Capítulo 21: Poder del cielo
- ¡Está a punto de ocurrir un intercambio de ataques! - exclamó Heimdall, mientras Nut se dirigía a Cleopatra con sus armas listas y la humana solo levantaba sus puños.
Shiva sonrió con gran emoción al tiempo que se levantaba de su asiento.
- ¡Eso es! ¡Muy buena pelea!
Zeus río con muchas carcajadas, antes de limpiarse las lágrimas de sus ojos.
- No puedo creerlo... ¡Tu hermana se está perdiendo de un gran combate!
- Nos golpeara a ambos cuando vea todo lo que se ha perdido. - comentó Hermes con decepción cómica en sus palabras.
El Dios Thor abrió sus ojos con mucha sorpresa y alegría, y sintiendo una sensación de emoción recorrer sus cuerpo. Syf, sentada a su lado, notó aquello con curiosidad.
Nut dirigió el filo de sus armas la frente, usando toda su fuerza para arrojar un buen golpe a Cleopatra. Ella, en vez de dudar siquiera, se mantuvo firme en su posición con los brazos en alto y un alas extendidas y preparadas.
Lo primero que hizo Nut fue un hachazo, que recorrió extremo a extremo; un giro perfecto perfecto de 180°, resultando un corte profundo sobre el suelo del estadio. Cleopatra, al ver que podría recibir daño por ese movimiento, usó sus alas para impulsarse a un costado y escapar de la onda de corte del hacha.
Cleopatra permaneció flotando en el aire unos instantes, pero eso la convirtió presa fácil para la Diosa egipcia; ella giró la cabeza, siguiendo el aleteo de Cleopatra, y sin pensarlo más arrojó su lanza como si fuera una flecha; lo mismo que hizo antes para perforar el hombro de la humana.
Cleopatra apenas tuvo tiempo de reaccionar y esquivar el ataque, sin embargo la lanza consiguió golpear fuertemente el abdomen de la humana antes de seguir su camino con una desviación mínimo; aunque no sufrió ningún corte, la fuerza del impacto fue más más de lo que imaginó, provocando un tambaleo muy notable en el aire.
- ¡Amor! - Marco Antonio se levantó se su sitio para ver mejor la arena, seriamente preocupado.
Selene y Alejandro quedaron boquiabiertos, aunque ambos se obligaron a estar en silencio a pesar de las emociones que sentían.
La humana egipcia cayó al suelo de rodillas, al tiempo que se abrazaba el abdomen frente al creciente y terrible dolor que se presentaba. Pero, Nut no desperdició ni una sola oportunidad ante las debilidades de su oponente.
Tomó el hacha en sus 2 manos, y se arrojó a la carga contra Cleopatra con un movimiento vertical de arriba hacia abajo. Cleopatra apenas pudo ver el ataque, y usando sus alas se dirigió a la derecha de Nut para esquivar el golpe. El hacha cayó al suelo, y con severidad creó un agujero en el suelo que se rompió parte del suelo del estadio.
Al notar que había fallado, Nut respiró con molestia y enfado; apretó nuevamente el hacha en sus manos y volvió a lanzar al ataque contra la humana; un corte horizontal. Cleopatra por su parte se decidió a usar sus puños y la armadura de los mismos para defenderse.
Nut lanzó el hacha contra Cleopatra, y ella usó sus antebrazos como defensa, logrando posicionarlos de forma que el filo del hacha pasaba de ella. La Diosa no desistió, y en cuanto terminó su golpe detuvo en seco el hacha y volvió a dirigir un corte del mismo modo, a lo cual Cleopatra respondió igual que antes.
- ¡Ahh! - con enojo Nut extendió una de sus manos, y la lanza que había arrojado voló por los aires hasta llegar a su mano.
Cleopatra lo vio y aprovechando la pequeña apertura que se dio, apretó su puño y le soltó un puñetazo en el rostro que recibió de lleno. Pero, tanto su frenesí de ataque como su abundante cabellera amortiguaron el impacto para Nut.
