Capítulo 60: Piezas en el tablero

El silencio quedó en la sala de reuniones; ninguno de ellos esperaba que las palabras de Shiva fueran en esa dirección. Nadie en la sala siquiera se hubiera imaginado que el dios de la destrucción, quién más respeto daba a la humanidad después de su combate, tuviera esa petición.

Atenea fue la primera en expresar sonido, siendo una risa nerviosa muy parecida a una carcajada.

– ¡Qué bromista! ¡Con razón mi papi se la pasa hablando de tus brazos todo el tiempo! – Atenea respiró hondo y volvió a tomar asiento de manera formal – Volviendo al tema, ¿Alguien trae más dulces?

– No es broma, niña. Estoy hablando en serio… Espera, ¿Tu padre hace qué?

– ¿Qué estás diciendo Shiva? – Lugh se cruzó de brazos y arqueó los ojos – ¿Tú, pelear contra la humanidad? ¿Perdiste la cabeza?

– ¡No puede ser! Tú eres el mayor lame-botas de esas ratas. – Morrigan le fulminó con la mirada aunque oculta detrás de Lugh – Así como Thor~

– ¡Hey! ¡Más respeto! – Shiva levantó una pierna sobre la mesa – ¡Estoy hablando muy en serio! ¡Quiero ser el siguiente peleador de los dioses!

– … Eso es mucho interés, ¿No? – Amaterasu se inclinó hacia adelante – ¿Por qué tienes ese deseo? Dejando de lado tu respeto a ellos, estabas en contra de este torneo desde el principio.

Shiva se relajó un poco más, regresando a su asiento y cruzando los brazos detrás de sus hombros.

– Los humanos a quienes yo apreciaba y respetaba… han desaparecido. Así como dijo Cernnunos, en estos 1000 años no ha habido muchos cambios a lo que eran antes. Son fuertes y valientes, pero… creo que eso los ha vuelto arrogantes y orgullosos.

» Además, el anciano pudo conseguir su lugar en este torneo… ¿Qué impide que yo haga lo mismo?

– ¡Los números, niño! ¡Los números!

La diosa de la sabiduría exclamó para llamar la atención de todos; parpadeó sus ojos un par de veces y la Conciencia de Guerra se activó para realizar un análisis ante la incógnita que acababa de presentar: Shiva como sexto peleador.

Análisis tras análisis; escenario tras escenario; hipótesis fallida tras hipótesis resultante… Varios datos comenzaron a volar en la cabeza de Atenea mientras ella lo estudiaba muy a fondo. Al finalizar tuvo una respuesta definitiva:

– ¡Si, es brillante…! ¡No, es mala idea!

– … ¿Qué?

– Es que… es que… – Atenea levantó el rostro, con las mejillas rojas de la emoción y los ojos a punto de brincar – ¡Diablos, qué dilema!

» Por una parte, un líder de panteón entra de nuevo para tomar revancha contra la humanidad, así como mi papi. El mejor artista marcial de los Cielos, el dios de la destrucción… ¡Diablos, qué concepto más genial para tener una presentación espectacular, con fuego y elefantes voladores!

» Pero… ¡Pero…! Una estrategia que consiste en usar la misma carta para combatir a la humanidad; el mismo peleador, la misma estrategia del Tandava para orillar al humano de todas direcciones y el Tandava Karma para quemarlo aunque eso le cueste la vida propia al usuario… ¡Demasiado cliché y genérico, repetitivo!

» En términos de estadísticas objetivas, Shiva es un excelente candidato para enfrentar a un humano, incluso a uno de este segundo Ragnarok. En términos de estadísticas subjetivas, no es buena estrategia mandar al mismo dios contra humanos que han evolucionado por un milenio justo después de ya haberlo hecho.

» Mi respuesta final… ¡No… pero si…! ¡Qué dilema, carajo!

– … ¡Debes estar bromeando! – Shiva se enfureció por su respuesta – Hace menos de 20 minutos tu padre tuvo su revancha… ¡Si él pudo y terminó ganando, yo también puedo hacerlo--!

– ¡Acabas de decirlo! – Atenea levantó uno de sus dedos a Shiva – Acabamos de enviar a papi para la quinta ronda; aunque no estés en la lista por anticipado, hacerlo tan pronto podría darle a las valkirias una mejor idea de a quién enviar… ¡Podría surgir tu counter definitivo, niño, que te dará fin!

» Además, en términos de marcador, los humanos no serán tan compasivos como lo fue Raiden Tameemon…

El dios estaba por contestar, pero… en cierta manera Atenea tenía razón. Su pelea contra Raiden Tameemon no fue nada fácil; estuvo muy cerca de la muerte justo cuando el humano se decidió por pelear en serio con el sumo. Guardó silencio y se acomodó en su cojín de nuevo.

– ¿Entonces no puedo pelear… ahora?

– ¿Hmmm? ¿De verdad quieres pelear en este Ragnarok, aunque no sea ahora? – Atenea sonrió con curiosidad – ¿Por qué tanto interés, niño?

– Ya lo dije, y es todo lo que necesitas saber.

