Capítulo 58.2: Lo siento... (Parte 2)

To alithinó dikaíoma tou Theoú
[ La verdadera derecha de Dios ]

El simple y terrorífico puño de Zeus avanzó, concentrando toda la presión de sus músculos y huesos en los nudillos para ejecutar el golpe más fuerte del dios.

Un golpe mortal… Para su fortuna, Ng Mui ya sabía cómo lidiar con ellos.

Shàngdì: Chū huǒHuànxiàng Yězhū
[ Dios: Primer fuego – Jabalí de ilusión ]

Una palma extendida dió un giro de muñeca para desviar por completo el puñetazo de Zeus, enviándole al suelo; con la otra mano, ejecutó un puño cerrado que dió de lleno en el abdomen del dios.

Tal golpe le hizo retroceder algunos pasos hacia atrás, aunque ahora el resultado era distinto a los anteriores: el golpe no le había hecho mucho daño, más que hacerle retorcer algunos músculos y soltar pequeñas gotas de ambrosía a presión.

Sin embargo Ng Mui tuvo sus propias repercusiones; las escasas cintas de arrabio en su mano casi se pulverizaron al impactar contra la piel tan dura de Zeus, además que momentos después la sinestesia le formó una herida en el estómago que la hizo vomitar y caer de rodillas.

– ¡Un choque de ataques titánicos que no resulta nada bueno para ambos!

¡Tienes que estar bromeando! – Adamas se enfureció bastante – ¿¡De verdad esa humana le obligó a usar su forma final!?

– ¡No es una broma…! ¡Es la mejor estrategia!

Los ojos de Atenea, brillantes por la Conciencia de Guerra, le permitieron explicar la situación a los demás dioses.

– Aquella Forma Diamante es el as bajo la manga que papi, que resulta en una carta perfecta para derrotar a cualquier oponente:

» A Adán, un oponente que puede copiar cualquier técnica que vea: con su forma final, pudo sobrecargar esa habilidad hasta dejarlo ciego y poder rematarlo a golpes…

» A Ng Mui, una estratega militar experta en artes marciales, capaz de hacer el mayor daño con el mínimo roce… ¡Su forma final se ha vuelto un escudo para sí mismo!

– … Es verdad… – Ares se dió cuenta de ello – Los ataques de Ng Mui son destructivos con tan solo ser tocado, pero… recibió de lleno un golpe de esa humana y no le pasó nada…

– Eso deja este duelo en competencia de resistencia – concluyó Hermes – En su estado anterior, Zeus-sama fue destruido con todas las técnicas que suba Ng Mui, y ahora puede recibirlas sin verse tan afectado…

» Una poderosa coraza, junto con su rayo divino, le dan más herramientas y estadísticas para ganar.

– ¡Pero no cantemos victoria antes de tiempo! – Atenea intervino de inmediato – Mi querida y linda Ng Mui, a pesar de sus debilidades como esa supuesta sinestesia de qi, tiene bajo su manga aquello que le dió casi la victoria: la iluminación…

» Parece que todavía no puede usar toda su gama de habilidades; si tan solo tuviera un segundo de iluminación completa, la balanza quedaría a su favor ante su capacidad de trascender el tiempo y la visión anticipada del alma…

» ¡Ella también ha demostrado ser algo fuera de este mundo! – una amplia sonrisa infantil invadió su rostro – ¡Un poco más y tendré una nueva alumna favorita!

– ¿¡Hasta cuándo comenzarás a apoyar a tu padre!? – exclamó Adamas, muy enfurecido por la actitud de su sobrina.

La diosa le sacó la lengua en abierta señal de rebelión.

– ¡No quiero! ¡Robot feo…!

La discusión entre ambos griegos se volvió acalorada, aunque Hermes se quedó en silencio con últimos pensamientos al respecto; noticias nada buenas para el dios Zeus.

« Debe resistir hasta que Ng Mui no pueda más. No es algo descabellado, pero…

» Es una estrategia que debió usar antes, no ahora que está tan malherido. Ni siquiera sus músculos podrán mantener la presión con tantos cortes y agujeros…

» Si llegase a soportar más de 2 minutos ese estado… Me preguntó si podrá salir vivo de la arena… »

El siguiente en atacar de nuevo fue Zeus.

Íra: Ta dídyma tou Litó
[ Hera: Gemelos de Leto ]

Se abalanzó con su puño envuelto en relámpago hacia Ng Mui quien se retiró dando un salto atrás; pero ya siendo consciente que esa técnica consistía en un segundo golpe a su punto ciego, para ella fue muy fácil erguir su puño y codo en cuánto el puño del griego regresó con mayor potencia y fuerza eléctrica.

Lóng: Shǐ huáng shé dùn
[ Dragón: Escudo serpiente del primer Emperador ]

Una técnica ideal para resistir el ataque, aunque no mucho al ver que el arrabio seguía haciéndose pedazos ante el rayo divino; pero eso no la iba a detener. Nada la detendría.

Lóng: Suì zhǐ yǔmáo wěibā
[ Dragón: Cola emplumada trituradora ]

Una vez que se hubo creado su propio espacio, su pierna dió sobre el abdomen del dios griego para crear distancia entre ambos; ello le permitió ejecutar su siguiente técnica.

Shàngdì: èr huǒKěwàng gōngjī
[ Dios: Segundo fuego – Gallo de anhelo ]

Los dedos se volvieron como una infinidad de hoces puntiagudas, como un par de alas de ave, con lo cual enfrentó en una ráfaga instantánea de ataques veloces y letales al dios, golpeando y creando cortes alrededor de todo su cuerpo para debilitarlo.

Una técnica que también le cobró su parte a la humana; cada pequeño corte que creaba en Zeus se replicaba en su propio cuerpo, y cada gota de sangre que perdía el dios también lo perdía Ng Mui.

– ¿¡Qué está pasando!? – Yim Wing-chun se llevó ambas manos a la cabeza – ¡No lo entiendo!

– ¿¡Por qué la sinestesia sigue haciendo efecto!? – Mui Hin era el más exaltado de los presentes – ¡No debería estar pasando, no a estas alturas!

– Ni siquiera somos capaces de entender lo qué está pasando con Ng Mui desde que casi mata a ese dios… – fue la única respuesta que pudo dar Chi Shin – ¿Un nuevo arte marcial, que también le hace daño? ¿Será porque es una habilidad que manipula el qi todo el tiempo? No lo entiendo, ninguno de nosotros…

– Muchas cosas le están pasando en estos momentos… – respondió Pak Mei con ambos brazos cruzados – No tenemos una respuesta… Pero también podemos suponer que no es nada bueno.

Ninguno podía hablar al respecto, en especial por los bajos ánimos que tenían todos los presentes; sabían que la posibilidad de que el combate fuera en su contra era muy grande.

Una voz enmedio de ellos cambió el punto de atención a sus ánimos.

– ¡Hermana, no me jodas! ¡No has llegado hasta aquí para morir contra ese viejito…! ¡Acaba con él! – la voz de Yim Wing-chun para apoyar a su maestra.

Esas palabras también motivaron a Fung To-tak para elevar su voz más de la cuenta.

