Capítulo 29: Noche para Egipto...
De entre todas las antecámaras de los representantes de los Dioses, había una que, comparada con las demás, parecía más lujosa, cómoda y elegante.
Dentro, todo estaba ordenado de una forma peculiar y meticulosa, como si hubiera un régimen absoluto en ella: una gran cantidad de libreros acomodados, con libros de todos tipo y tamaño, en las paredes de la derecha e izquierda, dejando al centro un espacio libre; por último, en la pared del fondo, una gran pantalla transmitía en vivo el segundo Ragnarok.
Entre la pared del fondo y los libreros del lado izquierdo, una puerta cerrada emitía un extraño sonido sordo e, irónicamente, silencioso; como un infinito susurro en el aire impregnado en la madera.
En el centro libre de la habitación, estaba colocado una mesa redonda de madera, medianamente alta con un tablero de ajedrez sobre ella; a cada lado del círculo, una persona sentada jugaba con interés y quietud esa partida de ajedrez:
A la derecha, con las piezas blancas, había una mujer sentada en un pequeño trono de piedra, con sus pies descalzos a las orillas de forma que su cabeza reposaba sobre sus rodillas. La apariencia de su cuerpo, su tamaño y las facciones de su rostro mostraban a una joven casi adulta; su cabellera llegaba hasta el suelo y se regaba a su alrededor como un lago tras una catarata; una sábana blanca era lo único que vestía su pecho, abdomen y parte de sus piernas, siendo sostenida solamente por su mano izquierda, mientras que con la derecha movía sus piezas del tablero.
Frente a ella, cruzando la mesa y jugando el tablero de piezas negras, en un trono de piedra mucho más alto que el de la mujer un caballero se hallaba sentado con una pierna cruzada.
En general, la apariencia de ese hombre hacía mucho contraste con la dama: su estatura era mucho mayor, su complexión era bien formada al mismo tiempo delgada, como cadáver recién muerto; vestimenta de cuerpo completo y formal; una camisa con mangas recogidas, una bufanda por su cuello y pantalones largos.
Una característica notable eran sus manos, provistas de dedos largos y finos en sentido sobrenatural, como si tuviera agujas de carne en vez de dedos. Con dichos dedos era capaz de mover las piezas, tomar de su copa de hidromiel, acomodar su ropa; todo lo hacía con una elegancia antinatural y un tanto aterradora. Otra cosa que resaltaba mucho en el era su rostro, ya que tanto el cabello azabache desordenado y puntiagudos como el rostro tatuado ligeramente y demacrado no eran tan elegantes como su propia ropa.
El caballero tomó uno de sus caballos y lo adentró a una zona de guerra formada por peones de ambos lados. La mujer sonrió al ver ese movimiento, soltando emoción en su sentencia.
- ¡Eso fue muy tonto~! - tomó uno de sus peones y con ello devoró al caballo, para después depositarlo en su colección de muertos - Era un suicidio poner ese caballo en esa zona. Ya no tiene ninguno ♡
- Así es la guerra. Así es el costo que se debe pagar, ¿No es así? - respondió con serenidad, mientras tomaba un alfil y lo acercaba a la misma zona de peones - Si quieres la victoria, debes estar dispuesto a sacrificar incluso tus mejores fichas.
- ¿Así es? - ella soltó una risa risueña, mientras avanzaba al mismo peón que se comió el caballo - La mitad de sus piezas son mías, mientras que visualmente yo domino el campo. Más que costo de la guerra, parece un descuido.
- ¿Segura de eso?
El hombre movió su reina un par de casillas, lo cual le ponía en posición comprometedora al rey oponente. La mujer sonrió de lado a lado.
- Ya me lo esperaba - tomó su rey y lo alejó hasta el otro lado del tablero - Tengo suficiente experiencia para escapar de sus garras.
- ¿Cuáles? ¿De estas? - preguntó con sarcasmo al tiempo que levantaba su mano con los dedos largos y finos extendidos.
- Las garras que sean. Usted es ingenioso y muy peligroso... Tenerlo en sus garras es una trampa mortal.
- ¡Ohhhh! Eso me hiere - lanzó un quejido sarcástico mientras movía un peón sin darle importancia - Creo que me confundes con alguien más. Hay otros que son más.... malvados que yo, como sugieres. Tal vez estés hablando de... Beelzebub, el señor de las moscas.
La chica se quedó pensativa un segundo, antes de negar con su cabeza.
- No lo creo. Beelzebub-sama tiene una actitud más calmada que la de usted. Mucho más después de haber luchado contra ese humano... Grigori Rasputín, el monje loco.
El caballero soltó un suspiro agotador.
- La mayoría de los Dioses fueron ablandados por su participación contra la raza humana: Thor, Zeus, Shiva... Beelzebub también fue uno de los afectados por lidiar contra ese inmortal y demente.
- Creí que... - la chica se detuvo antes de terminar.
- ¿Hmmm?
- Creí... que el señor de las moscas sería más fuerte de voluntad.
- ¡Oh, querida! No te confundas. Un simple humano no es capaz de acercarse a una presencia divina y demoníaca como la voluntad del señor de las moscas. Pero... - movió un peón con cuidado y elegancia - Un humano con una bendición divina y un arma divina de su tipo fue capaz de perforar la superficie del señor de las moscas.
La chica se quedó perpleja, de manera sarcástica, y se llevó una mano a la boca, dejando caer parte de la sábana y mostrando levemente la desnudez de su pequeño cuerpo.
- ¿Será posible que un humano sea capacitado con tantas cosas como para provocar el terror en los Dioses?
- Tal parece que si, aunque me gustaría decir que no puedo asegurar nada. Nosotros no fuimos invitados al primer Ragnarok, pero con este segundo evento de este tipo... al parecer hubo humanos que fueron capaces de matar a 7 Dioses.
La mirada del caballero se volvió vacía e iracunda en cuanto pronunció esas palabras.
- Humanos... simples humanos... matando... Dioses... - una sonrisa iracunda se asomó a las orillas de sus labios - Una tontería infantil se ha hecho realidad...
- Y ya llevamos 1 de 7 - la respuesta de la chica sorprendió mucho al caballero, quien levantó la vista hacia ella - Huitzilopochtli, el colibrí del sur, fue enfrentado hasta ser igualado. Sobek, el Poseidón de Egipto, ha sido derrotado y está más allá en el Nilfheim. Y ahora Nut... ha sido confrontado por primera vez, y la pelea ha sido la más larga hasta el momento. Nuevamente la humanidad lo está haciendo.
- Si... tienes razón... Otra vez esos humanos nos están alcanzando...
La chica tomó una de sus torres y la encaminó hasta llegar a un par de casillas del rey. En durante terminó su movimiento, soltó una sonrisa orgullosa.
- Listo. Está en jaque, señor ♡
Él, por su parte, no le dio interés al tablero. Sus ojos se posaron en la belleza de la joven dama tanto como sus oídos a su conversación reciente. Al prestar atención nuevamente al juego, soltó una sonrisa.
- Es cierto, es cierto. Algo... algo así como los Dioses...
El hombre levantó su mano derecha y movió sus dedos extendidos en el aire, como si estuviera pensando qué hacer ahora. Mientras hacia eso explicaba con una voz algo burlona; tanto el movimiento de sus dedos como su explicación captaron el interés de la mujer.
- En el primer Ragnarok, hace 1000 años, los Dioses cayeron en un jaque con 7 derrotas ante la humanidad: 6 asesinados y un traidor aún vivo. Eso bien podría llamarse como lo dijiste hace un momento, ¿No es así? ¿Cuál fue la expresión que usaste? ¡Oh, ya lo recordé! ¡Lo llamaste "descuido"! Pero, hay buenas noticias tras los descuidos.
» Ya sea que tu caballo muera a propósito o que 6 Dioses hayan sido asesinados por mediocres mortales, traen como consecuencia el aprendizaje; en este caso, los Dioses aprendieron al invitar a las deidades adecuadas para este segundo Ragnarok y matar a esas escorias. Y, en otros casos, ese aprendizaje se muestra en la manera de aprovechar la apertura improvisada que de hizo al matar a un caballo...
» Al final, tenemos el mismo resultado: unos cuantos sacrificios humillantes son para traer un jaque mate contra el enemigo...
Finalmente hizo su decisión. Tomó una torre, con lo cual se comió la torre de la mujer y dejar fuera de peligro a su pieza, y con ello lograba un jaque hacia el rey enemigo.
Ella se sorprendió por haber omitido esa torre tan descuidadamente, pero cuando quiso mover su rey, se dio cuenta de la situación en que estaba:
Un alfil y la reina negras acorralaban los caminos extras, de forma que no podría moverse a un lado ni al otro. La robredo llegaría de frente, y las únicas casillas "disponibles" estaban ocupadas por su propia defensa de peones.
Ella se quedó completamente sorprendida, y algo asustada, al darse cuenta que no tenía escapatoria alguna. El caballero soltó una risa.
- Fue muy linda la conversación que tuvimos, aunque llegamos a conclusiones demasiado obvias que ya existían; cosas que no se deben filosofar. Lástima que eso haya sido la distracción que necesitaba para sacar tu mente del juego y poner la mía sobre el tablero...
El hombre tomó de su pequeña copa de hidromiel y soltó un suspiro satisfactorio.
- Con la estrategia adecuada, la distracción es el arma ideal para aplastar humanos engreídos que se hacen llamar capaces de matar Dioses...
Tuvo que tardar más de 5 minutos en silencio, mirando el tablero y repasando los movimientos anteriores, para que la mujer se diera cuenta que era una derrota completa. De hecho ya lo sabía, solo que no quería creerlo.
¿Y quién era aquel hombre?
- No... No me lo creo... - Después de su análisis, la chica rió apenada al tiempo que se llevaba una mano a la cara con vergüenza - No me creo que me haya ganado.
- ¿Sabes qué? Puede que tengas razón. Puede que debas salir de las garras mortales de esta deidad inteligente... y peligrosa.
Bamapana. Dios de los aborígenes australianos, conocido como el más vil y caótico de los Dioses de ese reino, y representante escogido para pelear en nombre de los Cielos para el segundo Ragnarok.
La mujer suspiró y estiró una de sus manos para que, con sus delicados dedos, golpeara a su rey.
- Muy bien. Me ha ganado otra vez...
- Para ser precisos, te he ganado por décimo octava ocasión.
- Cuanta sinvergüenza tiene, Bamapana-sama... - la chica se cubrió con su sábana - ¿Tanto le encanta ganar contra una pequeña semidiosa como yo?
- ¿Acaso alguien puede negarse al premio que ofreces: el exquisito sabor de tu cuerpo y un momento de gloria con tu placer?
- Creí que esta pelea... entre esa Diosa Nut-sama y esa humana egipcia sería capaz de cegar su lujuria por un momento. Lo pensaba para que... mis hermanas y yo podamos celebrar con usted la nueva victoria de los Dioses y descansamos un momento de... usted...
- ¿Acaso mi regalo no es deseado por tus hermanas y por ti?
- Todo lo contrario. Lo deseamos mucho, pero... ¿No es mejor esperar un poco más para que el postre sea más delicioso?
Bamapana sonrió con emoción.
