Capítulo 39: Promesa de un chico
Era una mañana de campo, muy típica para la vida de este joven chico mexicano.
Todas las mañanas cumplía con el mismo deber y rutina; a pesar de tener solo 9 años de edad, ya formaba parte del negocio familiar.
Se levantaba desde muy temprano, junto a su padre y hermanos mayores, para salir de casa con los primeros rayos del sol; caminar por las calles empedradas y hogares en obra negra de su pueblo, y así llegar hasta su sustento diario: los campos agrícolas.
– Ya saben qué hacer. Recojan todo lo que puedan antes que caiga la noche.
– ¡Si jefe! – Aunque era su padre, tal expresión era común en su pueblo.
Así comenzaron su tarea: recoger la cosecha de elote en las mayores cantidades posibles, meterlo en costales y echarlos a las carretas para ser llevados al pueblo. Una tarea muy agotadora pero este joven, a pesar de su temprana edad, ponía todo su esfuerzo; y aunque en realidad su deber era cuidar de los graneros de un amigo de su padre, a él le gustaba pasar tiempo en el negocio familiar.
Horas después otros campesinos llegaron a las tierras de sembradío; fueron fueron a sus propias secciones de los campos, y cada quien con sus propios empleados y patrones hacían lo mismo.
Pero no todo el tiempo se dedicaba a eso; siendo pequeño debía estudiar aún cuando quisiera ayudar en la tierra, pero su adición lo hacía descuidarlo. Por eso, un profesor suyo de primaria, Emilio Vara, se ofreció a acompañarlo en sus tareas en el campo para también educar al chico; esto ya que vio en él un enorme potencial.
Mientras el chico sentado en la carreta en un descanso leía un historia de historia, desgastado pero su favorito, Emilio Vara llegó hasta él con unos trozos de sandía en mano.
– Emiliano, a comer.
– ¿Comer? ¡Pero mis hermanos y papá no han comido!
– Esas fueron las condiciones que te puse para estar aquí. – negó Emilio de inmediato – Sin excusas.
– … De acuerdo.
El chico tomó la sandía que ofreció su maestro y comió un poco de ella, mientras seguía leyendo su libro de historia; Emilio también era consciente de la afición que mostraba por tal materia de estudios.
– ¡Esto está mal! – exclamó el chico, señalando un párrafo – Aquí omitieron lo que usted nos contó, sobre la guerra contra los conservadores de Habsburgo.
– Si, uno que otro error en ese libro. – habló Emilio sin mostrarle importancia – Siempre se omiten detalles importantes.
– ¿Por qué?
– Supongo que para ahorrar páginas.
Emilio comenzó a reir a carcajadas, lo que le imitó el chico rápidamente aunque sin entender del todo porque reían. De repente apareció el padre del chico, corriendo con sombrero en mano para abanicarse.
– ¿Ya terminaste mijo? Tus hermanos necesitan ayuda.
– ¡Un segundo, pa'!
– ¡Gabriel! – Emilio le saludó, a lo que el mencionado respondió igual – ¿Cómo va mi chamaco en la escuela?
– Podría ir mejor que sus compañeros, pero… De hecho, lo felicito por las notas que ha tenido a pesar de trabajar aquí.
– Me alegra mucho saberlo… – Gabriel se acercó y paso la mano sobre la cabeza del chico – Mi chamaco es muy inteligente.
El chico le sonrió a su padre con orgullo.
Justo en ese momento, se escuchó el grito de un hombre no muy lejos de allí; Gabriel y Emilio fueron de inmediato, y aunque la orden fue quedarse sentado, el chico los siguió.
Cuando llegaron al lugar de los hechos, encontraron a varios hombres con uniformes de la policía porfiriata discutiendo con un campesino, que el chico identificó como amigo de su padre. En esa mañana, fue el primer momento que vio lo que marcaría su vida:
– ¡Solo se retrasaron unos pagos!
– ¡Desde hace más de 6 meses! ¡No estás pagando los impuestos que debes!
– ¡Nada de eso! Les pago todo lo que exigen, pero ya no tengo pan en mi casa. Mis hijos están hambrientos--
– ¡Me vale madres cabrón! ¡O pagas, o pagas!
Los policías golpearon con violencia al hombre, dejándolo tirado en el suelo y escupiendo bastante sangre.
– No… No tengo nada con qué pagar…
– No te hagas pendejo. Sabemos que tienes algo… ¡Estas tierras!
– ¡N-No! ¡Eso no! – el hombre apenas se levantó – ¡Sin estos campos perderé todo mi sustento!
– ¿Perder sustento? ¡Yo aquí nada más veo tierras vacías!
– Lo hubieras pensado antes de tus pendejadas… – el policía al parecer jefe apuntó al humano – ¡Lleven a este cabrón al bote, hasta que hacienda se lleve todo esto!
De nuevo golpearon al hombre para dejarlo en el suelo; así le pusieron esposas y, a pesar de su mal estado, se lo llevaron al vehículo policial.
El jefe de policía vio que había armado un escándalo público, y entre los espectadores cercanos se percató de Gabriel, su hijo y Emilio.
– Gabriel Zapata. Un gusto verle otra vez.
– A mi no tanto jefe… – le respondió Gabriel, calmado pero sumiso.
