Capítulo 25: Una y otra vez

Con la misma almohada envuelta en sus brazos, Hathor sentada escuchaba con calma. Después de haberle explicado sus pensamientos, Khonsu permanecía de pie, y Anubis esperaba alguna respuesta; ambos en silencio.

Tras un largo silencio, finalmente comenzó a hablar la Diosa vaca.

- Entonces... Porque dio la causalidad que Sobek iba a pelear con una egipcia, y que ahora Nut-sama está peleando contra ella misma... ¿Crees que hay un traidor que lo planeó?

- Sé que no suena lógico - habló el Dios halcón rápidamente - Pero, hay que pensarlo. Una faraona iba a pelear contra Sobek, cosa que él nunca hubiera negado o siquiera quejado. Era algo que hubiera amado en gran manera... ¿Pero, crees que fue casualidad que una peleadora tan ideal estuviera en primer lugar para pelear contra Sobek?

Hathor permaneció en silencio.

- Y ahora tenemos que esa misma humana esta luchando contra Nut-sama, otra Diosa que ella debió conocer en vida y por lo cual deben tener... cierta historia o empatía entre ellas, no lo sé...

- No niego que todo parezca tan conectado, pero... - la Diosa negó con su cabeza - No veo nada que este fuera de lugar.

- Eso también parecía en el Ragnarok pasado... ¡Anubis lo vivió!

- Es cierto - respondió el Dios de la muerte - Fue muy curioso que los emparejamientos para los combates fueran como anillo al dedo en todos los casos, incluso cuando luche contra el emperador de China. Parecía una coincidencia, al igual que ahora, hasta que supimos que Buda Gautama, el humano que obtuvo la iluminación, fue quien les dio el orden a las valkirias, y por si fuera poco también les enseñó el poder de la "Flor de Loto" para el Volund.

Hathor se indignó al escuchar eso, aunque no era ala primera vez que lo oía.

- ¿Así que Buda ha vuelto a traicionarnos? - Al decirlo en voz alta, sintió aún más enojo - ¡Maldito anciano de Zeus! ¡Ese idiota seguramente confió en Buda de nuevo y ha vuelto a-!

- No, no. Hasta donde sabemos, no puede tratarse de Buda.

- La Trinidad se encargó de que Buda no se entere de nada sobre los peleadores. No es él, o mejor dicho no puede ser él.

Hathor miró a ambos Dioses con silencio.

- Entonces... ¿Tienen idea debe quién es? O, mejor dicho... ¿Están seguros de su teoría?

- No tenemos suficientes pruebas para comprobarlo - aceptó Khonsu, levantando los hombros - Ahora que te lo he dicho en voz alta, me doy cuenta que no tenemos nada.

- ¿Pero, creen que hay un traidor?

- Es muy probable - comentó Anubis - Después del primer Ragnarok, muchos Dioses temen y respetan a los humanos más que antes. No es loco pensar que uno de ellos quiera ayudarlos, por temor a morir o para que sigan viviendo. De hecho, hay muchos motivos ahora más que nunca para que los humanos le den pelea nuevamente a los Dioses. Por ejemplo... podría haber un intento de derrocar a los Dioses jefes, como la Trinidad o Zeus-sama...

- Este Ragnarok, más que el primero, tiene muchas cosas que ocurren detrás de la cortina. Hay tantos motivos para que haya un traidor, o... incluso un grupo de traidores...

Hathor respiró con pesadez, aferrándose a su almohada. Pensó unos largos momentos en silencio, hasta que una idea golpeó su cabeza.

- Pero... El que haya un traidor... Quiere decir que... - su voz se quebró - Que... alguno de esos Dioses, intencionalmente, provocó... la muerte de mi Sobek...

Khonsu se quedó en silencio repentino, hasta que EL Dios de la muerte lo tomó de uno de sus hombros y lo arrastró para quedar fuera del alcance de la Diosa.

- Esto fue una mala idea - le dijo firmemente Anubis al Dios halcón.

- ¿Eh? ¿Qué cosa?

- Contarle a Hathor tu teoría. Tu mismo lo dijiste: no tenemos pruebas y ni siquiera estamos convencidos. Y ella, que sigue afectada por la muerte de Sobek, sabe todo esto... ¡No sabemos qué tipo de locuras podría cometer!

- Nada de eso, señor Anubis. Ella merece saberlo.

- ¿Y por qué?

- Ahora que lo dice... Si tenemos razón con respecto al traidor, entonces es cierto que Sobek este muerto por su culpa... - internamente, el Dios halcón sintió un enojo crecer.

- ¿Cómo vamos a asegurar eso? - Anubis era quien trabajaba con la cabeza fría - El oponente de Sobek hizo cambio a último momento, igual que Zeus-sama hace un milenio. Puede que haya habido una disputa entre humanos, un cambio de orden de valkirias, o lo que sea, pero eso no es obra de ningún informante.

- Pero... - Khonsu se quedó en silencio momentáneamente - Cuando peleaban, al comienzo... no parecía que esa humana estuviera del todo a gusto. No creo que haya hecho el cambio por su cuenta.

- ¿Y ese es nuestro problema? La relación que haya entre los humanos que pelearán, las valkirias que quedan vivas y los que ganaron el primer Ragnarok no es nuestra incumbencia. Nuestra atención debe estar en nuestro bando.

- Cierto... ¡Pero, no sólo podrían ser problemas del otro lado! ¡Puede que saber de Sobek haya causado el cambio!

Anubis suspiró con molestia mientras pasaba una de sus manos por su cara.

- No tiene sentido. Al final, tu teoría del traidor no tiene mucho sentido. No podemos decirle esto, sin sentido ni pruebas, a Thor-sama ni a Zeus-sama.

- P-Pero... por el simple hecho de que mencionemos la posibilidad de un traidor... será más que suficiente para ponerlos alerta... ¡Debemos al menos-!

- ¡No!

Anubis gritó enojado y eso detuvo a Khonsu. El Dios de la muerte volvió a respirar profundamente, antes de dictar su conclusión.

- Suficiente. Vamos a detener esto, y olvidarnos de todo acerca del "traidor".

- ¡No podemos! - insistió el Dios halcón, y en cuanto Anubis se preparaba para un nuevo grito, continuó - No podemos detenernos. Menos sabiendo que... probablemente Sobek fue asesinado por culpa de un traidor. Fue mi hermano y mejor amigo, y prometido para Hathor. Nosotros 2... debemos vengar su muerte.

- La venganza ya te está cegando y ni siquiera sabes contra quien vengarte. Antes de que te des cuenta cometerás una locura que luego arrepentirás.

- Pero no puedo dejar esto así.

Khonsu pensó unos momentos, y una idea brillante llegó a su mente.

- Tengo una idea... - levantó ambas manos, y con sus dedos contó hasta 7 - Hasta la séptima ronda. Dame de aquí hasta la séptima ronda del Ragnarok para investigar por mi cuenta y encontrar pruebas de que digo la verdad. Tendré tiempo suficiente para buscar y, de ser el caso, saber quién es el responsable de la muerte de Sobek.

- ¿Hm? ¿No es eso mucho tiempo?

