Capítulo 87: Decisión de los dioses
Los pasos del grupo llenaron el silencio presente en el pasillo; pasos casi sincronizados entre los humanos y dioses que estaban reunidos moviéndose de sitio:
Hermes, el mensajero de Grecia, guiando a la valkiria Geir, el iluminado traidor Buda, el espartano Leónidas y la doncella de Orleans Jeanne, moviéndose hacia el juicio de dioses para averiguar un resultado controversial…
– Debo admitir que será interesante. – sonrió Hermes con voz calmada – Los dioses están más irritables de lo normal.
– Ya me imagino… – Buda con cuidado depositó un brazo sobre el hombro de Hermes – Esos vejestorios siempre son tan molestos.
– En especial ahora… Pero estoy seguro que le habría encantado verlos cuando comenzamos el Concilio del Valhalla.
– Jaja. De lo que me perdí por no haber nacido a tiempo…
– No se preocupe. Todavía puede traer sus palomitas al espectáculo divino…
Buda y Hermes comenzaron a reír por lo bajo como si estuvieran haciendo alguna clase de plan malévolo; algo que asustó un poco a la joven francesa.
– S-Sacrebleu!!
« Me imagino que tendremos que ser firmes en nuestro punto de vista… » pensó Geir mientras tragaba saliva « Ellos harán todo lo posible para quedarse con este punto. Nosotros también debemos estar a la altura… »
Jeanne también aspiró mucho aire y se acercó un poco a la valkiria, la única mujer con quién podía tener un poco más de confianza.
– Ça ne fait rien… Haremos lo mejor que podamos, señorita valkiria…
Aunque la semidiosa no sabía hablar francés, las palabras de Jeanne le tranquilizaron un tanto y gracias a ello dejó de sudar; tal vez al llegar a sentir algo de calma detrás de los propios nervios de la joven francesa, o tal vez…
Algo nuevo y sin sabor que la valkiria no podía explicarse del todo.
« Los secretos de la doncella de Orleans, que solo ella conoce… Me alegro de haberla incluído al equipo. »
– Así que… Pequeña jovencita… – Leónidas volteó a Jeanne con los ojos curiosos – Dime, ¿Estás aquí por curiosidad?
– ¿Eh?
– Para tener nuestra sesión de entrenamiento, tuve que investigar un poco de ti… "La mujer que salvó Francia", es lo que todos resumían acerca de ti.
– Comment?
– … Todavía no entiendo ese idioma, aunque todos también decían que tus palabras son muy bellas de oír. Algo que… Parece no ser mentira.
Jeanne se sonrojó un poco y desvió la mirada con mucha pena; más cuando su mente de adolescente empezó a trabajar sin su permiso.
« Ehhhhhh!? S-Sacrebleu!! » sacudió su cabeza varias veces para quitarse aquello de la mente.
– Acabamos de llegar.
Hermes se detuvo enfrente de un portón metálico de color marrón y con murmuraciones altas de voz detrás de sus paredes.
– Eso fue… rápido… – comentó la valkiria en voz baja; más que nada al darse cuenta lo rápido que había pasado el tiempo desde el día anterior, hace más de 24 horas, cuando tuvo que encarar a los mismos dioses que estaban detrás de las puertas para aceptar el segundo Ragnarok…
Pero gracias al susurro de Jeanne, en esta ocasión la valkiria no sintió miedo ni dudó por tanto tiempo: una vez que se mentalizó por completo, asintió con la cabeza.
– Estamos listos.
– Muy bien. Por favor, ignoren el ruido y cuidado con la bulla…
Hermes fue el encargado de abrir los portones y darle entrada al grupo en representación de la humanidad frente a todos los dioses del mundo…
– ¡Eso es una tontería! ¡Los dioses debemos quedarnos con esta victoria!
– ¡No estamos seguros! ¡No sabemos que pasó!
– ¿Podrían dejar de gritar? Eso no ayudará en nada--
– ¡Cállate, dios de las moscas! ¡Deja que los dioses de verdad discutamos este asunto!
– Maldita sea… ¡Ya cierren las bocas, malditos mocosos!
– ¡S-Si, señor Tezcatlipoca!
La reunión ya estaba hecha un disturbio total, con los bandos divinos envueltos en una discusión; la valkiria abrió los ojos con sorpresa al encontrar aquella turba tan dividida, además de identificar a los líderes de cada bando…
En la zona del juez principal, Zeus obviamente, junto a su hermano Hades; Syf y Forseti en representación de Asgard ante la ausencia de Thor; Brahma en nombre del Svarga, junto a Shiva que estaba malhumorado y con la cabeza gacha; Amaterasu, Tsukuyomi y el Emperador de Jade para el reino unificado Takamagahara-Tian; Huitzilopochtli y Coatlicue para Aztlan; Cernnunos, Lugh, Cúchulainn y Morrigan para el Reino Céltico, la Trinidad principal de Egipto reunida de nuevo…
– Debemos investigar este asunto con cuidado y delicadeza; no hay que dejarnos guiar por nuestro orgullo divino… ¡El orgullo no importa si hablamos de la justicia verdadera!
Un hombre de alta estatura, complexión física poco destacable y vestido con el solo como túnica; rostro fuerte y firme con expresiones suaves: Inti, dios del sol y representante del reino Hanan Pacha, junto con sus esposas Pachamama la Tierra y MamaQuilla la Luna.
Este panteón, junto con los celtas, hindúes, orientales y algunos otros, apoyaban una meticulosa investigación respecto al reciente combate antes de decidir sobre el resultado…
– No digas tonterías… ¡Los dioses ganamos esta ronda! ¡Es más que obvio! ¡No debemos perder el tiempo!
Un dios con apariencia muy distinta a la de Inti: cuerpo gigante y robusto, con armadura dorada así como capa especial divina que caía a sus espaldas, aunque lo más destacable era su cuerpo: la mitad era oscura como la noche con rostro enojado y cabello claro, mientras la otra mitad era de piel cálida y cabello oscuro, aunque también rostro muy enojado.
Se trataba de Ahura Mazda, el líder en nombre del reino de Medio Oriente, conformado por varios panteones; el más grande entre los dioses aunque no el más poderoso. Ellos, junto con los egipcios, aztecas, nórdicos, griegos, y algunos otros, aprobaban la victoria divina aunque con pocos argumentos sólidos.
Pra desgracia de la humanidad, el CAD había decidido no participar para mostrar luto por sus diosas caídas, mientras que el Emperador de Jade estaba sentado sin ganas de hablar.
– ¡Yo digo que matemos a los humanos de una vez! – sonrió Morrigan desde su asiento – ¡A fin de cuentas, lo vamos a hacer--!
– Mejor cierra la boca. – le golpeó Lugh la cabeza – No quiero que tus tontas ideas se metan en esto.
– Por favor… Solo cállala. – respondió Cúchulainn tapándose los oídos.
– ¡Guarden silencio! ¡Todos, cálmense…! – exclamó Hades golpeando su martillo de juez varias veces.
Los únicos que estaban fuera de la discusión eran Beelzebu y Tezcatlipoca, quienes estaban sentados en la sección de "acusados"; se suponía que ellos aportarían, aunque hasta ahora…
– Qué aburrido. Parece que esto es solo un juego para los dioses… – comentó Beelzebu poniendo una mano bajo su barbilla.
– Concuerdo contigo, dios… – tuvo que admitir Tezcatlipoca, a regañadientes al darse cuenta que le daba la razón a Nut.
– ¡Todos los dioses! ¡Respeten y den la bienvenida a nuestros últimos invitados! ¡Vamos, de pie!