- Así que reprimirás tus deseos también. Que exquisito de tu parte... - puso una mano sobre su barbilla - De acuerdo. Aceptaré tu oferta, y quedémonos quietos para ver el resultado de la tercera pelea.
- ¡Muy bien ♡! - la mujer se levantó de su asiento de un salto y caminó hasta Bamapana, sentándose en sus piernas y abrazándolo del cuello - Me alegra que haya entendido mis intenciones.
- Y ahora... pongamos en práctica lo que vimos con este juego. Descuido, aprendizaje y distracción. Con eso, tratemos de descubrir cómo será este desenlace...
...
- O Megálos pou Génnise tous Theoús...
El cuerpo gigante de Nut, oscuro y con luces en todas partes siguió creciendo en cuestión de altura, mientras la humana Cleoaptra solo podía aferrarse a su tridente y mirar con absoluto terror.
- ¿Qué...?
- ¿¡Qué es esto!? - Heimdall buscaba donde cubrirse, sintiendo gran terror - ¡La forma de Nut está cambiando de una forma tan terrorífica! ¡¿Qué significa esto!?
- ¡Su último truco!
- ¿¡Último truco!?
Isis camino hasta llegar con la Diosa de la sabiduría, a quien tomó de los hombros con firmeza.
- ¡Hey! ¡Mi hija! - gritó Zeus acercándose.
- ¿¡Qué quieres decir con "último truco"!? - Isis agitó un par de veces a la Diosa.
- ¡Quiero decir lo que quiero decir! - exclamó Atenea moviéndose de un lado a otro - ¡Así como la Forma Diamante de mi padre o el Tandava Karma de Shiva! ¡Ese es el truco final de Nut! ¡Y suéltame de una vez!
Isis y Osiris se miraron el uno al otro asustados.
- Ese es su última forma... ¿¡Y por qué nosotros sabemos de eso hasta ahora!?
- ¿¡Y yo cómo voy a saber!?
Osiris se dirigió a la Diosa Atenea.
- ¡Tú, pequeña niña! ¡¿Sabes por qué-!?
- ¡No! ¡No tengo la menor idea! - exclamó la Diosa con un puchero - ¡Mi Conciencia de Guerra no me muestra más allá de ese cuerpo humanoide gigante!
- ¡Tú eres la Diosa del conocimiento! ¿¡Por qué no sabes más de esto!?
- ¡Y ustedes 2 son sus hijos! ¿¡No es su responsabilidad conocer más a su propia madre!?
Los 2 egipcios se quedaron en silencio, atónitos a esa declaración.
- ¡Maldita sea! ¡Solo soy una niña! - a pesar de la tensión de la situación, Atenea siguió haciendo berrinche - ¡¿Sabes que esto se le considera explotación infantil?! ¡Alégrense que tienen mis servicios de conocimiento, sabiduría y estrategia por mi propia voluntad!
Lífthrasir se aferró de inmediato a Eva, estando ambas asustadas, mientras que en las gradas muchos habían entrado al estadio para alejarse de la arena de combate.
Las valkirias junto con Leonidas miraron a la pantalla con horror. Geir se sostuvo del soldado espartano, saliendo de su shock emocional.
- ¿¡Qué es eso!?
La figura humanoide sobrepasó por mucho la altura del estadio, por lo que se vio obligada a dar 2 pasos hacia atrás, aunque se hundieron un par de metros en la arena; su peso inconmensurable también la obligó a casi caer de frente, asustando mucho a Cleopatra y a los espectadores sobre los que caería.
Pero, poco antes de chocar completamente con el estadio, la Diosa interpuso sus 2 gigantescas manos par tomar la orilla del estadio, quedando en una postura como de animal cuadrúpedo mientras su cuerpo seguía creciendo hacia el cielo, y su cabello se extendía hacia los costados de su cuerpo al igual que su vestido.
¿Y qué era todo eso?
Según creían los egipcios, el cielo era una mujer desnuda llena de estrellas, con la espalda arqueada, flexionada sobre la tierra y sostenida con las manos y los pies, como si se tratase de una V. Sus extremidades simbolizaban los cuatro pilares sobre los que se apoya el cielo, y su cuerpo sobre la tierra representaba la bóveda celeste.
De ahí vienen los títulos que se le concedieron: “La que sustenta mil almas”, “La señora de todo”, “La protectora”. Pero, el principal era "La Grande que alumbra a los Dioses".
La mayor parte del cuerpo arqueado de Nut ya estaba sobre las nubes del estadio, y entonces su cabello empezó a cubrir de negro el cielo, más específicamente sobre el techo del estadio y de los Campos Elíseos. El vestido suyo emitió más luz sobre los puntos blancos que la decoraban, y sin perder más de un segundo también se estiró para crear una gigantesca cúpula negra, azul marino y llena de puntos blancos luminosos.
Antes de que alguien pudiera actuar, el cuerpo humanoide de Nut terminó de cubrir todo el cielo, y en un segundo el ambiente se volvió oscuro y profundo. El estadio, las gradas, la Trinidad principal, los hijos de Cleopatra, Geb, las valkirias, todos los Einherjer y todos los Dioses del Ragnarok; absolutamente todo se llenó de un negro vacío y devorador.
La única excepción fue Cleopatra, quien siguió parada en su sitio llena de terror. Cuando parpadeó y se dio cuenta de lo que había pasado, giró su cabeza a todos lados con gran confusión.
- ¿Qué...?
Su mente recordó lo que recién había ocurrido con su familia y sin evitarlo unas lágrimas cayeron de su rostro; pero en vez de tocar el suelo se sumergieron en la oscuridad que le rodeaba sin emitir sonido. Eso la asustó mucho más todavía.
- ¿Eh? ¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar?
Sin importar a donde miraba, esa oscuridad penetrante era todo lo que había. Ni siquiera era capaz de ver su propio cuerpo; sabía que estaba ahí porque el dolor en cada parte de sus extremidades le recordaba donde estaba cada parte.
Pero, en ese momento eso era lo que menos le importaba.
- ¿¡Qué es esto!? ¡¿Dónde estoy!?
Cleopatra comenzó a caminar por el sitio, pero el no ver nada le aterrorizó por lo que casi de inmediato dejó de moverse. Aun así, ese pensamiento no le dejaba en paz, mucho menos si ella se quedaba quieta en ese mismo lugar.
- ¿Mis hijos? ¿Están bien...?
Su instinto de madre era lo único que le importaba en ese momento.
Por encima de su propio miedo a ese lugar, Cleopatra comenzó a correr en medio de las tinieblas oscuras.
Conforme se movía, sentía que estaba literalmente en la nada, o al menos sabía que no estaba en la arena de combate que ella y Nut habían destruido: los escombros, grietas, derrumbes, cuerpos muertos; sus pies transitaban en un sitio llano y limpio, donde la humana podía moverse con mayor libertad.
Pero aquello era lo que le asustaba a su instinto materno. El saber que no estaba más en el coliseo de los Campos Elíseos le provocaba el querer buscar a sus propios hijos.
- ¿Hijos? ¿¡Dónde están!?
Y la tercera cosa más aterradora se hizo presente: el silencio. Un atronador silencio acompañado del eco infinito de sus gritos.
- ¿Cesarión...? ¿Selene? ¿Alejandro? - la mujer giró la cabeza a ambos lados - ¿¡Dónde están!? ¡Háblenme!
De inmediato creo en sus manos una espada de doble filo, a la cual le dio de la energía de su armadura; con ello pudo hacer una imrpvisada lámpara que, lamentablemente, no funcionó. Todo seguía siendo un llano oscuro y vacío; lo mejor que pudo hacer fue alumbrar su propio cuerpo para ver el estado físico en que estaba.
Tanta oscuridad a su alrededor y tantas heridas suyas en su hermoso cuerpo fememino comenzaron a recordarle a su mente lo que recién había pasado y visto.
- Marco Antonio... y Julio César... A pesar de que sigo luchando en este maldito Ragnarok, ellos 2 me... me han abandonado...
Sintió pesar en sus ojos, pero de inmediato se sacudió para mandar a volar sus lágrimas.
- No... ¡Ellos ya no me importan! Lo único que quiero es... ¡A mis hijos! ¡Tengo que encontrarlos! ¡Tengo que saber que ellos están bien!
Sin embargo, no conseguía los frutos que deseaba.
Cada segundo que ella pasaba gritando y paseándose de un lado a otro con su espada era como una eternidad enfermiza. Tras un rato, su mente se quebró: arrojó su espada al suelo con gran frustración, y cayó de rodillas al tiempo que golpeaba el suelo con sus manos cerradas.
- Mis... Mis niños... ¡No voy a perderlos a ustedes también!
Su mente estaba quebraba. Sus ojos no paraban de llorar. Su cuerpo gritaba, cada celular y cada músculo, que debía parar. Su corazón le pedía rendirse. Todo de ella ya no podía soportar estar vivo más de un segundo; en cualquier momento podría caer muerta.
Pero... su voluntad no estaba dispuesta a rendirse. Su orgullo bramaba y gritaba por venganza. Y su esperanza aún no había muerto.
Aun cuando sabía, tal vez por inercia, que en esa oscuridad no había nadie, se levantó nuevamente, tomó la espada-lámpara en su mano, y volvió a correr para buscar a sus hijos.
Pero, en ese momento se dio cuenta que no estaba sola.
Poco después que comenzó a correr, chocó con una persona que estaba de pie a mitad de la oscuridad. Cleopatra no se vio afectaba, pero la otra persona cayó repentinamente al suelo de cara, soltando un grito femenino de sorpresa.
- ¡Eh!
Cleopatra se asustó un tanto, más que nada por identificar la voz de aquella persona. La figura se levantó con lentitud y dio la vuelta para encontrarse cara a cara con la egipcia: la figura que tiró no era nadie mas que Nut.
Sin embargo, había un detalle que no cuadraba del todo en la mente de la egipcia, y eso era que no era la misma Nut.
Aquella Diosa frente suyo tenía muchas diferencias físicas: como si no fuera suficiente su baja estatura, era más pequeña todavía; la mayor parte de su cabello estaba recogido en una coleta de caballo que le llegaba un poco más arriba de la cintura, y en su rostro no había rastros de seriedad, sino que parecía tener un rostro más amigable y cálido. En general, parecía ser una Nut niña, o al menos más joven que la que conocía.
Nut pequeña fijó su mirada en Cleopatra, y sus ojos dorados se dilataron al tiempo que sus labios dibujaban una enorme sonrisa.
- ¡Cleo-chan! ¡Hola!
Eso asustó en gran manera a la mujer egipcia, quien no dudo en usar la espada eléctrica para atacar.
- ¿¡Pero qué-!? ¿¡Quién eres tu!?
- ¡Ahhhh-! - Nut pequeña se asustó al ver el arma descender hacia ella; sin embargo, levantó su mano derecha y con solo 2 dedos detuvo en seco el golpe - ¡Jaja, es broma! ¡Claro que pudo detenerla ♡!
- ¿¡Queeeeeeeee...!? ¿¡Qué mierda!?
Cleopatra soltó el arma y cayó al suelo de espaldas para después arrastrarse hacia atrás.
- ¿¡Qué carajos está pasando!?
- ¡Cierto! Debo explicarte Cleo-chan.