– Así que una prueba de valor a los humanos para que no pierdan el rumbo. Muy bien… Veré qué puedo hacer, para después~

– ¿Dejarás que Shiva pelee de nuevo? – Amaterasu se consternó – ¿Qué tonterías dices?

– No es tontería alguna… ¡Es estrategia a futuro! ¡Servirá más adelante para asegurar una victoria; de eso estoy muy segura! Si mi papi lo logró, mi lindo Shiva también puede hacerlo aunque le cueste perder 2 o 3 brazos más.

– … ¿Huh?

– Entonces, ¿Yo también puedo entrar a pelear? – la diosa japonesa se levantó de su asiento – ¡Yo también soy una guerrera formidable, además que quiero… hacerle pagar a esos humanos por haberme arrebatado a mi hermano--!

– ¡Primero que nada, discutamos esto que tenemos enfrente! – Atenea azotó ambas manos en la mesa – ¡Sexto peleador! ¡Yo digo que mandemos a la lunática, o sea la que vive en la Luna!

– Estoy en desacuerdo… – Shiva intervino de inmediato – Si pedí mi entrada a este Ragnarok fue para pelear de una vez… Si no me darán ese puesto, entonces quiero que sea Svarga que tome el siguiente turno.

– ¡Demasiado interés, mi lindo Shiva! – Atenea giró hacia el dios – Siendo ese es el caso, tienes 2 representantes de tu lado… ¿A quién de los 2 quieres--?

– Es obvio que Deví no peleará hasta que Thor haya hecho su plática con ellos o lo que sea… Además, mencionaste ciertas probabilidades a nuestro favor que quiero tomar… – Shiva se irguió por completo, y levantó su brazo hacia la tercera diosa hindú presente – Quiero que Lakshmí sea la sexta representante de los dioses.

La diosa hindú se quedó mirando fijamente a Shiva, hasta que cayó en la cuenta de lo que significaban sus palabras; ambos ojos se abrieron por completo y un sonrojo inundó sus mejillas.

– … ¿¡E-Eh…?! ¡S-Señor Shiva…!

– Justamente dijo la niña que eras una buena candidata para el siguiente combate, considerando la ventaja en el marcador que tenemos… – Shiva abrió también el segundo par de ojos, demostrando su determinación – Quiero que seas la siguiente, y tal vez yo pueda entrar para la séptima ronda.

– ¡Eso es muy pronto, además que… muy egocéntrico! – intervino Cuahuitlícac de inmediato – ¿¡Quedarte con 2 combates seguidos tan pronto!?

– ¡A mi me gusta la idea…! – Huitzilopochtli sonrió divertido – En especial, ver a aquella diosa tan calladita entrar a pelear… ¡Me interesa mucho lo que sucederá!

– ¡Esto no es sensato…! – Amaterasu también intervino en contra del dios de la destrucción – ¡Esto mismo fue lo que hicieron los dioses de la Trinidad de Egipto, y fue justo lo que nos dio 2 derrotas seguidas--!

– ¡Tú misma lo dijiste! – Shiva volteó de nuevo a Atenea – ¡Dijiste que la probabilidad de ganar con ella como sexta sería--!

– Creo que no me entendiste, mi lindo Shiva…

Ahora que la discusión tenía un tono más serio y agresivo, Atenea se acomodó de manera formal cruzando las piernas para acomodar sus manos, además de fijar sus ojos en mirada directa a todos los presentes.

– Si enviamos a Lakshmí a la siguiente pelea, enviarte para la séptima ronda no es una idea muy sensata ni estrategia inteligente. No quiero que sigan discutiendo, ninguno de ustedes, así que voy a aclarar todo lo que dije:

» Enviar a Lakshmí para la sexta ronda es una buena estrategia, aunque conservo mis dudas. Tu turno podemos discutirlo después… Ahora…

Todos quedaron sorprendidos con la expresión seria y directa de Atenea para calmarlos; la diosa se pensó un poco más y terminó por levantar los hombros.

– Qué más da… ¡Todos tenemos dudas!

– Así que, ¿Apruebas su decisión?

La pregunta de Thor provocó que ella se lo pensara un par de veces, antes de dar su veredicto final, que le provocó una risa coqueta y levantar su brazo izquierdo al aire con un dedo alzado.

– ¡Me gusta su forma de pensar~♡! ¡Es una verdad que voy a apoyar…!

– En ese caso, también voto por la opción de Shiva respaldada por Atenea… – Thor fue el segundo en levantar la mano en favor de la opción.

– Esto me gusta mucho… ¡Yo los apoyo! – Huitzilopochtli también levantó su mano en favor.

– ¡Oigan…! – Amaterasu se levantó de nuevo de su asiento para llamar la atención – ¡No podemos hacer la votación de esta ronda tan a la ligera! ¡Debemos pensarlo bien--!

– ¿Crees que ella es débil? – Shiva dirigió una mirada fulminante a Amaterasu – ¿Crees que no podrá?

– No, no me refiero a eso. Pero--

– La he visto pelear antes. Yo mismo he sentido en carne la fuerza de sus puños en más de una ocasión; tiene suficiente fuerte para ganar contra cualquier humano que se le ponga enfrente… Confío en ella.