El grito de Zeus así como su gesto de levantarse llamó la atención de todos, quienes giraron la cabeza para encontrarse con el grupo de Geir: tantas miradas divinas repentinas destruyó el valor que la valkiria había reunido.
« Sigo… Sigo siendo muy pequeña. »
– ¡Hola a todos! – Buda sonrió y levantó una mano para saludarlos – ¿¡Qué tal les va!? ¡¿Trabajando duro o durando en el trabajo!?
» Y por lo que veo, no se encuentran mis chicos iluminados y budistas… ¿Qué les hicieron? ¿Dónde está mi amigo mono?
– Ellos no quisieron venir… O no les llegó su invitación… – susurró Hermes al oído de Buda.
Amaterasu fue la primera en recibir a Buda, con una mirada llena de rabia así como su cuerpo encendido en llamas del sol.
– Tú… Buda, hippie de mierda… ¡¡Tú otra vez!!
– ¡M-Mi señora! – los yokai comenzaron a lanzarle cubetas de agua para apagar sus llamas.
– ¡Ay, la señora Amaterasu…! – ver a la diosa rabiosa fue lo único que asustó a Buda, quien fue corriendo a ponerse detrás de Geir y Leónidas a manera de defensa.
– ¿¡Ehhh!?
– Señor Buda… – sonrió Hermes con tranquilidad, y también diversión de estar disfrutando aquella furia divina – Por favor, proceda a tomar asiento junto con los señores Beelzebu y Tezcatlipoca, para que nos relaten los hechos ocurridos.
– ¿¡Q-Qué no tienen grabaciones o algo así!?
– Lo sentimos, pero no contamos con eso, ni con el apoyo del señor Heimdall por más que intentó ayudarnos a dar un veredicto.
– ¡Lo siento mucho! – junto a Syf y Forseti se hallaba Heimdall, envuelto con algunos vendajes – Cuando el coliseo se venía abajo, tuve que salir… ¡De lo contrario, habría muerto! De todas formas, por lo que oí, ni siquiera yo hubiera sabido el final de la pelea puesto que terminaron fuera de las gradas, ¿No?
– Así fue… – respondió Syf con cara aburrida.
– Así que debe dar su testimonio, señor Buda. Por aquí… ¡Y también…! – Hermes volteó al grupo restante – Para usted, señorita Geir, y solo para usted, tenemos un asiento reservado en primera fila.
– Nada de "solo usted" – Leónidas salió a la defensiva.
– No se preocupe, que estará en buenas manos a la vista de todos los dioses; nadie querrá hacerle daño en un momento como este.
– Estaré bien Leo… – Geir le sonrió de manera que el espartanos pudo soltar a la valkiria y dejarla avanzar mientras él con Jeanne tomaban asiento en unas bancas vacías del fondo.
Hermes dejó a Geir en el sitio que le habían apartado mientras se llevaba a Buda al sitio de los "acusados". Por su lado, la valkiria abrió los ojos al darse cuenta de su "sitio especial": una pila de golems acomodados a modo de asiento, siendo que Afrodita ya ocupaba la mitad.
– Querida… Te estaba esperando. Tu asiento se va a enfriar… – Afrodita con toque coqueto golpeó junto a ella para provocar a Geir.
– Eh… – Geir se giró a Hermes de inmediato – ¿No tienen otro asiento?
– ¿Qué tiene de malo? No sea tímida, señorita Geir. Estoy segura que ambas se llevarán muy bien.
La manera en qué hablaba Hermes dejaba sin hueco alguno la posiblidad de que el dios sabía de antemano que Geir y Afrodita ya se habían encontrado y acercado demasiado. Esa seguridad con que hablaba solo ponía nerviosa a Geir, lo suficiente que podría hacerla abrir la boca de más y hablar cosas que podrían perjudicarla en gran manera…
– ¿Algún problema, señorita Geir?
– … N-No… Ninguno…
Con la cara roja y ardiendo en vergüenza, la pequeña semidiosa se sentó en el golem de piedra y se acomodó; ni bien terminó, la mano de Afrodita se depositó lenta y sensualmente en su regazo para llamar su atención, lo cual le erizó la espalda.
– ¿¡Ehhh!?
« ¿Cómo te sientes, mi pequeña semidiosa? »
– ¿¡Qué!? ¿¡Pero qué--!?
« Deja de hacer ruido o te romperé la pierna. »
La amenaza de Afrodita, o mejor dicho su voz sonando dentro de su cabeza, la asustó tanto que sintió como si se hubiera orinado; temiendo que la diosa del amor pudiera cumplir su palabra, obedeció y se tragó todo su miedo mientras fingía una mirada segura, aunque con la mano de Afrodita todavía sobre ella.
« Buena chica… ¿Te sorprendí con esto?
» Es mi nueva habilidad de telepatía, un pequeño experimento… ¿Recuerdas los bocadillos que te comiste sin pensar? Todos llevaban parte de la fórmula, para que seas mi conejillo de Indias. »
« ¿T-Telepatía? Así que… ¿Usted puede… leer mi mente siempre que quiera…? »
« Ojalá… Para llenar tu mente con mi cuerpo y existencia hasta que solo tengas ojos para mí… » tal comentario vino con un pellizco fuerte que sonrojó demasiado a Geir « Pero no será así…
» Es una versión prototipo con muchos defectos; si te hubieras comido todos los bocadillos duraría bastante pero estoy segura que pronto se acabará el efecto… Además, debo estar en contacto contigo para formar el canal de comunicación, y solo puedo entrar a tu consciente, o sea los pensamientos que tengas directamente conmigo…
» ¿Te gusta? ¿Algo que quieras añadirle? »
« Señorita Afrodita… ¿Para qué es esto? »
« Por ahora, solo quiero jugar un poco contigo. Invadir tu mente y platicar de algo que se me había olvidado comentarte… Además, puedes preguntarme cosas que quieras saber. »
« ¿P-Por qué…? »
« … Eres un juguete muy adorable… Quiero jugar contigo todo lo que pueda antes que no seas más útil. »
– Muy bien… – Zeus acató con su típica voz de anciano – Todos los invitados están reunidos y en sus sillas: comencemos…
Tras haber calmado a la junta divina, se comenzó con la reunión.
En primer lugar, Buda, Beelzebu y Tezcatlipoca fueron los primeros en hablar, hablando cada uno su versión de lo sucedido en el combate desde que pisaron la arena; los dioses del Valhalla dieron más información respecto al comienzo de la pelea, mientras que el Primigenio prácticamente fue el único que habló respecto a la pelea que se dio sobre los jardines de los Campos Elíseos; los 3 dioses respondieron todas las preguntas que les hicieron la junta divina, así como soportaron uno que otro grito.
Al cabo de una larga plática unos con otros, soltando datos e información mientras que Heimdall anotaba todo en una lista para corroborar hechos y tiempos, Hades dio un veredicto inicial:
– Así que la conclusión que tenemos es la siguiente, respecto a los eventos ocurridos en esta pelea fuera de cámara y del estadio:
» El señor Tezcatlipoca y la señora Dziva tuvieron el encuentro final con la anomalía catastrófica, identificada como "Atlach-Nacha"; tras una pelea no tan larga, la criatura fue eliminada por el señor Primigenio, mientras que la señora Dziva sufrió heridas de gravedad que no pudo curar y falleció después…
» Como respuesta final, tenemos que la señora Dziva fue la última en pie en el combate, por lo que… El resultado de la pelea es a su favor.
Afrodita sonrió de lado a lado, apretando un poco la pierna de Geir.