La Diosa afirmó la lanza en su mano y encaminó un golpe seco en el cuerpo de la humana. Ella, por su parte, usó la protección de su mano derecha para defenderse; ambos metales chocaron frenéticamente, dejando como rastro de guerra un rasguño superficial pero al mismo tiempo serio que recorrió desde la muñeca hasta casi llegar al codo derecho de la humana.
Pero, eso no fue impedimento para seguir atacando:
Nut regresó su cuerpo un par de pasos, y repitió el corte de su hacha con una sola mano, comprimiendo en su agarre mucha fuerza física; ante ello Cleopatra solo pudo esquivar casi a tiempo, lo que ocasionó que su armadura sufriera un ligero y casi imperceptible rasguño en su abdomen con su paso. La Diosa volvió a reunir fuerzas y con otro movimiento lanzó el filo del hacha a la cabeza de Cleopatra, pero la humana solo requirió otro giro de su cuerpo para volver a escapar.
La Diosa, con sus ojos llenos de fastidio y molestia, dio un giro completo en su mismo sitio, lo cual le sirvió para golpear de lleno a la mujer humana usando su cabellera, que a su vez le empujó un metro lejos de ella! Aunque, gracias a que no fue un golpe fuerte, Cleopatra fácilmente pudo recuperar el equilibrio.
Nut dio un segundo giro después y en cuanto terminó, aprovechando la fuerza centrífuga que había creado, tomó el hacha con ambas manos y lanzó toda su hacha hacia Cleopatra. El arma que salió volando con mucha rapidez junto con rápidos e infinitos giros sobre su propio eje; ante eso, Cleopatra apenas tuvo tiempo de reaccionar: puso sus brazos en cruz y se inclinó ligeramente hacia atrás, de forma que dejó pasar el hacha impunemente.
El arma de la Diosa siguió volando por los aires con frenesí, hasta golpear con mucha violencia la pared del estadio y azotar con gran estruendo que retumbó en aquella zona. El hacha se enterró en el muro, además de que el mismo se agrietó completamente en todo ese lugar; los escombros rápidamente se hicieron presentes en el suelo, además de que en la gradas las grietas y aberturas se presentaron en todos lados, por lo cual todos los espectadores, de aquella zona del muro y los cercanos, salieron corriendo despavoridos y asustados.
- ¡Ahhhh!
- ¡Está destruyendo la arena!
- ¡Casi me mata!
- ¡Corran por sus vidas!
- ¡Este combate está siendo más agresivo de lo que se esperaba! - Heimdall también había salido corriendo - ¡El estadio se hace pedazos conforme Nut y Cleopatra siguen luchando!
- ¡¡Thor-sama!! - Forseti corrió a resguardarse en el Berserker del Trueno, de quien también estaba agarrada Syf.
- ¡Cariño, esto se está saliendo de las manos! ¡Tienes que poner un freno!
Thor se quedó en silencio un largo rato, bastante sorprendido por la fuerza de Nut. Pero, tras pensarlo 2 veces negó con la cabeza.
- La batalla está demasiado tensa como para poner una pausa. Deberá seguir tal cual está.
- ¡Pero matarán a alguien de las gradas!
- ... Entonces tendrán que quitarse... - concluyó el nórdico con mucha seriedad.
- ¡¡Ohhhhhhhh!! - Zeus estaba riendo con cierto nerviosismo en su tono de voz - ¡Esto es... muy emocionante! ¡Hace tiempo que no veía tanto poder en el campo de batalla, tanto que están destruyendo el estadio mismo!
- Deberíamos detenerlas, Zeus-sama - habló Hermes, mostrando preocupación - Van a destruir todo el lugar.
- ¿Acaso el coliseo no está hecho para esto: para una batalla entre un Dios y un humano en Ragnarok? ¡Además, estamos hablando de Nut, la madre de Egipto y una de las Primigenias, contra esa humana tan odiada por los Dioses de Egipto! Sin importar como lo veamos, esta es una batalla que debe ser exactamente así: todo contra todo, sin importar las bajas.
Hermes se quedó en silencio, inconforme con esa respuesta.
- Además, estamos en los Campos Elíseos... ¿Crees que una batalla de este calibre sería capaz de destruir el mayor orgullo de los Dioses griegos, además del Olimpo?
