Capítulo 93: Vistazo al futuro

– ¡Uno más…! ¡Uno más!

Attendez, monsieur Souji*!
[ *N/T: ¡Espere, señor Souji! ]

Después de una larga sesión de golpes con un par de espadas, Jeanne fue la primera en desistir.

– Ya… Ya no puedo más… ¿Podemos parar?

– … Si, de acuerdo.

Ambos jóvenes se sentaron a descansar un rato, con un par de toallas para secarse del sudor y cuencas de agua para recuperar los líquidos.

Faltaban algunas horas para el comienzo del torneo, y aunque ya estaban en la antecámara donde Jeanne esperaría a su turno, podía escucharse entre las paredes el bullicio de los dioses y criaturas divinas que estaban terminando los preparativos.

– Se oyen entusiasmados… – comentó Jeanne en voz baja, levantando la cabeza para ver las paredes.

– ¿Quién no lo estaría? – sonrió Okita con una gran sonrisa – ¡Estamos hablando de la revancha entre dioses y humanos! ¡Claro que es emocionante!

– … ¿Usted cree eso? ¿De verdad es tan emocionante estar… peleando contra un dios?

– Totalmente…

De repente el aura de Okita cambió drásticamente, para dar lugar a su asesino instinto de lucha: el “demonio” Onigo.

Tan solo pensar en la emoción que había sentido hace 1000 años con el dios de las trampas y engaños, que fue capaz de llevarlo al borde de la muerte en más de una ocasión, le hizo tener los recuerdos de la sangre que derramó en esa batalla… Una delicia para Onigo.

Ahhhh… El olor de la muerte… Se siente en el aire.

Héeeee!? Monsieur Souji, s'il vous plaît, arrêtez de faire ces expressions diaboliques qui ne sont pas correctes*!!
[ *N/T: ¡¡Señor Souji, por favor, deje de hacer esas expresiones diabólicas que no son correctas!! ]

A los pocos segundos Okita recuperó la percepción de la realidad, tosió un poco y devolvió su sonrisa tranquila a Jeanne.

– Lo siento… Es la costumbre.

– Eso… No es una costumbre agradable…

– Lo sé… Ahora yo soy el “adulto responsable” que debe cuidar de los demás, como usted señorita D’Arc…

Okita se llevó una mano a la boca para encubrir la risa que le brotó de los labios.

– Rayos… Sonaba mejor en mi cabeza. Pero… No estoy acostumbrado todavía a ser el “adulto responsable”.

Jeanne bajó la mirada al suelo por un segundo, para mirarse las manos en las cuales sabía que pronto, tarde que temprano, estarían tomando armas para combatir contra un dios…

– Monsieur Souji… Usted… ¿Usted quiere tomar mi puesto?

– … ¿Qué? ¿Qué dices?

Jeanne tomó aire para conseguir el valor que necesitaba.

– Yo… Yo estoy aquí por un motivo, por un propósito… Pero la verdad… No creo estar lista.

– Eso no es excusa para querer rendirte.

La doncella levantó la cabeza, para encontrarse con el rostro de Okita muy serio y firme.

– … Oui… Tiene razón. Perdón, lo siento por eso…

– Aunque… La verdad si quisiera volver a pelear… – de nuevo la sonrisa diabólica de Okita apareció en su rostro.

– Hé!?

– Pero por desgracia ya no puedo Al menos no de la forma en que peleé aquella vez… Así que dudo poder hacer algo si tuviera un puesto aquí.

Okita ahora debía tener cuidado cada vez que se emocionaba de esa manera: su gran consecuencia tras haber ganado el combate contra el dios de las mentiras Loki fue que no podría usar a Onigo por mucho tiempo, ya que su cuerpo había quedado con terribles precuelas comparables con su enfermedad en vida mortal.

Solamente una vez en toda su vida podría volver a usar aquel poder tan aterrador, y ese podría ser el final de su vida por segunda ocasión.

– A pesar de que llegué aquí siendo más fuerte, he vuelto a ser débil… No como usted, señorita D’Arc.

– Hé?

– Puedo notar cuando alguien es muy fuerte… Y usted no es la excepción. No se rindió porque estuviera cansada… Sino porque… Estaba aburrida.

Jeanne se sonrojó por completo, para después cubrirse la cara con ambas manos ante el rojo que la manchó por completo.

– Je suis désolé*.
[ *N/T: Lo siento. ]

– No se preocupe… Lo que ahora quisiera saber es… ¿Por qué se contiene tanto? ¿Por qué acaba de decirme esto de cederme su turno como si fuera nada?

» ¿Por qué no quiere luchar, y por qué no quiere usar todas sus fuerzas?

Una respuesta que sorprendió al niño demonio, y ahora sorprendía a aquellos que conocían la respuesta: el escuadrón del Shinsengumi.

– ¿Perderá sus sentidos?

– Si… Si se excede demasiado, dejará de ver, oír, sentir, hablar, y oler… Sin mencionar que su corazón y cerebro dejarían de funcionar.

– ¡Pero qué…! ¡Ustedes, los que entran en estas cosas de dioses contra humanos, están locos de remate!

– Espera un momento, ¿No es eso cómo lo que te pasaba a ti?

– No, para nada. – Kondo Isami tomó la palabra – La situación de Souji es lo opuesto a la de la señorita D’Arc.D'Arc.

» Okita aumenta el ritmo cardíaco y la circulación de sangre en cuanto su niño demonio se activa, aumentando sus capacidades físicas a cambio de quitarle vitalidad en su cuerpo y alma.

