Capítulo 76: ¿Bendición o maldición?

Esto es… No… ¡No puedo creerlo…! Chang'E recibió… recibió el ataque más poderoso que Dzivaguru haya hecho… Y ha… Ha salido…

» ¡Salió completamente intacta!

Tanto los ojos de Heimdall como de todos los espectadores divinos y humanos estallaron de sorpresa ante el resultado; el primer ataque de los dioses dio en el blanco y fue en vano.

– ¿Qué está pasando? – la que más quería respuestas al respecto era Amaterasu.

La diosa se levantó de su asiento y fue a tomar agresivamente el rostro del Emperador de Jade, que también tenía cara de disgusto aunque parecía más frustrado.

– ¿¡Lo sabías!?

– S-Si… Se lo dije, mi señora: su leyenda es muy real, yo mismo lo confirmé. Por eso está entre nuestros luchadores--

– ¡Estaba! – Amaterasu lanzó al Emperador de Jade, aplastándole la cara contra el suelo – ¡Ahora tenemos que deshacernos de esa maldita desgraciada!

El calor de sus brasas acabó por destruir más la zona entre las gradas donde se encontraba, llevándose también consigo el nuevo asiento que le habían traído los yokai.

– ¡Mi señora…!

Los Emperadores de antaño sonrieron y aplaudieron con todas sus fuerzas, atrayendo la atención de todos los espectadores de su lado.

– ¡Magnífico y sublime! ¡Hermoso y encantador!

– ¡Justo como esperábamos del mejor arquera de los Cielos! ¡Nada que ver el uno con el otro, pero a quién le importa!

– ¡Las leyendas siempre fueron ciertas! ¡Nuestra chica es la mujer inmortal entre toda la existencia!

– ¡La más fuerte y muslona de los Cielos!

Aquellos cumplidos se convirtieron poco a poco en piropos que los emperadores soltaban de forma desconsiderada, provocando un gran disgusto entre los espectadores.

– ¿Así que esa es la respuesta de los primeros emperadores de antaño…? No esperaba menos, a decir verdad.

Entre los humanos chinos, otro gobernante iba cargado con túnicas y ropajes menos ostentosos, sostenido sobre un humilde colchón y atendido por un par de doncellas de aspecto y cuerpo jóvenes.

Se trataba de Si Wen Ming, más conocido como Yu el Grande, el emperador que salvó a China del castigo divino e inauguró la era de los hombres. El emperador miró a la diosa de la luna, con ojos severos pero también compasivos.

– ¡Es un honor poder servirle, Majestad! – en un momento de silencio, las doncellas dieron un paso adelante para arrodillarse ante Yu el Grande.

– ¡Salvó a nuestra nación, y permitió a los hombres tomar su propio destino! ¡Se lo agradecemos!

– … Claro que no… – Yu el Grande sacudió la cabeza en un santiamén, provocando la sorpresa de ambas mujeres – Hice mi parte, pero no lo hice todo…

» Para empezar, si quieren agradecer el propio destino de China, deben hacerlo a Qin Shi Huang, que unificó toda China y derrotó a ese demonio que, en mi época, no era tan arrogante ni molesto…

» Para concluir, si quieres agradecen la salvación de toda China… Diríjanse a Chang'E, la diosa de la Luna. Ella nos salvó a todos.

– Pero… – intervino una de las criadas – ¡Fue usted quien construyó los canales para evitar la inundación de toda China!

– Eso es cierto. Supervisé y terminé el trabajo de mi abuelo y mi padre… Pero, ese no fue el único momento en que los dioses quisieron acabar con China…

» También deberían reconocer el mérito de Chang'E; hizo más de lo que podríamos esperar.

Las palabras de Yu el Grande dejaron a ambas mujeres en silencio, aunque también hizo pensar un poco más al propio Yu.

« ¿Podría eso haber causado… lo que le pasó después? Tal vez… Cómo me gustaría obtener una respuesta sobre esos eventos. »

En el palco de Geir reinaba la confusión entre las valkirias.

– Qué… ¿Qué demonios fue eso? Chang'E salió… ¿¡Estaba ilesa de ese ataque!? ¿¡Cómo es posible!?

– No tan ilesa… – comentó Geir en voz baja – Acababa de toser sangre. Pero ahora… Está intacta otra vez…

– Así que la leyenda es cierta…

Leónidas se cruzó de brazos y empezó a reír a carcajadas.

– ¡No puedo creerlo! ¿¡Qué hicimos bien para ganar esta racha!?

– ¿De qué estás hablando? – Sigrune se aferró a uno de los brazos de Leónidas.

– ¡Verás, cuñadita! En los registros divinos está escrita una leyenda sobre Chang'E conocida por la humanidad: vivió un tiempo en la Tierra, tomó el elixir de la inmortalidad y subió a la Luna para vivir allí eternamente.

» Pensamos que era un descuido en sus archivos, pero ahora vemos que es verdad: Chang'E es inmortal. No importa cuánto daño reciba, no morirá.

– ¡Pero puede hacerse daño! – exclamó Sigrune con suspicacia – ¡Geir dijo que la vio escupir sangre! ¡Eso significa que puede morir!

– Una cosa es recibir una herida mortal como las flechas que ha recibido Dzivaguru. Otra cosa es morir.

» Como también dijo Geir, ya no tose sangre; al parecer, esa inmortalidad se centra en evitar el mayor daño posible y curar lo que se hiera.

– Aún más… – Geir habló de nuevo, prestando más atención al campo de batalla – Chang'E no estaba herida externamente; esa sangre que vi salió de su boca, o sea de su interior.

» Eso significa que el rumor que me dio… el informante era cierto: Chang'E es invulnerable, o al menos muy resistente al daño externo… Justo lo que advertí a Jeanne, Brökk y Eitri antes de empezar.

– ¿Hablas en serio? ¿¡Nada… Absolutamente nada puede lastimarla!?

– No lo creo… Ese ataque aparentemente roció algo en el campo de batalla… ¿Ácido? No, tal vez veneno…

» Debe ser parecido al síndrome que sufrió el señor Baldr: era invulnerable, pero un veneno de muérdago lo mató. Debe ser el mismo caso para Chang'E: puede morir, pero… Es casi imposible de lograr, incluso para el dios más fuerte.