- Será lo suficiente. La tercer ronda aún continúa, pero será una victoria segura para Nut-sama, lo que nos da ventaja en el marcador. Y pase lo que pase con las siguientes peleas, podré encontrar al traidor antes de que el marcador este en nuestra contra.

Anubis se quedó callado, pensando en ello.

- Déjame investigar por mi cuenta en el tiempo que te pido. Haré todo lo posible para encontrar lo que necesitamos, y tomar el mando en el Ragnarok.

Anubis siguió en silencio, mirando especialmente a Hathor, quien enojada abrazaba la pequeña almohada.

- Debo hacerlo. Seré lo más discreto posible, y por si me veo en problemas, yo seré el único involucrado.

- ¡Cállate! ¡Déjame pensar!

Khonsu se calló de inmediato, y Anubis pudo meditar mejor las cosas. Dio un par de vueltas al asunto en su cabeza, y negó con ella.

- Es demasiado tiempo para arriesgar... - antes que Khonsu dijera algo, Anubis levantó su mano derecha con los dedos extendidos - Quinta. Te doy hasta la quinta pelea del Ragnarok para investigar.

Khonsu quiso replicar, pero sabía sabía que todo lo que había logrado se perdería. Solamente soltó el suspiró que guardo y asintió con la cabeza.

- De acuerdo. Hasta la quinta.

- Y ya que lo aceptaste, una segunda condición inamovible - continuó el Dios; de su mano extendida, su dedo índice apuntó a Hathor disimuladamente - Si quieres involucrar a alguien más, será tu problema. Pero ella, por ningún motivo, estará involucrada.

- Si. De hecho, no la estaba contemplando. Ya ha sufrido demasiado para pedirle algo así.

- Esa es la menor de mis preocupaciones. En el estado en que está, incluso se irá capaz de atacar a algún Dios administrador con tal de tener información.

- ¿Qué? ¡No! - la defendió Khonsu rápidamente - ¡Ella no es así!

- Y tampoco quiero averiguarlo.

- De acuerdo, de acuerdo. Lo tengo... ¡Y, por cierto! - Khonsu comenzó a atar cabos sueltos en su mente - Se supone que debería estar con la Trinidad principal, sustituyendo a Hathor. Pero es muy probable que ya se hayan dado cuenta de mi ausencia.

- Okey. Tu déjamelo a mi. Me encargaré de cubrir tu desaparición.

- Muchas gracias. - Khonsu respiró hondo - No esperaré más. La batalla entre Nut-sama y esa humana podría acabar en cualquier momento...

De inmediato, Khonsu se dio la vuelta para salir de la habitación. Pero primero, debería despedirse de su mejor amiga.

Caminó hasta donde estaba la Diosa y le tomó del hombro.

- Hathor, debo irme. Algo urgente ha ocurrido y tengo que-

- ¿Irás a informarle a Zeus-sama y a Thor-sama sobre el traidor? - los ojos de la Diosa brillaron - Seguramente sea Buda. Esa es mi teoría.

Khonsu se quedó helado unos segundos, recordando la condición que acababa de darle Anubis. Pensando un poco más, le dio una mentirosa respuesta:

- No, no es eso. Es otra cuestión.

- Pero el tema del traidor es más importante. Debes decirles.

- No, no puedo - negó el Dios - Tengo que atender otras cosas antes de-

- ¡¡Mi Sobek murió por culpa de un maldito traidor!! - la Diosa soltó un grito eufórico inmediatamente - ¡Y quiero encontrar al responsable! ¡Quiero su vida en mis manos, para que pueda hacerlo sufrir antes de matarlo!

El Dios halcón se asustó bastante, tanto que soltó soltó el hombro de Hathor y dio pasos hacia atrás. Por primera vez, esa faceta que nunca imagino en ella ahora estaba en ella.

Los ojos de Khonsu dieron un vistazo al Dios de la muerte, y este asintió, estando listo para atender cualquier emergencia.

Así que Khonsu se separó de Hathor y se encaminó directamente a la salida.

 - ¿Khonsu? ¿A donde vas? - a pesar de sus palabras, pero el halcón la ignoraba - ¡Oye! ¡Voltea a verme ahora mismo!... ¡¡No, ven aquí, ahora mismo!! ¡¡Khonsu!!

A pesar de los gritos, el Dios siguió avanzando. A pesar de sentir que traicionada su amistad, el Dios siguió avanzando.

- ¡No es justo! ¡Sobek era nuestro amigo y mi esposo! ¡Merece justicia, y tu debes dársela!

Pero el Dios halcón no se inmutó.

Ante ello, Hathor gritó su última advertencia.

- ¡S-Si sales por esa puerta y no haces nada por él, su muerte habrá sido nada para ti!

El corazón de Khonsu se quebraba al ver en tan terrible estado a su amiga, y escuchar tan terribles palabras. Pero, no quiso dudar.

« No es así, Hathor. Voy a hacer lo que quieres: justicia para nuestro Sobek. »

Tomó la perilla de la puerta, y con los lamentos de Hathor de fondo la abrió de un golpe, dispuesto salir de la habitación.

Pero, en vez de seguir avanzando, se quedó quieto en la puerta. Anubis y Hathor, pasaron de su drama teatral a ver al Dios, ambos confundidos.

- ¿Hm?

- ¿Khonsu?

El Dios halcón dio un par de pasos atrás, contrario a lo que esperaban ambos.

- ¿Qué haces, Khonsu?

- Ara ara...

Khonsu se hizo a un lado, con el rostro cubierto de miedo, y entró en la habitación la razón por la que no continuó avanzando: Isis-sama.

- Así que tienen una reunión secreta... - comentó la Diosa, con una voz curiosa pero la mirada iracunda, como si fuera a reventar - ¿Qué mierda hacen aquí?

...

- ¡La tercera ronda del Ragnarok se ha convertido en una lluvia de carne y sangre muy grotesca!

Cleopatra retrocedió de un salto, escapando de Nut que clavaba su gigantesca hacha en el suelo tras quedar atinar un poderoso golpe con ambas manos en el arma.

La humana no perdió la oportunidad, y usando sus alas para impulsarse, tomó el tridente en ambas manos y descendió a toda velocidad. Antes de que se diera cuenta la Diosa, Cleopatra llegó hasta su destino, y sin piedad enterró el filo del afirma en la cabeza de la Diosa.

Las puntas salieron por debajo de la mandíbula, enterrándose profundamente en el suelo. y por sus ojos, nariz y oídos toda su materia cerebral, huesos y sangre salieron expulsados a presión. Dicho picadillo bañó las piernas y manos de la humana.

Con dificultad, Cleopatra retiró el tridente del suelo, y sin pensarlo interpuso su escudo entre ella y una nueva Nut, que se abalanzó con todas sus fueras y su rastrillo divino en manos para cortar a la humana.

La humana sostuvo el tridente y procedió a lanzar estocadas rápidas a la Diosa, quien recibió y contraatacó usando de forma forzada el rastrillo, puesto que esa arma no le permitía moverse mejor, y ambas armas emitieron choques sonoros y con algo de brillo.

Dicho equilibrio duró hasta que con un movimiento del escudo la humana desvío la dirección del rastrillo; y con la apertura hefha, la egipcia no se esperó y lanzó un golpe directo con el tridente que atravesó la cabeza de la Diosa, esta vez por el rostro.

