Capítulo 91: Milagro especial
Pueblo de Domrémy, al norte de Francia, 1412
Un pueblo olvidado por los reyes y nobles de aquella poderosa nación; una zona de cultivos más, para darle más tributos a los reyes que ocuparon el trono de Francia. Pero, no por mucho… Estaba por suceder un evento importante en este pequeño y olvidado pueblo.
Aquí vivía una familia de buena posición: la familia D'Arc, confirmada por Jacques D'Arc, su esposa Isabelle Romée, con un par de hijos y a la espera de un tercero… El cual, por desgracia, tuvo que ser abortado por complicaciones médicas. En los primeros meses de ese año la familia estaba devastada por este hecho…
Pero algo ocurrió: en una noche fría alguien tocó la puerta, por lo que Isabelle salió a recibir al extraño, pero solo se encontró una cesta, con una manta y un bebé dentro de ella. El instinto de Isabelle le hizo adoptar a la niña de inmediato, aunque Jacques insistió en buscar a sus verdaderos padres…
Los días pasaron y los verdaderos padres nunca aparecieron, por lo que la familia D'Arc se hizo cargo de la pequeña como si fuera su hija; así fue el nacimiento de Jeanne D'Arc, la doncella de Orleans.
Sin embargo, el milagro tenía un precio:
Jeanne nació con una extraña enfermedad, actualmente denominada amiloidosis*: una falla progresiva de los órganos que complicó la vida presente y futura de la pequeña niña. Poco después que Jeanne cumplió los 4 años de edad, el doctor dictaminó que no sobreviviría más de un mes, por lo que los miembros de la familia comenzaron a prepararse para lo peor…
– ¿Ya se durmió?
– Si, por fin se durmió. Espero que pueda descansar esta noche.
Jacques e Isabelle estaban sentados a un lado de la cama de Jeanne, quien dormía con respiración pesada; después de un ataque de tos sangrienta que manchó su ropa, su cama y a sus padres, por fin la pequeña pudo tomar una siesta en silencio y calma…
Jacques e Isabelle observaron dormir a la pequeña, con respiraciones pesadas a modo de ronquidos y los hilos de sangre saliendo de su boca que Isabelle limpiaba; Jacques fue el primero en rendirse.
– Esto es nuestra culpa.
– Querido, no digas eso.
– No debimos haberla aceptado. Era nuestro deber buscar hasta encontrar a sus verdaderos padres. Y ahora… Dios nos está castigando.
– ¡No digas eso, por favor! ¡Ella llegó a nuestras vidas por una razón! ¡Esto no puede terminar así!
– … No lo sé… – Jacques suspiró y se levantó de su asiento – Debo ir a trabajar. Ya sabes qué hacer si--
– No. No pasará.
– … Sí…
Todos ya se habían rendido, excepto Isabelle; todos los días cuidaba de Jeanne mientras que en las noches rezaba hasta caer dormida, esperando un milagro que pudiera salvar a la pequeña.
– Por favor, Dios… – Isabelle cruzó las manos para volver a rezar, estando junto a la cama de Jeanne – Por favor, ella es solo una criatura inocente. Por favor, ten piedad y no te la lleves de mi lado…
Jeanne medio dormida alcanzó a oír parte de los lamentos de su madre, que se convirtió en un sueño lúcido en donde la pequeña se sentía flotando en un lago de agua…
« Mamá… »
Aún a su corta edad, Jeanne entendía muy bien algunas cosas, como el hecho que su enfermedad era un problema para una familia que no era la suya.
« Mamá siempre está llorando… Porque estoy enferma y me siento muy mal… Desearía poder darle alegría, pero… No puedo hacer nada… Para hacerla feliz…
» Estoy muy cansada… Quiero dormir… Para siempre… »
– Todavía no.
En medio del sueño, una sombra apareció frente a sus ojos: una figura como de un hombre gigante y musculoso, con una corona de luz en su cabeza y un plumaje divino en sus espaldas; Jeanne recordó un cuento que le había leído Isabelle y lo relacionó con eso.
« ¿Un ángel? »
– Jeanne D'Arc… Sé libre de tu sufrimiento… Vive una vida correcta y… El día que estés preparada, te levantarás para…
» Cumplir tu destino. Cumplir tu más grande deseo.
« Destino… Deseo… »
Aquella figura sombría extendió una mano sobre Jeanne, sacando de ella una luz divina blanca que la envolvió de pies a cabeza; al cabo de unos segundos la pequeña sintió su cuerpo más ligero, más tranquilo, y el dolor en su interior desapareció por completo.
En cuanto terminó aquel momento, la figura del hombre se hizo borrosa hasta perderse por completo, y el sueño dio punto final…
Jeanne volvió a abrir los ojos, encontrándose en su casa, tumbada en la cama, con Isabelle llorando y rezando a su lado. La pequeña niña se levantó en la cama para sentarse, palpar con las manos sus brazos y piernas así como el pecho y estómago, y soltar una gran sonrisa…
– ¿Mami?
– ¿Si? – Isabelle no levantó la vista – ¿Qué pasa tesoro? ¿Te duele algo todavía?
– Mami… Ya no duele…
– ¿Qué? – hasta ese momento Isabelle levantó la cabeza, viendo que su hija no solo estaba sentada en la cama sino que su cuerpo mostró marcas musculares que no había tenido antes – ¿¡Pero qué es esto!?
– … ¡Mami! – Jeanne se acercó a la cara de Isabelle para abrazarla – ¡Mami, ya no me duele!
– Eso… ¡Eso es fantástico! ¿¡Pero cómo…!?
– ¡Fue alguien! ¡Mami, alguien me habló en mis sueños… Levantó su mano y me dejaron de doler los huesos y la panza!
– Debe ser obra de nuestro ángel de la guarda, San Miguel… ¡Gracias a Dios!
Isabelle abrazó a Jeanne, por primera vez desde que la había recibido en el cesto, y sin limitaciones por el cuerpo de su hija; ahora era fuerte, resistente y firme, como pudo sentirlo Isabelle cuando las manos de Jeanne provocaron una fuerza similar a la de un hombre adulto.
– ¡Mami, volví a ser fuerte! ¡Ya no te debes preocupar por mi!
– ¡Si, claro que no lo haré! ¡Nunca olvidaré que Dios te salvó! ¡Muchas gracias…!
