Capítulo 69: Inocente corazón juvenil

El dios griego de la guerra quedó con la mirada abierta, pálida y asustada. Su única respuesta fue dejar escapar una gota de sudor frío al suelo…

¡Esto es… impresionante! – Heimdall cayó de espaldas de su asiento El golpe destructivo de Lakshmí ha… ha

» ¡Ha roto en pedazos a la reina poética!

De inmediato se oyeron los gritos de los Svarga a favor de Lakshmí; ella perdió su trance de baile, así como el Padma que desapareció y relajó su cuerpo, que aprovechó el momento para sangrar y liberar el sudor acumulado.

Todo comenzó a dolerle como si hubiera estado entrenando en exceso, y su boca se abrió en enormes bocanadas de aire para recuperar el aliento.

« Yo… nunca había usado el Padma… tan intenso… Me duele todo el cuerpo y sigo sudando… Quiero sentarme…

» … ¡Pero fue muy divertido! » Sus ojos brillaron de emoción « Nunca había sentido esta… sensación de… ¡Felicidad! ¡Nunca me había sentido tan mal y tan bien! »

Se sintió a punto de llorar de la emoción pero no se permitió; decidió girar la cabeza para ver a los dioses que la apoyaban…

Además de sonrisas y gritos, encontró sangre y heridas.

Todos los dioses de los Svarga estaban heridos de pies a cabeza, pues una gran cantidad de escombros causaron tales perjurios. Heimdall también se dio cuenta de esto y abrió los ojos con la misma sorpresa.

¡Los dioses de Svarga están heridos…! Pero… ¡Pero si nunca recibieron ataques de los luchadores! ¿¡Entonces cómo…?!

Pero Lakshmí sí lo había entendido.

« Y-Yo… Absorbí el aura del destino de todos ellos… Para lograr mi contraataque… » sus ojos se cerraron con molestia y dolor « ¿¡Por qué… Por qué están sonriendo, si solo los lastimé!? »

– ¡Vaya vaya…! – Atenea sonrió de reojo, mirando a los espectador hindúes divinos – ¡Ahora todo se conecta! ¡Lo entiendo!

– ¡Explícalo, Atenea! – exigió Ares con expresión de incredulidad – ¿¡Qué acaba de pasar!?

– Nos harás un gran favor… – respondió Syf, con el rostro inexpresivo pero la misma duda.

– … ¡Si insisten tanto! – Atenea se levantó de su asiento y tomó la palabra – ¿Han visto cómo funciona una trampa para osos? Cuando presionas el activador, la trampa se cierra. Algo como eso pasó con la jirafa, pero… Mucho peor…

» Los hilos de Lakshmí crearon una trampa para osos que encerró completamente a Gangadevi, para evitar cualquier intento de escape o contraataque, y la patada fue el activador:

» Tan pronto como lanzó su patada, los hilos de su pierna activaron todos los hilos en el campo de batalla, sólo que… Esos hilos no cerraron el mecanismo, sino que… ¡Lo abrieron!

– ¿Abrir? ¿De qué estás hablando?

– Dime hermanito…– sus ojos brillaban de emoción mientras mordía un caramelo – ¿Dónde está? El brazo de Gangadevi.

Ares estuvo a punto de buscarlo con los ojos, pero Syf fue mucho más inteligente al notarlo.

– ¿¡Qué!? ¿¡Me estás diciendo que…!?

– Efectivamente, diosa de las pelucas… La mitad de la jirafa, su brazo y su cuerpo, "se abrieron": están desgarrados… ¡Separados por los hilos del destino, al igual que su arma y escudo divinos!

Tanto Ares como Syf quedaron impactados; Atenea, por su parte, sonrió con orgullo y volvió a sentarse en el regazo de Ares.

– Pensé que era demasiado bueno para ser verdad… ¡Si hubiera usado más hilos, habría desintegrado a toda la jirafa ☆! – se golpeó la cabeza en broma – Pero la observación de Heimdall me hizo comprender sus límites.

– ¿Límites de qué?

– Toda esa danza de hilos morados y fuego verde, no podría ser gratis… Supongo que requiere un gran gasto de energía de la fortuna para ejecutar al menos una patada que parta al enemigo por la mitad.

» Un gasto que tal vez no pueda hacer por sí misma. Entonces… Ella usó el aura del destino de los dioses del Svarga para compensarlo. Por eso están todos heridos.

– ¿Una habilidad divina tan poderosa que puede herir a 1116 dioses… tan fácilmente…? – Syf se llevó ambas manos a la cabeza – ¿Qué carajos es Lakshmí?

Una diosa con cara de ángel y voz tartamuda… Además, Nuestra posible cuarta victoria…

La diosa de la fortuna sólo pudo acorralar su mirada con ambos brazos, para no ver lo que había hecho; los recuerdos de todas esas ocasiones anteriores en las que hizo daño latían en su cabeza…

« Lo hice de nuevo… creo que me equivoqué… »

– ¡Eso estuvo jodidamente genial, Lakshmí!

Pero lo que escuchó no fueron gritos de miedo o rechazo, sino de apoyo; levantó la vista y pudo ver los 1116 dioses heridos pero sonriendo y gritando a su favor.

– ¡Qué poder tan increíble! ¡Hazlo otra vez!

– ¡Por más heridas que nos hagas, hazlo de nuevo! ¡Fue hermoso!

– ¡Eres muy hermosa! ¡Cásate conmigo!

– Bien hecho…! – Aditia y Kedara sonrieron emocionados– ¡Vamos, puedes hacerlo!

Así también sus hermanas mayores y mejores amigas estaban sonriendo y gritando de alegría; Shiva todavía estaba bailando divertido, mientras Rudra levantaba uno de sus brazos a su favor.

– ¡Vamos Lakshmí! ¡Puedes ganar…! ¡Mantén tu corazón ardiendo!

Vishnú también expresó felicidad incluso detrás de su máscara; levantó una de sus manos con su pulgar arriba para que Lakshmí lo vea.

– Bien hecho, "suertuda".

La diosa se sonrojó bastante ante tantas emociones enfrente.

« Yo… lo hice bien… »

– ¡Agh--!

Un grito ahogado llamó la atención de Lakshmí, así como de los espectadores divinos y humanos.

– ¡No lo puedo creer! A pesar de ese brutal golpe, ¡La reina poética sigue viva!

Gangadevi se removió en el charco de sangre que se había formado, haciendo uso de su último brazo para intentar incorporarse, aunque la tos con sangre y el dolor en su cuerpo se lo impidieron mucho. Desde su habitación compartida, el conquistador Cortés se rió fingiendo decepción.