« Qué divertido. Aquí viene~ »
« ¿Qué? ¿De qué habla? »
– Sin embargo… Antes que comiencen a dar sus puntos de vista, tenemos otra información importante que comunicar:
» La señora Dziva fue eliminada de la lista de participantes al ser reemplazada por su… su hermana Dzivaguru. Por lo tanto, la intervención de Dziva así como de la anomalía "Atlach-Nacha" y la de los 3 hombres aquí presentes no se puede considerar como parte de la pelea como tal…
» De todas formas, debemos responder la pregunta: ¿Cuál bando debe tomar la victoria de esta pelea?
Ni bien Hades terminó su pregunta que toda la junta divina se puso de pie y comenzaron a vociferar con gritos y exclamaciones unos contra otros.
– ¡Los dioses! ¡Es obvio que los dioses deben quedarse con esa victoria!
– ¡No podemos decidir todavía! ¡Faltan muchos datos!
– ¿¡Qué fue de esa mujer Dzivaguru!? ¿¡No hay nada sobre ella!?
– ¡Hagan más preguntas!
– ¡Calma! ¡Orden! – Hades se levantó de su asiento para llamar más la atención.
– ¿¡No es obvio!? – Ahura Mazda fue el siguiente en hablar, una vez la junta se había silenciado – Los dioses debemos quedarnos con ese punto. Fue una diosa quien lo consiguió.
– No podemos apresurarnos a tomar una decisión. – Inti le detuvo – La señorita Dziva le hubiera gustado que investigaramos más este asunto.
– ¿¡Qué necesitamos investigar más!? ¡Ellos ya lo dijeron! ¡Fue esa Dziva la última en morir!
– ¡Claro que lo sabemos, sin embargo…! Tal como dice el señor Hades, ninguno de los peleadores que intervinieron estaba en la lista de peleadores, por lo que no podemos considerarlos representantes de nuestro bando…
– ¡Mucho menos como si fueran peleadores de la humanidad!
– Tiene razón Inti. – concordó Amaterasu, con una mano en sus rodillas – Ninguno de esos dioses, ni esa amorosa, eran parte de la lista.
– Sin embargo… – Morrigan se subió al hombro de Lugh para llamar la atención – La cosa se comió a la lunática que iba por los humanos, mientras que la amorosa estaba con su hermana loca que iba por los dioses…
» Y si no me falla la memoria… Nunca escuché que alguna de ellas hiciera un cambio de bandos, como pasó con las egipcias lesbianas.
– ¡Hey! – Isis se levantó de su asiento con tono agresivo – ¡No hables así de mi madre enana!
– ¡Ja! – Cúchulainn sonrió con los brazos cruzados – ¡Por fin usas la cabeza!
– Me sorprende que a veces tengas buenas ideas, Morrigan. – concordó Lugh con una ceja en alto – Deberías usar tus 3 neuronas más seguido, ¿No crees?
– ¡Oye! ¿¡Qué me quieres decir!?
– Concuerdo con Morrigan… – Syf levantó la mano – No hubo un cambio oficial de bandos, por lo que la pelea permaneció como tal. Esa cosa rara por los humanos y Dziva de nuestro bando.
– Tampoco es como que se haya podido hacer un cambio de bandos de forma adecuada… – comentó Brahma con los brazos cruzados – A fin de cuentas, ni siquiera sabíamos lo que era esa araña.
» Antes de darnos cuenta o de querer arreglar la situación, ya estaba comiéndose a Dziva; así que no podemos fiarnos por una situación que por las circunstancias tuvo que permanecer como tal.
La discusión comenzó a tomar un tono más frenesí, mientras Afrodita estaba en su totalidad divertida por la discusión; aprovechó el momento para contarle a Geir algunos rumores respecto a cada dios que hablaba, haciéndola sonrojar cada tanto y divirtiéndose con sus expresiones.
– ¡Oigan! ¡Ya basta de esta tontería!
Leónidas se levantó sobre su asiento para resaltar en la junta divina, asustando especialmente a Jeanne a su lado que no se esperaba que hiciera aquello.
– Q-Quelle surprise!!
– ¡Todos ustedes están hablando de los dioses con sus bocas arrogantes! ¡¿Qué pasa con la humanidad!? ¡¿O acaso nos invitaron solo para aumentar el circo que tienen montado!?
– ¿¡Cómo osaste hablar… asesino!? – Forseti se molestó bastante con el humano asesino de Odín, aunque no quiso levantar mucho la voz por temor a su presencia.
– ¿¡Huh!? – Ahura Mazda volteó a Zeus con ojos saltones – Señor Zeus, ¿¡De verdad invitó humanos a dar su opinión!?
– No a cualquiera… – comentó Inti, bajando la cabeza con respeto – Estamos hablando del señor Leónidas, quien ganó la última ronda del primer Ragnarok.
– ¿¡El asesino de Odín!? – Huitzilopochtli levantó la cabeza con sumo interés – ¡Eso suena a alguien muy fuerte! ¡Ven, espartanos, y peleemos!
– Hijo, compórtate. – Coatlicue lo sujetó del borde del manto para que no saliera corriendo.
– Nosotros los humanos también debemos tener derecho de ese combate, más por el tipo de pensamiento que sostenía la diosa Dziva… ¡¡Ella quería ayudar a la humanidad!!
Los dioses quedaron con los ojos abiertos y en silencio; se miraron unos a otros, y pocos segundos después estallaron en risas de diversión; carcajadas tan sonoras como las que habían pronunciado cuando hace 1000 años Brunhilde los desafió, solo que ahora ano había motivo para airarse contra un humano, por más fuerte que fuera…
Afrodita rió un poco hasta que volteó a Geir, en quién encontró una mirada roja de pena así como pensamientos un tanto culposos; le fue bastante fácil deducir de qué se trataba.
– ¿En serio, humano? – Syf levantó la cabeza en señal de desafío – No me convence que digas eso casualmente ahora que estamos discutiendo este asunto…
» ¿Tienes alguna prueba de confirmar que hablas con la verdad y no es sólo un truco para intentar robarnos un punto del marcador?
– Me parece que la pequeña semidiosa a mi lado quiere decir algo… – las palabras de Afrodita sacaron a Geir de sus pensamientos.
– ¿Qué?
– ¿Por qué te lo guardas con tanto esmero? Todos queremos oír~
Esa mera acción hizo que se ganase las miradas de todos los dioses, provocando otro rubor intenso en sus mejillas; más todavía al pensar si Afrodita había leído sus pensamientos sin que ella se diese cuenta, o si era tan obvia para mostrar sus preocupaciones. La valkiria respiró profundamente, llenó su corazón con el mismo coraje que tuvo momentos atrás, y se levantó de su asiento.
– Lo que dicen… es verdad.
» La señorita Dziva, que fue encargada del cuidado médico durante estos recientes combates, contactó conmigo para informarme de su proceder y sus pensamientos: que esta revancha no le apetecía y… quería luchar de mi bando.
» Ella amaba mucho a los humanos. Nunca quiso ser parte de este torneo, pero ya estando aquí… Vio una oportunidad de hacer lo que ella realmente deseaba… Y quiso que lo la ayudase.
– ¡Lo que dice es verdad! – exclamó Buda levantando una mano – La señorita Dziva nos dijo que quería salvar a los humanos.
– De hecho, dijo que quería salvar a todos… – respondió Beelzebu con los brazos cruzados – Pero no me sorprendería que haya decidido cometer traición.
– ¿Ah si? – Horus se levantó en su asiento, dispuesto a hablar a favor de los dioses – Eso… Suena sospechoso.