Isabelle levantó la cabeza al techo al tiempo que la pequeña levantó su cara para apretarla al cuerpo de su madre aunque no biológica, Jeanne e Isabelle estuvieron abrazadas por un largo rato, siendo que Jeanne reía con alegría mientras que Isabelle lloraba de felicidad.
« Mami volvió a sonreír… ¡Que bien! ¡Haré todo lo que pueda para que la sonrisa de mamá nunca se borre…! »
Está fue la historia de nacimiento de Jeanne D'Arc, aunque…
No se trata del final de su historia… Y tampoco del final de sus penumbras que, en vez de mejorar y desaparecer, simplemente crecieron hasta el día de hoy…
Douce brume D'Archange
[ Suave neblina de arcángel ]
La humana francesa llegó hasta Atenea de frente, con esa energía especial que le rodeó e impidió que Atenea pudiera ver su movimiento por más siempre y sencillo que fuese:
Margarita convertida en espada divina, rodeada por la misma energía que cubría su cuerpo, devoró la distancia de separación entre ambas mujeres y golpeó el pecho de Atenea de lleno, abriendo la armadura y cortando en su carne...
El primer golpe que la humanidad asestaba en la diosa de la guerra.
Para suerte de la diosa, la tela que cubría su pectoral era incluso más resistente que el metal divino que la protegía, por lo que el corte de Jeanne no fue más profundo en cuanto su espada chocó con este. De todas formas, eso no impidió que la sangre de Atenea comenzara a brotar desde su nueva herida.
– ¡Argh…! – de igual forma, la intensidad y energía divina de aquel ataque fueron más que suficientes para tirar a Atenea con una rodilla al suelo y hacer que soltase su arma divina.
– ¿¡Pero qué es esto!? ¡Jeanne D'Arc, la doncella de Orleans ha dañado por primera vez a su contrincante! ¡La diosa de la guerra se ha arrodillado!
Todos los humanos quedaron estupefactos y asombrados, para después empezar a gritar con felicidad; aunque no entendían que había hecho Jeanne, lo que más importaba fue que Atenea por fin había sido dañada.
– ¡Señorita Jeanne…! – Gilles de Rais apretó uno de sus puños con una sonrisa de seguridad, al tiempo que miles de soldados franceses gritaban lo mismo.
– ¡General D'Arc! ¡General D'Arc! ¡General D'Arc!
– ¡A eso me refería, muchacha!
Sentado en un trono y acompañado por una pequeña corte de nobles de la Edad Media: Carlos VII, el delfín* y después rey de Francia, junto con sus familiares y amigos más cercanos, entre ellos Carlos VI "el Loco" e Isabel de Baviera, ambos sus padres.
– Jeanne D'Arc, la doncella de Orleans… – Carlos VI se llevó una mano a la barbilla – Bastante interesante, muy fuerte, y… hermosa--
– No hables así de ella. – su mujer Isabel le golpeó la cabeza con el abanico que estaba usando – Pero ahora entiendo.
» Así que ella es la mujer que salvó Francia.
– ¡Claro que sí! ¡La mejor soldado que ha tenido nuestro país desde su nacimiento! – Carlos VII sonreía con confianza – ¡La elegida que nos dará la victoria!
– … Así parece… – Isabel se cubrió su cara con el abanico – La doncella de Orleans… Una muchacha muy… Fuerte.
– Qué… ¿Qué? – Gengis Khan, Julio Cesar y Anibal Barca estaban con las bocas abiertas – ¿¡Qué rayos acaba de pasar!? ¡¿Cómo es posible que hasta ahora esa niña sea capaz de dañar a la diosa!?
– ¿Compañero Napoleón? ¿Sabes algo al respecto? – Alejandro Magno se atrevió a preguntar al francés con curiosidad, tratando de ocultar su sorpresa.
Napoleón Bonaparte también estaba boquiabierto pero, a diferencia de los otros que no sabían lo que había pasado, el motivo de su sorpresa era la incredulidad de ver aquello que había oído en rumores.
– … No puede ser… De verdad ella es…
Dioses y humanos compartían aquel mismo pensamiento, en especial en el palco de los griegos donde reinaba la confusión en Ares, Hermes y Zeus, así como el pánico en los dioses menores, entre ellos Hefesto y sus hijos Pandora y Erictonio.
La más afectada, Atenea, tosió con fuerza estando en el suelo al sentir los residuos de aquel ataque directo en su pecho, que eran sensaciones que nunca había tenido en su vida.
« Esto… ¡No es un simple corte! ¡Se sintió como si me hubiera golpeado con una espada de fuego; quema mucho! Y mi cuerpo… ¡Perdí las fuerzas para atacar! ¡Solo pude caer de rodillas…!
» ¿¡Qué rayos fue eso!? No pude ver su movimiento, aunque claramente vi cómo se acercó y levantó su arma… ¿Y si hubiera hecho algo que no podía ver? No pude predecirla ni analizarla… Solo su figura apenas visible… »
Atenea levantó su vista a Jeanne, quien agitó la espada que tenía la sangre de la diosa impregnada y tenía tras el casco de protección una mirada distinta: ojos brillantes, pupilas de luz, y un rostro quieto a diferencia del tembloroso y asustadizo de hace poco.
Su expresión, mirando desde arriba a Atenea, no mostraba dudas ni temor, pero tampoco confianza ni superioridad. Simplemente era… Un rostro desinteresado.
« Es la primera vez que no puedo leer el movimiento de una humana, así que… ¿Qué demonios fue eso? »
La francesa levantó de nuevo la mano que sujetaba a Margarita en su forma de espada; con el arma cubierta de luz divina blanca descendió la mano para realizar un corte descendente y contundente.
Douce brume D'Archange
[ Suave neblina de arcángel ]
Pero esta ocasión fue diferente; Atenea tomó el riesgo de, en cuanto pudo recuperar sus fuerzas, dar un salto hacia atrás para esquivar el golpe de Jeanne. Corrió unos cuantos pasos hacia atrás y llegó hasta la Égida que había estado en el suelo, levantándolo con un pisotón en su orilla.
– ¡Maravilloso Juanita! ¡No pierdes el tiempo! Por fin te estás tomando en serio la pelea.
Jeanne levantó la cabeza para mirar a Atenea, hasta el sitio dónde había llegado con su salto de retroceso, y solo se quedó mirándola como si sus ojos estuvieran perdidos; como si pudiera lanzarse a atacar en un santiamén, pero al mismo tiempo incapaz de hacerlo.