– Espero que se acostumbren. Hacienda estará dando vueltas por estas tierras vacías y buscarán cualquier pretexto para llevarse todo esto.
– N-No tengo problema. Estoy al corriente con mis impuestos.
– Muy bien. Nos vemos pronto…
Los policías entraron en sus patrullas y rápidamente desaparecieron del lugar, dejando en el sitio un silencio de sepulcro. Pero al poco tiempo volvieron a sus actividades, como si ignoraran lo que acababa de pasar.
El chico estaba muy atónito.
– Papá… ¿Qué fue eso?
– Hacienda, llegando a cobrar… o mejor dicho, robar lo que no le pertenece.
– No entiendo, ¿Por qué se lo llevaron?
– ¿Recuerdas nuestras lecciones? – le respondió Emilio, más consciente del tema – El señor Díaz se aprovechó de las leyes hechas durante la presidencia de Juarez, siendo una de ellas leyes sobre nuestras tierras. Eso les da poder para que sean del gobierno y cobren por trabajarlas.
– Él entiende de política mejor que tu viejo.
El chico miró a ambos, preocupado y asustado.
– ¿¡En serio!? ¿¡No hay nada que podamos hacer!?
Gabriel suspiró decepcionado, poniendo una mano sobre la cabeza de su hijo.
– No, Emiliano. No tenemos forma de hacer algo.
El chico Emiliano quedó en silencio por un largo tiempo, con la mirada sombría mirando al suelo. Sin embargo, segundos después levantó la cara, dibujando en ella una expresión de entusiasmo y valentía:
– Pues cuando yo sea grande, haré que las devuelvan.
Entre los escombros que caían a sus costados, Zapata tosió sangre que limpió con la manga de su chaqueta.
Afuera, Cernnunos miraba el cráter que había creado indirectamente con su magia verde, escuchando detrás suyo los gritos emocionados de los espectadores divinos.
– ¡Nuevamente Cernnunos ha dado un golpe directo en Emiliano Zapata! ¡Ahora con su magia del Dios de la naturaleza, que ha causado gran desastre en el coliseo!
Una aura oscura rodeó al celta, la cual él disipó con el movimiento de su brazo y la relajación de su rostro que estaba enojado.
« No… Todavía no es momento de usar "eso". Será mi último recurso. »
– ¡Muy bien hecho, Cernnunos! – Morrigan saltó con gran emoción – ¡Así se debe golpear a un maldito humano!
Los 3 estudiantes celtas sonrieron igual que la Diosa de la guerra, mientras que Lugh cruzó los brazos y se irguió orgulloso.
– Es imposible dudar de ti, incluso si vas perdiendo.
La deidad celta giró para verse a sí mismo; en todo su cuerpo habían agujeros por las balas del humano, sin contar su brazo cortado por la bayoneta. Suspiró un tanto molesto.
« Si tan solo supiera manejar la magia verde como lo hace Dziva… Todas estas heridas habrían desaparecido. »
En el palco griego, Ares estaba muy sorprendido por lo que hizo Cernnunos tan parecido a Hércules, así que expresó dicha duda.
– ¿Qué fue eso? Ese animal verde de antes…
– Es la magia de los Dioses de la naturaleza. – le contestó Hermes de inmediato – Incluso nuestra hermana Artemisa tiene esa magia. El "Viridis Affinitatis" es una magia que le permite al usuario estar en contacto con la naturaleza de manera muy especial; ya sea para atacar, defender, o como guardián.
El Dios de la guerra lo pensó un par de veces, con un recuerdo especial en mente.
– Quieres decir que… esas bromas con ardillas y cactus… ¿Todo eso fue obra de…?
– ¿Hasta ahora te das cuenta? – el mensajero habló con decepción – Que lamentable.
– ¡No puede ser! – Ares se giró al sofá dónde estaba su hermana menor – ¡Atenea! ¿Tú sabías de est--?
Sin embargo lo que vio el Dios de la guerra fue algo que nunca creyó que sería posible: Atenea, la Diosa de la sabiduría y estrategia, derrotada sobre el cómodo sofá.
Acostada, con la cabeza y brazos dirigidos al suelo como si estuviera muerta, cosa desconfirmada tras un gruñido que salió de su estómago. Ares se asustó por verla así.
– Dulces… Necesito dulces…
– ¿Por eso ella no explicó nada? – Hermes se sintió un poco orgulloso al respecto.
– ¿Tan mal solo por unos dulces?
– En realidad estoy más que bien. Pero mi mente… – su estómago volvió a gruñir, lo que hizo decaer más su estado – Quiero dulces.
– Podrías haberlo pedido – Hermes dió la vuelta a la salida del palco – Puedo traerte algunos si quieres--
– No será necesario.
Una tercera voz masculina fue una enorme sorpresa para los 2 Dioses conscientes, más cuando vieron su galante figura entrar a la sala. Ares empezó a temblar de miedo de tan solo verlo.
– ¿Q-Q-Q-Qué hace… a-a-aquí…?
Pero Atenea no había prestado atención a la voz, mucho menos al hecho que esa figura se acercó caminando hasta quedar frente a ella.
A lo que si puso atención fue al estrujar de un plástico.