» Ustedes estuvieron involucrados con este evento demasiado para que sea una opinión objetiva… ¿Cómo no sabemos que quieren engañarnos y esto se trata de una treta entre todos ustedes?
– Porque no lo es.
Cernnunos levantó su voz con serenidad así como autoridad, silenciando a los demás dioses y sorprendiendo a sus compañeros celtas.
– ¿Cernnunos? ¡Idiota! – Morrigan comenzó a golpearle uno de sus hombros – ¿¡Qué haces!?
– Lo que dice la semidiosa es verdad, y el testimonio de Buda y Beelzebu es correcto y coherente…
» Yo fui un amigo muy cercano a Dziva; ayudó al Reino Céltico tantas veces que nunca le pude agradecer por todas las ocasiones… Así como también fue capaz de romper reglas con tal de ayudar a los humanos.
» Durante mi tratamiento, me confesó que buscaría una forma de salvar a la humanidad… Incluso mencionó intentar una traición, aunque yo no lo permití. Al final… Ese era su ideal y su última voluntad.
Cernnunos giró su mirada a Geir con los mismos ojos que tenía cuando se la encontró en la enfermería y le dio la pistola de Zapata: disculpas y nostalgia.
– Dziva estaba a favor de la humanidad y contra su extinción. Si dijo e hizo todo esto, entonces ella fue representante de la humanidad para esta pelea. Y por tanto… La semidiosa valkiria debe tener el punto.
Rápidamente los dioses volvieron a una discusión, aunque ahora los argumentos que ostentaban contra Dziva eran menos fuertes tras el testimonio de Cernnunos, uno de los dioses mas leales y confiables. Aquello le dió nuevas esperanzas a Geir, sonriendo y apretando sus puños con emoción.
« Las cosas van bien… Si logramos convencerlos, tendremos la segunda victoria consecutica que nos ayudará a ganar este torneo… Podremos cumplir la voluntad de Dziva. »
Zeus se dio cuenta de ello y pasó la mano por su barba, preparándose para argumentar aunque hasta ahora habia querido mantenerse al margen.
« Esto no puede seguir. Si lo siguen pensando y caen en su favor, el trato con Nut se perderá, aún cuando no todos lo saben. No puedo permitir que eso pase… »
Zeus y Geir, ambos líderes representantes de cada bando, se prepararon para integrar más leña a la discusión y con ello tal vez tomar pronto una decisión…
– ¿Ya empezó la reunión? ¿Tan pronto?
Hasta que una presencia divina más apareció en la sala, callando a Zeus y Geir además de llamar la atención de los ya reunidos: un dios masculino, alta estatura, complexión demasiado delgada para ser real, y rostro apagado junto con sus vestimentas elegantes pero oscuras, a excepción de una bufanda de colores.
Bamapana, el dios representante del panteón de Australia, uno de los líderes de los Dioses Exteriores y señor del caos.
– Oye, llegas tarde. – le regañó Amaterasu, líder de la jurisdicción de aquella zona.
– Lo siento mucho… Tenía asuntos que atender y tuve que demorarme. Espero que no hayan hablado de muchas cosas sin mi.
El dios australiano tomó su asiento respectivo en las bancas de los líderes de panteón, dejando a otros dioses inquietos y molestos por sus presencia retardada; los únicos que se incomodaron por conocerlo bien fueron la Trinidad principal de Egipto, el Emperador de Jade que levantó la cabeza, y Beelzebu.
« ¿Dónde estaba ese tipo para tardar tanto…? » Beelzebu, quien mejor lo conocía, tenía muchos motivos para desconfiar.
– Siendo que ya empezaron… ¿Me podrían dar un resumen? – Bamapana se reclinó en su asiento.
– Con gusto… – asintió Afrodita – Estamos decidiendo qué haremos con la reciente batalla tan confusa que ha habido.
« S-Señorita Afrodita… ¿Quién es él? » Geir no pudo resistirse más a usar la telepatía para ese tipo de información.
« ¿No lo sabes? Es el líder del panteón aborigen de Australia, Bamapana. »
« ¿Panteón aborigen de Australia? Nunca… nunca había oído hablar de ellos. Pensé que era… »
« ¿Un demonio? A decir verdad tiene nombre y apariencia de uno, pero… Tal vez no lo sea. »
« ¿Tal vez? »
« El motivo por el que no se conoce mucho de su panteón es porque todos los dioses de Australia murieron mucho antes de que se formase el Concilio del Valhalla…
» Por eso, muchos han teorizado que él fue el responsable. »
« ¿¡E-En serio!? »
– Tú, pequeña niña…
Bamapana le sonrió a Geir con un rostro sincero y dulce, muy contrastante con su apariencia oscura.
– Tú debes ser la valkiria que ha orquestado este tablero. Aunque no estoy muy de acuerdo con algunas cosas, te agradezco la diversión que has proporcionado a los dioses…
– ¿Eh? S-Si… – Geir le sonrió de vuelta un poco incómoda.
– Dejemos las presentaciones por un momento… – Cernnunos intervino de nuevo – Deberíamos continuar con el tema que tenemos pendiente.
– ¿Por qué tanto apuro con algo obvio? Fue un encuentro entre dioses, así que debe ser pelea de dioses.
– Si consideramos el hecho de que Dziva fue quitada de la lista de peleadores, no cuenta su participación. Mucho menos al saber que ella apoyaba a los humanos.
Bamapana guardó rotundo silencio ante aquella declaración, pensando un poco y moviendo sus dedos a cierto ritmo mental.
– Si… Me lo imaginaba al ver su cara tan sonriente y sus palabras tan empalagosas. – murmuró para sí mismo antes de hablar en voz alta.
» Siendo ese el caso, ni siquiera deberíamos considerar la opinión de esa mujer como válida en esta reunión.
– ¿Cómo dices?
– Ella, una mujer que pisó el suelo divino, convivió con nosotros, pusimos expectativas sobre su persona… Una diosa, y de todas formas osó nombrarse a favor de la humanidad a nuestras espaldas… ¿Les parece correcto que debamos escuchar esas palabras?
» ¿Es correcto que la humanidad tome ventaja sobre nosotros por las palabras de una mujer muerta… y traidora? Sería aprovecharse de las debilidades que han tenido los perfectos Cielos en estos momentos… Siendo ese el caso, me gustaría apoyar la idea de aprovecharnos de las debilidades humanas en la más mínima ocasión, para poner la balanza en equilibrio…
» Pero, por el contrario, pido que no se tome en cuenta nada de lo que la diosa Dziva haya hecho o dicho, ya que su punto de vista es una ofensa hacia la lealtad que tenemos en los cielos… ¿Estamos de acuerdo?
Tras las palabras de Bamapana, vinieron murmuraciones en voz baja de entre los dioses; al parecer estaban pensando bien lo que había hablado el dios australiano.
– ¡Hey! – Leónidas le llamó la atención – ¡¿Cómo te atreves a hablar de esa forma respecto a una diosa que estuvo de su--!?
– Hablo de la manera correcta cuando estamos tratando hechos… El hecho es que esa mujer traicionó a los dioses. No merece una pizca de respeto de mi parte…
– Yo tampoco permito que hables así de ella. – Cernnunos caminó de su sitio hasta el asiento de Bamapana, provocando que este se levantase.
– Cernnunos, guardián celta de la naturaleza, y primer activista contra los humanos… ¿Acabas de decir que los defiendes?
– No dije eso, Bamapana. Dije que no vuelvas a hablar así de Dziva.