– ¿Ahora no dirás nada Juanita? ¿Dejarás que solo yo hable?
La francesa no respondió con palabras; volvió a tomar la espada divina con ambas manos, flexionó sus rodillas, y se preparó para realizar un nuevo ataque.
– … Peleemos… diosa Atenea…
– Al menos sigues hablando, ¡Eso es una buena señal!
Jeanne apretó el agarre de su arma, la fuerza de sus piernas, y se lanzó de inmediato hacia Atenea con una embestida furiosa, pero tan silenciosa que parecía una pluma levantada por el viento.
Lance de fleur D'Archange
[ Lanza de flores de arcángel ]
Por puro instinto la diosa de la guerra interpuso su escudo entre ella y la aproximada Jeanne, provocando un estridente golpe que resonó con eco en la Égida, volviendo a tomar por sorpresa a Atenea.
– ¡No escatimaste con ese ataque! ¡Me impresionas! ¡Por fin peleas en serio!
– … Supongo que debí hacerlo desde el inicio aunque no quería.
– ¿Por qué tanta reticencia? ¡Cuéntame!
– … Terminemos con esto.
Miroir Apaisant D'Archange
[ Espejo calmante de arcángel ]
La humana soltó un par de golpes con la espada; la sensación que recibió en el escudo fue muy suave, como si se tratase de una brisa matinal, sin embargo iban cargados con mucha fuerza que tomó por sorpresa a la diosa de la guerra, de manera que la diosa fue lanzada un par de metros de distancia de su oponente. Atenea clavó los pies en el suelo para afianzarse, y a pesar de sus muchas dudas siguió sonriendo con confianza.
– ¡Esto me gusta! Mi responsabilidad es responder igual que tú ~☆
Pallas Niké
[ Conciencia de Guerra: Modo ofensivo. Azuchi-Momoyama ]
De inmediato su postura y figura divina adquirieron la de un maestro samurai, mientras su cuerpo se preparaba para lanzar ataques múltiples con la katana nodachi; aún con todo eso Jeanne sin dudar, ni mostrar emociones en su rostro, se lanzó al ataque para embestir a la diosa griega.
« ¡Interesante! Ahora mismo debería estar tu mente abrumada y cansada por ver todo lo que estoy por hacerte… Y aún así vienes de frente contra mi. La clave debe ser ese rostro desinteresado así como esa aura… Me suena a algo que vi hace poco, pero… No quiero sacar conclusiones antes de tiempo. Al menos, no ahora que…
» Ahora que Juanita se ha tomado la pelea más en serio. Algo no anda del todo bien… No importa por ahora. »
En cuanto Jeanne se aproximó, Atenea levantó su espada y se atrevió a dar la primera estocada para recibir a su oponente.
Hoshi-Saku
[ Cerrojo de la cabeza de flecha ]
Los ojos fríos de Jeanne se movieron de su posición, como si pudiese ver la pelea en cámara lenta, lo que le permitió cambiar el curso de su arma divina para desviar el ataque de la diosa.
Douce brume D'Archange
[ Suave neblina de arcángel ]
Las armas de ambas peleadoras chocaron con fuerza, ante lo cual ambas se mantuvieron al mismo tiempo tratando de imponerse una contra la otra.
« ¡Veamos qué haces ante esto…! »
– ¡Anoígo…! ¡Anoígo!
La diosa levantó parte de su escudo para que el rostro de la Gorgona pudiera apuntar al rostro de la humana, quien recibió de lleno la luz divina que emitieron sus ojos.
Médousa
[ Protectora de piedra ]
La luz brilló con intensidad, lo que provocó que el casco de Jeanne impusiera su protección facial para evitar que la humana fuera atacada con la petrificación; sin embargo, el doble comando de Atenea provocó que el escudo aumentara tanto la fuerza de su brillo así como la duración, por lo que cuando la protección facial de la humana se retiró todavía seguía la magia petrificadora de la Égida…
Pero Jeanne estaba con los ojos cerrados, de manera que se pudo defender apropiadamente; eso tampoco la frenó de seguir imponiendo su fuerza, sin disminuir ni titubear, para separarse de nuevo de Atenea con un doble golpe.
Miroir Apaisant D'Archange
[ Espejo calmante de arcángel ]
La diosa de la guerra volvió a tambalearse al ser separada de forma tan brusca de la humana, pero esta vez pudo recomponerse mejor; volvió a tomar su postura de ataques especiales y levantó de nueva cuenta su escudo en forma defensiva.
– ¡Esto es genial…! – exclamó Atenea, combinando su confusión y celos con la emoción que hervía en su corazón – ¡A esto me refería con un buen saco!
Pallas Niké
[ Conciencia de Guerra: Modo ofensivo. Azuchi-Momoyama ]
– ¡Ven por mi, Juanita!
La diosa de la guerra y la doncella de Orleans se lanzaron directamente una contra la otra, para chocar sus espadas casi al mismo tiempo y comenzar su danza de ataques y defensas múltiples.
Gyorin
[ Escamas de pescado ]
Grand Éclat D'Archange
[ Gran brillo de arcángel ]
– ¡De nuevo… Jeanne D'Arc y Atenea muestran igualdad de condiciones en un combate cuerpo a cuerpo…! ¡Después de no haber podido tocar a la diosa de la guerra, milagrosamente la doncella de Orleans ha logrado conectar un daño directo! ¡Parece que la pelea no está del todo pérdida para el bando de la humanidad!
Humanos y dioses no entendían lo que había pasado, pero ya no importaba; ahora era momento de apoyar a sus representantes a voz en cuello para que saliera vencedora de aquel encuentro.
Sin embargo, entre los humanos y apoyo para el bando de los mortales, había un par de figuras que sabían al respecto lo que estaba sucediendo: el niño demonio Okita Souji, y la décimo tercer valkiria Geir.
– Ella… Jeanne D'Arc se puede convertir en un ángel… Más o menos.
– … ¿¡Qué!? – Lífthrasir y Hrist quedaron con los rostros en blanco.