- ¡No me llames así! ¡Es muy raro ver tu cara amargada con una sonrisa y escuchar de ti esas palabras!
Nut pequeña se detuvo en esa declaración, y su semblante se quedó un tanto vacío por un momento.
- ¿Sabes? No siempre fui así como dices. No siempre fui alguien de "cara amargada"...
- ¿Eh...? ¿Qué...?
La humana se irguió lentamente, manteniendo su distancia de la pequeña Diosa. Nut pequeña, por su parte, respiró profundo y volvió a sonreír tras soltar un suspiro.
- No importa... ¡Ya pasó!
- ¿¡Eh!?
- Cleo-chan, te presento mi interior, por así decirlo. Esta es la plenitud de mi existencia; lo que los egipcios como tu adoraron tantos años como la bóveda celeste: "La Grande que alumbra a los Dioses".
- ¡Oh! - la humana recordó al instante - Ahora que lo dices, creo que dijiste esas palabras en griego antes de esto.
- Si... ¡A decir verdad, me gusta más como suena en griego! - soltó una coqueta risa Nut pequeña - Con esto, mi cuerpo se vuelve el manto de la bóveda celeste. Me convierto en el cielo, creo que literalmente, algo así como en el budismo.
- ¿¡Qué!? ¿¡Eso no es demasiado loco!?
- ¡No me digas a mi! ¡Ustedes los egipcios me adoraron de esa forma! - Nut pequeña soltó otro suspiro antes de dibujar una nueva sonrisa en su rostro - Pero tienes razón. Es algo loco y demasiado roto. La primera vez que lo hice fue para crear 5 días.
- ¿¡Qué diablos!?
- ¡Es maravilloso a decir verdad! ¡Me siento muy bien haciendo esto! Pero... De no ser por las vidas extras que se van gastando, moriría por tanto poder que manejo. Solo he hecho esto 2 veces.
- ¿Y la primera vez... te refieres a esos 5 días extras? ¿Los días epagómenos, cuando nacieron los hijos que ara te prohibió tener?
- ¡Así que de verdad eras devota a mi! - Nut pequeña sonrió emocionada, y volvió a bajar su semblante - Si, así es... la ocasión en que me rompieron el corazón.
La humana se sorprendió en gran manera con esa declaración.
- Como te decía, no siempre he sido la Diosa perfecta que conoces. Antes también era perfecta, pero... mejor dicho, antes era completa. Porque tenía al amor de mi vida...
- ¿Hablas de... Geb? ¿El Dios de la Tierra es de verdad el amor de tu vida?
Nut pequeña sonrió con timidez mientras se tocaba las mejillas.
- Si, así es. Ese estúpido Dios de quien me enamore.
La humana no entendía casi nada de lo que ocurría, pero prefirió aprovechar su oportunidad de ser como ella es.
- ¡Así que si es tu noviecito ♡!
- ¡Kyaaa! ¡No lo digas de esa forma que me avergüenzas! - las mejillas de Nut pequeña se llenaron de color.
No era capaz aún de imaginarse que realmente estuviera hablando con una faceta tan tierna, infantil y femenina de Nut, pero quería aprovechar ese momento. Más aun para conocer verdaderamente como era su rival, y la Diosa a la que una vez estuvo dispuesta a servir.
- ¿Pero qué pasó? Te veo hablar de él, ¡Y si que eres distinta! ¿Por qué no aceptas sus ovaciones, cuando grita con todo su corazón?
Nut pequeña volvió a adquirir su semblante caído, dirigiendo su mirada al suelo con tristeza.
- Él... me traicionó.
- ¿Qué?
- Había una tonta profecía sobre mi y Ra consiguió poner a Geb en mi contra. Él, en vez de escucharme, me dio la espalda y me abandonó. No lo dudó y todo eso... rompió mi corazón.
Nut pequeña se sentó en el suelo en silencio y Cleopatra se acercó con un poco más de confianza.
- "La Grande que alumbra a los Dioses" es también una maldición. No sólo aumenta mi potencial de poder, sino que también mis emociones. Y ahora... he tenido que recordar todo esto... - pasó una de sus manos por su cabeza, soltando lágrimas de sus ojos - ¿Por qué tengo que vivir con esto? Ya no quiero. No quiero vivir con este doloroso recuerdo, pero tampoco quiero borrar el mejor momento de mi vida...
La humana se sentó en el suelo junto a Nut, y puso una de sus manos en el hombro de la pequeña deidad.
- ¿Qué debería hacer, Cleo-chan? Tu... deberías saber, ¿No es así?
« No sé si soy la más calificada para esta misión… » Cleopatra recordó tanto su vida pasada como lo que había hecho hace unos momentos « Creo que he sido yo la que he cometido unos cuantos errores amorosos de ese tipo. Pero… »
- Si. Es muy cierto que ese Geb se portó como un idiota al traicionarte de esa forma, pero... Lo que yo veo en las gradas es algo muy distinto. Tal parece que ese idiota ya se arrepintió, ya no recuerda esa mancha de su vida, y ahora te apoya con toda sus emociones porque... Sea verdad o no, creo que quiere volver contigo.
- ¿Eso... piensas?
- ¿Qué otro motivo tendría para estar presente en el segundo Ragnarok, apoyando a la esposa que ha traicionado a todos los Dioses? No creo que sea un idiota de tal magnitud solo porque si. Lo único que veo es un esposo esperando que su amada salga de este campo de batalla y se arroje a sus brazos de nuevo.
Nut pequeña cruzó sus dedos con nerviosismo y dudas.
- Pero... ¡Me hizo mucho daño! ¿Cómo podría volver con él, después que me hizo eso?
- Eres una Diosa. Supongo que has vivido con esos sentimientos de dolor por milenios y milenios... ¿Estás dispuesta a desperdiciar lo que te queda por delante manteniendo ese dolor?
- Yo...
- Respóndeme una cosa ¿Aún lo amas?
Nut pequeña lo pensó seriamente por un largo tiempo, antes de sacudir su cabeza ligeramente con un color rojo adornando sus mejillas.
- Creo... Creo que si. Creo que aún lo amo...
- ¡Aun lo amas! ¿Necesitas otro motivo para perdonarlo? - Cleopatra se sintió reconfortada a si misma con esas palabras - El amor es más que suficiente para que lo perdones.
Nut pequeña puso sus manos sobre sus pequeñas rodillas; tras un rato sonrió con ilusión.
- No lo sé... Tal vez le daré mi perdón si se pone de rodillas ante mi, deja que le pise la cabeza y me vuelve a pedir matrimonio, esta vez frente a todos los Campos Elíseos.
- ¡No creí que fueras ese tipo de mujer!
- ¡La perfección como yo no debe pedir perdón! ¡Si quiere a este lindo bombón de vuelta, tendrá que ganárselo otra vez!
Ambas rieron con alegría; esta vez, la Diosa soltó unas lágrimas motivadas por felicidad. La primera vez que la deidad lloraba de felicidad.
- Oye, Cleo-chan.
- ¿Hmmm?
La Diosa puso sus pequeñas manos sobre las manos sangrientas de Cleopatra; sostuvo la mirada con ella unos segundos, antes de apoyar su cabeza sobre el hombro de la humana.
- Muchas gracias. Hace mucho tiempo que he mantenido este dolor dentro de mi. Necesitaba recordar lo que era ser la completa yo. Muchas gracias...
Aquella figura de Nut se deshizo, como polvo, que fue absorbido completamente por el techo negro. Cleopatra se asustó un tanto con esa escena.
Se levantó del suelo y estiró sus brazos con cansancio y dolor físico.
- Se deshizo. Significa que... ¿Ya hemos terminado?
- No lo creas.
Una voz surgió del techo negro; la humana reconoció la voz, áspera y fría, como la que aquella Nut que ella ya conocía. Soltó un suspiro con fastidio.
- Así que... sigues viva y ahora eres la que conozco... - se rascó la melena un par de veces - ¿Qué fue eso de hace un momento? Ese teatro de ti más joven, buena, infantil y feliz... ¿Era una distracción o de verdad eras tu?
- Eso fue algo que no deberías haber visto.
- ¿Algo que no debí...? - Cleopatra se sorprendió - Así que... ¿En verdad eras tu? ¿Tu pasado, tu historia, la razón por la que eres así de amargada?... ¡¿Hubo una vez en que fuiste Nut, la Diosa de la felicidad!?
- Eso es algo que ya no debería existir. Pero ya no importa, porque ahora que tengo todo el control, acabaré contigo.
De inmediato, la oscuridad se llenó con brillos infinitos, de forma que todo tenía apariencia del cielo estrellado nocturno. Por un momento la humana quedó cegada por el repentino esplendor.
- ¿¡Qué diablos...!?
- Ya descubriste un rincón oscuro de mi. Aquí está toda mi oscuridad... Eternal Zodiac.
Las estrellas de la oscuridad se unieron unos con otros, hasta formar distintos tipos de figuras que, a su vez, se volvieron muñecos de diversas maneras: humanos, animales, criaturas e incluso objetos antropomórficos.
Como un numeroso ejército de seres sin conciencia, todos se abalanzaron al mismo tiempo sobre la humana.
- ¿¡Eh...!? ¡Mierda!
Las alas de la armadura se extendieron para que la egipcia pudiera escapar; sin embargo desde arriba, justamente arriba de ella, un par de muñecos de estrellas cayeron y la sujetaron para evitar que volase.
- ¿¡Qué!? ¿¡También desde arriba!?
Cleopatra apenas vio como otros muñecos, como cucarachas, se aproximaban desde la oscuridad del "techo", si se podía llamar así. También vio hacia abajo, y entre la oscuridad debajo de sus pies, como si hubiera un vacío, se asomaban otros muñecos que estaban por sujetarle las piernas.
El par que tenía encima parecían un lobo y un lince, quienes procedieron a morder sin piedad donde pudieran a Cleopatra. La humana, por su parte, estaba tan confundida con ese escenario tan irreal que no pudo protegerse de forma adecuada.
Todo parecía una especie de ilusión; un juego mental demasiado confuso y exhaustivo de ver.
El lobo en su derecha apretó sus fauces hasta conseguir quebrar la armadura de la humana, lo cual reabrió heridas anteriores. El dolor que le generó consiguió devolver la mente de Cleopatra al escenario.
- ¡Ah! ¡Quítate de mi, maldito animal!
Cleopatra creó en su mano su martillo, con el cual soltó un golpe de lleno sobre el lobo, hiriéndolo de gravedad. La criatura se separó por inercia, al igual que el lince después de ser también golpeado de lleno con el martillo, y así la humana pudo tener un respiro por unos instantes.
Pero, ni bien Cleopatra respiró hondo un par de veces, el lobo y el lince se volvieron a abalanzar al ataque, acertando mordidas más agresivas que antes. Por ello la humana respondió con más ferocidad.
Golpeó varias veces a las costillas de los animales, e incluso dio golpes certeros sobre sus cabezas, pero claramente no eran animales normales: eran marionetas hechas a merced de la Diosa estelar para lleva respuesta acabo ese trabajo sucio. A pesar de sus golpes mortales, los animales solo se hacían más agresivos.