- ... Ese es uno de mis temores... - comentó Hermes con un tono de preocupación.
La Trinidad egipcia estaba sorprendida y asustada viendo como todo el estadio se hacía pedazos por su madre.
- N-No lo creo...
- Parece que Nut está muy enfadada...
- ¡N-No hay problema! - exclamó Horus, con cierto tartamudeo en sus labios - En cuanto Nut gane el combate, habrá válido la pena. Además, le pagaremos a Zeus-sama todos los daños generados en los Campos Elíseos si es necesario... ¿O no?
Khonsu se quedó en silencio unos instantes, pero prestando atención al alboroto que se estaba generando en la Trinidad egipcia.
« Perfecto… Esta es una oportunidad que tengo para hablar con los Dioses administradores del Ragnarok... » ese fue su pensamiento al tiempo que se daba la vuelta y salía del palco con cautela « ¡Debo hablar con ellos, antes que sea demasiado tarde! »
Cleopatra se sorprendió bastante por la destrucción gracias a Nut, así que volteó para darle su comentario respectivo.
- Oye, no seas tan confiada con-
No pudo terminar su frase, puesto que la lanza de Nut se dirigía a toda velocidad hacia su rostro. Reaccionando muy tarde, la egipcia giro su cabeza hacia su costado para escapar de la lanza; sin embargo, la punta del arma alcanzó a cortar parte de la cabellera de la egipcia junto con su mejilla, de donde salió mucha sangre que la manchó e hizo contraste con su armadura divina.
Nut regresó su mano con la lanza y rápidamente dirigió otro ataque frontal; sin embargo, ahora que Cleopatra estaba atenta, fue mucho más fácil para ella esquivar de la lanza. La Diosa no desistió y giró su arma para cortarle la cabeza a Cleopatra; pero la humana lanzó sus manos libres hacia los brazos de Nut, de forma que con su mano izquierda detuvo el avance de la Diosa y con la derecha tomó la punta de la lanza, deteniendo en seco el golpe.
- ¡¡Cleopatra ha detenido a Nut con tan solo sus manos!!
- ¡¡Onee-sama!! ¡¡Onee-sama!! ¡¡No lo puedo creer!! - Lífthrasir se removió en los brazos de Geir con mucha emoción y espanto - ¡Una humana ha detenido a un Dios con sus manos!
Geir se asustó ciertamente, y dentro de sí recordaba esos momentos parecidos que vicio en el primer Ragnarok, en especial se recordó a si misma como la pequeña e indefensa que corría a los brazos de Brunhilde en el primer Ragnarok.
- ¡Cleopatra!
Entre las gradas, encabezando el público romano y de pie junto a Cesarión, se encontraba el padre de ese muchacho y otro de los amantes de Cleopatra: Julio César. Después de haber estado en silencio tanto tiempo, finalmente soltó un grito de miedo al ver la destrucción de la arena y el intento de Cleopatra de quitarle el arma a la Diosa.
Cesarión también se asustó bastante presenciando el combate tan feroz de su madre. Cruzó sus manos y agachó la mirada al suelo.
- Resiste, madre. Por favor, resiste...
Cleopatra apretó la mano con la que sostenía la punta de la lanza de Nut, sonriendo con mucha confianza.
- No te dejaré volver a usar esta arma - habló Cleopatra con seguridad.
- ... Insolente... - fue lo único que dijo Nut, al momento que empezaba a usar su fuerza física, invisible y muy terrible, para quitarle el arma a Cleopatra.
Sin embargo, la humana ya había previsto que podría hacer algo así, por lo que rápidamente llevó a cabo su plan: apretó la lanza entre su dedos y dio un paso hacia atrás, de forma que Nut terminó por perder el equilibri y caer al frente.
Aprovechando el poco espacio para actuar junto con la sorpresa que le generó a la Diosa, Cleopatra retrocedió levemente su pierna y usando toda su fuerza física le arrojó una patada frontal que golpeó fuertemente en el abdomen y pecho de Nut.