– ¿Lo quieres, sobrina?
La Diosa levantó la vista, y vio tomado de una mano delgada y pálida una paleta de caramelo. Sus ojos se encendieron y con veloz movimiento extendió las manos al dulce; pero la mano que lo sostenía se movió al otro lado del sillón, y Atenea como gato lo siguió sin dudar dejando un espacio libre en el sofá.
Una vez que se detuvo la mano, Atenea consiguió tomar el dulce, quitar su envoltura, y saborear su contenido mientras tomaba asiento con el cuerpo recto. Entonces, el galante dueño de la mano tomó asiento en el lugar disponible.
– Gracias por calentar mi lugar.
Entonces Atenea se percató de quien había llegado:
El Dios griego Hades.
Rey del Helheim, considerado de los líderes supremos en el Consejo del Valhalla y de los pocos en poder cruzar la puerta del Bifröst. El primogénito de los hermanos olímpicos, tío mayor de ella… y su favorito.
– ¡Tío Hades! – sin dudar se lanzó a su tío para abrazarlo – ¡Estás aquí, estás aquí, mi querido tío!
[ Nota de autor: LPM, dolió escribir y dibujar todo esto :"v ]
– Hola, sobrina. Vine para tratar un problema que ha ocurrido.
– ¿Problema?
Atenea pudo percatarse de los rostros de sus hermanos Ares y Hermes con expresiones asustadas; ella no entendió el por qué…
– Hubo un reciente temblor que sacudió el Helheim. Y recibí quejas de mis siervos que, en general, hablaban de la destrucción de los Campos Elíseos. Mi querida y confiable sobrina, ¿Sabes algo al respecto?
… Hasta que habló Hades. Entonces Atenea imitó la expresión de sus hermanos.
– N-No. N-No sé de qué hablas tío.
– ¿No? – preguntó con burla el griego – Así que… ¿Este coliseo apareció de repente? ¿Tuviste permiso de estar aquí, pero no viste nada?
La Diosa se sintió a punto de llorar como niña por la presión; sin perder más tiempo, apuntó a Ares con dramatismo infantil.
– ¡Es culpa de Ares!
– ¿Eh?
– ¡Fue él quien hizo esto, con su tonta cabeza! ¡Se golpeó en el suelo, con su cabeza tan dura que resonó hasta el Helheim! ¡Traté de evitarlo, pero él es tan--!
– Si me permite señor Hades. – Hermes intervino para explicar la verdad – Cómo sabe, su hermano declaró el segundo Ragnarok, aunque parece que no le informó que seríamos la sede. Ahora bien, la pelea anterior se salió de nuestras manos.
– ¡Es cierto! – Ares complementó – ¡Todo voló en pedazos! La Diosa Nut-sama hizo un desastre en este lugar, con explosiones y todo eso.
– ¡Pero ya lo resolvimos! – concluyó Atenea – Ya limpiamos, e incluso puse perfume para que no salga el olor a quemado, ¡Y estamos arreglando cuentas en la arena!
Hades se sorprendió por la perfecta sincronización con que los 3 hermanos dieron su respuesta. Solo pudo reír por lo bajo al recordar los viejos tiempos…
– Está bien. Hablaré de esto con mi hermano más tarde; por el momento, veré como van las cosas aquí.
– Estamos en la cuarta pelea, con Cernnunos como nuestro representante.
– Cuarta pelea… ¿Cómo va el marcador?
Hermes estaba por responder, pero Atenea fue la primera, hablando sin filtro.
– En teoría deberíamos ir bien, pero en realidad vamos mal, ¡Si tan solo esos tontos egipcios me hubieran escuchado, no estaríamos un punto por debajo de la humanidad!
– ¡Atenea!
Atenea se dio cuenta de su error; para ella era fácil decir cosas crudas en los momentos menos apropiados. Hades bajo la mirada, lo cual asustó a los 3 hermanos en gran manera.
Pero, su respuesta fue una gran sorpresa.
– 2-1 favor humanidad. Parece que este Ragnarok es bastante interesante…
Cernnunos se agachó para tomar el torque que había dejado caer, para después levantar la mirada al cráter y caminar hacia él; con lentitud, y no porque quisiera sino que su cuerpo ya estaba sintiendo las heridas minúsculas de bala.
– ¿Ves la diferencia entre tú y yo, humano? Un bandolero no puede ser rival para mi.
El mexicano suspiró agotado, dejando pasar un poco el tiempo para reposar de sus heridas, y después dirigir sus pasos hacia atrás.
– Al chile… No escuché ni madres… ¡Será mejor venga por mi, compadre vegetariano!
A pesar del dolor por el golpe reciente, el humano empezó a caminar por la calle para alejarse de la escena; las cámaras lo captaron y Heimdall habló de inmediato.
– A pesar de haber sido lanzado, Emiliano Zapata aún tiene fuerzas pasa adentrarse en las calles de Anenecuilco.
– ¿Huh? – Cernnunos entrecerró sus ojos molesto – Otra vez huyendo.
– Claro que no está huyendo.
En la gradas humanas, Palafox expresó confianza en el caudillo, de la misma forma que lo estaban haciendo los miembros del Ejército Libertador del Sur.
