Capítulo 68: Festival de las luces

Hace mucho tiempo un anciano granjero tenía un caballo para cultivar sus campos; el animal escapó y el pueblo acudió a lamentar su pérdida. Él solo respondió…

" ¿Mala suerte? Quién sabe"

Una semana después el caballo del granjero volvió de las montañas, trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Los vecinos se enteraron y felicitaron al anciano; él solo respondió…

" ¿Buena suerte? Quién sabe… "

– ¡Qué… ataque tan preciso… y letal…! – Heimdall exclamó con los ojos muy abiertos – ¡Gangadevi logró… logró dar con toda su fuerza… un golpe directo y mortal a Lakshmí…!

La reina poética mantuvo el brazo levantado con su nueva arma divina que fue al suelo, así como la diosa que azotó de espaldas estrepitosamente…

Su rostro estaba apagado y los ojos cerrados; los labios carnosos manchados de hilos de sangre, el pecho abierto y ensangrentado, dejando su piel hermosa y morena ahora rasgada y teñida de rojo. Por reacción nerviosa su cuerpo tembló un poco y quedó quieta; de no ser por eso y su pecho que subió lentamente, se pudo haber dado por muerta.

Un solo ataque pudo destruir el aura del destino de la diosa de la fortuna; un jaque mate.

En primer lugar, entre los espectadores divinos que estaban atónitos sin creer lo que veían, se presentaron las diosas hermanas de Lakshmí en gritos.

– ¡Hermanita! ¡Noooo!

– ¡No quiero ver! ¡Ya no quiero ver! – Santhana volteó su cabeza para aferrar su cabeza al vestido de Adhi.

La mayor era quién con el rostro pálido trataba de entender lo que acababa de ocurrir; aunque era la que mejor sabía del Padma de Lakshmí, no podía encontrar solución…

« Mi hermana… Su aura del destino es… es la más poderosa en los dioses; nadie puede hacerle daño a la fortuna divina, pero… Pero ella pudo…

» ¿Qué demonios…? Ese ataque… Podía sentir que llevaba un poder mágico sin igual, algo que nunca había sentido incluso en Lakshmi en su mejor momento… Incluso podía usar su fortuna a su favor para… partirla por la mitad…?! »

Por su parte, Shiva estaba con los ojos abiertos y el rostro pálido, con Kali y Durga aferradas a él con sentimientos parecidos; incluso la más fuerte de las 3 esposas no podía ocultar su sorpresa.

– ¡Señor Shiva! ¿¡Qué significa esto!?

– Lakshmí, la diosa tan fuerte que era su asistente… ¡Está casi muerta! – Kali ocultó el rostro con sus manos.

– ¡Tía Lakshmí! – Ganeesha bramó con los ojos llorosos.

Shiva tragó saliva por lo bajo.

« ¿Qué rayos…? Ese ataque… Pude sentir que cargaba un poder mágico inigualable, algo que nunca había sentido ni siquiera en Lakshmí en su mejor momento… Incluso pudo usar su fortuna a su favor…

» Un arma divina, por muy fuerte que sea, tendría problemas para lograr eso, entonces ella… ¿Acaso se tratará de una… una unión con una valkiria…? ¿¡Otra vez!? »

Tan solo pensar en las posibilidades lo puso de malas; más que nada saber que esa mujer, específicamente esa mujer, estaba tomando la ventaja…

Rudra se levantó y tomó a Shiva con uno de sus brazos de manera brusca, haciendo que este saliera de sus pensamientos; tal gesto asustó a Durga y Kali.

– ¡Oye! ¿¡Qué crees qué haces!?

– ¿¡Qué le hace al señor Shiva!?

– ¡Tú…! – Rudra se sentía a punto de explotar – ¡Esto es tu culpa!

– ¿¡De qué hablas Rudra!? – Shiva lo separó de un golpe – ¡No tengo--!

– ¡Claro qué tienes todo qué ver: tú la mandaste! ¡Espero que estés contento de lo que le han hecho…!

El dios de la destrucción apretó su mano, pero no actuó; la consciencia comenzó a golpearle, haciéndole ver que su rencor contra Gangadevi ahora había provocado esa herida en su amiga casi hermana, la inocente Lakshmí.

Atenea suspiró por lo bajo, llevándose una mano a sus bolsillos para tomar una paleta de caramelo.

– Qué espectáculo… Un choque entre la fortuna divina y la suerte humana, con todo y ganadora.

– ¿Esto se termina aquí? – Ares parpadeó perplejo.

– Si Lakshmí no se levanta, así será. – Syf suspiró también, aunque ella estaba molesta – Qué pérdida de tiempo.

– Aunque tampoco apostaría a Gangadevi… – Atenea mordió un poco el dulce y dirigió su mano a la humana – Está a punto de pasar.

– ¿Eh? ¿Qué cosa?

Dentro del Volund de Gangadevi, Skogul estaba feliz y sorprendida; si estuviera en su forma física, estaría saltando de lado a lado con una gran sonrisa.

« ¡Eureka! ¡Si funcionó la teoría de Tesla! ¡Yo lo logré…! ¿Huh? ¿Gangadevi…? » la valkiria de repente sintió que algo no andaba bien…

El cuerpo de la humana cedió; de pies a cabeza fue sacudida con una onda de choque, que dañó sus músculos y huesos; sus pulmones se vaciaron de aire, así como heridas desde el interior de su vientre le provocaron un vómito sangriento. Gangadevi terminó por caer de rodillas al suelo con la cabeza vomitando.

« ¡Ahhh…! » Skogul también pudo sentir aquello, aunque en menor medida « ¡Gangadevi! »

En la habitación de los Einherjers, todos se sorprendieron de esa escena.

– ¿¡Pero qué…!? – Hlökk se aferró a Jack – ¿¡Qué acaba de pasar!?

– El proceso de retroceso, así como de Raiden Tameemon, acaba de suceder…

Sasaki Kojiro, aquel que se había encargado de parte del entrenamiento de esa mujer, fue el que pudo explicarlo.

– La espada Taabeej no es una arma divina cualquiera, sino que es muy peligrosa por sus cambios de forma y el poder bendito que contiene… Requiere que el usuario se adapte a ella.

» Todos los versos de Gangadevi le permiten usar en diferentes escalas su poder, pero también se vuelve más difícil de manejar. Cada vez que toca un verso, su cuerpo se modifica para Taabeej: fuerza, flexibilidad, reacción, resistencia…

» Por desgracia para ella, nunca ha requerido usar más que un solo verso para terminar sus peleas, así que su cuerpo no está acostumbrado a tantos cambios en tan poco tiempo… Y más con ese último verso que usó todas las armas que ha tenido hasta ahora. No me imagino cuánto tuvo que alterar sus órganos y músculos solo para acertar ese golpe.

– ¡Me estás jodiendo! – Hrist 'la que ruge' tomó a Sasaki de la ropa para sacudirlo – ¿¡Dices que mi hermanita Skogul morirá gracias a esa tonta y su intento de lucirse con un ataque suicida!?

– ¡N-No…! ¡Para nada! ¡De hecho, si aún puedo levantarse, será por el Volund! ¡Recuerda que aumenta las habilidades del Einherjer en cuestión!

– Además, usó la misma técnica de Tesla… Apenas pude percibirlo. – comentó Simö – No hubieran apostado a eso si no tuviera resultado. Ellas… aún no han terminado…

Skogul tomó a Gangadevi y comenzó a sacudirla como podía para tratar de despertarla.

« ¡Gangadevi! ¡Reacciona! ¡No me jodas con esto! »

– ¡Agh…! – su boca terminó de vomitar y pudo recuperar un tanto el aliento, pasando a respirar muy agitada con la boca cómo podía.

Su ritmo cardíaco estaba muy acelerado, así como el dolor en sus heridas era tanto que estaba nublado su vista; si no se lograba controlar, perdería la consciencia en segundos.

« ¡Oye, tienes que calmarte! ¡Relaja tu respiración! »

– N-No… No me… no me… digas…

Inclusive su garganta y sus cuerdas vocales estaban tan mal que no pudo terminar sus palabras; aunque no quería hacerlo, su inconsciente hizo caso a Skogul, poco a poco su nariz controló su ritmo de respiración. Así también su corazón se comenzó a calmar y sus heridas dejaron de arder tanto; ya estaba un poco fuera de peligro.

« Se dice "Gracias" »

– … Cállate…

La humana llevó la vista a su brazo izquierdo, dónde sostenía parte de la nueva arma divina que formó Taabeej; sus ojos se abrieron en sorpresa auténtica.

« ¿Qué… qué es esto? »

« La ciencia que acabó con Susano'o no Mikoto… Combinando la fortuna de Taabeej y de Lakshmí, pudimos crear el segundo sexto verso… El definitivo para acabar con la fortuna de los dioses. »

« … Dijiste que un solo ataque funcionaría, ¿No? En ese caso… »

Mientras la humana terminaba de discutir con Skogul, los párpados oscuros y ojos celestes de la fortuna divina se abrieron de poco en poco.

Su cuerpo dolía, en especial su pecho y espalda, y comenzó a sentir frío; llevó una de sus manos al pecho, para tomar ese líquido se sentía y mirarlo con sus ojos…

Su propia sangre; sus labios se abrieron un poco, como si estuviera a punto de gritar.