Todo fue una sorpresa inesperada para Nut; y gracias a esa pérdida de equilibrio y la patada, terminó por ceder en su agarre de la lanza y ser arrojada un escaso metro de distancia.
La Diosa cayó al suelo y rodó un par de veces en el suelo agrietado, antes de descansar de la caída. Cleopatra, por su parte, repuso su compostura y se irguió con flameante y delicado orgullo, con la lanza de la Diosa en su mano derecha.
- La tengo~
- ¡¡Cleopatra ha arrebatado el arma de Nut!! Después de ese violento momento de tensión, la humana ahora tiene un arma divina de la Diosa Nut a su alcance.
- ¡¡Muy bien hecho amor!! - exclamó Marco Antonio, dejando salir algunas lágrimas de sus ojos - ¡¡Es hora de que le demuestres a esa Diosa lo que puedes hacer!!
Ambos hijos del romano sonrieron igualmente con emoción y satisfacción, y ambos levantaron sus brazos.
- ¡Vamos, madre! ¡¡Vamos, tu puedes!!
Ptolomeo XIII permanecía con una expresión serena y fría; pero, por dentro le sorprendió que su hermana pudiera quitarle el arma a esa Diosa tan poderosa. Y por fuera, soltó un resoplido de molestia.
- No te creas la gran cosa hermana - habló para si mismo, con sus ojos fijos en Cleopatra - Aún tienes que matarla...
Cleopatra levantó la lanza y con ambas manos afirmó el agarre, y estando ya lista para usarla se dio cuenta de un elemento curioso: la lanza provocaba una especie de calor que estaba dañando la armadura de sus manos con mucha lentitud y al mismo tiempo parecía ser grave.
- ¿Hm? ¿Qué es esto? - la mujer egipcia pensó por un segundo para deducir una respuesta por su cuenta - Seguramente estas cosas deben estar hechizadas para que solo ella las toque, o son muy poderosas para que alguien más las use... - sonrió con orgullo apretando la lanza en sus manos - Eso quiere decir que yo soy como ella para poder agarrar esto... ¡Me gusta!
Nut se levantó del suelo, y con un movimiento rápido que sacudió todo su cuerpo, su vestido y su enorme cabellera cual perro mojado, se quitó el polvo de encima. Levantó la mirada, para encontrar el paradero de su oponente, al mismo tiempo que alzaba su mano al frente con la palma extendida.
De inmediato, el hacha enterrada en la pared del coliseo salió volando de su sitio en un instante, girando a gran velocidad y provocando que más parte de las gradas se destruyeran. El arma dio muchos giros, hasta llegar a la mano de su dueña quien apretó el agarre del mango.
La Diosa y la humana sostuvieron miradas, ambas listas para comenzar un nuevo choque de armas.
...
- ¡Muy bien, Cleopatra!
- ¡Sabía que nuestra mejor arma lograría todo eso!
Brökk y Eitri, los 2 enanos herreros que ayudaban a Geir en el segundo Ragnarok, estaban sentados dentro de su forja en un par de sillas, mirando por una pequeña televisión el desarrollo del tercer combate.
Ambos, emocionados y sonrientes, festejaban el gran logro de la armadura de la humana, y cada uno tenía un gran barril de cerveza nórdica en sus manos.
- Al principio pensé que sería un desperdicio - rió Brökk, recordando lo que había ocurrido varios minutos atrás - ¿No es así, hermano?
- Si, claro que lo parecía. - concordó Eitri - Cuando Geir-sama dijo que ella sería la tercera... También pensé que era una broma. Su arma divina no estaba del todo terminada...
- Tampoco esa armadura - comentó Brökk, dando un trago a su barril - Era tan solo un experimento que estábamos desarrollando por diversión... Un experimento demasiado loco.
- Una de pasos buenas cosas que puedo ver es que, ya que ambas vinieron a tanta prisa, pudimos terminar nuestra creación de una vez. Desde hace mucho tiempo lo estuvimos postergando...
- Cierto, cierto.
Ambos enanos sonrieron, pero casi al mismo tiempo procedieron a negar con la cabeza.
- ¡Pero es muy arrogante...!