– Zapata ya recibió todo el poder de ese Dios. Solo necesita un tiempo fuera de los chingadazos para hacer un plan contra ese pendejo… ¡Puesto que nuestro general no huye de la pelea!
– ¡No tienes derecho a decir lo que hará o no! – Eufemio se quejó en su contra de inmediato.
– Tiene razón – concordó Ignacio igual de molesto – ¡Un pendejo como tú no debería apoyar a nuestro general!
El Dios apresuró el paso hasta llegar a cráter sobre la casa de piedra; cruzó sobre los escombros y, tal como había anunciado Heimdall, el humano ya no estaba allí. Por tanto, Cernnunos se agachó y tocó el suelo con una mano en un gesto delicado.
– Viridis Affinatis… Lorgan-coise Wolf*
De los arbustos brotó el polvo fosforescente que se reunió en sus cuernos y llegó a sus manos; sopló una ligera ráfaga de aire que dispersó la magia en el suelo, y sobre éste se colorearon las huellas que había dejado el humano.
Con esto, Cernnunos se puso de pie y comenzó a seguir el rastro.
– ¿¡Qué!?
En la enfermería en Gimlé, Sigrune quien la mayor parte del tiempo se mostraba tranquila y con actitud ligera, de repente se molestó al ver lo que pasaba en las pantallas.
– Primero usa sus poderes como lo hacía el hermano Hércules, y ahora… ¿¡Puede rastrear a Zapata!?
– Está demasiado preparado para esta pelea – comentó Sasaki con la mano en la barbilla – Cómo un lobo en cacería.
– No debería ser una gran sorpresa. – Hrist 'la que tiembla' intervino con su actitud calmada, aunque angustiante – Cernnunos maneja la magia verde en un bosque; está en su propio campo de juego.
– ¿Aceptamos esa condición suya? – Sasaki suspiró un tanto incómodo – Ahora no parece buena idea.
– Yo pienso que fue justo – Nostradamus hizo gala de su presencia de nuevo – Sin la arena ambos estarían en peores condiciones; sería una lucha de frente en su totalidad. Con ese escenario, al menos ambos tienen sus propias ventajas… ¡Y tan solo admiren la bella coreografía que se ha armado!
– Bueno, eso es cierto… Hasta el momento, nuestro amigo sabe en dónde estar y cómo moverse.
Leónidas suspiró por lo bajo con molestia, tocando la frente de Geir que seguía con fiebre.
– Por desgracia, también aceptaron su otra condición.
– Pero ese celta solo pidió eso… – respondió el francés con una sonrisa – ¡Ojalá y hubiera pedido algo más; la pelea sería mucho mas--!
– No hablo de Cernnunos. Hablo de Zapata.
Todos quedaron en silencio, en especial Sigrune y Hrist que bajaron la mirada con pena; Leónidas cambió la mano a una oreja de Geir para que, aún estando borracha, no oyera nada.
– Sigo sin concebir que hayan aceptado su otra petición. No debieron.
– Zapata tendría ahora una completa desventaja contra Cernnunos – comentó Sigrune por lo bajo – Nos… nos ayudará a tener la victoria.
Hrist 'la que tiembla' asintió con seguridad, aunque el espartano no estaba a gusto en lo absoluto.
– Si Geir se entera de esto… No sé que va a pasar. – quitó su mano de la oreja de Geir, para ponerla en su mejilla.
« El asunto del informante y ahora esto. Al menos, estando así de ebria no tienes que lidiar con todo esto. »
El celta siguió las huellas en el suelo hasta llegar a una larga calle empedrada; uno de los muchos lugares sin destrucción, y al levantar la vista el Dios vio al humano de pie al otro lado de la avenida, con ambas manos sujetando el fusil y dando una amplia sonrisa.
– Ya llegó hasta aquí, compadre – vio las huellas brillantes en el suelo – Aunque… parece que usted tiene algo de trampa también, ¿No cree?
Con sus oídos alcanzó a escuchar aquello, lo que le produjo molestia al celta.
– Terminemos con esto.
– Lo sé, lo sé… Ya lo dijo muchas veces, ¿Esta será la vencida?
– Tenlo por seguro.
Sin esperar el celta empezó a avanzar por la avenida con su torque divino en mano, y toda velocidad hacia el mexicano de pie.
El por su parte levantó su fusil, pero en vez de apuntar directamente apuntarlo celta que se acercaba, giró su cuerpo y la boquilla fue a su lado izquierdo.
– ¿Eh? – Eva se llevó una mano a la boca confundida – ¿Qué está…?
– ¡Exijo saber lo mismo! – exclamó Lífthrasir – ¿¡Qué va a hacer!?
En cambio, Hlökk estaba consciente de lo que podría ocurrir a continuación; su expresión lo dijo todo.
Cada vez se acercaba más el celta, pero Zapata no cambiaba la dirección de su cañón sino que, también girando su cabeza hacia ese lado, tenía un ojo cerrado como si estuviera calculando su disparo.
Momentos después apretó el gatillo; siendo de disparo automático con gran cantidad de municiones, su fusil dejó salir sin problemas unas 10 balas, pero sin cambiar su trayectoria a la izquierda, adentrándose a otra calle vacía.
El celta se interesó bastante en ello.