Tía… Si que te ves del culo… – luego procedió a beber de la botella de cerveza que tenía en su mano.

En el momento en que empezó a levantarse se dio cuenta del estado de su cuerpo: no tenía brazo, ni tampoco el ojo izquierdo; su pecho, estómago y cuello ardían severamente, y de vez en cuando la sangre salía como si fuera un colador. Ni siquiera tuvo fuerzas para volver a levantarse; tan pronto como lo intentó, cayó de bruces con estrépito.

La diosa de la fortuna se sintió impulsada a ayudarla, hasta que vio el rostro de Gangadevi; de la forma que estaba cortada y tuerta…

Era exactamente lo mismo que había dejado Adhi hace mucho tiempo; cruzó las manos y retrocedió un poco. Por su parte, la propia hermana mayor vio la escena en las gradas y lo entendió perfectamente.

« Hermanita… »

En la habitación de Afrodita, Leónidas sonrió de oreja a oreja y dejó escapar un grito de emoción.

– ¡Sigue viva a esa mujer arrogante!

– Un milagro digno de su título. – asintió Hermes sonriendo – Haber sobrevivido a ese ataque masivo y su hazaña anterior… Tiene la bendición de un dios sobre sus hombros.

– ¿Crees eso? Por supuesto que no… – el espartano tomó un cigarrillo y, sin importarle que estuvieran encerrados, lo encendió para sorber de él – ¡Sólo la voluntad de su cuerpo y de su alma! ¡Ahora es el momento de luchar de nuevo!

– Será interesante ver si aún se puede superar la aterradora catástrofe del destino.

En la habitación de la valkiria, los Einherjer y demás quedaron estupefactos.

– ¡¿Qué fue esa cosa?! – por primera vez, Hrist tenía una expresión de disgusto y miedo – ¡S-Su brazo… fue… fue…!

– Su habilidad divina al máximo esplendor… – comentó Jack con asombro – Una combinación de colores tan exuberante que era difícil descifrarla en su totalidad… Mis respetos ante semejante actuación… so wonderful.

– ¡Acaba de hacer pedazos a mi hermana, idiota! – Hlökk golpeó a Jack – ¡Skogul, hermana…!

– No puede ser… – Simö cayó de rodillas al suelo – Va a… Va a pasar de nuevo…

– … Tenemos que tener fe. – respondió Sasaki, tragando saliva y cruzándose de brazos – Es lo que nos queda. Esperar lo mejor…

La mujer se arrastró un poco por el suelo, aunque sin ningún camino… Sólo moviéndose para tratar de sobrevivir…

¿Tratando de sobrevivir? ¿En qué punto…? La orgullosa reina poética, que bajó del estrado de los dioses y logró avergonzar a la diosa de la buena fortuna… Ahora estaba tratando de sobrevivir, ¿Cómo fue eso posible…?

En su falta de claridad mental, ella misma se dio la respuesta.

« Al final del día, soy una cosa tonta y mortal… Soy una humana. Una humana mortal y estúpida…

» Al final tenía razón… La valkiria y la humanidad no ganarán el segundo Ragnarok… Ni siquiera vale la pena intentarlo… »

« ¡Cállate ya, estúpida! »

Dentro del Volund apareció la valkiria de Nikola Tesla: Skogul con muchas heridas en el cuerpo, tales como 3 cortes en el pecho y parte de su brazo derecho amputado por el reciente ataque. Pero, todavía con fuerza para enfrentar a la reina poética.

« T-Tú… »

« ¿¡Hablas en serio…? ¿¡Todo tu maldito teatro para rendirte, y nada más!? ¿¡Ni siquiera harás un último intento!? » cerró los ojos enojada « ¡No podía esperar menos de una mujer de tan poco coraje! »

La mujer quedó sorprendida por la respuesta de la valkiria; pero para su mala fortuna no tenía ni el humor ni la fuerza para contradecirla.

« Di lo que quieras… Es la verdad… Con o sin mi ayuda, la humanidad perecerá. De eso no hay duda… Es por eso que tomé mi propia decisión de quedarme en los cielos… Al menos de esa manera aseguraría mi lugar en la historia, como intentó hacer Cleo…

» … No te sorprendas, valkiria… Ya había tomado esa decisión hace mucho tiempo… »

A la mañana siguiente, la lluvia había llegado a su fin.

Poco a poco empezó el calor de la mañana; el arrullo de los pájaros en el cielo, el rocío goteando sobre el techo de la casa, la luz iluminaba la cama donde dormían plácidamente la pareja de niñas. La mayor abrazando a la menor, quien a su vez estaba envuelta en una sábana como un paquete.

Unos minutos más tarde, la mayor despertó de repente, dando un gran bostezo y estirando su cuerpo hasta que sus huesos crujieron; esto movió su conciencia al instante.

– ¡Qué bien! Buen día…!

Interrumpió su grito al ver a la pequeña dormida, y más cuando se dio cuenta que se había quedado allí.

« ¡Si mamá descubre dónde pasé la noche, me hará pedazos! Tengo que salir… » Sus piernas se movieron para abandonar el lugar lo más pronto posible…

– ¿Gangam onee-chan? ¿Ya te vas?

El crujido de la vieja cama despertó a la niña que se aferró al brazo de la mayor.

– ¡Ey! Pequeño sol, buenos días~

– ¡No te vayas! – la chica se aferró aún más fuerte a su brazo – No me has leído mi cuento.

– ¿Tu cuento? ¿El que te leí 5 veces anoche?

– ¡Sí! – sus ojos brillaron de emoción – ¡Otra vez, por favor! Tu voz es tan dulce y hermosa… ¡Estoy segura que tienes la misma voz de la diosa más hermosa, Lakshmí!

– ¿Qué estás diciendo? ¡Me halagas! Aunque es obvio que no es la misma voz; al contrario, Lakshmí sería halagada si usara mi voz hacia ella.

– No te vayas, Gangam onee-chan.

La mayor sólo pudo detenerse en la imagen de la niña con los ojos muy abiertos en señal de súplica; un ataque de ternura así como un disparo directo en la cabeza, ¿cómo podría rechazarla?

« Supongo que no lo haré… » se recostó en la cama y acarició el cabello de la niña « ¿Y mi encuentro con madre? Supongo que habrá que esperar… »

– ¿Dónde estás, niña del diablo? ¡Sal, Gangambika!

Un aterrador grito femenino llenó el aire, asustando tanto a la niña menor como a la mayor; ella suspiró pesadamente sabiendo de la desgracia que le esperaba.