Sigrune se llevó las manos a la cabeza, tratando de asentar todo lo que le estaba dando vueltas tan de repente.

– Entonces… Tenemos un luchador… Invulnerable y regenera sus heridas sin posibilidad de morir…

» ¿¡Puede alguien explicarme qué hemos hecho bien para llegar a este punto!?

– ¡No lo sé, pero a quién le importa! – Leonidas sonrió orgulloso y dejando escapar una frenética carcajada – ¡Disfrutémoslo!

– Espera… – Geir reaccionó de repente a un comentario anterior, que le hizo enrojecer de vergüenza – ¿¡Cómo llamaste a Sigrune hace 5 minutos!?

Dzivaguru se quedó confusa y con la boca abierta, sin dar crédito a lo que veían sus ojos: entonces su mente, entrando en sus propios recuerdos y conocimientos y en los de Dziva, encontró como respuesta las leyendas de la diosa, y dedujo rápidamente la respuesta correcta:

– De verdad… ¿Eres inmortal? ¿¡Me estás tomando el pelo!? – sus ojos se cerraron con una ira eufórica – ¡No es justo, maldita sea! ¡Tramposa de mierda!

– ¡Oye, oye! Ese no es el lenguaje correcto para mí… ¡Será mejor que me pidas perdón de rodillas!

– ¡P-Pero… No es posible! ¡Una traidora y rebelde como tú no puede tener eso! ¡Es imposible que te lo hayan dado después de lo que hiciste!

– ¿"Después de lo que hice"? – Chang'E levantó los ojos con picardía y curiosidad – ¿Me conoces? ¿Eres mi fan?

– ¡Claro que no! ¡Nunca podría ser fan de alguien como tú!

– ¡Pero tú me conoces! ¡Eso es suficiente para mí! ¡Alegras el corazón de "mamá"!

– ¿¡Qué te pasa!? ¡Voy a borrar esa sonrisa engreída de tu asquerosa cara!

Dzivaguru levantó el hacha que había arrojado al suelo y volvió a bajarla en un instante, con lo que consiguió repetir el mismo ataque: las cabezas de serpiente destrozadas le lanzaronmientras las superiores abrían el hocico para escupir veneno y fuego.

Vetiti Affinitatis: Pnévma Basilískos
[ Afinidad prohibida: Espíritu del Pequeño Rey ]

– ¡Dzivaguru vuelve a actuar con el mismo ataque! Intenta asestar un segundo golpe directo, ¡Que podría ser el final del combate!

La diosa africana volvió a desatar su furia sobre Chang'E, quién no evadió ni esquivó; el humo se elevó, el aire se infectó de veneno negro, y la magia en las manos de Dzivaguru fluía cada vez más a medida que crecía su deseo de acabar con ella…

Hasta que una flecha de plata apareció y atravesó el cuello de Dzivaguru, en un instante que ella no pudo prever.

– ¿¡Argh!?

– ¡¿Ehhh?! ¡Una flecha repentina hiere de nuevo a Dzivaguru!

Dzivaguru se vio obligada a responder extrayendo la flecha de su cuello y deteniendo la hemorragia de su garganta; eso desactivó su flujo de magia negra, que detuvo el ataque de las oscuras cabezas de serpiente y comenzó a desalojar el campo de batalla…

– ¡Eso está mejor!

De la nube de polvo y veneno surgió la nueva arma de Chang'E, el bastón medio hoz con el que la diosa lunar liberó el campo de batalla de la nube oscura; cuando terminó, utilizó su bastón gigante como impulso para salir del agujero que había creado Dzivaguru y caer en otro lugar.

Una vez fuera de peligro, el Tejido de Jade actuó para cambiar de forma: una división en 2 pequeñas partes, que envolvieron cada mano de la diosa lunar con un brillo platino y esmeralda. Al final de la transformación, la nueva arma se reveló a los ojos de los espectadores:

Un par de pequeñas ballestas, una por mano, sujetas a las muñecas por un juego de cintas que, envolviendo el antebrazo y los dedos, formaban guantes.

Xīn yuè qū & Shàng jì
[ Cuarto creciente y Cuarto menguante. Ofrendas del Otoño ]

Chang'E apretó las manos para ajustarse bien los guantes y movió los dedos varias veces para adaptarse.

Por su parte, Dzivaguru ya se había quitado la flecha y curado la garganta; la técnica había vuelto a fallar, así que tendría que actuar de otro modo. Afortunadamente para él, no le faltaban opciones…

– ¡Maldita zorra, no te saldrás con la tuya! ¡Si no puedo ahogarte…!

El sonido de los tambores se hizo presente, aumentando el ritmo y el repiqueteo con un compás similar al anterior; las cabezas de serpiente se partieron más cabezas, aunque ahora de tamaño mucho menor, con extraños rasgos felinos en sus rostros, y se conectaron al hacha de batalla de Dzivaguru. Todas ellas cayeron al suelo y rodearon a la diosa africana, formando una especie de escudo.

La diosa africana apretó el mango de su arma con ambas manos y desató toda su furia sobre el arma, aumentando enormemente la magia negra de las criaturas mágicas.

– ¡Entonces te haré picadillo! ¡Te haré pedazos antes de que puedas seguir siendo inmortal!

La diosa lanzó el hacha al frente, con lo que todas las cabezas de serpientes felinas salieron volando hacia Chang'E, en una lluvia frontal de rápidas estocadas; cada una de las cabezas estaba cargada de energía negra, soltando mordiscos de gran potencia por no hablar del segundo intento de veneno: escupir y prender en llamas frenéticas que intentaban infligir.

Chang'E respondió corriendo a la lluvia y recibiéndola, pero no directamente… Sino para meterse en medio de este ataque múltiple.

Comenzó a moverse a gran velocidad, con una postura defensiva y ambos puños cerrados; la gran velocidad de reacción de sus ojos brillantes, así como la respuesta de sus tacones gigantes, le permitieron avanzar y esquivar todas las cabezas de serpiente, que cada vez aparecían y atacaban más.