« Estoy… Estoy herida… Muy herida… »

Aunque quería moverse no pudo; todo dolía, tanto por esa reciente herida mortal como por el uso del Padma por tanto tiempo. Sus ojos se llenaron de lágrimas de culpa y juicio contra ella misma, con un pensamiento único…

« … ¿Por qué? ¿Por qué siempre tiene que ser así…? »

La primera en percatarse de los movimientos nuevos de Lakshmí fue la misma Parvati; se llevó las manos a la boca y gritó con todas sus fuerzas.

– ¡Lakshmí! ¡Te estoy viendo! ¡Levántate! ¡Todavía no estás acabada!

La diosa de la fortuna giró un poco su cabeza para ver a los dioses del Svarga; solo podía ver unas sombras moverse en esa zona, lo que le dió internamente un mal presagio.

« ¿Todavía quieren que pelee? Por… ¿Por qué…?

» Si lo hago, podría… perder el control… Y no quiero eso. »

Cuando Rudra vio desde las gradas que Lakshmi seguía viva, no pudo evitar sentir alegría y también duda.

– Ella… No lo está dando todo. Según lo que vivimos, todavía podría pelear más… ¿Por qué no lo hace?

– Te perdiste mucho cuando te fuiste, Rudra… Entre ello, los secretos de "A-Lakshmí". En verdad puede dar mala fortuna con un paso en falso; incluso creo que ella fue la responsable de darme la victoria en el Svarga.

» Sé que… La envié a luchar por capricho, pero también porque sabía que es lo suficientemente fuerte para vencer a cualquier oponente. Sólo consideré su fuerza física; no esperaba que su fuerza mental siguiera siendo baja…

Rudra apretó uno de sus puños en impotencia.

Toda esa inseguridad y desconfianza… Fue mi error dejarla.

– Claro que no. Si te la hubieras llevado, no la habría considerado para este Ragnarok, pero… Ella sería mucho más infeliz.

– ¿Huh? ¿Por qué lo dices?

– Aunque tuviera la alegría de estar contigo, todavía se sentiría inconforme consigo misma. Ocultando su poder detrás de ti, sin… sin darlo todo. Sin buscar sus respuestas.

Lakshmí movió la cabeza de lado a lado, viendo las sombras de los dioses del Svarga apoyándola para que se pusiera de pie; más le dolía ver el apoyo de todos ellos y no poder corresponder de manera correcta.

Sus ojos se movieron en busca de Rudra, tal vez para conseguir alguna respuesta positiva que pudiera animarla, o una mirada melancólica que le permitiera darse por vencida. Pero tantas sombras oscuras ante sus ojos no le permitían poder enfocar correctamente lo que vio…

Sin embargo, una sola figura pudo distinguir. Una figura divina que no esperaba; aquel dios de vestiduras oscuras, cabello blanco adornado con telas y perlas, y una mirada penetrante y fría sobre una mascarilla para su rostro.

Lakshmí lo identificó y sus ojos encendieron curiosidad… así como su corazón latió un poco más rápido, colorando su rostro.

« Vishnú… él también me está mirando… »

– … ¿Qué?

– Por favor… ¿Me puede ayudar?

– El punto no es pedir ayuda o no… El punto es que no entendí nada. Por favor, repíteme tu petición.

– … Si…

Durante el tiempo que Rudra estuvo fuera del Svarga, Lakshmí quedó al cuidado de Shiva; como amiga cercana y también asistente personal del diosa de la destrucción, aunque quedó aplazada cuando Shiva consiguió sus 3 esposas. Para su fortuna Parvati era una de ellas, por lo que retomó su amistad de años, además que pudo llevar a sus hermanas de vez en cuando al Svarga.

Pero, fuera de sus muchas relaciones amistosas y deberes divinos, Lakshmí estaba sola… Eso no le permitía resolver sus dudas.

« Por qué… ¿Por qué soy la fortuna? ¿Por qué debo tener este… este poder…? ¿Por qué…? »

Algo que también estaba arraigado a su otra curiosidad; la pasión de la que le habló Adhi, la que vio en la amistad de Rudra y Shiva… ¿Acaso todo eso tenía similitud, o todo eso se podría relacionar? Para su desgracia, no era muy estudiosa por lo que sus propios conocimientos no podían ayudarla…

Pero… Tal vez ese dios sí. Aquel dios que le dijo esas palabras, cuando se encontraba en el Svarga.

« Un dios con un gran compromiso; suficiente para tomar la cima del Svarga sobre sus hombros aunque sea muy pesada. Eso debería ser de admirar más que de enojarse, ¿No crees? »

Vishnú, el preservador.

Después de mucho tiempo detrás del dios esperando la oportunidad para hablarle, él mismo sintió el acoso de su parte; la interrogó de frente y Lakshmí le explicó su historia, tanto la versión larga como la resumida.

Al final, la respuesta dejó a Vishnú todavía más confundido.

– Entonces… Tú eres la diosa de la fortuna, pero tu poder… ese Padma siempre provoca desastres, desgracia e infortunio. Tú no quieres cargar con ese poder, y quieres quitártelo de encima… O, en su defecto, saber por qué eres así y con eso controlarlo.

– … Si… También… – Lakshmí se llevó una mano al pecho – Quiero… Me interesa saber… más sobre la pasión…

– … ¿Huh? ¿Eso qué tiene que ver?

– … Yo… No lo sé… Por eso quiero saberlo…

Su expresión se sonrojó un poco y volteó la cabeza a un costado; en realidad la diosa mintió con esa respuesta, ya que tenía un motivo para querer saber más acerca de la pasión que le interesaba.

« Así puedo saber si… si mi corazón está… Listo para recibir al señor Rudra cuando vuelva… »

Antes que la diosa pudiera decir algo, Vishnú lo pensó un poco más y soltó una conclusión propia, usando su propia sabiduría.

– Ya lo entiendo.

– ¿Eh? ¿Qué cosa?

– Un corazón apasionado es aquel que se ha encontrado a sí mismo. Una vida plena, feliz y completa es aquella que tiene todas sus respuestas… Conocer tu propio poder y su razón te dará pasión para tu vida, ejercer tus deberes con el corazón en la mano, y ser plena en tu existencia. Ese es el motivo, ¿Verdad?

Lakshmí parpadeó un par de veces.

– … Si… – En realidad, no entendió nada.

– Es interesante que hayas venido por mi ayuda. Aceptaré.

Lakshmí suspiró con alivio por lo bajo.

« ¡Qué bien que aceptó! Si no lo hubiera hecho, hubiera tenido que acudir a mi lista de siguientes candidatos… Ellos son más de 1000 dioses, para ser exactos todos los que el señor Rudra y el señor Shiva derrotaron… Sería incómodo tener que pedirles ayuda… »

– Tenemos el planteamiento del problema, pero ahora me falta una cosa… – Vishnú se llevó una mano a la mascarilla – El método, ¿Cómo averiguaremos la razón de tu Padma, la habilidad de controlar la fortuna?

La diosa también pensó en ello y, de manera inconsciente, se llevó una mano a la barbilla imitando el gesto de Vishnú.

– Parece que tendremos que acudir a la experimentación.

– ¿Experimentos?

– Probar ciertas cosas en ti… A ver si funcionan.

– ¿Probar… ¡En mi!? – la imaginación de la diosa se disparó con posibles escenarios que no le agradaban para nada.

– Primero unas preguntas… Antes de conocer a este tonto de 4 brazos y 3 esposas, ¿Qué solías hacer? ¿Dónde vivías, a qué te dedicabas?

– ¿Eh? ¡S-Si…! – Lakshmí asintió con la cabeza – Y-Yo… Yo vivía en Kedarnath… Como asistente del templo Orchha de la leche batida… El sitio que me dió este poder de la fortuna.

– … ¿En dónde? – Vishnú era un retraído e introvertido geográfico, que solo conocía la zona que estuvo patrullando antes de la llegada de Shiva y Rudra.

Lakshmí se sorprendió de que no conociera su tierra de origen, pero era buena noticia; no sabía de su poder tan devastador y malvada. Entonces se le ocurrió una idea extraña.

– Vamos… Vamos a mi habitación.

– ¿Huh? ¿Para qué?

– ¡Es que…! ¡Allí tengo fotos de Kedarnath…! ¡Lo puedes conocer mejor!

– … Si no tienes problemas…

En realidad, Lakshmi estaba teniendo muchos problemas con el primer dios masculino que llevaría a su habitación, ambos solos. El nerviosismo y el rubor de la vergüenza inundaban su rostro, tanto que su mente no podía concebir otra idea de cómo sacar las imágenes de su habitación.

Se llevó a Vishnú a su habitación, dónde la diosa tomó asiento en su cama llena de regalos de sus fans, como un enorme peluche de elefante que solía usar como almohada, y le mostró a Vishnú todo lo que tenía respecto a Kedarnath, así como le explicó su propia vida: su amistad con Parvati y Saraswati, sus 8 hermanas mayores, su trabajo en Orchha como sacerdotisa del templo y repartidora de la fortuna; los incidentes que provocó por los talismanes que Kedara le hacía vender…

– … Interesante…

– ¿Eh? ¿Qué cosa?