« ¿Disparó al aire? ¿Acaso es…? »
Su mente trabajando con rapidez se dio cuenta de lo que pasaba. Enterró las pezuñas de sus pies en el suelo para frenar en seco, levantando rocas en el proceso.
– ¿Eh? ¿Qué hace? – Lugh levantó una ceja.
– ¡Idiota! – exclamó Morrigan con molestia – ¡Ve por él; tienes el camino libre!
Antes que alguien más pudiera hablar, un metro frente a la cara de Cernnunos pasó fugazmente una ráfaga de proyectiles; cruzando en línea recta la avenida impactaron de lleno en una casa a la izquierda del Dios, destruyéndola por completo en el proceso.
Todos los espectadores quedaron boquiabierto, sin saber que acababa de ocurrir.
– ¿¡Pero qué…!? ¡Varios proyectiles aparecieron de repente cruzando la calle y casi le dan al Dios Cernnunos…! ¿¡Acaso Cernnunos lo previó!?
Hades abrió los ojos con clara sorpresa, mientras los ojos de Atenea, ahora renovados con el dulce de su tío, brillaban con la "Conciencia de Guerra" que le soltó una emocionada risa infantil.
– ¡Que gran tiro~! ¡Ese humano es un experto en las armas de fuego~!
El Dios celta en la arena giró la mirada a la casa ahora agujereada y se percató de lo que había pensado: los agujeros hechos eran exactamente 10. Después volteó a mirar a Zapata, quien emitió una queja con el rostro largo.
– ¡Chingada madre! ¡Se frenó justo cuando le iba a dar…!
El Dios celta fue más deductivo que hace unos momentos.
– Entonces no te limitas con disparos directos; tal vez por tu arma divina o por alguna habilidad especial que tengas, puedes lograr disparos con suma precisión para cambiar su trayectoria y herir sin necesidad de apuntar directamente.
– ¡Usted es bien inteligente, compadre! – le felicitó Zapata sin dudar – ¡Ya entendió!
– Para ser nada más que un bandolero, tienes muchos trucos detrás de ese rostro engreído.
– "Bandolero" y "engreído"… Incluso los Cielos han calumniado villanamente mi personalidad y la de los míos para que siga pensando así de mi.
El mexicano levantó su arma con inocencia y una clara sonrisa sincera en el rostro.
– Todo lo que he usado y seguiré usando, como bien dijo usted, es lo que tengo en mis manos: mis armas, mi fuerza, mis conocimientos, mis habilidades, y la experiencia de uno de nosotros con su chamaca.
Eso último llamó la atención del Dios celta.
– ¿"Uno de nosotros"?
– Ya sabe… Uno de nosotros, que se han chingado a ustedes los Dioses.
Cernnunos abrió los ojos con sorpresa al darse cuenta de la situación en qué estaba. Pero su mente, actuando con rapidez, agradeció por ese dato
« Este humano ha sido entrenado por los Einherjer del primer Ragnarok, como la humana que mató a Sobek; su estilo en la espada era igual al del asesino de Poseidón. Con esto en mente, esos 7 humanos pudieron enseñar algo de importancia para esta batalla, aunque… »
La mente del Dios quedó en blanco por un momento.
« ¿Qué diablos significa "chamaca"? »
– Compadre vegetariano… ¡No nos detengamos! ¡Sigamos con esto!
El humano apuntó su fusil al frente y comenzó el show visual al descargar su cartucho:
Las balas volaron por los aires, con trayectorias distintas unas de otras; algunas balas tuvieron trayectorias cúrveas, de forma que estando cerca de impactar en la deidad dieron giros para desviarse de sus golpes.
Otras balas golpearon sobre el suelo y escombros para cambiar de trayectorias. Por ejemplo: una golpeó en la roca del suelo, de manera que el ángulo la hizo desviarse al marco de una ventana, y de allí se desvió hacia el celta.
Una casi infinita ráfaga de balas impredecibles acortaron distancia en un santiamén para impactar sobre la deidad.
Por su parte Cernnunos siguió su avance hacia el mexicano, viéndose obstaculizado por las primeras balas que llegaban. No se dejó derrotar, sino que de inmediato movió el brazalete en su izquierda y el torque divino en la derecha para tratar de deshacerse de tal ráfaga, hasta que…
La primera herida de bala directa que recibió fue en su brazo derecho muy cerca del brazalete en la muñeca. Dicha bala atravesó su extremidad limpiamente, creando una pequeña pero sangrienta herida que se hizo notar de inmediato.
– ¡Emiliano Zapata lanza una ráfaga de balas con efecto, que está comenzando a herir directamente el cuerpo de Cernnunos!
Los Dioses celtas se molestaron bastante, en especial los 3 alumnos del astado, mientras que los humanos fieles al Caudillo del Sur se llenaban de emoción con el show visual que les otorgaba, en especial los miembros del Ejército Libertador del Sur.
– Pensar que lo vería disparando así otra vez… – Palafox sonrió con emoción – Es como un sueño hecho realidad.
– No por nada era el mejor pistolero en México – contestó Villa de la misma manera. – Lo vi jalar ese gatillo mil veces, para atinar en su objetivo mil veces… ¡Ese Dios solo está probando un poco de su habilidad!
