Capítulo 75: Magia negra
– ¡La primera en atacar es la diosa de la Luna, Chang'E! ¡Atravesó el hombro de Dzivaguru en un instante que nadie pudo ver…!
La diosa africana se levantó un poco del agujero en que había caído, complicado por el dolor y la herida en el hombro, la cual sentía era más grave de lo que parecía…
Al volver la mirada, se dio cuenta que la flecha no sólo había alcanzado y destruido parte de su armadura, sino también atravesado su carne y clavado en el muro de contención, razón por la que dolía más de lo debido y la pared estaba tan ensangrentada.
– Y bien, ¿"Gemela malvada"? Te estoy esperando…
La diosa dirigió su mirada asesina a Chang'E, que se sacó la paleta de los labios para relamerse un poco y volver a colocarse el arma divina sobre los hombros.
La sola imagen de la diosa africana clavada en la pared con tanta sangre, en apenas un segundo; un logro muy progresivo para el instante en que había comenzado la lucha. Eso cambió el rostro inexpresivo de Chang'E por una sonrisa de extrema arrogancia.
– No está mal. Así me gusta verte.
Todos en las gradas, especialmente los humanos, se sorprendieron ante su ataque casi instantáneo.
– ¡Increíble! Qué rápido…
– ¡Ni siquiera pude verlo!
– Así que esa es la diosa de la luna…
Entre ellos había un grupo de personas, de pie sobre plataformas especiales en medio de la congregación, que atraían la atención de los demás: 5 hombres con una complexión física sobresaliente, ropas que combinaban un estilo imperial antiguo y uno divino moderno, con rostros sonrientes y seguros de lo que estaban viendo.
Los 5 primeros Emperadores de China. Según la antigua mitología, hijos del Emperador de Jade y semidioses que gobernaron la humanidad antes de la dinastía humana autorizada por Chi You; también, amigos de Chang'E.
– Debo admitir que fue muy inteligente por su parte haber asestado el primer golpe sin esperar que su oponente atacara primero… – habló el primero, que parecía más bien un dios encarnado: el Emperador Amarillo – Pero también… No muy emotivo.
– Típico de ella. Primero como secretaria y luego como "juguete especial" de papá… – respondió uno con ropa negra y barba poco llamativa: Zhuānxù – Es comprensible que no tenga respeto ni moderación.
– O más bien por sus nuevos amigos… – dijo el tercero, con mucha masa muscular y ropas platinadas; Dìkù – No creo que esa relación con el señor Gautama Buda haya sido una de sus mejores elecciones.
– En un mundo en el que "sólo nuestro padre tiene razón", creo que el señor Gautama es mejor que nadie – respondió Yào, vestido de rojo sangre y adornado con oro.
– Aunque me alegro por ella… Ese día fue la última vez que tomó una decisión por su cuenta.
» Verla así me recuerda que también es una mujer de buen corazón.
Habló el último de los 5 Emperadores: Shùn, de color azul claro y con una apariencia mucho más humana en comparación con sus compañeros.
– ¡Pero qué clase de decisión! – exclamó el Emperador Amarillo – ¡Desafiar a papá, otra vez, incluso después de todo lo que causó!
– ¡No siempre ha tenido buenas ideas! – exclamó Yào – Si hubiera tenido buenas ideas, no estaríamos aquí y ella seguiría siendo secretaria.
– Pero, ¿Rebelarse contra todos los dioses? – Zhuānxù negó con la cabeza – ¿Qué clase de idiota hace eso?
– ¡Sólo el idiota que pueda lograrlo! – Dìkù dio un simpático pulgar hacia arriba – ¡Confío en que nuestra querida Chang'E logrará lo que ni siquiera nosotros hemos sido capaces de conseguir!
– … Eso espero. – concluyó Shùn, tomando asiento en uno de sus tronos.
Dzivaguru tosió con fuerza, se llevó la mano a la boca para descubrir una gran cantidad de sangre; el impacto no sólo le había atravesado el hombro, sino que le había dejado gravemente herida.
« Maldición… Esto es peor de lo que pensaba… »
Se frotó la cara, que había sido acribillada por el talón de Chang'E: tenía un corte en la barbilla y la mejilla muy hinchada; superficial, pero dolía lo mismo que el hombro.
Al darse cuenta de las heridas que tenía y de la arrogante sonrisa de Chang'E, su rostro volvió a ensombrecerse de rabia; el resplandor carmesí aumentó de brillo.
– ¡Maldita sea! ¡No te creas la gran cosa…!
Se llevó la mano al hombro y, sin pensarlo, se arrancó la flecha, aunque eso empeoró el estado de todo su brazo en general, y lentamente se levantó del cráter.
– Crees que eres mejor sólo por herirme primero… ¿¡Eso es lo que piensas!?
La misma mano se alzó en su herida y, de sus dedos, salió el polen verde fosforescente que los espectadores ya habían visto combates atrás: el polen se adhirió a la herida, brilló un segundo, y dejó su brazo intacto y sano con una cicatriz poco visible, igual que hizo después en sus heridas faciales.
En el palco de las valkirias, Sigrune casi salta del susto al verlo.
– ¿¡Qué!? ¿Es… ¿¡En serio!? ¿¡Se puede curar a sí misma!?
– Era de esperar. – respondió Leónidas – Dijo que había tratado y curado a los que están venciendo en este Ragnarok, ¿No? Aunque me sorprende que lo haga con esa magia verde, igual que el dios vegetariano.
La única que no habló fue Geir, que, con las manos sobre las rodillas temblorosas, no sabía qué decir, ni qué esperar…
Una vez que la diosa africana terminó de curar sus heridas, salió del cráter y avanzó a Chang'E, caminando desganada y recogiendo su hacha y su escudo esparcidos por el campo de batalla. Los pocos gritos de apoyo de la humanidad llegaron a sus oídos…
– Lo mismo, es lo mismo… Siempre, siempre, siempre… ¿Crees que eres mejor sólo por atacar primero? ¿Por tener su amor y apoyo…?
