Capítulo 86: Reuniones

Después de haber dado un largo y lúgubre paseo, al fin llegaron a su destino.

Geir, en compañía de los Einherjers Sasaki y Leónidas, así como de sus hermanas mayores Hrist y Sigrune, se detuvieron frente a la puerta metálica de la sala de ofrendas a los caídos en batalla.

– Esperaba… No tener que venir aquí. – Geir introdujo el código de acceso y la puerta se abrió – Me gustaría estar sola--

– Nada de eso. Voy contigo.

Sin preguntar ni pedir permiso el rey espartano entró por detrás de Geir tomándola de sus hombros, dejando a los 3 individuos fuera una vez se cerraron las puertas.

– ¿De qué se trata esto? Si se puede saber… – preguntó Sasaki con curiosidad.

– Es la tradición de la ofrenda por los caídos. – le respondió Hrist.

– Verás… – ante la cara de incógnita de Sasaki, Sigrune le explicó – Brunhilde tenía una sala para hacer ofrendas en honor a los caídos del primer Ragnarok, que descubrimos después de la duodécima ronda. Geir ha hecho lo mismo para este torneo.

– Entonces… ¿Estamos aquí por las diosas que murieron?

– Parece algo incongruente, considerando que estamos peleando contra ellos… Pero supongo que Geir lo hace después de todo lo que pasó… De lo que ellas intentaron.

– Fue mucha emoción la que sentimos… y la que ví en Geir… – sonrió Sigrune con nostalgia – Ella parecía nuestra pequeña de hace 1000 años… Fue gratificante de ver.

La hermana mayor bajó la cabeza con tristeza; ella también podía recordar a la valkiria pequeña que fue Geir hace 1000 años, siempre detrás de la falda de Brunhilde para cuidarse del mundo exterior así como tener una sonrisa cálida todos los días. Aunque aquello…

Después de todo lo que estaba pasando, se sentía tan lejano que incluso podría ser una broma que alguna vez la valkiria pelimorada que ahora salvaba a toda la humanidad fuera alguna vez una niña tan miedosa y llorosa. Tanto habían cambiado las cosas desde aquel entonces… Tanto estaban haciéndose daño con todo ello…

« Cómo… ¿Cómo terminará ella después que hayamos acabado con todo esto…? »

– ¿De verdad vale la pena…? ¿Estamos haciendo lo correcto?

La pregunta de Hrist llamó la atención de su compañero Einherjer así como de su hermana pequeña.

– ¿A qué te refieres?

– Estamos dando y arriesgando todo por esta causa. Pero también lo estamos perdiendo todo… Mejor dicho, nuestra pequeña Geir está perdiendo todo… ¿Valdrá la pena si al ganar no queda nada qué proteger? ¿Valdrá la pena destruir todo solo para quedarnos con cenizas?

– Siempre y cuando no perdamos la esperanza ni la perseverancia… – Sasaki le calmó tomando sus manos y con palabras suaves – Seremos capaces de proteger lo que tenemos, y si no podemos… Construiremos un nuevo mundo.

Hrist se sonrojó bastante con las palabras de su compañero, y no pudo evitar sonreír con la mirada desviada; sin embargo en la cabeza de la valkiria, la única de las 13 en nacer con la misma condición de Doppelgänger, habían otros pensamientos al respecto:

« Con esta pelea, sea lo que sea que haya pasado, perdimos a 2 diosas que nos apoyaban. Tampoco puedo evitar pensar que… Entre más vayamos ganando, más tendremos el odio de los dioses en nuestra contra… Y que cualquier paso en falso significará nuestro final sin retorno…

» Esto será todavía más difícil de lo que fue hace 1000 años. No creo que nadie esté preparado para lo que podría pasar… Ni siquiera nuestra pequeña Geir… »

– Leo, déjame sola.

– No.

– Leo… Déjame sola, es una orden--

– Mi especialidad es no seguir órdenes. Ya deberías saberlo.

– … Eres un tonto.

– Lo sé. Sigamos.

– … Sigamos…

La pareja avanzó, siendo que Geir tenía al espartano tomándola de los hombros lo que le dio más confianza y equilibrio para evitar desplomarse. En la mesa todavía permanecían las 5 ofrendas ya puestas por Geir con tanto esmero: Aquiles, Cleopatra, Zapata, Mist y Ng Mui. El espartano le extendió a Geir su par de copas que ella llenó con agua cristalina, para después depositar en un par de espacios con sus respectivos hologramas:

Para Chang’E, una fotografía de su vida como budista y alumna especial del iluminado; para Dziva, una fotografía que la diosa había tomado con la valkiria poco después de atenderla durante la cuarta ronda. Para terminar, la valkiria dejó caer a los pies de las copas flores para cada una: para Chang’E flores de ciruelo, mientras que para Dziva un poco de alcatraz blanco.

Ambos guardaron silencio por un rato, a excepcion de las pocas lagrimas que estaba dejando caer la valkiria así como sus sollozos.

– Chicas… – Geir trató de mantener una postura de respeto frente a ambos altares – Muchas… Muchas gracias por… Por intentar ayudarnos.

» Juro que… No han muerto en vano. Salvaré… Salvaré a todos los humanos…

– Lo haremos juntos. – Leónidas apretó su agarre en Geir un poco para darle más confianza – No necesitas guardarte todo. Puedes llorar…

Geir le hice caso llorando un poco más fuerte, aunque no llegando al extremo que había mostrado hace algunas peleas atrás en que sus emociones estaban sin control; durante todo ese tiempo la valkiria había ya soltado demasiadas emociones y seguramente no le quedaba mucho por sacar, o podría ser que Geir poco a poco estaba cerrando sus emociones para no tener que llorar tanto con cada final de combate.

Sea cual fuera el caso, le sorprendió un tanto a Leónidas que Geir no estuviera llorando tanto; le enorgullecía en parte, pero también lo dejaba pensando.

– Ya… – Geir se limpió los ojos con las mangas de su chamarra – Ya estoy bien.

– ¿Estás segura?

– S-Si… – la valkiria aspiró aire con fuerza – Tenemos que seguir adelante. Con o sin ayuda de los dioses… Ellos son nuestros oponentes. Debemos terminar esto…

» Sin embargo, no desperdiciaré el sacrificio que ellas hicieron ni lo olvidaré. Justo como acabo de decir… Voy a honrar sus memorias salvando a los humanos por quienes dieron la cara. Voy a acabar con todos los dioses que queden para salvarlos…

» Es mi deber… Incluso si debo darlo todo y que no quede nada de mi--

– Eso no te lo permito.