Cernnunos sintió bastante el dolor en su herida, pero no fue suficiente para derrumbarlo; al contrario, con los brazos preparados para seguir contra atacando, se dio la tarea de avanzar.
– Viridis Affinitatis… ¡Craiceann tiugh a’ Mhathain*!
La magia verde que se acumuló hacia sus cuernos dio forma a unas gruesas capas de magia las cuales se adhirieron a sus brazos; estos los puso al frente para que tuvieran uso de escudos macizos que también giró como si fueran hélices para seguir avanzando al humano.
Además, la sensación de su brazo adolorido le hacía estar más consciente de la pelea y lo que estaba enfrentando; pensar en ello le provocó un aura oscura detrás de si mismo, que tuvo que dejar pasar para seguir en la pelea.
A la par, Zapata descargaba con más furia su lluvia de balas sobre el celta: conforme más tiempo pasaba, el mexicano daba más disparos con distintos efectos para acribillar al Dios celta. Incluso llegó a apuntar algunos edificios a los costados para dispararles su ráfaga de metralla y derrumbarlos por completo; sabía que no le harían daño al Dios, pero allí menos cambiaría su atención de manera constante.
El esfuerzo del humano dio sus frutos: aún cuando el celta se movía como podía para deshacerse de las ráfagas, sus balas llegaban en todas direcciones posibles incluyendo algunos de sus puntos ciegos.
Una bala en el muslo derecho sobre su grueso pelaje que amortiguó la mayor parte del daño, otra cerca de la pezuña en la pierna izquierda que le generó un repentino dolor; en su hombro derecho, en una costilla de la izquierda, sobre la espalda, rasgando parte de los bíceps…
– Es inevitable. – comentó Hades con una mirada muy seria – Aún cuando se mueva de un lado a otro y use su magia verde, bastante efectiva por cierto, para repeler esas lluvias…
– Es inevitable salir herido. – continuó Atenea con los ojos brillantes – Viniendo de tantas direcciones posibles, siempre habrá por lo menos una que llegue a su cuerpo…
– A este ritmo… – concluyó Hermes con los brazos en su espalda – Es cuestión de tiempo para que dé en algún punto vital, y Cernnunos termine en muy mal estado.
Los 3 griegos congeniaron muy bien en su conversación; por desgracia Ares fue quien quedó fuera de esa plática.
– Así que… ¿Es inevitable que Cernnunos pierda?
– Tranquilo, grandote – le sonrió Hades – Cernnunos no va a perder.
– ¡En efecto, hermanote! – Atenea chasqueó los dedos con seguridad – En primer lugar, yo lo escogí para pelear y sin importar cuantos contratiempos aparezcan, nunca me equivoco.
– Sin mencionar su historia en el panteón celta como respaldo. – complementó Hermes – Determinación, y fuerza abrumadora. Inteligencia, y atención.
Poco a poco Cernnunos empezó a ralentizar su caminar con tantas balas impactando sobre su cuerpo; pero su voluntad estaba lejos de ser derrotada.
– ¡Basta!
Levantó ambos brazos, aunque eso le costara recibir otras balas directamente, y golpeó fuertemente en el suelo, de modo que la magia en sus brazos lanzó una onda de choque alrededor suyo que se deshizo de las balas más cercanas.
Después de ello levantó la cabeza, la cual agitó a la par que la magia verde apareció en sus cuernos.
– Viridis Affinitatis… ¡Adhaircean fèidh fòirneartach*!
Una onda de choque ancha se extendió al frente del Dios celta junto con un movimiento descendente de sus cuernos, más que nada como si fuera un viento ligero que desvió y tiró al suelo en su mayoría las balas con efecto que aún no impactaban en él.
Una vez terminado su ataque, Cernnunos respiró hondo por el dolor en sus heridas y levantó la vista del suelo hacía el humano.
Zapata no dudo y siguió descargando su fusil al frente, con otra ráfaga de balas de lo que quedaba de su cartucho. Con los ojos entrecerrados, Cernnunos empezó a calcular antes que las balas llegasen hasta él.
« Todo viene de frente. Mi primer ciervo tal vez no logre desviarlas… Pero las alas de águila si lo harán. »
El polen voló desde las plantas y suelo para adherirse a sus cuernos, que desde allí fluyó por su cuerpo para formarse en sus brazos como un par de alas de ave.
– Viridis Affinitatis… ¡Iolaire Gaoith*!
Extendió los brazos a los lados para generar como un aplauso al frente; una primera vez ocasionó una ligera brizna de viento que no fue capaz de repeler las primeras balas que arribaron hasta él, por lo cual las siguió agitando un par de veces más hasta conseguir una ráfaga fuerte de viento que se convirtió en un remolino que avanzó al frente.
Ante tal remolino las balas fueron repelidas al instante; las primeras no sufrieron sino que siguieron su curso hasta dañar a Cernnunos, pero las demás si se vieron afectadas. Unas volaron a las casas y construcciones a los constados, destruyendo a diestra y siniestra, pero la mayoría regresaron en la misma dirección por las que llegaron; o sea, a Zapata.
