Capítulo 52.1: Técnica especial. Fortaleza

En aquel enorme palacio, el silencio y la calma eran aterradoramente infinitos. Cualquier ser se volvería loco en un lugar gran divinamente callado… pero él no.

Acostado en una alcoba digna de un dios, aquella figura disfrutaba del silencio mientras leía un libro. Todo iba de maravilla…

– ¡Ay, ay, ay…! ¡Mi mano…!

Hasta aquel grito.

Si hubiera sido uno no habría problema, pero fue uno tras otro… tras otro… tras otro.

Gritos de dolor, de un hombre joven, que habían seguido a un golpe seco por lo que era de suponer que estaban conectados; gritos provenientes de una única persona, que aquel acostado conocía muy bien.

Su paciencia terminó por agotarse; se levantó de un salto, dejó su libro, y salió por la puerta. Caminó a paso pesado por los pasillos y corredores que conformaban la estructura de ese palacio, hasta llegar a lo que parecía una sala común: atravesando enormes portones de cristal y plata había un salón muy lujoso, de la realeza, entre lo que destacaba una mesa de cristal rota y hecha pedazos en el suelo, un hombre rubio joven de rodillas y sangre pintando las losetas platinadas.

Una escena que, de tal solo verla, se imaginó por completo que había pasado. Tan solo verlo le provocó dar su orden directamente:

– ¡Ya cállate!

Aquel era Poseidón; en ese momento un muchacho rubio de buena cara pero mal carácter, quién eones después sería el Tirano de los Mares.

A quién le estaba hablando era su hermano menor, otro rubio que más adelante sería el líder de todos los dioses: Zeus. Éste se irguió a mirarlo, con una mano llena de astillas y roja por la hinchazón y la sangre.

– Ayuda, hermanito… – sin importarle perder dignidad, se acercó suplicante a su mayor – Me emocioné y rompí la mesa, y me duele mucho--

– ¿Y eso qué? – pero conocer la razón no cambiaría el punto de vista del "Zeus Enalios" – Dije que te calles.

– ¡Ayúdeme!

– ¡No te acerques!

Así era la relación entre los menores de los 4 Olímpicos; Poseidón muy indiferente y con mal genio, y aún así Zeus siempre acudía a él por ser él más cercano en edad. El rubio herido se abalanzó a su mayor buscando cura o al menos consuelo, pero éste respondió evadiendo a gran velocidad todos sus intentos.

– ¡Por favor, hermanito! ¡Haré todo lo que quieras!

– ¡Quiero que te calles, y no me toques!

Pocos momentos después, llegó el rescate de Zeus:

– ¡Disculpa la demora, hermano!

Eran los otros 2 hermanos.

El primogénito de los hijos de Cronos y próximo rey del Inframundo: Hades. Acompañado del dios que, ahora cargaba una maleta tipo botiquín y próximo dios de la conquista: Adamas.

– ¡Ya llegamos con las medicinas…! – Hades fue el primero en atender a Zeus – Espero sean suficientes.

– ¡No necesitábamos tanto! – exclamó Adamas con toque burlón – Solo unas pastillas, vendas… ¡Y un ataúd con tu tamaño y nombre!

Tal broma asustó genuinamente a Zeus, que se demostró al aumentar sus lágrimas; buscó consuelo en Poseidón pero éste lo esquivó, al tiempo que Hades golpeó a Adamas.

– ¡No digas eso! ¡Mi hermano no se morirá!

– ¡Ay, ay, ay…! – Adamas se acarició la cabeza – ¡Solo era una broma! Obviamente este cabeza dura no se morirá por una mesa rota.

– ¡Pero duele mucho…! – Zeus cerró los ojos tratando de aguantar el dolor.

– Solo a ti se te ocurre algo así. – respondió Poseidón con su típica frialdad. – Pequeño y tonto.

– Pero… ¡Les prometo que no siempre seré así…!

De repente, el rubio tomó confianza para dar una curiosa declaración, que llamó la atención de sus 3 mayores; una declaración que provocó el repentino silencio de todos, por la sorpresa que conllevó oír esas palabras…

¡Un día, seré el más fuerte de nosotros! ¡El más fuerte de los 4 hijos de Cronos!

– ¡Pffft--! ¡Jajajajajajaja!

… De todos, menos de Adamas.

– ¿¡Qué tontería…!? ¡Si que eres un idiota--! – de nueva cuenta Hades le golpeó – ¡Ay!

– ¡No te rías de nuestro hermano!

– ¡Pero es la verdad…! – comenzó a llorar de la risa – ¿El menor, este cabeza dura, será el más fuerte de nosotros? ¡Es ridículo…! ¡Tanto que da risa!

– ¡Por supuesto que no da risa…!

Ambos mayores comenzaron a entablar una discusión entre ellos, dejando a los menores en silencio.