– ¡Una vez más, la diosa oscura de África ha lanzado un ataque de gran violencia, esta vez con menos cobertura de escape! ¡Pero no es nada para la diosa de la Luna…!

» ¡Chang'E, como un elegante conejo en medio de la pradera, salta y esquiva! ¡Salta y esquiva!

Los dioses estallaron en sorpresa y furia al ver su velocidad de reacción y su movimiento casi instantáneo.

– ¡Maldición…! – Ares apretó ambos puños con bastante furia – ¡Tomando el título y las habilidades de Apollo sólo para hacernos quedar en ridículo!

– Así que, incluso después de muerto, te preocupas por Apolo… – Hermes sonrió de lado.

– ¡Es bastante obvio que voy a…! ¡No, claro que no! ¿¡De qué estás hablando!?

– ¿Qué podía esperar de ella? – murmuró Zeus, llevándose una mano a la barba – Tiene un buen juego de pies y el manejo del arco es impecable. Tan hábil y fuerte como mi hijo…

– ¿Estás loco, viejo? – exclamó Adamantino – ¡Es nuestra enemiga! ¡Deja de darle apoyos!

– Es inevitable… ¡Jojojo!

Esta vez, sin embargo, Chang'E no iba a escapar para siempre: los dedos de sus manos se ajustaron a las ballestas, para activar los gatillos y empezar a disparar su contraataque.

Liúxīng
[ Estrellas fugaces bajo la Luna ]

Las ballestas de Chang'E soltaron un gran número de flechas de platino que volaron en dirección opuesta a las largas hileras de cabezas de Dzivaguru; todas impactaron, y muchas atravesaron impecablemente las oscuras estocadas, cortando varias cabezas y convirtiéndolas en cenizas que se hicieron añicos en el suelo…

Nada que no preocupara demasiado a Dzivaguru; al darse cuenta de la ineficacia, su odio y rabia crecieron, lo que aumentó la intensidad de la magia negra… Esto, a su vez, permitió regenerar las antiguas y crear nuevas cabezas negras de serpientes felinas, lo que cogió por sorpresa a Chang'E.

– ¡Ohhh~!

– ¡Juro que te haré licuado de diosa! ¡Eso es lo que haré ahora mismo…!

Las nuevas cabezas se lanzaron contra Chang'E, y todas consiguieron clavarse en el cuerpo de la diosa: algunas en sus hombros, otras en su cuello, un par en su cara. Todas apretaron con fuerza y el gas venenoso salió de sus labios para intentar desgarrar y ahogar a la diosa de la luna.

– ¡Jaja! ¡Tengo, maldita!

– ¿No conoces las reglas de "mamá"?

El mero hecho de que volviera a oírse la voz de Chang'E hizo que Dzivaguru abriera los ojos con sorpresa; las serpientes no habían logrado atravesar la piel de la diosa, y el veneno no había hecho más que manchar su nariz con una tenue mancha de sangre.

– ¿¡Qué!?

Regla #1: ¡Nadie es mejor que "mamá"!

La diosa levantó ambas manos y disparó las dos ballestas al mismo tiempo, lanzando todas sus flechas en un instante y destrozando por completo las cabezas de las serpientes.

En cuanto se vio libre de ello, la diosa lunar empezó a correr de nuevo hacia Dzivaguru; activó ambas ballestas y disparó ráfagas contra la diosa africana, que por inercia levantó su escudo para recibirlas todas. Pero aquel movimiento le distrajo de continuar su ataque con las serpientes; antes de que se diera cuenta, Chang'E ya había acortado la distancia y estaba de nuevo encima de ella.

– ¿¡Huh!? ¿¡Pero qué…!?

– Conoce tu lugar.

De nuevo Chang'E levantó la pierna y descargó una patada directa en la cara de Dzivaguru, que la desorientó bastante; tiempo suficiente para que la diosa lunar sacara flechas de su bolsa, las colocara en la ballesta izquierda y descargara todo su contenido sobre Dzivaguru.

Yín yǔ
[ Lluvia de plata fugaz ]

Las flechas alcanzaron su espalda y partes desnudas de su cuerpo, infligiéndole más heridas; finalmente, Chang'E recurrió al hacha de Dzivaguru.

– ¡Bonita arma! ¡Más aún si está en pedazos!

– ¡¿Ehhh…!?

Afortunadamente para Dzivaguru, pudo reaccionar a tiempo; retiró su hacha justo cuando Chang'E transformaba el Tejido de Jade en forma dep pala-hoz para asestarle un tajo contundente. Lo único que consiguió fue cortar el trozo del hacha que conectaba con su técnica de magia negra, lo que provocó la destrucción de las criaturas serpiente de Dzivaguru.

– ¡Impresionante! Una vez más, Chang'E ha demostrado su gran habilidad en combate, ¡Sobreviviendo a la tormenta oscura de la diosa africana!

Dzivaguru escupió sangre y cayó de rodillas, mientras con la mano agarrando el hacha divina extendía magia verde por su cuerpo para intentar recuperarse de las heridas.

« Mierda… ¡Maldita sea! ¡Fui muy descuidada! ¡Casi golpea a Izmi Remweya…! Si le hubiera dado el golpe, mientras ejecutaba la técnica oscura… Seguramente lo habría destruido, y no tendría forma de seguir atacando… »

Una vez que Dzivaguru consiguió recuperarse como pudo, apretó el escudo y el hacha en sus manos para incorporarse, mientras Chang'E se quedaba con las manos en las caderas.

– Por favor, mi ciela. No mueras tan fácilmente, o me aburrirás~

– ¡Cállate! Voy a acabar contigo… No me importa cómo, ¡Lo haré! Ha sido suerte que sigas viva, ¡Pero ya no más! ¡Juro que te partiré la cara!

– ¿En serio? Lo dudo mucho… – Chang'E levantó una de sus manos para inspeccionar su manicura – Como puedes ver, soy inmortal en todos los sentidos: nadie ha conseguido matarme. Bueno, eso es bastante obvio si estoy aquí…

– ¡Juro que te mataré! ¡Te destrozaré, te mataré…! – la magia negra aumentó en potencia mientras su odio q la diosa también aumentaba.