« Maldita sea… La loca ha aparecido. »

– ¡Gangam onee-chan! – la niña abrazó la pierna de su mayor – ¡Ha aparecido la bruja de Telangana! ¡Se va a llevar nuestros pies!

– No, no es una bruja roba pies. Ella es algo peor… mi madre.

Sin otras opciones, tuvo que levantarse, ponerse la bufanda que gustaba usar y salir descalza de la casa de lámina, a una avenida rodeada de casas del mismo tipo con el suelo lleno de barro por la lluvia reciente.

El sonido de sus pies en el lodo llamó la atención de la mujer que gritaba en medio de la avenida; su mirada carmesí se volvió a la chica, radiante de furia, y con sus labios carnosos continuó sus exclamaciones:

– ¡Sabía que estabas aquí, Gangambika!

Pero… ¿Esta niña se parecía en algo a la reina poética de Vijayanagar? Para nada: sucia de la cabeza a los dedos del pie, un poco delgada para su edad, con piel callosa y cabello desordenado. Lo único que destacaba eran sus ojos carmesí que mostraban belleza en ella…

Sus pies estaban enterrados en el barro por la agradable sensación de frío, que molestó a la mujer adulta aún más.

– ¡Deja de jugar! Mírate, estás sucia… ¡Nadie notará que luces así! ¡Qué vergüenza ser tu madre!

– ¿Soy… una vergüenza…?

La chica miró abajo lentamente mientras su cabeza procesaba esas palabras; solo una respuesta podría venir de sus labios:

– ¡Eso es lo que se merece una bruja como tú! ¡Soporta! [01]

Una respuesta acorde a su carácter, heredada justamente de esa mujer que la miró incrédula.

– ¡Jirafa mocosa! ¡No me respondas así!

– ¿Jirafa? ¡Eso no me afecta, enana!

– ¡Soy tu madre! ¡Trátame con respeto, maldita sea!

– ¡Joder, qué mal! ¡Quiere llorar, quiere llorar!

– ¡Ven aquí, desgraciada…!

Después de su discusión tan ferviente que asustó a todos en el lugar, su madre tomó a Gangambika y la arrastró de regreso a casa, no sin antes dejarle la cara hinchada y enrojecida por tantas bofetadas. [02]

Una vez dentro de su casa, una mansión con muchos lujos extraordinarios como si perteneciera a una familia real, lo primero que hizo la mujer fue llevar a Gangambika al baño.

– Limpiaré toda esta porquería por ti… ¡Y nunca volverás a ese pueblo!

– ¡No puedes detenerme! ¡Yo soy inevitable!

– ¡Ya es suficiente! Suficiente, por favor…

Un momento de claridad suficiente para que la mujer expusiera sus verdaderos sentimientos, así como Gangambika que cambió su rostro para poner atención.

– Hija, ¿No lo ves?

» Eres la niña más hermosa de Telangana, y también de toda la India, ¡Puedo apostarlo! Y también puedo apostar que con eso, más tu inteligencia y tu fuerte carácter, puedes lograr lo que quieras, incluso ser la reina de la India.

» Pero… ¡No te importa! Siempre estás con la ropa rota, toda sucia y descuidada, sin comer, y tan salvaje… ¡Todo por dárselo a esos niños y pobres de Telangana! ¡Yo quiero saber qué hay en tu cabeza para cometer tales errores!

– ¿Errores? Eso es una tontería…

Gangambika agitó su cabello de manera jactanciosa y su rostro sucio dibujó una sonrisa detrás de sus ojos carmesí.

– Hemos sido bendecidos por los dioses… Somos autoridad en Telangana, la familia más rica y la más poderosa, tengo la mayor belleza física, auditiva, intelectual y demás… ¿Crees que es alimento para el egoísmo humano?

» Al contrario… ¡Esta bendición es para bendecir a Telangana! Nuestro deber, como los más fuertes, es cuidar de los más débiles! Debemos compartir esta alegría… ¡Es el deber que nos imponen los dioses!

La sorpresa llenó a su madre; siendo tan pequeña su hija llevaba esa soberbia de reconocerse ella misma como la mejor pero también la humildad de no guardarse nada; ella suspiró suavemente.

– No sé qué hacer contigo…

– Ámame, supongo… ¡O véndeme! ¡Al mismo precio que un perro!

– ¿De qué estás hablando? ¡Te lavaré la boca…!

Más tarde esa noche, encerraron a la niña en su habitación y un par de guardias fueron apostados en la entrada para asegurarse de que no volviera a escapar. Pero a ella no le importaba; ella ya tenía la compañía ideal…

Corrió a su cama y se metió debajo de ella, en el espacio entre ésta y el suelo, para abrazar al objeto allí presente:

– Después de muchos meses, volvió a llover… ¡Gracias, Taabeej!

Una roca de piedra tan grande como ella era su "amuleto de la suerte": Taabeej. Pero, ¿Por qué una roca sería un amuleto de la suerte?

Hace casi 2000 años, un dios bajó a la tierra y derramó su fortuna sobre la humanidad, dejando su última bendición entre lágrimas… La roca donde lloró absorbió sus propiedades y se convirtió en un divino tesoro como si hubiera sido forjado por un dios.

Ya sea por casualidad o destino, la roca pasó de la mano a mano hasta el turno de Gangambika, y gracias a eso su familia se convirtió en la más rica y poderosa en la zona. Un secreto que decidió guardar para ella en su habitación, y que siempre trató de mantener fuera del alcance de sus padres.

– Si se enteran de ti, Taabeej, seguro que te harán esclavo… ¡No lo permitiré! – abrazó la roca con todo su cuerpo [03] – Tu propósito es ayudar a todos a alcanzar la felicidad… ¡Yo te ayudaré!

» ¿Pero quién me lo agradecerá? ¿Qué dios me agradecerá por haber hecho tu trabajo? Señor Shiva, Señor Vishnú, Señor Brahma… ¡Por supuesto, soy tan tonta a veces! Una roca que da bendiciones sólo podría haber venido…

» ¡De Lakshmí, la hermosa diosa de la fortuna! ¡Ya me lo imagino! ¡Subiré al cielo y Lakshmí me dará un beso como recompensa por haberte ayudado! O al menos estrechará mi mano…

Gangambika rodeó a Taabeej con sus brazos y lo cargó con todas sus fuerzas para ponérselo en su cama; lo arropó con las mantas y abrazó de nuevo, como si fuera un peluche gigante.

Entonces la niña cerró los ojos y comenzó a mover sus labios en un dulce instante musical a través de su voz…

Duerme, pequeño, duerme…
Mantequilla, pan y azúcar…
Ya no hay mantequilla ni pan ~♪

Duerme, pequeño, duerme…
Mi niño duerme…
El niño se ha quedado dormido ~♪

Siempre que la fortuna iba bien, Gangambika le cantaba a Taabeej como recompensa, y eso también hizo que la roca brillara un poco, trayendo paz y tranquilidad a la niña.