Por casualidad, o tal vez destino, Poseidón mostró interés en esas palabras de su menor, que le provocó tener un poco de conversación con él.

– ¿Los dices en serio? ¿Crees que algún día serás el más fuerte de los 4?

– Así es… ¡También espero ser el más veloz, incluso más que tu!

Eso casi provocó la risa de Poseidón, pero aguantándose siguió indagando.

– ¿Para qué? ¿Qué quieres con eso…?

– ¡Es que yo… yo quiero…! – Zeus se lo pensó un par de veces, pero desviando la mirada evadió responder.

Eso aún provocó más la curiosidad del rubio mayor.

– Dilo. Di por qué quieres ser el más fuerte y el más veloz.

Zeus tragó saliva para tomar valor y dar su respuesta:

– ¡Porque yo… yo quiero ser como ustedes!

Esa respuesta… no la esperaba Poseidón. De hecho, se confundió bastante.

– ¿Qué quieres decir con eso?

– Ustedes, mis hermanos mayores, siempre… Siempre están al pendiente de un tonto como yo. Pero… quiero que eso cambie… ¡Quiero… Quiero tener mis propias victorias, cuidarme a mi mismo!

» Así como me cuidan, incluso de una mesa rota, yo también quiero ser capaz de cuidarlos a ustedes… Todo lo que han hecho por mi, quiero compensarles todo esto… ¡Quiero ser el mejor! ¡El símbolo de la fuerza del Olimpo!

Poseidón le miró bastante sorprendido; una respuesta tan genuina y comprometida, proveniente de su irresponsable hermano menor, nunca lo hubiera imaginado.

Una vez que terminaron de discutir, Hades tomó vendajes y ungüento del botiquín.

– Esto debe ser suficiente para que sanes. Pero tendrás inmovilizada la mano por mucho tiempo.

– ¡Para que aprendas a no ser tonto…! – se rió Adamas por lo bajo.

Zeus cerró los ojos en negación y vergüenza; sabía que era su culpa, e iba a pagar por su error. Hades ya estaba muy decidido a comenzar la reparación, estando a escasos centímetros de la mano herida de su hermanito…

No es necesario.

… Hasta que la mano de Poseidón en su hombro le detuvo.

– ¿Eh? ¿Poseidón…?

– Yo me haré cargo. Pero requiero una cuenca con agua…

– ¿¡Eh!? ¡E-Enseguida…!

De inmediato Adamas preparó el cuenco de agua, como si hubiera sido una orden directa, que extendió a Poseidón quien, ignorándolo por completo, lo tomó.

– Mete tu mano al agua.

La orden de Poseidón fue directa a Zeus, que acompañado de su rostro frío y ojos apagados le asustó por completo, además que no quiso hacerlo enojar; el menor obedeció de inmediato metiendo la mano al cuenco.

Poseidón movió el cuenco para que los nudillos heridas tuvieran más contacto con el agua; con su otra mano, metió uno de sus dedos al borde y suspiró por lo bajo.

Amfitríti-Thétis
[ Anfitrite-Tetis ]

El agua se movió por la mano del menor, envolviendo las heridas ensangrentadas y adentrándose en las astillas clavadas. Al principio Zeus se asustó de aquello, pero luego vio algo extraño…

Las astillas comenzaron a botarse solas de las heridas, como si el agua las expulsara, y poco después las heridas se cerraron y limpiaron, dejando únicamente poca hinchazón y leve color rojo en la piel, casi como si no le hubiera pasado nada. Poseidón retiró el cuenco y lo dejó de lado, para tomar la mano de Zeus y examinarla para dar el veredicto final.

– Quedó bien. Solo necesita una venda, y mañana quedará sana.

Se levantó y dió media vuelta para irse de inmediato; Hades sonrió por lo bajo ante ese gesto de amabilidad tan inusual en Poseidón.

Gracias.

– No fue ayuda. – Poseidón se negó de inmediato – Solo quería que se callara.

– Nadie dijo lo contrario.

Poseidón frunció el rostro por esa respuesta y continuó su camino provocando una ligera risa de Hades; Zeus, así como Adamas que estaban sorprendidos del resultado, se giró a su mayor y le sonrió con completa confianza.

– ¡Muchas gracias, hermanito…!

Poseidón recibió la respuesta en silencio, asintiendo con la cabeza y siguiendo su camino…

Por primera vez, desde el comienzo del combate, el rostro del rey del Inframundo mostró auténtica preocupación. Por primera vez en eones veía una herida tan gráfica en su hermano menor, siendo la última vez… ¿La Gigantomaquia? ¿La Titanomaquia? ¿O… aquel día en el palacio…?

Atenea por su parte, parecía una niña en un parque de diversiones; su sonrisa y emoción no iban a desaparecer en lo mínimo.

– Una técnica directa que fue capaz de empujar a mi papi al suelo, sin mencionar ese agujero en su mano… ¡Que divertido!