– No, eso estuvo mal dicho. Más bien… La verdad yo tampoco sé de que se trata, así que se los explicaré con las palabras que ella uso…
» Jeanne nació con una enfermedad terminal que fue curada por la mano de un ángel; después de eso, descubrió que… esa "esencia angelical" estaba presente en su cuerpo y podía acceder a ella al cumplir ciertos requisitos: la llamó "Saint Michel Essence", la esencia de su ángel de la guarda San Miguel…
» Estoy casi segura que puede ver el futuro cuando activa su poder, pero no lo he entendido del todo… Puede trasladar la esencia a sus armas para aumentar su filo y fuerza, siendo capaz de cortar metal de un solo golpe así como apagar toda la energía vital de su oponente con solo atinar un corte en su sangre, también…
» Su cuerpo suprime todos sus sentidos, lo que mejora todas sus habilidades físicas 3 o 5 veces más de lo normal: velocidad, fuerza, reacción. También tengo entendido que tiene otros poderes raros, como una presencia fantasmal que, en teoría, no emana espíritu de pelea y por lo tanto se vuelve indetectable ante cualquier tipo de peleador.
– Ahora lo entiendo. – comentó Sasaki llevándose una mano a la barbilla – Algo así había pasado en la enfermería. Y ahora… No puedo leer sus movimientos, ¡Por un momento pensé que se trataba de la vejez!
Leónidas sonrió de lado.
– Ya veo cómo está la cosa… Sin los 9 sentidos para detectar, la habilidad divina de Atenea se vuelve inútil.
– ¿9 sentidos? – Hrist levantó una ceja – ¿No se supone que los humanos solo tienen 5 sentidos?
– Es el conocimiento básico que todos los humanos saben, pero no es toda la historia:
» Los humanos contamos con 5 sentidos principales: vista, oído, olfato, gusto y tacto. Pero tenemos 4 sentidos más que no se suelen mencionar puesto que solo humanos muy especiales pueden acceder a un control total de ellos.
» Interopercepción: control sobre nuestros propios órganos. Propiocepción: control sobre nuestro propio movimiento, posición y tensión muscular. Percepción social: control sobre el entorno y las relaciones sociales a nuestro alrededor. El noveno sentido sería el espíritu de lucha, que más bien es la determinación física y emocional de cada persona, aunque su modo de comportamiento se podría asociar como si fuera un sentido extra.
» Seguramente los dioses tienen conocimiento de estos otros sentidos humanos… En especial esa diosa Atenea; para ella es un libro abierto que puede estudiar con mucha facilidad, lo que le permite hacer tantos ataques múltiples y escapar ilesa de los ataques intencionales de Jeanne una vez que activa su poder divino.
» Pero… Siendo el caso de que esta "esencia angelical" suprime sus 9 sentidos, entonces ya no hay información suya que pueda recibir Atenea. Si se despoja de todo eso, sería lo mismo que… Pelear contra una planta de maceta. Sin intenciones de luchar, y aún así siendo atacada por una…
» ¡Ja! ¡No puedo evitar sonreír al pensar lo que debe estar sufriendo esa diosa!
– ¿Qué? ¿¡Onee-sama, tenías a una niña con poderes demasiado extraños y geniales, esperando pelear!? ¡¡Ella debió ser la primera!!
– No podía lanzarla a pelear desde un comienzo, ya que… Es muy joven. No podía permitir que ese elemento nos fuera en contra durante las primeras peleas… Además que ella no quiso salir.
– ¡Pero entonces…! ¡¿Cuántos años tenía Aquiles!? ¡¿Era un viejo decrépito!?
– ¡Pequeña, no hables así! – Hrist 'la que ruge' le dio un zape a Lífthrasir para calmar su vocabulario.
– ¡Ay, ay! Perdón… Aunque hay algo que todavía no entiendo del todo, onee-sama…
» ¡Siendo un poder tan genial…! ¡¿Por qué lo usa hasta ahora!?
La valkiria de cabello morado tragó un poco de saliva ante esa pregunta, que seguramente también la estaban haciendo los demás presentes.
– Pequeña… Cuando el humano obtiene una habilidad excesiva, a cambio debe perder algo… Eso es lo que significa ser humano.
– ¿¡Eh!? Entonces… ¿¡Qué fue lo que Jeanne perdió!?
– ¡Vamos Juanita…! ¡Muéstrame todo tu ser!
Atenea y Jeanne seguían intercambiando golpes y estocadas con sus armas divinas, siendo que la diosa a pesar de no poder leer ninguno de los movimientos de su rival le seguía el ritmo… Bueno, la mayoría de las ocasiones.
Grand Éclat D'Archange
[ Gran brillo de arcángel ]
De nueva cuenta Jeanne había impuesto mucha fuerza en su espada Margarita para lanzar a Atenea varios metros de separación, lo que le permitió cambiar la postura de su cuerpo para adoptar otro tipo de ataque contra la diosa.
L'éclair D'Archange
[ Relámpago de arcángel ]
Sin darle tiempo de recuperación, la humana acortó distancia en un santiamén, para aprovechar el momento de darle otro ataque directo a la diosa…
Sin embargo Atenea se había anticipado a ello y levantó su katana divina, aumentando la fuerza de agarre de la misma así como la tensión en sus músculos del brazo, para realizar una múltiple técnica contra la humana a modo de respuesta.
Gyorin-Kakuyoku
[ Escamas de pescado en alas de grulla ]
Un conjunto de ataques múltiples fueron lanzados por la katana nodachi de Atenea, todos cargados con gran fuerza y velocidad; rápidamente los golpes del filo golpearon en parte de la armadura de la humana, quien sin dudar ni un segundo ni cambiar la expresión facial siguió avanzando recibiendo una gran cantidad de cortes en la armadura…
Algo que no dejaría pasar tan fácilmente.
– Adapter*
[ *N/T: Adáptate. ]
La armadura se cubrió de luz en el último momento antes del impacto, recubriéndose de nuevo con metal más reforzado para resistir los ataques de la diosa con su espada.
Vördr Tilpasning
[ Espíritu guardián de Adaptación. Cuarto ]
– ¿Tan pronto te adaptaste? ¿Solo por mi espadita? ¡Puedo ver que estás desesperada, Juanita!
Atenea y Jeanne volvieron a chocar sus armas, notando ahora la diosa que el arma de la humana recibió con mayor resistencia el filo de la katana; al parecer ya no sería tan difícil hacerle daño a su armadura.
– ¿Desesperada? Claro que no.
– ¡Entonces dime por qué hiciste eso, tesorito!
– … Es necesario.
– ¡Tan fría y seca, como mi ex! ¿Ya te hablé de él? ¿O era ella?