Tras unos segundos, Cleopatra se enfadó y decidió cambiar el martillo por la hoz, con lo cual consiguió rebanar al lobo por la mitad. Dicho animal quiso seguir atacando, pero la humana siguió lanzando cortes hasta despedazar completamente a la criatura.
Una vez que terminó, las estrellas que componían al lobo, 10 en total, se desvanecieron como polvo. Cleopatra apretó las manos a su hoz y con el mango le dio un golpe al lince para separarlo de ella.
- ¿¡Tú también quieres un poco de mi!?
Estaba por lanzar otro golpe con la hoz, pero una mano le tomó la muñeca y la detuvo; ella giró su cabeza para responder, pero se llevó una gran sorpresa.
- ¿Pero qué...?
Se trataba de Hércules. Mejor dicho, un títere del semidiós a base de estrellas, igual que el lobo y el lince.
Aquella figura cerró uno de sus puños y propinó un golpe directo en el rostro de Cleopatra, mandándola a volar hasta que cayó de espaldas. Detrás de Hércules llegaron otros animales hechos de estrellas, y tomando su garrote avanzó decidido hacia ella.
La egipcia se irguió con terrible pesadez, volvieron a tomar el mango del arma que había soltado y con su otra mano se limpió la sangre que derramó.
- Eso... si que... me dolió...
Una vez estando de pie, muy cansada y dolorida, los muñecos de estrellas se acercaban. Su estado no fue un impedimento para que su mente terminará de procesar la situación.
« Esas figuras... Lobo, lince, ese Hércules que murió hace mil años... No son cosas sin sentido ni aleatorias... Esos... deben ser... ¡Eso es! ¡Constelaciones! » la humana respiró con alivio « Así que el "Eternal Zodiac" consiste en traer a la vida todas las constelaciones del cielo para que hagan el trabajo sucio... Un buen plan terminar esto de una vez... »
Pudo ver sus brazos, mordidos y quebrados; por ello, en su izquierda creo un escudo romano para defenderse. Fijo su mirada hacia el ejército de estrellas que se acercaba sin parar.
« ¿Contra cuántos tendré que pelear? No estoy segura, pero sé que serán muchos... ¡Maldita Diosa, eres una loca-! »
En ese momento su mente le hizo una mala jugada, al recordar a Nut pequeña. Su sonrisa, su felicidad y esa conversación. De forma inmediata, se sintió incapaz de atacar.
« ¿Debería… seguir luchando? »
Para cuando volvió a la realidad, Hércules y las estrellas habían llegado hasta ella. El semidiós soltó un garrotazo fuerte que golpeó el pecho y vientre de la mujer, lo cual hizo que escupiera sangre y saliera volando. Una águila de estrellas la siguió en su vuelo y la tomó de los hombros para evitar que escapase.
- ¡Ahhh-! - trató de moverse Cleopatra, pero el agarre de sus garras era muy fuerte para ella.
Como pudo, movió la mano con la hoz y consiguió herir al ave para que la soltara. Y una vez libre, Cleopatra partió al animal en muchos pedazos, hasta que sus estrellas, 8 en total, se deshicieron.
- ¡Uno menos!
Frente a ella, aparecieron nuevamente el Hércules de estrellas qcompañado de otro héroe griego: Perseo. Ella se molestó bastante y decidió cambiar la hoz por su espada de doble filo.
- Vamos... Aún no caigo.
Y los 3 guerreros empezaron un intercambio de golpes.
Cleopatra golpeaba a diestra y siniestra, tratando de esquivar y responder a los garrotazos de Hércules y las armas de Perseo. Pero la fuerza de ataque de ambos era demasiado para la mujer; apenas podía seguirles el ritmo en cuanto armas fuerza, pero su mente seguía activa todo el tiempo.
En un momento, la mujer aprovecho una apertura involuntaria de Hércules para atacar con cierta desesperación a Perseo; sin que este se diera cuenta, la humana le hizo un daño serio con su espada, pero en cambio recibió un garrotazo de Hércules que la mandó a volar estrepitosamente por los aires.
Entre tanta desesperación, su mente pensaba en todo momento.
« ¡Demonios! ¡Son constelaciones, pero su fuerza es mayor de lo que pensaba! Con tanto enemigos que luchar, no puedo... encontrar la debilidad de todos.
» Estoy sumergida en esta profundidad, y además en esta oscuridad para ser asesinada sin que nadie lo sepa... ¡Necesito aunque sea una pista para salir de aquí!
» Pero, con tanto poder desbordando... dudo que incluso darle en alguna debilidad le haga un daño significativo... »
La humana chocó contra el suelo, dando un par de vueltas antes de quedar quieta. Sus oídos escucharon entre zumbidos los pasos de los héroes griegos hacia ella, y solo pudo suspirar con dolor.
« No puedo… No puedo terminar... No puedo ganar, sin importar qué... »
Ambas figuras griegos llegaron hasta ella y sin dudar empezaron a propinar una lluvia de golpes que la humana recibió sin siquiera poner resistencia. Sin importar si fueran golpes a la cara, a la armadura hasta quebrarla aún más, o a sus heridas hasta hacerla sangrar, el cuerpo de Cleopatra ya no podía seguir.
Hércules tomó a Cleopatra de los hombros y le dio una patada al vientre que la arrojó otros tantos metros de distancia, haciéndola vomitar sangre en gran cantidad.
La humana chocó en el suelo frenéticamente, sintiendo una nueva sensación mientras rodaba sobre el suelo: ardor. En cuanto se detuvo, por inercia dirigió su mirada hacia su cuerpo, y pudo ver una especie de sarpullido en su piel; su piel se corroía rápidamente, la carne viva estaba roja y salpicada de sudor y sangre.
Aquella imagen de sí misma le hizo a su mente recordar su conversación con los enanos.
...
- ¡Maravilloso! ¡Esta armadura me dará la victoria en un santiamén!
- Tal vez un poco más, ya que peleará contra Nut-sama...
- ¡Quiero esta armadura para mi pelea! - exclamó Cleopatra con arrogancia.
Geir, parada detrás de ella solo permaneció en silencio, y los 2 enanos se miraron el uno al otro, asustados de la humana.
- Si quiere ganar sin salir herida... no le recomiendo esta armadura.
- ¿Eh?
Ambos le empezaron a explicar.
- No está terminada. E incluso si la terminamos...
- No le hemos hecho ninguna prueba. No sabemos si resistirá los golpes directos de Nut, su sistema de arsenal de armas, la absorción y conversión de energía estelar a eléctrica.
- Pero sobre todo... no sabemos que tanto le puede afectar a usted.
Cleopatra se sorprendió.
- ¿De qué hablan? ¿No se supone me darán una ambrosía para usarla al máximo?
- El punto no es la efectividad del suero, que sabemos que funciona.
- Lo que importa saber es la duración de la armadura en funcionamiento. El núcleo que absorbe la energía estelar y mantiene la armadura no es del todo estable, especialmente por el material del que está hecho: arrabio. Solamente lo hemos usado en el Mjölnir de Thor-sama.
- Sin pruebas, creo que su núcleo mantendrá todo en orden por una hora. Pero, si el combate se vuelve más y más agresivo, y si la energía estelar de Nut es mayor a la que calculamos, podría ser hasta menos de quince minutos.
- Cada segundo estará en juego; entre más rápido termine, será mejor para su cuerpo. Para evitar que el arrabio de la armadura y el desgaste del núcleo comience a... literalmente quemarla.
Cleopatra se quedó en silencio un momento.
- ¿Y no pueden arreglarlo?
- Solamente si usted no la usa ahora mismo. De otra forma...
- De otra forma, solo debo matar a esa Diosa en los primeros golpes. Y así todo estará en orden... - levantó una de sus manos y chasqueó los dedos - ¡Quiero esta armadura!
- P-Pero... ¿Está segura...?
- ¡No lo repetiré una tercera vez: quiero esta armadura para pelear! Las limitaciones dicen que debo ser idiota para no terminar la pelea rápido, cosa que no soy. Lamentablemente no usaré todo su potencial pronto, pero cuando mate a esa Diosa, puede que vaya de cacería tras otros Dioses con esta magnífica arma.
Cleopatra miró a ambos enanos fijamente y habló con altanería.
- ¿Qué esperan? La tercera pelea comenzará en cualquier momento...
...
Con mucho dolor, la humana se llevó una mano al vientre.
« Al menos... puse atención... en el momento adecuado a... esos enanos... o ya estaría muerta... » Sintió la sangre correr desde su esófago hasta finalmente salir por las comisuras de sus labios que trataban de reprimir el dolor « ¿Pero... qué importa que les haya puesto atención? Ya estoy pérdida... »
Otra patada del Hércules estelar la elevó por los aires, y en este caso un puño de Perseo aumentó la potencia con que salió disparada.
Estando en el aire, una gigantesca ave, parecida al águila, le tomó de los brazos y con su pico le dio un golpe, que atravesó la armadura de su hombro izquierdo y le hizo un daño severo en el hombro.
- ¡Ahhhhhhhhh! - el nuevo dolor en ese lado le despertó de cierta manera.
Llegaron hasta su posición una serpiente, una gigantesca mosca y el lince de antes. Los 3 animales sin piedad comenzaron a golpear, rasgar y destruir el cuerpo de la humana con golpes constantes, mientras el ave detrás de ella la sostenía firmemente.
- ¡Arghhhhhhhhhhhh!
A pesar del nuevo dolor que sentía en su cuerpo, no era capaz de responder. A veces trataba de forcejear, pero era inútil con su estado que empeoraba cada vez más y más.
Los golpes siguieron llegando con gran fuerza y por todos lados la armadura se hacia añicos sin cesar. Algunos fragmentos de arrabio caían por el suelo y se disfrazaba en la oscuridad de ese ambiente, y otros pedazos se volvían metal líquido que se fundía en la humana por el núcleo desgastado.
Finalmente, la conciencia de Cleopatra comenzaba a quedarse en blanco; el dolor de sus heridas, nuevas, presentes y viejas le cegaban, y poco a poco ya no sentía nada en su cuerpo.
« Todo quedará aquí... Ya no quiero seguir luchando... »
Sus ojos se entrecerraron, cediendo a su deseo de terminar.
« Aquí es todo… Espero que al menos haya sido un buen final... Final... »
Esa palabra fue lo único que quedó en su mente casi blanca, y aún en la oscuridad un último recuerdo le llegó.
...
- ¡Mamá! ¡Mamá!
- ¡Aquí estoy mis pequeños! ¡Aquí está mamá!
La era dorada de Cleopatra VII había llegado a su final. La derrota en la batalla de Accio decidió el final de Egipto.
Marco Antonio y Cleopatra se separaron en medio de la turbulencia de esa batalla; y lamentablemente lo siguiente que supo la mujer fue el suicidio de su amante al sospechar que ella había muerto.
Los romanos, bajo el liderazgo de Octavio, marchaban a Egipto para tomar a Cleopatra como prisionera de guerra, no sin antes enviarle mensajeros para mostrar clemencia si ella misma se entregaba. Pero la mujer no cedió, e incluso amenazó con quemarse a si misma y a sus hijos para no ser exhibida de esa forma.
Y ya había llegado el momento. Octavio ya debería estar en Alejandría, buscando en esas así palacio real de los Ptolomeo par encontrar el escondite de la mujer egipcia.