– ¡Creo en ti… Wing-wah! – le provocaba mucho malestar ver cómo Ng Mu seguía haciéndose daño con cada ataque. Algo que no podía controlar ni evitar…

Solo esperar que ella siguiera dando lo mejor de sí, y que pudiera salir con vida de allí…

Los demás maestros budistas se emocionaron tras lo cual también comenzaron a apoyar a su peleadora; Ng Mui, dando y recibiendo cada golpe y herida, pudo escuchar los gritos de los budistas y de aquellos cercanos, amigos y familiares, a sus espaldas. Algo que debería darle fuerzas y aliento para continuar…

« Esto es… yo… yo debo…

» Yo debo… ¡Yo debo ganar esta pelea, a como dé lugar! ¡Voy a matarte, Zeus! »

Pero ella los ignoró. No estaba de humor para escuchar esas cosas…

Su mente solo tenía espacio para pensar en cómo acabar con el griego que tenía justo frente suyo, quien sin importar cuántos golpes le daba no se caía… Zeus ya no se caía.

« ¿¡Por qué…!? ¡Se supone que lo hice todo bien! ¿¡Por qué no puedo matarte, Zeus…!? ¿¡Por qué no…!? »

Esas palabras le hicieron pensar en el momento en que había adquirido la iluminación; aquel momento cuando Zeus se preparó para lanzar por segunda vez su ataque de muerte instantánea, el "Puño que supera el tiempo". Ese momento… esos instantes que ella vivió en su propia mente tenían mucha relevancia…

De nuevo, justo cuando Zeus estaba por ejecutar su ataque más poderoso, ella cerró sus ojos para comenzar su meditación. Todos los espectadores quedaron boquiabiertos ante la poca respuesta de Ng Mui; si no hacía algo, iba a recibir el ataque directamente y sería su final.

Ella también lo sabía, pero no había tiempo que perder. Necesitaba la iluminación para superar ese ataque…

Debía hacerlo. Era el momento.

« Mi cuerpo está hecho pedazos… Mi mente está cansada y agobiada… Mi espíritu está al límite, quebrantado y puesto a prueba…

» Si no es ahora, nunca lo será. Debo conseguirlo… voy a conseguirlo… »

En pocos instantes, su respiración quedó como un eco en su cabeza que la sumergió a aquel mismo vacío…

Primero sus sensaciones corporales; todo el dolor y las heridas que le estaban destrozando desaparecieron por completo. Después las sensaciones emocionales; aquellos sentimientos de orgullo, emoción, perseverancia, también se esfumaron como polvo al viento.

Por fin estaba alcanzando su meta; de nuevo se estaba acercando a la luz al final del túnel el cual sabía que, si lograba cruzar, obtendría la iluminación. Todo de nuevo estaba tomando su lugar, lo que ella quería con tanto anhelo.

– Puedo hacerlo… ¡Esta vez lo voy a lograr…!

Justo cuando sus pies se encaminaron con fuerza para llegar a ese lugar…

– Hija, perdóname.

De nuevo apareció su conflicto emocional más grande: la mano de su padre Lui Sei-leung.

Ng Mui se volteó y encontró de nuevo a su padre con su mano en la muñeca para detenerla; de nuevo sus emociones estaban volviendo, tomando su lugar aquel odio y rencor que le tenía. Su alrededor oscuro y vacío comenzaba a tomar forma a aquel día que el templo fue destruido, y su cuerpo volvía a tener las sensaciones físicas que tuvo.

De nuevo estaba por perder su progreso; si se dejaba llevar por aquellas emociones, de nuevo recibiría de lleno el "Puño que supera el tiempo" y esta vez no habría salida.

– No… ¡No de nuevo!

– ¡Por favor, hija! ¡Créeme que de verdad siento que haya tenido que ser de esta forma! ¡No había otra opción!

Ng Mui se enojó, pero también llegó a una conclusión: si daba rienda suelta a sus oscuros sentimientos perdería el progreso que llevaba y terminaría en el mismo punto. Ahora tendría que hacer las cosas diferentes; con su mano libre trató de cubrirse los oídos y, usando todas sus fuerzas, se obligó a si misma a avanzar para abandonar ese recuerdo e ir a la luz al final del pasillo.

– He avanzado mucho para llegar a esto… No me lo vas a quitar… ¡No lo harás, Lui Sei-leung!

– ¡Pero yo soy tu padre!

– ¡N-No…! ¡Tú no… no eres…!

Trató de decirlo en voz alta pero… su propia garganta le detuvo.

Su propio cuerpo impidió que terminase aquella frase.

« "Tú no eres mi padre"… ¿Por qué no puedo decirlo…? »

– ¡Hija, detente! ¡No vayas hacia allá! ¡Es muy peligroso! ¡Ven con tu padre…!

« … No…

» No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no… ¡No…! »

Impuso todas sus fuerzas y se soltó del agarre de Lui Sei-leung por un segundo, más que suficiente para ahora dirigir sus fuerzas a ambas piernas y correr al final de la luz.

– ¡Hija, no lo hagas…!

« ¡Lo voy a conseguir! ¡Esta vez lo haré!… »

Lentamente el recuerdo de aquel día también se fue apagando, así como la voz de Lui Sei-leung y las emociones y sensaciones físicas en su interior y exterior; aquella pesada carga que conllevaba ese día estaba cayendo de su espalda para aligerarla y dejarla correr…

Estiró su mano lo más que pudo y apresuró sus pies para dar el pisotón final, que le permitió entrar a la luz; su mirada quedó cegada por un instante al mismo tiempo que un calor recorrió desde los dedos de su mano estirada hasta los dedos del pie con que se apoyaba para saltar.

Cerró sus ojos para dejar fluir por su cuerpo y mente esas sensaciones nuevas y…

Lo logró.

El estado del iluminado era suyo por fin.

Cuando volvió a abrir los ojos, ahora se encontraba desafiando las leyes de la física del espacio-tiempo, al moverse en la prisión atemporal del "Puño que supera el tiempo" de Zeus, para devolverle un golpe con su nuevo arte marcial…

Shàngdì: sān huǒYànwù zhī Shé
[ Dios: Tercer fuego – Serpiente de aversión ]

« Lo conseguí… Mi cuerpo y mi mente, toda yo lo tengo, entonces… ¿¡Qué está pasando!? ¿¡Por qué no funciona!? »

El griego aprovechó el momento de duda de Ng Mui; con una de sus manos hizo un giro completo que despojó a la humana de su ataque por completo, dándose apertura para su siguiente ataque frontal.

To alithiní aristerá tou Theoú
[ La verdadera izquierda de Dios ]

Otro puñetazo limpio que terminaría todo en un instante; Ng Mui debía actuar de inmediato.

Lóng: Xiān jiāo wǔ
[ Dragón: Danza celestial de inundación ]

Un giro con patada combinada, que desvió el puño de Zeus así como dió en su mandíbula para empujarlo y hacerle daño; casi fue enviado al suelo, así como Ng Mui en quien la hidromiel comenzaba a perder efecto.

Cada golpe, cada movimiento, la estaba acabando. Más pronto de lo que podría esperar, terminaría sin capacidad de seguir el combate… Una desventaja también traída por la falta de iluminación. Eso también le provocaba mucha ira.