Las palabras de Shiva callaron tanto a Amaterasu como a los demás dioses que también tenían dudas al respecto. La reina del sol naciente quedó en silencio unos instantes y con la cabeza baja, para después levantar levemente su mano izquierda en apoyo.

– … De acuerdo. Yo lo apoyo.

– ¡Esperen un momento!

En esta ocasión fue Rudra quien intervino, levantándose de su asiento para llamar la atención de todos; Atenea suspiró con pesadez y molestia, girando los ojos como niña.

– ¡Agh! ¡¿Ahora qué, otro cuatro brazos!?

– Antes de tomar esa decisión, debemos preguntarle su opinión a ella.

– … ¿Cómo…? – Atenea levantó uno de sus ojos en duda – ¿Me estás tomando el pelo…?

– ¡Ella es así! No debemos hacer que se altere demasiado, o tomaremos una mala decisión que nos puede llevar a la ruina.

De inmediato Rudra volteó a Lakshmí; la diosa estaba de pie con ambas manos en las mejillas, ambas rojas de la vergüenza que sentía por tener toda la atención, respiración agitada acompañada de nubecitas de vapor que escapaban de sus labios carnosos, y ojos en blanco.

Lakshmí estaba en shock sin saber qué responder por tanta atención; Rudra le puso una mano en el hombro para llamar su atención.

– Disculpa Lakshmí, ¿Nos estás poniendo atención…?

La diosa hindú movió lentamente la cabeza en afirmación; entonces Rudra hizo su siguiente pregunta.

– ¿Qué te parece? ¿Quieres entrar a pelear…?

Lakshmí parpadeó un par de veces para fijar su mirada en los presentes; primero en Shiva quien seguía colérico, después en los dioses como Thor y Amaterasu que estaban muy serios y callados, o Huitzilopochtli y Atenea que al contrario estaban muy emocionados. Por último puso su mirada en Rudra, quien con mirada tierna y sonrisa cálida sostenía su hombro.

– No te esfuerces. Si no quieres, enviaremos a alguien más.

Lakshmí se quedó mirando a Rudra unos segundos, para después repetir la misma secuencia de mirada a todos los dioses; todos esperaban una pronta respuesta. La diosa hindú respiró hondo y caminó lentamente al frente, hasta el borde de la mesa…

Asintió.

– Si… Quiero pelear… Por favor…

Atenea sonrió y levantó ambos hombros con inocencia y triunfo.

– ¿Para que hacemos esa larga y aburrida tontería de votar? Ya tenemos respuesta… – Atenea azotó la palma extendida en la mesa ¡Lakshmí será la sexta!

El gesto repentino asustó a Lakshmí, quien abrió los ojos bastante y emitió un pequeño grito de susto; por su parte, Shiva respiró hondo un poco más calmado y se reclinó sobre su sofá flotante con más calma.

« Si hacen caso a mis palabras, esa humana o tal vez el humano será la siguiente… Con Lakshmí como rival, estarán perdidos. No saben a quién se enfrentan, y con eso aprenderán a respetar a la raza humana. »

– Pásame la copa, por favor.

En otro sitio había otra reunión importante en ámbitos sentimentales; Geir con Leónidas en la sala de los Einherjers caídos.

El espartano tomó la copa de cristal lo más delicado posible por el coraje que sentía en su interior; la valkiria recogió la copa y la depositó en el sitio correspondiente, para dejar en su interior un poco de agua de la jarra de vidrio en sus manos. Poco después se encendió la imagen holográfica de la fotografía tomada a la maestra marcial china en su honor:

Ng Mui y Geir compartiendo comida durante el milenio entre Ragnarok; en concreto, la primera vez que la humana fue invitada y llevada a la cena de los Einherjer. La valkiria tenía en la boca un enorme pedazo de pan y trataba de abrazar del cuello a Ng Mui, quien a su vez intentaba tomar un bocadillo y le lanzaba una mirada fulminante a Geir.

Con solo ver la escena, el recuerdo golpeó la cabeza de Geir con risa triste.

– Aún recuerdo ese día. En cuanto tomé la foto, ella me lanzó un golpe a la cara.

– Muy fuerte por cierto… – le respondió Leónidas con una sonrisa, además de liberar su boca del puro para dejar escapar el humo – Resonó en la sala y todos volteamos a ver; estaba muy asustado y enojado cuando vi que te sangraba la nariz.

– Mi hermana Hrist también se enojó mucho, y ella fue quien me revisó la nariz mientras tú regañabas a Ng Mui.

– Ella solo me dijo "No fue mi culpa. Ella se me acercó mucho, y olía a sudor".

– ¿En serio? Nunca me contaste eso.

– Porque es una mentira. Solo dijo lo primero, que te acercaste mucho, pero lo del sudor lo acabo de inventar.

– Eres un tonto. Un gran tonto…

Geir empezó a reír por las palabras de Leónidas; lo que empezó como una carcajada alegre fue apagándose poco a poco, segundo a segundo, hasta que las lágrimas se hicieron presentes. La risa se transformó en lágrimas solitarias, lúgubres y apenas audibles, para después convertirse un llanto muy fuerte y claro, con la valkiria apoyando la cabeza sobre sus brazos en la orilla de la mesa de las ofrendas.