El humano, al darse cuenta de la situación, fue corriendo a su costado derecho donde estaban las construcciones de las casas de Anenecuilco para tratar de refugiarse, pero fue un intento inútil:
Las balas hechas de material divino atravesaron la casa como si fuera papel y golpearon en el cuerpo de Zapata en algunos lugares vitales: atravesando su pierna izquierda, provocándole heridas en su brazo de ese mismo lado, que trató de usar como defensa, y una lluvia de vidrios y piedras que golpearon como pequeñas metrallas.
Al menos pudo esquivar el daño mayor: el remolino de aire que había hecho Cernnunos siguió avanzando hasta impactar en el lugar donde estaba el humano, haciendo otro cráter de gran tamaño y sin dejar nada en forma.
El humano casi tropezó mientras seguía corriendo; una nube de polvo apareció frente de él, que le permito como desvanecerse de las vistas de las cámaras por un momento, al tiempo que la magia verde de Cernnunos desapareció y le provocó caer al suelo de rodillas.
« Maldita sea… En este estado en qué estoy, usar esa magia fue imprudente; aunque sea efectiva, tarda mucho tiempo en procesar. Tengo que usar magia más rápida… »
Un aura negra apareció en su espalda, la cual sacudió con el movimiento leve de su mano. Extendió la mano para tomar de nuevo el torque, que había dejado caer, y lo miró con un poco de duda.
« No. Aún no es momento de apostar por "eso"… »
Heimdall se vio un poco afectado por el viento, aunque se pudo recuperar.
– ¡La pelea cambia de liderazgo con frecuencia! ¡Lo que parecía ser una nueva ráfaga de fuego hacia los Dioses, se ha convertido en una violenta ventisca que ha devuelto todo el daño a la humanidad! ¡Ambos peleadores no se perdonan ni un solo instante.
Los mexicanos se sorprendieron en gran manera, viendo a través de las pantallas a Zapata aparecer en otra calle de Anenecuilco con todas las heridas de bala en su cuerpo. Cernnunos respiró varias veces antes de volver a incorporarse; con la mano derecha tomó el torque que estaba en el suelo y volvió a emprender a paso lento la persecución para alcanzar al humano.
El mexicano trastabilló adolorido, respirando jadeante mientras sujetaba la herida de su pierna que era la más grave; una voz en su cabeza sonó con molestia femenil.
« ¡Maldita sea! ¡¿En qué estabas pensando?! »
– Lo siento… – susurró el humano mientras seguía avanzando – No esperaba que hiciera eso.
« Bueno, yo tampoco lo esperaba… ¡Pero no podemos dejar que nos tome por sorpresa! ¡Tenemos que lanzar el contraataque! »
– Si, si… estoy de acuerdo contigo, chamaca.
« Por eso estoy aquí, ¿No?… Para eso lo pediste… »
En sus manos Hlökk atendía los mensajes del teléfono de Geir, soltando un suspiro de triunfo en vio la última respuesta que le había llegado.
– ¿Y bien? – Skogul fue la primera en preguntar.
A su alrededor las valkirias y Einherjer estaban mirándole con paciencia, todos estando reunidos en su sección especial de Gimlé. La única excepción eran Eva y Lífthrasir, quienes salieron a dar una vuelta mientras los demás discutían.
– Hermes-sama acaba de darme su respuesta. Su cuarto luchador aceptó el cambio de arena que pediste.
– ¡A huevo!
Zapata dió un ligero grito de alegría junta a una risa mexicana, pero de inmediato la valkiria detuvo su celebración con sus expresiones pesadas.
– ¡No cantes victoria chico! Hermes-sama también dijo que su peleador aceptará a cambio que también pueda pedir algo.
– ¿En serio? – inquirió Sasaki con un poco de molestia – ¿Qué pidió su luchador?
– Más importante aún, – se adelantó Sigrune – ¿Sabes quién será su luchador?
– ¡Yo tengo una mucho mejor! – Geir, en la camilla sostenida por Leonidas y aún borracha, gritó con euforia – ¿¡Por qué van a luchar!?
– ¡Cállense! – El grito de Hlökk silenció a todos, con lo cual pudo hablar más tranquila – No tengo la menor idea sobre el siguiente Dios. Hermes-sama dijo que sería mejor informar todo a Heimdall.
– Que haya un intermediario… – concluyó Jack – Para que no hayan desventajas uno del otro.
– Exacto.
– En ese caso… ¡Aceptaré su condición! – respondió con orgullo flamante el mexicano – No sabré qué quiere ese Dios hasta que peleemos, y mucho menos sé quién es. No sería justo que me niegue a su pedido.
Las valkirias le miraron con un toque de mal humor.
– ¿Eh? ¿Qué les pasa?
– ¿Eres consciente…? – inquirió Skuld con bastante seriedad – ¿Eres consciente que su condición podría ponernos en grandes problemas?
– También sé que mi capricho lo pondrá en pedos; sería injusto aceptar mi pedido pero a él no. Además, con la ayuda de todos ustedes, sé que le daré una buena putiza. – Zapata sonrió sincero – ¡De cualquier forma, habrá un desmadre contra ese wey!
El único que asintió con aires de alegría fue el profeta del siglo.
– ¡Muy bien! ¡Aceptemos su condición; será muy interesante!
Hlökk se sintió enojada, pero no le quedó otra opción.
– Le daré a Hermes-sama la respuesta.