Lo que Chang'E notó con curiosidad, alzando una de sus cejas.

– ¿De verdad lo crees? ¿Crees que puedes destruir… Lo que soy yo?

– ¡Te haré cenizas, te haré pedazos, te haré sangrar…! ¡No me importa, lo que sea, pero dejarás de existir!

– … Típico de los dioses… Creen que sólo porque quieren las cosas saldrán a su manera. Creen que tienen la razón… Pero no es así.

» Yo soy la prueba de ello – Chang'E sonrió y levantó ambos brazos, para pavonearse de nuevo – Soy la mejor diosa de los Cielos. Ningún dios es capaz de herirme… Nunca más.

– ¡Cállate! ¡Maldita perra arrogante!

Los dioses de las gradas empezaron a coincidir en su antipatía hacia la diosa que los representaba, al ver su ineficacia en la lucha contra Chang'E. Por su parte, Mwari trató de ocultar su rostro, sintiéndose un poco avergonzado al oír gritar a los dioses que abucheaban a Dzivaguru.

– Dzivaguru, ¿Qué demonios estás haciendo? Por favor… Deja de poner en peligro a Dziva…

– ¡Oye! ¡Cállate, gorila baboso!

Una nueva voz llamó la atención tanto de Mwari como de los líderes del CAD; sobre todo porque era una voz que no debía estar allí.

– Anansi, ¡¿Qué demonios estás haciendo aquí?!

La diosa araña de los misterios, trucos y trampas en África: Anansi; se dirigió a Mwari con confianza y poca calma.

– ¿Según quién no puedo estar aquí?

– ¡Te habíamos encarcelado! ¡2 veces!

– Detalles más, detalles menos. Qué importa, gorila baboso.

– … No me hables así. Recuerda, soy el rey de Shona… – Mwari sabía que discutir con Anansi no le traería muchos frutos.

– ¿Qué? ¿Acaso no puedo apoyar a mi mejor amiga?

– ¿Cuántas veces te dijo Dziva que ella no es tu--?

– ¿Quién está hablando de esa chica empalagosa? ¡Claro que no! – Anansi dejó caer su brazo sobre el hombro de Mwari – ¡Estoy hablando de mi mejor amiga, Dzivaguru! No la he visto desde hace unos 100 años, ¡¿Verdad?!

– Quieres decir 1500 años…

– ¡A quién le importa! – Anansi se dejó caer al borde de las gradas, lo más cerca posible del cristal protector – En cambio, sólo piensas en tu conejita… ¡Egoísta!

– ¡No me hables así!

– ¡Entonces deja de pensar en esa melosa! ¡Quién está aquí ahora es mi gemela favorita! ¡Aprende…! – Anansi se giró y golpeó su cara contra el cristal protector – ¡Tú puedes, amiga--! ¿¡Pero qué carajos!?

En la arena de batalla, Dzivaguru estaba rodeada de la energía oscura de su magia; a pesar de la protección del campo de batalla, podía oír perfectamente todos los gritos de los espectadores…

Todos los abucheos contra ella y todo el apoyo a Chang'E.

« Siempre… Siempre es así… ¡Siempre, siempre! » apretó los dientes con rabia, sintiendo en su cuerpo y en su mente una gran humillación por encontrarse en aquella situación.

Chang'E también vio la reacción de Dzivaguru, pero sobre todo escuchó todo lo que los dioses dijeron contra la diosa… Eso cambió el brillo de los ojos de Chang'E, haciéndolos más suaves que antes…

De hecho, incluso el color de esos ojos y su expresión facial cambiaron por completo.

« … Pobre. Ella no se merece este trato… Y mucho menos de sus amigos. »

La diosa de la Luna parpadeó lentamente y volvió a su brillo y color anteriores; volvió la cabeza hacia las gradas divinas, que estaban detrás suyo, y les dirigió una mirada oscurecida por la ira. Una mirada igual a la que hizo Poseidón en su combate de hace 1000 años; al darse cuenta de esto, todos los dioses callaron.

En cuanto hubo silencio, Chang'E volvió los ojos al campo de batalla; Dzivaguru seguía emanando su aura de oscuridad y magia negra. Lo que había cambiado era el motivo de esas emociones.

– ¿Por qué has hecho eso? ¿¡Qué intentas hacer!?

– … No creas que eres tan especial… – suspiró Chang'E con indiferencia y levantando sus inocentes hombros – Para tener suficiente espacio, solo tú y yo, sin que alguien más nos joda. Aunque…

» En realidad, creo que hay demasiado espacio entre nosotras. Déjame arreglarlo…

Chang'E cambió el Tejido de Jade a las ballestas e inmediatamente disparó un par de flechas al suelo, que chocaron y abrieron líneas rectas a ambos lados de Dzivaguru y de ella misma.

Una vez que las flechas terminaron su recorrido, quedó un espacio lineal de unos 10 metros de ancho y más de 30 metros de largo.

– ¡Esto es… nuevo! ¡Chang'E ha creado un espacio, limitado por líneas, en el campo de batalla! ¡Ambos están encerradas en este nuevo espacio…!

– ¿¡Qué…?! ¿¡Me estás jodiendo!? – a Dzivaguru le llevó muy poco tiempo deducir de qué se trataba.

– ¿Ahora me insultas por ayudarte? No tienes remedio… – Chang'E sonrió con arrogancia y levantó ambos brazos a los lados – Ahora no podré escapar, como tanto insististe. Ven aquí e intenta "borrar esa sonrisa engreída de mi asquerosa cara".

Podría parecer una nueva y sincera oportunidad por parte de la diosa lunar, pero era muy evidente que era mucho más que eso…

– ¡Qué humillante! – exclamó Leónidas muy sorprendido – ¡Qué manera tan descarada de pavonearse! ¡Limitando el campo de batalla por "consideración" a su rival…!

– Me lo estoy imaginando… ¡Su cara lo dice todo! – Sigrune exclamó asustada – ¡Esto es una vergüenza para Dzivaguru! En pocas palabras, ¡La llama "débil"!

Geir no dijo nada al respecto, sintiéndose un poco incómoda; más bien, levantó la mirada a las gradas divinos, viendo en ellos la respuesta que esperaba…

– Como supuse, están todos furiosos… Chang'E sólo está aprovechando la oportunidad para burlarse de ellos, tantas veces como pueda.