La sangre y partes del cabello y rostro salpicaron y cubrieron parte de la la arena, y sin más más que hacer el nuevo cadáver de Nut cayó al suelo son fuerza. La humana, con enojo, pateó el cuerpo de la Diosa inerte, pero este comenzó a temblar de forma casi imperceptible.

Cleopatra sabía lo que estaba por ocurrir, y sin esperar más que hacer sus alas se extendieron y le permitieron volar. En cuanto lo hizo, miles de miles de hebras de cabello salieron como furiosas flechas y comenzaron a perseguir a Cleopatra, sin importar el daño que estaba ocasionando.

- ¡Esto lo sé! ¡Solo la original puede crear este ataque!

Escapando de ese cabello, la humana miró y giró su cabeza en varias ocasiones, hasta encontrar lo que quería: Nut, con su cabello enterrado al suelo y mirando la persecución mientras jugaba con sus cabellos.

- ¡Ahí estás "original"!

La humana apretó el tridente ensangrentado en sus manos, y avanzando con toda la velocidad que se podía permitir, se dirigió de inmediato a la ubicación de Nut, mientras el cabello de la divinidad le perseguían como si fueran misiles a control remoto.

Al darse cuenta de ello, Nut dejo su cabello y extendió malas manos a los lados. 2 estrellas desaparecieron de su vestido, y a cambio de ellas un par de cuerpo exactamente iguales al de Nut aparecieron.

Pero, a pesar de verse iguales, tenían muchas diferencias, y la más notable eran que el vestido de las "copias" estaban absolutamente oscuros, a excepción de un pequeño brillo en cada uno de ellos.

Las copias de Nut, además, cargaban cada una un arma diferente: una lanza, pequeña pero perfectamente funcional, y una espada gigante de doble filo.

Ni siquiera dijo palabra alguna. Con su simple mirada, aquel par de copias acudieron a la orden que parecía estar implantada en ellas: matar a Cleopatra.

Cleopatra volaba hacia la ubicación de Nut mientras que con su tridente destruía a diestra y siniestra todo el cabello que se metiera en su camino y el que trataba de alcanzarlo desde atrás suyo. Y cuando menos lo esperaba, las copias de Nut llegaron hasta ella.

Ambas usaron sus armas de forma inmediata, consiguiendo dañar las alas de la armadura de Cleopatra, y por otra parte algunas hebras de cabello golpearon como finos balazos el cuerpo de la humana consiguiendo picos de dolor inmenso.

Inducida por el dolor que estaba recibiendo en todo su cuerpo, movió su escudo de arriba a abajo para librarse de todo el cabello que se le acercaba. Con ese respiro, pasó a concentrarse en su nuevo par de rivales.

Apretó el tridente y transfiriendo energía de su armadura comenzó a soltar estocadas eléctricas a ambas de forma aleatoria; la estrategia funcionó, pero no de la manera que esperaba puesto que la primera copia, quien usaba la espada gigante, se uso a si misma y a su arma como una especie de escudo humano para su "compañera".

Tras la serie de golpes consecutivos, la primera en condiciones deplorables y apenas sostenibles mientras la segunda se veía dañada pero mayormente funcional.

Ambas atacaron frenéticamente, y Cleopatra respondió a ambas de formas distintas: para la copia de la lanza usó su escudo como defensa ante su génesis defendamos ataque, y para la portadora de la espada, aprovechando el daño que le había hecho, se limitó a mover su tridente para llevarle la contraria a sus movimientos.

Un par de golpes y choques después, y Cleopatra dio el golpe de gracia atravesando a la primera copia de Nut, para después con un movimiento violento partirla en 2 y con el escudo empujar el cadáver destruido hacia el suelo. Con una menos, puso su atención total y ambas armas a disposición de destruir la segunda copia. Para esa tarea, decidió cambiar el tridente por el martillo que usó al principio del combate.

Sin esperar, comenzó a dar martillazos a diestra y siniestra acompañado de su escudo, de forma que la segunda copia apenas podía esquivar y hacer contraataques como la pequeña lanza con que contaba. A veces chocaba su arma con el armamento de la humana, pero apenas podía hacer la diferencia.

La mujer por su parte estaba cumpliendo con su estrategia: usar todo en un acomppenarmtaque devastador para mantener a esa copia lejos de ella... y, especialmente, para conseguir tiempo suficiente para usar su mente, su mejor arma.

« ¿La estrategia de esa Diosa es vencerme con una de sus copias? ¿O está haciendo una tontería muy estúpida que sabe que no funcionará o-? »

De repente, se dio cuenta.

Sus alas actuaron sin pensarlo y voló con todo el impulso que pudo hacia la segunda copia de Nut, chocando con ella en el acto y mandando que a ambas lejos entre sí. Por otra parte, detrás de la humana, rozando con su cuerpo, un torbellino de cabello que era tal cual patas de araña tomando a su presa, chocaron entre sí en el lugar donde supuestamente estaba la humana.

Al darse cuenta que erraron, cambiaron su dirección y se dirigieron a Cleopatra rápidamente.

- ¡Lo sabía! Esas copias son demasiado inútiles y débiles como para que quiera deshacerse con ellas... Ahora debo librarme de su maldito y sedoso cabello. - la humana giró su martillo un par de veces, pensando y pensando.

Unos instantes después, una idea alocada le llegó alocada la cabeza.

- O... veamos que pasa si...

Cleopatra recargó energía en el martillo, dejando una fracción en el brazo como fuerza de impulso. Miró detenidamente al cabello que estaba a unos cuantos centímetros de ella, como a medio metro y avanzando.

Apuntó visualmente, también con su brazo izquierdo, y sin hacerse esperar uso todas sus fueras y un movimiento de cuerpo completo para lanzar el martillo. Thor abrió ambos ojos al reconocer el ataque, o más o menos.

El arma divina dio muchas vueltas en el aire, dejando a su paso una especie de rastro de luz, hasta llegar al objetivo planeado que no esquivo a tiempo: el cabello de Nut. Recibió el golpe de lleno y surgió una gran explosión que llenó el estadio y además prendió fuego a lo poco que quedaba de la cabellera de la deidad.

Mientras la Nut original se preocupaba por su cabello quemándose, Cleopatra cambio su escudo romano por su segundo escudo, el pequeño y circular filoso de la orilla. Así, Cleopatra embistió a la segunda copia que estaba distraída al ver a su creadora en llamas; por ello la humana solo requirió un golpe del escudo para volar la cabeza de la copia y luego con un par de cortes más para rebanar todo su cuerpo en en otras 3 partes que de esparcieron en la arena.

Cleopatra sonrió con satisfacción ante su propósito conseguido, pero ese no era el final: aún debía derrotar a Nut. Tomó su escudo por la orilla y rápidamente apuntó a Nut, seguía tratando de apagar el fuego de su cabello. La humana lanzó su arma sin pensarlo más de una vez, y por ello la dirección del escudo fue terrible.

Al llegar, la dirección mala del disco cortador giratorio terminó cayendo justo frente a la Diosa, y por la forma en que la deidad estaba de pie el escudo cortó el cabello de la Diosa y evitó que se siguiera quemando.

