Capítulo 28: Cambio de bandos

El estadio estallaba en confusión, miedo, duda y temblor. Esos últimos segundos fueron verdaderamente confusos para ambos bandos en el estadio.

La humanidad, por un lado, enojada por la traición de Cleopatra y asustada por el cambio de la deidad, mientras los Dioses indignados con la humana y petrificados por la traición de Nut.

Nadie podía aclarar sus emociones, y ninguno podía levantar la voz más allá de murmullos. Ni siquiera los encargados de llevar a cabo ese Ragnarok pudieron decir algo.

En el palco de los griegos, los 2 Dioses de la Trinidad egipcia miraban la arena con los ojos muy abiertos.

- ¿¡Madre!? - Isis gritaba a la arena con desesperación - ¿¡Qué haces!?

- Esto no debería estar pasando... - Osiris se llevó ambas manos a la cabeza y caminaba de un lado a otro - Esto no debería estar pasando...

Zeus miró a ambos egipcios con sorpresa y pasó después a mirar a Nut, levantando el Bastón del Cielo frente las gradas de la humanidad.

Hermes y Ares no podían ocultar su asombro. Incluso el mensajero de los Dioses que normalmente era más serio no pudo contener lo que sintió en ese momento.

- ¿¡Esto debería ocurrir, hermano!? - Ares habló a Hermes con temblor en su boca - Nut-sama se ha... rebelado contra nosotros... Y esa humana se alia a nosotros... ¿¡Qué deberíamos hacer!?

Hermes se llevó una mano a la barbilla, y con sus ojos muy abiertos contestó.

- No lo sé...

- ¿¡Ehhh!? - Ares volteó y se dirigió a su hermana menor - ¿¡Atenea!? ¿¡Tú sabes algo!?

- ... Si... - confesó la menor, tomando un dulce y llevándoselo a la boca de un solo mordisco, con los ojos muy abiertos - Que estamos jodidos.

- ¿¡Jodidos!?

- Con un Primigenio en nuestra contra... Un Dios que sobrepasa el poder de nuestro padre con mucha facilidad y que puede destruir los Campos Elíseos de un solo golpe... Con uno solo a favor de la humanidad, estamos muy... muy jodidos...

Shiva abrió sus 4 ojos, todos con los mismos sentimientos, mientras sus esposas y Ganeesha murmuraban. Lakshmi parecía a punto de desmayarse de no ser por Rudra que la sostenía.

Syf y Forseti estaban más asustados que enojados, y Thor miraba con los ojos realmente muy abiertos. Los 7 Dioses de la fortuna no abrieron la boca para hablar; ni siquiera Ebisu. La única excepción era Bishamonten, que permanecía de brazos cruzados y su mirada seria se volvía más iracunda mientras más miraba a la arena.

En la humanidad las emociones eran similares.

La mayoría de los presentes estaban conmocionados y boquiabiertos con la declaración de la deidad, mientras que muy poco de ellos seguían atormentados con la traición de Cleopatra. Unos de ellos eran sus propios hijos.

- ¿Madre? - Selene se aferraba a su hermano Alejandro con temblor y sollozo desgarrador - Esto no puede ser cierto, ¿Por qué nos haces esto?

- Mamá ha hecho una tontería... - sentenció Cesarión con seriedad - No entiendo por qué, pero...

- La batalla aún no termina - afirmó Alejandro, apretando los puños y mirando a la arena con seriedad - ¡Aun un hay tiempo para que vea su error! ¡Debemos confiar en ella!

- Solo espero que no sea demasiado tarde cuando se dé cuenta...

Marco Antonio y Julio César no sabían como reaccionar frente a ello, por lo cual, por decisión unánime y sin pronunciar, prefirieron seguir mirando la batalla en silencio.

Los Einherjer, tanto del primer como del segundo Ragnarok, tenían distintas emociones unos de otros.

Sasaki miraba boquiabierto, aunque interiormente agradecía que el cambio de Nut tranquilizara en gran manera a Hrist. Nostradamus a su lado lo agradecía más expresamente. Okita en su habitación se sentía muy emocionado, moviendo su cabeza de un lado a otro esperando mucho para esa pelea.

Los participantes para el segundo Ragnarok se sentían ciertamente decepcionados: Jeanne sostenía su arma con temblor visible, mientras que Eva en las gradas estaba triste y asustada de muchas formas. Unos rostros se veían ciertamente muy enojados, con una botella de tequila aún lado suyo, y otros rostros sonrieron levemente.

Gautama destruyó un montón de chocolates dentro de su boca y soltó una esa emocionada, mientras estiraba sus manos para tronar sus dedos.

- ¡Que divertido cambio de planes! Ahora quiero volver a entrar al Ragnarok.

Geir estaba en blanco. Su mente nublada no pudo entender absolutamente nada; lo mismo le estaba pasando a Leonidas, parado a un lado suyo. Con sólo verlos era más que obvio que habían sido compañeros del primer Ragnarok.

Sigrune estaba asustada, pero supo pensar lo suficiente para ver un posible lado positivo en ello.

- Esto es... ¡Muy bueno!

- C-Cierto... - comentó Skuld, con optimismo aunque era algo forzado en ella - Ahora tenemos a esa Diosa loca nuestro favor...

Leonidas asintió emocionado y pusó sus manos en los hombros de su valkiria.