– … ¿¡Por qué…!?

El cuerpo del dios griego tembló y se estremecieron huesos y músculos por igual, expulsando por sus heridas sangre en chorros a presión; también Zeus se encontraba en un estado crítico, pero él estaba mucho más determinado a continuar.

Su estado final le brindaba aquel instinto destructivo imposible de detener, solo con la muerte de su oponente.

Theïkó Tsekoúri
[ Hacha Divina ]

Su pierna se levantó en línea recta que dirigió ferozmente hacia Ng Mui, aprovechando la corea distancia uno del otro; ella apenas pudo responder con otro movimiento hacia atrás, que le dió a Zeus una nueva abertura.

Ambos puños se cubrieron del rayo divino, y se sumergió en una ráfaga consecutiva directa de puños aleatorios con gran poder destructivo.

Íra: Mátia paidiá tis Nióvis
[ Hera: Ojos hijos de Niobe ]

Una lluvia frontal de puños de Zeus, todos envueltos en el rayo divino que creaba una aura de luz inmensa, se dirigieron a Ng Mui con ferocidad; ella ni siquiera sería capaz de esquivarlo, por lo que recurrió a su arte marcial para intentar soportarlos.

Shàngdì: Dì èr huǒ – Kěwàng gōngjī
[ Dios: Segundo fuego – Gallo de anhelo ]

Sus manos y brazos comenzaron a girar en todas direcciones, como una danza de ave, para desviar los ataques de Zeus; sus manos y palmas comenzaban a sufrir las consecuencias entrando en contacto directo con el rato que comenzó a destruir el arrabio.

Toda la armadura se estaba viendo comprometida a ese punto; no podría mantener esa defensa por mucho tiempo, o sino solo quedaría con sus manos desnudas para enfrentar al dios…

– ¡Zeus-sama ha procedido a lanzar una ráfaga de ataques consecutivos, y ha obligado a Ng Mui a levantar la defensa! ¿¡Quién ganará este duelo; la defensa desesperada de la humanidad o el ataque supremo de los dioses!?

– ¡Ng Mui, tú puedes!

– ¡No te rindas, hermana!

– ¡Wing-wah…!

Los maestros budistas en las gradas en conjunto apoyaron a su representante, tratando de que sus voces fueran alcanzadas por ella para que le dieran el suficiente estímulo para continuar. En especial Fung To-tak… Aunque él se imaginaba todo el daño que se estaba generando la humana, menos quería verla perder.

También la humanidad se unió en favor de la mujer artista marcial, para que pudiera ganar el combate.

– ¡Niña…! – Hlökk, desde las gradas junto a Jack, también tenía ese sentimiento de emoción por el combate y preocupación por la vida de la mujer – ¡Tú puedes matar a ese viejo decrépito! ¡Hazlo…!

– Ha sido obligada a defenderse frente los ataques más poderosos de Zeus… – Jack comentó para sí mismo – Es una defensa desgastada que puede romperse en cualquier momento… Aunque, también podría ser una ventana para darle un golpe de gracia sin que él se dé cuenta.

» Un curioso duelo de resistencia, dónde el más inteligente en atacar podrá romper a su oponente.

Las palabras del inglés decían una cosa, mientras su ojo especial tomaba otros datos y conseguía un análisis desde otro punto de vista… Un análisis muy curioso.

« Ambos tienen colores muy específicos en este combate, y están dando lugar que cada quien tenga su propia delantera…

» Ella tiene ese odio y rencor, además de dudas que son una mancha que la contamina por completo… Sus colores son diversos, como si no tuviera control de sí misma…

» Él tiene ese color de un caballero dolido… Lo ha estado haciendo retroceder desde hace tiempo, sin mencionar que… irónicamente, ese mismo color también lo está manteniendo de pie y lo hace cada vez más agresivo.

» Colores muy diferentes, y a la par tan parecidos entre sí… El color que prevalezca por más tiempo, en definitiva, será el ganador… »

También los dioses en las gradas estaban gritando para que Zeus, a pesar de su estado físico, no cediera.

– ¡Vamos, Zeus-sama! – Cuahuitlícac apretó los puños hasta romper parte del trono de su hermano – ¡Mate a esa humana…!

– ¡Usted puede…! – Coatlicue acompañó a su hijo en emoción y exclamación.

Amaterasu se encontraba enfurecida por la situación en que Zeus estaba acorralado, pero ya no tenía de otra más que esperar lo mejor. De hecho…

– ¡Si usas esa forma, si o si debes ganar! – Amaterasu se levantó y apretó la empuñadura de su espada – ¡Mata a esa humana! ¡Demuestra porque los dioses decidimos seguirte!

Incluso sus yokai se sorprendieron de las emociones que estaba profesando su reina; Tezcatlipoca tenía un sentimiento de agradable sorpresa desde que Zeus despertó aquella forma final.

– Ese debe ser el truco final de ese anciano… ¡Hasta aquí puedo sentir el gran poder que emana! ¡Incluso parece ser de un Primigenio! – Tezcatlipoca cerró ambos puños y entre sus exclamaciones sus dientes formaron colmillos felinos – ¡Más te vale acabar con esa maldita mortal!

– ¡Vamos, Zeus-chan~♡! – Deví se removió muy emocionada de lado a lado – ¡Tú puedes, tú puedes, tú puedes mi querido~♡!

Todos exclamaban a grandes voces por sus peleadores, sin darse cuenta que era cuestión de tiempo… en cualquier instante, uno de los oponentes caería sim posiblidad de volverse a levantar.

El dios griego consiguió levantar su pierna en una patada ofensiva que destruyó la defensa de Ng Mui, creando la abertura necesaria para darle con todo lo que pudiera; de igual manera, la humana aprovechó aquella ventana, y ambos se dieron uno al otro con todo:

Lóng: Shǎndiàn tóu
[ Dragón: Cabeza de relámpago ]

Meteorogrothiés
[ Puños Meteoros ]

Lóng: Hóng zhǎo huǒ
[ Dragón: Fuego de garra roja ]

Theïkó Tsekoúri
[ Hacha Divina ]

Lóng: Suì zhǐ jī yǔmáo wěibā
[ Dragón: Cola emplumada trituradora ]

Íra: Sfyrí tou Olýmpou
[ Hera: Martillo del Olimpo ]

Lóng: Xiān jiāo wǔ
[ Dragón: Danza celestial de inundación ]

Métis: Kefalokatastroféas
[ Metis: Destructor de cabeza ]

Lóng: Shǐ huáng shé dùn
[ Dragón: Escudo serpiente del primer Emperador ]

Evrópi: Praxikópima lefkoú távrou
[ Europa: Golpe de toro blanco ]

Qǐzhòngjī & Lǎohǔ: Xiōng zuǐ shízì zhuǎjiān
[ Grulla y Tigre: Pico feroz y punta de garra en cruz ]

Íra: Arkoúda tis Kallistó
[ Hera: Osa de Calisto ]

Lǎohǔ & Bào: Shuāng māo yǎo hé zhǎo
[ Tigre y Leopardo: Mordida y zarpazo de doble felino ]

Íra: Ta dídyma tou Litó
[ Hera: Gemelos de Leto ]

Shàngdì: Chū huǒ – Huànxiàng Yězhū
[ Dios: Primer fuego – Jabalí de ilusión ]

To alithinó dikaíoma tou Theoú
[ La verdadera derecha de Dios ]

Shàngdì: Dì èr huǒ – Kěwàng gōngjī
[ Dios: Segundo fuego – Gallo de anhelo ]

To alithiní aristerá tou Theoú
[ La verdadera izquierda de Dios ]

Tantos golpes y tantos ataques entre ambos… terminaron por darles un equilibrio perfecto. Cómo si cada uno de sus movimientos estuviera medido a la perfección; cada puño, cada palma, cada pie, cada mirada… La coreografía que crearon era insoportable de mantener, pero imposible de detener.