– ¿Huh? – Chang'E giró la cabeza – ¿Me estás hablando a mí? ¿Estás bien?
– Crees… Crees que eres superior por ayudarles… Por darles tu presencia… Me das tanto asco… Eres un… Una…
– ¿Todo está bien? ¿De verdad vas a seguir hablando, sin callarte?
Dzivaguru apretó su arma divina, mientras en su mente los recuerdos de aquel día golpeaban con más fuerza, aumentando el brillo carmesí de sus ojos…
– ¡Argh! ¡Te odio tanto!
Realizó el mismo ataque que hace un momento, saltando con toda la fuerza de sus piernas para acortar la distancia en un santiamén, levantando el hacha divina, y descendiendo con un contundente golpe que rompió el suelo al impactar.
La nube de humo se elevó de inmediato, iluminada por la presencia de la luz de la luna en la cúpula protectora. Pudo verse que en el agujero no había presencia ni restos de la diosa lunar…
– Sí… Por fin--
– Por fin estás luchando. Qué adorable~
Porque Chang'E ya no estaba allí, sino que ahora se encontraba al lado de Dzivaguru, con los brazos aún sosteniendo su arco divino a la espalda. El rostro de Dzivaguru, que estaba a punto de sonreír de satisfacción, se ensombreció en cuanto vio a Chang'E.
– ¿Qué? N-No puede ser… ¡Yo te di!
– ¿Tú me diste? – Chang'E se miró a sí misma un par de veces – No, creo que no.
– ¡No, eso no es verdad! ¡Te juro que te di! ¡Mi ataque te dió…!
– Aparentemente no… Mi ciela. – Chang'E le guiñó un ojo.
– ¿¡Ahhh!? ¿¡Qué te pasa!?
Dzivaguru sacó el hacha de combate del suelo y lanzó otro ataque de inmediato, aunque ahora pudo ver la forma de esquivar de Chang'E: movió con calma los pies, a pesar de los enormes tacones, y giró el cuerpo para esquivar el ataque, además de dar más pasos atrás para crear más distancia de separación.
El hacha golpeó el suelo y creó un agujero rápidamente, pero Chang'E seguía viva e ilesa; Dzivaguru se enfadó por ese fallo. De repente, sacó el hacha y ésta se llenó de energía oscura, como si estuviera a punto de explotar…
– ¡De ninguna manera! ¡Tengo qué darte…! ¡Maldita zorra!
Con una mano, Dzivaguru inició un frenesí asesino de ataques aleatorios; moviendo el hacha por todo el campo de batalla, asestando contundentes golpes de gran fuerza por doquier y moviéndose a gran velocidad.
Chang'E respondió muy tranquila y con una gran sonrisa en los labios; de inmediato sus pies comenzaron a moverse en un juego de gran velocidad y coordinación, para escapar por los pelos de todos los golpes del hacha.
Salto, paso, un giro del cuerpo, mover el cuello hacia un lado, otro salto, un par de pasos… Con mucha calma y suficiencia, Chang'E escapó de las hordas de ataques de Dzivaguru.
– ¡Los ataques de Dzivaguru destruyen todo a su paso…! ¡Pero no es nada para Chang'E! ¡Los veloces pies de la diosa de la luna la ayudan a esquivarlo todo sin dificultad!
– ¡Maestro…! – Teutates se asustó al ver la actitud agresiva de Dzivaguru – Esa diosa es… ¡Es una loca!
– No es una loca, no la ofendas. Ese es su trato por luchar contra un traidor que apoya a los humanos.
– ¡Sólo está lanzando ataques al azar! ¡No parece que vaya a darle!
– … Ten paciencia. Dzivaguru es un excelente luchadora, desde tiempos antiguos… Sus instintos pueden llevarla a un escenario desesperado, pero puede remontar fácilmente.
– Oiga, ¿Es mi imaginación…? – intervino Taranis, enjugándose uno de sus ojos – ¿O es que esa hacha… se está haciendo más grande…?
– Es tu imaginación. No es el arma lo que crece… Es su odio y su magia negra.
– ¿Magia negra? ¿Como Deo Ceruninco?
– Exactamente. Ella, al igual que yo, también puede blandir el Vetiti Affinitatis, la magia negra que se alimenta del odio que siente su usuario. En este caso, su odio a Chang'E y a los humanos.
– P-Pero… – Taranis se llevó las manos a la cabeza – También usó magia verde… Y ahora magia negra… ¿¡De qué va todo esto!?
– Dziva utiliza la magia verde para la curación chamánica, a diferencia de mí; Dzivaguru utiliza la magia negra para la manipulación espiritual y otras cosas que no estoy seguro.
» Debido a su estatus especial como Doppelgänger, 2 almas en el mismo cuerpo, pueden utilizar ambas magias cuando sea necesario.
» Su arma divina, el sonajero chamánico Izmi Remweya*, es el catalizador perfecto para ambas magias, permitiéndole aumentar su capacidad de consumo y uso sin afectarla.
» Aunque, incluso si resultase herida por la magia negra, puede utilizar Viridis Affinitatis para curarse cuando lo necesite…
– ¡Eso está muy bien! – Esus apretó los puños con una sonrisa – ¡Odio en aumento y curación ilimitada! ¡Con la señora Divaguru de nuestro lado, podemos ganar!
– Eso espero… Por cierto, es "Dzivaguru". Repite conmigo.
En el campo de batalla, Dzivaguru rápidamente cerró la distancia para golpear a Chang'E; el hacha se llenaba de energía negra con cada golpe que fallaba.