– Que no hable así de una traidora hasta su muerte, con ideales a la humanidad… Defenderla sería casi lo mismo que apoyarla… O sea, un cómplice de traición. Cualquiera que caiga en esa categoría, debe ser castigado para que no haya fugas de lealtad.
Bamapana mantenía una sonrisa extremadamente calmada aún con el dios celta amenazándole tan de cerca.
– Creo que ya nos desviamos del tema… – Horus intervino con algo de temblor ante el dios australiano – ¿Por qué no discutimos sobre--?
– Defender a un compañero divino no es traición a los Cielos. Yo sigo siendo fiel al Concilio del Valhalla y a sus reglas… Lo que me recuerda.
» Dziva fue obligada a participar en este torneo, cuando debió ser una junta de voluntarios, y la aparición de Dzivaguru no puedo habwr sido una aparición casual dado su historial con su hermana. Me parece conveniente que investigamos quién fue el responsable de estos actos.
Las palabras y mirada de Cernnunos fijos en Bamapana hicieron dudar al dios australiano, quien con veloz deducción tuvo un resultado del cual comentar:
– ¿Estás… acusándome?
– Depende… ¿Tienes respuestas o debo conseguirlas por mi cuenta? – Cernnunos apretó un poco las manos.
El dios australiano permaneció en silencio unos segundos con los ojos muy abiertos; al cabo de un tiempo sus labios sonrieron con tanta discreción que solo Geir y Afrodita, las más cercanas, pudieron notarlo.
– Me alegra que tengas tan nobles preocupaciones, Cernnunos aunque tengo mis reservas… Pero, debo advertirte que tu dedo apunta al nombre equivocado.
– ¿Cómo dices?
– Hablas de crímenes contra una líder de panteón, lo cual es imperdonable según la Constitución del Valhalla incluso para los líderes de panteón… ¿Piensas que sería tan tonto para romper una regla tan importante pensando que me saldría con la mía?
» Además que… Australia y África están tan lejos uno del otro, que es tedioso pensar en un boleto solo para romper reglas… Creo que deberías mejor apuntar a la jurisdicción que se encargaba de cuidar a esa diosa y sus panteones… ¿Tal vez a un trío de dioses incestuosos problemáticos?
Aquello hizo levantar las cabezas a la Trinidad principal, en especial a Isis.
– ¿Qué acabas de decir?
– Es obvio… – Bamapana se levantó de su asiento y deambuló un poco por la habitación – Esa mujer melosa estaba en la jurisdicción de Egipto, así que su participación debería estar en su cuenta y no en la mía…
» Y también pensemos un poco en la situación actual de Egipto… Creo que eso podría ayudarnos a entender qué hicieron.
– Bamapana… – Hades se levantó en su asiento – Acusar a un líder de panteón es algo muy grave--
Pero Bamapana siguió explicando sin darle importancia a los demás dioses.
– Su mejor peón Sobek fue asesinado y su reina Nut los traicionó con el cambio de bando. Sin mencionar que la diosa traidora de la que estamos hablando estaba en su jurisdicción… Curioso a decir verdad.
– Bamapana. – Osiris se levantó en su asiento – Ya es suficiente.
– ¿No deberíamos acusar o investigar a los dioses aquí presentes que tienen mayores motivos para convencer a una mujer traidora empalagosa de pelear en el Ragnarok?
– ¡Bamapana! ¡Suficiente de estas mentiras…! – exclamó Horus con el plumaje de su cabeza muy erizado.
– Lo que me recuerda…
» Cernnunos, dijiste que esa Dzivaguru no debería haber aparecido, y aunque los altos mandos la aceptaron para pelear, sigue la duda… ¿De dónde rayos salió? Más que nada al pensar que apareció justo cuando la diosa china también nos traicionó… Una curiosa coincidencia, demasiado para pensar que fue cosa del azar…
» Un pequeño demonio dispuesto a matar a una traidora y vengar a los dioses… Procediendo de la misma mujer traidora que estaba bajo la jurisdicción de Egipto… Una curiosa coincidencia triple que… También concordaría con 3 intentos de Egipto para limpiar su nombre y ser los mejores dioses del segundo Ragnarok--
– ¡Silencio, maldito demonio infeliz! – sin soportarlo más, Isis levantó vuelo y se montó en Bamapana para atacarlo – ¡Ya cierra la boca! ¡Esto no era parte de nuestro trato--!
– ¡¡M-Madre!!
Al darse cuenta de lo que había dicho, Isis se tapó la boca con el rostro rojo de la vergüenza; también al escuchar el silencio de sorpresa de toda la junta divina. Geir abrió los ojos con mucha sorpresa, incapaz de lo que acababa de escuchar.
– Acaso… ¿Toda esta pelea fue obra de Egipto…? – la pregunta de Geir hizo conectar todos los puntos de aquellos dioses que no habían entendido.
– ¿Qué? – Cernnunos se acercó a Isis que estaba todavía sobre Bamapana – Ustedes, dioses de Egipto… ¿Ustedes hicieron todo esto?
– … ¿Bamapana? – Zeus habló por primera vez, con mucho interés en el asunto – ¿Es cierto lo que acaba de decir Isis?
Isis le tapó la boca a Bamapana antes que pudiera responder, con los ojos llorosos y voz desesperada.
– ¡S-Señor Zeus! ¡Por favor, no le haga caso a ese demonio!
– Silencio… – Bamapana dió una bofetada a Isis que la tiró al suelo, para después volverse a Zeus – Por desgracia, es cierto mi señor Zeus. Estos dioses me obligaron a ayudarles en sus planes de tener 3 victorias durante el Ragnarok…
» Afortunadamente, mis manos están limpias.
– ¿Manos limpias? – inquirió Hades con cuidado – ¿A qué te refieres?
– Los dioses de Egipto son muy inteligentes, tanto que lograron quitarle el poder divino a Ra, el dios Primigenio de Egipto… Sin embargo, necesitaban hacer este encargo y mantenerse limpios para evitar manchar la gloria de su panteón… Recurrieron a mi y, usando ese mismo poder de Ra, me obligaron a actuar…
– ¿¡Qué mierda estás hablando, demonio!? – Horus y Osiris se mostraron muy enfadados.
– No quise intervenir directamente, así que les transmití el conocimiento que tengo… Tampoco tenía idea de qué iban a hacer, pero ahora todo concuerda. Me usaron para intentar elevarse en el segundo Ragnarok y volverse los más fuertes, incluso por encima de usted, mi señor Zeus.
– ¿Tienes pruebas de lo que dices?
– Claro que sí… Aquí tengo la infalible.
De su gigante abrigo el dios australiano extrajo una pequeña grabadora, que depositó con sumo respeto en la mesa de Zeus y Hades; ambos dioses la examinaron y apretaron el botón para reproducir la cinta:
" Bamapana… Necesito que… enseñes… Un hechizo de encantamiento… Necesito convencer… a una diosa… Quiero tu ayuda… No te estoy pidiendo permiso… Te daré todo lo que quieras de Egipto. "
– ¿¡Pero qué…!? – Isis se levantó corriendo y fue hasta el estrado de Zeus y Hades – ¡No escuchen eso! ¡Es un audio editado! ¡¡Es otra mentira!!
Por último, Isis se volteó hacia Bamapana, encontrando en él una sonrisa tranquila y muy amplia; pero a sus ojos, era sonrisa era burla por haber llegado hasta allí.
– ¡Tú… ¡Maldito hijo de perra--!!
– ¡Suficiente!