» Por otra parte, Jeanne D’Arc suprime su ritmo cardíaco y sus sentidos, para usar la “esencia angelical” que tiene dentro de su cuerpo para explotar sus habilidades místicas…

» Aunque al final del día, el precio por tan alto poder es del mismo coste.

– Eso explica mucho… – sonrió Hajime de lado – 2 jóvenes en la flor de la juventud, con cuerpo débiles, y luchando con todo lo que pueden dar… ¿Debemos explicar más?

– ¿Huh? – Shinpachi volteó a verlo – ¿Tienes algún problema con eso?

– ¡N-No se trata de eso! – Okita se sonrojó un poco – ¡Estoy preocupado por ella, como cualquier persona normal Es muy joven para sufrir de esa manera.

– En eso tienes razón. – comentó Kondo por lo bajo – No fuiste al único quien la vida le dio un mal trato…

Lo bueno es que ahora han podido remediar eso, aunque odie admitirlo.

Unaa nueva voz se hizo presente, lo cual provocó sonrisas sorpresivas de parte de los presentes; en especial en Okita, quien se levantó de su sitio para recibirlo.

– ¡Hijikata! ¡Al fin viniste!

– Si, si… Este lugar es un laberinto. – Hijikata dejó caer una mano sobre la cabeza de Okita, para darle un revolcón de cabellos – ¿Es cierto eso de que ahora tienes una discípula y novia que pelea por la humanidad?

– ¡Así es--! ¡Espera, ¿Qué dijiste?!

– ¡El niño ya creció! ¡Esa niña linda seguro te hará ojitos en cuanto termine!

– ¡C-Claro que no!

Los miembros del Shinsengumi, todos reunidos de una vez, rieron un poco, aunque en el interior todos mostraban la misma preocupación que Okita por la vida de la joven francesa, más ahora que conocían todos esos detalles sobre su vida.

De igual forma, los presentes entre las gradas humanas, todas aquellas personas que habían sido de gran importancia para su vida: Carlos VII con sus padres, Gilles de Rais oculto entre los pasillos, los muchos soldados que había inspirado en vida…

Sus padres Jacques D’Arc e Isabelle Romée, junto con sus hermanos Jacquemin, Jean y Pierre; todos con las palmas juntas y rezando constantemente por el bienestar de la doncella, miembro importante para su familia.

¡Jeanne D’Arc ha usado un as bajo la manga que le ha posicionado como la ganadora del duelo…! ¡Pero ahora, parece que no hará uso de aquello de nuevo!

» ¡¿Logrará la doncella de Orleans de nuevo tocar la armadura y la piel de la diosa de la guerra más fuerte del Olimpo!?

Atenea apretó sus armas, con un ligero temblor en sus dedos, mientras que Jeanne se preparaba con Margarita y Catalina.

– … ¿Esa es tu respuesta final, Juanita?

Oui. Yo… Yo puedo superarte con mi propio esfuerzo y mi propio sudor… Por eso estoy aquí, y eso será… Lo que me dé la victoria en esta batalla.

– … Ya veo…

En el palco de los dioses griegos, Ares notó la manera en que había cambiado la postura y voz de Atenea, además de que ahora sus palabras eran menos; lo mismo que había pasado muchas veces en el pasado, como aquella reciente vez que le había amenazado saliendo del gimnasio.

– Otra vez va a hacer eso… ¡Ahhhh!

– Tranquilo, hermano mayor.

– ¿Te preocupas por tan poca cosa? – Syf levantó una ceja de mala gana – Oye, anciano, ¿No se supone que tu hija era invencible? ¿Quieres explicarnos que acaba de suceder?

– ¡Eso también me gustaría saber! – exclamó Adamantino, con los mismos humores que Syf.

Zeus con las manos en la espalda no estaba muy contento con los comentarios de ambos invitados; más que nada, por la forma en que brillaba su único ojo, lo cual contrastaba con la sonrisa detrás de su bigote.

– Ustedes 2… Si que son muy escandalosos y desconfiados.

– ¿Necesitamos motivos? ¿Acaso se te olvidaron tu hermano mayor, el semidiós que adoptaste, y uno de tus hijos más fuertes?

– Están muy equivocados si piensan que un par de heridas superficiales acabarán con ella… Eso solo se trata de la “sorpresa”.

– ¿La sorpresa? ¿De qué hablas, anciano?

– De la única debilidad de la Conciencia de Guerra. – explicó Hermes – La única forma de superar la habilidad divina de Atenea es sorprendiéndola; hacer algo fuera de lo común que no pueda prever o no pueda evitar aunque sepa lo que ocurrirá. Algo así como hacer un futuro inevitable…

– Aunque es algo prácticamente imposible. – concluyó Ares – Incluso para nosotros, sus familiares, es casi imposible sorprender la Conciencia de Guerra. Pero que lo haya logrado esa humana… Es algo muy serio.

– ¿Y debería alegrarnos saber qué esa humana ahora puede acabar con Atenea?

– No, porque eso no sucederá… – continuó Hermes – La “sorpresa” debe ser un golpe mortal para que surta efecto. De lo contrario, Atenea aprenderá, evolucionará en medio de la pelea, y la próxima vez que esa humana use ese estado, ya no le funcionará…

– En pocas palabras, Atenea nunca cae 2 veces con el mismo truco. – Ares cruzó los dedos de sus manos.

– Así que dejen de llorar… – río Zeus, poniendo sus manos en la espalda y levantando su pecho – Esto solo fue un pequeño tropiezo…

» Un tropiezo que no volverá a suceder.