– … No me importa.
Jeanne rompió la tensión y atacó rápidamente con un golpe directo, cargando su espada con esencia angelical para aumentar el daño que pudiera generar.
Lance de fleur D'Archange
[ Lanza de flores de arcángel ]
Pero Atenea logró anteponer la Égida a manera de defensa, recibiendo de lleno el impacto de la espada; el eco que resonó fue mucho mayor al que había sentido anteriormente, lo que preocupó un tanto a la diosa.
« Ni siquiera tuve tiempo de reaccionar a esto por completo. » pensó Atenea mientras imponía resistencia contra la humana « Ese ataque me pudo haber dado si no abría bien los ojos…
» Juanita es… Invisible. No entiendo cómo rayos lo hizo, pero logró desaparecer por completo de mi radar de la Conciencia de Guerra. Solo me había pasado cuando intenté ver lo que haría esa enana egipcia… ¿Cómo se llamaba? ¡Ah sí, con la pequeña y linda Nut! ¡Pero ella se trataba de una Primigenia y en cambio…!
» Juanita, una humana…!La primera humana que no puedo analizar… No puedo leer sus movimientos, como si se hubiera… ¿Apagado? »
La diosa sacudió la cabeza y levantó la Égida con mucha fuerza, de manera que pudo deshacer el choque de armas entre ella y Jeanne; de la misma forma, la postura de Jeanne se había roto por completo lo que la dejaba expuesta, oportunidad que la diosa no dudó en aprovechar de inmediato.
– ¡Ya eres mía Juanita! ¡Toda mía!
Hoshi-Saku
[ Cerrojo de la cabeza de flecha ]
La diosa lanzó la punta de su espada directamente al cuerpo de Jeanne, más específicamente a su pecho que era lo que tenía más cercano…
La punta de la katana nodachi golpeó la armadura, pero en cuanto se realizó el toque, la humana de repente desapareció de la vista de Atenea, como si se hubiera esfumado en un santiamén.
« ¿Qué? ¿Juanita desapareció? ¡No, espera, también debería preocuparme eso que sintió mi katana…! ¿Eh? »
Sus mejillas sintieron como una brizna de viento, tan suave y esponjosa comparada con la lluvia de ofrenda que de por sí era muy suave, así como un susurro merodear por su oreja para entrar a su oído, como si un fantasma hubiera pasado a su costado tan cerca solo para presumir que había escapado de su ataque.
Clair de Lune Blanc D'Archange
[ Luz lunar blanca de arcángel ]
Jeanne reapareció a espaldas de la diosa de la guerra, cargando sus armas con la esencia angelical y preparándose para realizar el mismo ataque que tenía planeado; sin embargo, ahora desde el punto ciego de Atenea. Por mera intuición, y gracias a aquel susurro en su oído, fue que la diosa se percató de la nueva posición de Jeanne.
« ¡¿Desapareció y reapareció!? ¡No, no es eso! ¡Solo se volvió más rápida que yo…! ¿O podría ser que no la puedo detectar de ninguna manera? ¡No me digas…! »
Douce brume D'Archange
[ Suave neblina de arcángel ]
Jeanne agitó su espada sobre la indefensa Atenea, atinando su ataque descendente en la espalda de la diosa; rápidamente la sangre comenzó a brotar de su nueva herida, de manera que el campo de batalla así como la máscara de la humana se mancharon. Dioses en las gradas, en especial los griegos, se sorprendieron bastante de la segunda herida que recibía su participante en tan poco tiempo.
Para ser exactos, solo habían pasado 118 segundos desde que Jeanne había activado su poder divino especial; Okita, con un pequeño reloj de bolsillo sujeto en la mano, estaba midiendo el tiempo con mucha precisión.
« ¡Vamos, señorita D'Arc! ¡Todavía le queda tiempo! ¡Apúrese todo lo que pueda para terminar de una vez…! »
Jeanne aterrizó en el suelo al tiempo que Atenea caía casi de rodillas con el golpe en su espalda, que además de sangrar y doler en gran manera, había apagado sus fuerzas inmediatas para responder.
« ¡Otra vez sucedió eso.…! ¡Parece que Juanita es capaz de anular la energía vital de mis ataques siempre que logre cortarme! ¡Maldita sea, pero qué habilidad tan genial, pero que lástima que la esté usando contra mi! ¡No tendré piedad entonces…! »
La diosa apretó sus piernas y brazo derecho con mucha fuerza, tanta que sintió parte de su armadura divina temblar; los dioses griegos en su palco especial se sorprendieron al ver lo que estaba intentando hacer Atenea.
– ¡Hermana…! – en especial Ares era el más preocupado por ello – ¡No deberías hacer uso de eso! ¡No estás lista!
Atenea sonrió, sintiendo muchas gotas de sudor cayendo por su frente, y giró su cabeza hacia Jeanne.
– Veo que ya tienes experiencia con los momentos fuertes, Juanita… ¡Me impresionas! ¡Pero todavía no has probado el dulce sabor de mi espada! ¡Abre la boca que te la daré a saborear, y no derrames ninguna gota!
El cuerpo de Atenea se giró con mucha fuerza frenética, tanto como si su misma cadera se hubiera desprendido de su cuerpo para convertirse un juguete giratorio; con ello la diosa logró en un santiamén deshacerse de su punto ciego, además de volver a tener de frente a Jeanne quien tarde se dio cuenta de lo que estaba por hacer la diosa. La katana nodachi se cargó de gran fuerza y presión, del giro repentino de la diosa así como del agarre de sus dedos y el movimiento descendente que emitió la diosa sin dudar ni un momento.
Chushingura
[ Venganza de los 47 Ronin ]
Un golpe cargado con mucha fuerza física, tal vez incluso superior al ataque de Hades que había replicado, con la intención de destrozar la estrategia que estaba llevando a cabo Jeanne… Quien solo levantó los ojos y los abrió un poco, como única muestra emocional hasta el momento.
– Adapter*
[ *N/T: Adáptate. ]
Las piernas de Jeanne detuvieron su avance en seco y se movieron para dar un salto hacia atrás, al tiempo que su armadura brillaba y movía las piezas que le recubrían su cuerpo a modo de completar la adaptación. Aquello dejó vía libre para que la katana de Atenea golpease de lleno en el suelo del campo de batalla, provocando un gran agujero en los jardines de flores y pasto de los Campos Elíseos así como un temblor que abrió grietas en el suelo alrededor del cráter; Amaterasu de la sorpresa no pudo evitar soltar su abanico al tiempo que los recuerdos nostálgicos golpeaban en su cabeza.