– Muy bien, ¡Ahora pasemos a la mejor parte!
La valkiria de Jack se estremeció al oír esas palabras igual que su hermana Mist, mientras Nostradamus sonrió ampliamente y Jack se incomodó. La reacción de ellos 4 hizo que los demáse les mirasen con confusión.
– ¿De qué están hablando?
– Se refiere a otro pedido… – anunció el profeta sin filtro alguno – ¡La segunda condición que ha puesto el Caudillo del Sur para ser el cuarto luchador del segundo Ragnarok!
– ¡Ya dije que no es una condición como tal! Nomás es… Un pedido extra. Ya que perderemos el efecto sorpresa por el cambio de arena, tal vez podríamos recuperarlo con esa segunda sorpresa. Además… Desde que la chamaca nos habló de eso, me dio un chingón de curiosidad. Quiero saber cómo se hace.
– ¿De qué hablas?
El humano principal se aclaró la garganta, con una tensión que sintieron todos los presentes de inmediato. Entonces, en voz alta, el general mexicano dio respuesta lata esa pregunta de Sigrune.
– ¡Volund! ¡Quiero ir a pelear haciendo el Volund con una hermana de la chamaca!
– … ¿¡QUEEÉ!?
– Si. Estás en lo correcto… ¡Para eso estás conmigo, chamaca!
« ¡N-No me digas de esa forma! ¡Ni siquiera sé qué significa! »
– Tranquila chamaca… ¡Te aseguro que es un halago!
« ¡No se puede contigo, chico! »
La segunda condición de Emiliano Zapata fue cumplida aunque no tan a gusto: Mist, la valkiria del Einherjer de la anterior décima ronda, Simo Häyhä, fue la voluntaria para hacer Volund con el mexicano.
Hlökk cerró sus manos con preocupación muy notoria, algo que sorprendió a Lífthrasir.
– ¿Nee-sama?
– Ese chico debe ganar.
– ¡Por supuesto que lo hará! – sonrió la pequeña valkiria – ¡A fin de cuentas, Zapata tiene toda la ventaja del campo de batalla, y es el mejor pistolero que he visto: sus disparos llegan de todos lados contra Cernnunos!
Eva asintió con confianza.
– Si… ¡Mi hijo tiene muchas habilidades para ganar!
Pero Hlökk se limitó a asentir con la cabeza, mientras en su mente las cosas no eran tan lindas por lo que ya sabía.
« Debes ganar chico. No te perdonaré si por culpa de tu estúpido pedido mi hermana resulta herida; debes ganar. »
En la enfermería en Gimlé, las cosas estaban también bastante agitadas.
– Lo hice con Jingū, y funcionó. – Hrist 'la que tiembla' asintió con seguridad. Pero de inmediato Leonidas lo negó.
– Funcionó con Jingū porque fue más pensado: sabíamos que Sobek, una copia mejorada de Poseidón, sería el siguiente, así como Jingū era una copia mejorada de Sasaki.
» En cambio, en esta pelea no tenemos el mismo control; ni siquiera sabíamos que Cernnunos pelearía y que pediría también cambio de arena para usar su magia verde.
– Concuerdo en esos aspectos. – comentó Jack asintiendo con la cabeza – Esto me recuerda a mi anterior lucha; incluso en ese entonces tuve dificultades de mantenerme con la ventaja. Cernnunos está haciendo todo lo posible por tener la delantera.
– ¡No debimos aceptar el Volund!
Ante el grito de Leónidas, todos se quedaron callados; todos a obvia excepción de Nostradamus.
– Ya me aburrí y quiero estirar las piernas… ¡¿Quién me acompaña a buscar a la pequeña y tierna niña Líf?!
– ¡Diablos! ¡Con todo esto de la cuarta pelea, casi lo olvidamos! – Skogul se puso de pie para seguir al profeta – ¿Tienes idea de dónde empezar?
– ¡Probablemente!
Los demás en Gimlé les acompañaron, a excepción de Leónidas que se quedó a cuidar a Geir, Sigrune y Hrist que seguían en vendajes, y del francotirador más letal de la historia… Simö Häyhä.
– Vayan ustedes… – anunció el finlandés con los ojos puestos en la pantalla del combate – No puedo irme sabiendo… que ella está allá.
Todos asintieron, aunque Sasaki y Jack se mostraron cabizbajos por ver a su amigo de esa manera.
El perro de Simö estaba acostado en el suelo a su lado, con la cabeza pegada al frío piso y de vez en cuando soltando un solitario y poco audible chillido por la ausencia de la valkiria…
Fecha de publicación: 23/06/22
ASFD
Nota de autor: No les aseguro nada, pero puede que en un rato tengamos capítulo doble OwO. En ese caso, ¡Los leo en un rato!
***
Nuevos términos
Términos no explicados marcados con (*) que se han usado para el Viridis Affinitatis de Cernnunos. Todos ellos fueron traducidos del idioma "gaélico escocés":
* Lorgan-coise Wolf – Huellas del Lobo.
* Craiceann tiugh a’ Mhathain – Gruesa piel del Oso.
* Adhaircean fèidh Fòirneartach – Cuernos violentos del Ciervo.
* Iolaire Gaoith – Viento rugiente del Águila.
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