– ¡Tengo qué darte! ¡Mierda…!
La diosa aumentó sus sentimientos de rabia y odio, impotencia y desesperación, lo que incrementó el hechizo de control de Bamapana en su interior y, a su vez, aumentó exponencialmente el poder del hacha de batalla.
Sobre el hacha se creó un halo oscuro que la rodeó por completo, como si aumentara el tamaño del arma, y luego la dejó caer sobre la zona donde estaba Chang'E…
Vetiti Affinitatis: Ruzha Rwehasha
[ Afinidad Prohibida: Rugido de Furia ]
Su magia negra golpeó el suelo, acompañada de un aullido que se extendió por el campo de batalla. Esa magia negra fue suficiente para abrir un agujero considerable en el suelo y luego atravesarel campo hasta el muro de contención en una línea recta de destrucción y escombros. Los espectadores retrocedieron, hasta que vieron la resistencia del cristal para no evitar recorrer el daño.
Pero, para mala suerte de Dzivaguru, Chang'E de nuevo escapó, con la facilidad de un solo salto.
– ¿¡Huh!? ¿¡Has escapado otra vez!? ¡Maldita perra!
– ¡Hey! ¡No seas grosera!
La diosa de la luna aterrizó a pocos metros de la destrucción por el ataque de Dzivaguru; apretó la paleta en pedazos, y escupió el palo de entre sus dientes.
– Eres muy ruidosa. Ya cállate.
Sus manos apretaron el mango del arco divino, que se deshizo en hilos de jade brillantes como el platino que acabaron formando una nueva arma en sus manos: un gran bastón con un par de extremos filosos: una hoja circular como pala de un lado, y una hoja como media luna en el otro extremo.
– ¡Vaya! – Shùn abrió los ojos sorprendido – ¡Pero sí es una pala de luna creciente*!
– ¿¡Huh!? – el Emperador Amarillo abrió los ojos sorprendido – ¡Pero eso ni siquiera es una arma! ¿¡Qué pretende!?
Para cuando el palo de caramelo cayó al suelo, Chang'E levantó la pala-hoz y asestó un contundente golpe en la cabeza de Dzivaguru, con la hoja de la hoz; tal golpe sacudió la cabeza de Dzivaguru, haciendo que casi cayera al suelo…
De no ser por el siguiente movimiento de Chang'E; en el otro extremo del arma, la hoja de pala, habían unas flechas platinas, que Chang'E asestó en Dzivaguru como si fuera un bate de béisbol. Las flechas se incrustaron en su estómago y la hoja metálica abrió un corte desde el estimado hasta el pecho de la diosa, superficial aunque muy sangrienta.
– No está mal. Es mejor así~ – Chang'E sonrió de lado y se pasó la pala-hoz a la espalda.
Amaterasu apretó la silla en la que estaba sentada, lo poco que quedaba de ella, mientras su furia divina estaba a punto de encenderse de nuevo.
– Hey… – habló por lo bajo al Emperador de Jade – ¿Por qué… Por qué el arma divina de Chang'E… cambia de forma…?
El Emperador de Jade no respondió, lo que colmó el vaso de la paciencia de Amaterasu en un instante.
– ¡Argh! ¡Me lleva la…!
– ¡Señora…! – los yokais intentaron calmarla sin acercarse mucho.
En la sala de espera de la enfermería de Dziva, los aplausos volaron del lado de las valkirias a favor de Chang'E, aunque todos estaban confusos por lo que estaba ocurriendo.
– ¡Bien, bien! – sonrió Hrist 'la que ruge' con los brazos cruzados – ¡Parece que esa diosa lunar tiene muchas cartas bajo la manga!
– ¡Igual que Apolo…! – Simö se emocionó un poco – Su uso de las flechas parece impecable, y su arma se parece mucho a los Hilos de Artemisa que usaba el solecito.
– ¡En realidad, así es!
Hlökk junto con Jack llegaron al lugar después de haber visitado los aposentos humanos para recoger los maletines con información sobre los dioses que Geir y Thor habían recopilado; los principales que tenían eran del panteón chino y de tribus africanas.
– ¡Es como tú dices, chico finlandés…! – Hlökk abrió la carpeta china – Aquí hay mucha información sobre Chang'E, sobre todo por su participación en el concurso de Grecia.
– ¿El concurso de Grecia? Ah, sí… – comentó Sasaki sin importancia – Esa cosa que hicieron para distribuir las cosas de los dioses…
» Así es como Sobek se convirtió en el segundo Poseidón, según recuerdo… ¿Hizo lo mismo Chang'E para ser presentada como la segunda Apolo?
Hlökk asintió.
– Sin duda. Aquí vienen cosas que hablan de su leyenda lunar, pero no creo que importe; lo que importa son sus habilidades:
» "La diosa lunar Chang'E demostró una impecable destreza en el tiro con arco, que recordó al propio Zeus-sama las habilidades de su hijo Apolo. 2 veces hizo un concurso de tiro, y ambas veces venció a varios aspirantes…"
» "Como recompensa, se le regaló un arma divina similar a los Hilos de Artemisa: un arco de hilos de platino, hecho de materia y luz de luna, para dotarle de un arsenal de armas que se adapte a su estilo de lucha. Su nombre es 'Tejido de Jade'"
– ¡Genial! – exclamó Simö con sorpresa – ¡Sí que tienen a sus favoritos! ¡Lástima que ahora esa poderosa diosa haya decidido traicionarlos!
El finlandés contuvo la risa, al igual que las valkirias que estaban reunidas con ellos.
– ¡Sí, qué mal por esos sucios perros! – Lífthrasir rió en voz alta y levantó los brazos – ¡Chang'E es muy fuerte, contando con el arma divina de Apolo!