– ¿Por qué…? ¿¡Por qué…!?

– Sácalo todo.

– Ella… ¡Ella era tan…! Fuerte, decidida, comprometida… ¡Cuántas cosas no sacrificó por este día! ¡Cuántas veces sufrió y lloró por este día, pero solo perdió…! ¿¡Por qué!?

– … Lo sé muy bien. Ella, más que cualquiera de nosotros, era la que debía obtener esa victoria. Pero al final, Zeus prevaleció… Es un tanque que solo Adán y Ng Mui podrían enfrentar…

La valkiria siguió llorando, hasta que un sentimiento impropio se empezó a apoderar de ella; enojo por los sentimientos de Ng Mui.

– Si tan solo… esa tonta no hubiera peleado con odio contra Zeus… ¡Todo esto habría sido muy diferente!

– No puedes culparla por lo que sentía… De no ser por su odio, nunca se hubiera vuelto la artista marcial que dejó tuerto y rebanó al Dios Padre del Cosmos…

» De no ser por ese odio, nunca le hubieras permitido pelear en la quinta ronda… – Leónidas miró con recelo a la valkiria – Ya que tú también sientes lo mismo que ella, ¿No es así…? Si no odiaras tanto a ese dios anciano, no le habrías permitido en primer lugar que estuviera por 1000 años en el Valhalla para entrenar con el objetivo de matarlo.

» Si quieres responsabilizar a alguien en base al odio… Tú eres la primera culpable.

Las palabras frías y secas de Leónidas fueron como un balde de agua fría directa sobre la valkiria para que de una vez calmase sus emociones negativas; la valkiria le miró con sorpresa por ese discurso directo con palabras que no había oído salir de su boca desde hace muchos años…

Pero no replicó ni dijo nada; todo lo contrario, conociéndose tan bien a sí misma y conociendo los sentimientos que emanaba Leónidas supo que era un momento de pausa. No debía dejarse llevar por sus emociones ni debía dejar que las mismas fluyeran, pues eso podría desbordarse en otro momento de crisis como el que vivió varios minutos atrás.

Se decidió por cerrar los ojos y comenzar a respirar lentamente en pausas largas. Un pequeño momento de meditación para calmarse… Justo como se lo enseñó Ng Mui en una ocasión.

No pudo evitar pensar en ella y las lágrimas también se hicieron presentes, aunque ahora eran menos fuertes, provenientes de un sentimiento de nostalgia.

– Mi… mi amiga… se fue…

– Lo sé.

– Ella… – Geir se limpió con las mangas de su sudadera, tanto el lloriqueo como los mocos que salían de su nariz – Ella era mi… mi amiga más… más cercana…

» Compartí tanto con ella como si fuera la misma Brunhilde onee-sama… Ella se volvió mi nueva hermana mayor… Pero ya no está. Se fue… Por mi culpa…

– Se fue por su convicción de enfrentar a Zeus hasta la muerte… – Leónidas puso una mano sobre la valkiria y dejó salir humo de su puro – No tienes que culparte que haya tenido la convicción de pelear hasta el final.

– Lo sé, lo sé… Pero duele mucho… – Geir se llevó una mano a la cabeza – Todos ellos… Aquiles, Cleopatra, Emiliano y ahora Ng Mui… Todos están muriendo. El marcador tiene 3 derrotas… No, 4 derrotas para nosotros…

» ¿Ahora qué voy a hacer? ¿Qué se supone que haga para que la humanidad pueda ser salvada, y para que mis hermanas mayores y menores, y yo podamos vivir en paz de nuevo? ¿Qué voy a hacer?

Leónidas se acercó a la valkiria y extendió ambos brazos para abrazarle de manera un poco sofocante, encerrándola en su enorme y musculoso cuerpo para que ella no pudiera siquiera respirar bien; su rostro quedó pegado por completo a los abdominales del espartano, con lo cual pudo darle ahora un melodioso discurso.

– No estás sola. Para eso nos hiciste venir a nosotros, los 7 Einherjer, y para eso vinieron tus hermanas aunque fuera para regañarte… Todos estamos aquí reunidos, contigo, para que no tomes estas decisiones tú sola.

» No quieras hacer lo que Brunhilde intentó: hacerlo todo sola. Por eso no estás sola.

– … Muchas gracias…

La valkiria correspondió de la misma manera, extendiendo sus brazos para rodear como pudiera el cuerpo del hombre espartano; estar de esa manera con él era muy cálido y reconfortante, suficiente para calmar sus nervios y temores en un santiamén.

Segundos después Leónidas procedió a encerrarla por completo en sus brazos para levantarla por los aires; la valkiria se sorprendió y asustó de ese gesto.

– ¿¡Eh!? ¿¡Leónidas, qué estás--!?

– ¡Aquí vamos de nuevo…! – la voz del rey espartano cambió, ahora como si fuera la de Heimdall narrando un combate – ¡El poderoso rey de Esparta ha conseguido acorralar a la diosa del Valhalla! ¡Un enfrentamiento esperado por todo el público!