En el campo de batalla, Atenea lanzó la katana al suelo, solo para dejarla clavada un segundo en el cual llevó su mano al pecho, tomó de su sangre para mirarla, y lanzarla al suelo con indiferencia…

Bueno, no tan indiferente. Su semblante había cambiado casi por completo…

« Lograste cortarme con este truco… Pero ahora dices que no lo volverás a usar… Que lograrás vencerme sin volver a tocar ese poder tan maravilloso…

» Crees… Crees que puedes vencerme… Siendo solo tú misma. Cuánta…

» Cuánta arrogancia para una humana. »

Atenea recuperó su espada, levantó su cabeza, y se dirigió a Jeanne con una expresión sonriente… Pero no de felicidad.

Hé!?

« ¡Su cara no concuerda con sus palabras…! ¡¡Qué miedo!! » Jeanne abrió los ojos con susto al ver la reacción de la diosa griega.

La ira divina de la diosa Atenea, aquella que se hacía mención en los mitos que fue capaz de destruir Troya, se estaba manifestando a ojos de los espectadores.

La diosa de la guerra afianzó su espada katana nodachi y lanzó una estocada directa que Jeanne logró bloquear con su escudo en alto; pero esa estocada iba cargada con mucha fuerza, tal que la empujó a sus espaldas al tiempo que Atenea realizaba su siguiente jugada:

Apretó un botón presente en el mango de la katana, lo cual la convirtió en un palito de dulce que llevó a su cinturón; del mismo cinturón sacó otro palito que tras apretar se convirtió en una gigantesca espada de aspecto medieval, muy parecida a la que tenía Jeanne pero con una hoja metálica más grande.

La diosa apretó el mango del arma, posicionó la misma sobre su cabeza, dejando su escudo a sus espaldas, y activando la Conciencia de Guerra se preparó para su siguiente ofensiva maestra.

– ¡Pero qué es eso…! – río Gengis Khan en su asiento, con una pierna de cerdo en su mano.

– Ya veo… – Magno se llevó una mano a la barbilla con sorpresa – Así que también sabe el estilo de combate de los caballeros templarios… Algo nuevo ante mis ojos.

– ¡Señorita Jeanne D'Arc, tenga cuidado! – exclamó Bonaparte con ambas manos en alto.

– ¡¿Hay algo que esa diosa no haga bien!? – exclamó Aníbal Barca con risa nerviosa – ¡Es demasiado poderosa para ser solo una niña!

– … Eso es lo que más temía. – Julio César se llevó ambas manos a las rodillas – Que entre los participantes de esta revancha hubiera una figura divina…

» Imposible de derrotar.

El cuerpo de Atenea se adaptó para la realización de las técnicas de fuerza y destrucción de las guerras religiosas, algo que tomo por sorpresa a Jeanne por completo.

– ¡Ugh…!

Y sin decir ni una sola palabra, Atenea se lanzó directamente sobre Jeanne, arrojando de parte de su espada estocadas a gran velocidad mientras la humana respondía con su espada mandoble y el escudo para contraatacar y evadir.

– ¡Sin perder el tiempo, Atenea se lanza de nuevo con su ofensiva múltiple! ¡La ventaja que había adquirido Jeanne D'Arc recientemente ha sido aplastada por la diosa de la guerra…!

– ¡Ah! ¡Se repetirá! – Lífthrasir dibujó mala cara – ¡Esa diosa niña va a hacer picadillo a Juanita antes que termine la pelea!

– Tienes muy poca confianza en Jeanne… – Hrist 'la que ruge' levantó su aura asesina ante las declaraciones de Lífthrasir, quien se asustó en gran manera.

– No te preocupes, pequeña. Todo a su tiempo. – le tranquilizó Sasaki.

– Tiene razón. – Leónidas asintió con la cabeza – Es muy pronto para cantar victoria o derrota. Todo depende de que Atenea no haya logrado descifrar la habilidad divina de Jeanne, lo cual al parecer no ha hecho…

– Y no lo hará, a menos que Jeanne la active de nuevo sin cuidado… Atenea es una gran analista: si logra descifrar el funcionamiento de esa habilidad, será el fin de Jeanne.

– También depende de que Jeanne pueda aprovechar la gran oportunidad que se le ha abierto en estos momentos.

– ¿Oportunidad?

– Ha logrado romper la confianza de Atenea, de ser una diosa intocable. Ya le ha hecho daño… Si Jeanne sabe aprovechar eso, muy pronto veremos la siguiente herida de la diosa de la guerra…

– ¡Eso suena muy bien! – Lífthrasir apretó ambas manos con una amplia sonrisa brillante.

– Solo debemos esperar al avance de la pelea.

En el campo de pelea, las estocadas de la espada divina de Atenea caían por todos lados como si se tratase de una furiosa y escandalosa lluvia de golpes consecutivos sin descanso alguno.

Saladinus
[ Oleada del rey leproso ]

La espada divina de Atenea se movía con aleatoriedad en distintas direcciones, imitando una formación peligrosa que amenazaba con destrozar incluso la gran defensa de la doncella de Orleans…

Pero ella ya no estaba indefensa; después de su debut, tenía las herramientas para alcanzar a la diosa griega.

« Yo puedo hacerlo… ¡Yo puedo hacerlo! ¡Sin importar qué! »

La mujer francesa se adentró en la ofensiva de la diosa, recibiendo algunos impactos de parte de la espada que golpearon y abrieron agujeros en la armadura divina que cargaba; sin embargo, siguió avanzando un poco más, un poco más… Un poco más…

Al ver lo que estaba intentando hacer, Atenea dio un par de pasos hacia atrás; tras ello posicionó su espada desde sus espaldas y se acercó directamente hacia Jeanne, repitiendo la misma técnica de ataques aleatorios y consecutivos…

« … Estos… ¡Estos son…! »

Pero al respuesta de Jeanne cambió de inmediato: ya no se dedicó a recibir los ataques sino que comenzó a mover la espada mandoble con maestría para evadir todos los golpes, o al menos la gran ayoría y ahora salir intacta de la ofensiva enemiga con más facilidad que hace unos momentos atrás…

Un cambio que Atenea detectó rápidamente, lo que le hizo abrir los ojos.