– ¡Eso es… el… el…!
– ¡Una versión simple del Amanoma Gaeshi del señor Susano'o! – explicaron los yokai de inmediato.
– Parece que la señorita Atenea no es tan fuerte físicamente como el señor Susano'o, así que tuvo que aprender una variante de su técnica secreta que involucrase menos esfuerzo. Aún así, la señorita se consiguió la manera de que su ataque fuese tan destructivo como el del señor Susano'o.
– ¿¡Seguirán hablando de la relación que tuvo mi hermano con esa niña como si nada!?
– ¡Mi señora…! – los yokai acudieron a sus baldes de agua fría en cuanto vieron que Amaterasu estaba comenzando a soltar chispas de fuego a su alrededor.
– ¡Atenea ahora se ha vuelto la presa! ¡Encerrada ante las habilidades sobrenaturales que ha adquirido Jeanne D'Arc, no puede tocarla sino solo recibir los ataques de la doncella de Orleans! ¡La pelea ha cambiado a favor de la humanidad en un santiamén!
– Esto se ve mal… – comentó Hermes con una mano en la barbilla – Ella no suele hacer ataques físicos de gran poder solo si la situación lo amerita… ¿De verdad esa humana ha obligado a Atenea a usar ese tipo de movimientos?
– ¡Hermana…! – Ares se acercó a la orilla – ¡Ten cuidado ahora que estás en mayor desventaja…!
– ¿Se supone que eso sea bueno? ¿O que significa? – Syf levantó una ceja con duda.
– Mi hija no es tan fuerte como yo, en términos físicos. – respondió Zeus con las manos en su espalda – No tiene la misma capacidad que yo de lanzar golpes contundentes y asesinos con pura fuerza bruta. De hecho, es la primera vez que la veo hacer eso.
– Siempre que lo hace termina muy cansada… ¡Lo cual es muy malo ahora mismo! – exclamó Ares – ¡Si esa humana logra ver esa debilidad…!
Atenea tenía la espada enterrada en el suelo, sujetada con una sola mano, y respirando hondo al tiempo que soltaba nubes de vapor de entre sus labios así como su cara soltaba mucho sudor.
« Todavía sigo fallando en eso, a pesar de todo mi esfuerzo. Sigo siendo… ¿Huh? »
Sus ojos se levantaron al notar una fluctuación en las densas nubes de polvo que se habían levantado en el campo de batalla; un movimiento repentino como si el humo estuviera siendo apartado de golpe. Eso le dio una idea de lo que estaba por suceder…
– ¡Ay…! – por mero instinto Atenea levantó su Égida a modo de defensa…
Llevándose la sorpresa de que la espada de Jeanne golpeó de lleno en su defensa, que de no haber reaccionado a tiempo esa sería su pecho o su propia cabeza. La imagen de la humana pasó fugazmente entre las nubes de polvo, hasta aterrizar a unos metros de distancia de la diosa griega; aterrizó los pies con fuerza además que el humo se dispersó por completo, dando a conocer su nueva apariencia.
– ¡Jeanne D'Arc no descansa ni un segundo! ¡Tan rápido como puede, vuelve a ponerse a la ofensiva para atravesar la defensa de Atenea! ¡Como si quisiera terminar la pelea de una vez!
– ¿¡Ehhhh…!? – Atenea abrió sus ojos con sorpresa – ¡Juanita, por el amor de…! ¡Respira mi tesorito, que ni siquiera has desayunado…!
La humana ignoró los gritos de parte de Atenea y apretó a Margarita, la cual había convertido ahora en una espada mandoble*, la cual a pesar de su gran tamaño la podía sujetar con una sola mano; sus ojos se apretaron para observar con más detalle a Atenea, hasta que sus labios soltaron su conclusión.
– Debo romper la defensa de ese escudo.
Sin dudarlo Jeanne se lanzó al ataque de frente; la diosa intentó usar su habilidad de petrificación en la humana, aún sabiendo y comprobando que fue un intento inútil dada la habilidad adaptativa de la armadura de Jeanne.
– Parece que tendré que recibirlo todo, ¡Sé amable, Juanita! – Atenea se posicionó en modo defensivo tras su escudo, al tiempo que su mente y cuerpo activaban el Pallas Niké para recibir a la humana en el menor descuido posible…
El cual no llegó: con una fuerza abrumadora y aterradora, la humana lanzó el filo de su nueva arma contra la Égida, soltando un par de golpes que lograron romper por completo la postura defensiva de Atenea: uno descendente y uno lateral, con lo cual el escudo fue arrojado al costado de la diosa y todo su cuerpo quedó por completo expuesto a la humana francesa.
Touche de flammes D'Archange
[ Roce de llamas de arcángel ]
« ¡¿Todavía tiene fuerzas para continuar sin desmayo!? ¡Esto es…! »
Atenea, entre su sorpresa de ver que el cambio drástico en Jeanne todavía prevalecía así como la ineficiencia que experimentaba con Pallas Metis, solo pudo observar con los ojos muy abiertos como Jeanne levantaba su espada nueva y lanzaba una estocada directa al estómago suyo, sin poder hacer nada al respecto...
La punta del arma consiguió romper la armadura divina de Atenea en aquella zona y abrir una herida fatal que empezó a derramar sangre; no solo eso, sino que el golpe en sí había sido cargado con una gran fuerza física y divina, de forma que la griega quedó por completo incapacitada de nueva cuenta.
– ¡Argh…! – su mano soltó la katana nodachi y volvió a caer de rodillas al suelo.
– ¡Ma…! – Pandora y Erictonio se comenzaron a preocupar bastante, así como Hefesto y Ares, quien tenía los ojos pálidos como nunca los había tenido.
Atenea se llevó su mano libre a la herida, comprobando junto con el dolor que sentía que era más serio de lo que pensaba; con mala gana, se arrancó una parte de la capa blanca que ya estaba rasgada para vendarse lo mejor posible, pedazo de tela que rápidamente se manchó de rojo carmesí.
– ¡Agh…! ¡Este era mi vestido favorito! – Atenea soltó un berrinche infantil a pesar de la situación – Tendremos que mandarlo a la lavandería… ¡Y tú, Juanita, ¿Hasta cuándo piensas…!?