Este fue siempre el caso: siempre Gangambika hacía lo que quería, ya fuera que se perjudicaba a ella misma o a su familia, siempre y cuando compartiera el don de la bendición divina.

Pero… Incluso la bendición, a largo plazo, también puede convertirse en una maldición…

– Mi hija. Hoy importantes autoridades del imperio Vijayanagar van a visitar nuestra aldea. Por favor, compórtate como la mujer de 20 años que eres.

– … Evitar que esos tipos ricos toquen un grano de arena de Telangana y declarar la guerra. Lo tengo.

– ¡No, no es así!

La mujer le dio a Gangambika un fuerte golpe en la cabeza, siendo que la última vez que tuvo que castigarla físicamente fue hace 8 años cuando desapareció toda la comida de su casa. Tomando provecho del hecho que ahora estaban juntos, era hora de otra conversación seria.

– Hija, además… Es tu oportunidad.

– ¿Eh? ¿De qué estás hablando?

– He oído que hay muchos chicos bonitos en la corte real de Vijayanagar… ¿No te interesa? Si no haces nada, tendré que agregar una silla a la mesa para mi amante.

– ¿Eh? ¿Engañarías a mi padre?

– Sólo si no aprovechas…

La niña se quedó en blanco durante unos segundos y luego sonrió de reojo con emoción juvenil.

– ¿Y por qué esperar? ¡De una vez consigamos chicos lindos para ambas!

– ¡Tienes toda la razón! Debes destacar entre todos los posibles gatos que quieran aprovecharse.

» Aunque… – su rostro mostró disgustado – Por supuesto que podrás destacar con ese cabello que decidiste arruinar.

– ¿Arruinar? ¡Para nada! – Gangambika se pasó una mano por el pelo, ahora teñido de carmesí en sus puntas – Es para ir a juego con mis ojos, ¿no?

– Como sea… Compórtate bien.

– Por supuesto… ¡Por cierto! Los alimentos que estaban almacenados en el almacén a unos 3 kilómetros de aquí… ¿Eran nuestros?

– … ¿Cómo encontraste ese almacén? Se ocultó tan específicamente de ti y tus delirios de caridad.

– ¿En serio? Por eso no hablé de ningún almacén. Ahora, si me disculpas, tengo que hacer desayuno en Telangana con comida imaginaria… ¡Nos vemos en 5 horas!

– ¡Esperar! ¡¿Qué diablos hiciste?! ¡Ven aquí…!

Gangambika había instalado un puesto de comida en el pueblo de Telangana, donde comenzó a preparar un desayuno comunitario. Al mismo tiempo, sus labios se abrieron para cantar suavemente uno de sus textos favoritos que sus padres le habían comprado meses atrás, escrito por un antiguo poeta…

Apenas el rishi vio a…
La extraordinariamente bella muchacha…
La cual era deseable incluso para un anacoreta…
Deseó abrazarla y amarla allí mismo ~♪

Así pues, se dirigió a ella diciendo…
« ¡Oh bendita mujer! Me sobrecoge…
Tu belleza y te deseo…
Acepta mis dulces abrazos » ~♪

– Eso es de Tikkana, ¿no?

Una voz exterior, de un joven que llevaba una capucha oscura, apareció a mitad de su inspiración y llamó su atención y la de los niños reunidos esperando a Gangambika para terminar la cocina.

La niña levantó su cucharón para usarlo como arma.

– ¿Y tú? ¿Quién eres y por qué me interrumpes?

– ¡N-No quiero causar problemas! Sólo estoy de paso… El olor de la comida y tu voz divina me trajeron hasta aquí…

– ¿En serio…? – si le gustaban los halagos, pero no era momento para eso – ¿Cómo sabes de Tikkana? ¿No sabías que dejó toda su literatura en Telangana?

– No todos, ya que tengo un ejemplar en mi casa.

– ¿Acabas de llamarme tonta y mentirosa?

– ¿Qué?

– ¡Ya sacaste boleto!

En realidad, desde el momento en que la interrumpió ella quiso pelear, y la primera razón para conseguir una pelea sería válida. Salió del cubículo, apretó el puño en un instante en que nadie reaccionó, y lanzó un puñetazo directo a la cara del chico.

Cayó atrás y se llevó una mano a la cara, soltándose la capucha y dejando al descubierto su rostro: oscuro, más claro que Gangambika; cabello negro y rizado; ojos verde esmeralda sobre un par de lunares; distribución estética deseable y perfecta.

Se trataba del príncipe de Vijayanagar, Kumara Kampana.

– ¡Mierda…! – Gangambika dejó el cucharón y se agachó para levantar a Kumara – ¡Lo siento, lo siento, lo siento!

– No te preocupes… solo voy a quedar un poco desfigurado.

– ¡No, por favor no lo hagas! Nunca me perdonaría que tu hermoso rostro se rompiera por culpa mía…!

El motivo de la disculpa de Gangambika no fue porque supiera que era el príncipe, pues ni lo reconoció; se disculpó por golpear una cara que encajaba perfectamente con todos sus gustos.

Al estar tan cerca, Kumara también pudo contemplar mejor a Gangambika; una mujer de 20 años, su rostro sucio pero estético, su dulce voz y su actitud feroz, sin mencionar sus ojos y cabello carmesí. Asimismo, cosas que al joven le gustaban mucho.

« Diablos… » pensaron al mismo tiempo « Me encanta. »

« Yo… debo casarme con ella. Siendo el príncipe, será fácil convencerla… eso espero. »

« Tal como a mí me gusta… No me importa si le gusto o no, ahora mismo voy a besarlo-- » [04]

– ¡Gangam onee-chan!

La niña, ahora una pequeña adolescente, se acercó a la niña mayor y abrazó su pierna, rompiendo el momento que molestó a Gangambika aunque no lo expresó.

– ¿Qué pasó, pequeño sol?

– ¡Viniste! ¡Y nos vas a preparar mucha comida!

– Así es… ¡Es lo menos que puedes esperar de mí!

– ¡Quiero ayudarte! ¡Ser como tú…!

– Yo… ¿Puedo ayudar también? – preguntó Kumara con timidez. Su presencia llamó la atención de la pequeña.

– ¿Quién es él, Gangam onee-chan?

– Él…? – Gangambika lo agarró del brazo a modo de compañero – ¡Nadie, nadie! ¡Solo un colado!