Abrazada de sus hijos y con una antorcha lista para prender fuego a lo que quedaba de la tesorería real; Cleopatra ya estaba lista para morir. Pero, antes de llegar al final, tuvo un momento para estar con sus hijos.
- Madre... - Selene se aferraba a la derecha de Cleopatra - Tengo mucho miedo.
- No te preocupes, mi pequeña. Todo pasará rápido.
- Hemos perdido todo, en verdad... - Alejandro estaba bajo la izquierda de su madre con la mirada perdida.
- No todo. Nos tenemos a nosotros.
Alejandro se quedó callado un momento.
- Pero... padre está muerto-
- Eso es culpa de Octavio... ¡Él lo hizo! - ella interrumpió de inmediato. - Él es quién mató a su padre. Graben eso en sus memorias.
Pero, lamentablemente...
- No tienes que ocultarlo más, mamá. Sabemos que se suicidó.
- ¿¡Eh!? ¿¡De dónde sacan esas-!?
- Leímos la carta también - confesó Selene, con los ojos cristalinos - Mi hermano y yo indagamos en tus cosas por error...
- Ya sabemos. Ya sabemos que todo esta terminado. Ya no lo tienes que ocultar, mamá.
Cleopatra se quedó en silencio, mientras la culpa comenzó a invadirla al ver a su pequeño par de hijos tan desconsolados y tristes. Pero, no estaba dispuesta a ver como el corazón de sus hijos se partía.
- No es cierto. Nosotros estaremos bien... ¿Y saben por qué? Aunque muramos aquí, en el más allá nos volveremos a encontrar.
- ¿Hm? - Alejandro se confundió - Mamá, yo creí que tu no-
- Que no crea en los Dioses no quiere decir que no existen... - y ella continuó hablando - Si realmente existen... Anubis encontrará nuestras almas y se encargará de reunirnos a todos. Con su padre, y también a su medio hermano.
- ¿¡Estaremos también con Cesarión!? - Selene sonrió emocionada - ¡Quiero verlo de nuevo!
- ¡Por supuesto que si, mi pequeña! - Cleopatra le dio un beso en la frente a la niña.
En una de sus manos tenía un listón de lino, que si lo jalaba podría tirar una antorcha para quemar todo el lugar. Pero, lo que sentía era abrumador: en ese momento, ver que el sufrimiento de sus hijos desaparecía era mucho más valioso que cualquier otra cosa, incluso que su orgullo como reina de Egipto.
Al final, hizo lo contrario a lo esperado: no jaló el listón, sino que lo dejó ir. Ver a sus hijos en sus brazos, nuevamente felices, era mucho mejor que morir con dignidad. Sabía que lo que ocurriría después no sería lindo, pero no le importaba pagar el costo.
- Nuestras almas se encontrarán en el mundo de los muertos. Nut-sama es quien cuida desde las estrellas a las almas y estoy segura de que ella cuidara especialmente de ustedes.
- Porque Nut-sama es una madre, ¿Verdad?... ¡Ella es madre de Isis, Osiris, Seth y Neftis!
- ¡Te sabes los nombres de ellos! - Cleopatra dejó caer unas lágrimas de sus ojos, y entonces continuó - Les haré una promesa...
- ¿Una promesa?
- Así es. - Cleopatra suspiró y habló con firmeza - Yo los encontraré, en el más allá. Yo los encontraré, y todos como familia estaremos juntos una vez más, para siempre. Les prometo que... haré todo lo que sea necesario, para conseguir que mi alma vuelva a abrazar a mis hermosos retoños. Derribaré cualquier obstáculo, huiré mil y un veces del infierno, e incluso de ser necesario pelearé y derrotaré a cualquier Dios que me estorbe. Nada impedirá que ustedes estén en mis brazos una vez más.
- ¿Lo... lo prometes... De verdad?... - Selene preguntó con la voz temblorosa.
Cleopatra sonrió con sinceridad.
- Si, mi hermosa "luna"... Te lo prometo de verdad. Estaremos juntos... por siempre... Yo me encargaré de que sea así.
Y esa pudo haber sido la conclusión de la vida de Cleopatra. Pero, aún no lo era...
La versión más conocida dice que, por orgullo, la mujer egipcia se suicidó gracias a la mordida de una cobra egipcia, mejor llamada áspid, antes de aceptar ser exhibida como una prisionera de guerra. Pero... como dijimos, la mayor parte de la historia es escrita por todos menos por quienes la vivieron.
Esta fue la verdad:
Octavio sacó a Cleopatra y sus hijos de la tesorería real, y ambos tuvieron una reunión a solas en la sala del trono egipcio, el mismo lugar donde Cleopatra había decidido ser faraona en vez de sacerdotisa.
- Cleopatra, Cleopatra... - Octavio empezó a hablar con diversión - Tus hijos son prisioneros. Tu marido está muerto, y Egipto esta en mismo manos. Ya todo ha terminado... ¿No lo cress?
No pasó mucho tiempo que comenzó la reunión privada cuando Cleopatra dijo lo que sería la única oración suya que se cita con exactitud...
- No seré exhibida en un triunfo.
...Pero, esas no fueron sus últimas palabras...
- No seré exhibida en un triunfo... Sin embargo, no dejaré que mis hijos sufran por mi culpa. Si puedo hacer algo para protegerlos, lo haré.
- Muy bien. En ese caso, me gustaría discutir contigo-
- Me importa una mierda lo que tengas que decir. La único que quiero que cumplas es que...
Y, como último acto de humillación, la mujer se arrodilló a los pies de Octavio, y con sus lágrimas de orgullo destruido bañó los pies del romano.
- Puedes hacerme los que quieras... Pero no hagas nada con mis hijos. Ya te lo dije: si puedo hacer algo para que no sufran más, lo haré. Simplemente haz lo que quieras conmigo, pero nada a mis hijos...
Así terminó la reunión; mejor dicho, después de un par de diálogos, pero hasta allí llegó Cleopatra orgullosa.
Y, tal como no lo quería la mujer, terminó en una exhibición de prisioneros de guerra al regreso de Octavio a Roma.
Bañada en comida y piedras que le arrojaron los romanos que la odiaban, Cleopatra solo se abrazaba a si misma, llorando por la terrible humillación que sufría. Su corazón quebrado, ego aplastado y autoestima mucho peor aún; sus oídos escuchaban las blasfemias contra ella, su cuerpo recibía ese odio y su espíritu ya no quería seguir.
Pero, lo único que se mantenía mejor que nunca era su instinto de madre:
A pesar de estar siendo lo que nunca quiso ser, su único consuelo era el bienestar de sus hijos. Por muchos años, había conquistado y destruido bajo la influencia de sus ambiciones y deseos, pero no había puesto la suficiente atención a aquellos que de verdad amaba, del mismo modo que su padre no le había la suficiente atención cuando ella era pequeña. Pero, ya no: no sería así nunca más.
En sus últimos momentos, todos muestran cuál su verdadera cara.
La historia terminó por dibujar a Cleopatra como la temeraria emperadora egipcia quién se suicidó con su divino orgullo, pero la verdad era muy distinta a la retratada en aquellas imágenes:
Cleopatra era una mujer dispuesta a sacrificarse para que la gente que ella apreciaba y amaba no sufriera. Ya fuera el poder humano o el castigo de los Dioses, ella no estaba dispuesta a ceder con tal de proteger a su familia...
...
A pesar de la masacre que golpes que recibía, los ojos de Cleopatra casi muertos pudieron ver con claridad esa última escena:
Bajo cada uno de sus brazos, Selene Cleopatra y Alejandro Helios. A su alrededor sus tesoros, y en su mano la cuerda de lino fino, lista para ser usada y quemar todo a su alrededor.
Sus brazos sintieron la calidez de sus pequeños hijos, y escuchó claramente la voz de Selene, su hija más tímida y de forma disimulada consentida, que con una sonrisa temblorosa le preguntaba:
« Mamá… ¿Realmente cumplirás tu promesa? »
La egipcia se sorprendió, y entonces Alejandro, su hijo más fuerte y de mejor aspecto físico, aquel con quien le gustaba jugar de vez en cuando, le dio un amable empujón y a su vez hizo una pregunta.
« Mamá, tiene razón mi hermana... ¿Podrás cumplir la promesa que nos hiciste? »
Aún con su sorpresa, frente suyo vio de pie a su hijo mayor, Cesarión. Su primogénito, con los genes romanos muy distinguidos en su cuerpo; el hijo que había resultado el más inteligente de los 3, quien tenía mejor habilidad en los negocios y la política. En especial, ese hijo que se había vuelto su mejor confidente, de mayor confianza incluso que sus propios esposos.
Cesarión sonrió y habló con los puños cerrados.
« ¡Vamos, mamá! ¡Aún debes cumplir nuestra promesa! »
Los ojos de Cleopatra se dilataron aún más, y su conciencia despertó por completo nuevamente, encontrándose masacrada por los títeres de Nut.
« ¿Qué... Qué diablos... estoy haciendo aquí? » las manos de la mujer se apretaron y tensaron con gran fuerza, mientras se llenaba de ira « Antes estaba dispuesta a dejarlo todo por mis ambiciones... ser la Diosa que siempre quise ser, pero... Ya no soy solo yo. Ahora se trata de ellos: de mis hijos...
» Les prometí que volveríamos a encontrarnos en el futuro... Les prometí que pelearía y derrotaría a cualquiera que estorbara, hasta conseguir tenerlos en mis brazos... Les prometí que viviremos juntos por toda la eternidad...
» ¿¡Qué estoy haciendo aquí!? ¡¡No puedo morir nunca!! ¡¡No moriré hasta tener a mis hijos de nuevo en mis brazos!!... ¡A QUIEN LE IMPORTA ESA MALDITA DIVINIDAD! ¡NO PERDERÉ HASTA QUE MIS HIJOS ESTÉN SALVOS EN LOS BRAZOS DE SU MADRE! ¡Y NO DEJARÉ QUE NINGÚN DIOS ME ESTORBE! »
Nuevamente la armadura se iluminó en gran manera, y dio un terrible estallido de poder, expulsando energía a todo su alrededor como si fuera una bomba nuclear.
Todos los que le sujetaban y estaban cerca de ella: el ave que le sostenía, la mosca, la serpiente y el lince, se desaparecieron al instante; y con ello se apagaron unas 20 estrellas casi al instante.
La mujer cayó de donde estaba, escupiendo una gran cantidad de sangre y viendo su cuerpo:
La armadura cada vez más se hacía pedazos y quedaba fundida, pero ahora estaba teniendo una extraña transformación: el metal fundido que destellaba y soltaba toda la energía que guardaba se combinada con su propio cuerpo, provocando un terrible dolor pero al mismo tiempo una sensación de poder inimaginable.
- ¿¡Qué!? ¿¡Qué es esto!?
El metal fundiéndose en su cuerpo soltaba uno que otro relámpago, y las alas hora las en su espalda se dividieron en un par más de metal fundido con energía desbordando, casi como agua disparada a goteras.