Una hermosa coreografía de pelea, tan perfecta que parecía ser infinita; los espectadores quedaron cautivados ante tal escenario de combate, sangriento y al mismo tiempo bello.

– Justo como ese niño~ – Afrodita sonrió de lado con emoción nostálgica – Ellos son tan hermosos ahora mismo~

– Qué bella pelea… – Hades sintió como si sus ojos quisieran llorar – No creí que mi hermano pudiera hacer algo así…

– Así es… – Ares sonrió emocionado, por su parte dejándose llevar por las lágrimas – ¡Es tan hermoso!

– ¡Cállate, hermano mayor idiota! ¡Arruinas el momento! – Atenea exclamó para volver la mirada sl campo de batalla – ¡Es tan lindo~♡! ¡Mi papi y mi linda Ng Mui tienen una química tan hermosa…!

Se tapó la cara con ambas manos y procedió a negar de lado a lado con vergüenza infantil.

– ¡Ojalá empaten, se casen y tengan muchos hijitos que yo pueda malcriar!

– ¡Qué no! – Adamas y Ares exclamaron al mismo tiempo.

Pero en cambio, Hermes disfrutaba del combate aunque había algo que no le dejaba terminar de gozarse; un dato fundamental que hacía eco en el mensajero.

« El tiempo se está acabando… A estas alturas, no podrá sostenerlo mucho más… »

Ni bien terminó aquel pensamiento, cuando los músculos del brazo menos herido del dios griego estallaron, lo que se convirtió en un pequeño efecto dominó que recorrió cada parte de su cuerpo; las heridas que ya tenía también se hicieron más evidentes además de expulsar mucha ambrosía por el suelo.

Zeus era el primero que estaba por rebasar sus límites; la humana se dió cuenta de ello y, aunque su mirada seguía siendo feroz y determinada, su interior rebosaba de felicidad.

« ¡Es mío…! ¡Puedo hacerlo pedazos ahora! »

La humana preparó sus manos para adentrarse en el cuerpo del dios griego en otra técnica poderosa que pudiera terminar el combate; justamente la que momentos atrás había acabado tanto con él como con ella.

« Puedo soportar esto una vez más… ¡Solo una vez más! ¡Solo una vez más, y te habré matado…! »

Shé & Lóng: Zhùfú yǔ dì hǎibá
[ Serpiente y Dragón: Elevación de las lluvias bendecidas ]

Su técnica que de nuevo al pecho de Zeus; si lograba darle donde quería, podría matarlo en un santiamén. El dios se dio cuenta de la abertura que creó y del intento de Ng Mui, pero no iba a cometer el mismo error que antes.

El rayo divino en sus puños cambió de dirección y fue a alojarse sobre su pecho, para formar una especie de escudo protector; la mano de Ng Mui siguió con su camino por inercia, sin detenerse ante la defensa de Zeus y terminando por golpear directamente el rayo divino.

Un gran error de parte de la humana.

Íra: Parádeisos tis Aíginas
[ Hera: Paraíso de Egina ]

El contacto directo con el escudo procedió a darle a Ng Mui una descarga eléctrica atronadora que recorrió cada músculo y célula de su cuerpo; aquella armonía se había perdido en un santiamén, creando una masacre entre un dios destrozado y una humana que se estaba quemando ante el calor de aquel rayo divino.

– ¡No puede ser…! – a Jeanne se le escapó el aliento – ¡Ng Mui!

– ¡No quiero ver! – Lífthrasir se tapó la cara de inmediato – ¡La están rostizando!

– ¡Obviamente no lo veas, niña tonta! – Caín también le tapó la cara con sus manos más grandes – ¡No es apto para ti!

– ¡Ng Mui, hija…! – Eva también fue cubierta, solo que por su hija Awa para que no viera lo que sucedía.

– ¡Maldita sea! ¿¡Por qué les gusta hacerla sufrir…!? ¡Malditos dioses! – Awa gruñó con euforia e ira.

La humana no pudo evitar soltar un grito de dolor desgarrador que llegó hasta lo más profundo del Zeus; aunque tuviera su Forma Diamante como un escudo, aquel grito llegó hasta el pequeño dios anciano que le hizo recobrar memoria:

La imagen de Ng Mui sufriendo despertó el recuerdo de Hera, en sus últimos días con tanta tos y sin ser capaz de levantarse de su cama. El rostro de Ng Mui, a sus ojos, se difuminó con el de su difunta Hera, que le hizo confundirse y consternarse.

– Mi… bombón…

La técnica del rayo divino se detuvo, dejando a Ng Mui caer libre por el aire mientras que el dios perdió el equilibrio y también se precipitó a sus espaldas, como si se le hubieran terminado las energías para combatir.

– ¿¡Pero qué…!? ¡Cuando la pelea parecía haber tomado un final, Zeus-sama ha retrocedido en su oportunidad…!

– ¿¡Pero qué pasa…!?

– ¿¡Qué está haciendo Zeus-sama!?

– ¡No lo puedo creer!

Los cuestionamientos de los dioses comenzaron a bombardear de inmediato el campo de batalla; fuera de su trance Zeus pudo escuchar las voces de los dioses en su contra, ya fuera de los líderes de panteón o los dioses menores.

Dentro suyo se creó un conflicto emocional, que de por sí se había despertado desde que tuvo el primer contacto físico con Ng Mui al comienzo del combate.

« Ella… es igual a mi bombón… No me siento capaz de hacerle más daño… No podría hacerte daño, bombón… »

"Usted será el responsable de su muerte, señor Zeus…"

Las palabras de Pitia hicieron eco en sus profundidades, como si dentro de sí mismo supiera que siempre sería verdad…

Pero, como si un fantasma hubiera entrado al campo de batalla, una mano tocó su hombro que le hizo girarse para ver…

¿El cansancio del combate? ¿La pérdida del sangre? ¿El sobreesfuerzo en sus músculos a punto de reventar? Sea lo que fuera, ante los ojos de Zeus apareció por un momento una imagen residual de aquella bella diosa…

Hera apareció en el segundo Ragnarok.

– Q-Querida…

– Zeus… Mi querido tonto… – Hera sonrió con calma, aunque también con cierta molesta – Sigues siendo un idiota.

– ¿Huh? ¿Ahora qué hice?

– Debes terminar esta pelea, ahora mismo.

– Pero… ella… y tú… No quiero verte morir otra vez…

– Sé que no quieres, pero recuerda lo que te dije…

» Yo sigo viviendo contigo. Yo sigo, y siempre seguiré a tu lado… Nunca podría abandonar a mi tonto favorito.