Leónidas tomó la cara de Geir con suavidad por las mejillas; la forma en que la apretó provocó que sus lagrimales soltaran más ríos que bañaron el rostro de la valkiria así como las manos del espartano.

– No permitiré que no quede nada de ti. Te aseguro que te salvaré de todo para que puedas disfrutar el mañana que crearás.

– … Gracias… Muchas gracias, Leo ~♡

Geir se acercó más al espartano y terminó por abrazarlo con toda la fuerza que tenía, mientras que Leónidas correspondió de la misma manera.

Permanecieron así algunos segundos, hasta que Leo se dio cuenta que la cara llorosa de Geir estaba mojando y respirando en su abdomen, justo por debajo de su pectoral.

– Oye… ¿Estás haciendo eso a propósito?

– … Un poco… – respondió Geir con la cara apretada al cuerpo macizo del rey – Puedo, ¿No es así?

– Claro que puedes… Aunque no me gustaría que lo hicieras solo aquí.

Geir separó su cara y la levantó hacia Leo: detrás de sus ojos rojizos e hinchados, había un brillo de fascinación que pocas veces había visto Leónidas en su valkiria.

– Es un trato.

– Claro que si. Pero primero lo primero: ahora hay que asegurarnos que todos están bien.

– Vale… – Geir se separó de Leónidas y avanzó hacia la salida, no sin antes tomar una mano del espartano y entrelazar sus dedos con los de él para no separarse…

– Espero que sea por aquí. Sino… ¡Estoy completamente perdido!

Así como los humanos estaban por reunirse para atender a sus heridos como para planificar los siguientes movimientos, los dioses estaban haciendo exactamente lo mismo; en este caso, el dios de la guerra Ares estaba buscando a los miembros olímpicos para la reunión que había convocado Zeus. Junto con Hermes se encontraba en aquella tarea, siendo el siguiente objetivo alguien que sería… Difícil de tratar.

A Ares le había tocado buscar y convencer a su hermanita Atenea de volver a ser la estratega del Cielo; después de enterarse de la mayoría de cosas que habían pasado en su ausencia, Zeus no pudo evitar estallar en ira y reclamarle a Syf de su proceder, jurando que pronto se reuniría con Amaterasu y los demás que osaron desafiar las decisiones de Atenea respecto a la sexta ronda así como haber provocado la reciente pelea sin ayuda de la diosa guerrera, lo que él daba por sentado que fue el motivo por el cual la pelea había sido un gran desastre.

– Todo se volvió un caos… – murmuró para sí mismo Ares mientras avanzaba entre el desastre del coliseo – Padre le echó la culpa a todos de estar perdiendo, solo por haber hecho enojar a Atenea…

Mencionar aquello en voz alta encendió un poco los celos que sentía Ares por la atenció que recibía su hermanita y no pudo evitar mostrar una cara de enojo.

– Solo terminemos con esto…

Primero lo primero: encontrarla. Ya sabía de antemano de algunos sitios dónde se podría haber ocultado, pero en ninguno de esos lugares se hallaba tras haber husmeado con esmero. Así que solo le quedaba un lugar que, cada vez que lo pensaba, se daba cuenta que debió haber comenzado por ahí…

En su camino se encontró con un gran escombro que le estorbaba en el camino, resultado de los terremotos que provocó la reina de las arañas; nada que fuera realmente un problema para su cuerpo musculoso y gigante que lo movió de un golpe.

– … Espero que esté bien… – A Ares no le gustaba admitir el afecto y amor que sentía a su hermana en voz alta, así que aquella búsqueda en solitario era buena para mostrar sus emociones.

Habiendo ya cruzado todos esos pasillos llenos de escombros y una que otra habitación vaía y hecha pedazos, llegó a su destino: un portón metálico gigante de color dorado, con un letrero en gran de decía “γυμνάσιον”. Abrió sus puertas e ingresó al lugar con confianza…

Se trataba del gimnasio de los Campos Elíseos, con toda clase de artefactos y máquinas para entrenamiento: caminadoras, bicicletas, bancas paea pesas, sacos de boxeo, una pista para correr, y una sala separada con muñecos de entrenamiento que eran copias de los dioses griegos hechas por Hefesto. Ares cruzó la habitación con pasos decididos, entró en la sala de los muñecos, y encontró justo lo que buscaba, y como esperaba encontrarlo:

Atenea de pie, sudorosa debido a la sudadera que todavía estaba usando, y peleando con guantes contra un muñeco de Hermes con 4 piernas y 2 cabezas.

Al poco tiempo la pelea entre ambos comenzó: el dios mensajero griego dominaba muchos estilos de artes marciales de combate a corta distancia así como inmovilización de armas, sin mencionar su alta velocidad que fue ligeramente replicada con tantas piernas. Una velocidad que incluso superaba el cuerpo de Atenea… Más no su mente.

El muñeco replicó una serie de golpes y patadas veloces que Atenea, con sus ojos estratégicos brillando, logró esquivar por los pelos; una vez que el robot estuvo lo suficientemente cerca, Atenea concentró fuerzas en su puño derecho para lanzar un gancho al muñeco, quien con una mano logró bloquear el golpe. Después, un manotazo con mano abierta que Atenea de nuevo evitó por los pelos; todo en una distracción que aprovechó el muñeco para lanzar un par de veloces patadas a las piernas de Atenea… Pero ella no las evitó, sino que con su brazo izquierdo logró sujetar ambas para inmovilizar sus movimientos. Ahora que lo tenía a su merced, Atenea lograría por fin conectar un buen golpe en la cara de ese muñeco engreído…

De no ser porque las mecánicas piernas del muñeco soltaron uns pistones que golpearon los dedos de Atenea, con suficiente fuerza para que perdiera la concentración por el dolor; luego las caderas del Hermes mecánico giraron 360º para lograr darle una nueva patada a Atenea en la cara, lo cual la mandó al suelo y terminó el encuentro. El muñeco, fiel a su original, se acomodó su vestimenta y sonrió con toque burlón.