Nut se sintió agradecida con ese problema menos, pero al darse cuenta de lo corta que ahora estaba su cabello y que la responsable fue Cleopatra, su expresión desapareció al instante.

Otra cosa que molestó en gran manera a la Diosa era que el cabello destruido nuevamente descubría todo su rostro: pequeño, ovalado, fino y decorado con mucho empezó al parecer.

En las gradas el interés de la mayor parte del público masculino se hizo notar del inmediato, y la Diosa bufó molesta.

- ¡Agh! Maldita humana.

- ¡Yo soy la ofendida! - Cleopatra tomó su escudo y apuntó hacia Nut - ¡Todos te alaban a ti, con tu linda y estúpida cara de bebé llena de maquillaje!

- ¡Te mataré, basura!

En las manos de Nut el Bastón del Cielo se convirtió en la misma hacha gigantesca del principio y procedió a atacar, mientras que Cleopatra se aferraba a su escudo para defenderse. El choque dio lugar y tras ello Cleopatra retrocedió un par de metros.

La egipcia cambió su conjunto de armas: para el lado izquierdo volvió a crear un tridente, mientras que su escudo pasó a su derecha para ser una espada corta, parecida a la que había usado Nut. La Diosa con el hacha se lanzó al ataque mientras la humana se aferraba a sus nuevas armas.

En las gradas, sus hijos miraban el combate con gran impotencia. La niña lanzó una exclamación con ese sentimiento de desesperación.

- ¡Madre necesita nuestra ayuda!

- ¡A nosotros y a nuestros padres! - respondió Cesarión.

Alejandro volteó y vio que Julio César y Marco Antonio aún discutían, esta vez más agresivos que antes. Dentro de sí se sintió muy enojado y terminó por gritar.

- ¡A la mierda! ¡Haré que ambos entren en razón!

- ¡Ten cuidado hermano!

El chico se abrió paso entre los espectadores, de forma que llegó hasta ambos hombres cuando menos lo esperaban.

- ¡Es obvio que me escogerá a mi! ¡Yo fui primero!

- ¡Pero yo me case con ella!

- ¡Yo igual! O, mejor dicho, casi.

- Yo tuve gemelos con ella y tu solo tuviste uno.

- ¡Hey! ¡Aunque estemos muertos, sigo siendo tu superior!

- ¡Oigan, ustedes 2! - ninguno lo esperaba, por lo que ambos le dieron toda su atención cuando lo escucharon - ¡Dejen de discutir de una vez!

Pero, como no fueron las palabras que ellos esperarían que fueran importantes, no le hicieron mucho caso.

- Hijo, ahora no. Estoy hablando de algo más importa-

- ¡Cállense! - el joven gritó enteramente enojado, sorprendiendo al par aún más que antes - No me importa quien haya estado con mi madre más tiempo, quien fue primero, quien tuvo más hijos... ¿¡A quién mierda le importa eso ahora!? ¡Ahora está arriesgando su propia vida para enfrentar a un Dios, uno inmortal y demasiado poderoso! ¡¿No se dan cuenta?!

Los 2 se quedaron en silencio y simultáneamente voltearon sus miradas hacia la arena.

Cleopatra cruzó ambas armas como escudo para recibir de lleno el hacha de Nut, que la hizo retroceder más y más, mientras el suelo bajo ella se llenaban de más grietas todavía.

Nut lanzó 2 golpes fuertes con el hacha, que hicieron retroceder a la humana, y en cada uno de ambos golpes la Diosa uso más de sus fuerzas, que de alguna manera fuerzas que ya estaban muy agotadas.

Cuando se preparó para el tercer golpe, Cleopatra usó el tridente para desviar el golpe de su hacha; resultó de forma exitosa, y el desvío terminó por que el hacha golpeara de lleno un cuerpo en el suelo:

Dicho cuerpo era otra de las copias de Nut, una que había creado hace tiempo. El cuerpo estaba algo completo, pero gracias a ese hachazo la cabeza reventó como si fuera aceite hirviendo. Salpicó a ambas peleadoras, y aunque por un momento se sintieron aterradas por la sangre y carne, no se molestaron más y siguieron intercambiando golpes de sus armas la una con la otra.

Ambas seguían avanzando y atacando, dándose golpes la una a la otra, sobre un baño de sangre. Y no de forma poética, refiriéndose al desastre causado en el estadio, sino de forma literal:

Regados por el campo de batalla, yacían los cadáveres de las copias de Nut, todos destruidos por Cleopatra; debido a que estaban como rompecabezas parecía un ejército de miles, sin embargo al final no era más que unos 10 - 12 cuerpos en pedazos. Cabezas cortadas, manos deformes, cinturas cercenadas, piernas destrozadas, brazos enteros y partidos al medio, cuerpos aplastados y hechos picadillo, y mucho cabello; quemado, cortado o aun intacto en las cabezas.

Ambas luchadoras se daban golpes una a la otra, paseándose sobre todos los cuerpo regados en el suelo; sin importar lo resbaloso, crujiente y asqueroso que se volvía la arena, ninguna de las 2 retrocedía. Sin importar toda la sangre que estaba salpicada, de forma que incluso se habían formado pequeñas lagunas en algunos sitios.

Definitivamente ese escenario demostraba que dicho combate era el peor que podría haber hasta ese momento.

Los sonidos que producían sus pies sobre toda esa carne era el acompañamiento musical de los choques metálicos entre las armas de ambas peleadoras y sus respiraciones agitadas. Después de tanto escuchar carne, hueso y metal, Cleopatra comenzaba a perder la concentración de lo que hacía, y por suerte Nut también estaba perdiendo la noción.

Pero, aún así, ninguna de las 2 cedía en sus ataques. Seguían chocando sus armas, retrocediendo para tomar más impulso, avanzando para aventajar a la rival, dando giros para acertar un mejor golpe, e interponiendo sus armas para defenderse.

Ya fuera por inercia o porque de verdad estaban tratando de concentrarse en el combate, Nut y Cleopatra seguía y seguían luchando la una contra la otra, en una especie de baile que solamente ellas podían realizar.

Marco Antonio y Julio César se sorprendieron seriamente por ese ritmo de lucha; sus emociones se conmovieron en gran manera.

- Es cierto... ella sigue peleando...

- A pesar de que su rival es esa Nut a quienes los egipcios tanto han temido...

- Sigue luchando con todo...

Ambos se miraron el uno al otro, con las mismas emociones, en silencio. Hasta que Julio comenzó a hablar con algo de pena.

- Bueno... Creo que tu hijo tiene razón.

- Si, es cierto. Esto importa y no a quien de nosotros querrá más.

- Tal vez podamos discutirlo luego, pero ahora...

- Ella necesita a las personas que ama para apoyarla en esta pelea.

- ¡Si! ¡Así es! - sonrió Alejandro Helios con emoción y dirigió la vista hacia la arena. - ¡Vamos mamá! ¡Gana!

Marco Antonio y Julio César sonrieron, y ambos extendieron sus brazos al aire.

- ¡Vamos, cariño! ¡Mata a esa Diosa!

- ¡Tú puedes! ¡Sigue luchando hasta ganar!