Hera apretó su puño, dando una cálida sonrisa de aliento.

– ¡Sé el mejor, como me lo prometiste! ¡Gana de una vez, o volveré para castrarte! ¡Es una promesa…!

En un parpadeo desapareció esa laguna mental que le permitió a Zeus salir de la realidad; instantes que fueron suficientes para que, sin importar qué tan mal terminaría su cuerpo, tuviera determinación para dar un golpe final.

Su cuerpo volvió a apretar sus músculos al máximo, comprimiendo aquellos músculos con todavía más presión hasta casi reventar. Su puño se preparó, y el rayo divino tomó un color dorado que protegió tanto el puño como su cuerpo completo, haciendo también aparecer un campo sobre todo su cuerpo.

« Lo haré por ti, mi hermosa bombón… ¡Voy a terminar con esto, cueste lo que cueste! »

Mientras que el dios preparaba su ataque, Ng Mui también tenía un momento para ella misma; haber sido electrocutada de esa manera le había dejado sin fuerzas para atacar o responder físicamente, solo para que su cabeza pudiera seguir pensando en aquella duda que la estaba carcomiendo lentamente…

Un planteamiento desesperado que le dejaban ganas de llorar y tirar la toalla:

« ¿Por qué…? ¿Por qué no puedo alcanzarlo? ¿Qué hice mal…? »

Un recuerdo cercano apareció entre sus memorias; recuerdo ocurrido hace pocas horas atrás, de un momento que ella convirtió en uno de sus tesoros más preciados…

– ¿Puedo pasar?

Una voz dulce y agradable tocó a la puerta de su habitación; Ng Mui se llevó una sorpresa al escucharla. Normalmente solo Geir pasaba a visitarla, además que la voz no pertenecía a la valkiria sino que era de alguien más…

– ¿Adelante?

La puerta corrediza se movió, dejando entrar a una mujer de abundante cabello rubio que usaba un abrigo ligero para cubrir su cuerpo desnudo del frío: Eva, la madre de la humanidad.

Los ojos de Ng Mui se abrieron en gran sorpresa, dando un brillo como de niña.

– ¡T-Tú eres…!

– Hola, hija. – Eva sonrió un poco tímida – Quería pasar a saludar a mis hijos, antes que… este torneo comience.

– ¡Adelante! ¡Puede sentarse!

De inmediato Ng Mui pasó a comportarse como una joven dama; no esperaba ser visitada por la primera madre, aún cuando ya sabía que también participaría en el segundo Ragnarok. Se sentía cómo si estuviera compartiendo sitio con… con Adán; los nervios recorrieron el estómago de la china, que le hizo mostrar un rostro un poco mareado.

– Hija, ¿Te encuentras bien?

– ¿Eh? Si, si… Claro que si.

La humana china ofreció uno de sus cojines de asiento para que Eva se pusiera cómoda; una vez que accedió, Ng Mui procedió a tomar asiento de piernas cruzadas en el suelo.

– ¿Te sentarás en el suelo? – le preguntó Eva preocupada – ¿No se siente frío el piso?

– No. Me gusta más estar en el piso, en esta postura… Así puedo meditar.

Justamente Eva había llegado cuando Ng Mui estaba por comenzar su meditación; de nueva cuenta intentaría alcanzar la iluminación, sabiendo que le daría las herramientas necesarias para derrotar a Zeus…

Si es que Geir decidía dejarle a ese dios como oponente en vez de ofrecerle tal rival a Eva; ella quería matar a Zeus, pero… no se negaría si la primera madre decidía entrar a pelear. Lo entendía.

La humana respiró hondo y cerró sus ojos, preparándose para tomar su tiempo de meditación… Pero la primera mujer era curiosa.

– ¿Cómo es meditar?

– ¿Hmm?

– Quiero decir… He escuchado y visto a mis hijos hacer más o menos eso. Sentarse y cerrar sus ojos, pero… Yo nunca lo he hecho, ¿No es aburrido? ¿Es interesante? ¿Cómo se siente hacer eso de… meditar?

La maestra marcial abrió sus oscuros ojos a Eva; verla allí era como ver la misma figura de Adán, aún cuando nunca tuvo momento para estar frente a frente físicamente con él. Ng Mui se quedó con ese sentimiento nostálgico, que le hizo actuar de manera empática con la primera mujer.

– Tome asiento conmigo. El piso no está tan frío.

– ¿Eh? ¡Si, si…!

Eva salió del cojín y, tras algunos intentos fallidos, se sentó de igual manera que Ng Mui con las piernas cruzadas y de frente. La artista marcial extendió sus manos frente hacia Eva con las palmas hacia arriba.

– Tome mis manos, y deje que le guíe.

– Está bien… – Eva movió sus manos y tomó con delicadeza las de Ng Mui; la china se estremeció un poco al sentir su piel tan cálida y suave, pero no se dejó llevar por tal sensación.

– Ahora, cierre sus ojos y comience a respirar con lentitud.

– Si… – Eva cerró sus ojos y poco a poco su respiración fue ralentizándose.

Ng Mui hizo lo mismo, y comenzó con una breve lección de shaolin para la primera madre.

– Ahora… Concéntrese en aquello que ve.

– No… No veo nada.

– Si, eso mismo… Poco a poco varias cosas comenzarán a surgir en su mente, como recuerdos pasados, emociones presentes, dudas y miedos del futuro, alegrías y penas, dolor e incertidumbre, felicidad… Todo eso déjelo fluir… No se aferre a nada de eso, y siga enfocada en la misma nada que ve.

– Okey… Ya entendí…

Eva y Ng Mui quedaron listas para meditar; poco a poco sus respiraciones se sincronizaron hasta conectar con la misma velocidad, manteniendo sus manos sujetadas una a la otra. Ng Mui aprovechó el momento para hacer la misma meditación que había estado intentando desde hace muchos años; el ambiente tan tranquilo que había proveído Eva con su presencia era perfecto para intentar de nuevo la iluminación. Tal vez…

« Tal vez solo necesitaba un poco de calma para que la meditación fuera efectiva. Siento que todo está tomando un mejor sitio… ¿Eh? »

De repente sintió el ambiente pesado, como si hubiera un augurio de mala muerte, además que un apretón fuerte sujetó sus manos.

« ¿Qué es esto…? ¿Por qué todo se volvió tan pesado y lúgubre? »

– ¿Eva…? – Ng Mui abrió uno de sus ojos levemente – ¿Está todo--?

– A-Adán…

La primera mujer se encontraba con ambos ojos cerrados y llorosos en un gesto facial de frustración, apretando las manos de Ng Mui con temblor e impotencia; la humana china se dio cuenta de lo que estaba pasando.

– Eva, no se deje llevar por ese recuerdo. Deje que--

– ¡Por favor, deja de golpear a mi esposo! ¡Ya no puede más…!

La humana supo de qué recuerdo se trataba aquello, lo que le hizo asustarse; soltó las manos de Eva y procedió a sujetarle los hombros para despertarla del trance.

– ¡Eva…!

– ¡No, no! ¡Por favor, Adán, ya detente!