– ¿En serio?

– Claro, pero desde que abrió su linda boca me ayudará… Y tú también puedes, si prometes no tocarlo en absoluto.

– ¡Lo que digas!

Entonces Gangambika llevó al niño al interior de la tienda, siempre aferrándose a él y provocando reacciones de atracción en todo momento.

A partir de entonces, Gangambika y Kumara empezaron a compartir tiempo y espacio, y su atracción creció cada vez más hasta convertirse en un sentimiento de amor juvenil a punto de estallar en erotismo, sostenido por diversas situaciones y obstáculos.

Unos meses más tarde, Kumara tomó el primer paso yendo en caravana real a Telangana para llevar a Gangambika al palacio como su prometida. En su compañía estaba también su padre, el rey Bukka I, que quiso dar su visto bueno en persona; difícil desde que entraron en Telangana.

– ¿Tiene que ser de aquí? ¿En esta… ciudad mediocre?

– No me importa dónde nació, padre. Lo que importa es mi corazón y lo que siento por ella…

– Estás demasiado decidido… ¿No has caído en el truco de una bruja?

– ¡N-No! Al contrario… ¡Ella es la mujer más bella de toda la India!

– Lo comprobaré…

A lo lejos había una multitud de personas reunidas alrededor de una mujer, justo a quien buscaban; Kumara se bajó del caballo y corrió a la reunión. Gangambika estaba sentada en una roca, leyendo los rollos de Tikkana para tener un momento más con la gente de Telangana, haciendo gala de su voz y esperando sus elogios; típico de ella.

Los cielos resonaron con la música…
De todos los instrumentos celestiales ~♪

Arjuna y Draupadi formaban…
Una pareja tan hermosa…
Como la de Indra con Sachi…
O la de Agni con Swaha…
O la de Vishnú con Lakshmí ~♪

– ¡Lindo~! – la niña aplaudió en medio de su canción – Eso suena tan romántico y bonito… ¡Ojalá Gangam onee-chan tuviera un príncipe así!

– ¿Qué dices, pequeño sol? ¡Para nada! Una mujer como yo no requiere disparates de amor. Si es con un dios, tal vez sí, pero con un mortal sería… imposible…

La joven desvió la mirada cuando notó la presencia de Kumara llegando entre la multitud; uno de los aldeanos también lo ven y reconoció su identidad.

– ¡El rey está aquí! ¡Todos de rodillas!

Inmediatamente todos se arrodillaron en reverencia ante el príncipe y la caravana real que llegaba detrás suyo, mientras le dejaban paso para que llegara con Gangambika.

– ¡Hola Gangam! ¡Hace mucho que no nos vemos…! ¿Un día?

– … Lindo Kuma… ¿Qué es esto? ¿Eres un… payaso disfrazado de rey?

– ¿Payaso? ¡Claro que no! Soy el príncipe de Vijayanagar, Kumara Kampana. Pero ya lo sabías, ¿no?

– … ¿Tengo cara de saberlo? ¡Ten más consideración conmigo, por el amor de… de Shiva…!

– ¿No sabías…? Bueno, eso puede esperar para más tarde – tomó la mano de la joven y lo movió – Primero lo primero, ¡Te presentaré a mi padre, el rey!

– Espera, ¿¡Qué…?!

Kumara la llevó a la montura dónde estaba su padre, quien ya había estado observando la escena que el príncipe había creado. Pero lo que había captado su atención fue la chica: en efecto, era muy hermosa, y su voz era como la de una diosa…

– Su Majestad y padre, ¿Puedo presentarle a Gangambika? – Kumara hizo una reverencia, al igual que ella – Es la mujer de la que te hablé.

– … Ya veo. Un placer.

– E-El placer es mío… Su Majestad…

– Dime, ¿Tus padres siguen vivos?

– Por supuesto que sí; son los gobernadores de Telangana. Me imagino que habló con ellos para dirigir toda esta caravana.

– Me gustaría volver a hablar con ellos, si no es mucha molestia…

Todo lo que siguió pasó tan rápido que ni siquiera ella se dio cuenta de en qué momento fue llevada al palacio de Vijayanagar como invitada especial. Todavía no le habían dicho por qué razón por la que había sido llevada allí, sólo sabía que ella estaba allí… Y pronto lo averiguaría, pero no de la mejor manera…

A los pocos días de ser llevada, varios sirvientes de palacio entraron en su habitación y comenzaron a atenderla: ropa nueva, perfumes y joyas, maquillar su piel y eliminar imperfecciones…

Algo nuevo y extraño, pero sobre todo repentino.

– ¡Esperen…! ¿De qué se trata todo esto?

– El rey la llamó a su presencia y nos pidió personalmente que la preparásemos.

– ¿Eh? ¿Para qué…?

– … No lo sabemos… – además, por orden directa, no pudieron revelar la verdad que ya sabían…

Una vez que terminaron, llegaron los guardias y la escoltaron lentamente a través del palacio hasta los aposentos del rey. En el camino, la mente de la joven comenzó a concebir las posibilidades…

« ¿Por qué quiere estar conmigo? ¿Tiene cosas en mente que requieran mi habilidad…? Espera, no tengo habilidad en nada menos mi voz y mi belleza… ¿Quiere que le cante? O tal vez… ¿Poesía? Si ese es el caso, podría leerle algunos de mis poemas originales… ¡Espera, espera…!

» No importa esto, sino que… Vine al palacio pero nadie me ha dicho para qué, y juré que el lindo Kuma sería mío desde que lo vi. Así que ahora tengo una oportunidad: puedo hablar al rey y pedirle su mano formalmente. Nada óptimo, ya que él debería hacerlo… ¿Pero qué importa? ¡Tomaré esos créditos!

» De todos modos, qué nervios siento en el estómago… ¡Ayúdame, Taabeej…! Para poder casarme con mi lindo Kuma lo más pronto posible… Te lo ruego, Taabeej y Lakshmí… »

Llegaron al aposento del rey y los guardias abrieron la puerta; Gangambika tragó profundamente y entró decidida a su nuevo objetivo. El rey estaba sentado en su cama cuando vio a la niña, a quien le dedicó una sonrisa.

– Bienvenida a mis aposentos.

– Gracias por la invitación, Su Majestad… – Gangambika hizo una reverencia.

Bukka se levantó y caminó hacia ella, colocando una mano en su hombro desnudo por el vestido discreto con el que estaba vestida.

– ¿Te gusta tu ropa nueva? ¿Tu nueva apariencia?

– ¿Este? Sí, sí… No solía usarlo, pero es lindo… Aunque muy revelador… Me siento un poco incómoda.