La humana seguía golpeando cuando de repente escuchó los gritos de sus amantes y de sus hijos. Por dentro de sí se emocionó.

« Así que se han reconciliado… O al menos han dejado de discutir » sonrió Cleopatra con mayor inspiración que antes « ¡Perfecto! ¡2 esposos al mismo tiempo: las posibilidades son infinitas! »

Los golpes que Cleopatra soltó a partir de ahí fueron mejores que antes, sorprendiendo a la Diosa en gran manera; por ello, se separó un par de metros de la humana y cambió el hacha por la forma original del Bastón del Cielo. El mismo encendió luz estelar y comenzó a hacer un dibujo en el aire. Cleopatra lo notó y con sus alas tomó impulso hacia ella.

- ¡No te dejaré!

- ¡Zodiac! - Nut terminó un dibujo, minúsculo comparado con el de Tauro, y rápidamente hizo otro dibujo a su lado que era muy parecido.

Atenea se sorprendió al reconocer ambos dibujos, y sonrió muy emocionada.

- ¡Esta tipa está loca!

La Diosa terminó ambos y los golpeó como si fueran clavos ante un martillo.

- ¡Osa mayor y Osa menor!

De los dibujos salieron un par de osos, uno más grande que el otro, y avanzaron a toda velocidad hacia Cleopatra. Ella suspiró con fastidio.

- ¡Eres un dolor de cabez demente! - la espada de su mano cambió y se transformó en un brazalete que sobrecubrió la armadura de su brazo. Lo vio con serenidad y suspiró - Si no mal recuerdo, así deberían funcionar...

Mientras se preparaba para atacar, un pensamiento invadió su cabeza.

« No importa que tanto siga peleando en este combate... Ella siempre va a resurgir. Solo hasta que haya destruido todas las estrellas de su vestido. » volteó para mirar al estadio, viendo otra vez los cuerpo que había dejado « La he destruido y matado de muchas formas, pero solo he acabado con unos 10 o 12 cuerpos... Aún faltan miles de ella, y seguirá surgiendo igual que una maldita plaga. »

Los osos llegaron hasta Cleopatra, y cuando ellos iban a atacar, la humana reaccionó antes. A ambos les clavó el tridente, de forma que rápidamente los inmovilizó, y con el brazalete los golpeó a ambos, deshaciéndolos en el acto. Pero, las celdas que tenía el brazalete absorbieron la energía que soltaron, como si fueran flores captando la luz del sol.

Cleopatra sonrió nuevamente, tomando el tridente en sus manos.

- Otra vez tengo la batería llena...

A pesar de que sus palabras sonaban como si tuviera mejor entusiasmo, las habló con voz cansada. Sin esperar siguió avanzando hacia Nut, y su mente siguió pensando.

« La he matado muchas veces, y ha usado sus poderes locos muchas veces. Pero, sin importar cuanto avance y avance; sin importar cuanto la estoy debilitando... No puedo terminar con ella... »

Cleopatra resopló con molestia.

« No importa todo el esfuerzo que haga, se siente en vano. Tal vez por cansancio me descuidaré un segundo y terminaré muerta. Perderé todo por lo que luchado y lo que he conseguido... »

En su mente pudo ver tanto a sus hijos como el poderío que había creado en Egipto. Se sintió turbada al instante.

« Tanto empeño y tanto esfuerzo para nada… O, a menos que... »

- ¡Zodiac! Cuarto dibujo del cielo... ¡¡ARIES!!

El cuerpo de Nut se envolvió en un aura dorada estelar, que formó una armadura similar al cuerpo de un carnero, especialmente los cuernos cúrveos que rodeaban los costados de su cuerpo. En cuanto terminó, comenzó a correr contra la humana con una velocidad sobresaliente.

La humana, calculando el momento de impacto, deshizo el tridente y cambió el brazalete por su martillo, de forma que tomó el arma con ambas manos y aprovechando la gran velocidad que llevaba su rival le soltó un martillazo directo.

El golpe dio de lleno y emitió un eco ensordecedor; de hecho, la velocidad con que iba la Diosa hizo que Cleopatra frenará en seco a pesar de su velocidad propia y además retrocediera unos 3 metros de donde chocaron, donde finalmente se detuvieron, con los talones y parte de las piernas enterradas en el suelo de la arena.

- ¡Genial! - Cleopatra retiró el martillo para ver el daño que le había causado a la rival, pero cuando lo hizo se dio cuenta: ninguna parte de la armadura de Nut, ni siquiera la cabeza donde había chocado el martillo, tenía rasguño alguno - ¿¡Ehhh!?

Con su cabeza, la Diosa dio un golpe de lleno en el abdomen de la mujer, lo que quebró en gran manera su armadura divina. Cleopatra sintió el golpe recorrer cada parte de su cuerpo, escupió una gran cantidad de sangre y salió volando por los aires, hasta chocar con el muro de contención.

Las alas de la armadura le sacaron del cráter que hizo, y al tiempo se recomponía de ese choque masivo Nut dio un pequeño salto y avanzó aún más veloz que antes hacia ella. Los espectadores se espantaron bastante y abandonaron dicha zona, ya desde antes, mientras la Diosa corría con la cabeza al frente para dar otro golpe.

Cleopatra vio el intento de Nut, y solo sonrió por dentro de ella misma.

« Veamos... Tauro no tenía respuesta ante los cambios repentinos de movimiento... » Pensó mientras sus alas se acomodaba detrás de ella « Ese Aries también tiene una gran fuerza de ataque, resistencia y mucha velocidad... ¡Es probable que tampoco tenga rápida velocidad de respuesta! »

Con un rápido movimiento de sus alas, estando a pocos segundos de que Nut le golpeara, la humana salió volando del cráter y se dirigió a unos pocos metros de distancia.

« ¡Muy bien! ¡Ahora pensemos en lo sigui-! »

Nut siguió avanzando hacia el muro, sin detenerse ni un momento. La zona de espectadores ya había sido vaciada momentos antes. Y cuando el choque entre Nut y el muro de contención debía suceder, ocurrió otra cosa:

Las manos de la Diosa se extendieron al frente mientras su cuerpo daba un cuerpo de giro hacia la dirección donde estaba Cleopatra. Sus brazos tocaron el muro de contención, y sin hacerle más daño del que ya tenía, se doblaron como si fuera resortes, y usando el impulso que ya llevaba cambió la dirección en que avanzaba y voló hacia Cleopatra.

Todo eso ocurrió en menos de 5 segundos. Un cambio de reacción que tomó por sorpresa total a Cleopatra.

Nut llegó hasta Cleopatra y con uno de sus puños envueltos en energía dorada acertó un nuevo golpe en el abdomen de la humana, el cual fue más fuerte que el anterior, mandándola a volar hasta el otro lado del estadio.

- ¡Cariño...! - Marco Antonio se asustó bastante.

- ¡Vamos! ¡Levántate! - gritó Julio César con fuerza.

Cleopatra chocó contra el suelo de cara, salpicando su propia sangre y la sangre de un cuerpo que había destruido hace unos minutos. Con la humana tirada en el suelo y llena de dolor, Nut siguió avanzando.