« El ritmo cambió de pronto… ¿Vio algo en mi ofensiva que le hizo cambiar? No, no se trata de eso… La táctica es la misma. Así que…

» ¿Ella ya sabía que podía evadir mi técnica? ¿La recibió a propósito para solo acercarse de nuevo…? No… Tal vez solo quería probar la fuerza de mi espada…

» La verdad no es una técnica muy fuerte, así que es culpa mía… Pero lo recibió para medir la fuerza y determinar si acercarse era lo correcto… ¿No es así? Si, eso debe haber sucedido… »

Jeanne movió ambas armas divinas con furor, tanto la espada como el escudo, logrando abrirse paso entre las estocadas de la diosa guerrera.

Las Anges Dansent la Lumière
[ Danza de luz de ángeles ]

Una vez que tuvo el camino libre, la humana realizó un cambio respecto a sus armas: cambió la forma de Catalina par volvrlo de nuevo en una espada ropera, lo mismo que con Margatira que disminuyo su tamaño para volver a ser una espada de una sola mano.

« Bien, ya me libré de sus ataques locos… » Jeanne respiró hondo « Fue mi error recibir el primer ataque sin un plan. Creo que me deje llevar… Pero no me volverá a suceder. »

En cuanto vio que Jeanne había cambiado las armas, Atenea supo que algo más se trataba.

Pallas Metis
[ Conciencia de Guerra: Modo defensivo ]

« Parece que debo prepararme para algo interesante y tal vez problemático… Veamos qué tiene Juanita en la cabeza. »

La diosa volvió a tomar distancia, ahora levantando la espada por encima de su cabeza para intentar hacer un golpe descendente que estuviera cargado con mucha fuerza física, al tiempo que su escudo se imponía al frente para recibir cualquier impacto imprevisto.

Hattin Horns
[ Caída de los caballeros ]

« Siguiente ataque… Debería ser suficiente para dañar a Juanita y que deje de andar con ese espíritu tan arrogante… Y tal vez pueda romper su armadura para verificar si usa lino o algodón. »

La diosa de la guerra se acercó de inmediato hacia Jeanne, quien al mismo tiempo se acercó hacia ella; un inminente choque frontal entre ambas peleadoras estaba a punto de suceder…

La primera en atacar fue Atenea:

– ¡Anoígo!

Con la Égida en alto, los ojos de la carátula de la Gorgona se abrieron y sacaron a relucir su luz brillante, la cual iluminó el campo de batalla en un segundo; con ello también actuó la armadura divina de Jeanne, la cual ya estaba adaptada a la técnica petrificadora de la diosa. En un santiamén el casco de Jeanne se cerró por completo, de manera que la pudo proteger de la luz cegadora…

Pero esa era justamente la mayor debilidad que había adquirido Jeanne a cambio de su adaptación; debilidad que era muy consciente Atenea.

« Siempre que usa esa adaptación, la vista de Jeanne se bloquea por un segundo. Ya lo pude ver y probar antes… ¡Esta vez no será diferente! »

Atenea dio un paso con gran fuerza en el suelo para depsués hacer descender la espada divina con todas sus fuerzas, aumentando la potencia por el hecho que estaba impulsada por su reciente carrera. Un golpe que sería seguro, e incluso si Jeanne se daba cuenta de este y lo evadía, el daño sería directo…

Pero la situación no ocurrió como lo esperaba Atenea: pudo ver que el pie de Jeanne se movió ligeramente al costado izquierdo, lo que permitió darle impulso mayor hacia aquel lado, todo en el preciso momento…

El cuerpo de Jeanne evadió en el último segundo la espada de Atenea, sin recibir ni un solo rasguño.

– ¿Qué…?

La espada divina de la diosa terminó por golpear el suelo con mucha fuerza, abriendo un agujero en este; lo mismo que había ocurrido hace unos momentos atrás, cuando Jeanne con su estado divino activado había evadido el ataque además de usar la adaptación en el momento oportuno…

Pero nada de esto había ocurrido: solo fue Jeanne moviendo su pierna en el momento indicado para evadir el ataque que…

No había visto venir.

De inmediato Jeanne levantó su Margarita y lanzó un ataque con la espada intentando darle a Atenea, pero estando con la máscara cerrada no pudo atinar sino solo rozar el borde de la Égida; por el impulso siguió avanzando unos pasos, hasta que el casco se abrió y le devolvió la vista física.

– ¡Ah…! – Jeanne respiró profundo de nuevo – ¡Eso fue muy peligroso…!

– … ¿Eh?

Pero Atenea estaba perpleja.

« Usé Pallas Metis en el momento preciso. Todo estaba calculado para darle el ataque, aún si lograba escapar… Pero se escapó de todas formas… ¿Cómo rayos lo hizo? »

Aquí la pregunta, ¿Cómo fue posible que Jeanne pudiera escapar del ataque de Atenea que se supone era inevitable por la manera en que había sido calculado?

La respuesta podría ser el Senjuu Musou que Jeanne había aprendido de Sasaki Kojiro; la poderosa habilidad de predicción del oponente. Si una mente joven como la de Jeanne la usaba constantemente, podría evolucionar a grandes pasos en muy poco tiempo, a un ritmo distinto que el de Sasaki Kojiro…

¡No! ¡Esa no es la respuesta! O mejor dicho…

Esta no es la respuesta completa.