Era un espectáculo muy desagradable, pero para la mujer más que nada eso parecía ser una segunda oportunidad. Su cuerpo con el metal le decía que el núcleo ya no existía y a cambio ella misma sería el núcleo. Lo siguiente que ocurriría dependería totalmente de ella.
Escuchó pasos pesados frente a ella y dolorosamente levantó la mirada.
A unos metros, estaba de pie el ejército de constelaciones; en el frente, como líderes, Hércules y Perseo de estrellas. Y hasta el verdadero frente, la figura femenina que estaba acostumbrada a ver; la pequeña con demasiado cabello y ojos de asesina deidad: Nut, con el Bastón del Cielo en sus manos.
- Maldita humana... Muérete.
Cleopatra sintió su propio cuerpo chillar de dolor, pero no le impidió perder su postura; a pesar de su estado desagradable, consiguió ponerse de pie una vez más.
- No tienes derecho a decir eso. Si tú te hubieras muerto, no estaríamos aquí.
Nut se quedó en silencio, con la guardia en alto.
- ¿Y esa armadura deforme?
- Es terriblemente dolorosa usarla en este momento... - confesó Cleopatra - Pero... En todo lo que llevamos de pelea, nunca me había sentido más poderosa.
- Así que es tu último truco...
- Así es. Tal parece que el destino no me dejara morir tan pronto.
Cleopatra extendió su mano, y por su brazo transitó como mercurio, para formar la hoz; sin embargo, la consistencia el metal le daba una apariencia más orgánica, además que destilaba electricidad por doquier.
- ¡Terminemos!
- ¡Muérete de una vez!
El Bastón del Cielo se transformó en su típica gigantesca hacha se lanzó al ataque con rapidez siendo seguida de su séquito de constelaciones.
En el otro brazo de la humana creó el tridente de Poseidón, con más apariencia a la de una espada, y apretó ambas manos con fuerza mientras sus 4 alas deformes en su espalda se extiendieron para lanzarse al ataque.
Nut y Cleopatra se encontraron en medio del campo de batalla, y sin piedad comenzaron su siguiente round de golpes masivos.
Cleopatra arremetió con el tridente al frente, lanzando cortes y golpes que eran mucho más amenazadores que los anteriores: más rápidos, más filosos, con una estela de energía eléctrica que generaba mucho daño al contacto. Ya no necesitaba usar fuerza propia con armas más letales.
De inmediato Nut esquivó el tridente; como por daño colateral, el arma terminó por darle a una pequeña paloma de estrellas detrás de la deidad. El golpe del tridente dio muerte instantánea al animal, con lo cual desaparecieron 7 estrellas; eso le provocó a la deidad vomitar mucha sangre, al tiempo que dejaba caer su hacha al suelo.
Eso llamó el interés de Cleopatra, y su mente recordó lo que le había dicho Nut pequeña.
« ¡Es maravilloso a decir verdad! ¡Me siento muy bien haciendo esto! Pero... De no ser por las vidas extras que se van gastando, moriría por tanto poder que manejo. Solo he hecho esto 2 veces. »
Los ojos de la humana se dilataron con emoción.
« ¡Eso es! ¡Nut feliz me lo dijo; me dio el secreto de "La Grande que alumbra a los Dioses"! Esta terrible habilidad se alimenta de su regeneración, así que puede usarlo por mucho tiempo, pero… ¡No es infinito!
» Ya desde antes lo había descubierto... ¡Ella depende de sus estrellas! ¡Usar las constelaciones, el poder de su arma divina, su regeneración: todo depende de esas estrellas! ¡Si las pierde, ya no le quedará nada para atacar, defenderse, regenerarse...!
» Y el estar usando todo esto al mismo tiempo... quiere decir que esta apostando todo de una vez para acabar... ¡Si logro destruir sus constelaciones, ya habré ganado! ¡La victoria aún puede ser mía! »
- Lo tengo, Nut-chan... - Cleopatra sonrió emocionada - ¡Ya sé cómo ganarte!
- ¡¡Cállate humana!!
La Diosa tomó de nuevo el hacha y lo lanzó hacia Cleopatra, quien puso su brazo como escudo. El arma de la Diosa impactó de lleno, pero a diferencia de los golpes anteriores ocurrió algo distinto: el hacha, ni siquiera por el hecho de que su brazo estaba cubierto de metal líquido, no hizo ningún daño a la humana.
- ¿Eh? No puede ser. - aquello asustó a Nut.
- ¡Que maravilloso... Nut-chan...! - Cleopatra soltó una risa sarcástica - El día de hoy te he visto sonreír y asustada... ¡Mejor no puede ser!
Cerró uno de sus puños y la humana atinó un golpe directo en el rostro de Nut, mandándola a volar. Por primera vez, mientras volaba por el golpe, la Diosa sintió que había perdido por completo el control de la pelea.
Chocó en el suelo rotundamente y dio varias vueltas antes de detenerse. Sintió un líquido tibio recorrer su frente y abrirse paso entre sus facciones faciales, y se dio cuenta que ese único golpe le había hecho tanto daño como en todo el combate.
Sin esperar, las constelaciones se abrieron paso y comenzaron a abalanzarse todos a la vez a Cleoaptra, mientras su ama se recuperaba de ese golpe. Cleopatra sonrió y extendiendo el tridente se preparó para el asalto.
Las constelaciones llegaban y atacaban por montón. Una gigantesca jirafa trató de atropellarla, al tiempo que un centauro llegaba con su doble capacidad de animal y hombre para atacar; un dragón chino aprovechaba el aire sobre la humana, mientras una criatura marina de varias cabezas se acercaba por debajo.
Pero, Cleopatra estaba renovada para atacar más y más.
Con sus armas más letales que antes fue fácil deshacerse de la jirafa y el centauro con unos cuantos golpes, con lo cual se deshizo de otras 24 estrellas más; por su parte, a pesar del gran tamaño de las 2 criaturas míticas, ella pudo sostener una buena pelea con ambos al mismo tiempo.
Después de un tiempo, la humana cambió su hoz por el martillo, que lanzó sobre el dragón de una cabeza; dicho golpe atinó a su cabeza y de una sola vez se deshizo de las 14 estrellas que la conformaban; por su parte, Nut sintió perder en tan poco tiempo 38 vidas, con lo cual cayó adolorida al suelo y vomitando más que su sangre al suelo.
Cleopatra sonrió con emoción, pero en ese descuido la criatura de varias cabezas, en total 6, la sujetaron: una cabeza para cada extremidad, la quinta para tomar las alas y la sexta para la cabeza de la humana.
- ¡Mierda...!
El Hércules estelar, acompañado de un camaleón, un par de perros y otros seres que apenas alcanzó a distinguir, llegaron comenzaron a arremeter golpes directos, dando especialmente en las partes de su cuerpo que la armadura líquida no cubría su piel.
Aquella metralla de cañones abrió heridas viejas, provocó otras nuevas, y acumulado a su cuerpo fundiéndose con el metal caliente, la mujer se retorcía del dolor. E igualmente engrandeció su ira, cambiando el tridente por la espada de doble filo.
Movió su espada y pudo deshacerse de las cabezas que le sostenían ese brazo izquierdo y su pierna izquierda. Se movió un poco más y destruyó la cabeza que la tomaba de su cabello. Ya con medio cuerpo libre, le dio pelea a los perros y a Hércules, logrando alejarlos un tanto de ella.
Con el nuevo espacio creado, Cleopatra se giró y deshizo otras 2 cabezas de la criatura, las que le sostenían el brazo y la pierna derechas. Ya quedando únicamente una de seis, la criatura prefirió soltar a Cleopatra pero en cambio la encaró de frente.
A pesar de ello, Cleopatra pudo herirlo de gravedad hasta que por fin se deshizo completamente de él, mandando 4 estrellas más a desaparecer. La humana, llena de adrenalina y frenesí, se giró para entonces enfrentar a las demás constelaciones, quienes estaban de pie en formación pero quietos y al parecer temblorosos de la humana.
Ella estaba a punto de continuar peleando hasta que vio el motivo de que estuvieran quietos: Nut, de rodillas, escupía mucha sangre y se envolvía las manos en su cuerpo para tratar de resistir el dolor que sentía.
Entonces su mente recordó su conversación con la Nut pequeña y feliz, que hacía mucho contraste con aquella Nut de rodillas que sufría en terrible manera. El corazón de la humana se enterneció de inmediato.
Sus recuerdos relacionaron esa escena con su pequeña Selene bajo su brazo, cuanto estaba a punto de quemar la tesorería. De inmediato cayó en la cuenta de todo lo que había ocurrido.
« Esa Nut feliz me contó el secreto de "La Grande que alumbra a los Dioses"… ¿Por qué quiere que la mate? Toda su conversación de pedirme un consejo fue nada más para... sacar todo lo que cargaba su corazón. Quería poner en orden sus sentimientos y finalmente hablar con alguien sobre ello para que al morir no tenga ninguna carga más. Para que pueda morir en paz... »
Su mente se llenó del recuerdo de Selene, de Alejandro, Cesarión; Marco Antonio, Julio César, y su propio padre. Todo se relacionó con lo mismo que había visto la mujer en todos ellos: dolor y sufrimiento. Cleopatra había visto a toda esa gente que amaba sufrir en gran manera, pero gracias a las ambiciones y deseos de ella pudo resolver la mayor parte de ellos.
« Pero ahora… Mi deseo y ambición de ganar esta pelea provocará la muerte de Nut... » Sus ojos se sintieron pesados « La libraré de su dolor y de esa traición que sufrió en cuanto la mate pero... ¿Es lo correcto? ¿Ahora que sé quién fue relamente Nut, es correcto que la mate de esta manera? »
Cleoaptra apretó uno de sus puños.
« No... ¡No puedo dejarla sufriendo de esta manera! ¡Menos si puedo hacer algo por ella! »
- ¡Nut! ¡Ya no necesitamos hacer esto!
La Diosa se sorprendió por ese grito. Levantó su vista y vio como la egipcia dejó caer sus armas al suelo.
- Ya no tenemos que pelear. Ahora que lo veo bien, ya no me importa ganar. Tenemos cosas más importantes que atender: yo a mi familia y tu a tu propio corazón.
- ¿Eh? - Nut se confundió bastante.
- Tuve esa conversación con lo que ya no debería existir, ¿Lo recuerdas, no? Me contaste lo que has vivido toda tu vida y por qué odias tanto a los Dioses, casi como yo. La traición que sufriste, la soledad que sientes... El terrible dolor que tienes en tu corazón, y puedo decir que necesitas de mi ayuda...
Nut se enfadó seriamente al escuchar eso.
- ¿Qué estás diciendo? ¿Crees que una Diosa como yo necesita de una mortal como tu?
- ¡Al menos soy la única que sabe lo que tienes en tu corazón! - suspiró la egipcia - Pero realmente no lo sé. Tal vez tu y yo nos necesitamos la una a la otra, y por eso estamos aquí. Pero no lo sabremos si nos matamos...
Por inercia, Cleopatra extendió su mano a Nut, soltando una sonrisa cálida.
- Déjame ayudarte, y yo te dejaré ayudarme... ¿No te gustaría ser nuevamente feliz?
- ¿Feliz?