El espartano dio grandes pasos para abandonar el recinto y avanzar a la salida, mientras que Geir le comenzó a seguir el juego y movió sus piernas coqueta de arriba a abajo.

– ¡Oh no! ¡Estoy atrapada~♡!

– ¡Esto se decidirá en el siguiente golpe! ¡Todo lo que tiene que hacer el rey de Esparta es resistir… pero no puede más! ¡La diosa del Valhalla es muy fuerte para él!

– ¡Claro que lo soy!

– Oh no… está por caer… ¡Atención, que el rey de Esparta va a caer! ¡Está acabado! ¡Será su final…!

Una vez que estuvieron afuera de la habitación, Leónidas se dio media vuelta y de un solo movimiento se dirigió al suelo, golpeándose la espalda contra este para estrellar ruidosamente mientras la valkiria quedó sobre él, tomando acomodo para sentarse sobre su estómago.

– ¡No puede ser! ¡El orgulloso rey espartano ha caído!

– Si… ¡Ahora ríndete! – Geir le apuntó con una mano – ¡Puedo acabar contigo de un solo golpe! ¡Pero si te rindes y cumples mis demandas, seré bondadosa contigo y no te dejaré morir!

– ¡No…! ¡El orgullo de Esparta no me deja vivir en rendición! – Leónidas se cubrió la cara con los brazos – ¡Debo morir en combate! ¡O vivir en victoria!

– ¿En serio? Es una lástima… Tu recompensa pudo haber sido enorme. Un reino glorioso que toque el cielo y la tierra… Riquezas imposibles de contabilizar… Un ejército innumerable dispuestos a dar sus vidas por su rey, o… Tal vez, solo tal vez… – bajó de manera coqueta, dejando sus manos sobre el pecho del espartano para descender su cabeza hasta chocar con el oído del griego – ¿Qué tal… a mi?

Con ello Leónidas se descubrió el rostro y dibujó una amplia sonrisa de rendición fingida.

– ¡Que se joda el código espartano!

– Eso sospechaba… mi querido espartano~♡

La pelimorada movió sus manos para tocar los costados de la cara de Leónidas, mientras este tomó con sus enormes palmas de manera cuidadosa la pequeña cintura de la valkiria para sostenerla; ambos se dejaron llevar por el momento y la emoción, que sin darse cuenta, o tal vez a sabiendas pero sin que les importara, sus rostros se fueron acercando poco a poco, centímetro a centímetro…

– ¡Onee-sama! ¡Onee-sama!

La voz chillona de la décimo quinta hermana menor interrumpió el momento entre ambos; la valkiria levantó la mirada mientras que Leónidas bajó la cabeza para separarse, pero la rapidez no le hizo pensar que se golpearía la cabeza fuertemente contra el piso. Así pasó y solo quedó un gruñido de dolor que le hizo escupir su puro.

– ¡Leónidas…! ¡Lo siento mucho!

– No. Es mi culpa… – el espartano se llevó una mano a la cabeza – Fue mi culpa haberme tumbado al suelo. Debí haberlo esperado…

De una vuelta de pasillo apareció corriendo Lífthrasir, con ojos llorosos, y de inmediato fue a la pareja; detrás de ella llegó corriendo Cain, sudando de pies a cabeza y con respiración agitada, por lo que se detuvo en la vuelta de esquina para descansar un poco.

– ¡Niña, camina más lento…! ¡Por poco te pierdo de vista!

– ¡Onee-sama! – Lífthrasir llegó a la pierna de Geir para abrazarla, estampar su cara contra ella y llorar en abundancia – ¡Perdió…! ¡Ng Mui perdió de manera tan horrible! ¡No puedo dejar de llorar!

– Pequeña… – la valkiria se separó de Leónidas e irguió, así como el espartano segundos después, para aferrarse a la menor y cargarla en sus brazos.

– ¡Fue tan horrible! ¡No lo puedo sacar de mi cabeza! ¡Ella fue… estaba siendo golpeada por los puños de Zeus… fue electrocutada muchas veces y… y finalmente su… su brazo se le salió y… y…!

– Ya, mi pequeña. Eso ya pasó… – Geir tomó su cabeza para pegarla a su pecho y dejar que la pequeña llorase, hasta que comenzara a calmarse – Te quedarás lejos de la arena de combate por ahora, ¿Está bien?

– … Está bien… ¡Pero quiero noticias frescas! – a pesar de su rostro lloroso, la niña dibujó una expresión de capricho – ¡Quiero saber en todo momento si la humanidad está ganando o perdiendo este Ragnarok!

– Te mantendré al tanto.

Geir se quedó con la pequeña valkiria en brazos para arrullarla un poco, mientras que Cain se acercó a la reunión para decirles de algo más:

– Bueno… señorita valkiria y usted… Vine hasta aquí para dejarles a la niña de regreso y… decirles que mi mamá se… se unió a la búsqueda…

– … ¿Búsqueda? – Leónidas al principio se confundió, pero después supo de qué se trataba – ¡Es cierto! ¡La búsqueda de…!

– ¡Todavía no encuentran a mi hermanita mayor! – Lífthrasir volvió a llorar en brazos de Geir – ¡Sigue pérdida por ahí, y no sé en dónde está! ¡Tengo miedo de que se haya perdido para siempre!