– ¿Quién no se pondría furioso ante semejante movimiento? – se quejó Leónidas, sintiendo la humillación personalmente.

La diosa apretó los afilados dientes con bastante furia, escuchando el crujido entre ellos; también sintió que su rostro enrojecía de vergüenza, por no mencionar que sus ojos se llenaron instintivamente de lágrimas.

Humillación tras humillación… Burla tras burla… Todo era tan igual, al mismo tiempo tan molesto…

« ¡Maldita sea, maldita sea! ¡Siempre, siempre es así! ¡Haciendo todo para quedar bien, y en cambio yo…! ¡Yo no…! »

" ¿N-Nee-chan…? "

La voz apagada de la gemela más joven resonó en su cabeza en forma de un eco apenas audible que casi la distrajo; Dzivaguru tragó saliva y suspiró en voz baja, intentando en vano calmar su rabia.

– ¿Es eso a lo que quieres jugar? ¿Ver quién puede humillar más a su oponente?

– ¿No es eso lo que suelen hacer los dioses?

» "Un ser perfecto que cumple las expectativas"… Menudo montón de mierda. Lo único que hacen bien es crear problemas… Hasta que esos problemas les alcanzan, como yo.

– ¿Te atreves a decir eso, siendo una diosa? ¿¡Crees que tienes razón!?

– ¿No la tengo? Entonces…– Chang'E levantó la vista con arrogancia – Ven aquí y demuéstrame que me equivoco, gemela malvada.

Dzivaguru volvió a rechinar los dientes. Entraría en el juego de Chang'E… Pero a su manera.

La diosa africana golpeó el escudo un par de veces, generando un nuevo sonido de tambor: un eco seco y contundente que rebotó en la arena de batalla, tras lo cual el escudo y el hacha de combate cambiaron de forma:

El hacha se convirtió en una lanza con un prominente pico en su extremo, envuelta en un "escudo" de magia negra que se asemejaba a la cabeza de un cocodrilo; en el escudo, la parte inferior estaba envuelta con un borde circular esponjoso, mientras que en la superior se erizaba un pelaje junto a unas garras felinas.

Con su nuevo equipo de combate, Dzivaguru levantó ambos ojos carmesíes a Chang'E, mientras ella permanecía con su rostro inexpresivo en silencio.

Se miraron durante unos segundos… Hasta que sus pies empezaron a moverse, a encontrarse de frente.

– ¡Ambas diosas acortan la distancia entre ellas! ¡Están listas para tener un encuentro directo de nuevo en esta batalla!

Los espectadores quedaron silenciosos y expectantes, aunque la mayoría ya adivinaba lo que ocurriría; excepto Anansi y Mwari, que esperaban lo mejor de lo que veían. Una vez que se encontraron, sin dudarlo Dzivaguru fue la primera en atacar…

– ¡Cómete esto, zorra!

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[ Afinidad prohibida: Muertos del más allá ]

La cabeza con forma de hocico abrió los dientes y se abalanzó sobre Chang'E, mientras la diosa levantaba tu arma para lanzar su ataque descendente. Una ráfaga de viento se elevó en el aire, seguida del impacto que generó un agujero considerable en el suelo, una ola de viento que golpeó el cristal protector y, obviamente, dio en el blanco…

Pero, de nuevo, el resultado fue nulo: la cabeza de cocodrilo se clavó en las ropas de Chang'E, así como la lanza que rasgó parte de su ropa; pero ni una sola herida física.

– ¿¡Huh…!?

– ¡Buen tiro! ¡Mi turno!

Chang'E reaccionó de inmediato, levantando uno de sus puños para intentar golpear a Dzivaguru en el estómago, aprovechando la corta distancia de separación.

Pero la diosa africana estaba ahora más atenta; interpuso su escudo y recibió de lleno el puñetazo, así como una avalancha de flechas que iban destinadas a otra zona. Chang'E sonrió de lado con arrogancia.

– Así que eres rápida, sólo si me tienes delante… ¿No quieres perderme de vista?

– ¡Cállate y muere…!

Dzivaguru intentó el mismo ataque en el sitio, cambiando el modo de agarre de su lanza; ahora un corte lateral para volarle la cabeza a Chang'E.

Algo que la diosa no permitió, al cambiar el Tejido de Jade para convertirlo en una larga espada de doble filo, con la que consiguió detener lo mejor posible el avance de la lanza de Dzivaguru…

Kuī tú yuè
[ Gibosa menguante. Caballero entre centenares ]

– ¡Buen intento, pero no lograrás--!

– ¡Deja de pensar que eres la mejor en todo, zorra de mierda!

Los dos comenzaron un choque entre sí: la espada de doble filo de Chang'E contra la lanza del cocodrilo y el gran escudo de Dzivaguru…

De vez en cuando, la diosa lunar llenaba la punta de su espada de flechas de platino, que luego lanzaba en disparos poco atractivos, en un intento de alcanzar a Dzivaguru; sin embargo, en un espacio tan reducido, la diosa africana tenía más posibilidades de defenderse con el escudo en casi todo momento. Una vez que las flechas alcanzaron el escudo, Chang'E se acercó e intentó una estocada directa, que acabó sin suerte en el escudo que Dzivaguru logró interponer.

La diosa de la Luna estaba a punto de bromear, cuando Dzivaguru reaccionó de inmediato: bajó su escudo, de modo que ella misma abriera espacio para atacar, además de eliminar la desprevenida guardia de Chang'E, e inmediatamente lanzó una estocada directa a la cabeza de la diosa de la luna.

– ¡No importan tus malditos trucos de inmortalidad! ¡Si logro destruir tu cabeza, será tu fin!

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La lanza y la cabeza de cocodrilo golpearon de lleno en la cara de Chang'E, haciéndola retroceder varios pasos para recuperar el equilibrio. Una mancha negra se extendió en el aire, lo que hizo que los ojos de Dzivaguru se abrieran…

El extremo de lanza fue destruido, así como parte de la cabeza de cocodrilo, la procedencia de las manchas; Chang'E volvió a resultar ilesa.