De inmediato su mente hizo las cuentas, respecto a lo que había visto y presenciado desde hace un momento; concibió una idea y sonrió por lo bajo.
« Puede que eso funcione… No perderé nada con intentarlo. »
En cuanto percibió que Jeanne se levantó de nuevo para arremeter con otro ataque, la diosa se levantó de golpe del suelo, dio un giro completo desde sus caderas, y arrojó su escudo directamente hacia Jeanne como si se tratase de un fresbee.
– ¡En un intento desesperado por no perder la pelea, Atenea ha lanzado su escudo contra Jeanne D'Arc!
– ¡Estúpida niña! ¡¿Qué vas a lograr con eso!? – exclamó Adamantino con mala cara.
– No… ¡Se trata de algo más! – comentó Ares, con los ojos abiertos – ¡Está por hacer algo más!
El escudo giró en el aire por unos segundos antes de impactar en Jeanne, o mejor dicho en el sitio dónde se encontraría Jeanne en esos momentos, ya que la humana no tuvo problema en mover su cuerpo instantes antes para dejar pasar el escudo.
– Sin escudo… Puedo atacar. – fueron sus palabras antes de seguir avanzando directamente hacia Atenea con Margarita en alto.
Pero Atenea, ya habiéndose recuperado del golpe que había recibido, tomó de nuevo su postura de ataque especial con su mente ya preparada para volver a la acción.
Pallas Niké
[ Conciencia de Guerra: Modo ofensivo. Azuchi-Momoyama ]
Atenea recibió los golpes angelicales de Jeanne con su katana nodachi ya recuperada, dándose cuenta que entre más tiempo pasaba al parecer la pequeña jovencita francesa se volvía más fuerte y veloz que algunos instantes antes. También, durante su choque que mantuvo por un par de segundos, la diosa se percató de algo más…
« Juanita no está tomando descanso alguno… El golpe que le di en el pecho, no sentí movimiento de su corazón, y ahora puedo notar que sus labios ni nariz están exhalando ni inhalando… No está respirando y su corazón… ¿No me digas que se trata de…? »
Las conclusiones a las que había llegado Atenea eran bastante aterradoras, incluso para ella misma; sin embargo, a pesar de la situación que su mente estaba deduciendo, por dentro no pudo evitar emocionarse al saber lo que aquello significaba.
« Juanita… ¡Esta es la verdadera Juanita! ¡Mi verdadero tesorito! ¡Awwww, me derrito de solo pensar lo que estoy pensando! »
– … Ahí voy…
Con voz seca e indiferente Jeanne levantó a Catalina convertida en escudo, logrando lanzar un tajo directo en Atenea quien estaba distraída en ese momento; las orillas del escudo también estaban filosas, como si se tratase de una navaja gigante, por lo que la diosa no se dio cuenta del peligro hasta que su brazo derecho salió lesionado por el golpe y corte del escudo.
Douce brume D'Archange
[ Suave neblina de arcángel ]
– ¡Argh…! – la sangre comenzó a brotar desde su antebrazo, lo cual provocó que la diosa quedase inhabilitada por un segundo.
– ¡El golpe de Jeanne D'Arc ha dado de lleno! ¡Tiene a su merced a la diosa griega para destruirla de un golpe…!
Ni bien terminó Heimdall su narración, Jeanne tomó a Margarita del mango con ambas manos y, cargando con gran cantidad de esencia angelical, proyectó su siguiente técnica en la diosa, quien solo pudo apretar su espada intentando volver a tomarla al mismo tiempo que todos los espectadores divinos temían por el resultado de la pelea que al parecer estaba a instantes de llegar…
Pero Atenea no estaba de acuerdo; detrás de su casco, había una sonrisa.
– … Caíste en el genjutsu, mi tesorito.
Al mismo tiempo, un golpe en seco impactó de lleno en la espalda de Jeanne, con tanta fuerza que el mismo rostro de Jeanne se abrió en sorpresa. Atenea sonrió por completo y levantó la cabeza hacia Jeanne.
– ¡Justo como había calculado, Juanita! ¡Mi Égida se siente atraída por los perros gordos y vírgenes como el tuyo!
Minótavros
[ Laberinto infinito de Teseo ]
– Así que eso era… – Hermes sonrió de lado – Su truco de rebotar su escudo para volverlo un segundo objetivo.
– ¡Funcionó muy bien! – Ares apretó sus puños – ¡Vamos, Atenea, dale el golpe final!
El escudo había golpeado con suficiente fuerza en la espalda de Jeanne que todavía tenía un poco de impulso a pesar del choque; ese impulso le obligó a girar un poco en el aire y caer en picada en la cabeza de Jeanne, quien todavía estaba sorprendida y confundida por ese ataque repentino que no había previsto venir. De este modo, la orilla de la Égida dio de lleno en la cabeza de la humana, de manera que resonaron tanto los huesos como los órganos en su parte superior…
Tal golpe fue suficiente para hacer parpadear a Jeanne un par de veces y despertar de su trance angelical; la luz que decorada su espada y sus armas desapareció en un santiamén, así como sus ojos volvieron a la normalidad , su nariz aspiró mucho aire y sus heridas volvieron a sangrar.
« ¡¿Eh…!? ¡Ese golpe improvisado me apagó la esencia! Espera… ¿Cuánto tiempo estuve…? »
Okita, quien tenía el reloj en su mano, dio un clic con el cual el tiempo dejó de correr y pudo observar con detalle el tiempo que había durado la transformación de Jeanne: 168 segundos.
« ¡Qué bien! Casi fueron 3 minutos, pero no llegó al límite… Pero, de todas formas… Su cuerpo está a punto de sentirlo. »
Atenea levantó su katana por encima de su cabeza, preparándose para realizar el mismo ataque de potencia y fuerza al estilo Susano'o de hace un momento.
– ¿Tus últimas palabras antes de hacerte un homenaje a mi tío Poseidón?
Justo en el momento en que Atenea estaba por realizar su técnica, con su cuerpo empezando a prepararse para soltar su ataque, la respuesta de Jeanne... Fue algo que en definitiva esperaba pero no en ese preciso momento:
Su cuerpo cayó de rodillas al suelo con gran fuerza; ambas manos soltaron sus armas, siendo que la izquierda fue a sujetar su pecho con frenesí, mientras que la otra corrió a su boca de inmediato… Para recibir la tos violenta llena de sangre que arremetió a Jeanne.