– Una versión diferente… – comentó Hlökk mientras seguía revisando los archivos – Se limita a la cantidad de fases lunares, muy original, y en su mayoría armas de distancia… Y, ¿Cosas que ni son armas?
» En fin, esto dice que Chang'E es fuerte y hábil, pero se especializa más en el tiro con arco. Después de todo, lo resume en una frase: "Chang'E es la mejor tiradora de los Cielos, después de la muerte de Apolo".
– Eso podría explicar sus otras habilidades – replicó Jack con curiosidad – Haber disparado con tan poca distancia… Esquivando esa hacha destructiva a pocos centímetros de ella…
» Me pregunto cómo es capaz de escapar tan impecable, incluso llevando esa arma divina que no parece ligera en absoluto… I'm wondering~
Dzivaguru cogió las flechas y las arrancó del estómago, abriendo más sus heridas; nada que su magia verde no pudiera reparar pasando la mano por esos agujeros y su pecho.
– ¡Maldita sea, ¿Quieres tomarme desprevenida!?
– La verdad, sí, ¿Algún problema?
– ¡Ataca de frente, maldita sea! ¡Te voy a hacer pedazos!
– ¿Con lo mucho que has conseguido darme? Lo dudo mucho, mi ciela~
– ¡Deja de hablarme así!
Dzivaguru recargó su hacha de batalla, cargándola con una gran cantidad de energía negra que emitió en un golpe directo hacia abajo.
Pero la diosa de la Luna respondió de inmediato; esquivó el golpe con armonía y saltó lo suficiente para que la explosión en el suelo estuviera lejos de ella. Cogió el bastón y dispuso más flechas en su punta, y, mientras volaba por el aire, disparó las flechas en dirección a la diosa africana.
La pequeña lluvia plateada impactó en la espalda de Dzivaguru, abriendo varias heridas en esa zona a excepción de las protecciones de la armadura divina; dichas flechas eran fuertes, pero no lo suficiente como el primer disparo que tiró parte de su armadura.
Al recibir el impacto, Dzivaguru cayó de rodillas mientras Chang'E aterrizaba en el suelo con elegancia y delicadeza…
Pero la diosa oscura de la naturaleza no acabó ahí, aún tenía algo más: antes de que Chang'E terminara de aterrizar, la diosa levantó el brazo izquierdo con el escudo, acumulando en él una gran cantidad de energía oscura, e inmediatamente lo lanzó como si fuera un frisbee a la zona de aterrizaje de la diosa lunar.
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El escudo voló por el aire y estuvo a punto de golpear a Chang'E donde cayó, de no ser porque la diosa levantó el asta de la pala-hoz desviar el filo del escudo, lo suficiente para que éste girara y acabara estrellándose contra el suelo.
– ¿¡Pero qué…!? ¡Mierda! – hasta ese punto Dzivaguru se llevó la mano a la espalda e intentó quitarse las flechas, no todas por su posición; el dolor le hizo poner aún más mala cara – ¿Por qué no puedo darte? ¿¡Por qué!?
– No es asunto mío… – Chang'E levantó los hombros con inocencia – Es que los veo venir y no me gusta ninguno. Prefiero esquivarlos.
Dzivaguru abrió los ojos con cierta sorpresa.
– ¿"Los veo venir"? ¿Los ves? – su mano apretó el hacha furiosamente – ¡¿Puedes ver mis ataques, al igual que ese otro hippie traidor…!? ¿¡Los evitas porque los ves antes, ves mi alma…!?
Su rostro se arrugó de rabia, la suficiente para inundar su cuerpo de energía oscura.
– ¡Tramposa! ¡Eso es trampa!
– ¿Qué? ¡Claro que no! – Chang'E resopló un poco irritada por la voz de Dzivaguru – ¿Quién ha dicho que yo los veo antes de que tú los hagas, como si tuviera visión de futuro? ¡Claro que no! ¡Ni que fuera tú!
– … ¿Huh? ¿Yo, dices…?
– ¿Crees que no me daría cuenta de tus secretitos? – la diosa de la luna le guiñó un ojo – Ese frisbee que estaba a punto de darme es la prueba de ello. Aquí la tramposa eres tú~
Chang'E muy rápido se dió cuenta de otra de las habilidades más fuertes de Dzivaguru:
Entre las muchas prácticas chamánicas está la lectura y el tratamiento de la energía espiritual que se encuentra en los objetos animados e inanimados; su versión más compleja es el Magara, una fuerza vital universal que conecta a todos los seres animados y consigue conectar las almas de los vivos con las de los muertos.
– … ¿Cómo sabes eso?
– Cierto, ¿Cómo lo aprendí de un maestro tan perezoso como el señor Gautama?
» Fácil… ¡Por mi cuenta! ¡Soy más lista de lo que crees, "gemela malvada"!
– Entonces… entonces… – Dzivaguru se enfadó aún más con aquella información, por las conclusiones que se estaban formando en su mente – ¿¡Por qué no puedo acertarte, a pesar de que puedo ver lo que vas a hacer!?
– ¿No te lo dije? Puedo ver cuando atacas… No necesito verlo antes de que ocurra para evitarlo: también puedo verlo desde que lo haces… y reaccionar mucho más rápido que tú.
Chang'E le sonrió de forma burlona, tapándose la boca y emitiendo una risa coqueta.
– ¡Te pido mil disculpas por qué seas tan lenta!
– ¿¡Qué!? ¡Maldita… maldita, maldita! ¡Te mataré!
Una vez más Dzivaguru se lanzó en un ataque frenético con su arma divina, combinando el uso del hacha con el escudo para intentar múltiples ataques y causando una enorme destrucción en la arena, incluso lanzándolos de antemano a través de los Ojos de Magara para intentar el elemento sorpresa.