– ¡Mamá, despierta!

La primera mujer abrió sus ojos de repente, teniendo ambos llenos de una lluvia de lágrimas ante el último recuerdo de Adán, que no pudo dejar ir… Ni en ese momento ni nunca. Su respiración estaba muy agitada, su rostro asustado y pálido, además de tener pocas palabras entrecortadas.

– Él… Estaba allí y yo… yo no pude…

– Ya pasó.

Por primera vez Ng Mui se mostró empática con la mujer; se acercó a ella y decidió abrazarla por completo, rodéandola con ambos brazos para dejar que Eva pudiera soltar las emociones que estaba mostrando. Ella respondió de inmediato con el mismo gesto, dejándose llevar con tan triste llanto.

– ¡Lo… Lo extraño tanto!

– No se preocupe, mamá Eva… Todo está bien ahora.

Un curioso gesto para Ng Mui: el abrazo de una madre. Puesto que la suya había muerto después de darla a luz, la humana nunca había experimentado el amor de una madre en carne propia, ni siquiera habiendo sido maestra de Yim Wing-chun por tantos años. Algo extraño para ella, pero le era también muy agradable…

Una vez que Eva terminó de llorar se separó por voluntad propia de Ng Mui, para pasar una de sus manos sobre sus mojadas y coloradas mejillas.

– Lamento mucho eso.

– No… No se preocupe, de hecho… Yo también entiendo cómo se siente. Estaba allí ese día, cuando ocurrió el primer Ragnarok y… lo de Adán.

– ¿En serio…? ¿También estabas allí?

– Yo también… Solo pude mirar con impotencia cómo él perdió de esa manera… Por eso yo… Yo decidí entrar a este torneo…

Ng Mui pasó a tener un rostro de orgullo y fuerza.

– Por 1000 años me he preparado para este momento. Para poder tener un duelo contra Zeus en este segundo Ragnarok… Y quitarle la vida… ¡Juré que vengaría a Adán, matando a ese dios que le quitó la vida!

La humana china sonrió orgullosa; se sintió con plena confianza para contarle a Eva aquel propósito por el que había entrado al Ragnarok, seguramente no muy distinto a las motivaciones de la primera mujer. Pero…

– ¿Qué dices…? Adán… Él nunca hubiera querido eso – la respuesta de Eva fue bastante distinta.

– … ¿Eh…?

– ¿Pelear por venganza…? ¿Dejar que ese sentimiento te consuma y sea tu motivación por 1000 años? ¡Eso no es sano, ni para ti ni para nadie! – Eva extendió sus manos a Ng Mui, para sujetarlo de los hombros – ¡No hagas eso, por favor no lo hagas!

– Pero… y-yo… – La humana trató de defender aquellas convicciones que había mantenido – ¡Esto es lo que debo hacer por él! ¡No merecía morir de esa manera…! ¡Papá… Él debía ganar!

Eva bajó su mirada con tristeza.

– Es… Es cierto que debió ganar, pero… Él no entró para ganar, ni derrotar a los dioses. Todo este tiempo… me estuve cuestionando eso mismo, pero ese día él… él lo dijo, y dejó de lado todas esas dudas…

» Él siempre quiso proteger a su familia… A mi, a nuestros hijos, y a toda la humanidad que nació gracias a nosotros… Una pelea hecha solo por amor. No importaba ganar o perder…

Ante esas últimas palabras, los ojos de Eva volvieron a adquirir la humedad del lagrimeo por el recuerdo de su amado.

– Debemos… Debemos aceptarlo. Es una derrota que… no podemos cambiar aunque queramos…

La humana quedó en silencio para sopesar esas palabras; sin embargo, esas mismas le dieron fuerza mal direccionada a sus convicciones anteriores…

« Yo cambiaré esa derrota… Cuando le quite a Zeus la vida con mis propias manos. Sé que… Con eso podré cumplir lo que mi papá deseaba… Lo haré por ti… »

Convicciones que nunca abandonaría…

« Pelear solo por amor y no por venganza… ¿Se trata de eso…? »

La humana terminó de caer al suelo, golpeándose contra los escombros; un poco de electricidad residual quedó en su cuerpo que le agitó un poco, para después intentar levantarse con las fuerzas que le quedaban.

« Pero yo… Yo también hago esto por amor, ¿No es así?…

» Por… por mi papá porque él no pudo… Si también lo hago por amor, ¿Por qué no he conseguido mi…? ¿Huh? »

Ella levantó la vista y se dió cuenta que Zeus estaba preparando su puño con el rayo divino, con una postura de ataque que ya conocía; no tuvo que pensarlo por mucho ni una segunda vez.

Zeus estaba por usar su "Puño que supera el tiempo".

« N-No… Si me da con eso, será mi fin. »

Ng Mui se levantó de inmediato y preparó también su ataque; sus manos tomaron forma de garra y su piernas bajaron su estatura, preparando ese ataque de hace momentos.

– ¡Esa es su técnica especial…! – exclamó Geir con emoción en medio de su miedo – ¡Va a usarla y podrá acabar con Zeus!

– ¡Pero debe hacerlo ahora…! ¡Si no, todo estará perdido! – le acompañó Leónidas con ambos puños cerrados.

– ¡Vamos Ng Mui! ¡Tú puedes…! – gritaron a la par Hrist 'la que ruge' y Sigrune, ambas con voces de emoción y desesperación.

Todo dependería de tan solo unos instantes menores a segundo; el primero que pudiera impactar su ataque sobre su rival sería quien tomaría la victoria. Cada quien debía estar atento para usar su mejor ataque en el momento indicado.

Todo sucedió en un instante menor a un instante.

Zeus fue el primero en actuar; su puño terminó de cargar energía eléctrica y la titánica de Cronos, y… su pie dió el salto de impulso.

Se dirigió a la humana a extrema velocidad al tiempo que su cuerpo entero se iluminaba; una luz cegadora le envolvió justo antes que pudiera conectar su golpe y los relámpagos se hicieron presentes a su alrededor así como en su cuerpo. Antes que alguien pudiera darse cuenta, el rayo se formó desde el suelo y llevó a las nubes a Zeus para hacer la teletransportación; el dios desapareció y quedó la humana con ambos brazos ya preparados para responder.

El silencio se formó en pocos instantes, siendo interrumpido por la gotera de lluvia; misma gotera constante que empapó a Ng Mui, dándole más y más qué pensar antes que apareciera de nuevo Zeus.

Sus ojos se cerraron y decidió pensar en ello.

« Amor… Pelear por amor y no por odio… »

– ¡Tranquila Wing-wah! ¡No te haré daño!

Su mente se dejó sumergir en aquellos sentimientos y recuerdos antiguos; la ocasión en que Fung To-tak la encontró y cuidó cuando llegó al pueblo de la provincia Sichuan. Aquella manera tan sentimental en que le dió el abrazo de bienvenida cuando vio que despertó.

– Creí que nunca volvería a verte…

« Amor… »

También su mente le mostró sus momentos como maestra de Yim Wing-chun, sufriendo mucho por las tonterías e inexperiencia de la joven. Pero Yim siempre tenía una cálida sonrisa y un sentido del humor perseverante para hacer de todos los momentos, fueran buenos o malos, agradables o incómodos, felices o tristes, los mejores recuerdos…

Una sonrisa se asomó en los labios de Ng Mui.