– Tú eres quien controla el aura del destino de todo ser, vivo o inanimado, dando acontecimientos de fortuna y desgracia a tu alrededor… ¿Has intentado alguna vez hacértelo a ti misma?

– ¿A mí misma?

– Si el problema es que siempre le provocas desastre a quienes te rodean porque absorbes su fortuna, tal vez puedas hacer lo invertido: darle fortuna a los demás, aunque signifique que tomes para ti las desgracias.

» O… Podrías mover tu propio destino, para que seas un evento neutral… ¿Has pensado hacerlo? ¿Es posible?

– Mover… mi propio destino…

Nacida con ese poder, creciendo desde pequeña con él y conociendo tanto las desventajas como ventajas, tanto para ella como para los demás, ¿Acaso podría usarlo a su favor? Nunca lo había hecho; ni siquiera había pensado en esa posiblidad. Su cara quedó en blanco de la duda.

Vishnú suspiró con decepción por su reacción; se levantó y, con un poco de confianza, fue a Lakshmí para tomar su mano.

– Veamos… Primera prueba. Activa tu poder.

– ¿Eh? ¿¡P-Pero yo… mi mano…!?

– La estoy tomando para notar alguna fluctuación que pueda influir en el experimento. Además… Espero darte un poco de confianza. Hazlo.

Tras un segundo de inseguridad, la diosa accedió a activar el Padma, permitiendo a sus ojos tornarse de flores de filo así como bajo ella se dibujó la luz fluorescente.

Lakshmí abrió sus ojos y pudo ver las fluctuaciones del aura del destino de Vishnú, entre ellas que su mano sostendría la suya por mucho tiempo, y que en algún punto cambiaría sus dedos como si entrelazara ambas manos…

Ese pequeño instante le generó sorpresa a la diosa, de modo que el Padma se volvió púrpura, provocando que un hilo del techo de su habitación fuera desprendido y, por consecuente, una roca cayera y golpeara la cabeza de Vishnú. La diosa abrió los ojos en gran sorpresa y susto al ver lo que hizo.

– ¡S-Señor Vishnú!

– Ya veo… Si que sabes dar mala suerte… – se llevó una mano a la cabeza y se dió cuenta de una leve herida, que todavía asustó más a Lakshmí.

– ¡Está herido! ¡Lo siento tanto! ¡No lo--!

No te preocupes. Yo soy más fuerte de lo que crees… Está bien.

Lakshmí abrió los ojos con sorpresa y rubor, desviando la mirada; después se levantó de su cama y corrió a un armario, dónde tenía un pequeño kit de primeros auxilios.

– D-Deje que… remiende mi error…

Ese fue el primer día de Lakshmí y Vishnú en los experimentos para ayudar a la diosa de la buena fortuna.

Todos los días la diosa usaba el Padma de manera continua para realizar sus actividades diarias y de esa manera Vishnú pudiera estudiar sus características, habilidades, fortalezas y debilidades para entenderlo mejor. Incluso si la diosa se encontraba de mal humor, como sucedió cuando quería darse por vencida, el experimento continuó; de hecho allí dió mayores resultados, ya que el dios preservador conoció algunos misterios alrededor de la mala suerte que daba…

En todas esas ocasiones Vishnú terminó de una u otra forma herido, lo que le daba a Lakshmí otro motivo para desistir del experimento. Pero la respuesta del dios era la misma:

– Estoy bien. Sigamos.

« … No importa cuánto avancemos, siempre causo desastres… Siempre hago las cosas mal… »

Al mismo tiempo… el corazón de Lakshmí comenzó a moverse… de manera distinta.

Su cercanía llegó a un punto que ambos se la pasaban siempre juntos, ya sea en tiempo de experimento o en los descansos. Sus actividades pasaron a ser de pareja, y los dioses del Svarga se percataron de ello; Lakshmí se dió que ya no quería separarse de Vishnú, nunca más…

Eso golpeó en su consciencia de manera directa, con una severa acusación.

« ¿Así esperas a Rudra? »

– No… Ya no más…

Fue durante una noche estrellada, a mitad de una cena a manera de picnic en los pastizales del Svarga organizado por ambos, que dijo esas palabras; Vishnú se sorprendió, levantando su cuerpo recostado en el pasto para mirarla.

– ¿Huh? ¿De qué hablas?

– Ya no… Ya no podemos seguir con esto.

– ¿El experimento? ¿No ya te lo había dicho? – Vishnú se golpeó la cabeza se manera divertida – Soy más fuerte de lo que crees. De hecho, ya me acostumbré--

– ¡Ya no quiero verte nunca más! ¡Ya no… ya no quiero estar contigo…!

Lakshmí se levantó del pasto y se dió media vuelta, lista para correr de allí. Sin embargo, los poderes de Vishnú le permitieron cambiar de sitio al instante, para tomar a la diosa de la muñeca.

– ¿"Ya no estar conmigo"? ¿De qué estás hablando?

Por más que la diosa se lo quería reprimir, esperando que todo desaparecía de su corazón para que fuera más fácil, no lo consiguió; tuvo que admitir todo aunque no quisiera.

– Esto… Todo esto está mal… Nosotros… Nosotros no somos… No debemos ser nada… Yo no puedo…

» Yo no puedo estar contigo… Yo quiero al señor Rudra y lo estoy esperando, pero… Pero mi corazón ahora late por ti… Pero también por él…

» No sé qué decidir… No quiero dejarlo ir, ni… Ni a ti… Pero no puedo… No puedo tener todo…

Vishnú tardó un poco en entender todo lo que quería decirle Lakshmí; tuvo que pensarlo y repasar su reciente monólogo más de una vez para entender por completo lo que quería transmitirle, que le hizo abrir los ojos con sorpresa.

– Oh…

– Por favor, suéltame… Qué sea la última vez que nos vemos.

La diosa apretó sus carnosos labios con culpa; siempre que tomaba una decisión como esa se culpaba, así como cuando dejó ir a Rudra. Ahora dejar ir a Vishnú le provocaba ese mismo dolor emocional, y todavía más culpa.

« ¿Por qué? ¿¡Por qué siento lo mismo!? ¡¿Por qué… tiene que ser así!? »

– Yo… Ya lo descifré.

– … ¿Qué?

– Tus dones, el Padma de la fortuna y la desgracia… Ya descifré el motivo de tu poder; creo que ya tengo la respuesta.

Todas sus dudas y culpas se vieron aplazadas de inmediato; la diosa se giró y movió su mano, para tomar la de Vishnú con fuerza y no dejarlo ir.

– Dímelo.

– Verás… – Vishnú le volteó a ver directamente – Primero debo contarte una historia… Para ejemplificar lo que quiero decir…

» Hace mucho tiempo un granjero tenía un caballo para cultivar sus campos; el animal escapó y el pueblo fue a lamentar su pérdida. Él solo respondió: "¿Mala suerte? Quién sabe."

» Una semana después el caballo del granjero volvió de las montañas, trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Los vecinos se enteraron y felicitaron al hombre; él solo respondió: "¿Buena suerte? Quién sabe."

» ¿Qué es lo que te deja como "lección"?

Lakshmí quedó pensativa por largo rato en la historia; su mente solo dió una conclusión.

– ¿Debo comprarme un caballo?

– El destino es incontrolable. A veces se comporta como desgracia, a veces en fortuna… Y a veces la desgracia se vuelve fortuna, así como la fortuna en desgracia. No es tu culpa que así sucedan las cosas.

Tal conclusión confundió a Lakshmí bastante, al punto que se molestó un poco con el dios.

– ¿Qué no es mi culpa? Yo soy la diosa de la fortuna… Cada vez que ocurre un desastre, que alguien se enferma, una… una muerte… Todo es por mi culpa, porque no puedo controlar esto… y cuando lo intento todo sale mal… Claro… ¡Claro que es mi culpa!

– ¿Siempre lo haces con ese motivo? ¿Tu intención es dañar a tus seres queridos cuando usas el Padma?

– ¡No! ¡No lo es! Pero--

– Si no lo haces así, pero resulta así, es porque no lo escuchas.

– ¿Escuchar… qué cosa?

– Tu conciencia. Al activar tu poder, tienes en tus manos el destino para hilarlo como gustes, pero… ¿Lo haces por gusto? ¿Actúas porque se te da la gana… o actúas para hacer algo en concreto? Cumplir un objetivo…

Lakshmí quedó en silencio mientras que Vishnú seguía hablando, cambiando el agarre de su mano para él tener en sus dedos los de Lakshmí.

– ¿Cuál es la verdad de tu poder? Mover el destino, pero no porque quieras o porque estás aburrida… Sino que todo te ha preparado para este momento. Tus amigas, tus hermanas, Shiva y Rudra, estar en el Svarga, tus desgracias y fortunas… Todo te ha llevado aquí, para que entiendas que tu poder no es una maldición que debas quitarte.

» Solo alguien como tú, que conoce el lado negativo del Padma, sabe cómo usarlo para traer beneficio y fortuna… Pero, ¿Por qué fallas siempre que lo intentas? Porque no escuchas a tu conciencia que te indica qué es lo mejor que puedes hacer… Al fin y al cabo, de una cosa siempre serás ignorante: el alcance de tus decisiones.