– N-No me lo creo… – Ares estaba pálido del susto – ¡S-Solo uso su mano! ¡Una mano lo… lo agujereó…!

– Una técnica muy peligrosa… – Hermes se llevó una mano a la barbilla – Un sumo capaz de destruir a Shiva, las estrellas que bloquearon a Anubis, y ahora técnicas capaces de destruir la carne de Zeus… Los humanos son interesantes y peligrosos, ¿No?

En la arena de combate, Zeus se quedó mirando con gran sorpresa por largo rato el agujero de su mano, moviendo la muñeca y los dedos un par de veces para confirmar que era útil todavía. Sus memorias se activaron, dejando ver aquel recuerdo que compartía con Poseidón, siendo tal vez el único momento de amabilidad que recibió de su mayor.

Se dió cuenta que aquella mano herida por vidrios y su mano atravesada eran la misma; se despojó de ello apretando su puño con mucha fuerza.

– Muy sorprendente… – a diferencia de sus otros diálogos, habló serio y directo – Así que eres capaz de cortar mi carne con tus dedos…

La humana, quién había adquirido una postura de defensa mientras daba profundas bocanadas de aire, solo sonrió un poco al ver el resultado de su técnica.

– Te lo dije. Yo soy tu fin.

– Ahora veo que tus palabras no eran solo para halardear. En ese caso… – de nueva cuenta, su cuello giró de lado torcidamente – Iré con todo contra ti y dejaré de contenerme bomboncito…

Escuchar eso molestó a Ng Mui.

– ¿Contenido…? Pensé que… un dios como tú sabría que es vergonzoso morir por estar jugando, ¿No?

Los dioses se sorprendieron por tales palabras tran directas contra Zeus; Amaterasu, al recordar que su hermano Susano'o había dicho que su pelea sería un juego para él, apretó los puños con rabia. El griego rió serio por lo bajo.

– Si, es vergonzoso aceptar esa verdad. Por eso, dejaré de contenerme… Terminemos con esto.

La batalla se reanudó al instante, con la técnica de Zeus:

Velocidad: 0,0000001 segundos.

Mnimosýni: Chorós Terpsichóris
[ Mnemosine: Danza Terpsícore ]

De nueva cuenta Zeus realizó el salto lateral que lo hizo desaparecer del campo de visión de la humana, dejando solo una sombra que apenas era visible entre las gotas de lluvia y los escombros del campo de batalla. De nuevo, Ng Mui se veía encerrada en el campo de juegos de Zeus, dónde él podría lanzar cualquier ataque en cualquier momento y en cualquier lugar.

– ¡Zeus-sama de nuevo comienza a jugar en el campo de batalla, dejando sin opciones de escape a la maestra marcial Ng Mui…!

La humana tuvo que reaccionar de repente: apretó su mirada, dirigiendo sus ojos brillantes a las sombras que percibía y forzando todos sus sentidos para que se volviesen más refinados…

Todo para encontrar a Zeus.

« Por esto has entrenado… ¡Debo conseguirlo! »

Inhaló aire profundamente y cerró ambos ojos, permitiendo que la lluvia cayera sobre sus heridas corporales y así relajar su estado físico. Poco a poco, sintió una notable diferencia a su alrededor:

Sus oídos comenzaron a percibir el golpeteo de las gotas de agua en el suelo, así como las veces que los pies de Zeus daban pasos; su piel sintió la diferencia de temperatura, entre el aire de la lluvia y las ráfagas casi invisibles del paso del griego; su nariz aprendió a distinguir el aroma entre la lluvia y la sangre con sudor del dios.

Todos los maestros budistas se percataron de lo que hacía Ng Mui, que a muchos les hizo frustrarse por lo bajo.

– ¿¡Por qué está meditando… justo ahora!?

Por su parte los ancianos del Templo shaolin sonrieron con confianza; siendo ellos que conocían muy bien a la maestra marcial, sabían lo que sucedería a continuación.

Ng Mui respiró una última vez, tomando una postura defensiva y levantando una palma extendida al frente. Sus oídos escucharon un deslizamiento de agua frenético y…

Ocurrió el choque.

Velocidad: 0,000000001 segundos.

Métis: Kefalokatastroféas
[ Metis: Destructor de cabeza ]

Zeus apareció a sus espaldas, cargando su puño que aumentó en masa corporal para darle un golpe directo desde sus espaldas. Pero está vez Ng Mui pudo rastrearlo a tiempo; giró su cadera, y con el brazo extendido dirigió una palmada directa al puño de Zeus para evadirlo.

Qǐzhòngjī & Lǎohǔ: Xiōng zuǐ shízì zhuǎjiān
[ Grulla y Tigre: Pico feroz y punta de garra en cruz ]

El choque entre ambas técnicas se dió de lleno, liberando una onda de choque que se dispersó en el campo de batalla.