- ¡Con Nut del lado de los humanos, podremos ganar esta pelea! ¡El marcador girará alocada nuestro favor!

Sin embargo, Geir no reaccionaba. Solo permanecía asustada y decepcionada en silencio, antes de soltar su conclusión vacía de emociones.

- ¿Realmente... está de nuestro lado?

Lífthrasir en el palco especial corrió de un lado a otro, asustada, emocionada, y sin saber que decir además de su largo grito seco y emotivo en voz baja.

- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh...

Cleopatra y Nut se miraron la una a la otra fijamente, reviviendo los sentimientos que tenían contra la otra desde el comienzo de la pelea. Al cabo de un tiempo, la humana sonrió de lado con arrogancia.

- Así que la perfección de los Dioses defenderá a la humanidad... ¿No es eso rebajar su divinidad?

Nut no respondió al instante, sino que sus ojos miraron con más odio a la humana, y al cabo de un instante habló.

- No te confundas. No defenderé a estas mierdas mortales. Pero... no estoy dispuesta a estar del lado de esos ineptos que perdieron ante tu raza.

- ¡Lo sabía! ¡Por más que quieras defender tu divinidad, realmente te enoja pelear por la humanidad!

- No necesito de tu precaria opinión, basura.

- Pero, de verdad. Dímelo sin rodeos... ¿No te sientes celosa porque estaré del lado de tu noviecito? Podría quedármelo.

- Lo que de verdad me molesta es ver que los cielos se marcharán con tu presencia. No me importa lo que decidas y no me importa lo que te creas.

- Dices muchas cosas que solo puedo pensar... ¿Qué rayos te hicieron los Dioses para ser como eres? - la humana puso su mano sobre su cadera - Eres muy parecida a mi. Decepcionadas por los Dioses y ahora los dejamos en su lugar. Realmente quiero saber todo sobre ti... ¿Me permites?

- Puedes intentarlo. Pero, para cuando llegues al fondo, habré hecho una carnicería con tu alma.

- ¡Jaja! Eres emocionante y muy agresiva... ¡Me gusta ♡!

Nut apretó el hacha en su mano, que empezó a brillar levemente junto a sus sentimientos negativos.

Como gatos encerrados, la tensión era muy evidente. Heimdall lleno de miedo se dio la vuelta para tratar de huir. Pero la mano derecha de Cleopatra lo tomó de la cabeza con firmeza.

- Enano. Haz el cambio de bandos.

- ¿¡Ehhh!? - Heimdall se asustó mucho - ¡P-P-Pero... Los Dioses no lo han aceptado! ¡Y-Y-Y Nut-sama también ha...!

- Haz el cambio, nórdico - anunció con seriedad Nut - Yo lo autorizo.

- ¿¡Pero qué estás haciendo madre!? - Osiris exclamó con confusión y duda, acercándose a la barda.

- ¿¡Nut-sama!? - los ojos de Heimdall se llenaron de sorpresa.

- Si esta mierda se quiere creer un Dios, que lo haga. Si yo quiero castigar a esos ineptos por perder el primer Ragnarok, lo haré. Haz el cambio.

- ¿Mierda, yo? - Cleopatra sonrió con sarcasmo - ¡Me halagas!

- ¡Pero...! - Heimdall comenzó a sudar muy asustado - Zeus-sama, Thor-sama, Shiva-sama... podrían castigarme... por hacer este cambio...

- ¿Qué prefieres? - Cleopatra miró con terror al pequeño Dios en su mano - ¿Qué ellos te castiguen, o qué nosotras 2 que estamos aquí contigo, lo hagamos?

- E-E-E-E-E-E-E-Eh...

El pequeño nórdico miró hacia las gradas, donde pudo encontrarse a Thor sorprendido y Zeus mirando en silencio; después volvió la vista hacia la arena, con ambas peleadoras empuñando sus armas listas para soltar un golpe en cualquier momento... y a cualquier objetivo.

Tragó saliva asustado, al tiempo que Cleopatra lo soltaba de la cabeza para dejarlo en el suelo.

- ¿Qué harás? Decide rápido.

« ¡Estoy entre la espada y la pared! » Heimdall pensó seriamente asustado, mientras apretaba su Gjallarhorn y lo levantaba « Pero, pero… ¡Lo siento mucho, Dioses, pero aprecio mi vida ahora mismo! ¡No quiero morir ahora mismo! »

- ¡T-T-Tras este momento de confusión y dudas, t-tenemos un cambio completamente inesperado para la tercera pelea del Ragnarok...!

- ¿¡Qué!? - Isis se enfureció mucho - ¿¡Lo va a aceptar ese insignificante Dios!?

- ¡Cariño! - Syf se aferró a su marido - ¿¡Vas a permitir que Heimdall haga el cambio!? ¿¡Sin tu autorización!?

Thor se quedó en silencio; la forma en que miró la arena pareció dar a entender que comprendía la situación.

- ¡Representando a los Dioses, tenemos a la faraona más poderosa de Egipto! ¡Cleopatra VII!

- ¡Madre! - Selene lloró desconsoladamente, apretando sus manos con fuerza.

Desde el silencio, Ptolomeo XIII contemplaba callado y enojado. Sorprendido por los cambios, pero definitivamente con enojo ante las decisiones de su hermana.