– No te preocupes, que no lo usarás por mucho tiempo.

– ¿Eh?

– No creas que pasarás toda la noche con tanta ropa puesta… Me imagino que estarás mucho mejor sin todo eso.

La mente de Gangambika se quedó en blanco cuando escuchó esas palabras; sin poder terminar de comprenderlo se dio la vuelta.

– L-Lo siento. Creo que está confundido… – movió las puertas pero ya estaban cerradas – ¿Eh?

– Para tomar confianza, hagamos los juegos previos, ¿Qué dices? – Bukka la rodeó desde atrás, agarrando su cuello con sus dedos y sus caderas con su otra mano.

– Espere, Su Majestad, esto es un error…

– Por supuesto que no.

– Por favor déjame ir…

– ¡Conoce tu lugar--!

Bukka agarró violentamente el rostro de Gangambika, lo que la asustó y paralizó; viendo lo que había logrado, Bukka hizo una pausa por un segundo. La soltó y suspiró suavemente, dejando de acariciar su mejilla.

– Lamento eso. Fue un error de mi parte…

– Entonces ya puedo irme--

– Me sorprende que alguien como tú se menosprecie así.

– ¿Qué?

La forma en que Bukka le habló llamó su atención e hizo hervir su orgullo interior; por eso no notó que Bukka seguía tocando su cuerpo y la movía lentamente q su cama.

– ¿Nadie te ha dicho lo hermosa que eres?

– Me lo han dicho muchas veces… Casi todos los días… No es nada nuevo para mí.

– Parece que sí, pero… De todos modos, no conoces tu lugar. Eso es lamentable.

– ¿Mi lugar? ¿Qué quiere decir?

– ¿No lo sabes? Kumara me ha hablado de tu amor por la poesía… Allí, en los escritos de muchos años y siglos, lo dice…

» La única manera de que exista alguien tan hermosa como tú entre los mortales… Es porque eres especial. Es porque eres una diosa… el recipiente que una diosa ha usado para manifestarse.

Las manos de Bukka sostuvieron el cuerpo de Gangambika con firmeza y lujuria, recorriendo arriba y abajo todos sus atributos femeninos. La joven estaba tan inmersa en su hirviente orgullo que se transformó en curioso orgullo, por lo que no lo detuvo.

– ¿Es eso lo que piensa? ¿Soy una manifestación divina?

– Además sé quién podrías ser… la manifestación de Meenakshi, ¿la conoces siquiera?

– N-No… No la conozco, Majestad…

– Sólo Bukka…– su mano recorrió la entrepierna de la joven, haciéndola gemir en voz baja – Ella es la diosa de la guerra y la belleza, que decidió que nunca se casaría con ningún mortal… Sólo con un dios….

» Alguien tan hermosa como tú, adorada en Telangana y que nunca ha conocido a un hombre… Esa es la única respuesta, ¿no?

La joven tropezó y cayó de espaldas sobre la cama del rey, quien permaneció encima de la joven continuando con su discurso y movimientos de manos.

– Entonces tú eres…

– Me gustaría ser la manifestación de un dios, pero solo soy un humilde servidor mortal que no puede ofrecerte nada…

» Nada más que la gloria y majestad de mi imperio… Este imperio que forjé con mi hermano y está destinado a ser el más glorioso de toda la tierra… Mi señora y diosa, ¿No le gustaría tenerlo en tus manos y ser la reina de reinas…?

Su cuerpo y su mente ya están hipnotizados por la trampa tendida por Bukka, haciendo a la joven retorcerse por el placer físico y sumergirse en la mentalidad que tanto le estuvieron inculcando desde pequeña; el recuerdo de Kumara golpeó su cabeza, haciéndola volver en sus sentidos por unos segundos.

– Ma-Majestad… No debo… No…

– Sé mi reina, "Gangadevi".

Bukka silenció a Gangambika con un beso en los labios; se llevó una gran sorpresa con ese gesto, más que lo repentino fue porque…

Fue su primer beso.

La química y las emociones que sentía eran nuevas para ella, por lo que no intentó romperlas alejando al rey, sino que puso sus manos en su cuello para mantenerlo firme.

El rey se separó y usó su mano libre para acariciar la mejilla de Gangambika.

– Como dije, sólo soy un humilde servidor… Por favor, Majestad, deje que este hombre le sirva y le dé todos los deseos que quiera.

– … Sí, Bukka… Seré tu reina…

Gangambika cedió y cerró los ojos, dejándose llevar por las emociones de su juventud y placer sexual que la invadieron, siendo esta su primera vez en intimidad con un hombre.

También su primera noche como concubina del rey, que se volvió lo suficientemente constante para convertirla su esposa legítima y por ende la reina de Vijayanagar; en esa misma noche también los sentimientos y corazón juveniles de Gangambika murieron para dar lugar al nacimiento de la reina Gangadevi.

Como si el destino mismo le hubiera construido ese camino: elogios de su madre, alabanzas de su pueblo, un rey a sus pies. Todo parecía ser así: ella debía ser una reina y una diosa.

Su vida continuó con un reino frío y una mujer severa que no recordaba su amor juvenil; situación que pudo llevarla a un orgullo y arrogancia todavía mayores… hasta que el destino volvió a tirar los dados.

Tal vez fue por Taabeej, que Gangadevi encontró sus rollos de poesía de Tikkana, su primer amor. Estar con ellos por un día fue suficiente para romper el caparazón que había creado para ella y para ese pasado suyo, así como su promesa a sí misma…

« Ese niño… Va a ser mío, y sólo mío. Porque lo amo… » El último fragmento de Gangambika que vivía dentro suyo.

Así nació la siguiente faceta de Gangadevi: la atrevida mujer que sedujo al príncipe sin importar que ella ya estaba casada con el rey; día y noche lo hizo, provocando situaciones embarazosas, aún sabiendo que sería imposible cumplir su propio juramento. Hasta…

– Supongo que con ese gesto… Es recíproco mi sentimiento de que… seas mi mujer.

Hasta el día en que ambos se confesaron, y de ahí, tomados de la mano, tuvieron su primera cita en años; Gangambika, si hubiera estado presente, podría haber saltado y gritado como una niña cuando fue correspondida. Después de tantos años, la esperanza en la vida de la reina regresaba…

Hasta que se le acabó la fortuna.

¿Oportunidad? ¿Destino predicho, dados cargados? ¿Obra de dioses o de hombres? Cualquiera la razón, el corazón de Gangadevi estaba en peligro cuando estalló la guerra contra Madurai, donde Kumara iba a ser el comandante general.