– No te preocupes, ella no está perdida. La vamos a encontrar, aunque tengamos que husmear en los rincones de todas las habitaciones de los dioses… – aseguró Geir con gesto de confianza – Es una promesa.

– … Está bien, onee-sama…

– Gracias por la información. – Leónidas se despidió de Cain, y éste inmediatamente se regresó por los mismo pasillos que usó a su propia habitación.

La pelimorada se aferró a la pequeña valkiria y también emprendió camino, solo que fue a dónde antes había estado lo que llamó la atención del espartano.

– ¿Volverás tan pronto a Gimlé?

– Si. Allí estamos todas reunidas por lo que podremos cuidar mejor de Lífthrasir. Además…

Con una de sus manos la valkiria señaló al bulto que se encontraba en uno de los bolsillos de su sudadera y Leónidas entendió el mensaje; metió su mano para tomar el teléfono para ver de qué se trataba, poniendo muy mala cara en cuánto leyó el mensaje que había llegado justo al mismo tiempo que Lífthrasir apareció allí.

– Es… Es un mensaje de ese informante…

– ¿Mensaje del informante? – Lífthrasir levantó oreja de inmediato – ¡Qué emocionante! ¿¡De qué se trata!?

– Para eso sí pones atención, ¿No, pequeña?

– Ya fue decidido quién será el sexto representante de los dioses… – Leónidas movió sus cejas un poco inconforme – Mejor dicho… La sexta representante.

– Eso quiere decir que nosotros ya no podemos perder más el tiempo… – aclaró Geir de una vez – Debemos elegir a nuestro siguiente peleador, ahora.

– ¡Esto si que es emocionante! – Lífthrasir se removió como pequeño gusano entre los brazos de Geir – ¡Desde la tercera ronda que no he estado cerca para escoger al siguiente Einherjer…! ¿¡A quién piensas mandar, onee-sama!?

– Tengo en mente unas opciones, pero… – la pelimorada sonrió a Leónidas de manera coqueta – Primero me gustaría consultarlo con más personas.

El espartano sonrió por la seguridad de la valkiria para decir eso.

– Me gusta tu forma de pensar. Vayamos allá de inmediato.

– ¡Tragedia, tragedia… cuánta tragedia!

– ¡Es como un amuleto de mala suerte…! ¡Terrible!

– ¡Muy terrible! Por suerte, ya lo había visto venir…

– ¡Ya lo habíamos visto venir, querrás decir! ¡Eso significa doble tragedia!

Ambos hombres estallaron en carcajada estridente, llenando la habitación con el sonido de sus risas descontroladas como si fueran un par de desquiciados; la mujer presente tragó saliva un poco asustada y malhumorada, para entonces dirigirse a ambos con el rostro lo más serio posible.

– Ya llevan como media hora riéndose. Solo bajen sus cartas y ya.

Una partida cómica de cartas entre aquellos 3 personajes; el primero de ellos, Michel Nostradamus y el profeta del siglo que ganó la undécima ronda, bajó sus 5 cartas con una combinación especial de números, figuras y colores.

– 2 pares. Uno de 6 trébol y otro de 8 rombo… ¡Magnífico!

– Muy bien, muy bien…

El segundo bajó su juego, siendo que era una combinación de 2 juegos de cartas, uno de 3 piezas y otro de 2 piezas.

Full house. Trío de 9 corazón y par de 7 trébol. Te gané, Nostradamus…

Aquel era una persona de edad mediana como un adolescente joven; cabello desaliñado en su totalidad y de color claro, vestimentas antiguas y al parecer muy desgastadas como si fueran provenientes de un campesino, aunque por debajo una toga elegante que cubría de pies al cuello; un par de ojos finos y feroces, de colores distintos entre cada ojo siendo uno dorado claro y el otro rojo oscuro, y una expresión sonriente detrás de una especie de bufanda que le cubría la mitad del rostro:

El mago consejero de reyes, Merlín.

– ¡Qué desgracia, lindo Merlín! – exclamó Nostradamus con molestia – ¡Yo debí haber ganado esta ronda!

– Eso pasa cuando sólo ves el futuro, amiguito francés… ¡Debes actuar con base al futuro para obtener la victoria…! ¿¡O no, mi hermosa valkiria!?

Merlín volteó a Skuld, quien estaba desde hace largo rato sentada escuchando y viendo las expresiones y juegos entre ambos caballeros. Suspiró con molestia y procedió a bajar su propio manojo de cartas que tenía en su mano, para revelar su juego.

– Flor imperial de flecha. Supongo que yo gano…

Merlín y Nostradamus quedaron anonadados viendo el resultado de Skuld; de repente ambos elevaron voces al aire para expresar con exagerado dramatismo su clara derrota:

– ¡Desgracia y tragedia! ¡Hemos perdido!

– ¿Podríamos hacer otra cosa? ¿Algo que de verdad sea importante? – Skuld tomó todas las cartas y comenzó a revolverlas mientras les hablaba – Digo… Somos 3 personas que pueden ver el futuro, y supongo que los 3 podemos hacer algo al respecto, ¿No?