Cleopatra sonrió en silencio.

« Yo soy la cúspide de la humanidad, la humana que es un Dios… Ganaré para tomar la divinidad que merezco, protegeré a la familia que amo y esos malditos Dioses sabran quien soy. No se preocupen, mis pequeños... Mamá no los abandonará nunca jamás. »

- ¡Y representando a la humanidad, peleará la Bóveda celeste de Egipto! ¡Nut!

Geb miraba horrorizado y callado la escena; pudo recordar todo lo que había pasado hace muchos milenios y una lágrima rodó por su ojo.

Horus miró callado y sentado a su abuela cambiando de bando; sin embargo, no se sentía molesto ni asustado. Solo miraba con confusión, esperando muy dentro de si que ella ganara esa batalla.

Nut apretó el hacha con seriedad.

« Yo soy la perfección de los Dioses… Después de toda la mierda que han hecho, esos malditos inútiles no se merecen mi existencia y mucho menos mi victoria. Les probaré a todos, ya sean humanos o divinidades, que un verdadero Dios nunca pierde. »

Heimdall tomó más aire y lanzó un grito al cielo.

- ¡¡¡QUE CONTINÚE LA PELEA!!!

Nut no se hizo esperar más y saltó directamente hacia Cleopatra con el hacha en su espalda; la humana por su parte creó en sus manos una réplica del tridente de Poseidón y respondió de la misma manera.

Al momento de saltar, con su pierna derecha Cleopatra le soltó una patada al trasero de Heimdall para arrojarlo lejos.

- ¿¡Eh!?

- ¡Si no quieres morir, largo de aquí!

Nut aterrizó sus pies con fuerza y lanzó un golpe directo del hacha, girando su cadera. Cleopatra se puso en guardia y chocó su tridente con el Bastón del Cielo. El suelo bajó ellas se agrietó con fuerza, y rápidamente se incorporaron para comenzar un choque frenético entre los filos de sus armas.

- ¡A-Ah...! - trastabillando entre los escombros y cadáveres en el estadio, Heimdall retrocedió a toda velocidad - ¡Ni bien reanudamos la batalla, y estas peleadoras arremeten con todo!

Lífthrasir de un salto subió de nuevo a los brazos de Eva, para resguardarse detrás de los mismos.

- No puede estar pasando... ¡No puede ser! - con una mano de la humana se tocó la cabeza - ¡Una Diosa loca y muy poderosa va a pelear de nuestro lado, mientras que nuestra mejor reina nos ha traicionado! ¡No puedo digerir tanto: voy a vomitar! ¡Necesito a mi onee-sama y a Líf para digerirlo!

Eva seguía mirando con silencio y terror. Su corazón se acongojaba al repetir la idea de esa hija suya traicionando a todo la raza humana de una forma tan abierta.

Cleopatra apretó el tridente y empujó con todas sus fuerzas para hacer retroceder a Nut mientras cosa que logró.  Con la apertura hecha, cambió sus armas por un arco con flecha; tomó ambas armas en sus manos, las recargó con la energía eléctrica en su armadura, y sin siquiera apuntar lanzó la flecha hacia la Diosa.

A pesar de que Nut no estaba del todo recompuesta por el empujón, tuvo suficiente tiempo para mirar la flecha, y por ende girar la cabeza de forma un tanto inhumana para esquivar el disparo.

Apretó el hacha nuevamente y se volvió a lanzar al ataque. Geb miraba al combate con detalle, siendo el único que podía entender a la Diosa.

« Siempre ha tenido esa habilidad… Lo descubrí después que tuvimos nuestra primera cita. Sus ojos siempre están en búsqueda de la perfección, por lo que si mira un objeto el suficiente tiempo puede descifrar su comportamiento, e incluso ver su futuro inmediato. Así es como ella ha podido esquivar tantos ataques y resultar ilesa de golpes imposibles... ¡Esa es la gran habilidad de mi esposa! »

Su mente recordó lo último que vivió con Nut hace mucho tiempo atrás y un gran removiendo golpeó su pecho.

« Te juzgue muy mal… No debí haber creído las mentiras de mi abuelo; me confesó toda la verdad antes de morir. Ahora solo puedo imaginarme lo que tuviste que pasar. Todo lo que sufriste por mi culpa... Por romper mi pacto de amarte, ya fuera en la buenas o las malas... ¡Perdóname por favor! ¡Ruego por tu perdón! »

Las lágrimas llenaron los ojos de Geb, por lo que se pasó las manos por sus mejillas para limpiar su cara.

« P-Pero… bien dicen los humanos que el pasado es pasado, ¿No? » el Dios sonrió emocionado mientras apretaba sus puños con esperanza « Ya no soporto estar un día más sin ti, mi querida Nut... ¡Te recuperaré! ¡Necesito estar contigo, así que por favor gana esta batalla, para que puedas volver a mi lado! ¡Gana, gana! »

- ¡¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!

Con ambas manos en el mango, Nut soltó un hachazo a Cleopatra, pero ella detuvo en seco el arma con su arco, usándolo como escudo. La Diosa retrocedió el arma y cambió su forma, por una espada larga de doble filo.

Cleopatra vio a Nut y cambió la flecha en el suelo y su arco por otro par de armas: una espada, un poco más pequeña que la de su rival, y un escudo circular.