Incluso si Senjuu Musou evolucionara a su ritmo, sería incapaz de predecir correctamente los movimientos de Pallas Niké en estos momentos: necesitaría una evolución de milenios para descifrar y contrarrestar todos los movimientos de las combinaciones aleatorias de Atenea.

Esto se logró gracias al Saint Michel Essence: el poder divino dentro de Jeanne que le permite apagar sus sentidos para aumentar su fuerza, neutralizar la energía vital del enemigo, a costa de su vida…

No es todo lo que puede hacer: esta habilidad divina está conectada con el Shakti que gobierna todo el Cosmos de forma muy íntima, permitiéndole acceder al destino ya descrito por los elementos primordiales. Osea, ver el futuro…

Esta es la respuesta para la suerte que tenía Jeanne para ganar batallas en su vida terrenal: el continuo uso que tuvo de esta esencia a lo largo de su vida guerrera le permitió refinar su lectura del futuro, siendo que en un principio había recibido ayuda de su ángel de la guarda “San Miguel” para ver escenarios lejanos de algunos años o meses adelante, pero ahora podía lograrlo por su cuenta y ver imágenes de momentos más próximos o lejanos, según lo quisiera.

Durante sus recién acabados 168 segundos en que tuvo su estado angelical activado, en todo ese tiempo Jeanne estuvo recibiendo imágenes del futuro que estaba aproximándose en esa batalla, el futuro que le interesaba conocer, para determinar una cosa cosa: cuáles serían los movimientos que Atenea efectuaría entre sus combinaciones estratégicas.

¿Qué pasaría si insertas las imágenes del futuro en una defensa mental que se basa en crear posibles escenarios de pelea?

Se convierte en la versión más acertada de la predicción de oponentes; una que se basa no en escenarios posibles sino en los escenarios que verdaderamente sucederán en el futuro.

En medio de una tormenta de escenarios como lo es el Pallas Niké, aquella evolución de la habilidad original se vuelve el counter perfecto; Jeanne D’Arc puede volver a jugar en este escenario, combinando los frutos de sus dones y la fuerza de su talento.

« Ese golpe, y todos estos movimientos… ¡Ya los había visto! No sólo eso… ¡Ya sabía todo eso! ¡Qué bueno que me moví justo antes o…! Habría salido muy herida… »

La doncella de Orleans se levantó del suelo poco a poco, apretando el agarre de sus armas divinas para después girar la mirada hacia Atenea que estaba de pie detrás de ella, a un par de metros de distancia…

Con una postura relajada, la guardia baja, y la mirada centrada en Jeanne; una mirada que le asustó y provocó soltar un grito de susto.

– ¿Te estás divirtiendo, Juanita?

Hé!? ¡N-No, claro que no…!

– Parece que te estás divirtiendo mucho… Con tus poderes locos. Aunque… Me parece que no los activaste, ¿O si?

– … Claro que no. Dije que no lo volvería a hacer… Y no lo haré.

– … Sigues tan arrogante. Bien… Cerraré esa boca de una vez.

La diosa interpuso su escudo al frente, al tiempo que apuntaba su filo hacia Jeanne; sus ojos brillaron lo mismo que los ojos de la Gorgona que se abrieron casi de inmediato.

Médousa
[ Protectora de piedra ]

En cuanto la adaptación de Jeanne activó la protección visual, la diosa de la guerra no dudo en lanzar su escudo de inemdiato hacia los aires, de la misma forma que lo había hecho hace momentos atrás, con la intención de golpear a la humana.

Gracias a la evolución del Senjuu Musou junto con el futuro que había visto Jeanne ya sabía que pasaría eso; rápidamente movió su cabeza al costado para evadir el golpe de la Égida, e inmediatamente después lanzarse a la ofensiva hacia Atenea con ambas espadas en mano.

La diosa de la guerra aprovechó haberse deshecho de su escudo para sujetar la espada divina con ambas manos y lanzarse de inmediato contra Jeanne en una nueva ofensiva masiva.

Arsuf
[ Fuerza del Corazón de León ]

La espada de Atenea pareció encenderse como en fuego, debido a la alta velocidad con que la diosa se arrojó para lanzar estocadas múltiples, creando imágenes de sombra que aumentaban el rango de daño.

A pesar de lo que su mente vio en medio de tanta información predicha, Jeanne no se sintió indefensa ni incapaz de pelear; todo lo contrario, con atrevimiento levantó ambas armas para recibir el ataque de la divinidad griega.

Ailes D’Ange
[ Alas de ángel ]

Casi de inmediato las espadas de Jeanne y Atenea chocaron para comenzar sus intercambios una contra la otra; choques y destellos metálicos surgieron en el campo de batalla, siendo que Atenea con su única arma era capaz de igualar el ritmo doble de Jeanne.

Algo que sorprendió bastante a los dioses que miraban la batalla.

– ¡Imposible! – Amaterasu se levantó en su asiento de golpe – ¿¡Esa humana está… está…!?

– ¡¿Está aprendiendo de la señorita Atenea!? – los yokai también fueron capaces de leer el ambiente que se estaba dando en el campo de batalla.

– ¡N-No puede ser…! – Pandora apretó sus puños con impotencia – ¡Es imposible! ¡No, no, no! ¡Una campesina no puede igualar a mamá!

– No puedo creer lo que estoy viendo… – Erictonio asintió, aunque su mirada estaba casi atónita.

Shiva presente en su sitio, aunque con varios asientos vacíos que correspondían a sus esposas y a algunos de sus compañeros, sonrió de lado por debajo de su mirada con los ojos rojizos e hinchados.