» ¿Ser ignorante es motivo para que cargues la culpa? Para nada. De hecho, es esa culpa la que te impide controlar el Padma… Debes aprender a dejarlo fluir, en tu cuerpo y tu mente, y gozarte de ello. Vivirlo con pasión.

– … ¿Eh? – los ojos de Lakshmí se abrieron en brillo – ¿Pasión?

– El Padma no es una maldición, sino una bendición… Te permite dar las mejores oportunidades a tus seres queridos, sea con la fortuna o la desgracia… Incluso a ti misma. Tú misma puedes elegir tu propio destino, y siempre has elegido buscar tu propósito…

» ¿Acaso no te lo había dicho? El compromiso de Shiva por tener los sueños de los 1116 dioses en sus hombros… Y tu búsqueda por saber cómo actuar con un poder tan grande…  Eso es pasión: Vivir con la libertad, en especial tú, de que puedes elegir tu camino… Tu destino.

Vishnú posó una de sus manos sobre la cabellera de Lakshmí, acercando a la diosa hasta chocar su cabeza con su pecho, a manera de un abrazo protector y consolador.

– Aprende a confiar en ti misma… Aprende a vivir con alegría y libertad. Aprende a crear tu propio destino…

– … Está bien… Vishnú…

La diosa levantó su mano libre para tocar el pecho del dios, cerrando los ojos, dejando escuchar cómo sus propios latidos se sincronizaban con el corazón del preservador…

« Soy la diosa de la fortuna… Para escribir mi propio destino… »

Lakshmí respiró profundo y con mucha más tranquilidad, ahora que pudo posar su temblorosa mirada en Vishnú; él siempre lograba calmar su nervios y actitud temerosa. Ahora más que nunca.

La diosa se levantó lentamente del suelo, ignorando las heridas de su cuerpo, los gritos de la humanidad sorprendidos, de los dioses en apoyo, de Heimdall para narrar la batalla…

Ese momento era suyo, y solo suyo. Suyo para repasar por su cabeza todas esas cosas que habían transcurrido hasta el momento. Todo lo que había cargado hasta su turno de ser la sexta diosa del segundo Ragnarok…

« ¡La única manera de conseguir bendiciones, no es dar ni regalar ni recibir: todo está en uno mismo! »

« Esa es la pasión. Un sentimiento que te consume, hasta que no quede nada de ti… »

« ¡Es bueno que seas fuerte! ¡Ven con nosotros! »

« ¡No es tu culpa! Todo lo contrario… ¡Gracias a ti, nos hiciste llegar a la cima, hasta este momento!… Diste todo de ti, en todo momento. Nunca podría ser tu culpa. »

« Eso es pasión: Vivir con la libertad, en especial tú, de que puedes elegir tu camino… Tu destino. »

Todo eso como proyectiles golpearon su mente y cuerpo, dejando fluir lentamente ese pensamiento como si fuera la sangre que chorreaba o la fuerza de sus mermados músculos.

Tanto tiempo estuvo dudando, tanto tiempo con esa pregunta que ya había respondido, tanto tiempo limitada por la culpa que quería cargar, pero…

Ya no más.

« Es momento de librarme de todo esto… » sus ojos encendieron el Padma y levantó un poco la vista « Yo… yo ya no debo pensar en esas cosas… Yo quiero ganar… »

– … ¿Para esto interrumpieron mi comida?

– Lo siento, señora Nut. Pero, por favor, tome asiento.

La situación en que Nut fue envuelta no era de su agrado, pero ya que estaba allí no le quedaba de otra; aún podía mostrar su inconformidad con los brazos cruzados y permaneciendo de pie…

Hace pocos minutos había despertado y estaba a punto de almorzar para recuperar sus fuerzas, cuando un grupo divino la buscó para tener una reunión en privado. Su mal humor hubiera negado tal petición, pero la presencia de ese dios que le respetó fue lo que hizo acceder: Thor, el Berserker del trueno.

Aunque la reunión quedó manchada por la presencia del otro par de dioses, ambos egipcios: Horus, el quinto dios faraón de Egipto y Thot, el anciano sabio y anteriormente siervo de Geb.

– ¿Y bien? ¿Para qué estoy aquí?

– Señora Nut… – Thor, antes que nada, hizo una reverencia con la cabeza – Me gustaría ofrecer una disculpa de Zeus-sama y la Trinidad de Egipto.

– ¿Huh? ¿Una disculpa?

– La manera en que la tratamos fue irrespetuosa, más considerando que apenas regresaba de la batalla. Fue una actitud irresponsable, pero… me gustaría que entienda que la situación tampoco fue agradable. Necesitábamos una respuesta ante lo ocurrido en la tercera ronda.

Nut abrió los ojos con cierta sorpresa ante tales palabras salidas de un dios del Valhalla.

– … Me sorprende que alguien del Valhalla tenga tan buenos modales. Así como Thot…

– Gracias, señora Nut. – A pesar de su ceguera, el dios agachó la cabeza en reverencia – Me alegra estar con usted una vez más, como en aquellos tiempos--

No. Esos tiempos ya no existen.

Las palabras de Nut volvieron a crear silencio en el ambiente, tan solo interrumpido por Horus tragando saliva con nerviosismo.

– Entonces, ¿Esta reunión es solo para pedir disculpas?

– N-No… – respondió Horus de inmediato – Queremos… Queremos… hablar con usted sobre… sobre el resultado de la tercera ronda.

Tan solo escuchar eso provocó mayor malestar en Nut, reflejado en su mirada que entrecerró con enojo.

¿Acaso no fui clara?

– Por favor… usted… – Horus detuvo su discurso por una duda – ¿Puedo llamarla… solo Nut? A fin de cuentas soy… de usted…

« Mi nieto. »

Con sus ojos divinos, Nut pudo verificar la genealogía de ese dios egipcio; tan solo saberlo provocó un cosquilleo ligero en su interior, que deshechó rápidamente para continuar la reunión.

– Eso no importa.

– … Señora Nut… Por favor, cambie el resultado de su victoria.

– ¿No ya había dicho que no? ¿Por qué son tan insistentes? ¿Acaso tienen algo mejor que hace un rato…? – la cabeza de la diosa se movió de lado – ¿Tienen un motivo suficiente para que decida apoyar al Valhalla?

Horus siguió con la palabra, levantándose de su sitio para acercarse lo más posible a Nut.

– Señora Nut, ¿Para usted qué es ser un dios?

Una manera extraña de comenzar un intento de convencimiento, pero que ella respondería con gusto.

– Un dios es una existencia perfecta.

– ¿En qué sentido--?

– En todo sentido, en todo ámbito, en todo lo posible y lo imposible.

» Los dioses no necesitan conspirar para aspirar altos puestos, ya que sus títulos son suficientes… Los dioses no necesitan confiar en otros, pues un dios es todo suficiente… Los dioses no necesitan reglas, siendo nosotros mismos la norma y la regla.

» No necesitamos rebaño… No necesitamos planes… No necesitamos ayuda… Un dios no muestra debilidad ni flaqueza, cambio ni evolución. No hay rendición, no hay pérdida, no hay duda, no hay capricho.

» Los dioses no necesitan revanchas, ni rogar por el apoyo de alguien más…

Eso último como advertencia directa contra el Consejo del Valhalla por lo que estaban haciendo; Nut apretó la mirada a su nieto.

– ¿Y bien, egipcio…? ¿Qué tienes que decir al respecto, ante tal magnífico estándar que alguien tan débil como tú debería cumplir?

– … La verdad es que usted tiene razón. Ni siquiera nosotros 3 podemos alcanzar ese estándar, pero… ¿Entonces, usted piensa que los humanos si lo alcanzan?

– ¿Huh? ¿De qué hablas?

– Si usted define todo eso como perfección, evidentemente usted estará a favor de eso. Por tanto, si usted decide ayudar a los humanos, es porque--

– No te confundas. No les di mi victoria porque los apoye; ellos no me importan en lo absoluto. Les di mi victoria para no dársela al Consejo del Valhalla, porque significaría que estoy de acuerdo con dioses que no cumplen el estándar ideal.

Sin embargo… Usted demuestra lo contrario.

La voz tranquila de Thot llamó la atención de todos los presentes, en especial de Nut; desde Egipto, ella sabía que las palabras de Thot eran una fuente de sabiduría valiosa. Debía escucharlo.

– Por desgracia, que usted les dé su victoria a los humanos es como aceptar en ellos su estándar de perfección, cuando la verdad no es así. Los humanos están muy lejos de ser la perfección que usted anhela.

– … Por lo menos ellos ya ganaron un Ragnarok. Eso es suficiente para mí.

– Entonces, ¿Por qué accedió luchar con nosotros en primer lugar, cuando les dimos la invitación a los Primigenios?

– … Supongo que la ceguera no me dejó ver la verdad en ustedes. Pero es bastante obvio, ¿Dioses pidiendo una revancha contra su propia creación? Que ridículo~

– Señora Nut… Por favor… – Horus se acercó a la diosa y le tocó uno de sus hombros – Por favor, se lo ruego--

– Quítame tu manos de encima. – sin esperar, Nut misma con su mano quitó la del dios egipcio, quién no se detuvo a pesar de ello.