– ¡¿Huh!? ¡¿Te acabas de burlar de mi, maldito muñeco!? ¡Hiciste trampa otra vez, así que no cuenta! ¡Repitamos la rutina!

– A-Atenea…

– ¡Ay…! – la repentina voz de Ares le dio un salto de susto a Atenea, quien se dio media vuelta y sin fijarse lanzó una patada a la cara de Ares.

– ¡Agh! – el gigante cayó al suelo sin remedio.

– ¡Hey! ¡Ares onii-chan…! Agh, solo eres tú; casi me disculpo por golpearte.

– ¡Yo también merezco respeto! – Ares se levantó de golpe – ¡¿Y por qué me haces esa cara!?

– Porque eres tú. Ahora… Espero que hayas acabado de llegar y no hayas visto nada, o tendré que golpearte hasta que lo olvides…

A pesar de la amenaza de su hermanita, el dios griego no se resistió por abrazar un poco fuerte a Atenea una vez comprobó que física como mentalmente no había sufrido ningún cambio.

– Atenea… Me alegra que estés bien.

– … Obvio… ¿Por qué no lo estaría? Por cierto… No me gusta que me toques cuando estoy sudada. Suéltame por fis.

– ¡Oh si…! – Ares la dejó ir y Atenea se dio la media vuelta para ir a las repisas donde habían muchas botellas de agua así como toallas para secarse – Me refiero a… Los terremotos que acaban de ocurrir hace muy poco. Todo el coliseo casi se cae… De nuevo.

– Ah si, eso… – Atenea suspiró aburrida – La verdad no sentí nada. Estaba durmiendo tan cómodamente en la silla masajeadora que no me percaté…

– ¿La silla masajeadora? Pero aquí nunca ha habido una… ¿O le pediste a Hefesto que te hiciera una?

– … ¿En serio? Eso explica muchas cosas…

Ares tardó un poco en darse cuenta de lo que se refería Atenea.

« ¡¿Estaba durmiendo mientras el coliseo se hacía pedazos?! ¡Debes estar bromeando! »

– En fin…

Atenea, siendo que ya no soportaba el calor que sentía, se terminó por quitar su sudadera tomándola de las esquinas inferiores, elevándola y tirándola al suelo, mostrando la composición de su cuerpo:

Pequeña y delgada, pero por muy lejos débil: todo su cuerpo estaba conformado por músculos marcados y fornidos, aunque solo lo suficiente para mantener de forma estética su cuerpo femenino con curvas pronunciadas en sus caderas.

A pesar de su apariencia como de niña, Ares al verla así también recordaba que era una diosa de la guerra que había dedicado su vida a entrenar héroes, naciones como Esparta, Atenas y Troya… Una guerrera asesina y muy fuerte entre los dioses del Olimpo…

– ¡Uy! ¡Leche de frutas! ¡Mi favorita~! – Atenea se arrojó a las botellas para tomar el primer frasco de leche a su alcance y tomarlo de golpe.

« … Sigue siendo una niña. » concluyó Ares con impresión caída en su hermanita.

– Así que… No estás enterada de todo lo que pasó.

– Pues… No debió ser la gran cosa, ¿O si? – Atenea tomó una toalla que puso en su cuello – Después de todo, ya estaba todo decidido desde el comienzo.

– ¿Qué dices…? – Ares abrió sus ojos con sorpresa – ¿Tú ya…?

– ¿No es obvio? Mi querida y linda amiga Chang’E ganó la pelea. Desde el primer momento supe que lo haría.

Ares quedó en silencio unos segundos cuando la diosa dijo aquella frase con tanta seguridad, más que nada porque su mente le invadió con varios pensamientos y acusaciones al respecto que había querido olvidar…

– Bueno… No le debió ser fácil ganar, de eso estoy segura…

» Cuando vi que quería pelear por los humanos, lo único que pude pensar fue… “¡Pero qué divertido! ¡Lo esperaba y no lo esperaba!”. Conociendo a mi linda Chang’E, sé que le gustan los grandes espectáculos cuando se trata de hacer rebeliones o golpear ancianos. Me emocionó tanto que no pude decirle que no… Luego se apareció esa otra mujer robusta y africana… ¿Cómo se llamaba? No importa…

» Cuando vi que serían esas 2… Joder, eso si que me emocionó muchísimo más. Mi alumna favorita… Bueno, la segunda favorita, toda bonita y toda inmortal, contra esa otra fuertota y con cara de pocos amigos… ¡La combinación perfecta! ¡Sería una épica batalla! Según mis análisis, un interesante choque entre la dichosa inmortalidad de mi alumna y la magia de brujita de esa otra…

» Aunque debo admitir que me aburrió demasiado cuando vi que mi linda Chang’E sin esfuerzo le estaba dando una paliza a esa otra diosa, así que apagué las pantallas y me fui a dormir un rato en la silla de masajes… Pero, cuando deje de ver, el resultado ya estaba dictado:

» Mi querida y linda Chang’E ganaría el encuentro, aunque en le proceso podría perder esa cosa de la inmortalidad que no entendía bien, mientras que esa otra mujer… De hecho es rara, ya que no podía predecir muy bien sus movimientos, pero seguramente se hubiera muerto del cansancio y le daría la victoria a mi gran amiga… Supongo que vienes a confirmarme eso, y que esos terremotos fueron la furia de papi al ver que ganó otra vez la humanidad… ¿No es así, onii-chan?

Atenea levantó ambas cejas, al tiempo que Ares supo que no estaba del todo seguro de decirle la verdad… Pero sabía que debía hacerlo.

–… Estás equivocada. Eso no pasó… Nada de eso pasó…

– ¿Huh? ¿A qué te refieres…? Bueno, creo que tienes un punto. “No viste toda la pelea así que no sabes si hicieron algo más de lo que no estés enterada”; eso es una posiblidad. Dado que, según esa junta de calvitos que se hacen llamar los altos mandos, mis predicciones no pueden ser fiables cuando se trata de cosas al azar… Pero no te preocupes, mi querido onii-chan: que la comunidad diga que cometí un error no es más que un--

– No es por eso. … Ares le interrumpió para dar toda la explicación – Sino que…

» La pelea fue interrumpida por la aparición de un monstruo… Se comió a Chang’E y después a su rival Dziva… Después de eso, la criatura fue muerta y se llevó a ambas consigo…

La diosa griega quedó en silencio y con los ojos abiertos al escuchar eso, con una única respuesta que soltar…

– Estás… ¿Estás bromeando verdad? ¡Jaja, que buen chiste! – Una risa estridente – Oye, casi caigo; si me hubieras dicho que papi se metió a interferir, sería mucho más creíble que esa--

– No es una broma, Atenea. En verdad eso pasó… Déjame mostrarte.