Vaya, vaya… Parece que la favorita del viejo no es tan buena como presumía.

En el campo de batalla, Jeanne avanzaba con mayor libertad y progreso que al comienzo de la batalla; cada vez se acercaba más y más a Atenea, al tiempo que sus armas desviaban más y más golpes de la espada divina de su adversaria. Poco a poco la espada de Jeanne se acercaba al cuerpo de la diosa…

Hasta el punto que en un movimiento repentino de parte de Atenea, un pedazo de tela cortada salió volando por los aires, correspondiente a la capa de Atenea; Jeanne había sido capaz de cortar la ropa de la diosa de la guerra.

Un pequeño progreso a primera vista… Pero considerando que por primera vez Jeanne lograba cortar su ropa y tocar la Égida, sin usar su esencia angelical, era el mayor progreso que podía conseguir en esa batalla.

« Qué… ¡Qué bien! ¡Por fin puedo tocarla…! Bueno, casi, pero estoy logrando algo… Algo más… »

Ahhhh… Si que te estás divirtiendo a costa mía…

Atenea preparó su cuerpo en un santiamén para descender su espada en un santiamén; un instante al que Jeanne apenas pudo reaccionar, no porque no pudiera sino que su emoción juvenil le hizo perder la concentración en ese momento.

Hattin Horns
[ Caída de los caballeros ]

– ¡Ahhhh…! – Jeanne levantó a Catalina, al mismo tiempo que la adaptación de su armadura le obligó a transformarse de vuelta en escudo para defenderse del ataque.

El choque se dio entre ambas aunque ahora la situación era distinta: Atenea había logrado conectar un golpe que mantendría a Jeanne bajo su control por un momento. Suficiente para que la diosa de la guerra pudiera soltar un poco más de las extrañas emociones que estaba mostrando desde hace rato.

– ¿Qué pasa, mi linda Juanita? ¿Ya te cansaste?

– ¿Eh…? ¡No, no! ¡Para nada…!

– Ah si… Claro que no te cansarás, usando solo el mínimo.

Comment dit-on*!?
[ *N/T: ¡¿Cómo dice!? ]

– Claro que no te cansarás… Tampoco estarás satisfecha… Mucho menos pensar en ganar… Si solo haces el mínimo esfuerzo.

– ¿Por qué dice eso? Eso… es hiriente…

– ¿Ah si? Entonces demuestra un poco más de respeto… Y usa esa cosa linda de nuevo.

Jeanne respiró un poco agitada, apra después apretar su mirada y negar de lado a lado.

– N-Non! ¡No lo haré!

– … Como esperaba…

La mente de Jeanne se alertó al recibir del Senjuu Musou Avenir una imagen nueva del futuro, que le hizo levantar una pierna a la espada de Atenea para apartarse de la diosa al mismo tiempo que sus alas se levantaban para darle un impulso de último momento…

Minótavros
[ Laberinto infinito de Teseo ]

La Égida rebotante llegó hasta la espada de Jeanne al instante en que la humana se retiró; el futuro le había advertido de ese movimiento, pero Jeanne no le había puesto atención hasta que era muy tarde.

El escudo giratorio golpeó con fuerza las alas de Jeanne, de manera que quedaron incapacitadas por unos segundos y la humana cayó de espaldas contra el suelo con un golpe seco, para después rebotar y continuar su avance por el campo de batalla; por su parte, Atenea deshizo la postura ofensiva que mantenía para observar desde arriba a Jeanne.

– Esta es la diferencia entre tu y yo… Yo no me estoy conteniendo

» O mejor dicho… Ya no me contendré.

La diosa de la guerra levantó su espada por encima de su cabeza con ambas manos, para cargar mucha fuerza que se vio a través del temblor de su armadura así como de su cabeza que se marcó con las venas de su sistema circulatorio; una imagen que alertó de nueva cuenta a Ares.

« ¡Atenea, hermana…! ¡No pierdas la cabeza de nuevo! »

Un golpe descendente en el que Atenea apostó gran parte de su fuerza, a fin de realizar un único golpe que fuera capaz de partir a su oponente en miles de pedazos.

Magna Sancti Grail
[ Copa rebosante de sangre ]

Jeanne por mero instinto levantó ambas manos al tiempo que sus labios recogían gran cantidad de aire.

– A-Adapter…!!

Vordr Tilpasing
[ Espíritu guardián de adaptación: Sexto ]

La armadura cambió la disposición de las alas para pasarlas a los brazos, los cuales se recubrieron por completo con el metal divino al tiempo que se reforzaba el escudo de Catalina.

En cuanto terminó la adaptación, el impacto entre ambas se produjo con un estruendo fuerte que partió el suelo debajo de ambas.

– ¡Atenea, la diosa de la guerra, y Jeanne D'Arc, la doncella de Orleans, se han vuelto a adentrar en un choque de fuerza…! ¡Otro impacto severo que podría terminar el combate en un instante!

Ambas apretaron los dientes mientras dejaban toda la fuerza de sus cuerpos para resistir el impacto generado; Atenea comenzó a sudar bastante al tiempo que su rostro se encendía en rojo, como consecuencia del calor que estaba sintiendo, mientras que Jeanne se estaba enterrando más y más en el suelo debajo de ella; al parecer ella sería quien no podría aguantar el ataque…

La fuerza de Atenea estaba creciendo más y más, aunque la resistencia de Jeanne no cedía por completo.

« Esta diosa… No importa lo que haga. No se rinde… No cae. Voy a… a caer…

» … No… Todavía no…

» Todavía no puedo caer… ¡¡N-No…!! »

– S'Adapter à nouveau*!!
[ *N/T: ¡¡Adáptate otra vez!! ]

La mujer francesa estiró su mano para sujetar a Margarita, a quien se le transfirió parte de la adaptación de la armadura: volvió a convertirse en la espada mandoble, aunque en su filo se le aumentaron varias placas de las alas a manera de convertirla en una especie de hacha con un borde de dientes.