– ¡Debo admitir que casi lo consigues! – Chang'E sonrió con confianza – Pero, regla #2: Nunca subestimes a "mamá".

– ¿¡Huh!? ¡Aún no he terminado, maldita engreída! ¡Te haré probar tus palabras!

Mientras la lucha se recrudecía entre ambas, Ares tenía los dientes apretados por la furia, al igual que Syf; Zeus miraba desde una perspectiva objetiva, difícilmente posible con la duda en la cabeza:

– ¿Dónde está mi hija…?

Todos se congelaron al oír esas palabras.

– Tuvimos una… "discusión" hace poco. – Hermes explicó con calma – Yo sólo diría que… Algunos aquí tuvieron la culpa.

– … ¿Qué tienes que decir al respecto, Ares?

– ¿Qué? – a Ares se le salieron los ojos de las órbitas – ¡Yo no hice nada!

– ¿En serio? Interesante… – concluyó Zeus, dirigiendo su mirada por encima del hombro a Syf, la única responsable posible que quedaba; junto a ella, Forseti se escondía tras el asiento de la diosa.

– De todos modos, ella no estará con nosotros por un tiempo. Dejó que Chang'E y Dzivaguru fueran los siguientes, y se fue.

– … No me sorprende. Mi niña tiene ideas muy brillantes para su corta edad… ¡Cosas que un viejo como yo ya no entiende! – Zeus le dio una palmada juguetona en la cabeza.

– ¿Eso implica… sufrir esta humillación…? – logró articular Syf en voz baja, llamando la atención de Zeus.

– Calma… Todo ocupa su lugar a su debido tiempo.

Ares no contestó en voz alta, aunque tenía sus pensamientos y dudas dentro de su cabeza.

« Recordando todo lo que dijo esa niña… Mi hermana es simpatizante de los humanos, o no habría dejado pelear a esa diosa lunar… Entonces, puedo confirmar que… todo lo que Atenea ha hecho ha sido… una farsa… »

– ¡El combate entre Chang'E y Dzivaguru está reñido y muy reñido! ¡Por primera vez, ambas diosas tienen un combate cuerpo a cuerpo--!

Su pequeña y suave mano apagó el televisor en la habitación donde se encontraba; su lugar perfecto para escapar tanto de sus quejas como de sus responsabilidades. Típico de Atenea.

Una vez apagado el televisor, Athena se puso los auriculares, puso el volumen al máximo y empezó a correr en la cinta que tenía.

– Qué tontería. – murmuró para sí misma, aunque el volumen alto no le permitió oírse – Espero que Chang'E vea lo que mandé. Difícil de averiguar, pero…

» Suficiente para romper su cáscara de 5000 años.

El duelo entre las dos deidades estuvo igualado en muchos aspectos: Las habilidades de combate de Dzivaguru lograron incluso acorralar a la diosa de la Luna con facilidad, teniendo en cuenta su pequeña arma.

La invulnerabilidad de Chang'E, por otro lado, causó problemas a la diosa africana, ya que todos sus ataques eran en vano. Aunque estaba haciendo progresos: de nuevo Dzivaguru lanzó su estocada directamente al pecho de Chang'E, arrancando parte de la ropa de la diosa lunar y empujándola hacia atrás.

Un hecho que no le habría importado, hasta que se dio cuenta de que estaba a centímetros de salirse de la propia línea que ella había dibujado; al darse cuenta, frenó de golpe y volvió a incorporarse.

« ¡No! ¡No puedo perder en mi propio juego! ¡Aquí las reglas son mías…! »

Chang'E cambió la forma del Tejido de Jade, volviendo al par de guantes con ballestas para intentar una ofensiva como la de hace un momento.

– ¡No está mal! ¡Siguiente nivel…!

Dzivaguru se había quedado atónita durante un segundo: ver cómo, poco a poco, sus ataques conseguían conmover y perturbar a la diosa lunar le estaba emocionando por dentro; con el grito de Chang'E volvió a la normalidad.

– ¡Adelante! – de inmediato puso su escudo delante suyo en señal de defensa – ¡Dispara, hija de puta!

Regla #3: ¡No faltes al respeto a "mamá"!

Yèjiān xúnhuán
[ Ciclo nocturno de 8 fases ]

La diosa de la luna descargó todas las flechas que tenía delante en un santiamén, haciendo un movimiento con las manos y los dedos que influyó en las flechas: todas tomaron trayectorias curvas, de modo que eludieron la mayor parte de la defensa de Dzivaguru e impactaron en su cuerpo: la más importante fue un impacto en el estómago, que hizo vacilar a Dzivaguru por un momento.

– ¡Argh…! – cayó de rodillas al suelo y levantó su escudo para mantener la defensa mientras le atendían la herida…

« ¡Mierda! ¡Está muy mal! ¡No había conseguido penetrar mi defensa hasta ahora…! » levantó la mano para intentar restaurar la herida con el Viridis Affinitatis « Debo recuperarme cuanto antes para-- »

"¿¡Nee-chan!? ¡Nee-chan, qué está pasando! ¿¡Por qué no puedo moverme…!? "

La sola voz de Dziva en su interior fue un impedimento para terminar lo que iba a hacer; guardó silencio unos instantes, y decidió retirar la mano de aquella zona…

Sin quitarse la flecha ni curarse la herida.

« No, no… ¡No lo necesito! ¡Yo puedo hacerlo! ¡Voy a hacerlo…! »

De nuevo se lanzó a la ofensiva, con su escudo y su coraza en la mano y un gran aire hirviente por dentro y por fuera; esto fortaleció su uso de las armas, así como su espíritu de lucha. En un segundo, Dzivaguru mostró mucha más mejoría que antes.

Chang'E sólo esquivaba sus ataques, con su gran velocidad de reacción y sus ojos capaces de ver a Dzivaguru; pero, para su sorpresa, los ataques de la diosa africana eran cada vez más rápidos…

– ¡Lo estás haciendo bien, mi ciela! ¡Un poco más y podrás superar a "mamá"--!