- ¡Vamos, Nut-sama! ¡Aun debemos pelear!

- ¡Calla, basura!

Ambas se arrojaron la una contra la otra, y usando el filo de sus epsadas chocaron armas, igual que si fueran luchadoras antiguas del coliseo romano.

En el otro lado, Sigrune trataba de animar a Geir.

- Esto tiene que tener un lado bueno. Definitivamente.

- Pero... - Skuld dejó de fingir y habló con realismo - Un cambio de esta forma... ¡Ni siquiera debió ocurrir!

Leonidas tomó a Geir y la ayudó a levantarse del suelo.

- No debemos pensar en sí es posible o no - concluyó el espartano - Con esa Diosa tan poderosa peleando ahora a nuestro favor, tendremos la primer ventaja en el Ragnarok así de pronto. Lo siguiente será muy fácil.

Sigrune asintió con felicidad, pero Skuld se llevó una mano a la barbilla.

- Pero, Geir tiene razón... ¿Por qué está peleando por nosotros? - su mirada se desvió momentáneamente a la pantalla del combate - ¡Tal como lo veo, parece que solo quiere seguir peleando hasta matar a Cleopatra!

Sigrune miró a la pantalla, para confirmar que la Diosa era muy agresiva, más que antes. Sin embargo, no dejó que eso borrara su último rayo de optimismo; sin dudarlo, rodeó a Geir con sus 2 brazos, dándose cuenta también de lo pequeña que era.

- No podemos darnos el lujo de pensar en cosas malas... Hay que tener el beneficio de la duda, ¡Todo sea por la victoria de la humanidad! - la valkiria posó una mano sobre la cabeza pelimorada de su hermana menor - ¡Además, Geir carga con mucho en sus hombros, y no permitiré que ella siga llevando tanto peso en este Ragnarok!

Leonidas también abrazó a Geir; la única que faltaba era Skuld, que no quería ver nada bueno con ese cambio. Al final, se dejó llevar por el par que le miraban fijamente y también abrazó a su hermana menor.

- No puedo ver algo bueno en esto, pero me esforzaré... ¡Todo sea por el bien de la humanidad, y por Geir!

- ¡Muy bien!

Lamentablemente, Geir no podía librarse de su propia mente: solo podía pensar en el posible error que cometió para que Cleopatra los traicionara, además del terrible precio que costaría tener a Nut de su lado. Para ella, ese cambio de bandos no era más que problemas imposibles con que lidiar; un obstáculo que no debió haber ocurrido.

Nut tomó la espada con ambas manos y realizó un golpe horizontal para partir a la humana en 2, pero el escudo que ella interpuso le salvó de dicho corte. Acto seguido, Cleopatra aferró la mano de su espada y consiguió atravesar el vientre de la Diosa con una única estocada.

Eso no debió ser ningún problema, pero algo ocurrió mal. Por un segundo, Nut sintió semillas dentro de sí que podrían ser heridas por esas espada, lo que de repente le asustó en gran manera. Por ello, soltó un golpe directo con el puño cerrado en la cara de Cleopatra, consiguiendo hacerla retroceder varios metros y tirarla de espaldas; y tras ello la Diosa se llevó la mano al vientre para confirmar su estado.

Se tocó con delicadeza, y metió los dedos en la herida para inspeccionar en su interior, pero no sintió absolutamente nada más que su carne; tal como si hubiera sufrido un episodio de amnesia, recordó al momento que ya no estaba embarazada.

Por su parte, Cleopatra se irguió rápidamente y tomó sus armas con fuerza, consiguiendo observar lo que hacía Nut, lo que le provocó una sonrisa.

- Así que hasta ahora he despertado tus instintos de madre.

Nut miró a Cleopatra, sorprendida y aún un poco asustada.

- Cómo buena madre, siempre debemos cuidar por esos retoños, aún cuando hayan crecido. Y, como puedo ver, siempre se tendrá esa sensación de que debes cuidarlos contigo...

Nut se confundió bastante.

- ¿Qué... ¡Qué estás diciendo, humana!?

- ¡Digo que prefiero pelear como una madre, ¿A ti no?!

La espada de la mano de Cleopatra cambió  para ser ahora una hoz, como la típica que se dibuja en la figura de la santa muerte. Sin esperar por más, la humana se lanzó nuevamente al ataque con su nueva arma.

- ¿¡Cómo se atreve!? - Lífthrasir se indignó demasiado - ¿¡Cómo se atreve a decir eso!? ¡Acaba de abandonar a sus hijos y se le ocurre eso, maldita... perra!

Eva se sorprendió más por el lenguaje que usó la valkiria, por lo que le dio un pequeño golpe sobre su cabeza.

- ¡Esa boca!

- Au... - Lífthrasir se disculpó avergonzada - Perdón, mamá Eva...

- ¡Mamá! - Selene se cubrió el rostro y cayó de rodillas - ¡Ya no quiero ver! ¡No puedo ver más!

- ¿Realmente lo está haciendo por nosotros? - Alejandro agachó la mirada, un tanto molesto - ¿O esto es... por su estúpido gran ego?

Cesarión se quedó callado unos largos instantes, hasta que apretó sus puños y lanzó un grito al aire.