Ares salió de la sala y fue a uno de los pilares que sostenían el gimnasio donde había una pantalla; la encendió y justamente los canales estaban transmitiendo un resumen de las pocas imágenes que lograron captar del final del encuentro. Atenea asomó la cabeza y con los ojos abierto así como los labios cerrados observó con sumo cuidado todos esos detalles que no presenció, hasta que las cámaras dejaron de transmitir la pelea y con un corte de edición mostraron el resultado que habpia quedado en el campo de batalla.

En cuanto terminó las transmisiones, Ares apagó las televisiones y volvió la mirada a su hermana que estaba con los ojos muy abiertos.

– Eso fue lo que pasó.

– … No estabas jugando…

– Y-Yo… No sé que decirte. Solo que… Lo siento por Chang’E… Tu amiga.

Ares en ese momento pudo mostrarse un poco más empático con su hermana, dado que él fue el único en el Olimpo que se enteró de la situación entre ambas diosas; la diosa griega lanzó un suspiro muy largo y se quitó la toalla del cuello para lanzarla al suelo.

– Qué más da. Solo era otra estudiante… Otra que se murió.

La diosa avanzó por la sala hasta llegar a los sacos de boxeo; al que tenía más cerca comenzó a golpear con ambos puños, sin usar tanta fuerza y a manera de entrenamiento.

– Ella… Ella sabía lo que hacía… Se lo dije y se lo advertí… No tengo por qué arrepentirme…

– P-Pero…

– No vengas… A decirme… Cómo debo sentirme… ¿Quieres?

Ares se dio cuenta de inmediato que su hermana no se encontraba del todo bien; así como sus palabras habían crecido en tono agresivo, también sus puños se hicieron un poco más violentos tras darle unos cuantos golpes al costal. El dios mayor no pudo evitar recordar los acontecimiento respecto a Aquiles; él también conoció de cerca el afecto que se tuvo con aquel humano convertido en dios, tanto que después de su muerte en la guerra de Troya, ella logró sacarlo del Valhalla varias veces para estar con él por ratos en el Olimpo.

Y en ambos casos, la respuesta era casi nula.

– Aquiles y Chang’E… Tus estudiantes y los que llamabas favoritos murieron… ¿No quieres--?

– ¿Tengo que repetirte todo lo que digo? – Atenea lanzó un golpe muy fuerte al saco que resonó bastante – Dije que no quiero… Que me digas… Cómo debo estar… Además que… También te dije… Que yo no lloro como tú.

» Aunque debo admitir… Que todos esos tontos… Me hacen quedar mal… ¡Todos mis estudiantes están muriendo como pollitos de colores! ¡Eso me enoja demasiado…!

– No creo que debas expresarte así de ellos. Dieron todo lo que tenían en su momento…

– ¿Eso crees…? ¿¡Eso crees, Ares!? ¿¡De verdad… piensas que… morir en batalla… de esas maneras… tan estúpidas… Fue darlo todo!?

Uno de sus puños quedó marcado en el saco de boxeo, pero la diosa siguió golpeando con todas sus fuerzas.

– Creo que… solo fue mala suerte…

– ¿¡Suerte!? ¿¡Quieres… En serio quieres… hablar de suerte conmigo…!? ¿¡Esa maldita suerte… Que me tiene tan enojada…!? ¡¡Mierda!!

La diosa encendió sus ojos con un toque como de relámpago; su puño aumentó la velocidad de golpe y en un instante que Ares apenas pudo presenciar, la diosa azotó su mayor y más fuerte golpe en el saco: tanto que el mismo salió volando por los aires y, al chocar con el suelo, estalló y dejó salir toda la arena que lo contenía.

Ares se asustó el golpe tan potente, mientras que Atenea suspiró por lo bajo con cansancio; ese tipo de golpes siempre eran los más cansados y agotadores para su cuerpo. Por su parte, para el dios griego era la primera vez que veía a su hermana menor usar una fuerza tan descomunal así como expresarse con tanto fervor.

– Hermana… – Ares se acercó a Atenea con empatía – Estás siendo muy dura contigo--

– Me da lo mismo.

Atenea apartó la mano de su hermano de un golpe y fue a otras repisas, dónde habían más botellas que abrió de golpe para bañarse en sus líquidos, así como toallas con lo que se secó la cara y el nuevo sudor en su cuerpo.

– ¿Eso querías? ¿Solo venir a molestarme?

– Claro que no. Quería saber que estabas bien, informarte de la pelea si es que no la viste… Y darte un mensaje de padre.

– ¿En serio? ¿Qué dice papi?

– Ya está enterado de todo lo que pasó en la reunión tras la sexta pelea. Está enojado con todos, pero quiere tu testimonio para dar un castigo.

– Ese viejo… Siempre haciendo las cosas que le parezcan como si tuviera el control de todo… Es tan molesto papi…

Tras refrescar y secar su cabeza y malos humores, la diosa Atenea tomó una botella de leche frutal la cual bebió de golpe para disfrutar su contenido. Una vez que terminó, fue a la sala de los muñecos para tomar la sudadera que había dejado caer, y salió directamente a la salida.

– Pues no lo hagamos esperar, ¿No--?

– Hay algo más.

Ares mismo detuvo a Atenea justo cuando estaba por salir del gimnasio, tomando con su mano gigantesca una de sus muñecas.

– ¿Huh?

– Hay algo más que quiero hablar contigo… A solas.

– ¿Ah si? ¿De qué se trata?