- Esa otra versión tuya me caía mejor a decir verdad. Eras tan feliz, con esa sonrisa que ahora no puedo sacarme de la cabeza, hablando de ese Dios que te enamoró una vez, con todos tus sentimientos verdaderos a flor... ¿No quieres volver a sentir eso? ¿Volver a ser esa Nut pequeña, tan risueña y alegre? ¿No te gustaría volver a ser la Nut completa?
La seriedad se quedó en silencio, sorprendida en gran manera. Se llevó una mano apretada al pecho y cerró sus ojos.
« ¿Volver a ser feliz? ¿Risueña, alegre, enamorada? Volver ale ser esa Nut... esa Nut completa que... »
Sus recuerdos comenzaron a golpear en su mente de nuevo. El lirio sagrado que le regaló Geb, la cita en el barco de Ra, la fruta Primigenia que le consiguió, la propuesta de matrimonio y sus 5 hermosos retoños que había dado a luz, los cuales sostuvo en sus brazos.
- Volver a... sentir... todo eso...
« ¡Me arrepiento de haberte amado! »
Sus ojos, llenos de miedo, se abrieron ante esa nueva ola de recuerdos.
La profecía de Ra, su discusión con él antes de que sus hijos nacieran, la pelea que tuvo con Shu, Tefnut y Ra, y las últimas palabras que escuchó de parte de su amado Geb y que la han perseguido por milenios: " Me arrepiento de haberte amado".
Ese gran dolor emocional llenó su pequeño y destruido cuerpo de inmediato, y sin impedirlo sus ojos lloraron. Por segunda vez en su vida, lloraba de dolor; por primera vez, una mortal le provocaba ese dolor de nuevo.
« No, no, no, no, no, no… ¡No! ¡Me juré nunca más volver a sentir esas emociones! ¡Me juré nunca más volver a ser esa pequeña débil que cayó en pasiones y fue engañada por sus mayores confianzas... esa madre que perdió su virtud por engendros débiles...! ¡¡No volveré a ser débil!! ¡¡Nunca más seré una Diosa débil: yo soy la perfección del cielo!! ¡¡No quiero sentir nada de eso de nuevo!! »
Sacudió su cabeza, eliminando sus lágrimas y los recuerdos, y sus ojos era llenaron de ira hacia Cleopatra.
- ¡No digas mierda, maldita! ¡No caeré en tus trucos de labia! ¡Me necesito que me ayudes, ni quiero que hables de sentimientos ni esas tonterías! ¡Lo único que importa es que te mataré! ¡Quiero matarte!
La humana se sorprendió de la agresividad de esas palabras. Nut apretó los dientes y gritó con todas sus fuerzas.
- ¡¡¡Desaparece de este mundo!!!
Y como si hubiera sido una orden categórica, el ejército de constelaciones se abalanzaron nuevamente hacia la humana mientras su ama terminaba de reponerse.
Cleopatra estaba en shock, especialmente llena de lástima por ver como Nut volvía a sumergirse en ese dolor. Se llevó una mano a la boca.
- No... No estás nada bien...
Con horror, la humana veía como segundo a segundo la Diosa que tenía ese gran dolor en su interior estaba dispuesta a sufrir de esa manera por toda la eternidad, ocultándolo con su sentido de perfección.
Eso molestó a Cleopatra seriamente.
- No estás bien... ¡No lo estás! Tienes y quieres la oportunidad para recuperar lo que perdiste y ser mejor que lo que fuiste antes... ¿Pero tu orgullo herido y... tus sentimientos destruidos te... impiden ver que... no debes vivir con eso?
Una gran electricidad rodeó su cuerpo.
- No está bien, Nut. No debes vivir así. No voy a permitir que olvides tu verdadera identidad por alguien que desde lo más profundo de ti no quieres ser...
En su mano izuqierda apareció un arco, gigantes y más grande que el anterior que había usado, mientras la energía de su armadura flotaba en el aire como palomitas al calor.
- Tendré entonces que recurrir a tu petición indirecta... ¡Si no puedo hacer que vuelvas a ser quien necesitas ser, tendré que destruir lo que crees que eres!
En su otra mano, la derecha, sufrió el mismo tridente filoso y mortífero que había usado recientemente, y sin dudarlo a ambas armas, tanto al tridente como al arco, los empezó a cargar de energía.
Las constelaciones se acercaban, pero no le importó en lo absoluto. Clavó el arco frente a ella y posicionó el tridente para usarlo en vez de una flecha, apuntando primero hacia el frente.
- Dijiste que esta técnica, "La Grande que alumbra a los Dioses", es tu verdadera esencia. Ahora entiendo porque hay tanta oscuridad.
Giró un poco su mano, y ahora apuntó el tridente hacia el techo oscuro. Respiró profundo y tensó el arco con todas sus fuerzas.
- ¡¡Es hora de que tu corazón reciba luz...!! ¡¡Selene-Helios-Cesarión!!
Jaló el tridente un tanto más y nada finalmente soltó el hilo, dejando que la flecha volará por si sola.
Como un proyectil disparado, el tridente salió de su destino con una fuerza física física y eléctrica terriblemente enormes, incluso lanzando a Cleopatra hacia atras.
El arma cargada y, en su camnio hacia el techo, una poderosa corriente de aire le acompañó; tanto que las constelaciones que estaban casi por llegar a ella fueron destruidas de inmediato, siendo la primera de ellas el Hércules estelar, y muchas otras salieron volando.
20, 30, 40, 50, 60, 70, 80... las estrellas se iban apagando más con el paso de esa arma divina, y un par de segundos después el tridente llegó hasta su destino.
Con fuerza y un estallido atronador, el tridente se perdió en el negro de esa realidad, y golpeó en su límite, soltando como sonido el crujir estruendoso como de un hueso. Y en cuanto lo hizo, como si estuvieran dentro de un huevo, la oscuridad literlamente empezó a partirse y resquebrajarse en pedazos.
Poco a poco la grieta se abría de lado a lado, dejando caer pedazos de ese espacio negro como si fueran escombros. La luz se hizo presente y todo volvió a como estaba antes: los Campos Elíseos, el estadio, las gradas. La luz volvió a iluminar el lugar.
Cleopatra cayó de rodillas, moribunda por usar esa habilidad que usó casi todo de sí misma y le derritió más partes de su carne. Nut sintió todo su cuerpo explotar internamente, lo que le provocó caer al suelo mientras la sangre explotaba de su cuerpo como si fuera una olla bajo presión.
- ¿Eh? - Heimdall abrió los ojos varias veces para acostumbrarse a la luz - ¿Qué acaba de ocurrir? ¿¡Qué es todo esto!?
Las gradas se confundieron mientras "despertaban" de esa oscuridad y al ver la arena y el nuevo desastre hecho se sorprendieron en gran manera.
- ¿¡Qué fue eso!? - Selene gritó asustada - ¡De repente todo estaba muy oscuro!
Alejandro abrazó a su hermana menor, mientras que Cesarión se espantó al ver el estado nuevo y destrozado de su madre.
- ¿¡Qué pasó!? ¿¡Por qué mamá se ve tan mal!?
- ¿¡Ehhh!? - Atenea parpadeó un par de veces, emocionada girando la cabeza de un lado a otro - ¡Eso fue... alucinante!
Isis y Osiris de alguna forma tenían a Zeus en sus manos, listos ambos para golpear al anciano. Dirigieron sus miradas al estadio y vieron el desastre que había creado Nut.
- M-Madre...
- No puede ser...
Cleopatra se levantó con lentitud mientras el espacio negro seguía cayendo y abriendo el cielo más y más. Miró a Nut, y se preparó para hablarle.
- Esto ya terminó, Nut. Ya no hay nada más que hacer.
Pero, la Diosa no pensaba de la misma manera.
- ¿No te lo dije, mierda asquerosa...?
La Diosa se levantó con dolor y escurriendo su sangre; pero, en medio de sus manchas, se podía ver una escena triste de su vestido: estaba prácticamente apagado, salvo por unas pocas zonas que aún tenían estrellas.
La Diosa levantó su mano y Eternal Zodiac desapareció en su totalidad, para que segundos después el Bastón del Cielo apareciera en su mano con un aura dorada.
- La orden de un Dios se cumple, sin importar las plegarias de un simple humano - levantó el bastón y realizó su último dibujo - Zodiac...
Lentamente, por su mal estado, hizo un círculo. En cuanto terminó, el círculo rodeó su cuerpo con lentitud, creando a su paso una simple armadura dorada para su cuerpo, y dejando para el final un reptil venenoso que rodeó su cuerpo, desde su cintura hasta posarse en su hombro.
- Décimo segundo dibujo del cielo... Ofiuco...
Cleopatra río a pesar del dolor en su cuerpo, y cambió el arco por el tridente filoso.
- Así que conoces la historia de la áspid... Me impresionas cada vez más...
La humana tomó el tridente con sus manos y tomó una postura ofensiva, mientras que Nut se posicionó de una forma similar con la serpiente dorada removiéndose en su hombro.
- No estás dispuesta a dejarme vivir solo para complacer tu ego divino... Mientras que yo no te dejaré vivir para que sufras por siempre.
Cleopatra encontró a sus hijos entre las gradas e internamente sonrió con felicidad, dejando caer lágrimas de sus ojos.
- Una última buena acción... Y podré tenerlo a ustedes en mis brazos de nuevo.
Geb se había adaptado nuevamente a la luz en el estadio y miraba con esperanza a su esposa, mientras que Isis y Osiris apretaron sus manos en el barandal del palco de Zeus, esperanzados en su madre. La mente de Nut se nubló unos momentos.
« Esos sentimientos... esa familia... Todo lo que tuve una vez... » Su cuerpo nuevamente sintió aquello que había experimentado en su primera cita con Geb: ser una mentirosa « ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué mi cuerpo lo clama a gritos!? ¿¡Por qué no entiende!? »
Sacudió su cabeza y volvió a mirar al frente.
« ¡No necesito nada de eso! ¡No lo necesito! ¡No lo quiero! »
Ambas luchadoras saltaron la una contra la otra al mismo tiempo, y se dieron sus últimos golpes.
Llenas de cansancio y dolor, eso no impidió que intercambiarán unos pocos golpes; la serpiente de Nut se lanzó para morder a Cleopatra, y ella interpuso su tridente como defensa; la humana usó el filo para cortar, pero Nut esquivo el ataque.
Todos en el estadio se sorprendieron. Confundidos, con las mentes embotadas por los drásticos cambios de arena, pero prestaron atención a ese último choque.
Después de esos intentos de ataques, ambas se separaron y prepararon sus golpes finales, donde apostarían de una vez todo.
Cleopatra creó nuevamente su arco y tensó el tridente en este, cargándolo de energía eléctrica y apuntando a Nut. A pesar de que la armadura se deshizo más en su cuerpo y soltó sangre de su boca, no se detuvo.
La serpiente de Nut se envolvió en el Bastón del Cielo, con el cual la Diosa preparó un ataque frontal, además que cargó toda la energía de Ofiuco de una vez. A pesar que sabía que perdería de sus últimas estrellas, no se detuvo.
Apuntaron contra la otra, y dispararon.
- ¡Selene-Helios-Cesarión!
- ¡Mil almas del Cielo!
Sus golpes chocaron frenéticamente, y ocurrió la ultima explosión de esa batalla infinita.