– Por favor, señora Nut… haga el cambio de resultado.

– … ¿Ya lograste convencerme?

Thor fue el siguiente en hablar, con expresión tranquila pero al mismo tiempo severa.

– Si bien, es cierto que no cumplimos la norma que usted impone, y es una vergüenza tener que admitirlo… pero, señora Nut, trabajamos para lograrlo.

» A fin de cuentas, durante más de 7 millones de años vivimos con el estándar de perfección que usted conoce. No fue hasta hace 1000 años, cuando las espadas de la humanidad cortaron al dios más perfecto del Valhalla, que nos dimos cuenta de nuestra… falta.

» También es cierto que los humanos son más fuertes de lo que esperábamos. Pero… ellos no cumplen ninguna de sus normas. A pesar de ser fuertes, han requerido la ayuda de semidiosas rebeldes para alcanzarnos, mientras que nosotros nos dejamos cegar por la arrogancia. Errores que nos costaron 6 dioses, entre ellos mi padre…

» No debería darle su victoria a los humanos si lo que usted busca es la perfección… ¿Los humanos requieren de su ayuda para ganar este Ragnarok; aquellos que ya lo hicieron?

– … ¿Así que crees, descendiente de Ymir, que los dioses sí merecen mi victoria? ¿Cuál de mis normas han cumplido?

Siempre que peleamos, ganamos. Así somos los dioses…

– Así que basas tu argumento en la victoria en batalla… Un verdadero dios gana sus batallas.

– Ciertamente.

Nut quedó en silencio por unos segundos para pensar en ello, más ahora que estaba meditando la información que recién recibió de Deví sobre el segundo Ragnarok: 3 victorias a los dioses y 2 para los humanos. Ciertamente, los dioses estaban buscando la victoria… y la estaban consiguiendo.

– … ¿Thot? – sin embargo, Nut aún quiso la opinión de su fiel servidor – ¿Qué opinas al respecto?

El ciego dios egipcio se puso de pie y, guiándose por la presencia divina de la Primigenia, giró su cabeza para dirigirle la palabra.

– Mi señora… Lamento decirle esto, pero usted es más ignorante de lo que cree respecto a los humanos…

» Usted los ve como insectos, pero en realidad son un cáncer formidable. Capaces de superar a los dioses, al mismo tiempo que se destruyen a sí mismos… Sin mencionar su arrogancia y mal agradecimiento, mucho peor que nosotros al importunarla… Que usted les dé su victoria es símbolo de su apoyo ante tal maldad absoluta…

» Además… ¿Qué pasará con aquellos otros miembros de los Primigenios qué están en la lista? ¿Su actitud no podría inclinar sus decisiones, y que opten por ir a favor de los humanos? No me gustaría que… una división divina superior al Valhalla ocurra en tiempos de guerra…

Palabras directas de parte de su consejero divino de más alta confianza no podían ser pasadas por alto; al contrario, su consejo para ella le era más fructífero que las palabras de Horus y Thor.

Suspiró por lo bajo y desvió su mirada al suelo.

– … Hablaré con ellos, con Deví y Viracocha, para que permanezcan en su bando… Si ese es el mayor problema.

– ¿Qué hay de usted, señora Nut…? – preguntó Horus con temblor notable – ¿Usted también… nos apoyará?

La diosa cerró los ojos por un momento y respiró hondo, quedándose con la respuesta por un poco más de tiempo para sí misma…

– … ¿Estás bromeando?

La humana pudo ver a Lakshmí levantarse de nuevo, cuestión que le irritó bastante; más todavía por tener que enfrentarse a su Valkiria de nuevo.

– Dijiste… un solo golpe…

« Ya sé lo que dije. Mis cálculos estuvieron bien, mis tiempos de acción y la fortuna que tomé… Todo estuvo correcto y en la cantidad justa…

» Tal parece que su don como diosa de la fortuna es mucho mayor al que esperaba, si fue capaz de sobrevivir a eso-- »

– ¡No me importa! – Gangadevi apretó una de sus manos – Esa inútil sigue viva… ¡Y es tu culpa!

« ¿¡Otra vez comenzaremos con esto!? »

Mientras ocurría la discusión entre Skogul y Gangadevi, entre las gradas divinas ocurría un escenario de tristeza y desesperación: Parvati y las hermanas mayores de la diosa estaban llorando y abrazadas unas a otras.

– ¡Ya no te levantes, hermanita! – Vidhya y Dana se destaparon los rostros para dirigirlos a Lakshmí – ¡Ya no queremos que te hagas daño!

– No digan eso… – Parvati trató de calmar los bajos ánimos de las diosas – Ella es muy fuerte. Si sigue peleando, estoy segura que podrá--

– ¡Pero se va a seguir haciendo daño! ¡Ya no quiero más…!

– Ya me harté de esto…

Una voz casi masculina sonó entre ellas, provocando su gran sorpresa cuando se percataron de la diosa, que con los brazos cruzados y una mirada penetrante y eufórica, mirada el campo de batalla.

No me quedaré… solo de brazos cruzados… cuando mi amiga está allí… ¡De ser necesario, haré un milagro para ella!

Saraswati tomó el sitar nuevo que cargaba en su espalda y se puso de pie, específicamente sobre ella orilla de las gradas para sobresalir más.

– ¡¿Eh!? – Parvati se asustó de sus acciones – ¿¡Qué estás haciendo, Saraswati-san!?

– ¿¡No es obvio!? ¡Apoyar a nuestra amiga! – volteó al campo de batalla y exclamó a gran voz – ¡Oye, tonta!

Lakshmí salió de su momento y volteó con sorpresa a Saraswati, siendo esa la primera vez que le llamaba de esa manera.

– ¡Ni se te ocurra perder, ¿Me oíste?! ¡No te doy permiso de perder, hasta que hayas barrido el suelo con esa humana! – movió el sitar para tocar sus cuerdas – ¿¡Quieres motivación!? ¡Aquí la tienes!

Con su magia divina, las cuerdas se movieron al ritmo de sus dedos y una melodía comenzó a surgir, combinando música clásica hindú con cierto toque de música moderna; los dioses presentes, así como Gangadevi y los humanos espectadores, se sorprendieron bastante.

– ¿Huh? – Atenea abrió los ojos con curiosidad – ¿Música? ¡Me gusta~!

– … ¿Pero qué…? – Ares y Syf se confundieron.

La música comenzó a viajar con gran rapidez en el campo de batalla, llenando el silencio de los Campos Elíseos y de dudas a los presentes; pero solo 3 diosas sabían el significado de esa melodía:

– ¡Es… es el baile de Lakshmí-san! – lo recordó Parvati al poco tiempo – ¡Su danza cuando limpiábamos el templo Orchha: el Diwali…!

Parvati fue a buscar una pandereta y al poco tiempo comenzó a hacerla sonar para seguir el ritmo de Saraswati; mientras todos los dioses entraban en confusión, Lakshmí era la tercera que entendía el significado de ese momento.

Sintió como su corazón comenzó a latir distinto, siguiendo el ritmo de la melodía; respiró hondo y cerró sus ojos, mientras sus tímpanos y el flujo sanguíneo se dejaban llevar por la música.

« El destino… nunca se detiene, sino que se abre paso… En ese caso, yo también debo tomar mi camino… Y debe ser ahora… »

Sus oídos percibieron que la música subía en intensidad y volumen, siendo que ahora las 8 hermanas mayores se unieron a la melodía con instrumentos improvisados; fue más que suficiente para recuperar la sonrisa de Lakshmí, y con ello su acción…

Pero antes, ¿Qué rayos es esto? ¿Qué es esta música, y que es este baile especial que menciona? Es una de las más actuales tradiciones que cumplen los devotos de Lakshmí:

Diwali, o "Festival de las luces": el año nuevo en la India, en dónde se encienden lámparas y abren ventanas de los hogares con la creencia que Lakshmí baja a la tierra para buscar un hogar dónde ser recibida y dejar su fortuna.

Pero ese no es el origen divino del Diwali… Se trata de una danza especial que creó Lakshmí para mantener el Padma bajo control, así como irónicamente expresar su alegría cuando estaba con sus amigas.

Es el momento idóneo para expresarse a sí misma sin miedo a dañar a los demás… Pero ahora, con su corazón latiendo de manera distinta y la mentalidad diferente… Tal vez podría darle otro significado…

Sus pies se comenzaron a arrastrar en la arena mientras sus brazos se balanceaban de lado a lado; al Padma se activó tanto en el suelo como en su espalda, tomando forma de los brazos extras que también se balancearon a su propio ritmo. Los hilos divinos comenzaron a cambiar de color, de rosa a púrpura, y comenzaron a poseer el cuerpo de Lakshmí lentamente mientras seguía moviéndose con la música.

Por dentro se comenzó a llenar de calor que se reflejó en el sudor que corría por su piel pero no le importó; solo sentía el Padma recorrer su cuerpo, no como una fuerza destructiva que quería evitar… Sino como un nuevo estado de calma eterna…

« Nunca había sentido algo así. Esto es… muy acogedor… »

Su respiración comenzó a aumentar mientras su corazón latía con más velocidad, al ritmo de la música que también aumentó, y sus movimientos se volvieron poco a poco más veloces y firmes…

– ¿Huh? ¿¡Lakshmí ha… comenzado a bailar en el campo de batalla!? Y no solo eso… ¡Los dioses del Svarga se unen a un cántico divino para apoyarla…!