Pero, ante la diosa luna era inútil:
– ¡El campo de batalla está destruido, pero Chang'E no tiene ninguna dificultad! Esquiva todos los ataques con tanta facilidad, sin siquiera intentarlo, ¡Y se libra de todos los golpes sin vacilar…!
» En cada uno de sus movimientos se aprecia una gran limpieza y elegancia… ¡Se mueve con la libertad de una mariposa! ¡Nada la detiene en ningún momento!
Los 5 emperadores chinos chocaron los puños al mismo tiempo, generando un estallido de ondas que se extendió por sus respectivas zonas de las gradas de espectadores.
– ¡Hâo!
– ¡Magnífico! ¡Espléndido! ¡Sublime!
– ¡No podía esperar menos de una diosa tan grácil y asertiva como la propia Chang'E!
– ¡Fina y severa, dulce y fría! ¡Una digna combinación de cualidades divinas!
– ¡Una mente dura para atacar, un cuerpo libre para bailar…! ¡Qué espléndida combinación física y visual para deleitarnos!
La imagen de los 5 emperadores resultó algo embarazosa para los demás humanos, y al poco tiempo comenzaron a cuchichear y murmurar entre ellos, con los rostros enrojecidos por la excitación y miradas algo lascivas que se dirigían a los saltos y movimientos de Chang'E.
Por su parte, Chang'E había dominado por completo el campo de batalla, sin dejar escapar ni una gota de sudor ante los muchos esfuerzos de Dzivaguru por asestar siquiera un solo golpe. La forma en que se movía, saltaba y esquivaba todo… Como si se burlara de ella…
– ¡Qué divertido! ¡Sigamos jugando! – De hecho, si se estaba burlando; la sonrisa y la carcajada que salieron de los labios de Chang'E lo dejaron muy claro.
– ¿Qué coño pasa contigo…? ¡Muere de una vez!
La diosa lunar aterrizó en el suelo, apretando la pala-hoz y dispuesta a usarla de nuevo. Pero, por primera vez, el movimiento le salió a la contra: Dzivaguru, que había recuperado el escudo divino en su frenesí de ataques, volvió a intentar el ataque anterior.
Acumuló energía oscura en él y lo lanzó como un frisbee a Chang'E; la diferencia era que el modo de aterrizaje de la diosa lunar le impediría esquivar el ataque.
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– ¡Ah…! – Sigrune se cubrió la cara con ambas manos – ¡No será capaz de esquivarlo…!
Geir se aferró al brazo de Leónidas, con dudas en ambos lados: si Dzivaguru golpearía o si esquivaría a Chang'E. La proximidad del arma divina indicaba que sería el primer golpe acertado…
Para todos, pero no para Chang'E.
A mitad de su aterrizaje, la diosa lunar volvió a impulsarse con la pala; la lanzó al aire y con ese empujón se deslizó por el suelo, arrastrándose un poco y dejando pasar el escudo.
Al final, Chang'E dio un giro y acabó boca abajo, con las manos en el suelo y las piernas levantadas, como si realizara una acrobacia.
– ¿Qué…? – los ojos de Dzivaguru temblaron de rabia e incredulidad – ¡Tenía que darte--!
La boca de Dzivaguru fue cerrada al instante por la pala-hoz, que había volado por los aires sólo para caer sobre su cabeza y hacerla tragar tierra del suelo; otra herida se abrió, dejando correr la sangre por su frente, y el arma con el rebote volvió a la mano de Chang'E.
– ¡Lo que parecía un golpe directo ha acabado en desgracia para la diosa africana!
Chang'E con los tacones se dispuso a aplaudir un par de veces.
– ¿Cómo…? – Dzivaguru escupió el polvo que había tragado e inmediatamente se levantó del suelo – ¡Debería haberte dado!
– ¡Ya te dije que no es mi culpa que seas lenta! – sus ojos chispearon divertidos – ¡Tengo unos lindos ojos de águila, puedo verlo todo! ¡A mamá no se le escapa nada!
– ¿"Mamá"? ¿Estás jugando conmigo?
– ¡Claro! "Mamá" es superior a ti, ¡Y eso me divierte demasiado! Sólo mira esto… – Chang'E movió las piernas para dejar caer la falda de su kimono y mostrar sus furtivos pantalones cortos que adornaban su entrepierna – Vestida para la ocasión. Para superarte y divertirme, sin rozarme.
» Por otro lado – Chang'E arqueó los ojos con curiosidad – Espera, ¿Acaso no llevas ropa interior?
– ¿¡Huh!? – instintivamente Dzivaguru se cubrió la zona íntima con el hacha – ¡¿¡Qué coño te importa eso!?
– ¡No está bien! ¡Hay niños en las gradas! ¿Qué pensarán tus hijos cuando vean a su madre con tan poca decencia?
Al oír eso, Dzivaguru se sumió en un silencio sepulcral.
– … ¿Hijos?
Chang'E se levantó de un salto, cambió el Tejido de Jade a su forma de arco original y se arregló el vestido.
– Bueno, sé que tu hermana es una fanática de los niños y le gusta, o gustaba, robar o adoptar algunos para criarlos, o lo que sea que ustedes hagan…
» Supongo que… La gemela malvada se encariñó con uno de esos niños, se lo robó a su hermanita y lo adoptó como propio… Tal vez esté en la arena de batalla, observándote en este momento. Así que…
» ¿Tienes un hijo que te observe? ¿Alguien que quiere estar contigo? ¿Alguien que aprecia tu presencia tan… Rara y gritona?
Palabras que golpearon el interior de la diosa africana; justo en su orgullo y en sus sentimientos. Aquellos recuerdos del último día que estuvo presente entre los humanos…
Todo eso revivió en su cabeza con las palabras de Chang'E.