Todos prestaron atención al choque ocurrido, dándose cuenta del resultado que habían logrado que despertó interés y sorpresa a los espectadores:

El puño de Zeus y la mano de Ng Mui estaba detenidas en seco; ambas técnicas fueron al mismo tiempo y con la misma precisión, capaces de anularse la una a la otra de manera perfecta. El dios griego también se sorprendió, aunque mantuvo su actitud optimista en todo momento.

– ¡Ahora nos estamos entendiendo!

– … ¡No--!

De repente Zeus aumentó la fuerza de su puño, tomando por sorpresa a Ng Mui y haciéndola volar por lo aires; aterrizó en el suelo tras unos giros y se incorporó para hacer otro encuentro frente a frente.

Pero, de nuevo Zeus desapareció del campo de batalla con su técnica de baile lateral; sin embargo, ya no era un problema más para Ng Mui.

« Mis sentidos ya lo han encontrado… ¡Puedo volver a hacerlo! »

– ¡No puede ser…! – Mui Hin se mostró más preocupado que el resto – Esa danza de saltos laterales… ¡Es demasiado veloz!

– No hay ningún problema – asintió Pak Mei con mucha confianza – Para eso hizo su meditación.

– … ¿Eh? ¿En serio?

– Así es. – confirmó Fung To-tak – Aquella meditación la hizo para adaptar sus sentidos a la velocidad sobrenatural de la técnica de ese dios…

» Seguramente se dió cuenta que las artes marciales de Ng Mui funcionan en un corto rango de espacio, por lo que hace esa danza para atacar aleatoriamente lejos de su alcance. Por ello, Ng Mui tuvo que meditar.

– Ese dios… ¡No puede ser! – Chi Shin se llevó las manos a la cabeza – Es mucho más listo de lo que parece. Suficiente para darse cuenta de la debilidad de sus artes marciales…

– ¿Debilidad? ¡Por supuesto que no! ¡Sus artes marciales están lejos de ser débiles…! – de inmediato Mui Hin comenzó a alabar a la humana y sus habilidades – Ella cuenta con los 5 artes marciales más poderosos de todos los tiempos, que ella misma creó:

» Qǐzhòngjī, la grulla evasiva y mejor defensa; Bào, el leopardo veloz que destroza la vitalidad; Lǎohǔ, el tigre fuerte inamovible; y… Lóng, el poderoso dragón capaz de pulverizar ciudades enteras… ¡Todas esas técnicas ella misma las inventó, y ahora pueden rivalizar contra ese dios…!

» Aunque… Creo que se me está olvidando una…

El último maestro, Chi Shin, rió a carcajadas que asustó a Mui Hin y llamó su atención, sin mencionar la de sus otros compañeros Fung To-tak y Pak Mei.

– Lo que dices, joven maestro… ¡Está mal! ¡Mejor dicho, está bien pero muy mal…!

– … ¿Eh?

– Verás… Es cierto que todas sus habilidades son fuertes y poderosas, las mejores que se hayan podido crear hasta este momento de la humanidad, pero… ¡Ciertamente tienen fallas! ¡Tienen "grietas" en su fortaleza!

» Como dijo Fung, todas las técnicas son de corto alcance al usarlas con manos y piernas; la única posiblidad de largo alcance sería un gunshu como el que ya perdió… Sin mencionar que, si no mal recuerdo, una vez dijo que Lóng era una técnica muy desgastante… ¡Pero…!

» ¡Olvidas el único arte marcial que ella no creó de no ser por mi invención del concepto del muñeco de madera!

Mientras ellos discutían, la pelea se acaloraba en la arena de combate; haciendo ahora un movimiento poco previsto para la humana, Zeus se apareció cerca y frente a ella para dirigir una patada lateral con todas sus fuerzas, que incluso sería capaz de partirla en pedazos.

Theïkó Tsekoúri
[ Hacha Divina ]

La humana ya estaba preparada para recibirlo de frente; interpuso su brazo derecho como escudo y el izquierdo para darse mayor soporte, de manera que al darse el choque hubo mucha resistencia de parte de la humana para ceder ante el ataque.

Pero evidentemente era poco posible; sus piernas comenzaban a ceder ante el suelo mojado y destrozado, por lo que Ng Mui estaba comenzando a perder soporte para resistir el golpe. Tarde o temprano, lo recibiría de lleno… así como la primera vez.

– ¿Lo recibes de frente? Muy bien. En ese caso--

– No… ¡No me subestimes!

La mano izquierda de soporte la separó por un momento para extender sus dedos en una postura extraña que sorprendió a Zeus.

« No quería hacer esto… ¡Pero, supongo que por esto mismo hice el sacrificio…! »

Sus ojos brillaron como un par de estrellas, cosa que llamó mucho la atención de Zeus; acto seguido, la mano de Ng Mui avanzó en línea recta además que la armadura de su mano se modifican para formar garra en las puntas de los dedos. Así, lanzó un golpe directo a la pierna del griego, sin tanta fuerza comparado a los anteriores, aunque…

Su intención no era cortarle la pierna o algo así.

