darle una bofetada que la mandaría contra el suelo.

Así siguieron hasta muy avanzada la noche, cuando el escándalo provocó que varios dioses menores se congregaran, y tal reunión provocó que los olímpicos hicieran acto de presencia…

– Ya veo… No entiendo nada. – Hestia se llevó una mano a la boca – ¿Qué están haciendo?

– Creo que es otra apuesta… – respondió Hermes con las manos en la espalda.

– ¿En serio? ¡Qué tontería! – Deméter suspiró de mala gana – Esa niña nunca aprende. Ya perdió una apuesta, ¿Qué le hace pensar que ganará esta vez?

– Pero ya se ven muy enojados… – comentó Asteria ajustándose sus nuevos lentes – Ah, no. Solo Atenea está enojada.

– Qué decepción… – Apolo suspiró por lo bajo con un bajo sentimiento – Se supone que esa niña debería estar a mi altura, pero… Para nada se parece a mi belleza y a mi fuerza. Me niego a creer que es mi “hermana”.

– Ya cállate idiota. – Artemisa refunfuñó junto a su hermano menor, para después voltear a la pelea – Pero tienes razón. Atenea… está siendo humillada de la peor forma posible. Y por un hombre… Es muy asqueroso.

– Cariño, ya no quiero ver esto… – Persefóne se cubrió la cara con el pecho de Hades – Poseidón está siendo muy duro con ella.

– No te preocupes… Terminará muy pronto.

Afrodita sentada en un asiento que habían traído sus pequeños golem estaba disfrutando genuinamente del espectáculo que estaban dando ambos dioses olímpicos, de tal forma que tenía una bebida en la mano de la cual sorbía cada tanto.

Ares era el único que estaba preocupado por el estado de su hermana menor; con ambas manos entrelazadas una con la otra, mirada y esperaba que todo terminase de una vez.

– Hermana…

Atenea terminó en el suelo, con Medusa y Arachne curando sus mejillas que ya estaban tan rojas e infladas como globos a punto de estallar, mientras que Pallas estaba rabiosa y gritándole al dios de los mares.

– ¡¿Qué te pasa rubio oxigenado!? ¡Te prohibo que le vuelvas a poner un dedo encima!

– Siempre y cuando ella decida irse.

– ¿¡Qué rayos pasa contigo y con todos ustedes!? ¡Es solo una niña! ¡Déjenla en paz!

– Es más que solo una niña, es una diosa, con un gran poder en sus manos. Si lo usa y me da un solo golpe, olvidaré esto.

– ¿¡A quién le importa eso!? ¡Déjala en paz! ¡Ella no quiere hacerlo!

– Pallas… Hermana… ¡Hazte a un lado! – Atenea se volvió a levantar a pesar de los intentos de Medusa y Arachne por recostarla – Oye, Poseidón… Otra… ¡Vamos otra vez! ¡Ahora si te… romperé los dientes…!

– ¡Atenea, detente! – ahora Pallas fue a encarar a la diosa – ¡Ya fue suficiente! ¡Mírate cómo estás!

– Lechuga como fresca… Puedo volver a pegarle…

– Atenea, ya basta. No puedes pegarle en este estado, tienes que descansar.

– N-No… Es mi… Mi pelea… Yo puedo ganar… Si tan solo…

– Hermana, no tienes otra alternativa. Solo si--

Parece que a todos ustedes les gusta hacer mucho escándalo.

El último en aparecer por fin fue Zeus: la reunión de dioses menores se abrió para darle paso al escenario de la pelea. El dios anciano volteó a todos los presentes con ambos ojos muy abiertos.

– ¡Parece que acaban de ver a un muerto! – Zeus rió por lo bajo, para después voltear a ver a los involucrados con aquella riña – ¿Y bien? ¿Qué están haciendo?

– S-Señor Zeus… – Medusa y Arachne intervinieron, ambas con los ojos llorosos y temblorosas – Ellos están… peleando…

[ Ellos apostaron por nuestra culpa. Pero la señora Atenea está perdiendo, y según lo que apostaron, ella debe abandonar el Olimpo para siempre. ]

– ¿En serio? Eso se oye muy mal… ¿Eso es cierto, hija mía?

– … S-Si, papi…

– Entonces, ¿Por qué no has ganado todavía? Después de todo, tienes los dones que te dimos tu madre y yo--

– ¡No necesito nada de eso! ¡No necesito a nadie ni a nada! ¡Solo yo…!

Atenea se quitó las manos de Pallas de encima de forma muy brusca y acelerada, de forma que la hizo caer sentada contra el suelo.

– Puedo ganar esta pelea con mis propias manos… Puedo ganar solo siendo yo misma… ¡No necesito que nadie me ayude! ¡No quiero que nadie se meta! ¡Yo ganaré esto con mi propio esfuerzo! ¡No necesito poderes estúpidos ni porras de ustedes ni de nadie! ¡Sola yo puedo ganar!

» ¡No quiero que nadie se meta en mi camino!

Atenea volvió a abalanzarse hacia Poseidón para golpearlo, pero fue detenida por una mano que la detuvo en seco, la hizo girar en media vuelta…

Y la golpeó otra bofetada que la mandó al suelo.

Ahora, la responsable de aquel golpe era Pallas.

– ¿¡Qué carajos te pasa Atenea!? ¿¡No necesitas a nadie más!? ¿¡Entonces nosotras qué somos!? ¡¿Nadie para ti…!?

– ¿Eh? Hermana…

– Hemos estado aquí, nosotras 3, aguantando todo lo que los dioses tienen que ofrecer a monstruos como nosotros… Nada más que desprecio. Pero tú… Se supone que querías ser más fuerte para cuidarnos, porque te importamos… Y nos importas… Me importas más de lo que te imaginas.