A pesar de sus intentos por impedirle ir, la mala suerte no la ayudó y tuvo que aceptar su destino con resignación; durante más de 4 años esperó pacientemente, mientras recibía carta tras carta de su amado, esperando que uno de ellos dijera: "Lo logramos. Ganamos".

Pero las cosas en Madurai no fueron del mejor modo, incluso con la intervención directa de Bukka que terminó en su muerte. Cuando la noticia llegó a Vijayanagar, la reina tuvo una combinación de emociones:

Por un lado, felicidad porque se deshizo de ese molesto rey y también porque estaba ya con un estatus disponible para Kumara. Pero en la otra mano…

– Los refuerzos que envió Bukka fueron destruidos. Sólo queda la guardia de palacio, y si los enviamos tardarán meses en llegar… Eso significa… que… mi lindo Kuma…

» Está solo… No queda nadie que pueda ayudarlo, sólo… él mismo.

Las lágrimas brotaron de sus ojos cuando se dio cuenta.

– Nadie lo salvará… Nadie lo traerá a mi lado… Lo perderé… ¡N-No…!

Al borde del colapso, le quedó una última opción: corrió a su habitación y buscó en su cosas hasta que encontró a Taabeej. No quería hacerlo, pero ahora era necesario.

Taabeej, por favor trae a mi amado… Siempre cumpliste con mi egoísmo, pero ahora te lo pido desde mi corazón… ¡No me hagas perderlo! ¡No me lo quites!

Pero la roca no respondió como antes, sino que permaneció fría y oscura; tanto se enojó Gangadevi que estuvo a punto de hacerle algo…

Pero sus ojos chocaron con la empuñadura que Kumara le había regalado hacía 4 años; una idea pasó por su mente y sus ojos se abrieron de par en par con curiosidad.

– Tal vez… puedas ayudarme si… ¡Serás mi espada!

Tal vez convertir a Taabeej en un arma podría funcionar, ya que era una roca muy diferente a otras; tan duro como el metal. Si pudiera convertirlo en un arma y enviarlo con un mensajero, todo resultaría para bien.

Entonces se puso a trabajar: durante dos meses, día y noche, Gangadevi probó todos los métodos de la metalurgia para su tarea…

Pero fue inútil. Allí se dio cuenta, de la peor manera, que un divino tesoro no puede ser moldeado por manos humanas. No importó cuánto esfuerzo y trabajo duro puso, Gangadevi no llegó a ninguna parte.

El último día de esos dos meses, explotó de rabia con el mango de un martillo destrozado en pedazos, así como sus nudillos en ambas manos que estaban goteando sangre; sus ojos carmesí estallaron por no conseguirlo, así como en lágrimas desgarradoras.

– He hecho todo bien… Lo he intentado tanto… ¿Por qué no funciona? ¿¡Por qué…!? – tiró la pieza al suelo y cayó de rodillas – Sólo lo quiero a él de vuelta… ¿¡Por qué tengo que quedarme aquí y esperar a que muera?! ¿¡Por qué no puedo ser feliz?!

» ¡¿Por qué soy tan miserable?!

Ella terminó derrumbándose; se llevó las manos a la cara y lloró amargamente esa noche, combinando sangre y lágrimas. Luego se acostó sobre su piedra de la suerte y se quedó dormida, con ese ferviente deseo casi estallando de su corazón.

« … Yo te quitaré tu infelicidad, pequeña… »

Por la mañana la despertó un extraño calor; como un abrazo. Su imaginación pensó lo mejor, pero rápidamente volvió a la realidad.

« No es Kuma… Ya nunca lo será… »

Abrió los ojos y notó la roca bajo sus brazos, que era la que emitía el calor; una gran sorpresa le sobrevino cuando su visión procesó lo que había debajo:

Taabeej se había convertido en una espada firangi, de más de un metro de largo, con la empuñadura de Kumara; sus ojos carmesí se abrieron con sorpresa.

– … ¿Taabeej…? ¿Eres tú?

La mujer levantó la mano y también se dio cuenta que sus nudillos ya no estaban lastimados; tomó el mango de la espada y la movió un poco, viendo que también era muy liviana para el tamaño. Como si tuviera en sus manos la pluma más letal.

Se habría quedado más tiempo para probarlo y lucirlo, pero no había más tiempo que perder.

– Lo tengo. Voy a salvarte… Kumara…

Inmediatamente fue a por la primera montura en el palacio y partió a toda velocidad a Madurai; para su sorpresa, el animal se movió con sorprendente velocidad para cumplir su tarea. Un solo pensamiento se le vino a la cabeza…

« Ahora que tengo la suerte conmigo… Nada me detendrá. Nada será un obstáculo para mí. No necesito la ayuda de los dioses ni de los humanos…

» Seré… mi propia fortuna. Mi propio destino. »

Unos días más tarde llegó a su destino, justo al mismo tiempo que Kumara luchaba el último intento de conquista con su mermado ejército: sin problemas la mujer vestida con armadura comenzó a llover muerte a los musulmanes que se interponían en su camino, hasta que logró llegar al corazón de la capital y ser testigo de primera mano de cómo Kumara fue derrotado por el sultán…

Pahala Shlok. Raajaon Kee Agnimaalaen
[ Primer verso. Guirnaldas de fuego de reyes ]

Su espada cortó la cabeza del sultán Ala-ud-Din Sikandar Shah, y así puso fin a la invasión. Envainó su espada, cargó sobre sus hombros al príncipe gravemente herido y lo arrastró para buscar ayuda médica. Todo con una expresión genial de la reina poética, mucho más con el hombre que era su amado más profundo y apasionado…

– Tenemos que irnos, Príncipe Kumara. Y… Mi nombre es Gangadevi…

– … Está bien…

En el camino, la mano del príncipe se abrió paso, intentando enlazar con la de Gangadevi en busca de un gesto amoroso. La mujer con la que estaba ahora era muy diferente de la que había dejado, quien no estaba dispuesta a tomar su mano ya que sería un signo de debilidad emocional…

Pero ella no lo ignoró; su mano tomó la del príncipe y entrelazó sus dedos con un apretón, junto con un sonrojo facial que Kumara no notó.

Esto porque fue el último acto amoroso realizado por la reenterrada Gangambika, la niña locamente enamorada del príncipe rizado dispuesta a llegar a tales extremos para salvarlo.

También fue la última vez que Gangambika apareció, y desde entonces Gangadevi siguió todo lo demás: el matrimonio con Kumara, la corona sobre su cabeza, el título de "Reina de Reinas", y el gobierno muy frío y severo que impuso, así como la riqueza y la gloria de Vijayanagar…

El tierno corazón de la joven Gangambika fue reemplazado por la decisión de Gangadevi: "Yo soy mi mi propia fortuna y mi propia diosa", para nunca más sufrir el destino de los dioses…

Una decisión que ni siquiera cambió en el segundo Ragnarok.