Gangadevi no entendía en lo mínimo la danza que estaba presenciando, pero su mente se dió cuenta que no debía entenderlo.

– Hay que hacerlo de nuevo. Ese último verso.

« ¿¡Estás loca!? ¡Casi te mueres! ¡Si lo haces de nuevo, tan rápido, tu cuerpo no podrá--! »

– No perderé mi tiempo discutiendo contigo. Haz lo que te ordeno… A menos que quieras morir…

« … Más te vale no cometer una estupidez. »

Volund. Dynr Sköglar
[ Volund. Estruendo de batalla ]

El arma divina de Gangadevi comenzó a emitir su aura blanca divina especial, que le provocó un poco de calma; respiró hondo y, tratando de sobreponerse a la música de los dioses, entonó la siguiente parte de su verso.

Oh, dulce victoria ~♪

Reina de la humanidad, en los cielos…
Peleando del lado de los mortales…
Deseos de pertenecer a los dioses ~♪

La espada divina del amor…
Cambia y gira como la rueda del sol…
Una sonrisa se eleva detrás de sus labios…
El orgullo de una diosa se hace presente ~♪

Levantó su brazo izquierdo y apretó el mango de agarre con todas sus fuerzas, mientras el disco cortante comenzó a girar un poco en el suelo… como si se estuviera preparando para una carrera.

Mientras Lakshmí seguía moviéndose al ritmo de la música, Gangadevi lanzó el ataque: movió su brazo al frente, arrojando su fuerza acumulada en el brazo por los aires; el disco cortante correspondió y avanzó a toda prisa, además de seguir girando como si se volviera en un instante una sierra circular eléctrica dispuesta a rebanar a su oponente en un santiamén.

Doosara Chhatha Shlok. Naee Devee Ka Gaurav
[ Segundo sexto verso. Orgullo de la nueva diosa ]

El disco giró frenéticamente y cortó distancia en un santiamén de Lakshmí, quien ignorante a su destino seguía danzando con completa tranquilidad.

¿Ajena a su destino? Claro que no…

Ahora el destino no tendría de nuevo control sobre ella.

En cuanto el disco cortante estuvo a tan solo un metro de distancia, los oídos de Lakshmí lo pudieron captar: un sonido de cascabel minúsculo imposible para el oído humano, pero no para el Padma; como si la fortuna misma le hablase para darle la indicación que debía seguir.

« Salta a tu izquierda… Ahora. »

Sus pies dieron un impulso hacia aquel costado de su cuerpo, al tiempo que las palmas de sus manos reaccionaron para que, después de salir volando por los aires, usará las mismas para aterrizar su caída.

Su salto tan frenético de un giro en el aire… Fue su técnica para esquivar limpiamente a Taabeej, sin siquiera recibir un golpe en un solo cabello.

Tanto Gangadevi como Skogul quedaron boquiabiertas de su reacción casi instantánea.

« No puede ser… Se supone que está partida a la mitad después de recibir ese golpe con tanta fuerza… ¿¡Cómo pudo sacar impulso para esquivar…!? »

Ni bien sus dedos tocaron la arena, el Padma apareció así como su nuevo color púrpura. Todo alrededor de Lakshmí fue cubierto de hilos púrpuras, en especial las palmas de sus manos; una mala señal para la humana y su valkiria.

« ¡Sea lo que sea que vaya a hacer--! »

– ¡Deja de darme órdenes…!

Doosara Chhatha Shlok. Soory Chakr
[ Segundo sexto verso. Rueda del sol ]

Gangadevi tomó el mango de Taabeej con ambas manos y procedió a moverlo de lado a lado, como si se tratara de una espada para dar un tajo lateral que pudiera terminar la pelea…

« Vuelve a saltar… más alto… »

El tintineo llenó los oídos de Lakshmí, quien se impulsó con ambas piernas para saltar en el momento preciso que Taabeej pasó, dejando a Gangadevi de nuevo sorprendida.

– ¿¡Pero qué…!?

« Levanta la mano izquierda. Una palmada al aire. »

La mano de Lakshmí obedeció la orden y de inmediato soltó un manotaxo al aire en sincronización con la música, como si fuera un movimiento más de la danza…

Pero no era así. Para nada lo era…

¿Por qué el Padma puede llegar a ser tan peligroso? Su poder consiste en controlar los hilos del destino de todo a su alrededor, y cuando decimos todo: hablamos de TODO, ya que TODO tiene un aura del destino. Animales, humanos, plantas… dioses, semidioses, monstruos, valkirias… Objetos como rocas, el agua, el aire…

El movimiento de Lakshmí movió los hilos del aire, para formar una "burbuja" que se precipitó a la cara de Gangadevi… Dándole un golpe directo.

Por primera vez Lakshmí golpeó a Gangadevi sin tocarla; la humana dejó escapar bastante sangre tras recibir ese golpe invisible.

– ¿¡Ehhh…!?

« … ¡Ten cuidado, Gangadevi! »

« Mueve todos tus brazos al frente. »

Cómo siguiente movimiento de su danza, la diosa se impulsó hacia atrás con un empujar de sus brazos, tanto los reales como los de hilos en su espalda. Aquello fue la siguiente técnica invisible de Lakshmí:

Cuatro golpes que dieron de lleno en Gangadevi: 2 en su estómago, uno en la pierna, y otro más en el rostro.

– ¡Agh--!

« ¡Sal de aquí, Gangadevi! ¡No vas a poder contra ella! »

La humana se levantó y movió los pies para crear distancia entre ambas…

« Suelta los dedos. Al frente, uno por uno, y cierra el puño… Mueve tu otra mano al frente. »

La orden de Padma fue llevada a cabo por Lakshmí, moviendo su mano en dirección de Gangadevi: conforme movió los dedos para apuntar a la humana, los hilos del destino se hicieron presentes y fueron disparados de manera sincronizada hacia la humana.

Rukmini
[ Reina de Krishna ]

La red de hilos cubrió a Gangadevi, de manera que por más que moviera sus pies no se movió de su sitio; al contrario, fue encerrada en esos hilos y, cuando la diosa cerró el puño, la humana fue arrastrada hasta donde estaba Lakshmí.

– ¡Hey…! ¡Estúpida muda, ya suelta--!

Por último Lakshmí movió su palma extendida al frente, como se lo dijeron los tintineos, dando una palmada directa en el pecho de Gangadevi. A pesar de traer la armadura de Skogul, el golpe resonó en su caja torácica así como la patada anterior, soltando el aire de Gangadevi.

Todo en un instante tan rápido que escapó de la vista de Gangadevi y Skogul.

– ¡A eso me refiero! – Saraswati gritó con éxtasis y emoción – ¡Haz pedazos a esa jirafa!

– ¡Vamos hermanita!

– ¡Tú puedes, Lakshmí-san!

Entre las gradas divinas, Shiva y Rudra abrieron los ojos en sorpresa por ver, por primera vez, el efecto del Diwali de Lakshmí.

– ¡Es como… Tandava…! ¡Un ritmo de combate impredecible al tono de la música, que junto a sus hilos se vuelve… imparable!

Suficiente información para Rudra; el dios se irguió y levantó un puño hacia la diosa en apoyo.

– ¡Vamos Lakshmí! ¡Tú puedes!

– … ¡Eso es! – Shiva acompañó a su mejor amigo – ¡Acaba con esa maldita jirafa, Lakshmí!

Desde su posición, Vishnú separó los brazos de sus costados y comenzó a aplaudir al ritmo de la música; a su lado Brahma le miró con sorpresa.

– ¿Ahora bailas, por ella? ¿Tan loco te ha vuelto?

– … No se puede evitar. Así es ella…

De hecho, no fueron solo ellos. Todos dioses del Svarga se unieron como pudieron en la música y danza de Lakshmí, así como se unieron hace 1000 años para el Tandava de Shiva; pasos y aplausos resonaron en los Campos Elíseos, así como el sitar de Saraswati, la pandereta de Parvati, tambores y cuerdas, gritos y agitaciones.

Junto con el canto especial de la danza de Diwali, que es la oración que los humanos utilizan para estimular la conciencia para invocar a Lakshmi y su buena fortuna a sus hogares:

Om Mahalakshmaye vidmahe ~♪
Vishnu priyaye dhimahi ~♪
Tanno Lakshmi prachodayat ~♪

[ “Om meditemos en la Gran Multiplicadora, la esposa de Vishnu, que la Fortuna nos ilumine" ]

Los cantos del Svarga, así como la música que aumentaba, llegaron al cuerpo de Lakshmí; su corazón y latidos fueron acelerados al momento, y con ello sus movimientos corporales y los tintineos en sus tímpanos.

« La cadera, un salto de pies, las manos extendidas, gira el cuello, otro salto…

» Sigue bailando… sigue bailando… sigue bailando… »

– … Si…

Mahabharata
[ Olas de leche agitadas ]

Ambos pies en la arena, sus manos cubiertas de sangre, el cabello sedoso todavía, ambos párpados cerrados, heridas abiertas, los pequeños elefantes tatuados en los hombros y brazos… Cada parte de su cuerpo sentía el ritmo de la música así como los latidos acelerados de su corazón, dando lugar de manera voluntaria al baile.