- Demasiado. De hecho, ni la palabra demasiado es suficiente para describirla.
- En efecto. Tiene una actitud terrible... Con ese ego, no me sorprende que hayan aceptado pelear en el Ragnarok, pero me sorprende que con esa actitud aun siga entre los candidatos.
- No creo que hubiera tiempo suficiente para cambiarla. Así que Geir-sama tuvo que quedarse con ella... con todo y sus defectos.
- Lamentablemente así es... En especial cuando se trata de paciencia: su peor defecto es no saber esperar.
- Si, si... ¡Nunca olvidaré ese rostro enfadado cuando le dijimos que su arma divina original no estaba terminada porque creímos que ella pelearía mucho después!
- Y más aún cuando quería que su armadura actual ya estuviera terminada... ¡Aun siento como mis dedos están entumecidos del dolor! - Eitri abrió y cerró varias veces su mano libre.
- Y a mi me duelen mucho los brazos - Brökk giró una de sus extremidades varias veces - Hace un tiempo que no trabajábamos de forma tan acelerada.
- Tienes razón. Ha pasado mucho tiempo desde que estuvimos bajo presión... - el enano pensó las coas varias veces, antes de llegar a una conclusión extraña - Por cierto... Originalmente ella iba a ser la segunda en pelear, de acuerdo con lo que nos dijo Geir-sama, ¿Qué arma divina le íbamos a dar?
- Le íbamos a dar... - Brökk se puso a recordar - ¡Así es! Le íbamos a dar una armadura más sencilla: un vestido, una cota de malla para en pecho y... creo que un par de espadas.
Eitri pensó en silencio.
- Si, ya lo recordé... - soltó una ligera risa burlona - Que tontos fuimos. Si hubiéramos mandado a Cleopatra con eso, habría perdido contra Sobek en los primeros 5 minutos.
- Es cierto. Y Geir-sama probablemente nos hubiera dicho algo, así como en la primera ronda con Aquiles... - suspiró Brökk - Que bueno que la señorita Jingū intervino como segunda peleadora.
- Además, apareció en un barco con Hlökk-sama, lo que fue algo extraño de ver... En especial por la suda que me surgió desde entonces.
- Yo también pensé en lo mismo, ¿Las demás hermanas valkirias están en los Campos Elíseos?
-Supongo que si. Hlökk-sama y Hrist-sama estuvieron aquí en el combate de la señorita Jingū, así que es muy probable que las demás estén aquí.
- ¡En dónde estarán esas pequeñas niñas! Se llamaban... ¿Líf y... Lífthr?
- No recuerdo. Pero tienes razón... ¡Me gustaría conocer algo ese pequeño par de valkirias!
- A mi también, a mi también...
Los 2 hermanos enanos rieron al unísono con esa idea en mente, mientras daban un largo trago a sus barriles de cerveza.
- ¿Y qué haremos con la armadura antigua de Cleopatra?
- No sería bueno desecharla cuando estamos tan cortos de tiempo aproximado a fabricar armas. Podríamos hacerle unas mejoras por si alguna otra Einherjer la ua.
- En efecto... - Brökk tuvo una idea tentadora - ¿Qué te parece si nos alocamos hermano, del mismo modo que lo hicimos con la armadura que tiene Cleopatra ahora mismo?
Eitri se quedó en silencio un rato, antes de sonreír.
- Me parece... ¡Una excelente idea!
...
Nuevamente, Nut fue quien tomó la iniciativa.
Tomando el hacha y dando giros rápidos y frenéticos, comenzó a lanzar cortes aleatorios en el aire para dañar a Cleopatra de cualquier forma posible.
La mujer egipcia, por su parte, afirmó la lanza divina con ambas manos y con ello contrarrestaba y evadía todos los cortes que arrojaba la Diosa, mientras retrocedía con rapidez para evitar chocar con la eufórica Diosa egipcia.
Aquel intercambio de ataques se volvía más y más violento, mientras recorrían todo el estadio de un lado a otro para seguir en su combinación de golpes múltiples.