– No tan rápido, mi dulce valkiria… – le detuvo Nostradamus de inmediato – ¿Acaso no has visto lo que yo hago?

– … ¿No hacer nada?

– ¡Exacto, querida! En estos momentos no podemos intervenir con la historia.

– Tiene razón el francesito… Si ponemos nuestro grano de arena, provocaremos que el castillo se derrumbe sin que las olas del mar toquen su base. Será peor eso que esperar que el oleaje haga su trabajo.

– Pero, ¿No ya estamos en ese punto…? – Skuld se mostró molesta al respecto – Acaba de perder Ng Mui, con lo que el marcador de los dioses está a su favor con 3 victorias mientras nosotros solo tenemos 2. Si esto sigue su curso, los dioses ganarán antes que nos demos cuenta.

– Así es como debe ser, querida… – Nostradamus puso los pies sobre la mesa – Si debemos intervenir, es para asegurar que se cumpla la historia.

– ¿Por eso elegiste a Zapata como el cuarto peleador así como a mi hermana Mist como su compañera? ¿Por eso permitieron que Ng Mui fuera elegida, aun cuando ya sabían que no iba a ganar?

El silencio se hizo presente entre los 3; Merlín tragó saliva haciendo ruido con su garganta, para después tomar asiento de manera más formal y dirigirse a la valkiria con suma seriedad.

– La elección de Zapata y la derrota de Ng Mui son vitales para este Ragnarok.

– ¿En qué sentido? Solo estamos provocando dolor en los humanos y en mis hermanas, en especial en Geir. No cree tener el suficiente potencial para seguir siendo la líder de las valkirias.

– Ya deberías saber mejor que ellas que es necesario… – le respondió Nostradamus – Las caídas nos llevarán hacia la cima de maneras que… a veces ni siquiera nosotros podemos ver.

– A veces yo si lo veo, pero… Si habláramos de lo que sucederá, es poco probable que suceda. Un efecto mariposa que no debemos arriesgarnos a tomar.

– Además… Así como la caída de primer padre trajo la primera victoria y primer empate, así también las caídas de este Ragnarok se convertirán en victorias sin inigualables…

– No siempre la victoria significa que sea una victoria. A veces una victoria nos puede llevar a la derrota… mientras que una derrota nos puede llevar a la victoria. Es cuestión de observar en silencio… y esperar en silencio.

– ¡Rápido, mi querida! ¡Esa baraja ya debería estar lista!

La valkiria del futuro fulminó con la mirada a Nostradamus, para después terminar de mover las cartas y dejar el montículo sobre la mesa para que ambos pudieran repartirlas.

– ¡Vamos! ¡A mi me tocan las primeras cartas…!

– ¡Ni en sueños! ¡Yo las quiero!

Ambos comenzaron una discusión frenética mientras que la valkiria quedó con una mano en la barbilla para pensar en todo lo que habían discutido segundos atrás.

« Un sacrificio en nombre de un bien mayor… No importa desde que ángulo lo veamos, eso está mal…

» ¿Dejar que la gente muera sin hacer nada al respecto, porque eso debe suceder? ¿Intervenir únicamente para crear una muerte o un caos que traiga frutos a futuro? Sé perfectamente que, sin muchas de las atrocidades que hemos vivido, el primer Ragnarok ni siquiera hubiera existido y seguiríamos siendo esclavas de los dioses, pero… Esto todavía está mal.

» ¿O es que la moral puede perdonar crímenes de esta magnitud siempre y cuando sea por el bienestar de muchas más personas y seres vivos? ¿Esto no está bien pero es lo correcto?

» Maldita sea… ¿Por qué tuve que nacer con esta maldición? ¿Por qué no pude nacer como mis demás hermanas y ser una valkiria normal…? ¿Por qué tengo que vivir esto…? »

En otro lado de las antecámaras de los Campos Elíseos, unas pisadas de zapatos con tacón andaban por los pasillos más recónditos para alcanzar su sitio propio. Una vez que llegaron al enorme portón de metal con un símbolo encerrado para ser distinguido, una especie de gekko, el hombre dueño de esos zapatos de un solo toque abrió la puerta y pudo entrar a la habitación:

Un enorme recinto con varios anaqueles, formando largos pasillos; tales anaqueles estaban llenos de diversos objetos, ya fueran libros, frascos o contenedores con otros objetos en su interior, y uno que otro decorativo como si fueran trofeos coleccionables. El hombre siguió avanzando por el pasillo central para llegar a su estancia inicial: un recinto rodeado por aquellos inmensos anaqueles, donde había un asiento especial, una mesa redonda, un tablero más al frente y sobre este la pantalla que transmitía los combates, en este caso el resultado de la quinta ronda.

El hombre se detuvo cuando se percató que en su asiento había alguien sentado; vestido con una oscura sotana y una bufanda morada, en sus manos sostenía una fruta la cual pelaba por medio de un cuchillo para cortarla en pedazos y delicadamente comer sus piezas.

– Tú… ¡Tú…!

Aquella persona en el asiento giró su cabeza para encontrarse al hombre que recién había llegado; al identificarlo sonrió un poco.

– Por fin te apareces… Bamapana.