Shé: Yǐnxíng yǎnjìngshé dúyè
[ Serpiente: Veneno invisible de cobra ]

Los dedos golpearon sobre la carne del griego, generando un impacto leve que apenas generó una onda y movió sus músculos, como una gelatina apenas alterada. Parecía haber sido un intento inútil por escapar del ataque, que lo hubiera vuelto un fracaso, pero…

No fue así.

Se formó gran silencio entre los espectadores, silencio que en un principio era injustificado, como si mágicamente se hubieran puesto de acuerdo para callarse, pero… Ese silencio consiguió un motivo de ser al ver lo que ocurría en la arena de combate.

– … ¿Eh? – Zeus fue el primero en notarlo, pues fue el afectado:

« M-Mi pierna… ¿¡No la siento!? »

Mejor dicho, la fuerza de su ataque se había desvanecido en su totalidad y solo quedaba un extraño hormigueo que le recorrió la extremidad.

¿Eh…? ¿Pero qué--? – Heimdall tampoco entendía lo que estaba pasando.

Entre las antecámaras de la humanidad, un dios de procedencia egipcia fue el único que recordó a tiempo qué significaba aquel síntoma.

– ¡No me digas que se trata de…!

En medio de ese silencio, solo estaban presentes las respiraciones agitadas de Ng Mui para recuperar el aliento; tras unos momentos de haberlo hecho, finalmente pudo recomponerse por completo, y procedió a su siguiente jugada.

Movió ambos brazos para tener un mejor agarre de la pierna del griego, quien no pudo siquiera moverse para escapar. Juntó bastante de su fuerza, además de mover sus brazos y caderas para no exigirse demasiado, y dió un giro casi irreal que dejó a todos los espectadores boquiabiertos.

Qǐzhòngjī: zhuǎ bàofēngxuě
[ Grulla: Ventisca de garras ]

La humana abrazó la pierna del dios y tras su giro consiguió arrojar al griego por los aires; debido a la gran diferencia de tamaños y pesos, solo fue capaz de elevarlo pocos metros y alejarlo la misma distancia. No era tan sorprendente a simple vista, pero haberlo conseguido significaba demasiado para humanos y dioses.

Pero no terminó allí; la humana preparó sus palmas en un siguiente ataque frontal, encaminándose de inmediato sobre el dios para golpearle. Para su mala fortuna, Zeus se levantó del suelo de inmediato, aunque no parecía estar por completo consciente por esa técnica…

No le importó; arriesgando el factor sorpresa de velocidad, apostó por juntar la fuerza que aún tenía en un ataque frontal que terminaría todo…

Io: lefká kérata távrou
[ Ío: Cuernos de toro blanco ]

La distancia entre ambos era mínima; no había oportunidad alguna para esquivar o incluso redireccionarla. Tal vez se podría cambiar su curso para que Zeus de nuevo probara la fuerza de su propio puño…

Pero, Ng Mui no tenía en mente eso. Al contrario, se acercó lo suficiente para percatarse que había una abertura bajo el par de golpes de Zeus; por allí se coló en el espacio personal del griego.

Recibió en el proceso una herida en su mejilla y cabello, pero no le importó; ahora tenía a Zeus en sus manos.

Shé: Yǐnxíng yǎnjìngshé dúyè
[ Serpiente: Veneno invisible de cobra ]

De nuevo extendió los dedos de su mano derecha en una especie de garra; golpeó a uno de sus brazos, del lado derecho, y recorrió el toque desde el bíceps hasta el hombro.

De nuevo la carne del dios griego vibró por lo bajo, y de nuevo se produjo un silencio cuando Zeus sintió que su brazo ya no tenía fuerza para terminar de ejecutar su ataque.

– ¿¡Pero qué--!?

Ng Mui no se detuvo; aprovechando su posición, continuó moviendo su mano para dar directo en el pecho de Zeus una palmada juntando mucha de su fuerza, además que el guante divino se concentró para aumentar el impacto.

Lǎohǔ & Bào: Shuāng māo yǎozhǎo
[ Tigre y Leopardo: Mordida y zarpazo de doble felino ]

La palma de la humana se marcó sobre la musculatura del griego y lo sacó volando, sin posibilidad que se defendiera, hasta caer de espaldas en los escombros de la arena; Ng Mui se quedó con el brazo estirado para después tomar una postura defensiva… imponiendo su costado izquierdo al frente.

Los espectadores, en especial los dioses, estaban atónitos.

– ¿¡Pero… qué rayos!? – Ares se levantó de su asiento asustado – ¿¡De qué se trata esto!? ¿¡Fue capaz de bloquear los ataques de papá con sus dedos…!?