- ¡El intercambio entre Nut y Cleopatra, como era de esperarse, se vuelve más violento con cada segundo que pasa! ¡Ambas rivales siguen golpeando con todo para destruirse entre ellas!
- ¡Esto es muy emocionante! - exclamó Zeus, saltando en su sitio - ¡Definitivamente este combate se está volviendo de mis favoritos!
- Aunque hay tanta destrucción en el campo - comentó seriamente Hermes - Debemos poner alguna protección a partir de la siguiente ronda. No creo que el estadio pueda soportar la participación de otro Primigenio si esto sigue así.
- ¡Vamos, Nut-sama!
- ¡Usted puede contra esa humana!
- ¡Acabe con ella!
Todos los Dioses de Egipto levantaban sus gritos de euforia y emoción a las gradas, mientras la Diosa en el campo de batalla seguía blandiendo su arma divina con gran frenesí y violencia.
Anubis, parado en el mismo sitio donde había estado desde el combate anterior, apuntaba con sus ojos al combate tan violento que se sacudía en la arena. Suspiró con seriedad, mientras se sacudía el polvo de los hombros, polvo que había llegado como consecuencia de los serios daños que hizo Nut en el estadio y tras ello volvió a mirar al estadio.
- Me siento mal por esa humana - susurró Anubis para si mismo. - Nut-sama apenas ha estado jugando con ella, pero en cuando use sus verdaderas habilidades... será el fin de esta pelea.
El Dios giró la mirada por un segundo, y pudo ver a Khonsu, el Dios halcón, que caminaba por los pasillos del estadio. Ese detalle le llamó la atención.
- ¿Ese es Khonsu, verdad? - pensó en él, y tras confirmarlo mentalmente comenzó a caminar hacia su dirección - Le daré mis condolencias por la muerte de Sobek, ahora que lo veo.
El Dios chacal caminó en dirección al Dios halcón, quien se movía con rapidez y cautela para llegar a su destino. En cuanto vio que le sería cosa difícil alcanzarlo a ese ritmo, Anubis decidió levantar su voz y aumentar sus pasos para detener a Khonsu.
- ¡Khonsu! Detente, por favor.
El Dios halcón se detuvo en seco, quedándose helado de pies a cabeza.
- ¡Mierda! - murmuró para si mismo mientras el mente comenzaba a imaginar varias cosas - La Trinidad ya sabe que me fui... ¡Y mandaron al señor Anubis para llevarme de regreso! ¡Mierda, mierda, mierda! - respiró profundamente y volteó hacia el Dios de la muerte - Hola, señor Anubis...
- Hola, Khonsu. Solo quería... extenderte mis condolencias, con respecto a la muerte de Sobek.
- ¡Ah-! - le tomó por sorpresa esa introducción, pero recordar lo que había pasado hace un rato le bajó el ánimo y sus nervios - S-Si... gracias por eso.
- No conocí a Sobek tan bien como lo hicieron Hathor y tu. Pero, después de ver la manera en que trató a esa mujer humana en la arena, no tengo ninguna duda que fue un Dios digno de admirar.
- Si... si que lo era. - comentó el Dios halcón - Sobek podía ser raro algunas veces con ese afán suyo por los reyes, pero... Era muy honesto, fiel a sus convicciones, y un buen amigo. Creo que para ustedes fue sorpresa ese trato que dio a la humana, pero... Hathor y yo sabíamos que sería ese tipo de peleador.
- Me lo imagino. Me gustaría poder hacer algo por él, pero solo puedo darte mi más sentido pésame por su muerte. Espero que la Trinidad tenga un tiempo de duelo y no piense en ocupar su lugar tan pronto. Por respeto a nuestro tirano de los mares.
- Si... yo también lo espero... - Khonsu suspiró con pesadez.
De inmediato recordó lo que estaba haciendo y comenzó a caminar hacia su destino de nuevo.
- Oh, disculpe señor Anubis. Pero tengo que retirarme de inmediato.
- ¿Hm? ¿Vas a ir a otro lado?
« ¡Mierda! Parece que si fue enviado. » Pensó precipitadamente el Dios halcón, mientras su mente trabajaba en una excusa para escapar.