Cleopatra escupió y trató de levantarse del suelo.

« ¡Agh, mierda! Me confié de más. Ni siquiera tenía idea de lo que podría hacer y me deje llevar por lo que ya había visto… »

Con la poca rapidez que podía, se levantó completamente, pero antes de hacer algo la Diosa ya había llegado hasta ella. Con su cabeza en alto, le acertó un golpe en la espalda que la despertó por completo.

- ¡Tú... fastidiosa enana!

Cleopatra, al tiempo que era arrojada por el golpe de la Diosa, creo en sus manos su martillo y dio un golpe con toda la fuerza que podía a la cabeza y cuerpo de Nut.

El golpe dio en el blanco y género que Nut se alejara de ella, pero mientras la humana salía disparada vio algo curioso y extraño: el martillo rebotó en el cuerpo de Nut, como si hubiera golpeado un resorte o una esponja, y salió volando en dirección contraria.

Ambas peleadoras volaron en direcciones opuestas, cada una por el golpe de su rival, y chocaron en el suelo; en el caso de Cleopatra, golpeó la pared del estadio y rebotó hacia el suelo, cayendo sobre un charco de sangre.

La humana se levantó lentamente y se llevó la mano al abdomen, dándose cuenta que la armadura de esa zona estaba destruida en su totalidad; apenas podía mantenerse unidos y algunas partes de su cuerpo desnudo se revelaban.

« Esos enanos habían dicho que esta armadura estaba hecha del mismo material que el martillo de Thor, ese Mjölnir que mató al primer peleador del Ragnarok pasado… »

La humana se molestó un poco al tiempo que se acariciaba el estómago en un intento de contrarrestar el terrible dolor de esos golpes.

« Cuanto me gustaría echarles la culpa por no saber hacer su trabajo, pero… tras recibir esos golpes es un milagro que siga en una pieza. »

La humana levantó la vista y vio al otro lado del estadio a Nut avanzando hacia ella, con sus piernas corriendo a más velocidad que antes, como un carnero embriagado de furor e ira.

« ¡Maldita sea...! Ni siquiera parece haberse inmutado por el golpe que le di... Es una maldita loca... »

La humana extendió sus alas y comenzó a volar para esquivar a su rival, quien con toda velocidad y fuerza la perseguía sin cesar, dando salto que casi le alcanzaban.

« De verdad la estoy subestimando muy estúpidamente. » La egipcia se molestó consigo misma « Es más veloz que yo para hacer hacer contraataques y lo suficientemente fuerte para destruir esta armadura, aunque mi única ventaja es que necesita más de un golpe. »

Cleopatra frunció el ceño, mientras su mente trabajaba a toda velocidad ante los golpes que Nut casi le daba.

« Y, por si fuera poco... mi martillo rebotó después de que le di. Puedo deducir entonces que debe tener alguna inmunidad o rechazo a golpes directos, así que golpearla será un fastidio »

Apretó los ojos ante el dolor que le surgió en su cabeza.

« ¿Cuál es? ¿Cuál es la maldita debilidad de esta constelación? ¿Qué rayos tengo que hacer para destruir esta constelación? »

Sin atreverse nuevamente a dar golpes, la humana volaba de un lado a otro mientras Nut saltaba, cada vez más cerca de la humana y cada vez con más velocidd que antes. Entre mas tiempo pasaba, más probable era que Nut acertaría un golpe más fuerte y veloz que los anteriores.

Sus hijos comenzaron a gritar cualquier cosa que se les ocurriera.

- ¡Madre! ¡Debes golpearla!

- ¡O córtala en pedazos, como a las otras!

- ¡Ya lo hiciste varias veces! ¡Puedes hacerlo de nuevo!

Cleopatra escuchó a sus hijos y su mente se quedó con una palabra mientras sus recuerdos arremetían en su mente.

- Cortar, cortar... ¡Eso es!

En sus manos apareció el polvo de sus anteriores armas, que se convirtió en el tridente que tomó con ambas manos. Cuando vio que Nut saltaba hacia ella para golpearle, la humana se preparó.

- ¡Muy bien! ¡Recibe esto, Diosa! ¡Anfitrita!

Rápidamente Cleopatra llenó el espacio con rápidas y veloces ráfagas de estocadas, que golpearon de lleno a Nut en todas pares de su cuerpo.

Y, a diferencia de los anteriores golpes, algo nuevo sucedió: en el cuerpo de la Diosa, sin contar los brazos y cabeza que estaban muy bien protegidos, las estocadas del tridente comenzaron a atravesar su cuerpo como un alfiler atravesando tela numerosas veces y creando muchos agujeros

Por impulso Nut siguió avanzando, pero esqs heridas le hicieron perdwr la concentración de lo que hacia. Cleopatra le abrió paso y la Diosa cayó rotundamente de cara en el suelo, escupiendo su sangre y dejando a su cuerpo chorrear sin control.

Los Dioses se sorprendieron en gran manera.

- ¿¡Qué es esto!?

- ¡Imposible!

- ¡Cariño, resiste por favor!

- ¡No puede ser!

Nut se levantó lentamente, con el rostro lleno de sangre, y mientras se erguía para ver su propio cuerpo, la humana sonrió con arrogancia.

- ¡Ya lo recordé! ¡Teníamos muchos de esos animales en mi reino! - exclamó Cleopatra, girando el tridente con emoción - La lana es un buen mecanismo de defensa; es difícil golpearle incluso con un martillo. Pero, una vez que lo cortas, serás como cualquier mortal... ¡Destructible!

Nut escupió sangre y le miró con enfado total.

- ¡Ya te dije que no me confundas con una basura!

Nut corrió a toda velocidad para arremeter a Cleopatra, mientras la humana llegaba hasta el suelo y se ponía en guardia.

Ambas comenzaron un nuevo intercambio, corto de tiempo pero eterno en percepción, de golpes. Nut daba golpes con sus brazos, fuerte como los anteriores, mientras Cleopatra lanzaba las puntas del tridente. Ambas esquivaban, a veces atinaban a la contraria, pero seguían atacando.

Momentos después, Nut se desesperó. Aprovechando la corta distancia, junto toda la energía estelar de Aries y la detonó como si estuviera autodestruyéndose, lo que causó que todo el estadio retumbara desde sus cimientos y creo más escombros en las gradas.

La explosión dio de lleno a Cleopatra, quebrando más aún su armadura y mandándola a volar hasta el muro de contención nuevamente, mientras que Nut de alguna forma salió volando al otro lado, dejando caer su minúsculo cuerpo en el primer enorme cráter que había creado anteriormente.

- ¡Las 2 peleadoras se han destruido al parecer! ¡Este combate se hace más eterno, y ninguna de las 2 puede sostenerlo!

Los espectadores se quedaron en silencio mientras esperaban que el final se acercase, mirando en silencio la destrucción terrible hecha en la arena.

La primera en levantarse fue Cleopatra. Tosiendo con gran fuerza por el humo que había respirando, usó sus manos para erguirse dolorosamente y después se llevó una de ellas a su pecho para tratar de respirar mejor. Entonces comenzó a caminar por el estadio para llegar al centro del mismo.