– ¡No seas idiota, hermano mayor idiota…! – exclamó Atenea en voz infantil, para después dar la respuesta – No bloqueó los ataques… ¡Los anuló!

– … ¿¡Eh!? ¿¡Anular!?

– Fue fácil de ver – respondió Hades con obviedad – Los ataques de la humana… esa técnica, fue capaz de frenar 2 de los más fuertes golpes de mi hermano.

» Antes no pudo bloquearlos por completo, pero ahora sí pudo… Con esa técnica especial.

– Quien diría que tendría una carta bajo la manga de ese tipo… – sonrió Hermes por lo bajo.

La diosa de la guerra terminó por sonrojarse de la emoción y dar una sonrisa infantil coqueta.

– ¡Me encanta ~♡!

Zeus se levantó del suelo pesadamente y con mucho más dolor que antes; el ataque combinado dió en sus costillas y casi en los pulmones siendo capaz de sacarle el aire y dejarle dolor al respirar.

Pero se irguió por completo; llevó la mirada al brazo derecho, que parecía estar mermado de fuerza por completo y luego volteó a Ng Mui. A ese punto ya lo entendía.

– Así que de eso se trata… anulación de fuerza vital con esa técnica de dedos, ¿No?

En Gimlé, la sorpresa sobresaltó a todos los presentes.

– ¿¡Anulación de fuerza vital…!?

– Si… – se encargó de explicar Geir, cruzando los brazos con confianza – Es la técnica secreta de Ng Mui; Cāozuò, la capacidad de manipular la energía vital, el qi, para aumentar poder en sí misma o debilitar a su adversario.

– ¿¡En serio!? ¿¡De eso se trataba lo que te guardabas!? – exclamó Hlökk con mala cara.

– No hubiera sido igual de emocionante ver a Zeus en ese estado si les decía de qué se trataba, ¿No?

– Eso… – en Sasaki se activó un recuerdo – ¡Eso es igual a lo que hacía…!

– ¡Eso es como tu Forma de Ballesta!

– ¡Hâo!

Qin Shi Huang, sentado en un gran y cómodo sofá lo compartía con su valkiria Alvitr que se aferraba a su brazo. La semidiosa de coletas tenía los ojos radiantes, así como Qin Shi cuando usaba su técnica de soplido, que le provocó risa al primer emperador.

– No creí que hubiera alguien más en la humanidad capaz de hacer eso.

– Y además es muy buena… – sonrió Qin Shi de lado, que provocó no poca molestia en Alvitr.

– ¡Hey…!

Los demás Einherjer caídos miraban la batalla tomando cada uno un asiento especial, rodeando el espacio donde había estado la mesa que Lu Bu y Hércules destruyeron momentos atrás. El semidiós de la justicia se mostró un tanto preocupado por su "padre".

– Zeus-sama está bastante herido…

– ¡No es nada para ese anciano! – estalló en risa estridente Lu Bu Housen – ¡Más le vale no morir por esas técnicas! Si no… ¡Entonces no sería el más fuerte…!

– ¡Claro que es fuerte…! – Hércules exclamó de inmediato – Zeus-sama es el más fuerte que he conocido. Pero se ha estado confiando demasiado, solo por haber ganado una vez en Ragnarok; lo está volviendo a hacer.

La valkiria Randgriz, quien estaba sentada junto a su Einherjer, se sorprendió de las palabras que hablaba Hércules. Cómo si estuviera dando a entender que…

– ¿Lo… Lo estás defendiendo…?

Hércules mismo se dió cuenta de ello, y solo pudo reír nerviosamente llevándose una mano al cuello.

– No lo puedo evitar. Viví con él por 4000 años, es como mi--

– ¡Pues ya debiste aprender a dejar de ser su perro faldero!

El grito vino de Brunhilde, encendida en rabia y coraje desde que se había anunciado la entrada de Zeus; Hércules debió recordar que no era muy buena idea seguir provocando el enojo de Brunhilde, por lo que se quedó callado.

Bueno, a excepción de un intento de frase tranquilizadora.

– Brunhilde, creo que estás muy--

– ¡Atrévete a terminar esa frase, Hércules! ¡Atrévete, desgraciado!

Por fin Hércules se quedó en silencio, más porque le dolió que su "hermana" le dijera de esa manera; Aquiles, sentado lejos pero con vista del escenario que montaron, rió por lo bajo.

– Que bueno que me tocó a Geir cómo jefa… – tras su comentario, volteó a las pantallas – Volviendo a esto… Parecen estar ambos muy parejos. Dan todo lo que tienen y ninguno cede en lo más mínimo… Que sorprendente.

Cerca de Aquiles se encontraban un par de personajes más; Sakata no Kintoki, el cazador de demonios, y un hombre adulto de cabello platinado y ropa oscura. Sakata volteó a Aquiles para hacerle una pregunta.