Después hace varias rondas atrás tenía aquella espina que la niña valkiria había conseguido enterrar en su subconsciente, haciendo imposible al dios griego zafarse de ello; aunque la diosa no estaba en su mejor momento, ya era tiempo de hacerle esa pregunta para aclarar todas sus dudas:

– Entrenaste a Aquiles en el pasado y lo apoyaste, así como a la mujer espadachín… Querías que esa artista marcial golpeara y matara a nuestro Padre solo por diversión… Varias veces te mostraste a favor de los humanos, más aún con esta reciente pelea donde aceptaste que Chang'E pelease por la humanidad y casi le ganará a Dzivaguru, y de hecho sabías que eso iba a ocurrir y lo aceptabas…

» Hermana, estoy preocupado por ti, ya que todos los dioses están locos de un lado para otro, buscando a quién culpar y tomando represalias contra cualquiera que les parezca sospechoso… Me enteré que los Dioses de la Fortuna hicieron algo así. No quiero que entres en problemas que no puedas controlar, y… Quiero protegerte, así que quiero tu respuesta ahora mismo…

» ¿En qué bando estás? ¿Estás a favor de la humanidad, o estás a favor de los dioses?

La diosa quedó en silencio por algunos cuantos minutos, mirando hacia abajo y respirando un poco agitada por su reciente entrenamiento. Otra cosa más que aumentar a su lista… de motivos de enojo:

– Así que… Eso piensas de mi, Ares.

Aprovechando cómo el dios de la guerra le había sujetado, Atenea tomó todo el brazo izquierdo de Ares y, con un movimiento de judo para hacer un derrumbe al oponente, la diosa lanzó de forma estridente a su hermano mayor contra el piso.

– ¡Ahhhh…!

En las manos de Atenea apareció uno de sus palitos de dulce que siempre comía pero nunca tiraba la basura: al apretar un poco aquel palito, el mismo se extendió, creció de tamaño y procedió a transformarse en una lanza divina. Con la punta del arma apuntó a la cabeza de Ares, mientras que sus ojos brillaban bajo la sombra de su rostro, indicando la presencia de la Conciencia de Guerra así como su completa disposición a hacer un combate allí mismo…

Una vez que la reunión en la sala de ofrendas terminó, la reunión más importante de la humanidad no tardó mucho en llevarse a cabo. Bueno, más o menos…

El grupo principal exploró las demás antecámaras para asegurarse que todos los Einherjers y valkirias estuvieran en buen estado, aunque solo unos pocos accedieron la petición de Geir de reunirse: Okita, Kondo y Jeanne fueron de hecho los únicos.

Tras ellos se movilizaron a la enfermería de Dziva, dónde ya estaba el grupo secundario de Einherjers, valkirias y enanos limpiando el desorden de los escombros mientras que un grupo de enfermeras revisaban a Skogul y Gangadevi, así como al recién llegado Buda.

– Ya les dije que no es nada.

– Señor Buda, tiene muchas heridas internas por los golpes que recibió de esa araña. Por favor, deje que lo atendamos.

– Si les digo que no es nada, no es-- ¡Ahhhh! ¿¡Por qué me golpean!?

– Señor Buda, solo le aplicamos un poco de alcohol a sus heridas. Por favor siéntese.

Tras la dura insistencia de parte de aquellas, el iluminado terminó por acceder aunque con la condición de quedarse consciente mientras ocurría la reunión de la humanidad; todo mientras ambos grupos eran organizados para tomar asiento alrededor de una pequeña mesa en el centro de la sala.

Otra situación también hubo respecto a la desaparición de Jingū, la cual a duras penas pudo ser controlada por las valkirias después de informar que Jack y Hlökk habían ido corriendo para encontrar a la mujer japonesa.

– Primero Líf, y ahora Jingū… Diablos, tengo demasiados asuntos qué resolver y ocurre esto.

– No te preocupes, hermana, que lo resolveremos…

Buda levantó una ceja con duda.

« Sin lugar a dudas se trata de esa pequeña valkiria que me encontré antes de terminar aquí… ¿Debería decirles que estuve con ella…? Mejor… No creo que sea buena idea, si termino con un "Se me perdió". Prefiero evitarme y evitarles problemas… »

Por fin la reunión dio lugar con todos los presentes, así como las enfermeras semidivinas que paseaban de lado a lado para atender a los heridos a su cuidado…

– Les hemos traído algo de comer, para reponer sus fuerzas, guerreros de la humanidad.

Una de ellas que instaló en la mesa del centro algunas bandejas varios aperitivos; galletas y algunos panecillos que, según sus palabras, eran de uso médico para alimentarse con poca cantidad y recibir muchos nutrientes.

– ¡Qué rico! – de inmediato Lífthrasir se lanzó por los alimentos.

– ¡Pequeña, compórtate! – Sigrune la tomó con ambas manos, aunque la fuerza de resistencia de la pequeña era más de lo esperado – ¡Alguien tiene que ponerte un freno! Ojalá estuviera aquí Eva, la única a la que le haces caso.

– ¿¡Ehhh!? – Lífthrasir levantó los ojos con brillo – ¿¡Ya volvió!?

– No. Aún no.

Aquello provocó que Geir bajase la mirada por un momento.

« Eva está buscando a Líf pero ya no tenemos más noticias de ella… Y Merlín no quiso venir según lo que me dijo Skuld nee-sama… Con quienes quería hablar… »

– Comencemos entonces.

La figura de aquella persona que había aparecido y arreglado la reunión desde antes que Geir apareciera, así como también "dio permiso" a la intervención de enfermeras mientras ellos hablaban. Aquel que se le dio por título "El Libertador": Simón Bolívar.

Con su voz autoritaria puso fin a las pocas murmuraciones de unos con otros para comenzar con lo principal.

– Supongo que esta reunión se debe a la pelea más reciente, ¿Todos están enterados de la situación?

– No creo que sea necesario un resumen… – comentó Leo con los brazos cruzados – Ya todos están enterados de eso.

– Claro que sí… ¡Eso me dió mucho miedo! – admitió Marie Curie con los ojos brillantes en fascinación y espanto – ¡Una araña toda loca!

– … Es un milagro… – admitió Okita con voz baja – Que el señor Buda haya sobrevivido a ese monstruo.

– ¡No fue tan difícil tampoco! – exclamó Buda con una sonrisa en su camilla – Solo estaba loca y muy mal de la cabeza, nada que un poco de iluminación no pueda-- ¡Ay! ¡No tan fuerte!

– ¡Lo sentimos, señor Buda!

– S-Si… – Geir lo admitió también – Fue un gran milagro--

– Entonces, ¿Cuál es el siguiente punto a discutir?

La interrupción de Bolívar molestó un poco a Leónidas, aunque ayudó a Geir a llegar al punto de una vez; no sin antes tomar una galleta de los aperitivos.