La voz de trueno de Zeus silenció de nuevo a la corte divina, quienes habían empezado a murmurar contra los dioses egipcios. Tanta rabia estaba saliendo del pequeño dios griego que, a pesar de su precario estado, sus músculos comenzaron a crecer sin control.
– Isis… – habló Hades con un poco de calma, no visible – Deberías saber que estas acusaciones son graves… Más si ahora mismo no tienes nada para refutarlas.
– ¡Pero es que yo…! Yo… – Isis se quedó callada al darse cuenta que no tenía absolutamente nada que decir para salvarse a sí misma; incluso contar la verdad sería mucho peor… Pero podía intentarlo – ¡Ese maldito--!
– ¡¡Suficiente!!
Zeus no se aguantó más y terminó por hacer estallar su cuerpo, creciendo en musculatura lo suficiente para que su asiento explotase lo mismo que la mesa; Hades movió la cabeza mientras que todos los dioses abrieron los ojos con sorpresa y terror al ver tan cerca al Dios Padre del Cosmos tan furioso.
Tezcatlipoca, que estaba sentado jugando con una bola de estambre que encontró, suspiró divertido al ver aquello.
– El super poder de todos los griegos… Volverse estúpidamente enormes.
– Es suficiente de este juego de niños… ¡Estamos en un asunto serio!
– Pero, señor Zeus, también estamos tratando--
– Silencio Bamapana… – Zeus le dirigió su ojo al dios australiano con rabia – Solo porque estás en la lista de representantes… Lo que hiciste violó la Constitución del Valhalla, incluso si quieres lavarte los manos; después que haya sido tu turno de pelear, si es que sigas con vida, llevaré a cabo tu juicio.
» En cuanto a ustedes, Isis y los miembros de la Trinidad principal de Egipto… Ustedes no pelean así que no tengo reparos.
– ¡Señor Zeus…! – Isis cayó de rodillas y se arrastró hasta los pies de Zeus, con abundantes lágrimas desesperadas y abrazándole con terror – ¡Por favor, le ruego ya no escuche a ese demonio! ¡Es ruin y perverso malvado! ¡Nada de lo que dice es verdad! ¡Incluso puedo apostar que esa cosa araña apareció por su culpa! ¡Debe creerme--!
– Dado que su gobierno ha sido tan problemático, en especial en estos momentos de tensión… ¡Decreto que la Trinidad principal de Egipto sea disuelta de inmediato! ¡Nuevo rey para Egipto, y el exilio de Horus, Isis y Osiris de todas las tierras divinas! ¡Con efecto permanente!
A todos los dioses se les fue el aire de la sorpresa tan horrible.
– ¡P-Pero señor Zeus…! – aún en ese estado, Isis se atrevió a hablar con cierto orgullo – ¡Usted no puede hacer eso! ¡Ningún dios de un panteón puede interferir en el gobierno de otro! ¡N-No es justo--!
Zeus se hartó y tomó a Isis del cuello para levantarla a su altura, dejando a la diosa egipcia colgando y sofocándose entre sus enormes dedos.
– ¡S-Señor Zeus…! – Osiris y Horus se acercaron al griego.
– No estoy hablando como líder de Grecia, sino como presidente del Valhalla, y tengo derecho a decidir sobre los demás gobiernos… Así como tengo derecho a cambiar mi decreto por una ejecución inmediata, con tu cabeza como primer lugar… ¿Eso quieres?
– M-Mi señor… Agh…
– ¡D-Dioses! ¡Ya es suficiente de esto!
La nueva persona que habló tomó por sorpresa a todos; Jeanne se levantó de su asiento y caminó hacia el centro de la sala, donde los dioses Zeus, Isis, Bamapana y Cernnunos estaban con su reunión, manteniendo en todo momento una distancia prudente.
– ¿¡Ehhhh!? – a Geir se le salieron los ojos – ¿¡Qué estás haciendo!?
– Ohhh~ – Afrodita sonrió con emoción.
– Señores dioses, no estamos en esta junta para buscar culpables por acciones poco éticas; estamos aquí para hablar de…
» De justicia para las mujeres que hace poco hicieron un gran sacrificio: dieron sus vidas para salvar a todos los que estamos aquí… ¡No es justo que aprovechemos eso para que peleen y traten de anteponer su orgullo divino! ¡Deberíamos estar agradecidos con esas mujeres! ¡Sin ellas, todos estaríamos muertos!
» ¡Es una falta de respeto que un acto tan valiente y… y hermoso sea tratado de esta forma! Aunque estemos en una pelea de dioses contra humanos, a ellas no les importó eso y se unieron por un bien mayor… Dioses, les pido que podamos honrar esa memoria y hacer justicia ahora que se debe.
Todos los dioses tuvieron malos rostros al escuchar a una niña humana hablar contra ellos; pero sus palabras, su tono y su voz… Fue hermoso, como si fuese escuchar a un ángel, muy contrario a las palabras de Bamapana con intenciones engañosas. Aquel discurso dejó en blanco a los dioses, y a la mayoría de ellos les avergonzó su anterior proceder…
– Qué buen discurso, humana… Podrías hacerme llorar, si tan solo tuviera lagrimales.
Bamapana fue la excepción: dejó su sitio y llegó hasta Jeanne para encararla, con tal velocidad que ni ella se dió cuenta.
– Así que, humana, ¿Cuál es tu propuesta para solucionar este asunto? ¿Tienes alguna cosa inteligente y sentimental qué decir… O solo intentaste lucirte y desafiar a los dioses?
– Eh? J-Je…
– Porque si fuera lo segundo… – sus ojos soltaron un brillo oscuro, y la sonrisa de su rostro se borró por completo – Eso no me gusta.
La valentía de Jeanne se agotó y ante la presencia acusadora del dios australiano terminaron sus rodillas por flaquear y cayó al suelo con temblor, la cara rojiza, y sus labios temblando.
– J-Je… J-J-J-J-J-J-J-J-J-J-J-J-J-J-J-J-Je…
– Lo suponía. Entonces… No te metas en asuntos divinos… HUMANA. – el rostro de Bamapana se oscureció mucho más y una de sus manos extendió sus dedos con mucha discreción, aunque no planeaba ser tan discreto…
– ¡Viejos calvos! ¡Deténganse de una vez!
La puerta de entrada se azotó repentinamente, rompiendo el momento que estaba a punto de crear Bamapana así como el silencio en que se habían sumido los dioses: una mujer vestida como humana pero con presencia de diosa, acompañada de un hombre musculoso con vestimenta griega.
– ¡Tú…! ¡Niña! – Syf se levantó al reconocerla.
– ¡Si, si! ¡Ya volvió por quien todos lloraban…! ¡La favorita de la casa, Atenea~!
Atenea hizo una pose de ídol acompañado de su grito de emoción, con lo que logró llamar la atención de todos; a sus espaldas Ares no se encontraba del todo contento con la actitud arrogante y narcisista de su hermanita.
– Atenea… Creo que estás exagerando.
– Claro que no estoy exagerando… ¡Después de todo, la salvadora de dioses debe tener una entrada triunfal!
Por primera vez, Shiva levantó la cabeza en la reunión y, al identificar a la diosa griega, no puedo evitar sonreír.
– La favorita del viejo ya se ha vuelto a aparecer.
Atenea comenzó a avanzar entre la reunión para llegar a la zona principal de peleas entre los dioses, mientras que los demás líderes de panteón se preguntaban unos a otros:
– ¡¿Dijo "Atenea"!? ¿¡Es la hija de Zeus!?