– ¡Mi querido amigo de las moscas: Beelzebu!

Bamapana también sonrió aunque de manera malévola; levantó uno de sus manos y realizó un chasquido, con lo cual apareció otro asiento junto al que estaba ocupando Beelzebu, en el cual se sentó el dios australiano.

– Tanto tiempo sin vernos, amigo… Creí que no atenderías a mi mensaje.

Beelzebu tomó otro pedazo de fruta antes de contestar.

– Un compañero mío quería subir a los cielos por causa de este Ragnarok. Considere que sería buena oportunidad para venir también…

– Justo en el momento indicado… – Bamapana apuntó a las pantallas – ¿Lo has visto? ¿Cuánto caos se está desatando en este Ragnarok…? ¿Cuánta… belleza…?

Beelzebu miró a la pantalla que seguía con el mensaje de la lista de ganadores y perdedores del Ragnarok hasta el momento; aquel cambio presente a la tercera ronda llamó bastante su atención mientras tomaba un enorme pedazo de fruta.

– Eso… ¿Fue obra tuya, acaso…?

– ¿El juego de Nut…? Me halaga que quieras darme el crédito, pero no fue así. Ella simplemente se desesperó de su rival.

– Desesperarse de alguien no debería ser motivo para… cambiar de bando.

– Te has perdido de mucho en este juego. Pero bueno, a lo que te llame… – Bamapana puso las manos sobre sus rodillas – ¿Trajiste todo lo que te pedí?

– … Si. Tengo todos tus artículos en mi laboratorio… – Beelzebu terminó de pelar la fruta y comió los últimos pedazos de un mordisco – Algunos fueron bastante problemáticos, así que tuve que matarlos… Espero no te moleste.

– Pues…

Los ojos de Bamapana dibujaron furia repentina aunque su rostro seguía con una sonrisa muy calmada.

– Siempre y cuando se puedan recuperar, no tengo ningún problema.

– Entonces no importa… – Beelzebu terminó con aquella fruta; envolvió la basura en un papel que llevó a su sotana y se levantó de su asiento – Vayamos a mi laboratorio. Tu habitación… me resulta muy inapropiada para hablar y trabajar…

Detrás de ambos dioses, se encontraba la puerta a otra habitación por la cual algunas curiosas y ninfómanas miradas se asomaban a cada tanto, sonriendo y dando coquetas risas para comentar de la presencia del señor de las moscas y del dios tramposo; Bamapana dio una ligera risa un poco nerviosa.

– Este sitio es más agradable para mi, además que yo tengo más juguetes que podamos usar.

– Prefiero más calma y silencio… Algo que no puedes proveer, por lo visto.

– ¡Está bien! Tú ganas…

Bamapana también se levantó y extendió la mano hacia la salida, para que tanto él como Beelzebu fueran hacia allí y procedieran al laboratorio especial del señor de las moscas. El dios tramposo australiano emitió una sonrisa de emoción y perversión en cuanto ambos se retiraron.

– Respecto a tu anterior observación… Todavía no hay ninguna obra de arte que haya hecho, pero pronto habrá una que será… ¡Espectacular!

– ¿En serio? ¿Qué tan pronto piensas meter tus manos en este torneo?

– Ya fui contactado por la Trinidad, así que pronto, pero… Por eso esperaba con ansias tu visita y tu pronta ayuda. Tengo un juguete especial que quiero usar, pero todavía no sé cómo usarlo…

» En primer lugar, supongo que tu experimento con el Rey Demonio fue todo un éxito, ¿No?

– … No lo sé. Hace 1000 años no se dieron las condiciones óptimas para su despertar… Así que todavía no sé si funcionó.

– … Qué lástima. En ese caso, tendremos que trabajar a ciegas… Aunque no me molesta mucho… Así es cuando se trabaja con el caos, ¿No?

– Ese juguete que mencionas… ¿Cuánto "caos" tienes en mente qué ocasione?

– Lo suficiente… para llevarme un buen buffet… – sus ojos brillaron en cuanto dijo esas palabras, destilando un aura dorada oscura – Lo suficiente para cuando sea mi turno de matar a esas malditas ratas…

Fecha de publicación: 20/07/23
ASFD

Nota de autor: Un capítulo cortito pero interesante a mi parecer. Desde las sombras todos se están moviendo para hacer sus propias jugadas, aunque eso signifique alterar de muchas maneras este Ragnarok…

¿Qué están planeando Merlín y Nostradamus al saber lo que ocurrirá pero no hacer nada? ¿Qué están planeando Beelzebu y Bamapana con ese "juguete" especial? ¿Cuál es el plan de Geir para enfrentar a los dioses en la sexta ronda? ¿Podrá Lakshmí superar su miedo a hablar con la gente?… ¡Esto será muy épico, papus!

Sin nada más qué decir… ¡Los leo en el siguiente capítulo!





































Pequeña nota de spoiler:

** Capítulo 61: El informante **

Preparen sus apuestas, que la semana que viene alguien va a perder mucho dinero y muchas teorías serán destrozadas ante la verdad… ¡La verdad, y la única verdad!

¡Anoten la fecha: 27 de julio, sale el siguiente capítulo!

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