« Amor… Luchar por amor… »

Su mente le dio a conocer también otros recuerdos, ahora los que compartía con su padre Lui Sei-leung:

El primer regalo que le compró, la primera ropa que se le regaló de las mujeres tejedoras del pueblo, la primera vez que la llevaron al monasterio shaolin, la primera visita que recibió, la primera vez que ella fue de vacaciones con él…

Incluso esa plática en el barranco, que por muchos años había visto como una mancha oscura que le quiso ocultar la verdad que estaba ocurriendo al monasterio, de repente fue vista con ojos distintos… Un egoísmo irracional solo para mantenerla fuera de las llamas, sin importar cuántos pudieran perder la vida.

Un pésimo ejemplo y muy mala representación, pero… ese sentimiento también estaba allí.

« Amor… Todo esto es por amor… Todo ha sido por amor… »

De repente escuchó de nuevo ese llanto de bebé agitar con eco; sus ojos giraron a todos lados pero solo pudo encontrarse con aquella oscuridad absorta. Pero sin pensarlo mucho, sin siquiera pensarlo una sola vez, sus ojos fueron al suelo propio y se encontró… a sí misma.

Una versión suya joven, aquella mujer que entró al Ragnarok 1000 años atrás para contemplar la pelea entre dios y el hombre por la supervivencia; aquella que ahora se encontraba llorando en el suelo mientras veía como su padre era masacrado a golpes por el dios griego.

– ¡Ya basta, por favor! – la joven Ng Mui no podía dejar de llorar, sin importar cuánto cubriera sus ojos – ¡Papá, ya detente por favor! ¡No quiero que te mueras! ¡Por favor ríndete…!

Escucharse a sí misma llorar mientras se daba aquel festín de carne entre Zeus y Adán le hizo sentir de nuevo impotencia, apretando sus puños con ferocidad.

« ¡Ya no importa…! ¡Papá está… ya está muerto! ¡No puedes hacer nada para evitarlo! ¡Deja de llorar--! »

– Ah…

La tranquila voz de Adán se hizo presente, como si fuera el eco del un megáfono que retumbó en el lugar; al mismo tiempo, el llanto de su versión joven se hizo agudo y delicado, justo igual que el de un pequeño bebé sufriendo. El primer padre de la humanidad simplemente hizo el demás trabajo mientras Ng Mui se quedaba mirando…

– En alguna parte de la arena… Hay un bebé llorando…

» Está bien… No llores… Tu papá está aquí para protegerte. Me aseguraré de…

» Derrotar a cualquiera que intente… Hacerte daño.

Las últimas palabras que pudo dedicar Adán, antes de morir golpeando a Zeus; nadie, ningún humano que miró aquel combate, pudo tener el privilegio de escuchar aquellas palabras tan dulces y cálidas…

Solo Ng Mui 1000 años después, dándose cuenta de un hecho en tan solo pocos segundos. Una conclusión un poco egoísta, pero cierta a su manera…

« Esas palabras… ¿Fueron para mi? ¿Yo era ese bebé llorando que Adán escuchó…? ¿Siguió peleando hasta la muerte… solo por mi…? »

La humana quedó tan conmovida que no pudo evitar dejar soltar lágrimas de derrota; se sintió derrotada con tan solo presenciar aquello.

« Todo este tiempo luché… entrené y me fortalecí para cumplir con una insaciable venganza, pero…

» Es cierto lo que me dijo mamá Eva… Todo esto nunca fue por venganza y nunca debió haber empezado por venganza… Sino que era por amor… ¿Por qué no lo ví antes…? »

– Hija…

Ng Mui se volteó sorprendida a sus espaldas; Lui Sei-leung se encontraba de pie, con los brazos estirados en una expresión tranquila y relajada.

– Hija, por favor perdóname por lo que te hice. Volvamos a casa…

La humana no pudo evitar volver a llorar; aquellos sentimientos oscuros de odio y rencor dentro de sí la abandonaron poco a poco, cambiando el rostro de aquella mujer que peleaba en el segundo Ragnarok y se volviera de nuevo en la joven adolescente mimada que quería ser consentida sin pudor ni vergüenza.

Ng Mui Daai Si dio un salto y se abalanzó a los brazos de su padre para abrazarlo.

– ¡Papá…! ¡Papá!

– ¡Perdón, hija mía!

– ¡No…! ¡Perdóname tu, papá! ¡Nunca… nunca debí haber dejado crecer este horrible sentimiento en mi corazón! ¡Nunca debí haberte odiado…!

» No te odio, no es cierto… ¡No te odio, no te odio! ¡Te amo, papá! ¡Te quiero, te amo…!

Ng Mui se deshizo en lágrimas sobre los hombros de Lui Sei-leung; más de 1000 años sin poder estar en aquellos brazos que le traían consuelo, alegría y tranquilidad. Tanto su corazón anhelaba, por encima de su odio y rencor, poder estar de nuevo en esa posición de una niña que había encontrado a su héroe favorito…

– Te perdono papá… y te amo…

Sus párpados abrieron y cerraron en un instante, volvieron a escuchar en sus oídos el repiqueteo de la lluvia de los Campos Elíseos, los gritos de la gente que estaban presenciando la batalla, y el ambiente del campo de batalla destrozado.

Había vuelto a la realidad, con ojos más brillosos que antes.

Por fin…

¿Alcanzó la iluminación? No, sino que alcanzó la paz que su alma deseaba.

– Lo siento, papá… – susurró Ng Mui, dejando caer de sus ojos que dibujaban en los párpados flores de loto, sus lágrimas de derrota – Lo siento, pero… ahora lo entiendo…

El cielo brilló de nuevo, y el relámpago divino cayó en el suelo, a varios metros de separación de Ng Mui. Allí mismo apareció la sombra de Zeus en su forma final, quien tan solo aterrizar en el suelo aprovechó la distancia creada entre ambos para ejecutar su ataque.

El motivo de su teletransportación fue crear suficiente espacio para que su ataque fuera el más poderoso y el último.

En un santiamén recorrió la distancia, levantando todos los escombros del suelo debido a la alta velocidad que había ganado con la teletransportación; en tan solo un parpadeo estaba lo suficientemente cerca de Ng Mui para ejecutar su puñetazo directo, liberando también todo el poder de su relámpago en una nueva técnica de muerte instantánea.

Íra: I omorfiá ton theón
[ Hera: Belleza de los dioses ]

Un puño directo, que a su vez congeló el tiempo en los Campos Elíseos dejando a los espectadores atrapados en una escena que nadie podría evitar o siquiera percibir; todos abrieron sus bocas y así quedaron, exclamaron a alta voz y así quedaron, sus ojos se expandieron hasta no más poder y así quedaron…

Solo quedó Zeus, lanzando su puño eléctrico sobre la humana y toda la descarga de su rayo divino para terminar el combate de una vez por todas.

– ¡Esto es por ti, mi amada bombón…!

Lo que Zeus no esperaba era que… Ng Mui también se pudiera mover.