– Ahora debemos pensar en las siguientes peleas y la estrategia que tomaremos.

La valkiria tomó su tableta y tras ponerla junto a la bandeja de bocadillos, encendió el holograma de la lista de peleadores del segundo Ragnarok, con todos los que ya habían peleado tachados:

– Estos son los luchadores que quedan en ambos bandos: 7 peleadores para la humanidad, 5 peleadores de los dioses.

– … No hay que dejarnos engañar… – comentó Sasaki con una mano en la barbilla – Superamos en número…

– Pero las opciones de ellos son muy fuertes… – terminó Kondo con los brazos cruzados sobre su pecho.

La valkiria pelimorada sabía muy bien eso, en especial al ver los nombres de los 2 Primigenios que todavía faltaban por pelear: después de haber visto a Nut hacer pedazos a Cleopatra con la mejor armadura de los enanos, así como a Tezcatlipoca darle batalla en solitario a la reina de las arañas en una intervención muy corta, Geir era muy consciente que los últimos oponentes de esa categoría debían ser igual o más poderosos todavía…

« Viendo la situación, es muy probable que alguno de ellos salga… » la valkiria tragó saliva con preocupación « Con Eva fuera de mi cuidado y Merlín no queriendo cooperar aún… No sé qué haré si los dioses deciden enviarlos a pelear de una vez. »

– Claro que sí… – Simö silbó por lo bajo – Esos 2 Primigenios que están todos locos… Atenea y Bamapana que no me dan buena espina para nada… Y esa Hela que no tengo la menor idea de quién es.

– ¿En serio? – Lífthrasir con la boca llena de aperitivos interrogó al finlandés – ¡Imposible! ¡Esa mujer vive en tu tierra!

– Mi única religión es cuidar ovejas y adoptar perros.

– ¡Pequeña! ¡Deja de hablar con la boca llena – Hrist le regañó a la melliza de inmediato.

– Todavía quedan esos 5 dioses muy fuertes a enfrentar, sin mencionar los 2 que faltan…

La afirmación de Bolívar sorprendió a todos.

– ¿No lo ven? Con el desfase de peleadores dado que fue un combate entre dioses, ellos tienen 2 vacantes libres comparados con nuestro lado. Por tanto…

« Es… Es cierto… » Geir abrió los ojos en gran manera al darse cuenta. « No había pensado en eso…

» Con el desfase de Dziva y Chang'E, en el mejor de los casos donde nos quedamos con esa victoria, e incluso en el peor donde ellos se quedan con la victoria, a los dioses tendrán una vacante… O podrían tener 2 vacantes, aunque no sé si sea posible…

» Es su oportunidad de remediar sus errores y meter a un Primigenio más a su bando… Si hacen eso, no estoy preparada: ninguno aquí puede darle batalla… ¿Qué haré? »

Al notar las inseguridades de Geir, el espartano extendió su mano para tomarle de la muñeca.

– Siendo que los dioses sufrieron una gran humillación en este pelea, harán todo lo posible para cambiar su estrategia.

– ¡Eso es cierto! ¡Chi! – Lífthrasir volvió a exclamar a gran voz – ¡2 diosas murieron, lo que significa 2 puntos a nosotros! ¿¡No!?

– No creo que así funcione… – comentó Brökk, con Eitri comiendo galletas sin parar – Aunque debo admitir…

– ¡Si que si! – habló Eitri con la mayor decencia posible – ¿Cómo esos dioses querrán considerar este combate?

– Espero que sea algo justo que nos agrade a todos. – comentó Hrist.

– ¡No acepto algo así! – exclamó Buda con una amplia sonrisa – A fin de cuentas, la señorita Dziva fue la última en estar de pie… ¡Por tanto, ella debe tener la victoria! Aunque sigo pensando en qué bando estaba peleando…

– ¿En serio? ¿Ella fue la última?

Nuevas voces procedentes de la entrada a la enfermería que sorprendió a los reunidos: un grupo de jóvenes que acompañaban a un grupo de enfermeros. Sin más, ellos eran Yemayá, Babalú-Ayé, Ogun y Sango, los hijos adoptados de Dziva.

– ¿E-Ella…? – Yemayá tembló en sus labios – ¿Fue la última… mamá…?

– ¡Oigan! ¿Qué hacen aquí? – de inmediato Bolívar tomó la defensiva levantándose de golpe – No deberían estar en una reunión secreta.

– ¡Estamos aquí para tomar las cosas de nuestra madre! – exclamó Ogun poniéndose a la defensiva también.

– No dejaremos que los dioses roben sus cosas. No está en su derecho. – Sango acompañó a su "hermano" en la defensa.

– ¡Y-Yo no…! – Babalú-Ayé se sintió intimidado y se ocultó con las demás enfermeras – Yo vine… a ayudar…

– De todas formas, no deberían interrumpir una reunión que decidirá el destino de la humanidad. No importa quienes sean.

Bolívar encaró directamente a Ogun y Sango, mostrando una muy notoria diferencia tanto en estatura como en complexión, siendo que a pesar de la baja estatura de Bolívar su cuerpo estaba mejor formado que el de los jóvenes, lo cual intimidaba en gran manera; casi como estar frente a un dictador…

– ¡Oigan! ¡Oigan! – Brökk y Eitri intervinieron en la posible pelea – ¡No estamos en condiciones de pelear por que si!

– Creo que hay un error, chicos… – sonrió Sasaki con más calma – La puerta de a lado es la habitación de la señorita Dziva, creo. Esta es la enfermería.

– No hagamos de las cosas un problema innecesario. – comentó Kondo Isami con cuidado.

Los chicos suspiraron por lo bajo y se rindieron; más que nada, el coraje que sentían estaba dirigido contra la araña que había acabado con la vida de su madre… No tenía sentido pelear por algo que no podrían cambiar.

– Está bien… Nos vamos. – anunció Sango, junto con Ogun y Babalú-Ayé una vez que terminó de atender unas cosas.

La última en irse fue Yemayá que quedó mirando a todos los reunidos con rostro doloroso.

– ¿Dicen que… mi mamá ganó la pelea?

– Estoy más que seguro… – afirmó Buda con una amplia sonrisa – Ella dio el tiro de gracia que nos ayudó a matar a esa cosa de una vez. No pudo sobrevivir, por desgracia… ¡Pero ella fue la última en pie!