La combinación de luces entre ambos ataques terminó por destruir lo último que quedaba de "La Grande que alumbra a los Dioses", despejando los Campos Elíseos de paso, y ocurrió una explosión profunda.
Profunda en el sentido de que, como taladro, atravesó el estadio y cayó hacia el fondo del abismo, hasta llegar al campo de flores y plantas sobre el que flotaba el coliseo. A su paso, dicho "taladro" casi partió al medio el estadio, y generó más destrucción que antes sen sendas gradas y en su interior.
Ambos brillos, oscuridad de parte de Nut y luz de parte de Cleopatra, fundidas la una con la otra por el espacio que separaba el coliseo del suelo, y luz cuando ambas tocaron el campo de flores, ocurrió una explosión tan grande como la que comenzó la pelea, que incluso el estadio llegó a sentir.
Mientras la explosión se disipaba, los escombros del agujero hecho en el coliseo cayeron como una lenta lluvia hacia la nube de humo y polvo. Aun con todo eso, de algún modo el coliseo se mantenía a flote.
Los espectadores, poco a poco se asomaron entre las gradas para ver lo que había pasado, pero nadie entendía nada. Heimdall se puso de pie, dándose cuenta que estaba muy cerca de las orillas de las gradas, por lo cual retrocedió; miró asomaron todos lados y se quedó asustado y sorprendido.
- Eh... L-Las peleadoras... ¿Dónde están?
Mientras tanto, el final de la batalla estaba dando lugar en el suelo de los Campos Elíseos.
Los escombros en su mayoría habían llegado intactos al cráter creado por la explosión, decorando el ambiente de forma tétrica con piedras y destrucción por doquier. El humo llenaba el aire de forma enfermiza, que sería casi imposible respirar ahí.
De entre los escombros y las ruinas surgió una sombra femenina: Cleopatra.
Estaba desnuda en casi su totalidad. La armadura en su cuerpo se había esfumado con la explosión, y solo unas partes de su cuerpo estaban intactas; sangraba desde los pies hasta la cabeza, y ya no tenía brazos; ambas extremidades estaban cortadas, la derecha hasta el codo y la izquierda al hombro.
La humana caminó con dificultad por los escombros hasta que sus rodillas, heridas en gran manera no pudieron más. Cedieron y cayó con fuerza sobre una roca, sobre la cual se apoyó para descansar.
- Esto es... muy malo... - la mujer vio sus brazos y suspiró - Ya no tengo manos... ¿Cómo diablos saldré de aquí?
Respiró con dificultad y apoyó la cabeza sobre la piedra.
- No será nada lindo ver a mis hijos sin brazos para recibirlos... Fui una tonta al hacer eso último...
Cerró sus ojos por un momento, tratando de calmar el dolor que comenzaba a sentir ya desaparecida la adrenalina. Respiró un par de veces con rapidez, y decidió volver a abrir sus ojos; sin embargo, al levantar la mirada hacia su costado, se encontró una terrible sorpresa:
Su rival Nut de pie frente a ella.
La Diosa había perdido un brazo y el otro estaba claramente roto, el vestido había desaparecido a excepción del escote en su pecho y más de la mitad de su cuerpo estaba quemado y ambas piernas con hueso por fuera; su cabello corto hasta la altura del cuelo, y la mitad de su rostro quemada.
Detrás de sus pocos mechones de cabello, su ojo intacto miraba a Cleopatra, quien solo pudo suspirar mientras se removía para estar más cómoda sobre la roca.
- No pude matarte... Supongo que entonces te condenarás para la eternidad...
Nut no respondió en lo absoluto. Al contrario, levantó su brazo roto hasta la altura del hombro, el cual aún sujetaba el Bastón del Cielo que de alguna manera estaba completo.
- Me gustaría decirte algo más pensado, pero me duele la cabeza. Así que te diré lo único que se me ocurre.
El Bastón del Cielo cambió por una espada de pequeña hoja.
- No importa lo que creas que eres. Tu... te mereces la felicidad. No se trata de ser perfecta, sino de estar completa y feliz.
Nut sostuvo el arma por largo tiempo, como si algo dentro de ella no quisiera terminar ese encuentro.
- No creo que me oigan, pero lo siento mis niños... Mamá rompió su promesa, pero espero que sepan que hice todo lo que pude... - y con lágrimas en los ojos miró nuevamente a Nut - Perdóname Nut-chan...
La mano de la Diosa tembló ligeramente.
- Perdóname... Por no entenderte antes... De haberlo hecho creo que ahora nuestra historia sería distinta. Hubiera hecho las cosas diferente, pero ya no importa... Si tú eres la encargada de estrellas fugaces, ¿Podrías cumplir mi último deseo...?
Cleopatra sonrió con cierta inocencia.
- Sé feliz... Espero verte feliz desde el más allá... Adiós.
La hoja de la espada pasó en un rápido movimiento de lado, cortando su cabeza de una sola vez. Su brazo se quebró todavía más, pero no le importó.
La cabeza de Cleopatra cayó al suelo y se cuerpo se relajó sobre dicha piedra como muestra del fin de los funcionamientos nervisosos. Nut se dejó llevar por su cuerpo ya casi disfuncional y cayó de rodillas sobre el incinerado pasto.
Nut respiró con dificultad, dejando que su cuerpo soltara todo el cansancio y agotamiento que había fingido no tener.
Y su cara... aquel pequeño, redondo, lleno de sangre y medio quemado rostro soltó lágrimas. Nut por tercera vez en su vida lloró, mientras miraba el cadáver y la sonriente cabeza muerta de la humana a centímetros.
Por tercera vez en su vida Nut lloró, pero era la primera vez que lloraba sin saber exactamente por qué.
...
Nut vs Cleopatra VII
Duración del combate: 39 min. 05 seg.
Técnica decisiva: Corte del Bastón del Cielo
Ganadora: Nut
2 - 1
...
ASFD
Nota de autor: Y así llegamos al final de esta batalla. No sé ustedes, pero creo que seré de los pocos que extrañará a Cleopatra :"v
Espero que les haya gustado leer este final tanto como a mi me gustó y deprimió redactarlo y editarlo :'3
Debo decirles unas cosas, que ya les prometí desde antes:
Primero, como les dije, esperaba que esta pelea fuera muy larga. Solo que les pido una disculpa porque no espere que fuera así de larga.
Y segundo es que también les pido disculpa por la tardanza. Una parte de mi no quería llegar al final, y aunque tuve mucho tiempo para editar, al final lo hice todo en 2 días, sino es que menos.
Aunque me gustó mucho esta pelea, creo que alargarla tanto me ha desanimado un poco, ¿A ustedes que les pareció esta ronda; les gustó o les pareció zzz, como dice la chaviza? (xd)
Ahora, les traigo unos anuncios importantes:
1) Del mismo modo que al final de la primera y segunda ronda, me tomaré unas vacaciones antes de la cuarta ronda. Y no sé si se una pausa más larga de lo pensada.
Del mismo modo que en la tercera, esta próxima cuarta ronda tuvo unos cambios de último momento (en algún futuro les hablaré de esos cambios por medio de "Noticias Ragnarok"), además que no he tenido tiempo para escribir muchos borradores del siguiente combate, así que estoy sin inspiración y con el tiempo encima :"(
La fecha tentativa para continuar la publicación será el 27 de enero, y espero que para entonces ya tenga más de esta historia para publicar. Lo que si les puedo asegurar es que seguiremos teniendo capítulos dobles por un tiempo, en especial para la siguiente publicación... ¡Esperenlo!
2) ¿Está pelea tendrá final alternativo? Espero que si.
No tengo muchas ideas para ese dichoso final alternativo, pero si es que llega a haber, espero que la semana que viene (no les primero nada, aunque es más probable que sea a principios de enero) se publique.
3) Tengo unos anuncios especiales, pero eso lo estaré dando en "Noticias Ragnarok" entre hoy y mañana. Por lo mientras, por medio de este libro...
¡Qué tengan feliz Navidad, feliz año nuevo y que en este 2022 cumplan todas las metas que se proponen :3!
4) Acompañado de lo anterior, un recordatorio. Los 2 sorteos que estuvieron en "Noticias Ragnarok" oficialmente ya están cerrados.
Estaré haciendo esa ceremonia en ese libro, así que estén atentos porque próximamente estaré dando a conocer los resultados de los sorteos.
Con esto dicho, ¡Los leo en el siguiente capítulo :3!
¿O no? Tal vez haya algo más que se me olvido mencionar.
Pero mejor, sigamos leyendo...
...
Aquel hombre respiró con difiultad, con las manos alrededor de su cuello.
« ¿Qué pasó? ¡No entiendo nada! »
Se movió lado a lado, como si estuviera nadando. Pero se sentía cada vez más sofocado en ese espacio oscuro.
« No se supone que debería... ¡No debería estar aquí! »
El recuerdo de esos dientes, la lengua larga y filosa, y ese terrible dolor le inundaron varias veces en la cabeza, golpeándole una y otra vez. Su cabeza dolía más y más con ese recuerdo.
« ¡Esto es imposible! ¡No puede estar pasando! ¡Yo no debería estar...! »
De repente se sintió atraído por algo debajo de él, como si la gravedad hubiera despertado de repente y lo estuviera arrastrando al suelo.
« ¿¡Qué es esto!? ¿¡Esto debería pasar...!? ¿¡Qué mierda!? »
Siguió cayendo con gran fuerza; al principio la velocidad era lo que le absorbía, pero la gravedad parecía aumentar más y más y más, hasta un punto inalcanzable.
Quiso resistirse pero, no pudo. Quiso gritar o siquiera hablar, pero su voz se ahogó en sí misma. De repente, su mente cobró todos los recuerdos que debía tener.
Vio un venado muerto, en medio de un grupo de varios jóvenes adolescentes.
Un viaje a pie en medio de los bosques, en medio de grupos de hombres jóvenes y adultos.
Un estanque en un balneario al aire libre, todo hecho de plata.
Una joven dama de pelo largo, con un escudo de madera y una sonrisa coqueta.
Una muralla gigantesca de piedra, detrás de la cual una figura odiosa lo miraba desde arriba.
Una chica de pelo morado sentada en sus hombros, que se reía emocionada; a su alrededor, varias personas similares a él, hombres y mujeres.
Una figura dominante, de piel azul y cubierto de plumas.
Y finalmente esa misma escena: hocico abierto, dientes filosos, una lengua partida al medio y un corte que le dolía en el cuello, poco antes de que todo se volviera nuevamente oscuridad y frío.
De repente abrió los ojos y vio un nuevo lugar a su alrededor:
Un techo de piedra, cuidadosamente labrado con excesivo detalle. Estaba al aprecer en una habitación iluminada por antorchas, ubicadas una en cada esquina. No debería ser así, pero sentía ese calor leve golpear en su cuerpo de una manera silenciosa y tímida, mientras la luz iluminaba el sitio con claridad completa.
Respiró con miedo, trago saliva y por primera vez pudo hablar.
- ¿Qué...? ¿No se supone que estoy... muerto?
El hombre que había llegado a ese lugar... era Aquiles...
...
Ahora si, sin más que decir... ¡Los leo en el siguiente capítulo >:3!
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