- ¡Si! ¡Mamá está peleando por nosotros! Yo la conozco de hace más años que ustedes 2. Sé y vi cómo cometió muchas tonterías y estupideces en su vida, pero todo fue para cuidar de nosotros: de mi, de ustedes, de nuestros padres y de Egipto. Tiene un terrible orgullo que no me gusta para nada, pero sé que ella nunca interpone sus deseos sobre nosotros... ¡Incluso si ha traicionado a la humanidad, debe ser por nosotros!

- Yo también sé las mismas cosas que tu - afirmó Alejandro - Yo también soy su hijo...

- ¿Entonces?

- Pero... No creo que-

- ¿Lo recuerdas, no? - Alejandro se sorprendió por sus palabras, pero Cesarión continuó como si nada - Antes de la caída de Egipto. Mamá habló conmigo, y debió haberlo hecho con ustedes antes de que todo terminara... Y seguramente les hizo la misma promesa que me hizo a mi.

Alejandro lo recordó de inmediato.

- Si, así es. A Selene y a mi nos hizo una promesa.

- Entonces no debemos dudar. Mamá nos hizo una promesa y yo sé que la cumplirá - miró nuevamente hacia la arena - ¡Mamá debe cumplir su promesa, sea que esté peleando por la humanidad o por los Dioses! ¡Y yo quiero estar con ella cuando cumpla su promesa: yo quiero ser el primer en recibirla y abrazarla cuando cruce esa puerta!

Alejandro se quedó callado, siguiendo en el suelo con su hermana para consolarla. Sin embargo, meditaba en silencio las palabras de su medio hermano.

Cleopatra arrojó el filo de la hoz hacia Nut, pero la Diosa cambió su arma a su rastrillo de mil cuchillas, usando todas las navajas para frenar el golpe de la humana y acto seguido lanzar un golpe horizontal, que apenas pudo esquivar Cleopatra, aunque si recibió cortes en las partes donde no tenía armadura.

Cleopatra se detuvo para verificar la realidad de esas heridas, pasándose la mano por su cara y su cabello cortado.

- Con que así te gusta jugar... - Cleopatra apretó el mango de la hoz con mucha fuerza - ¡Claro, como tú te regeneras, no te quedarán cicatrices!

Las alas de Cleopatra se agitaron al tiempo que se abalanzaba contra la deidad, lanzando golpes y cortes sin cesar y por doquier; por su parte, la Diosa se defendía en todo momento con las cuchillas de su arma divina.

Sin embargo, algo la molestaba demasiado; sus instintos le decían que cuidara de su vientre perforado, evitando que sangrara más de lo debido y alejándolo de la hoz de la humana. Esa extraña sensación no desaparecía de su cuerpo.

« No, no debo… » Nut apretó los dientes, enojada consigo mismas y su cuerpo que no le obedecía como quería « No debo sentir esto, no debo sentir esto... ¡No, no, no! »

Con un golpe del rastrillo, Nut destruyó gran parte del suelo, lo suficiente para que Cleopatra retrocediera; e inmediatamente después, de su arma surgieron una pequeñas esferas de luz que rodearon el escenario.

- ¡Las Estrellas de Nut han vuelto a aparecer! - exclamó Osiris sorprendido.

- ¡Va a volver a usar su típico ataque! - respondió Isis.

- ¡No es cierto!

Atenea nuevamente estaba al tanto del combate, desde su sofá y esta vez sin ningún dulce. Los egipcios le miraron desconcertados.

- ¿¡Qué dices!?

- No va a usar esas estrellas. O al menos, no como ustedes lo piensan... - los ojos de Atenea brillaron con emoción y sonrió ampliamente - ¡Es una distracción!

- ¿¡Distracción!?

En cuanto aparecieron una gran cantidad, Nut no dudo en lanzarlas todas como un diluvio explosivo sobre la humana. Cleopatra levantó los brazos y los cruzó para defenderse, especialmente el brazo derecho donde sostenía el escudo.

Sin embargo, cuando recibió la primera explosión su cuerpo salió volando sin ofrecer resistencia alguna; aunque la explosión fue la misma que la primera vez que la recibió,  su cuerpo ya no estaba en condiciones de aguantar aquello.

Su cuerpo metálico y pequeño voló por los aires, chocó y rebotó un par de veces en el muro de contención, antes de caer de cara al suelo de la arena.

- ¡Ahhh-!

- ¡Mamá, levántate! - exclamó Cesarión con sus ojos a punto de estallar - ¡Por favor, levántate de nuevo! ¡Sigue peleando aunque duela!

Ptolomeo XIII vio al niño gritando, y soltó un suspiro malhumorado.

- Cuanta inocencia puede haber en alguien como él... - comentó para si mismo, mientras daba media vuelta - No quiero seguir viendo esta tontería. Me voy.

Cleopatra escupió mucha sangre, mientras escuchaba a su propio cuerpo crujir junto con la armadura.

- Mierda... mierda... - apretó su mano derecha, afianzando el escudo que tenía para comenzar a moverse de nuevo - No... aún no me rendiré...

Se terminó de erguir, con demasiado dolor en todo su cuerpo, y vio como una nueva lluvia de esferas se aproximaba a ella a toda velocidad. Eso la hizo enojar mucho.

- Aún no... ¡Aún no! ¡¡No me rendiré!!