Vordr Tilpasing
[ Espíritu guardián de adaptación: Séptimo ]

– ¡Volvió a usar la adaptación, tan pronto…! – Brokk y Eitri se asustaron – ¡Esa niña está muy mal!

Tras aquello la humana optó por su movimiento suicida: se impulsó hacia arriba con las piernas al mismo tiempo que con su brazo que sostenía a Catalina hhacía un movimiento para desviar la espada de la diosa, al mismo tiempo que su mano sujetando a Catalina impactaba en la espada divina para desviar su curso.

La combinación de todos los elementos derivó en que Jeanne logró desviar por completo el ataque directo de Atenea: la espada se movió de su curso y terminó por impactar de nueva cuenta el suelo de la arena, provocando una explosión de grandes proporciones que sacudieron los Campos Elíseos, y abriendo otro agujero de gran tamaño.

La nube de humo se levantó por encima de la zona de impacto, llegando hasta el coliseo que flotaba a varios metros de distancia.

– ¡Ahhh…! – Heimdall por fin pudo respirar de nuevo tras haber visto aquel impacto que le había quitado el aliento – ¡De nuevo la doncella de Orleans logra sobrevivir un ataque más, gracias a su ingenio y estrategia! ¡Podrá combatir en esta batalla un poco más de tiempo!

Los humanos comenzaron a celebrar a vítores; Carlos VII rió en su asiento.

– ¡Pero qué bien! ¡Querida Jeannette, no vuelvas a asustarnos así!

– Si que fue un susto de mal gusto… – comentó Isabel, abanicando su rostro que estaba sudando muy frío por los nervios.

La familia D’Arc lloraron de alegría, los mismo que Isabelle que no separó sus manos aunque si soltó una risa nerviosa; Gilles de Rais apretó uno de sus puños con una sonrisa muy clara en el rostro.

– ¡Muy bien hecho, mi general D’Arc!

– ¡Jeanne nos va a dar un susto! ¡Me siento 1000 años más vieja que hace un segundo! – Lífthrasir suspiró hondo tras haber estado con los ojos abiertos y muy asustada, cayendo de golpe sobre el regazo de su hermana mayor Hrist.

– Claro que sí… A veces Jeanne nos asusta mucho. – comentó Sasaki al mismo tiempo que Leónidas se pasaba una mano por la cabellera suelta.

Jeanne respiró muy cansada y sudorosa; con ambos ojos muy abiertos por el susto que acababa de pasar, además de sentir el corazón latir a mil saltos por segundo.

« ¡Eso estuvo muy cerca! ¡Estuve a punto de perder la vida… De no haber sido porque tuve que adaptarme al último segundo!

» ¡Ay, es cierto! ¡No debería usarlo tantas veces o…! ¡La pasaré muy mal! »

– ¿Qué le parece? ¿Está mejor que hace un rato?

Dentro de la forja de los enanos habían unos vestidores donde ambos junto con Geir estaban contemplando las mejoras en la armadura de Jeanne, quien en esos momentos la estaba usando a modo de prueba unos cuantos minutos antes que comenzara la siguiente pelea.

Con un espejo al frente, Jeanne pudo verse de pies a cabeza repetidas ocasiones; una imagen que le ocasionó una sonrisa en los labios así como ojos brillantes.

– ¡Me encanta! ¡Es perfecta! La cota de malla se ajusta a mi cuerpo, y ya no se hacen bultos como la anterior… Siento que me calienta el cuerpo, más con el frío que ha hecho por la lluvia… El casco es muy lindo…

» C'est très mignon et douillet, j'adore! C'est la meilleure armure que j'ai jamais portée de toute ma vie*!
[ *N/T: ¡Es muy linda y acogedora, me encanta! ¡Es la mejor armadura que he usado en toda mi vida! ]

– C'est un plaisir d'entendre cela*.
[ *N/T: Es un placer oír eso. ]

Jeanne se asustó al darse cuenta que los enanos también podían hablar francés; eso le provocó un sonrojo intenso en las mejillas.

– Ahora es momento de las debilidades y limitaciones… – Brökk fue el primero en dar la explicación menos agradable:

»  Como ya sabe, es un prototipo que tiene muchas limitantes ya que no está del todo probado.

» La habilidad de adaptación se activa de manera manual, en cuanto usted usa el comando “Adáptate”, incluso si es en francés, con tal que la armadura capte las vibraciones vocales. Puede que las armas cambien con la adaptación, siendo que es una sugerencia de parte de la adaptación más no es permanente, e intente no exponerla a energía divina que no sabemos su comportamiento…

–¡Y algo más importante todavía! – exclamó Eitri con un dedo en alto – El contador de adaptación es de 15.

– ¿Contador de adaptación?

– Antes que se nos olvide explicarlo como la vez pasada… – una gota de sudor salió de la frente de ambos enanos – Verá, señorita D’Arc…

» El contador de adaptación son las veces que puede adaptar la armadura; por desgracia no pudimos hacer que fuera un conteo ilimitado. Solo tiene 15 oportunidades para adaptarse a la señorita Atenea, así que debe vencerla antes que se acabe el contador.

– Confiamos en que lo logrará; a pesar de que la señorita Atenea es muy fuerte y muy aterradora, las adaptaciones de la armadura lograrán superar sus habilidades físicas… ¡Junto con su ingenio y talento, usted es un arma viviente contra esa diosa!