No solo eso, sino que todo su cuerpo, debajo de la armadura de los enanos, se retorció de dolor como si fuera un pequeño gusano con sal; en especial su pecho, en la zona del corazón, y su mente que se convirtió en una olla a punto de estallar.
– ¡¿Ohh!? ¡¿Juanita…!?
Al percatarse de la situación indefensa de Jeanne, Atenea no dudo en responder:
A mitad del camino soltó su katana nodachi, provocando que la arma saliera volando por los aires para perderse entre los jardines de los Campos Elíseos, mientras que sus pies se frenaron en seco y dio un par de pasos hacia atrás, para darle espacio a Jeanne quien siguió tosiendo y escupiendo sangre con mucho dolor corporal.
– ¡¿Pero qué acaba de suceder!? ¡El ataque de Atenea fue detenido de último momento, mientras que la doncella de Orleans está sufriendo heridas a pesar de solo haber recibido un golpe en la cabeza! ¡¿De qué se trata esto!?
Zeus abrió su ojo con curiosidad, mientras que Adamantino y Syf estaban estupefactos al ver que la diosa había desperdiciado aquella oportunidad; lo mismo con Pandora y Erictonio, aunque Hefesto entendió a la perfección el sentir de su hermana a pesar de no ser un guerrero.
« Espíritu deportivo de parte de Atenea… No se dignará en tomar ventaja de su rival si este se encuentra en problemas. Uno de sus más grandes defectos… Pero también su más noble virtud. »
Jeanne siguió tosiendo y escupiendo sangre, mientras su nariz aspiraba la mayor cantidad de aire posible, sus ojos rojizos estaban a punto de estallar, y sentía aquel horrible dolor de cabeza sacudirla; nadie en las gradas humanas, ni siquiera delfín Carlos ni Napoleón Bonaparte sabían lo que estaba pasando. Solamente Okita Souji… y Geir.
– ¿¡Onee-sama!? ¿¡Por que Jeanne está tosiendo sus órganos ahora mismo!?
– ¡Hey…! – Hrist le regañó rápidamente – ¡No veas esas imágenes!
– … Eso fue lo que ella perdió.
Con un disgustado sentimiento de pesar, la valkiria dio la explicación correspondiente:
– Para acceder a su esencia angelical, Jeanne debe replicar las condiciones en las que se encontraba… Debe apagar sus órganos y detener su corazón para que la esencia tome posesión de ella. Eso también provoca que se apaguen sus sentidos por completo y logra todo lo que hemos visto… Pero…
» Esa técnica solo puede ser usada por un máximo continuo de 5 minutos, aunque gracias al hidromiel de Brökk y Eitri lo ha podido extender a 7 minutos… Durante ese tiempo, sus sentidos se perderán progresivamente y sus órganos comenzaran a fallar mientras más se acerque al límite… Pero…
» Si pasa de los 7 minutos, su cerebro dejará de funcionar y Jeanne morirá.
Una explicación corta, pero bastante directa y lo suficiente para que todos se dieran cuenta de lo que estaba en juego; la única manera en que Jeanne podría superar a Atenea era llevar su cuerpo al mismísimo límite de la muerte. En el campo de batalla, Jeanne se apretó su mano al pecho mientras su corazón recuperaba su ritmo, con golpes estridentes que sentía con dolor a pesar de su cuerpo bendecido.
« Calme-toi, calme-toi… La douleur est presque terminée… Presque…* »
[ *N/T: Tranquila, cálmate... Ya casi se acaba el dolor... Ya casi... ]
– Oye, Juanita… ¿Todo bien? ¿Quieres un vaso de agua?
– J-Je… – ni siquiera se sentía con fuerzas para hablar, ante la sensación de seguir tosiendo sangre.
– ¡Te ves muy mal! ¿De qué se trata? ¿Cáncer, lepra, un amarre hecho con brujería? Si te toco, ¿Me lo vas a contagiar?
– Hé…? Non… No es eso…
Jeanne tosió un poco más de sangre con dolor, apretando su mirada, mientras que Atenea en silencio y con los ojos abiertos esperaba más respuesta de la humana.
« Si… Detesto y aborrezco esta maldición que me destruye… Aún si lo tuve que usar por el bienestar de otros… »
Fecha de publicación: 22/08/24
Autor: ASFD
Editor: Darklord331
Nota de autor: Muy buenas, mis queridos Ragnabros UwU.
Felicitaciones especiales a Meraki12iz quien el día de hoy es su cumpleaños, ¡Muchas felicidades! ¡Espero que este regalo de capítulo LR sea de tu agrado!
Volviendo al capítulo; la situación de puso bastante tensa de golpe, además que la ventaja en la pelea ha cambiado por completo. Jeanne hace uso de la esencia divina que hace en su cuerpo para superar a Atenea por 3 minutos, aunque ello ha conllevado a un gran daño en Jeanne, ¿Será que esto cambie el transcurso de la pelea? ¿Que tipo de secretos oculta la esencia angelical de Jeanne? ¿Quien fue aquel hombre divino que le otorgó sus poderes locos a Juanita? ¿Juanita seguirá hablando con voces en su cabeza o se calmará?
De nuevo convocó la opinión de los lectores, ¿Algo que les gustaría que pudiera llegar a pasar en el combate? ¿Alguna idea de pelea o de desarrollo? Déjeme saber su opinión en los comentarios.
Ahora sí, con esto llegamos al final de las publicaciones por el día de hoy. Sin más que decir... ¡Los leo en el siguiente capítulo!
Recordatorio: La publicación de capítulos es cada 21 días.
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Nuevos términos
* Amiloidosis – Enfermedad poco frecuente que se produce cuando una proteína llamada amiloide se acumula en los órganos, produciendo un fallo progresivo en estos.
* Delfin – Sustantivo masculino con el sentido de 'primogénito del rey de Francia', pero es masculino y femenino (el/la delfín) con el de 'sucesor, designado o probable, de personalidad importante, especialmente de un político'.
* Mandoble – Espada de considerable peso (de 2 - 4 kg) y grandes dimensiones ( de 1.4 - 2.1 m), empleada a 2 manos; usada para atacar eficazmente armaduras de placas y cotas de malla, así como romper filas de piqueros acorazados y las cargas de caballería.
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