– Cállate… cállate…
Su mano apretó con gran furia el hacha divina, haciendo crecer aún más el aura de magia negra incrustada en ella. De nuevo su rostro se mostró eufórico, con ambos ojos aumentando el color carmesí del hechizo de control…
– Cállate, cállate, cállate, cállate, cállate… ¡No sabes nada de mí! ¡No me conoces de verdad!
Un grito de rabia que hizo que Chang'E bajara la guardia por un momento: sus ojos dejaron de brillar con aquella arrogante oscuridad por un segundo, para mirarla con curiosidad y ojos más pálidos que antes… Un color distinto. Lo que sólo duró un segundo, porque tras un parpadeo su mirada volvió a ser la de antes.
Entre las gradas divinas, una figura femenina estaba muy molesta con el comportamiento rebelde e irrespetuoso de la diosa de la Luna; una enemiga que le causaba tristeza y temor por sus actos criminales, así como furia por no verla recibir el castigo que merecía…
– Maldición… Vas a pagar por lo que hiciste.
– M-Madre… – detrás de sus faldas, un niño divino se aferraba con el rostro frío y también lleno de rabia – Tiene que pagar… Tiene que pagar por matar a mis hermanos.
– No te preocupes, mi tesoro. Esa maldita… De una forma u otra va a pagar…
La madre de los soles, Xihe, y su último hijo nombrado emperador del fuego y las estaciones, Di Jun; aquel joven dios aferraba con rabia el vestido de su madre mientras observaba lo que ocurría en el campo de batalla.
Dzivaguru apretó los dientes y su arma divina, ante las burlas de la diosa lunar contra ella; de nuevo la sensación que tenía de antes crecía en su interior, aumentando la fuerza del hechizo de control y aumentando su color carmesí.
« Siempre es así… Siempre es así, ¡todo es por…! ¡Todo, todo, todo, todo, todo…! »
– ¿Qué te pasa, gemela loca y malvada? – Chang'E sonrió de lado con picardía, claramente para molestarla.
La gota que colmó el vaso de Dzivaguru.
– ¡Te mataré!
De nuevo Dzivaguru pasó a la ofensiva, saltando y usando su hacha divina para golpear por todas partes y causar aún más estragos a su paso, mientras el hechizo de control cobraba más fuerza que antes.
Por su parte, Chang'E sonrió con arrogancia y se preparó para esquivar, saltando y moviéndose de un lado a otro con suavidad…
Hasta su siguiente ataque: una flecha clavada en el arco divino, que a gran velocidad apuntó a Dzivaguru y se disparó para intentar causarle el mismo daño que al principio del combate.
Pero la situación fue opuesta a la que Chang'E esperaba: Dzivaguru recuperó su escudo y lo levantó a tiempo, de modo que pudo recibir la flecha de lleno y no resultar herida. Al tenerla en el escudo divino, Dzivaguru pasó su hacha para destruirla en señal de desafío.
– ¡Tus tontos trucos no funcionarán de nuevo!
– … Eso es lo que veo… – Chang'E sonrió de lado – Lo bueno es que no es todo lo que puedo hacer.
El intercambio entre ambas comenzó de forma frenética y acelerada:
Chang'E utilizó su arma, cambiando el arco por la pala-hoz, para golpear a Dzivaguru además de lanzarle alguna que otra flecha, mientras que la diosa africana desató su magia negra del hacha para intentar asestar un único golpe, e intentó compensar con su escudo para defenderse.
Pero, había una gran diferencia entre ambos: a pesar de que los Ojos de Magara le permitían ver con antelación la mayoría de los movimientos de Chang'E, Dzivaguru no era capaz de seguir la velocidad de su oponente. Sus ojos precisos, así como su velocidad para utilizar su arma divina y disparar, eran muy superiores a la larga experiencia en combate de la africana.
Así las cosas, la situación se ponía en su contra: en una apertura, una flecha le atravesó la palma de la mano que le hizo bajar la guardia; un golpe de lanza en el estómago que le hizo perder todo el aire; otra patada en la cara que le hizo toser sangre y tirar sus armas…
Los dioses se disgustaron mucho al ver esta diferencia abismal; a veces había cierta igualdad entre habilidad y poder, pero en la mayoría de los casos Chang'E se llevaba la palma sobre la diosa oscura africana.
Entre todos ellos, los egipcios eran los más preocupados por la situación.
– Mierda… – Isis se mordió las uñas nerviosamente – Esto no formaba parte del trato.
– Sabía que era una mala idea. – admitió Osiris, temblando un poco – ¿Cómo llegamos a contar con la ayuda de ese maldito fenómeno?
– Era… Nuestra única opción… – Horus asintió, al lado de sus padres – No quería recurrir a esto, pero… Si las cosas salían mal con la señora Nut, necesitábamos un seguro… Yo se los dije, y ustedes lo aceptaron…
– Pero ahora está todo en nuestra contra… Ese bastardo, nos dio una diosa que ni siquiera puede acertar un puñetazo… – la diosa egipcia terminó sangrando su mano de tanto morderse – ¡Maldita sea!
El grito atrajo la atención de Ares, que se asustó un poco al ver las caras de los egipcios; una buena oportunidad para que Hermes hablara.
– Miedoso~
– ¡Maldita sea…! – Syf apretó el agarre de su trono con una rabia muy notable – ¿¡Esa tonta aceptó este combate… para acabar así!?
– ¿Eso creen?
Una nueva voz asustó tanto a Syf y Forseti como a los hermanos griegos que allí se encontraban; el mensajero griego fue el primero en cambiar su reacción inclinando la cabeza en señal de reverencia y respeto.
– Señor Zeus. Ya está de vuelta de su recuperación.