La chica sonrió y dejó que sus ojos se llenaden de lágrimas felices; una imagen que para Geir fue ver de nuevo a Dziva en carne y hueso, lo que acrecentó sus reprimidos sentimientos de tristeza.

– Estoy segura que… ella habría querido dar su victoria a los humanos. Siempre nos amó y dió todo por nosotros… Incluso su propia vida… Esa seguramente hubiera sido su última voluntad…

» ¡Por favor, les pido, no permitan que los dioses manchen su memoria!

Geir se levantó y tomó las manos de Yemayá con una sonrisa llena de confianza.

– Lo haremos. Juro que lo haremos.

– Muchas gracias… salvadores de la humanidad. Rezaré por ustedes para que tengan la victoria.

Yemayá dio una última reverencia de agradecimiento y tras soltar las manos de Geir salió de la habitación; una vez que se fue Bolívar volvió a tomar asiento en su sitio, junto a Marie Curie y la silenciosa Jeanne.

– ¿Rezar? Eso solo se dedica a los dioses… Los mismos que vamos a derrotar.

– Supongo que la intención es lo que cuenta. – admitió Curie, con otra galleta en la boca.

– … ¡Acabo de recordarlo! – Buda rompió otro silencio, chasqueando los dedos – ¡Lo que quería decir a la pequeña Geir…! ¡Ay! ¡Más cuidado!

– ¡Lo sentimos, señor Buda!

– ¿Qué cosa? Habla iluminado.

– Pues… mientras mi mejor alumna estaba haciendo su show, yo… tuve una pequeña platica importante con… con cierta diosa enana azul… ¡Mi querida Nut-chan!

» Tuvimos una plática muy intensa, un encuentro amoroso incómodo, y casi muero a manos de una señora vaca muy aterradora. Pero ese no es el punto…

» El punto es que llegue a un acuerdo con ella que beneficiará a la humanidad, ¿Están listos para oír? ¡Pues ahí les va! ¡Si obtenemos 3 victorias consecutivas, la señorita Nut será nuestra nueva aliada!

Todos se quedaron callados por un momento, hasta que Leónidas levantó una ceja en molestia, conociendo el tipo de humor que podía manejar Buda.

– ¿Estás jodiendo?

– ¡No, no! ¡Claro que no! ¡Es la verdad! Aposté todo para que mi querida Nut-chan aceptara mi oferta de ayudar a los humanos, y… ¡Lo conseguí!

– ¿Apostante todo? – inquirió Bolívar con curiosidad y molestia por tratar con un dios, aunque se había mostrado a favor de la humanidad – ¿A qué te refieres con "apostar todo"?

– Pues… eh… ¿Qué aposté? Eso no importa. El punto es que tenemos apoyo de Nut-chan si tenemos 3 victorias consecutivas, pero también hay una contraparte que deben saber…

» Los dioses hicieron un trato del mismo tipo, siendo que si ellos consiguen 3 consecutivas Nut-chan cambiaría su victoria a su bando.

– ¿¡En serio!? – exclamó Marie Curie con amplios ojos y una tercera galleta.

– ¡Imposible! – Lífthrasir imitó la expresión de Marie Curie – ¡No se pueden hacer 2 apuestas al mismo tiempo, o se perderá todo el dinero! ¡La enana azul deberá escoger una sola apuesta! ¡Estamos perdidos!

– No… Non, niet, nein…

El cientifico de la humanidad e hijo de la luz estaba presente en la reunión desde hace rato, solo que él había estado junto a la camilla de Skogul tomando una de sus manos en todo momento; con la otra mano apuntó a los presentes reunidos para dar una explicación:

– Me parece haber entendido que ella hizo 2 pactos del mismo tipo que se pueden considerar como uno solo: "El primer bando que obtenga 3 victorias". Y por cierto, gracias a mi señorita Skogul, hemos empezado nuestro conteo.

– ¡Es cierto…! – concordó Kondo, abriendo los ojos.

– Eso quiere decir que… – Brökk comenzó a hacer cuentas con las manos mientras Eitri seguía comiendo – Si logramos cumplir la última voluntad de esa diosa, nos da una segunda victoria.

– Eso facilita mucho las cosas… – Okita sonrió mostrando sus típicos ojos de demonio – ¡Solo tendremos que matar a un dios más para ganar la delantera y a una diosa muy poderosa en nuestro lado!

– ¡Esas son muy buenas noticias! – aplaudió Marie Curie con emociones nuevas despertadas.

– No hay que cantar victoria antes de tiempo.

Para sorpresa de todos, fue Geir quien detuvo el entusiasmo colectivo.

– Eso suponiendo que los dioses nos den la victoria. Pero si ellos se la quedan, habremos perdido la racha y tendremos que comenzar de nuevo. Además…

– 3 victorias seguidas es complicado. Muy complicado… – continuó Leónidas con ambos brazos cruzados – Solo logramos hacerlo una vez, en el Ragnarok pasado… Gracias a la traición de alguien aquí presente.

– ¡Te estoy oyendo! – gritó Buda – ¡Y para tu información, rendirse no es traición!

– Es razonable… – concordó Simö con rostro frío – Los dioses no perderán la oportunidad de quedarse con este punto, pero si no lo obtienen harán todo lo posible para evitar que nosotros ganemos por tercera vez.

– Nada que no se pueda solucionar. – admitió Bolívar con mucha seguridad – Somos asesinos de dioses. Claro que podemos hacer milagros de ese tipo.

– Todavía no… Al menos ustedes 3, aún no. – señaló Leónidas a Jeanne, Bolívar y Curie – Recuerden que pelear contra un dios no es sencillo. Menos con los que tenemos ahora… Cómo si los dioses supieron que iban a perder hace 1000 años y esta vez decidieron ponerse más serios.

– Ya lo dije… No hay problema alguno. – volvió a admitir Bolívar, con rostro muy severo – Puede que no hayamos hecho nada todavía, pero me aseguraré de derrotar a cualquier dios que se ponga en mi camino.

– … Eso no suena a una buena elección de palabras.

– No me importa cómo suene; es lo que haré.

– ¡Ay, ay! – Curie, con su cuarta galleta, se sorprendió de la tensión que estaban creando ambos líderes, tanto militares como políticos.