La armadura en su cuerpo brilló con mucha fuerza, soltando una onda de energía que destruyó toda la lluvia de esferas. Con el camino despejado aunque lleno de humo, la humana se aventuró nuevamente contra la deidad.

- ¿¡Y eso que fue!? - exclamaron Osiris e Isis al mismo tiempo, viendo un extraño esplendor en la armadura de la humana.

- ¡Otra nueva habilidad! - sonrió emocionada Atenea - ¡Esto tiene que saberlo Hefesto-chan! ¡Un par de enanos lo están dejando en ridículo!

Cleopatra apretó la la hoz con la izquierda y se preparó para atacar de inmediato, aunque el humo de la explosión no le dejaba ver nada. Y qué mal que no vio lo que tenía enfrente...

- ¡¡Zodiac!! ¡Décimo dibujo del Cielo: LIBRA!

El cuerpo de Nut se cubrió con una armadura, esta vez fina y más delgada que las anteriores, y en sus costados surgieron un martillo gigante y una balanza con largas cadenas. Tomó el martillo con sus manos y arrojó un golpe que casi daba de lleno a Cleopatra.

La humana se alejó al último momento, y entonces Nut tomó la balanza y con las cadenas de la misma, usando los platillos como si fuera discos cortantes, lanzó los discos para atacarla aún estando lejos.

Las cadenas golpearon a Cleopatra, y una de ellas se enredo al brazo de la humana, de forma que Nut pudo jalar la cadena y arrastrarla hasta ella. La humana quiso zafarse, pero la fuerza de Nut era mil veces superior.

- ¡Mamá! - Cesarión se asustó mucho al verla de esa forma.

Una vez que la tuvo de frente, Nut tomó el martillo a su lado, y esta vez acertó un golpe directo en la humana, con lo cual destruyó más de la armadura y la mandó a volar hasta el muro de contención.

La humana chocó con la pared y escupió una gran cantidad de sangre, enojándose aún más que antes.

- Estúpida... Diosa...

Antes de hacer algo más, Nut jaló nuevamente la cadena que sujetaba todavía el brazo de la humana, con lo cual repitió el golpe del martillo y la mandó a volar hasta el otro lado del muro de contención.

- ¡Eso debió doler! - suspiró Atenea divertida.

Geb se sentía un tanto aliviado de ver a su esposa mandando en el combate.

- Tú puedes, amor. ¡Tu puedes!

Cleopatra se levantó del muro de contención, escupiendo más sangre y dejando partes de su armadura en el suelo. Observó la cadena en su brazo, y con esfuerzos inútiles trató de quitársela.

- ¿Cuál es su debilidad? - se preguntó a si misma mientras trataba de quitarse la cadena - Las anteriores tenían debilidades, ¿Cuál es la debilidad de Libra?

No pudo analizar más, ya que sin previo aviso Nut la volvió a jalar para darle un nuevo golpe con su gigantesca arma dorada, preparándolo como mucha anticipación.

Cleopatra solo fue arrastrada, pero en el camino se le ocurrió una idea. En su mano libre creó la hoz que había estado usando, y con la otra mano tomó la cadena para impulsarse con ella.

Nut se sorprendió, pero más aún al ver que Cleopatra se aferraba a la cadena para usar su impulso y acercarse a ella, además de que sus alas se extendieron y también le brindaron más velocidad a su acercamiento.

La Diosa quiso golpearla con el martillo, pero Cleopatra avanzó a la velocidad suficiente para entrar al área donde el martillo no hacia daño, y con ello la humana estuvo a menos de un metro frente de la bóveda celeste.

Con el arma que había creado de antemano, Cleopatra dio un corte horizontal con todas sus fuerzas, y Nut lo único que pudo hacer con tan poco espacio de acción fue soltar la balanza y poner su brazo como escudo; sin embargo, la hoja de la hoz cortó con total limpieza el brazo de la divinidad, sin que su vestimenta divina pudiera brindarle suficiente protección.

En las gradas se quedaron boquiabiertos por la escena que sucedía con mucha rapidez.

- ¡El brazo... De mi madre...! - exclamó Isis asustada.

- ¡No puede ser! ¿¡Cómo lo hizo!?

Nut estaba sorprendida completamente, por lo cual miró directamente a la humana, quien sonrió con ese descubrimiento.

- Lo sabía~ Tus armas son muy poderosas... ¡Pero son así de fuertes para que no pueda acercarme a tu interior!

Cleopatra cerró el puño con su cadena y acertó un puño directo en la cara de Nut, arrojándola con gran fuerza hacia atrás; entonces, la humana se apropió de la balanza de cadenas, y con esa nueva arma se dirigió al ataque.

Nut se reincorporó dolorosamente, y solo pudo extender el brazo que le quedaba para que se acercara su gigantesco martillo. Una vez que lo tuvo en sus manos, Cleopatra atacó con las cadenas de la balanza y la hoz en su otra mano, mientras Nut se defendía por todos los medios con el martillo.

Ambas se atacaban y defendían infinitamente, cada vez más intenso y al mismo tiempo cada vez más agotador.

Cleopatra cambió su hoz por su ahora favorito tridente, con el cual pudo adentrarse mejor al área personal de Nut.

- ¡Te tengo, maldita!