– No puedo recuperarme en paz si hay este tipo de problemas…
– ¡No te recuperarás si sigues siendo tan tonto! – Adamantino entró detrás de él persiguiéndole – ¡Debes descansar, viejo calvo! ¡Deja de jugar!
– Juego es lo que está pasando ahora mismo en la arena… – el dios griego levantó la cuenca del ojo muy molesto – Una diosa lucha por los humanos y mi hija lo aceptó… ¿Alguien quiere explicarme qué pasó?
Ninguno de los presentes quiso responder, a lo que Zeus desvió la mirada a las pantallas para seguir el ritmo del combate.
En el campo de batalla, Dzivaguru levantó su escudo y consiguió recibir en él las flechas de Chang'E; sin embargo, las heridas que ya le había infligido la diosa lunar le hicieron caer de rodillas y respirar agitada para recuperar el aliento, además de usar el Viridis Affinitatis para regenerar su cuerpo herido.
Chang'E dejó de atacar, procediendo a depositar el Tejido de Jade sobre sus hombros para que descansara mientras jugaba con sus talones.
– ¿Eso es todo lo que tienes? Qué aburrida y ruidosa eres~
– ¡Cállate, puta de mierda…!
Los dioses espectadores empezaron a suspirar y a comentar en voz baja, sin que la mayoría de ellos tuviera ni idea de quién era Dzivaguru. Por eso sus comentarios, en su mayoría, iban dirigidos al mismo punto…
– ¿Por qué dejaron luchar a esa diosa?
– Después de todo, no puede acertar ningún ataque.
– Chang'E, por otro lado, es tan increíble y fuerte…
– ¡Con razón la llaman la segunda Apolo! ¡Es invencible!
– ¿No habría sido mejor enviar a otro dios? Así podría castigar a esa traidora…
Incluso los dioses de la tribu shona presentes entre las gradas tenían una mala imagen de Dzivaguru, recordando lo que había hecho en el pasado. Ni siquiera el propio Mwari tenía palabras de aliento para su cuñada…
– Dzivaguru… No sé lo que está pasando, pero… Cuida de mi mujer.
Tantos comentarios negativos contra ella; Dzivaguru, aunque no lo pareciera por el cristal protector, era capaz de oír todo lo que decían los dioses…
Sus mejillas se hincharon de rojo carmesí por la ira, sus afilados dientes empezaron a resquebrajarse al chocar entre sí y sus ojos empezaron a soltar gotas negras…
Lágrimas. No de lamento ni de tristeza… Lágrimas de rabia.
« Siempre es igual… Siempre es así… Todo es por ella… ¡Todo es por ella, todo es para su bien! ¡Y yo… yo…! »
– ¡Todo es por ella! ¡Me siento tan… tan…!
Una gran ola de magia negra se liberó de su cuerpo, sacudiendo el campo de batalla en un frenesí; la diosa de la luna abrió los ojos con cierta sorpresa, pero eso no cambió su expresión llena de orgullo y arrogancia.
– Por fin te vas a poner seria, ¿verdad? ¡Pero qué lindo! ¡Estoy bastante interesada en eso!
Dzivaguru levantó ambos brazos con el hacha divina oscura y el escudo; unos segundos después, los dos chocaron, liberando otra oleada de energía oscura…
Y un sonido de tambor, que emitía un eco casi infinito tras el choque.
– ¿Huh? ¡El choque de brazos de Dzivaguru ha provocado un tambor…! ¿¡Qué es todo esto!?
El primero en reaccionar a ese sonido de tambor fue Mwari
– ¡Espera…! ¡Es peligroso usar eso, Dzivaguru! ¡No lo hagas…!
Dzivaguru respiró hondo, intentando calmar el odio errático que sentía en su interior; si no se calmaba, las cosas irían mal.
– … No importa. Eres una traidora… Y como tal te daré tu juicio…
– ¿Mi juicio? Déjame adivinar… ¿"Castigo divino"?
Dzivaguru enterró en el suelo el escudo divino que aún emitía el sonido del tambor, y luego cogió el hacha divina con ambas manos para elevarlo al cielo. Entonces, magia negra comenzó a salir del arma en forma de líquido, que bañó tanto el suelo así como a la propia diosa.
Con la cabeza bañada en aquel líquido parecido al petróleo, sus ojos carmesí se redirigieron hacia Chang'E.
– Serán los Espíritus quienes dicten tu sentencia…
El uso de la magia negra, combinado con las prácticas chamánicas, permite recurrir a espíritus ancestrales: Deo Ceruninco es un espíritu serpiente del reino celta al que Cernnunos puede acceder, pero no es el único…
El líquido negro dejó de fluir hacia el suelo, cambió su dirección gravitatoria y comenzó a flotar, para unirse rápidamente y formar una deformidad en el cielo: poco a poco, la mancha negra fue adquiriendo mayor detalle, mientras su enorme tamaño cubría de oscuridad tanto el campo de batalla como el estadio en general…
– ¿Pero qué es esto…?
– ¿Qué…? – Ares casi se cae de la silla – ¿Qué es esa cosa?
– ¡Jo jo…! – ni siquiera Zeus pudo ocultar su sorpresa.
En su palco, Amaterasu y el Emperador de Jade estaban estupefactos; Di Jun sonreía emocionado pero también temeroso al ver esa figura, mientras su madre Xihe estaba más confiada; los 3 egipcios se levantaron de sus asientos y abrieron completamente los ojos.
– ¿¡Pero qué es eso!? – exclamó Horus asustado.
Al contrario, Isis sonrió de oreja a oreja.
– ¡Eso es lo que quería ver!
– ¡Sí…! – asintió Osiris, también asustado pero ahora más seguro de la decisión que habían tomado – ¡El verdadero poder del demonio de Shona!