Sin embargo, Geir permanecía en gran silencio, con su teléfono móvil en manos, esperando de alguna respuesta de Afrodita… Si es que la podría tener; seguramente ella no estuvo contenta con la traición de Chang'E por lo que no estaría de humor para seguir informando a Geir de todos los movimientos de los dioses…

¿Sería así, o en algún momento el teléfono de Geir volvería a sonar con el texto del siguiente peleador?

« … N-No… No quiero. » Geir tragó saliva y respiró hondo para calmar su agitado corazón « Ya no quiero depender de ningún dios para seguir adelante, pero… Respecto a ella, no sé si tengamos otra opción… »

¿Cómo escapar de los maléficos planes de la diosa griega? La primera prioridad que se debía responder; aunque también se cuestionaba si era una decisión a considerar… pues la diosa sabía demasiadas cosas, de las cuales muchas le había confiado a la pequeña valkiria…

– Entonces… ¿Nosotros seremos los siguientes? O… ¿Quién de nosotros será el siguiente en pelear?

Por primera vez Jeanne abrió su boca con aquella pregunta, tímida y un poco temblorosa, seguramente en referencia el hecho que la diosa lunar le había quitado su turno de pelear. Aunque también podría haber otra cosa tras sus mejillas llenas de migajas de galleta; algo que Okita entendió sin decir ninguna palabra.

– Yo… Yo no creo estar lista todavía… – comentó la científica – Todavía me faltan hacerle algunas pruebas a nuestro invento… ¡Espéreme un poco más, señorita valkiria!

– En ese caso yo puedo ser el siguiente. – afirmó Bolívar con un pulgar en alto – No tengo ningún problema, y no quiero discutirlo--

– Todavía no hemos decidido nada. – negó Leo de inmediato – Geir es quien decide.

– Mademoiselle valkyrie?

La pregunta de Jeanne intentaba sacar a la valkiria de sus pensamientos constantes que no paraba de darle vueltas en la cabeza. Dudas, afirmaciones, preguntas, respuestas… Cosas que muy pronto terminarían una vez que el torneo tuviera su décimo tercer ronda…

– ¿Hola? – por la entrada a la enfermería apareció una cabeza con cabellera oscura y tatuajes faciales – ¿Hay alguien aquí?

– ¡Hey! – Okita y Kondo se pudieron a la defensiva – ¡Es un dios! ¿¡Qué haces aquí!?

– ¡Calma! Vengo en son de paz.

– ¡Tú…! – rápidamente Leónidas identificó al hombre, con quién hace poco había platicado – Mensajero griego.

– Mi nombre es Hermes. Me da gusto que lo recuerde.

Hermes sonrió con calma, aunque ninguno de los presentes estaban muy contentos ni cómodos con su presencia.

– ¡Oye! – Bolívar de nueva cuenta tomó postura defensiva – Estamos en una reunión privada. Ningún dios puede estar aquí.

– ¿En serio? Mis disculpas caballero, aunque creo que se les escapó uno… – Hermes comentó con toque burlón mientras señalaba a Buda – Espero que no hayan dicho nada importante a drede en su presencia, a menos que…

– Señor Hermes…

La valkiria Geir tomó aliento de una gran bocanada y se levantó de su asiento para encarar al griego.

– ¿Qué necesita?

– No se preocupen ni alarmen. Lamento interrumpir su reunión, pero necesito de la presencia del señor Buda y la señorita Geir.

– ¿Hm? ¿Para qué?

– Los dioses están a punto de tener un pequeño juicio para determinar lo que pasó en la reciente pelea y llegar a un convenio en que ambos bandos estén de acuerdo.

» En el caso del señor Buda, necesitamos su testimonio para saber lo que ocurrió durante la pelea, y en el caso de la señorita Geir, necesitamos a alguien que represente el bando humano.

– Yo la acompañaré. – habló Leónidas de inmediato.

– Por supuesto caballero. ¿Alguien más gusta presentar el teatro de los dioses--? Digo… Esta reunión tan importante.

– … Y-Yo…

Jeanne levantó la mano casi sin pensar; algo que sorprendió a todos bastante.

– ¿Eh? – Okita le volteó a ver con los ojos muy abiertos – ¿Qué estás diciendo?

– Yo… quisiera ir… Je peux aller?

– Siempre y cuando la señorita Geir lo permita. – sonrió Hermes sin mostrar sorpresa en su rostro.

La valkiria también se mostró bastante sorprendida de su repentina iniciativa… La cual no quiso apagar.

– Está bien. Puedes venir con nosotros.

– ¿Yo también podría ir? – se adelantó Bolívar al grupo que iba de salida.

– N-No… Me gustaría que siguieran aquí, a salvo de los dioses que andan allá afuera… – le indicó Geir de inmediato – También… Creo que muchos en esa reunión podría generar algún problema…

– Entonces, ¿Por qué ella…?

– No tengamos una discusión sobre eso en estos momentos. – Leónidas se adelantó al apresurado Bolívar, quien al ver tanta negatividad no tuvo más que aceptar a regañadientes.

Una vez que el grupo de 4 personas salieron de la habitación, Hermes cerró las puertas y comenzó a caminar para indicarles a todos el camino.

– Acompáñenme entonces, damas y caballeros.

Fecha de publicación: 09/07/24
Autor: ASFD
Editor: Darklord331

Nota de autor: Muy buenas a todos UwU

Por fin tenemos el segundo capítulo de la publicación doble de hace una semana jsjsjsjs. Pequeños problemas técnicos.

Volvemos al tema más importante; ¿Quiénes serán los siguientes? Todos están pensando en ello mientras se acaba el tiempo de espera antes de decidir lo que será de la batalla reciente, ¿Cuál será el resultado que se obtendrá en la reunión de dioses para determinar quién ganó? ¿Geir y la humanidad lograrán una estrategia perfecta para tomar la delantera? ¿Atenea hará berrinche porque la consideran traidora? ¿Qué le pasó al loquito esquizo de Bamapana? ¿Tesla aplicará un Bella durmiente para despertar a Skogul y craftear a la siguiente generación de científicos?

Pronto lo sabremos. El jueves tendremos el capítulo 87 (99% seguro sin dibujos UwUn't) con lo cual las dudas se terminarán así como la espera para la siguiente ronda…

¿Pistas de la siguiente pelea? No, siguiente pregunta UwU

Sin más que decir, ¡Los leo en el siguiente capítulo!

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