- Mierda, mierda, mierda... - se quejó la humana con voz ahogada por la sangre en su boca - Esto es... jodidamente agotador...

La humanidad casi de inmediato comenzó a gritar con alegría, celebrando a la humana aún en pie. Sus amantes e hijos fueron los que dieron mejores gritos, con sonrisas de ánimo y emoción en sus rostros.

 Cleopatra oyó todo detrás de si, y no pudo evitar sonreír.

- Al menos... ha valido muy bien la pena...

Un sonido leve de manos escuchó en el estadio. Del gigantesco cráter, Nut salió escalando por la orilla con gran dificultad puesto que sus manos estaban destrozadas, mientras se abría paso entre los cuerpos y la sangre. En cuanto la vio Geb no se contuvo.

- ¡Amoor! ¡Levántate, tú puedes!

Los Dioses, motivados por las palabras de Geb, levantaron también sus palabras de aprobación y emoción mientras la Diosa, o mejor dicho lo que quedaba de ella, se arrastraba por el estadio.

Zeus estaba muy sorprendido e impactado por todo lo que acababa de ver. Atenea solo pudo soltar un comentario con un caramelo rojo en sus labios.

- Un verdadero festín de sangre... ¡Hércules explotaría si viera esto!

Ares permanecía en silencio. Ahora, más que antes, sopesaba el baño de sangre ante sus ojos, todo originado por los cuerpos de Nut. Un único pensamiento tenía en su mente.

- Sin esa habilidad, ya habríamos perdido este combate...

Lífthrasir cruzó sus brazos con una sonrisa en los labios.

- Esa Diosa no es rival para Cleopatra ¡Nunca podría ser un rival digna para ella!

- Está peleando con tanto esfuerzo y dedicación - sonrió Eva, llevándose una mano a su mejilla - ¡Vamos hija! ¡Tú puedes ganar esta batalla!

Cleopatra vio a Nut erguirse con mucha dificultad de entre los cadáveres en la orilla del cráter, y solo pudo suspirar con cansancio.

« Siempre se sigue levantando… Siempre se sigue regenerando... Siempre estamos en la tercera pelea del Ragnarok... »

Nut respiró enojada y se vio a si misma: llena de agujeros en el pecho, estómago y piernas; su cabello irreconocible, chorreando la poca sangre que le quedaba, y un terrible dolor en cada parte de su minúsculo cuerpo.

Permitió que uno de los brillos de su vestido se extinguiera, con lo cual se volvió a regenerar por completo, dando como resultado un cuerpo tan hermoso como antes. Pero el rostro de la Diosa, sus ojos más que nada, demonstraban el terrible y agotador cansancio que debía sentir, como si estuviera bajo maldición.

Ambas se miraron la una a la otra, pero ni siquiera se movieron. Ambas sentían lo mismo, y ninguna de las 2 quería tomar la iniciativa de golpear. Los gritos del público era su fondo mientras sus ojos se deleitarán con la mujer frente a ellas.

- Eres... interesante... - confesó Nut con la voz cortada y cansada - Pero... ya estoy harta de ti.

- ¿Con que derecho lo dices tu? - se quejó Cleopatra, riendo levemente - Ya te he matado mil veces y sigues aquí. Yo soy quien está hara de ti... Pequeña enana.

- Ninfómana sinvergüenza.

- ¿¡Huh!?

Cleopatra escupió más sangre al suelo. Detrás de ella, los gritos de su familia le llenaban en sus oídos, y especialmente su espíritu.

« Mis pequeños y mis queridos. Todos ellos están conmigo, en las buenas y en las malas. No importa la discusión que tuvieron, puedo saber que ellos están conmigo. Incluso llegaron al Ragnarok solo para verme combatir contra esta Diosa y para esperar por mi... Que bueno que tengo una familia tan única como ellos. Estoy muy feliz. »

Cleopatra río muy bajo solo para si misma, mientras levantaba su mano para sacudirse el cabello. Suspiró lentamente y cerró sus ojos.

« Y supongo que... serán capaces de... entender... esto... »

De repente, la humana comenzó a moverse; dando pasos al frente, caminó hacia Nut. Heimdall fue el primero en darse cuenta

- ¡Después de todo este largo silencio, Cleopatra se dirige nuevamente hacia su rival! ¡La batalla va a comenzar su siguiente acto a partir de ahora, pero, ¿Qué tan cerca estamos de su final?!

- ¡Eso es madre! - Selene lloró con emoción, levantando su voz con una gran sonrisa - ¡Vamos, tu puedes!

- ¡Gana contra esa estúpida Diosa! - gritó Marco Antonio, sorprendiendo a Julio César  - ¡Acaba con ella!

Eva se emocionó aún más, mientras Lífthrasir se removía entre sus brazos y dando un grito de fangirl.

Nut vio la actitud de Cleopatra y solo pudo respirar con fastidio. Levantó una de sus manos y el Bastón del Cielo que estaba tirado en el suelo voló hasta esa mano. Lo tomó con fuerza, y respiró agobiada.

« Vamos, aguanta un poco más… » pensó Nut para si misma « Un poco más. Solo necesito un poco más. Eso es... todo... ¿Eh? »

De repente ocurrió algo que no esperaba: el siguiente paso que dio la humana fue hacia su derecha.

Cleopatra se quedó quieta un instante, y continuó caminando, pero esta vez cambio su dirección y comenzó a avanzar hacia su derecha, en dirección al muro de contención y a los espectadores.

Nut bajó su guarida mientras la veía, confundida en gran manera. Debajo de su cabellera se pudo visualizar que sus ojos, por primera vez, estaban abiertos en su totalidad.

- ¿Eh?

- ¿¡Ehhhhh!? Cleopatra ha dado un cambio de dirección y camina hacia las gradas... ¿Ya no va a atacar a Nut?

- ¿Qué? - Ptolomeo, su hermano, se sorprendió bastante - ¿Qué está haciendo esa idiota?

Todos en las gradas empezaron a murmurar, unos a otros, confundidos seriamente por este acto. Los Dioses se miraron uno al otro de la misma manera.

- ¿Qué pasa... señor Rudra? - preguntó Lakshmi con timidez, aferrada a uno de los brazos del Dios de la tormenta.

- No tengo idea.

La humana siguió caminando en silencio, pasando sobre los muchos cadáveres a su paso, y avanzando con mucha lentitud pero segura, con la mirada baja. Heimdall la vio mejor, y se sorprendió mucho cuando notó algo.

« ¿Eh? Debe ser mi imaginación, porque creo que va hacia… »

Cleopatra se detuvo y levantó su vista hacia las gradas, fijando su vista hacia una única figura en las gradas.

- ¡Hey, enano!

- ¿¡Ehhh!?

La humana levantó una de sus manos y apuntó hacia Heimdall, que estaba resguardándose entre las gradas y asustado por el grito de la humana.

- ¡Si, tu! El que ha estado hablando si parar. - Cleopatra fijo sus ojos en el pequeño nórdico - Ven aquí. Tengo una duda.

Heimdall se asustó aún más, soltando un grito. Pero sin nada más que hacer y con el estadio lleno de silencio confuso, Heimdall salió de las gradas de los Dioses y avanzó en el estadio, avanzando con precaución entre los cuerpos muertos de las copias de Nut.