Estiró sus cadenas y amarró el martillo de forma que pudo inmovilizarlo, por lo cual Nut ya no tenía forma de atacar. Cleopatra hasta ese momento pudo librarse de la cadena en su brazo, y estando completamente libre tomó el tridente con ambos brazos y se lanzó precipitadamente a Nut.

La deidad ya no tenía forma de defensa, con esa vestimenta dorada que no le brindaba protección alguna, y tampoco con sus armas, por lo que solo pudo esquivar y alejarse de las estocadas del tridente, aunque tampoco podía hacerlo bien sin un brazo.

Al cabo de unas cuantas estocadas, Nut se enojó en gran manera. Llegó hasta su martillo, aún cuando estaba inmovilizado, y lo sujetó con su mano aún existente.

- Puedo crear constelaciones y estrellas con un pensamiento. - tomó el mango y usando toda su fuerza física lo levantó, aunque con ello también levantó la balanza y parte del estadio - ¿¡Por qué mierda no te mueres!?

Su vestimenta dorada estalló por el peso que sostenía la Diosa, y sin dudarlo dejó caer toda su arma divina sobre la buena que se acercaba con el tridente. Cleopatra se sorprendió demasiado, pero no se dejó intimidar.

- ¡Muy loco de tu parte! ¡Y tonto!

Mientras caía aquella masa gigantesca, Cleopatra dio un giro y logró acercarse a la deidad. Y apretando el tridente, consiguió dar un golpe certero sobre el pecho de la Diosa, atravesándola por completo. Nut escupió sangre, y después fue arrojada por Cleopatra hasta el otro lado del estadio para chocar con el muro de contención.

El gigantesco martillo terminó de caer y generó una gran explosión que por un lado mando a volar a Cleopatra de igual forma hacia el muro de contención, y por otro lado creó otro gigantesco cráter en el estadio.

- ¡¡Ahhh!! - Heimdall se cubrió de toda la destrucción en la arena - ¡¡Una explosión sin precedentes!!

Todos en el estadio prestaron atención a que el humo desapareciera por completo.

Amabas peleadoras se levantaron de los sitios donde fueron arrojadas al mismo tiempo. Cleopatra, con el tridente sujeto en su mano, la cabeza empapada de su sangre, y la armadura casi hecha pedazos. Nut, con el brazo cortado, su vientre abierto y el corte del tridente.

Ambas en silencio se levantaron, cada una con su propia dificultad, y se miraron la una a la otra. Sus miradas reflejaban el mismo sentimiento en ambas: un verdadero cansancio; y en el ambiente, únicamente el silencio era la respuesta de las gradas.

Después de unos segundos, Nut vómito sangre, al tiempo que caía de rodillas al suelo. Geb se asustó mucho al verla hacer eso.

- ¿Seguiremos con esto? - suspiró cansada la humana - Ya estoy fastidiada. Tú estas fastidiada y lo puedo notar.

Cleopatra trató de respirar hondo, pero su armadura hecha pedazos y abollada apretaba mucho todo su cuerpo. Se llevo una mano al pecho para tratar de clamar su dolor, pero era casi imposible.

- Ya hemos hecho suficiente. Al menos tomemos un descanso...

Nut se quedó en silencio, levantando la mirada para mirar con sus ojos dorados y sangrantes a la humana.

Lo que fue un tanto más sorprendente era que Nut no estaba usando su habilidad regenerativa. Tal vez por resignación, tal vez por cansancio, y eso asustó mucho a Geb en las gradas.

- Ya no sigas más... - el Dios apretó sus manos con mucha fuerza - Por favor, ya no sigas amor... Ya no puedo verte sufrir tanto...

Horus nunca se levantó de su trono, sino que con ambas manos juntas también esperaba que su abuela se diera por vencido de una vez. Una pequeña lágrima rodó desde su ojo derecho.

De hecho, todos los Dioses de Egipto miraban con cierta ternura y tristeza a la Diosa. Incluso Hathor y Anubis, ambos en la habitación de Sobek, miraban con tristeza desde la pantalla.

Su respiración era con dolor, sus ojos se movían con frustración, y sus manos temblaban. Su cuerpo decía que no quería ser capaz de seguir peleando, pero se podía percibir su voluntad de no declinar.

En el palco de los griegos, todos estaban en silencio, mirando fijamente a la Diosa. La única que pensaba más de lo que aparentaba era Atenea

« No puede acabar esto pronto. Nut es demasiado poderosa para rendirse tan fácil... ¿Qué es lo que estará planeando? » y sin dudar, la Diosa de la sabiduría empezó a usar su Conciencia de Guerra para tratar de predecir lo que haría Nut a continuación.

Los hijos de Cleopatra murmuraban en voz muy baja entre ellos acompañado de un llanto de Selene.

- Mamá... ya basta, por favor - la pequeña joven volteó una vez más a la arena, para ver el estado de su madre - Por favor, date cuenta de tu error... Te necesitamos mamá...

Cesarión miraba en silencio, con sus manos apretadas la una a la otra.

Los 2 amantes de la mujer, al cabo de un largo tiempo de espera, suspiraron con gran cansancio. Julio César estiró su mano y golpeó amistosamente el hombro del segundo.

- ¿Sabes? No sé si ganara, pero no me importa. Si gana, puedes quedarte con ella; yo no voy a recibirla.

- Parece que estaremos en grandes problemas - secundó Marco Antonio rápidamente - Porque yo tampoco quiero quedarme con ella.