El sudor del esfuerzo recorría su cuerpo, provocando un contraste de temperatura para regularla así como limpiar su sangrado corporal. Poco a poco la temperatura de la diosa se elevaba y provocaba un vapor ligero que acompañaba sus tantos movimientos…

Pero a ella no le importaba; solo le importaba la satisfacción y placer que surgía en cada uno de sus movimientos. Por primera vez, estaba disfrutando aquello de manera muy genuina…

« Que… hermoso… »

Todo mientras Gangadevi vivía el infierno mismo: su cuerpo era constantemente enredado en los hilos del destino, para sellar sus movimientos y recibir golpes aleatorios sobre su estático estado, fuera con las manos reales de Lakshmí o con las burbujas de aire que movía.

Igualmente todo corría para su mala suerte; sus pies se trababan al tratar de moverse, una herida dolía más de lo normal, una roca voló hasta golpear su rostro, el brillo reflejado en el techo dorado del estadio le cegaba por un momento. Sin posibilidad alguna para defenderse de la diosa…

Poco a poco la velocidad de Lakshmí incrementaba, hasta el punto en que sus ataques se volvieron un ejército de sombras residuales que golpeaban en todas direcciones a la reina poética; de la misma manera que Shiva encerró a Raiden Tameemon en su danza de fuego, la danza de la fortuna devoraba a la reina de reinas.

Mahabharata Ksirabdhitanaya
[ Olas agitadas de la hija del mar de leche ]

– ¡Gangadevi está siendo de nuevo usada como saco de boxeo! ¡Pero parece que está por caer…! ¡No, todavía no, todavía no… cada golpe la vuelve a dejar en su lugar!

» ¡La diosa Lakshmí y todo el Svarga se han unido en el festival de las luces para destrozar a Gangadevi! ¡Una lluvia de meteoros infinitos arremeten contra la humana sin fin aparente! ¡Está acabada…!

En las gradas divinas del lado griego, Atenea aplaudió con ambas manos de manera divertida, mientras movía la cabeza de lado a lado junto a la música divina.

– ¡Qué increíble! ¡El Padma puede causar tal desastre sobre un rival… golpearlo por siempre hasta hacerlo pedazos! ¡Quiero luchar contra eso!

– ¿¡Estás loca, Atenea!? – intervino Ares con sudor corriendo por su rostro – ¡Eso podría matarte!

– ¡Solo si me muero!

– … ¿Qué?

– Además, ¿Acaso la música no es tan… emocionante?

– En efecto… – Syf comenzó a silbar por lo bajo – Es una melodía bastante agradable.

– ¿A ustedes les parece eso agradable? – Ares tembló con el sudor corriendo por su frente – Si la danza de Shiva me provocaba escalofríos, ¡Esto me está dejando paralizado!

– ¿Acaso… tienes miedo que Lakshmí algún día te quiera seducir con esa danza? – Ares se sonrojó de la sorpresa de sus palabras, a lo cual Atenea le sacó la lengua – ¡No seas tan iluso, hermano mayor! ¡Ni siquiera la rubia tetona que adoptamos podría fijarse en ti!

– Ahora que está peleando en serio, como debió hacerlo desde el principio, todo terminó. – sonrió Syf de lado con satisfacción – Otra ronda más para nosotros.

En la habitación de Afrodita, Leónidas terminó por levantarse del diván al ver la manera en que era golpeaba Gangadevi sin cesar; por su parte Hermes comenzó a bailar al son de la música del Diwali.

– Qué canción más placentera… ¿No le parece?

– … Prefiero la música espartana.

– Ahora podemos ver que la balanza de la fortuna y el destino ha vuelto a caer a favor de los dioses… Mi pésame por la reina, que estaba dando muy buena pelea.

El espartano sintió molestia que no quiso expresar frente a Hermes; aunque habían dejado pelear a Gangadevi con la esperanza que hiciera un espectáculo como el de Cleopatra, verla acorralada así no le provocaba gusto.

– … Logrará salir de allí.

– Siendo honesto, espero que lo logre. Haber conectado ese ataque divino tan poderoso, que casi acababa con Lakshmí, y ahora ser golpeada de esa manera… Sería un lástima si pierde por esto.

Todos los golpes que la arremetían por todas direcciones incluso estaban provocando daños en la armadura de Skogul, cosa que la valkiria comenzó a notar en su propio cuerpo; se vio obligada a hacerla responder.

« ¡Gangambika, reacciona de una vez! »

La única forma en que la humana, estando al forma del desmayo, respondió; obviamente con mala cara.

– ¡No me llames así!

En un momento en que los hilos de Lakshmí la liberaron, llevó ambas manos a la cadena que sujetaba su arma divina Taabeej y la jaló con todas sus fuerzas para llevarla consigo; entró en el disco y lo usó como escudo protector al tiempo que tomó de su último aliento para unos versos del poema original.

La carta que sigue a esta…
Hasta la inserción de treinta y cinco versos…
No está escrita por las hojas de palma ~♪

Aathavaan Shlok. Paintees Taad Chhand
[ Octavo verso. Treinta y cinco versos de palma ]

Su disco comenzó a vibrar y girar, aprovechando las pequeñas cuchillas que tenía en sus extremos para crear temporalmente un escudo, tanto físico como de aura del destino, que pudiera mantener a raya a Lakshmí y su danza, que ni se inmutó y continuó con frenesí.

Un pequeño momento para replantear su estrategia de combate.

« ¡Se supone que era un ataque de un solo tiro, y esta diosa sigue con vida, y sigue atacando como loca…! »

« No me lo tienes que recordar… ¡No pensé que… su poder sobre la fortuna fuera tan grande! ¡Es… es muy diferente a lo que enfrentamos! »

« No quiero excusas… ¡Use de nuevo tu poder, para absorber los hilos y dejarla indefensa! »

« No funciona así. Tendríamos que hacer lo mismo que hace un momento, pero te están haciendo picadillo… De todas formas…

» Ese color púrpura es algo nuevo. No puedo intervenir con él… y presiento detrás demasiado poder para nosotras; no sé si podamos usarlo y resistirlo-- »

« ¡Que no quiero excusas! ¡No me importa si te haces pedazos, úsalo--! »

Su cara se vio interrumpida por un puño de Lakshmí directo con su mano física, siendo que la diosa había saltado y usado una de sus manos para sobreponerse en el disco cortante.

En esa fracción de segundo, Gangadevi pudo ver qué Lakshmí ahora era muy distinta a la anterior; esa hoja cortante había logrado cortar su espalda con tan solo un tajo… Pero la mano de la diosa estaba intacta sobre el filo del disco; y no solo eso, sino que una llama de fuego verde se posaba entre sus dedos…

– … ¿¡Qué es…!?

La diosa levantó uno de sus pies para posarlo sobre la cabeza de Gangadevi y saltar por los aires, con lo que ejecutó su siguiente jugada: movió su mano hacia la humana, estirando una gran cantidad de hilos que chocaron con la arena debajo, y de inmediato movió su mano hacia arriba.

Gajalakshmi
[ Profundidades del océano ]

Los hilos funcieron como una trampa de oso que levantó todo el suelo bajo Gangadevi, encerrando a la humana en el proceso; levantando parte de la arena y a la reina dentro de su red, Lakshmí llevó todo ello moviéndose al ritmo del Diwali, y concluyó lanzando la red con todas sus fuerzas al suelo de nuevo.

Cómo un pequeño meteoro se produjo el impacto de la red de Lakshmí en el suelo, mandando a Gangadevi a los aires por un momento; en cuanto la diosa tocó de nuevo el suelo, sus redes de hilos se hicieron presentes para volver a encerrar los movimientos de Gangadevi.

Rukmini
[ Reina de Krishna ]

Lakshmí se acercó en saltos a la humana, con un nuevo poder entre los dedos; el aceleramiento exponencial de su corazón había conseguido una combustión en Lakshmí, usando su propia aura del destino como batería, y con ello logrando que el fuego que emanaba la diosa fuera de color verde.

Eso le permitió su siguiente ataque; levantar sus dedos de la mano y moverlos de tajo en línea recta… como una triple espada.

Anisha
[ Fuego de la no violencia ]

La armadura de Gangadevi fue cortada de tajo en 3 grandes cortes que provocaron daño tanto en la valkiria como en la humana; el pecho de Skogul fue abierto, lo que provocó tanto dolor como molestia en la quinta hermana.

« ¡No me dejaré morir, estúpida humana! »

Volund. Dhal-skjoldet til den poetiske dronningen
[ Volund. Escudo Dhal de la reina poética ]

La armadura se deshizo y dió lugar al escudo gigante que se dispuso entre Gangadevi y Lakshmí, de manera que la diosa sin percatarse arremetió el Diwali sobre la valkiria.

Mahabharata Ksirabdhitanaya
[ Olas agitadas de la hija del mar de leche ]

Mientras la valkiria era arremetida por los golpes de Lakshmí, los dioses del Svarga elevaron su clamor en apoyo para ella; un pequeño momento fue suficiente para que pudiera oírlos.