Los enanos rieron y Jeanne sonrió en respuesta, aunque una duda más apareció en sus labios.

– Qué… ¿Qué pasa si se me termina el contador? ¿Qué pasará conmigo…?

Ambos enanos se quedaron callados por un segundo.

– ¡Oh! Si se refiere a lo que le pasó a la egipcia amargada…

– ¡No se preocupe! ¡La batería de la armadura es mucho más resistente y duradera, y nunca recibirá descargas! ¡Así que la armadura no le hará daño a usted!

– ¡No pasará nada que provoque un “despertar” de la armadura, como en el caso del Mjölnir o las Alas de Isis! ¡En teoría ni siquiera debería suceder, aunque ni siquiera sabemos qué ocurre en esos casos!

– Non. No me refiero a eso… Sino que… si el contador se termina… Y yo no he logrado derrotar a esa diosa… ¿Qué pasará?

De nuevo ambos enanos quedaron callados por un momento.

– Dígannos, ¿Qué pasará? – insisitó Geir con los brazos cruzados.

– Pues… No pasará nada malo, si esperan que explote o algo así. Usted podrá seguir peleando como si nada… Solo que no podrá usar la habilidad de adaptación. Lo cual no es un problema realmente, aunque…

– Si llegase a pasar eso, la pelea se definirá en que usted logre sobrevivir a la señorita Atenea, en caso que ella tenga ases bajo la manga que usar y logre ocultarlos hasta el final de la batalla.

– O sea… No podrá adaptarse a los siguientes movimientos de la señorita Atenea. Será… Solo usted.

Jeanne quedó en silencio unos segundos.

– Todo… Todo dependerá de que yo… pueda seguir peleando… – la doncella francesa tragó saliva por lo bajo – E-Está bien.

– ¿Estás segura, Jeanne? – inquirió Geir, con un poco de nervios en sus palabras – ¿De verdad eres consciente de lo que es pelear contra esa diosa sin posibilidad de que tu armadura pueda resistirlo?

– Oui… Así que…

» Haré mi mejor esfuerzo… Para derrotarla antes que el contador llegue a cero.

La francesa respiró profundo y con bastante pánico, más al ver las grietas que se habían formado alrededor de su cuerpo, el temblor que sentía en cada una de las partes de su cuerpo, y el corazón y pulmones agitándose con tanta fuerza.

« Ya llevo… 7 de 15 adaptaciones… Ya voy por la mitad… Y esa diosa todavía no cae… Sin contar que está superando mi armadura muy fácilmente, con cada uno de esos golpes mortales…

» Si que… Estoy en más problemas de los que pensé. »

Por su parte, Atenea tenía la mano en su espada clavada en el suelo; al cabo de unos segundos la diosa desenterró la espada con mucho esfuerzo, tras lo cual apretó un botón del mismo para convertirlo de nuevo en un palito de dulce que guardó en su cinturón.

– ¿Ya viste la diferencia, Juanita?

A sus espaldas el escudo giratorio que había lanzado chocó con algunas construcciones, hasta rebotar al costado de Atenea; la diosa sin voltear a ver levantó su mano y sujetó el escudo del borde, para después posicionarlo en su lugar para volver a usarlo como defensa.

Si decides seguir luchando con tu mínimo… No te tendré más compasión.

De nuevo acudió a su cinturón, en donde estaba el palito favorito que convirtió en su lanza divina; sus piernas se flexionaron hacia el suelo, su lanza apuntó hacia el cielo, la Égida quedó dispuesta hacia el frente, y los ojos divinos de la guerrera se iluminaron para activar su siguiente nueva estrategia.

Una estrategia agresiva y poderosa, que tenía toda la intención de aplastar y desmenuzar con la fuerza del hierro.

Te aplastaré como a una uva… Una miserable uva. A menos que… Decidas tomarte en serio esta pelea.

Jeanne respiró varias veces, un poco más agitada de lo normal al sentir el nuevo espíritu asesino de la diosa al mostrar aquella nueva estrategia; pero no se dejó intimidar por mucho tiempo.

La doncella apretó sus armas al mismo tiempo que la armadura volvía a su forma normal: el refuerzo en los brazos y en Margarita volvió a convertirse en el par de alas a sus espaldas, mientras que convirtió a su espada ropera en espada mandoble de nuevo, y su cuerpo adoptaba su postura de defensa con el escudo en alto.

– Ya me estoy tomando en serio esta pelea… No importa lo que creas…

» Puedo seguir peleando así como estoy… Y es lo que haré.

– … A ver hasta dónde alcanza tu arrogancia… Jeanne D’Arc.

Fecha de publicación: 03/10/24
Autor: ASFD
Editor: Darklord331

Nota de autor: Muy buenas mis queridos Ragnabros

Nuevo capítulo, con más batalla de parte de la santita y la favorita; un poco de batalla más intensa antes de entrar al siguiente momento de pausa antes del clímax UwU.

Atenea y Jeanne dan todo de si, aunque ahora las cosas cambian: gracias a la habilidad de ver el futuro Jeanne logra descifrar las estrategias de Atenea, mientras que Atenea se decide usar fuerza y violencia extrema para aplastar a Jeanne, ¿A qué se deberá este cambio tan radical? ¿Esto será un problema para Jeanne? ¿O será que Jeanne logrará de nuevo superar a Atenea? ¿Cuántos husbandos ha enamorado Juanita hasta la fecha?

Todo esto y más en la siguiente publicación; el cap 94 todavía está en el horno y tardará en publicarse (no sabría decir si algunas horas o un par de días), por lo mientras disfruten de este cap.

Sin más que decir, ¡Los leo en el siguiente capítulo!

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