- ¿Entonces para que discutimos hace poco? ¡Qué tontería! - Julio César rió ampliamente - Vamos a tomar algo. Sin peleas ni Cleopatras cercas, ¿Qué te parece?

- ¡Una maravillosa idea!

Sin dudar más, ambos hombres se dieron la vuelta y entraron al estadio, lo cual llamó la atención de Alejandro.

- ¿¡Eh!? ¿¡Padre!? ¿¡Qué haces!?

El grito de su hijo llamó la atención de Cleopatra, al mismo tiempo que Nut cerraba sus ojos y agachaba la mirada hacia el suelo.

- ¡¡Padre!! ¿¡Qué estás haciendo!? - Alejandro se separó de Selene para perseguir a su padre que desaparecía se las gradas.

Cleopatra vio como sus esposos se iban, que su hermano ya no estaba, y a sus 3 hijos tan triste y llorando. Aunque por su actitud eso no debió ser un problema, fue un gran golpe para el corazón de la egipcia.

- ... ¿Eh? - y sin evitarlo, una lágrima salió del rostro asombrado de la humana.

Atenea se llevó los dedos de sus manos a sus sienes, y con sus ojos abiertos la Conciencia de Guerra trabajaba a toda velocidad para descifrar lo siguiente.

« ¡Agachaste la mirada y cerraste los ojos! ¡Vas a hacer algo más! ¿Pero qué es? ¿Qué quieres hacer? ¿Qué vas a hacer? ¿Qué…? »

Y lo siguiente que vio fue lo que más le aterrorizó.

Y no fue porque vio algo aterrador en sí, sino porque no vio nada. Literalmente, mientras veía un movimiento extraño que iba a hacer Nut, al instante siguiente su mente captó una imagen completamente en negro.

Eso asustó mucho a Atenea.

- ¿Eh? ¿¡Ehhhhhhhhhhhh!?

- ¡Hija! - Zeus se asustó del grito de Atenea.

Nut en el suelo respiró con gran pesadez, soltando una nube de humo desde su sangrienta nariz y boca. Sus pequeños ojos se abrieron lentamente, mirando el suelo con ese tan aterrador odio asesino, y suspiró para sí misma.

- No creí que llegaría el día... Que usaría ese poder... para matar...

Los ojos de Nut se llenaron de un brillo despiadado, al mismo tiempo que una gran energía oscura rodeó su pequeño cuerpo. Heimdall que estaba punto de hablar se asustó en gran manera, de forma que casi soltó su Gjallarhorn.

- ¿¡Qué es esto!? ¡Una energía malvada cubre el cuerpo de Nut!

Cleopatra estaba muy dolida emocionalmente con lo que vio, pero sus instintos mas profundos le llamaron a ver lo que estaba ocurriendo a pocos metros de ella; un evento que le decía a sus instintos que huyera de inmediato.

- ¿E-Eh...?

Nut se levantó de un solo movimiento, y su apariencia había cambiado completamente: su cuerpo se estiró hasta ser como una mujer de 4 metros de altura, con sus extremidades estiradas como espaguetis y su cabello creciendo de una forma abrumadora y aterradora.

Su cuerpo se curó de inmediato y se pintó de un negro con puntos blancos como la bóveda celeste, a excepción de sus ojos que permanecían de dorado asesino.

Aquella forma humanoide siguió estirándose hacia el cielo, cubriendo con una sombra negra la arena y después a los espectadores del estadio. Cleopatra se aterrorizó y solo pudo apretar el tridente en su mano.

Los hijos de Nut y Geb en el estadio gritaron totalmente aterrados al ver como su madre cambiaba de forma de una manera tan grotesca

- ¿¡Pero qué!?

- ¿¡Qué diablos es esa cosa!?

Atenea apenas pudo apuntar con su dedo asustada.

- ¡El último truco de Nut!

La humanoide siguió estirándose más, llegando a pesar tanto que el suelo bajó sus pies se resquebrajó y hundieron un metro. La sombra negra era únicamente iluminada con las luces de su cuerpo que pertenecían a ese vestido de Nut, y con el par de luces doradas que se fijaron en Cleopatra.

- ¡¡Nut está cambiando de forma, por primera vez de una manera tan aterradora!!

Las gradas se asustaron en gran manera, tanto que algunos comenzaron a correr para refugiarse dentro del estadio.

La deidad humanoide soltó vapor de lo que sería su cabeza, y habló con una voz distorsionada, como si fuera el estruendo de un terremoto.

- O Megálos pou Génnise tous Theoús...

...

ASFD

Nota de autor: Un final de miedo, ¿No es así?

Bueno, ha llegado la hora de conocer el favoritismo del pueblo estando a un único capítulo más de terminar esta larga tercera ronda UwU.

Escogan a quien apoyarán en este próximo final:

#TeamCleopatra

#TeamNut

Recordatorio: la siguiente publicación será el 23 de diciembre, y con esto terminará la tercera ronda, ¡anoten la fecha!

Nota de autor 2: Recuerden votar en "Noticias Ragnarok" ya que en la siguiente publicación se cerrarán los sorteos... ¡No se los pierdan!

Con todo esto dicho (en realidad tengo más que decir, pero me lo guardaré para el siguiente capítulo), ¡Nos vemos en la siguiente publicación!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top