« Yo soy… Soy mi propia diosa… O eso me gustaría creer ahora. »

Su aliento jadeante y ahogado se llenó de su propia sangre; todo indicaba que pronto perdería el conocimiento y moriría. Esos últimos pensamientos no fueron más que negativos, aceptando resignada lo que estaba por suceder.

« Es ridículo… A pesar de mi esfuerzo y dedicación a esto, a mi corona y a mi título, estoy a punto de morir… Más carne de cañón arrojada al campo de batalla, con la débil esperanza de que podemos ganar una segunda vez… Es tan inocente… y estúpido… Que quiero reír… »

Su boca intentó hacerlo pero se llenó de sangre que tuvo que vomitar; sus ojos carmesí comenzaron a apagarse poco a poco.

« Adelante, valkiria… he cumplido mi parte del trato… »

« … ¿Tu parte? »

« Ya luché por la humanidad… Lograste mantenerme en este lado al menos hasta deshacerte de mí. Ya puedes irte… No quiero que tu voz sea lo último que escuche… »

Una buena oportunidad para que la valkiria tome su decisión… Pero, desafortunadamente para ella, el científico le había enseñado algo más…

« ¿Crees que soy un cobarde como tú? Te equivocas… Gangambika. »

Con eso captó por completo la atención de la reina, a quien agarró por las mejillas para enfrentarla.

« Nuestro trato era que lucharías por la humanidad… y tendrías la victoria. Aún no lo has hecho; no has cumplido…

» ¡Eres tan tonta que me enoja más todavía! ¡Levántate!

» ¿De verdad crees que ya no hay esperanza? Tenemos este segundo Ragnarok sobre nosotros, e incluso mi hermana te dio la oportunidad de estar aquí… ¡Es una tontería tirarlo todo por la borda! ¡Sigue adelante! ¡Incluso si perdemos… no habrá sido sin que logremos avanzar--! »

Esas últimas palabras silenciaron a la valkiria, además de colorear de rojo sus mejillas; Gangadevi se rió suavemente.

« Ya te pareces a ese científico loco… Ingenuo, pero firme… Me gusta… »

Una última sonrisa se dibujó en su rostro; no aquella que soltaba con sus deseos egoístas, su interminable la avaricia, su mal carácter… En los segundos decisivos de su vida, todo eso le fue despojado…

« Por supuesto que importa… No quiero perder… ¡Pase lo que pase, quiero ganar! »

Una sonrisa de Gangambika; una sonrisa de la joven de Telangana.

Su mano chocó con un frío objeto metálico que llamó su atención, provocando que ampliara su mirada carmesí: Taabeej. Aunque estaba casi destruida, el agarre de Kumara todavía estaba intacto.

– Taabeej… Aún estás…

« ¿Te duele el cuerpo, pequeña…? »

Su cabeza se llenó con una voz infantil que nunca había escuchado en su vida, y luego se inundó el campo de batalla con una extraña luz divina; una luz que cubría el cuerpo herido de Gangadevi y el escudo de Skogul.

¿Qué es esto? Una nueva luz divina emerge de la reina poética… ¿Su última carta?

En Gimlé, nuevamente los 2 dioses presentes cayeron de rodillas al sentirse disminuidos; así llegaron a la misma conclusión, al mismo tiempo.

« Esto es… Nuestras dudas han sido confirmadas… ¡Este es el trabajo de…! »

El escenario ocurrido en el campo de batalla fue un completo milagro para la humanidad: la luz divina que cubría a la reina cerró sus heridas mortales, de modo que la sangre dejó de fluir, así como en Skogul reparó parte de sus heridas en el pecho y en el brazo derecho, y finalmente la arma divina se reparó sola y volvió a su forma original de espada gigante de dos filos…

Aunque ahora parecía tener algunos orbes dentro, un total de 7, que también destellaban divinamente iluminación que sorprendió a la humana.

– Esto es…

« No te preocupes, pequeña… Me quedaré con todas tus desgracias. Espero que seas feliz. »

El ojo carmesí de la reina estaba conmovido casi hasta las lágrimas; Ttnto tiempo con esa piedra y ahora pudo escuchar eso. Por dentro, ella siempre quiso escuchar esas palabras…

– … Gracias, mi Taabeej…

Con su cuerpo ahora restaurado, aunque todavía medio destrozado, la reina no dudó en ponerse de pie; apretó con más fuerza la empuñadura y la usó como bastón para separarse del suelo.

Asimismo, el dolor había desaparecido, aunque todavía se sentía débil y resentida por la pérdida de su brazo principal. Pero no todavía…

« Valkiria… ¿Todavía quieres quedarte conmigo o tomas el boleto de salida? »

« … Vayamos hasta el final. Acabemos con esto de una vez, reina tonta. »

« Como desees. »

El escudo brilló en verde y aterrizó en el cuerpo de la reina en su forma acorazada, aunque omitiendo el brazo izquierdo. Todos en las gradas, tanto divinos como humanos, quedaron estupefactos ante la respuesta de la reina poética; Lakshmí también estaba sorprendida, que se reflejó en sus ojos abiertos por la curiosidad.

Finalmente, la voz renovada de la reina suspiró suavemente con un nuevo sentimiento interior; un ardor que nunca había sentido antes. Algo que le gustó.

– Humano o diosa… ¿Qué importa? Yo solo soy… Soy una reina… Y una reina…

Respiró hondo y levantó la mirada a Lakshmí, así también todo su cuerpo y su brazo irguió a Taabeej con el filo apuntando a la diosa.

Galería de "Gangambika no sabe respetar" (XD)

***

Fecha de publicación: 30/11/23
Autor: ASFD
Edición: Darklord331

Nota de autor: Muy buenas, mi querida gente.

Por fin el ansiado capítulo, que ya quería revelar desde que ví todo el hate que le daban a Gangambika (No los culpo, a mi también me llegó a caer muy mal ajsjsjsjs)

Ya habiendo terminado toda la preparación, los flashbacks perrones y los poderes locos de cada una, toca hacer la pregunta más esperada por responder. Dejen su amor y su apoyo a la waifu elegida, por el destino o por la suerte…

Dentro de poco tendremos el primer adelanto del último capítulo de la sexta ronda (esto será épico, papus). La travesía que tuvimos en esta sexta ronda está por terminar… Comienzo a sentir un hueco en mi pancita :"v

Sin más que decir… ¡Los leo en unos momentos!

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