» ¿¡Ahora resulta que todo eso es una mentira!? ¡¿Solo nos usaste como un medio para alcanzar la grandeza por tu propia cuenta!? ¡¿Solo aceptaste nuestra ayuda por tus propias metas!?

» No puedo creer que vaya a decir esto, pero… ¡Demuéstrame que todo lo que acabas de decir es mentira! Si de verdad te importamos, ¡Acaba con ese maldito rubio usando tus poderes locos, la Conciencia de Guerra! ¡Trágate ese maldito orgullo que está en los suelos y acaba con esto…! ¡No por ti, por nosotras!

» ¡¡Gana por nosotras!! ¡¡Dalo todo, como siempre estuviste jodiendo, por nosotras, para que sigamos juntas…!!

Atenea quedó en el suelo, anonadada de las palabras que acababa de recibir de parte de su hermana, su única mejor amiga… Su perfecta mitad. A pesar de su perseverancia tan repetitiva para recibir todos esos golpes, su cuerpo no tuvo las fuerzas suficientes para responder a las palabras de Pallas…

La titánide suspiró por lo bajo, apretando sus dientes con mucha rabia.

– … Ya veo… Lo único que siempre te importó… Eras tú.

Pallas se dio la media vuelta para acudir con Zeus, pegando una rodilla al suelo en forma de respeto.

– Le ruego me perdone por haber golpeado a su hija.

– Supongo que… está bien.

– Dado que ella ya ha demostrado cuáles son sus prioridades, mi señor Zeus, le ruego que atienda a mi petición: deshaga la apuesta que han hecho su hija Atenea y Poseidón; deje que ella siga viviendo bajo el cuidado de su techo…

» En cambio, nosotras 3 nos iremos voluntariamente del Olimpo, para siempre… Pero deje que su hija siga viviendo aquí con usted. Ella…

» No se merece que… nosotras estorbemos en su camino.

Todos los dioses olímpicos quedaron en silencio escuchando y viendo aquel espectáculo; por su parte, Ares estaba con los ojos abiertos y sin poder creer que esa fuera el tipo de amistad que mantenía Atenea con Pallas, mientras que Medusa y Arachne con rostros desanimados y dolidos se abrazaron una a la otra.

Zeus se pasó una mano por la barba con cierta curiosidad en la situación.

– … Me parece una petición justa. Pero, me gustaría saber que piensas al respecto, Posei--

– No es necesario.

Atenea se levantó del suelo para responder a la conversación, con su propia propuesta:

Si de eso se trata, no lo acepto. Yo me iré de aquí; no es necesario que sigan manteniendo a un estorbo.

– Atenea… – Pallas apretó un poco más los dientes – No quieras arreglar la situación--

– Eso lo aceptaré. – Poseidón volteó a Atenea con muy mala cara, dirigiéndole sus ojos llenos de rabia divina – No debería haber más de estos impostores en los Olímpicos… Es una vergüenza.

Atenea no respondió a ello, sino que con el rostro encendido en rojo de pena hacia ella misma y las mejillas hinchadas de tantos golpes, se dio la media vuelta para retirarse del Olimpo lo más silenciosa posible.

– ¡Oye…! – Pallas se enfadó bastante con la actitud de ambos dioses – ¡¿Por qué le hacen esto a ella!? ¡Señor Zeus, ¿Va a permitir esto?!

– … Es la decisión que ha tomado mi hija, y no puedo hacer más que respetarlo. Y, respecto a ustedes, ¿Respetarán la decisión de mi hija de irse a cambio que ustedes se queden? ¿O también querrán irse?

Pallas se quedó en silencio, incapaz de responder, mientras que Medusa y Arachne estaban sollozando por lo bajo; Hermes se atrevió a acercarse.

– Creo que lo mejor sería que se queden. Después de todo, Atenea así lo acaba de pedir; sería una ofensa más grande para ella si decidieran arruinar esa petición.

– … Si… Después de todo, los dioses se tratan de orgullo y ofensas.

Pallas caminó hacia el interior del Monte Olimpo, seguida de Medusa y Arachne que avanzaron a su propio ritmo; los dioses menores desaparecieron para que después los olímpicos se fueran cada uno a sus deberes y responsabilidades que habían abandonado para ver aquel espectáculo.

Zeus suspiró por lo bajo y también se fue, dejando a Ares como el único que estaba sin creer todo lo que acababa de suceder…

Fue gracias a este día, que en los registros del Valhalla los apuntes sobre los dioses olímpicos cambió, dejando ahora a la diosa de la guerra Atenea como “el fantasma de Grecia, el mito mejor escondido de Zeus”.

Fecha de publicación: 24/10/24
Autor: ASFD
Edición: Darklord331

Nota de autor: Muy buenas mis queridos Ragnabros.

Segundo cuarto de mi novela favorita: la vida de AteneaGOD (un poco de eventos canónicos antes del festín osiosi).

Primero que nada, créditos de la idea de Atenea Pártenos: no recuerdo quién, pero un lector comentó que sería buena idea que ese apodo viniera de una apuesta. Así que créditos a esa persona UwU

Vemos más de los sentimientos de Atenea respecto a su existencia y sus amigas, pero que ha llevado a un conflicto donde ha perdido ambas partes, ¿Podrá Atenea recuperar todo lo que quiere? ¿Pallas y sus amigas perdonarán lo que les hizo? ¿Poseidón se ha vuelto el besto olímpico? ¿AresGOD por fin mostrará porque es el Last Ragnarok?

Todo esto y más en el siguiente cap (por problemas técnicos tardará algo de tiempo en salir; sean pacientes y estén atentos UwU).

Sin más que decir, ¡Los leo en el siguiente capítulo!

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