– Conociste a esa mujer, ¿No?

– Pues… – Aquiles se rascó la cabeza – De hecho, conocí a ambos bastante…

» Haber tomado ambrosía y ser entrenado por Atenea me obligó a tener que estar cerca de Zeus más de una vez… Bastante incómodo, por cierto…

» A Ng Mui la conocí en el viaje a los Campos Elíseos y apenas tuve tiempo para hablar con ella… Pero nunca tuvimos cercanía.

– Supongo que por ese dichoso entrenamiento, ¿No? – respondió Sakata con los brazos cruzados en la espalda – Curioso que tuvieran que hacer eso antes de sus combates.

– Si, pero… Exactamente no fue eso… – respondió Aquiles con sinceridad – El motivo fue que ella… No es una persona amistosa.

– … ¿Qué? ¿En serio?

– Nunca me respondió, todas las veces que quise hablar con ella. De hecho, solo salió un par de veces de su habitación, pero no habló con nadie de los que fuimos convocados…

» La única persona con quién hablaba era con Geir, y eran pocas ocasiones.

– Vaya… – Sakata rió por lo bajo – Una persona bastante… peculiar, considerando que un Ragnarok son los últimos momentos de la mitad de nosotros, ¿Sabes por qué era así?

– Escuché que ella entró al Ragnarok con un solo propósito… – apuntó a la pantalla discretamente – Matar a Zeus, en nombre de Adán.

– ¿¡En serio!? ¡Quien fuera ella…!

En otra parte de la habitación Eljudnir se encontraba la persona que emocionalmente estaría más involucrada con esa batalla:

Adán de pie miraba las pantallas; desde el anuncio de la participación de Zeus su actitud había decaído en tristeza y enojo, más cuando supo que su rival sería Ng Mui. Todo ese tiempo de la pelea, el padre de la humanidad mantuvo sus puños cerrados y apretados en sentimientos de impotencia que expresaba dentro de sí mismo.

« Perdónenme, mis hijos, por no haber acabado con Zeus… Por mi culpa deben volver a luchar contra los dioses en este Ragnarok, y… en especial…

» Perdóname, hija, por no poder evitar que pelees contra él. »

La semidiosa Brunhilde también tenía sentimientos muy parecidos a los del primer padre de la humanidad, pero entre ellos combinaba mucho rencor; cada tanto volteaba a la puerta de huesos, que había sido cerrada para dar la entrevista personal a su hermana menor Mist y que daba paso a la alcoba de la reina del Nilfheim.

Su mente divagaba y divagaba en un único pensamiento oscuro y desgarrador.

« Maldita sea Hela… ¿Por qué…? »

Quiero que lo evite. Por cualquier método posible e imposible, como si fuera yo misma quien lo hiciera, quiero que evite el segundo Ragnarok.

La valkiria respiró profundo para liberar la tensión que sintió por hacer esa petición; aunque tuviera carácter para inclusive enfrentar a todos los dioses en su conferencia, debía reunir valor para estar cara a cara con Hela.

Puesto que era la única diosa que no conocía por completo; cualquier cosa en falso podría ponerla en mayor peligro que con cualquier dios. La reina de los muertos le miró fijamente por largos y silenciosos segundos, como si estuviera pensando su respuesta.

Su respuesta final terminó por ser muy corta, directa y seca:

– No. No lo haré.

Por el contrario de lo que podría pasar, la reacción de Brunhilde era como si ya estuviera esperando eso. Aún así, ya tenía algo más que decir.

– Hela-sama… Sé qué es una petición que supera todo lo que ya le he pedido, además que entiendo que no debe haber relación entre el mundo de los vivos y de los muertos, y que usted seguramente no pueda realizar estas decisiones. Pero… por favor…

Por primera vez en su vida, haciéndolo a manera de petición casi desesperada, Brunhilde comenzó a inclinar sus rodillas al suelo.

– Por favor… Le ruego qué--

– No lo haré, no porque haya alguna imposibilidad u obstáculo que me lo impida. No lo haré, porque no quiero.

Esa respuesta cambió la situación, siendo que ahora Brunhilde dibujó sorpresa en su rostro, además que dentro suyo surgieron otras emociones.

– ¿P-Por qué…?

– Nunca he tomado parte en las decisiones del consejo del Valhalla, ni siquiera en el destino de la raza humana. Supe de tu jueguito de Ragnarok gracias a tu primer caído y tu hermana, de lo contrario seguiría aquí en… soledad.

» Ya deberías saber cuál es mi postura respecto a los dioses; no soy su enemiga, pero mucho menos su amiga. Tomar partido en contra del Ragnarok es tomar un bando, que puede llevar a mayores problemas.

» No estoy dispuesta a protagonizar una revuelta celestial por cuidar a una valkiria que nunca he conocido.

La valkiria, quien normalmente podría recibir una terrible noticia y disimular sus emociones, en ese momento no pudo.