Levantó su mirada hacia el dios, con ambos ojos soltando lágrimas de felicidad y una amplia sonrisa que llenó de oreja a oreja su cara. Por primera vez Zeus vio esa expresión en Ng Mui, que le hizo abrir el ojo en enorme sorpresa.

– Gracias… papá…

Sus pies se movieron para dar un paso hacia atrás e inclinar su torso hacia la derecha, levantando el brazo herido de la izquierda; el arrabio tanto de sus brazos como de sus piernas se movió en su cuerpo hasta alcanzar su palma, para formar un guante de cintas que le pudiera dar la capacidad divina de ejecutar su último ataque.

En su palma se formó aquella misma garra que había hecho anteriormente para su técnica más fuerte; dio también un paso hacia el frente y, al mismo tiempo que Zeus lanzaba sobre ella su puño más fuerte, ella usó su nueva técnica marcial.

Shàngdì: Dì shíjiǔ luóhàn – Hépíng
[ Dios: Décimo noveno Arhat – Paz ]

Ambos ejecutaron sus ataques y terminaron cruzados de espaldas uno contra el otro, cada uno en un sitio distinto habiendo recorrido un propio camino para realizar su técnica propia.

Dejaron caer gotas de sudor y sangre sobre el espacio congelado en el tiempo, y sus bocas soltaron haces de vapor ante el gran cansancio y dolor presentes en ellos mismos…

El primero en escupir sangre no fue otro sino Zeus; su cuerpo se vio herido de nuevo, haciendo estallar la forma final y con la ráfaga de viento atronador que azotó el lugar, también deshacer el espacio de tiempo congelado para que todo volviera a la normalidad. Así como el tiempo regresó, su cuerpo pequeño ya hecho pedazos y rebanado por todos lados se dirigió al suelo pesadamente…

Ng Mui sonrió de lado, también dejando caer sangre de su boca, al tiempo que se incorporaba lentamente para quedar de pie por completo. Sin importar su estado, su boca solo seguía con esa sonrisa…

– Gracias papá… Lo siento…

Su última sonrisa…

El rayo divino había dado directamente en el cuerpo de Ng Mui con efecto retardado, como si de un puño invisible se tratase: el brazo izquierdo así como la mitad de su pecho salieron desprendidos, dejando a la humana casi partida a la mitad; también sus ojos estallaron dejando salir ahora sangre con lágrimas, y su armadura terminó que quebrarse para caer hecha pedazos al suelo.

Todos los espectadores quedaron anonadados ante ese resultado tan repentino, incluído el propio Heimdall.

– ¿¡Pero qué…!? ¿¡Qué acaba de pasar…!?

– ¡Ng Mui…! – A Geir se le cortó la voz de inmediato, quedando helada por completo al ver eso.

Los demás espectadores presentes en Gimlé; Jeanne junto a Okita y Kondo; Lífthrasir junto a Cain, Abel, Eva y Awa; Marie con Tesla y Skogul; Jack y Hlökk desde las gradas… Todos quedaron en shock al ver a la humana ser destruida tan fácilmente por ese ataque.

Los espectadores humanos en las gradas quedaron anonadados y en silencio; el primero en actuar fuera sin lugar a dudas…

– ¡Wing-wah…! ¡Nooooooooo…!

Fung To-tak.

También Yim Wing-chun estaba sorprendida y boquiabierta, solo que se limitó a llorar en silencio mientras los maestros budistas estaban en shock.

– Ng Mui está… está derrotada…

– Nuestra querida… Ng Mui ha… ha perdido…

Los dioses también estaban en shock y asustados, más porque Zeus se había desplomado en el suelo sin dar señales que se fuera a levantar de nuevo… Incluso los presentes en el palco griego tenían los rostros pálidos ante lo que podría suceder a continuación.

Grande fue la sorpresa y satisfacción cuando Zeus se incorporó lentamente del suelo, a pesar de sus terribles heridas, y comenzó a moverse; a Ng Mui apenas le quedaban unos pocos segundos de vida mientras su cuerpo perdía todas las fuerzas que le quedaban y…

Poco a poco su cuerpo brillaba para desaparecer al Nilfheim.

« Lo siento papá… Por no haber entendido tu mensaje antes… Por haberme dejado llevar por estos sentimientos…

» Lo siento mamá… Por haberte hecho creer que lo lograría cuando… no es así…

» También lo siento Geir… No debí ofrecerme en este torneo y ahora… Ahora te hice perder… »

Lo poco que quedaba de su cuerpo comenzó a descender de espaldas hacia el suelo en una lenta caída…

Pero el dios griego Zeus, con las pocas fuerzas que le quedaban, pudo levantarse para sujetar el cuerpo de la humana y evitar que tocase el suelo. Un momento que se dio para la sorpresa de Ng Mui, pero con gran anhelo y deseo para el dios griego…

Poder tener un momento para tocar a aquella mujer, que no fuera mediante golpes ni con deseo asesinos… Un momento para sentir su piel, su poco calor, y poder ver más de cerca ese rostro. No era el mismo, pero podría verla en un reflejo mínimo por última vez.

– Aquí estoy, mi querida bombón… Ya no te soltaré…

La humana también tuvo su momento para, con lo poco que quedaba de su sentido de la vista, ver aquello que no estaba presente como si de un espejismo se tratase; en la cara de Zeus que se encontraba contra la luz, creando una sombra oscura sobre su rostro tuerto, pudo ver la figura de su padre Adán y aquel rostro tan cálido, sonriente y brillante de ojos azules que transmitían calma.

Si tan solo tuviera las fuerzas suficientes, sin importar que ese espejismo fuera reflejado en Zeus, Ng Mui habría saltado para abrazarlo y no dejarlo ir.

– Adiós… papá…

Su cuerpo terminó de brillar y se hizo pedazos que escaparon de los dedos del dios griego para desvanecerse en el aire, volando hacia lo más alto de las nubes oscuras que con su lluvia dejaron de nuevo en absoluta soledad a Zeus…

– ¡Un instante lo ha determinado…! L-La… ¡La quinta ronda ha quedado decidida! ¡El ganador es… el representante de los dioses, Zeus-sama!

Fecha de publicación: 24/06/23
ASFD

Adiós Ng Mui. Vuela muy alto, ya podrás tener tu ansiado encuentro con tu papá :")

Tremendo combate; el final no me ha terminado de convencer, así como lo quería (aunque, siendo honestos, solo sabía que Zeus ganaría más no cómo rayos iba a ganar XD), pero este desarrollo de personajes, tanto para Zeus como para Ng Mui… Uff, traigan un clorox por favor.

Una pelea en que puse todo el empeño que pude, aunque muchas veces me atrase más de lo que quería; justamente haber sido la primera pelea que, desde que comencé este proyecto, más ganas he tenido de escribir es lo que me detuvo. No podía publicar solo por publicar, sin lograr que tuviera un digno final.

No es exactamente el resultado que esperaba, pero creo que es el mejor posible.

Ahora comenzaré mis breves vacaciones; más o menos dentro de un mes volveré, con el interludio correspondiente entre esta ronda y… la siguiente ronda que también he estado esperando por escribir, la sexta ronda…

Sin más que decir… ¡Los leo en el siguiente capítulo!

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