« … ¿Mamá?… Es cierto. Yo también fui mamá… »

La mente de Chang'E se dispersó en un segundo, sin afectar al ritmo del combate, pero un segundo preciso para ella: su cabeza quedó suspendida en el vacío, pensando e indagando en esas palabras…

« Si, todavía la recuerdo… A mi tan linda y adorable hija, Wu Gang. Yo soy su madre… Era su madurez hasta ese día… Por culpa mía… »

Chang'E parpadeó y volvió a la realidad, con un poco de dificultad.

– ¿¡Qué te pasa "gemela loca"!? ¡Atácame si puedes! ¡Te estoy esperando!

– ¡Cierra el hocico!

La diosa lunar seguía esquivando y la diosa africana seguía atacando con gran furia; aún con todo esto, la mente de Chang'E seguía perdida en sus pensamientos y pensando en esa palabra, más de lo que debería; como si alguien allá arriba se hubiera apoderado de su conciencia…

« Solía tener una hija… ¡Una niña preciosa! Pero ella… Ella está…

» Ya no está aquí, por mi culpa… ¡No, claro que no! ¡Es culpa de ellos! ¿O fue mía…? Casi no lo recuerdo… Mi cabeza está muy bloqueada…

» Solo recuerdo que… Todas las noches estoy llorando, esperando que llegue ese día… Todos los días me despierto, aburrida y fastidiosa de mi rutina…

» Solo deseando, poder encontrar por fin la paz… »

Los ojos de Chang'E se fijaron de más en Dzivaguru: su rostro eufórico, su cuerpo tenso en el fragor del combate, tantas emociones negativas destiladas de sus movimientos, y su arma emanando tanta energía oscura de magia negra…

Sólo había un concepto que pudiera describir las expresiones de Dzivaguru: un gran odio, profundo y arraigado en su interior.

« Paz… ¿Ella tendrá paz? ¿Estará buscando la paz? Alguien como ella, tan decidida en esto, debería estar en paz… Debería ser más feliz de lo que yo soy… ¿O estoy equivocada?

» ¿Por qué siente tanto odio contra mi…? No lo entiendo… Quiero saberlo. »

– ¡Oye, oye! – Chang'E sonrió a Dzivaguru – ¡Muy mal rollo con esa cara tan fea! ¿Por qué estás tan obsesionado con eso y con mi castigo divino?

La palabra que colmó parte de la paciencia que le quedaba a Dzivaguru: "fea".

« N-No… » Sus ojos y su cuerpo ardían de ira « ¡Yo no…! ¡Maldita perra engreída! ¡No soy tu juguete divertido! ¡Qué te quede claro! »

La diosa levantó su lanza con una mano y la bajó apuntando al corazón de Chang'E:

– ¡Yo no soy fea!

La lanza bajó y en un santiamén se dirigió a Chang'E, quién seguía con la cabeza tan perdida en sus pensamientos.

« Paz… Si, eso es lo que tanto deseo. Deseo tener esa vida en paz que una vez soñé… Si tan solo, si pudiera tener esa paz tan hermosa…

» Ojalá pudiera morir por fin. »

Los ojos de Chang'E cambiaron de brillo, así como el color en ellos, al mismo tiempo que la lanza golpeaba el pecho de Chang'E y abría la ropa de esa zona, de arriba abajo y golpeaba directamente la caja torácica de la diosa lunar, de un solo tajo…

Ah sí, y también le cortó. Un profundo tajo en el pecho, abriendo la carne y liberando una mancha de sangre carmesí a gran velocidad, que bañó el campo de batalla y la lanza de Dzivaguru, así como su rostro por la cercanía.

Por primera vez, en directo, Dzivaguru consiguió herir a Chang'E: la sorpresa en ambas mujeres fue imposible de contener.

– … ¿Ehhhh…?

Más aún cuando, desafiando las leyes de la naturaleza, la herida de ambos pechos de Chang'E se cerró de inmediato, dejando la carne como nueva y sólo el corte en la ropa como vestigios; los ojos de Dzivaguru se abrieron de nuevo con gran sorpresa.

– ¿Qué? ¿Pero qué coño…?

Los ojos de Chang'E volvieron al color y brillo de antes, junto con una mirada baja y sombría llena de repudio y odio.

– … Regla #4: Obedece a tus superiores… Y yo ya te había dado una orden…

Chang'E dió una patada en la cara de Dzivaguru que, además de dañarla, la alejó lo suficiente aún permaneciendo en la zona de batalla que había pintado. La forma en que se movió, su rostro ahora oscuro y sombrío, y su patada tan directa…

Chang'E, por primera vez, estaba enojada.

« Juré que nadie más me volvería a hacer daño. Pero tú… Tuviste suerte de tocarme, maldita hija de puta. Pero solo fue suerte por mi descuido… No volverás a tocarme.

» No volverás a hacerme daño, nunca más. »

Levantó la mano y el Tejido de Jade voló hasta sus dedos, para entrelazarse entre sí y comenzar una nueva construcción, dando lugar ahora a un gigantesco poste de color platino, tanto que era más de 2 veces su altura.

Entre las gradas divinas, los primeros en reaccionar ante tal arma fueron Di Jun, el dios del sol que apretó los dientes de miedo, y Ares, el que mejor conocía al portador original…

Tras recomponerse de la patada y observar la nueva arma de Chang'E, Dzivaguru apretó los dientes con rabia.

« ¡N-No importa lo que acaba de pasar, lo que importa es que voy a hacerla mierda! ¡Ahora que sé que puedo herirla…! »

Dzivaguru pasó al ataque y lanzó una nueva estocada directa, que Chang'E logró esquivar a duras penas con la nueva arma; usando ambas manos, cogió el mango del arco y lo levantó, desplazándolo y dejándolo caer pesadamente al suelo de nuevo.

Sin decir más palabra, Chang'E sacó un pequeño puñado de flechas de su bolsillo: las reunió en su mano, y todas, con brillo divino, se fundieron en una sola flecha, que Chang'E depositó en el arco tensado y listo para disparar.

– ¡Maldita zorra! Eso no funcionará conmigo, ¡Y ya lo sabes! – Dzivaguru, ante la distancia que no podía acortar fácilmente, volvió a levantar su escudo – ¡Adelante, te reto a dispararme otra vez!