En ese momento se quebró.

– Yo… Debo salir de aquí…

– Debes dejarlo ir; al mundo de los vivos. Tuviste tu oportunidad, tomaste tus decisiones, y has sufrido las consecuencias. Deja que los vivos vivan…

– Yo tengo que salir… Tengo que salir, y rescatar a mi--

– No, no puedes hacerlo. No puedes rescatar a nadie más… – Hela se reclinó para retirarse – Si es todo lo que hablaremos--

– ¡Me importa una mierda! ¡Sácame de aquí!

La valkiria exclamó en voz desesperada, dejando por fin expulsar todos los sentimientos que se guardó desde que comenzó el Ragnarok: angustia, preocupación, confusión, duda, temor, rencor… impotencia.

– He hecho todo… he perdido todo… Todo para que mis hermanas… Mi Geir… Para que pudiéramos vivir en paz… Para que los humanos sean libres también. Fallé en querer ver ese sueño con mis ojos, pero sé que Geir logró completarlo…

» Por eso… No puedo permitir que esos bastardos tiren todo por la borda… ¡Debo hacerlo, por mis hermanas y por los humanos…! ¡Debo hacerlo, así que por favor…!

La valkiria cayó de rodillas rendida, llorando desesperada y con ruego.

– ¡Por favor cumpla mi petición! ¡Por favor, evite que mis hermanas pasen por esta calamidad…! ¡Se lo suplico, y yo… yo…!

» ¡Yo estoy dispuesta a cualquier cosa que usted quiera! ¡No importa si es mi vida, se la daré! Pero le ruego que haga todo para evitar que haya un segundo Ragnarok… Por… favor…

La valkiria solo pudo seguir llorando sintiéndose devastada y aliviada de poder expresarlo todo; Hela se quedó mirándole, para después suspirar como satisfecha.

Quien lo diría. La valkiria que desafió al Consejo del Valhalla, de rodillas suplicándome… Incluso Zeus tendría envidia de mi.

La reina del Nilfheim se levantó de su asiento y dió la espalda para retirarse.

– De pie. Ya puedes irte.

– ¿Eh…? – Brunhilde pasó la mano por su rostro y se levantó – ¿Lo hará…?

– … Tú misma lo dijiste. A veces la muerte no puede poner su mano sobre la vida, pero… Veré que puedo hacer.

La valkiria dibujó una sonrisa de triunfo en su rostro; de inmediato Hela supo lo que la valkiria pensaba, por lo que interrumpió sus agradecimientos verbales.

– ¡Muchas--!

– Dije que veré lo que puedo hacer, más no que lograré algo. Respecto a tu precio… No me interesa. No quiero a nadie cerca de mi.

» Si no tienes más preguntas, puedes irte.

– De hecho, hay muchas otras cosas que me gustaría hablar con usted, pero… No creo que sea momento.

… En ese caso, nos vemos después…

La valkiria estaba muy eufórica, con ambos puños bastante apretados y rechinando los dientes de vez en cuando.

Todo mientras miraba a cada tanto la puerta de huesos perteneciente a la diosa que en ese momento no se encontraba, pero a quien quería en verdad recriminarle por todo.

« Teníamos… ¡Teníamos un acuerdo! Usted… dijo que lo evitaría, pero… No solo no lo hizo…

» No evito que Zeus entrara a pelear… y usted misma es una candidata para… para matar a mis hermanas…

» Por qué… ¿¡Por qué, maldita sea!? »

El hombre de cabello platinado pudo ver lo que le ocurría a la valkiria, por lo que actuó de inmediato; se levantó de su sitio y caminó entre los asientos para llegar hasta ella. En cuanto Brunhilde se percató de su presencia aproximándose, supo que algo iba a hacer.

– No… No lo hagas.

– No te resistas, Buu-chan.

– No me hables así. No estoy de--

– ¿Te negarás a mi? ¿Después de todo lo que hiciste?

– No… No estoy de humor--

– Nunca lo estás. Eso me encanta de ti.

El hombre llegó hasta Brunhilde y le rodeó con sus brazos para sujetarla en abrazo; la valkiria se resistió bastante, pero después de unos momentos de forcejeo no pudo hacer nada más. Terminó por golpear un par de veces su cabeza en el pecho del hombre en resignación.

– Eres un tonto.

– Tu tonto favorito, ¿No?

– … Supongo que si.

El hombre de cabello platinado también conocido como el héroe cazador de dragones… Siegfried.

Fecha de publicación: 09/03/23
ASFD

Nota de autor: Muy buenas querida gente, espero que sea de su agrado este capítulo (con sorpresa que quería guardar para más adelante, pero ya no me aguante las ganas jajajaja).

En un rato tendremos capítulo doble, así que estén a la espera ;)

Hasta entonces… ¡Los leo en el siguiente capítulo!

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