En cuanto llegó el Dios, se dio cuenta de la abrumadora diferencia de altura entre el y Cleopatra.

- Tengo una duda, pequeño Dios.

- ¿U-Una duda? ¡Pero estamos a mitad de la pelea!

- ¿A quien le importa? ¡Cállate y responde!

Heimdall se asustó bastante con la respuesta seca de la humana, y sin hacerse esperar habló Cleopatra nuevamente.

- ¿Está permitido que esa enana de allí haga eso de regenerarse infinitamente?

- E-Eh... - Heimdall lo pensó un poco - C-Creo que si. No tenemos ninguna regla contra eso... hasta el momento...

- Maldita conveniencia la suya... - suspiró Cleopatra.

Heimdall estaba a punto de irse, cuando Cleopatra hizo un movimiento rápido que no previó el nórdico: antes de irse, la humana le arrebató el cuerno de sus manos.

- Ya que estás aquí, voy a usar esto.

- ¡Hey! ¡Mi Gjallarhorn! - Heimdall dio mcuhos saltos alrededor de la humana - ¡Devuélvemelo!

- ¿Cómo se usa esta cosa? - Lo tomó y comenzó a hablar a través de él de varias formas - ¿Hola? ¿Así se usa?

Geir y el equipo de búsqueda llegaron a una sala común vacía donde había una pantalla encendida con el combate en vivo. Allí todo el grupo se detuvo a descansar.

- Hemos estado caminando en círculos sin cesar... - declaró Leonidas.

- Y no la hemos encontrado. Ni una pista - comentó Skogul.

- ¿Dónde rayos se metió esa pequeña? - exclamó Simo.

- Este estadio es más grande que el del Valhalla. Nos tomará más tiempo, pero... la hallaremos.

Hlökk se irguió, y tomando el collar del perro de Simo comenzó nuevamente a correr por los pasillos.

- ¡Allá vamos! ¿Dónde estás Líf?

- ¡Hey, mi perro! - Simo comenzó a perseguirla.

- ¡Señorita! - Jack se sorprendió y comenzó a seguir a Hlökk.

- ¿¡Qué diablos haces Hlökk!? - Mist y Skogul, sorprendidas por la actitud de su hermana, también comenzaron a correr detrás del grupo.

Únicamente en aquella habitación quedaron Leonidas, Skuld, Sigrune y Geir.

- No puedo creer que tanto escándalo se haya creado por tan solo una pequeña niña - comentó Leonidas.

- Bueno... Geir hizo un segundo Ragnarok a nuestras espaldas. - bromeó Sigrune.

- Parece que las más pequeñas son quienes mas sacuden los cielos. - comentó Skuld, dándole un codazo a Geir - ¿Si o no, hermana?

Pero Geir no les estaba poniendo atención. Ellas se dieron cuenta y voltearon a ella.

- ¿Hermana?

- ¿Geir?

Los 3 presentes voltearon y notaron que la atencion de la menor estaba en la pantalla, en ese momento en que Cleoaptra le quitó el Gjallarhorn a Heimdall.

- ¿Eh? - Geir estaba muy confundida - ¿Qué rayos está haciendo Cleopatra?

Después de un par de intentos, Cleopatra pudo manejar correctamente el cuerno, y lo levantó en dirección a los palcos de los Dioses principales. El pequeño nórdico seguía saltando a su alrededor, las gradas estaban muy confundida y sorprendidas, y con ese escenario la humana comenzó a hablar.

- ¡Hey, ustedes! Dioses todopoderosos que se sientan en sus tronos de marfil... - levantó su otra mano y se apuntó a si misma - Supongo que me recuerdan, ¿verdad? Yo, Cleopatra VII, la mejor faraona que tuvo mi preciado Egipto y quién ha estado peleando con su Diosa enana y bonita.

Horus y Osiris apretaban los puños con rabia y enfado por cada palabra que pronunciaba la humana.

- Que alguien... le quite ese cuerno... a esa maldita blasfema - murmuró muy enojado Osiris.

- Quiero decirles unas cuantas cosas. Primero que nada, estoy harta de tener que pelear con esta obsesiva enana mil y un veces.

Nut se enojó con ese comentario, pero no hizo nada. Zeus se interesó bastante en su discurso, por lo que se encorvó hacia la orilla para prestar más atención, y su hija Atenea imitó ese movimiento.

- Pero, lo principal, es que estoy harta de ustedes por varias cosas que me han hecho, ¿Por dónde comienzo? - comenzó a dar pequeños pasos en su sitio, como si estuviera jugueteando - Mi padre necesito su ayuda y no lo atendieron; yo necesite su ayuda, e incluso estuve a punto de hacerme sacerdotisa solo para ustedes, y aún con eso no me atendieron; y cuando decidí divorciarme de ustedes, se enojaron y me quisieron destruir, ¿Qué puta lógica tiene eso?

» Estoy harta y fastidiada de estar en su tablero, ya sea en la vida que me gane o incluso en este maldito Ragnarok, cuando merezco más por ser la cúspide de la humanidad... - respiró profundo antes de continuar - Permitieron la destrucción de mi reino, la muerte de mis seres amados, y ahora este bucle infinito de pelea. Ustedes son pésimos haciendo el trabajo de los Dioses, y me dan asco por ser tan miserables, gente con mierda en la cabeza, y arrogantes cuando la humanidad ya los derrotó una vez.

Respiró muy hondo y con todas sus fuerzas soltó un grito, con un sentimiento rebosante de superioridad y alegría.

- ¡Malditos Dioses, váyanse todos ustedes a la mierda de una vez!

- ¡Quítenle ese maldito cuerno! - exclamó muy enojado Osiris, azotando su mano en su trono - ¡Quiténselo!

La humanidad reaccionó positivamente a ese discurso y comenzaron a gritar con fervor y emoción dejándose llevar por todo lo que sentían.

- ¡Eso es! ¡Demuéstrales!

- ¡Dejales en claro cual es nuestro lugar!

- ¡Volveremos a acabar con esos Dioses!

- ¡Tú puedes Cleopatra!

- ¡Ganaremos contra ustedes, arrogantes de mierda.

La humanidad gritó a tal punto que los Dioses de las gradas se asustaron de ellos. Sin embargo, la humana de estar sonriendo emocionada pasó a mostrar una cara muy seria; apretó el Gjallarhorn entre sus dedos y siguió hablando.

- Aun siendo tan poderosos y con tanta grandeza, se puede ver que son inútiles y patéticos en sus labores. Ustedes necesitan saber verdaderamente quien es un Dios que los tenga que representar ante la humanidad... Por lo que haré un cambio de planes. De hecho, creo que será un favor para todos ustedes...

Cleopatra volvió a respirar con todas sus fuerzas, antes de mirar a los Dioses fijamente y gritar usando la poca voz que aún le quedaba.

Ese gritó dejó en silencio a todo el estadio en el único instante en que resonó en el estadio.

- ¡¡ME DECLARO REPRESENTANTE DE LOS DIOSES!!

...

ASFD

Nota de autor: Esta vez no tendremos capítulo doble.
Nos vemos de nuevo en 21 días raza >:3
¡Adioooooos~! ♡

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