– ¡Estúpida…! – el Emperador de Jade se levantó de su asiento – ¡No te atrevas a recibirlo!

– ¡Sal de ahí! – Anansi, por alguna razón dentro de sus entrañas, le dijo que era una mala idea estar ahí.

Antes de que nadie pudiera decir nada más, Chang'E dejó de tensar su arco y disparó su flecha.

La arma divina plateada recorrió la distancia que las separaba en un abrir y cerrar de ojos, impactando de lleno en el escudo de Dzivaguru: el impacto inicial decía que era una flecha ordinaria, algo que evadiría y destruiría muy fácil…

Pero todo cambió instantes después: la fuerza aumentó en exceso, la luz tras el escudo se intensificó y el calor en la zona del choque se hizo perceptible. Sin olvidar que, a pesar de su intento de resistencia, los pies de Dzivaguru comenzaron a retroceder sin posibilidad de aferrarse al suelo durante mucho tiempo…

Antes de darse cuenta, la diosa recibió una gran onda expansiva y salió disparada por el impacto de la flecha. La flecha más poderosa de los Cielos…

Argyrotoxos
[ Flecha de plata que atraviesa el alma ]

– ¿¡Pero qué…!?

La fuerza del impacto fue suficiente para que se estrellara contra el suelo, fuera de las líneas divisorias que había trazado Chang'E; luego rebotó por los cielos hasta chocar contra el cristal protector del techo, y finalmente volvió al suelo con un segundo choque aún más devastador, que abrió un gran agujero en el suelo.

Todo a una velocidad apenas perceptible para el ojo humano; incluso Heimdall tuvo problemas para precisar lo sucedido.

– ¿¡Pero qué…!? ¿¡Qué acaba de pasar!? ¡Sangre que salió de Chang'E, y ahora no queda nada! ¡Un disparo instantáneo de Chang'E que ha destrozado a la diosa africana Dzivaguru!

» Lo que podría haber sido la primera ventaja del campeón de los dioses… ¡Ha sido destruido!

Todos se quedaron boquiabiertos, en especial los dioses: Di Jun y Xihe apretaron sus rostros de rabia mientras el Emperador de Jade se horrorizaba por la fuerza de aquel disparo.

Amaterasu, por primera vez, abrió los ojos sorprendida y curiosa por el disparo. En las gradas humanas, los emperadores de antaño sonrieron al mismo tiempo, y Yu el Grande asintió con los ojos cerrados.

La diosa africana tenía parte de la cabeza enterrada en el suelo, lo que le dificultaba salir a respirar, por no hablar de las miles de heridas que se había abierto, dejándola como un queso.

Por su parte, Chang'E miró la escena con indiferencia, y procedió a sacar del kimono una última paleta de caramelo qe se llevó a los labios.

– Te ordené que me pidieras perdón de rodillas… Si no es por las buenas, es por las malas.

Su mirada y sus labios se torcieron en esa expresión conocida en Grecia: odio y superioridad del narcisista y más fuerte dios del Olimpo, Apolo.

Fecha de publicación: 01/03/24
Autor: ASFD
Edición: Darklord331

Nota de autor: Muy buenas, mi querida gente. Merezco todos sus malos comentarios, tanto si la pelea está decepcionando como por haberme tardado en traerles el segundo capítulo que tanto estaba prometiendo para ayer.

Ahora que ya desahogue el pesimismo… ¡Vayamos al lado positivo! La séptima ronda continua, y con esto entramos para la siguiente fase de la pelea: más emociones y más putazos entre waifus mientras nos adentramos al clímax…

Por fin Dzivaguru rompió el cuerpo de Chang'E, pero, ¿Cómo lo logró? ¿Mérito suyo o un descuido de parte de Chang'E? ¿Cómo fue capaz de usar el arco de Apolo con tanta facilidad? ¿Qué oculta Chang'E a todos los presentes, detrás de su faceta de arrogante y soberbia? ¿Por qué dijo que se quiere morir…?

Muchas preguntas, demasiadas preguntas, que no tendrán respuestas hasta que yo quiera UwU. Por lo mientras, disfruten del capítulo y hagan sus teorías.

Sin más que decir… ¡Los leo en el siguiente capítulo!

Recordatorio: La publicación de capítulos es cada 21 días.


































































































































































































Como disculpa por la tardanza del segundo capítulo prometido, les dejaré un fragmento sin contexto del siguiente capítulo.

Gozenlo UwU

– ¡Dicen muchas tonterías sin sentido! ¡Mami va a ganar!

– Claro que sí, tesoro… Mamá va a ganar y a acabar con todos los malos.

La familia de Chang'E: Houyi, el mítico arquero, y Wu Gang, la niña fruto de su unión. Aquella niña sonrió y levantó los brazos, tomando un vaso que tenía a su alcance.

¡Señorita mojada! ¡Yo quiero un poco de ese vino!

– Tesoro, no puedes tomar eso… – le regañó Houyi de inmediato – Eso es para mayores.

– ¡Pero ya tengo más de 5000 años! ¡Ya soy niña grande!

– No se preocupe, señor Houyi… – Gjöll se acercó y llevó su botella al vaso de Wu Gang; al contacto con el traste, el vino se transformó en leche caliente – Puedo servir lo que más le guste.

– ¡Leche, leche! – Wu Gang se llevó el vaso a los labios y se dibujó un bigote de espuma – ¡Está muy rica! ¡Gracias, señorita mojada!

– Para servirles.

Houyi sonrió y limpió los labios de Wu Gang, para después darle un beso en la frente.

– Siempre tan enérgica… Justo igual que tu madre, que ahora mismo está allá arriba, peleando en su propia libertad… – Houyi levantó su vista a las pantallas, en el momento exacto dónde enfocaban a la diosa lunar.

– ¡Mamá es muy fuerte! ¡Va a ganar, sin lugar a dudas…!

A pesar de todas las preguntas e incógnitas que tenía, Houyi solo estaba seguro de una cosa; la misma cuestión que su hija:

– ¡Claro que ganará! ¡Mamá siempre gana! – Houyi agitó la cabellera de su pequeña niña, para después ambos volver las miradas a las pantallas…

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