Geir abrazó a Leónidas con todo su pequeño cuerpo por un lado, y Sigrune le imitó el gesto por el otro costado.
– ¿¡Ehhhh!? ¿¡Qué demonios es esa cosa!?
El sonido de los tambores cesó, la magia negra se concentró en el cielo, formando enormes cabezas negras de las cuales surgieron ojos que brillaban en un verde fosforescente mientras se elevaban para llenar de oscuridad el campo de batalla.
El cuerpo de Dzivaguru ya estaba limpio de aquel líquido mágico negro, aunque sus ojos estaban llenos de sangre como lágrimas.
– Los Espíritus han hablado…
– ¡Muere maldita!
La criatura abrió las 5 mandíbulas de sus cabezas y lanzó su ataque; 2 de ellas se lanzaron a morder, mientras que las otras 3 cabezas se abrieron y lanzaron una llama verde que combinaba veneno con fuego. Un ataque a gran escala, listo para destruir el campo de batalla, mientras Dzivaguru bajaba el hacha al suelo.
– ¡Chang'E…! – Sigrune estaba muy asustada.
– ¡No puede ser…! – Geir tenía miedo de la diosa de la luna – ¡No importa cuánto dispare o cuánto quiera esquivar…! ¡Es imposible! ¡No se puede salir de ahí!
Chang'E no respondió moviéndose ni siquiera de los brazos, sino que mantuvo la cabeza alta para recibir el ataque con la frente…
El impacto fue directo: las cabezas descendentes chocaron entre sí con un sonido estridente, mientras que las cabezas en alto goteaban veneno y fuego sobre el campo de batalla, haciendo que una nube venenosa se elevara en el aire y generara una explosión, todo ello contenido por el cristal protector que envolvía el campo de batalla.
Dzivaguru respiró hondo, dejando escapar una gran bocanada de aire que mostraba el gran esfuerzo de magia negra que había empleado para aquel ataque; Pero, gracias a eso, el resultado fue favorable…
– Lo tengo… ¡Por fin te he dado! ¡Muere, maldita farsante!
Al poco tiempo, la nube de veneno se comenzó a deshacer y dió lugar a la vista panorámica del campo de batalla:
El suelo destruido y comenzando a derretirse, debido a la intensidad de la magia negra utilizada así como al fuego y veneno; las cabezas que había golpeado directamente estaban destruidas y corroídas por el impacto, y su hacha de batalla incrustada en el suelo tras la técnica…
No sólo presente en medio de la destrucción sobre un escalón de tierra aún intacto, sino con la mirada indiferente, el arco divino sobre sus hombros… INTACTA.
Nada en su cara o en su cuerpo estaba herido en lo más mínimo, aunque sus ropas estaban rasgadas por varios sitios: eso dejaba ver algo de la piel de Chang'E bajo sus ropas, pero ningún signo de herida.
Ni arañazos, ni manchas de sangre… Ni un minúsculo corte. La cara de Dzivaguru, que empezaba a sonreír, se transformó en total incredulidad.
– ¿Qué…?
– ¡Mi ciela…! – Chang'E tosió bastante en presencia del gas venenoso – ¡Carajo! ¡Estuviste tan cerca…!
La diosa lunar se llevó una mano a la boca y tosió con más fuerza, sorprendiéndose de que su mano estuviera llena de sangre; aun así, el rostro de Chang'E no cambió en absoluto.
– Demonios… Ese veneno era muy fuerte, el segundo más poderoso que he probado.
» Realmente sentí que estaba a punto de morir…
La diosa lunar se limpió la mano en la ropa y volvió a toser, aunque su voz sonaba más tranquila y calmada que antes; levantó la mano para comprobarlo de nuevo…
Y ahora estaba limpia; ni una gota de sangre, a pesar que hace 5 segundos estaba manchada. La mirada de Chang'E, de haber tenido un leve brillo, ahora pasaba a la sombra que había mantenido desde que entró en el campo de batalla y cuando sospechó de esa chica valkiria…
– Pero… Tú tampoco eres suficiente.
– ¡Pero qué…! – Dzivaguru abrió ambos ojos con sorpresa e incredulidad – Te di… ¡Con mi ataque más poderoso…! ¿¡Por qué no estás muerta!? ¿Por qué sigues viva… e intacta…!?
Chang'E levantó el rostro de Dzivaguru, dedicándole una sonrisa que combinaba el jugueteo coqueto con la superioridad divina.
– ¿Quieres saber? ¿De verdad…?
Fecha de publicación 29/02/24
Autor: ASFD
Edición: Darklord331
Nota de autor: ¡Muy buenas, mi querida gente!
La batalla ya ha empezado, y con muchas incógnitas así como respuestas. Nuestras sabrosas waifus ya comenzaron a madrearse, pero no todo se ha revelado; hay muchas cosas que todavía no salen a la luz, aunque ya comenzaron a rascar para asomarse.
¿Qué es lo que está detrás de Chang'E? ¿Cómo rayos pudo sobrevivir a ese ataque tan poderoso? ¿Podrá Dzivaguru descubrir la verdad y superarla para tomar la delantera en la batalla? ¿Despertará Dziva del hechizo de control para detener la pelea? ¿La besto waifu por excelencia, AteneaGOD, reaparecerá? ¿Buda ya se besó a Nut para hacerla cambiar de bando?
Todo esto y más, en unas horas… ¡Con el capítulo doble de esta publicación! ¡No se lo vayan a perder!
Sin más que decir, ¡Los leo en el siguiente capítulo!
***
Nuevos términos
* Izmi Remweya – "Voz de los espíritus" en shona
* Pala de luna creciente – Fusión entre una pala de jardinería y una hoz. Sin embargo, se consideraba instrumento de paz y no de guerra.
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