« Ellos… los dioses que me veían como una maldición, ahora… me están apoyando. Gritan mi nombre, quieren que gane… ¡Nadie más me odia! ¡Me siento tan…! » entre el vapor por su sudor a alta temperatura, pequeñas lágrimas de sus ojos cerrados también se desvanecieron « Todos me miran, y todos esperan mi victoria… ¡Entonces… yo no debo…! »

Entre sus ataques, los hilos de sus manos comenzaron a salir de manera aleatoria como si se tratase de un torbellino de hilos a toda velocidad…

Lokamata
[ Madre del mundo ]

Algunos fueron como ráfagas de viento cortantes y peligrosos que impactaron en Skogul tratando de derribarla… como fueron como telas pegadizas que arrastraban todo lo que tocaban. Gangadevi, detrás del escudo de Skogul, se irguió y trató de usar a Taabeej aún atado a su mano izquierda para contraatacar; por desgracia, varios de los hilos pegadizos de Lakshmí se adhirieron a ese brazo y lo inmovilizaron.

– ¡Maldita diosa, ese es mi brazo-- Argh!

Su cuerpo de pies a cabeza fue inmovilizado, pero más todavía torcido; la velocidad de los hilos no se detenía tras enganchar el cuerpo de la humana, sino que continuaban su recorrido sin importar arrancar una parte de su piel o si torcían su cuerpo.

Uno de los hilos, de mayor tamaño que los anteriores, fue directo al cuello de Gangadevi, atrapándolo de nuevo en un giro completo y comenzando a apretar con suficiente fuerza para cortar el oxígeno a la humana; ella trató de resistirse como podía…

– Valkiria… Taabeej… Aún debo ganar… Agh…

Esta ocasión las cosas parecían muy diferentes para la humana reina poética; Skogul de frente recibiendo todos los ataques por Gangadevi; Taabeej no podía reaccionar a menos que ella usara los versos de su cántico, pero ahora ya no podía usarlos.

Por primera vez en la batalla estaba… sola. Los dedos de su brazos izquierdo levantados se dirigieron a la valkiria a unos metros frente suyo… en piedad…

« Valkiria… Ayúdame, por favor… »

– ¡Amor! – Kumara se levantó de su asiento en desesperación – ¡Por favor, detengan a Lakshmí!

– No quiero seguir viendo esto… – Gengis Khan bajó la mirada – Seré un loco maníaco, pero no un psicópata que disfruta esta clase de torturas.

– … Parece que estábamos equivocados… – concluyó Alejandro Magno con decepción, bajando la mirada por un momento – Esperaba que ella pudiera dar más que solo un ataque afortunado, pero… Parece que no es así.

Julio César también se mostró bastante decepcionado al respecto, atinando a sentarse de golpe en las gradas con los brazos cruzados.

Los espectadores en la habitación de Hlökk, siendo la mayoría de Einherjers y valkirias; Jeanne y Okita junto a Kondo desde la habitación del segundo; Leonidas y Hermes en la habitación de Afrodita; Marie Curie y Tesla que en el laboratorio dejaron de lado su investigación para prestar atención a las pantallas…

Todos ya lo dieron por perdido, frente a esa ráfaga infitina de golpes que nunca cesarían… Gangadevi únicamente pudo responder cerrando sus ojos un poco, mientras la visión se le nublaba.

« … Alguien… Que alguien me ayude… Por favor… »

Con cada golpe que lanzaba y cada hilo que se arrojaba y abría paso, la magia de Lakshmí aumentaba exponencialmente. Así también ella sentía todas sus emociones fluir como un río sin cauce ni freno aparente… Por primera vez se sentía así de emocional…

Por primera vez podía ser honesta por completo.

« Todo este tiempo me hice esa pregunta… ¿Quién soy? ¿Por qué soy así? ¿Por qué tuve que nacer así…? Pero la verdad es… que estaba tratando de pretender que… que yo no tenía nada que ver… Que yo no tenía nada qué hacer…

» Pero todos… todos han visto en mí lo que yo no quise ver… el señor Rudra me ayudó a darlo todo de mi, y a expresar todo de mi… También el señor Vishnú me hizo ver… No, me ha hecho ver la belleza de aceptar el Padma como mi oportunidad… Mi oportunidad de enmendar mi camino…

» Yo ya elegí mi propio camino… Yo ya escogí mi decisión, aquí y ahora… Quiero… quiero…

» Quiero tener una noche de chicas con Parvati y Saraswati, compartir con ellas esta emoción y este gozo… Quiero hablar de nuevo con Adhi onee-chan, abrazar a Santhana, darles un beso a Vidhya y Dana, y preparar yo la cena esta vez… Quiero compartir mis mañanas y mis noches con… con Rudra y Vishnú, ser sostenida por sus manos y sentir el amor de cada uno, y abrir mi corazón a ambos…

» Todos ustedes siempre han estado para mi… Por eso no voy a defraudarlos. No lo pienso hacer… ¡Decido no hacerlo! »

Sus golpes y torbellinos de hilos se detuvieron en seco, dejando a la diosa con lentos movimientos de Diwali como si estuviera a punto de finalizar; su pierna izquierda que levantó hasta que su rodilla pudiera tocar su pecho, y las manos se balancearon de lado a lado con lentitud.

De igual manera los hilos del destino que cubrían a Lakshmí comenzaron a trasladarse por su cuerpo, para enredar el pie levantado de la diosa; así también las llamas verdes del aura del destino se apagaron de las manos de Lakshmí, pero se encendieron en ese pie.

El frenado de ataques aleatorios también liberó la presión de los hilos que sujetaban a Gangadevi; su cuello fue liberado y pudo recuperar el oxígeno antes de perder la consciencia, que le hizo abrir los ojos de golpe y respirar profundas y roncas bocanadas de aire.

« ¡M-Maldicion…! ¡Esto estuvo… tan cerca…! ¿Huh…? »

De repente se percató de la nueva danza de Lakshmí, que le erizó al instante los cabellos y vellos corporales, así como detuvo su corazón por un instante y sintió frío recorrer su cuerpo.

La pierna de Lakshmí fue cubierta capa por capa con los hilos del destino, como si fuera una cebolla que crecía en tamaño y color púrpura, así como en intensidad con las llamas de color verde que le acompañaban.

« ¡Gangadevi…! » Skogul le habló desde el escudo, aún teniendo varias heridas en su cuerpo « Libérate como puedas de sus hilos… ¡Sal de aquí, ahora! ¡Yo la recibiré…! »

La humana no lo pensó más de 2 veces y movió su cuerpo como podía; la tensión en la mayoría estaba liberada, pero su brazo izquierdo no. Lo más que podía hacer era mover a Taabeej así que lo intentó un poco, con la esperanza que sirviera como escudo o, por lo menos, pudiera hacer algo contra esa diosa…

En el fondo, los cánticos de los dioses del Svarga aumentaron, que le dió más impulso a Lakshmí para lograr su ataque final. Una gota de sudor suyo cayó al suelo, y empapó la arena justo delante de su pie…

Y liberó su técnica final.

Shrii Majaalakshmiaii
[ Belleza de la gran multiplicadora ]

Su pierna se levantó y liberó una patada con todas sus fuerzas físicas, así como sus hilos del destino que acumulados formaron un haz de luz divina, brillante como el púrpura y ardiente como el verde, como su fuera un rayo a la velocidad de la luz.

Tal ataque golpeó de lleno a Skogul en su costado derecho, abriendo un agujero en esa zona, y también golpeó a Taabeej, consiguiendo por primera vez hacerle daño y partirlo a la mitad. Por último en la lista, Gangadevi fue golpeada por el haz de luz y arrojada por los aires con mucha fuerza.

La mala fortuna para Gangadevi fue en los hilos que sujetaban la mitad de su cuerpo así como su brazo… No se movieron a su favor, sino que salieron disparados a otras direcciones…

Todos en los Campos Elíseos quedaron boquiabiertos y asustados ante lo que acababan de presenciar; entre las gradas de los griegos, Syf y Ares tenían los rostros pálidos mientras que Atenea sonrió con emoción placentera…

Entre los jardines ocultos, Nut soltó todo el aire que había contenido y giró su mirada un poco para toparse con la de Thor.

Fecha de publicación: 09/11/23
Autor: ASFD
Edición: Darklord331

Nota de autor: Muy buenas, mi querida gente.

Primero que nada, agradecimientos y reconocimiento especial a Darklord331 por ser el primer beta reader de LR, además de encargarse de los detalles finales de edición… Thanks!!

Ahora, volviendo al capítulo… Por fin, justicia divina a Komi-san hindú. Ahora Lakshmí si puede comunicarse UwU, a base de vergazos contra morras mamonas.

La besto waifu Nut ha vuelto, ¿De verdad entregará su victoria a los dioses? ¿Podrá Lakshmí ganar la sexta ronda y conseguir devolver el título de divinidad al Valhalla? ¿Gangadevi sobrevivirá a ese ataque tan bestial o ya deberíamos cavar su tumba como la de Skogul?

Está ocasión no habrá capitulo doble, pero si una sorpresa: el final de la sexta ronda está cerca… MUY CERCA.

Sin más que decir… ¡Los leo en el siguiente capítulo!

Recordatorio: La publicación de capítulos es cada 21 días.

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