– Pensé que solo era un mito de Grecia…
– Pero… Solo es una niña…
– Tranquilos, tranquilos… – Atenea cargaba una paleta de dulce que se relamió entre los labios – Sé que muchos de ustedes no me conocen, dado que mi papi es tan sobreprotector que se encargó de cuidarme hasta las canas que nunca tendré… ¡Pero no se preocupen! ¡Cómo dije, soy la salvación de los dioses!
– ¡No te atrevas a venir con ese orgullo! – exclamó Syf levantándose en su asiento – ¡Después de lo que hiciste, deberías tener vergüenza--!
– ¡No me hables con ese tono de cabello! ¡Consigue una peluca de enojo y podrás volver a dirigirme la palabra!
– ¿¡Qué dices, maldita enana!?
– ¡Señora Syf…! – Heimdall y Forseti detuvieron a la diosa que intentase algún crimen contra la hija de Zeus.
Una vez que la diosa llegó al centro principal de reunión, Zeus volvió a su forma original de pequeño anciano.
– Hija… Has vuelto…
– ¡Vivita y coleando! – Atenea le dio un abrazo a Zeus, sobresaliendo mucho por la diferencia de tamaños – ¡No puedes esperar menos de la #1 del Olimpo!
– ¡Jo jo! Así parece. Respecto a lo que sucedió en la última pelea…
– No tienes que llorar, papi. Hice enojar a muchos dioses feos y estúpidos y ellos me hicieron enojar. Pero supongo que han tenido mucho tiempo para pensar bien las cosas y pedirme disculpas de rodillas… – Atenea levantó la vista hacia los dioses – ¡Ya oyeron!
– Me alegra contar con tu presencia de nuevo, sobrina… – sonrió Hades desde su asiento – Parece que ya se te ha quitado el enojo.
– ¡Por supuesto que no! Viejos calvos, me sacan de quicio que tengo ganas de… ¡Da igual!
» Es turno de que venga aquí y arregle su asqueroso desastre. A ustedes siempre les gusta hacer un asco todo lo que tocan; tanto que no dejan dormir a gusto.
Ares avergonzado de todo lo que su hermana estaba diciendo se tapó la cara.
– En primer lugar… ¿¡Qué rayos haces Isis!? ¿¡Por qué estás de rodillas frente a mi papi!? ¡Hay momentos para ciertas cosas, y que eso debería ser más privado!
– ¿Qué…? – tras pensarlo un par de veces, Isis se sonrojó del coraje – ¿¡Pero qué dices!?
– Estábamos en medio de una discusión sobre las acciones de Egipto… – Hermes se adelantó para explicarle a su hermanita – Al parecer hicieron uso de--
– No me importa lo que hayan hecho este trío de payasos. Que se vayan a su asiento, que me ensucian el piso… ¡Largo! – Atenea dió una patada al trasero de Isis, quien no estaba en condiciones de contraatacar sino de obedecer.
– … ¿Quién rayos es ella? – Tezcatlipoca, así como Beelzebu, estaban anonadados con la presencia de Atenea; Buda en cambio sonreía de oreja a oreja.
– Creo que tengo una idea sobre ella… De todas formas, me encanta su actitud.
– Siguiente en la lista… ¿Quién dejó que entrara este saco de huesos?
Atenea se atrevió a encarar a Bamapana, a pesar de la diferencia de estaturas y de apariencias, con tal valor y coraje que el mismo dios australiano se asustó.
– ¡Esqueleto con patas, ¿Qué haces aquí!? ¡Ya te dije que no te quiero en mis reuniones! ¡Me caes mal, con esos mechones pareces emo, y estás asustando a una niña!
– Señorita Atenea… – Bamapana, a pesar de la irreverencia con que estaba siendo tratado, intentó sonreír con amabilidad – Yo solo vine como parte del Concilio que pertenezco, para informarme y dar mi opinión sobre este asunto de la pelea tan controversial--
– ¡Cállese y adiós! – Atenea tomó a Bamapana de su espalda y lo empujó hasta la salida más cercana – Luego te enviamos un fax con todos los detalles, ¡Pero no te quiero aquí! ¡Regresa a tu cueva!
– ¿Huh? Pero si acabo de llegar.
– ¡Entonces gracias por venir! ¡No vuelvas nunca!
Bamapana apretó las manos con mucha rabia contenida, pero terminó por ceder; se despegó de Atenea y fue por su propia cuenta a la salida más cercana…
– Parece ser que no soy del todo bienvenido. De todas formas tenía cosas que hacer… Espero que--
– ¡Adiós! – Atenea le azotó la puerta en la cara.
Con esa última acción todos los dioses comenzaron a gritar con enojo, al ver que aquella diosa nueva estaba poniendo su propio orden en la sala a costa de la autoridad de los demás líderes; Zeus no respondió ni dijo nada al respecto, sino que con orgullo veía el mismo carácter suyo en el cuerpo de su hija favorita.
Por su parte, Geir estaba con los ojos muy abiertos, en exceso sorprendida de lo que estaba haciendo la diosa griega.
« Esa diosa… Si que es muy valiente. »
« Después de todo se trata de Atenea… Debo admitir que es una mujer muy fuerte y temeraria, aunque un verdadero dolor de cabeza. »
Una vez Atenea regresó a su sitio, se percató de la presencia de Geir lo que le hizo sonreír muy emocionada; llegó hasta la semidiosas en un santiamén y le estrechó ambas manos.
– ¡Pequeña niña! ¡Tú eres Geir, la valkiria que representa a la humanidad! – Atenea la sacudió tanto que Geir se movió como gelatina – ¡Mucho gusto! ¡Soy Atenea, la #1 del Olimpo, y fan de tu trabajo enfrentando dioses! ¡Me haces sudar con cada pelea!
– ¿¡E-E-Eh!? G-Grac-cias--
– ¡Ay no! ¡Qué asco! – Atenea tomó a Geir de los hombros y la arrancó de su asiento junto a Afrodita – ¡No te juntes con esa vaca rubia, o sus sacos come hombres te devorarán las neuronas! ¡Hey, no te acerques a esta inocente niña, nunca más!
Atenea le gruñó a manera de gato enojado mientras que Afrodita le lanzó una mirada asesina; la pequeña griega dejó a Geir junto a Zeus, de pie, y tras acomodarla se dispuso a dar vueltas por el recinto.
– Me falta algo, me falta algo… ¡Ah, si! – Atenea fue corriendo a socorrer a Jeanne que seguía en el suelo – ¡Querida joven humana! Lo siento mucho por ese saco de huesos feito.
– ¿¡Eh!? S-Si…
Los ojos brillantes de Atenea captaron algo especial en Jeanne que le llamó bastante la atención.
– Qué curiosa humana… ¿Cómo dijiste que te llamabas?
– ¿Pero yo…? Eh… Mi nombre es… Jeanne D'Arc…
– … ¿Eh?
Atenea abrió los ojos lo más que pudo al escuchar ese nombre; al cabo de unos segundos una gran sonrisa dibujó su rostro y soltó a Jeanne.
– ¿¡Tú eres… tú eres… Jeanne D'Arc!? ¿¡De verdad!? ¿¡La niña que salvó toda Francia de la Guerra de los 100 años!? ¿¡La que hablaba con ángeles y dioses en su campo de hongos alucinógenos!? ¿¡La que fue quemada por ser declarada bruja por los ingleses y franceses!? ¿¡De verdad eres tú!? ¿¡De verdad!?
– O-Oui! – Jeanne se sonrojó por completo al sentir a Atenea girar alrededor de ella para examinarla con demasiado detalle… DEMASIADO DETALLE.
– ¡Hey! ¡Niña! – esta vez Amaterasu se levantó en su asiento – ¡Deja de perder el tiempo! ¡Tenemos cosas importantes por discutir! ¡¿Vas a ayudar o seguirás jugando!?
Atenea dejó de darle vueltas a Jeanne para quedar frente a ella y tomarla de las manos, entrelazando sus dedos, y mirándola fijamente, tanto que la chica francesa se comenzó a marear bastante. Al cabo de un rato, a la diosa griega se le iluminaron los ojos con total emoción.
– Juanita… ¿Te puedo decir Juanita verdad?
– Huh? J-Je…
– ¿Estás pensando lo mismo que yo? Dime que si, dime que si, por fis.
– … Oui?
– ¡Muy bien!
Atenea soltó a Jeanne y se levantó por completo del suelo; se sacudió la ropa un poco y sonrió de nuevo, ahora con un toque… distinto.
– Muy bien, ya está resuelto. No me agradezcan.
– … ¿De qué rayos hablas? – Beelzebu se mostró muy confundido, así como todos los demás dioses – Solo te la pasaste jugando y gritando a lo tonto.
– Eso es lo que crees, mosquita, pero para nada… ¡En primer lugar, terminemos la junta que tenemos en estos momentos!
» Por lo que me han dicho Hermes onii-chan y Ares onii-chan, así como puedo ver la presencia de la responsable principal de la humanidad junto a algunos representantes, puedo deducir que esta conferencia tiene como objetivo decidir quién se quedará con la cuarta victoria. Y asumiendo que todavía no han deshecho la reunión, ya que todos siguen aquí, puedo concluir que no tienen una respuesta todavía…
» Pero no se preocupen, que yo tengo la solución, ¡Hagamos que esa séptima pelea sea… ¡La ronda fantasma!!
» Vamos a cancelar ese combate, desaparecerlo del mapa, volverlo el efecto Mandela de los dioses y negar su existencia… ¡Mentira! Pero si vamos a considerarlo el show de medio tiempo, para que los espectadores fueran al baño y por snacks, y sin peso en el marcador… Entonces, nos queda lo siguiente:
» El marcador sigue 3 a 3, un empate que no beneficia ni perjudica a nadie; dioses y humanos se contentan porque las mujercitas no tienen que disputarse por la pelea, no tenemos que medir con nanosegundos quién se murió primero, y lo más importante… Dejamos intacto la pelea que salvó los Campos Elíseos, así como los ideales de esas mujercitas, ¿Qué les parece?
Todos los dioses empezaron a murmurar unos con otros, mostrando mucho asombro en las palabras de la pequeña diosa griega que, a pesar de su apariencia, estaban llenas de sabiduría e inteligencia; inclusive Geir no pudo resistirse a sonrojarse de la sorpresa.
« Eso… Eso fue tan… »
– Brillante. – sonrió Zeus y dio una risa típica suya – ¡No podría esperar menos de mi hija!
– Claro… – Hades sonrió de lado con una mano bajo la barbilla – Me gusta esa actitud. Pero más me gusta esa propuesta.
Poco a poco todos los dioses se comenzaron a convencer de lo mismo.
– ¡Hagamos eso! – Ahura Mazda apretó las manos – Aunque preferiría que fuera nuestra victoria.
– Para nada. Es la solución perfecta… – respondió Inti – Esas mujeres se sacrificaron por todos nosotros. Es lo correcto no tomar en cuenta su sacrificio dentro de este torneo que nada tiene que ver.
– Lo mejor que podríamos hacer por mi querida amiga Dziva… – Cernnunos sonrió bajo su máscara y reverenció con respeto y gratitud a Atenea.
Buda en su sitio también sonrió por lo bajo.
« Eso también le dará a mi querida Chang'E la libertad que tanto deseaba… Nada de dioses ni humanos, sino sólo ella. Por fin podrás descansar en paz, querida amiga… »
Afrodita con mala cara sabía que una solución tan buena no podría salir gratis; el primero en comentar aquello en voz alta fue el mismísimo Huitzilopochtli, quien sonrió de lado.
– Oigan todos… Esa solución es excelente pero… Si las cuentas no me fallan, eliminando a ese par de diosas, tenemos otra cosa que discutir:
» ¡¡Nos quedan 2 vacantes abiertas en nuestro bando!!
De inmediato los dioses se dieron cuenta de aquello y de nueva cuenta comenzaron a murmurar unos con otros, ahora con más frenesí.
« … Es cierto… » Geir volvió a tragar saliva « Uno de los escenarios que más temía enfrentar… »
– ¡¿Puedo volver a entrar!? – Huitzilopochtli se levantó sobre su asiento con frenesí – ¡Me encantó tanto que quiero volver a pelear!
– ¡Hijo, contrólate! – Coatlicue abrazó al dios de su cintura para detenerlo.
Poco a poco los dioses comenzaron a hablar, muchos de ellos ofreciéndose para ocupar los sitios abiertos en la lista; hasta que Hades levantó su mano con lo cual silenció la conferencia para tomar la palabra.
– Tienen razón. Esta solución nos abre un problema más, que nos tomará mucho tiempo de resolver.
– No creo que sea así, querido tío. De todas formas no he terminado…
– ¿Huh? – Zeus arqueó su ojo con curiosidad.
– Aún con este problema encima, tengo una solución más, así que no canten derrota. Una propuesta que ayudará a los dioses a ganar tiempo para pensar en quiénes tomarán esos sitios libres, mientras que continuamos con este frenesí de guerra y combate… Tan emocionante…
» ¡Tanto que ya no puedo aguantar las ganas! ¡Papi, semidiosa Geir, ahora me dirijo a ustedes!
Atenea regresó a dónde estaba Jeanne, a quien tomó por debajo de su axila para levantarla de suelo de un solo movimiento y casi cargarla a su lado a manera de abrazo; el movimiento frenético y veloz tomó por sorpresa a la francesa.
– ¿Qué?
– ¿De qué se trata, hija?
– ¡Papi, líder de los dioses, y pequeña valkiria, líder de la humanidad, quiero pedirles ahora mismo su bendición!
Zeus, Jeanne y Geir quedaron con las miradas en blanco.
– … ¿Qué dijiste? ¿Nuestra qué?
– ¿No me oyeron? – Atenea sacó la lengua y levantó una de sus manos para apuntarse a si misma, mientras la otra apretaba el costillar de Jeanne – ¡Solo lo repetiré una vez más!
Fecha de publicación: 11/07/24
Autor: ASFD
Edición: Darklord331
Nota de autor: Muy buenas, queridos lectores.
Ahora sí es momento de hablar de la siguiente pelea. Por fin llegué al capítulo que más esperaba en este segundo arco, y espero que no me vayan a funar por la decisión que tomé respecto a la muslitos sabrosos y la gemela esquizo :"3
Por fin llega la reunión de los dioses con la resolución del problema principal; sin embargo nuevos problemas aparecen, ¿Quiénes podrían entrar en la lista de dioses? ¿Los dioses aceptarán a Atenea como su peleadora? ¿Geir aceptará a Jeanne como su peleadora? ¿Qué habrá visto Atenea en Jeanne? ¿Alguien se postula para sustituir a la Trinidad principal de Egipto? ¿Cuál cabeza divina será la siguiente en rodar con tanta tensión en los Cielos?
Muchas preguntas y pocas respuestas; todavía falta el siguiente capítulo, que saldrá en algunas varias largas horas, con la presentación oficial y comienzo de la nueva séptima ronda… ¡Ya veremos qué sucederá!
Sin más que decir, ¡Los leo en el siguiente capítulo!
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