- T-Tengo que ir a... a... a visitar a H-H-Hathor... seguramente está... destrozada, y... pues voy para... para...
El Dios chacal le miraba con seriedad.
- ¿Para?
- ¡E-Eso mismo! - exclamó rápidamente Khonsu con nerviosismo - Quiero ir... con Hathor para... consolarla o tratar de... alegrarla.
Anubis se quedó en silencio, con los brazos cruzados y sorprendido por su respuesta. Pensó por un segundo, hasta finalmente asentir con su cabeza.
- Muy bien. Me gustaría acompañarte.
- ¿Eh?
- También me gustaría tratar de expresarle mi respeto a Hathor. Según recuerdo, ambos estaban unidos debe una forma... Un poco más especial que una simple amistad.
- Oh, si... ¡Si! - aclaró Khonsu - Sobek tenía sentimientos por Hathor y viceversa...
- De acuerdo. Entonces me gustaría acompañarte para hablar también con ella.
- ¡E-Eh! Le gustaría... - Khonsu comenzó a pensar en alguna otra excusa, rascando todo lo que pudiera sacar de su mente - Quisiera... visitarla yo solo. No sé si... ella se sienta bien si alguien más viene conmigo... ¡Obviamente no es únicamente porque sea usted quién venga, señor Anubis! Pero...
Anubis respiró con seriedad, cambiando su rostro a una expresión con molestia; de inmediato supo que algo andaba mal.
- Bueno, habla de una vez. A dónde vas.
- ¿Eh? Y-Ya le dije, señor Anubis.
- Bien. Ahora quiero la verdad. - se cruzó de brazos.
- Pero, señor. Le estoy-
- Como Dios de la muerte, conozco cuando alguien me quiere mentir, y debo decir que eres pésimo mintiendo. Así que... si no es mucha molestia, me gustaría que dejarás de intentar de mentir y me digas que estás pensando do hacer.
Khonsu se quedó en silencio, dentro de sí humillado y pequeño frente al Dios egipcio ganador del primer Ragnarok. Tragó saliva mientras formulaba sus palabras.
- Usted... ¿No viene de parte de la Trinidad... para preguntarme porque me fui... verdad?
Anubis le miró muy confundido.
- ¿De qué hablas? No, por supuesto que no. Quería darte mis condolencias, pero noté que querías librarte de mi desde que comencé a preguntarte.
- Oh, okey... - Khonsu contestó con voz pequeña - ¿Y... no le dirá a la Trinidad lo que haré, verdad?
- Dímelo de una vez - declaró Anubis con seriedad - Parece que es importante, o algo muy malo. Dilo, y entonces decidiré si les informo o no.
- De acuerdo... - Khonsu respiró profundamente, mirando de un lado a otro, antes de dirigirse al Dios de la muerte - Creo que... llegue a la precipitada conclusión poco fundamentada de que... Hay un traidor en los Dioses que le está dando información a una de las valkirias sobre el orden de nuestros peleadores.
Anubis se quedó en silencio unos instantes, antes de alzar la voz totalmente sorprendido.
- ¿Qué?
- ¡Cleopatra y Nut están a punto de destruir todo el estadio sobre el que estamos! ¡Su batalla se ha vuelto en destrucción total en todos lados!
Los choques que mantenían Cleopatra y Nut entre la lanza divina y el hacha divina creaban ondas que recorrían todas partes de la arena; tal como lo dijo Heimdall, en los muros de contención, en gran parte de las gradas y en la arena, al centro del estadio, los golpes entre ambas peleadoras destruía y creaba gran desastre en lo Campos Elíseos: destruían el lugar, lenta pero progresivamente.
Nut se apartó de la humana y dio un giro sobre si misma para chocar el hacha con toda violencia y fuerza, golpe que apenas pudo resistir la humana egipcia sosteniendo únicamente la lanza en sus manos. Por enésima ocasión, Cleopatra pudo probar más de cerca la brutal e invisible fuerza física de su rival.
Cleopatra rompió el equilibrio al dar un salto hacia atrás para que la Diosa cayera por su propio impulso, y así la humana egipcia se abalanzara con la lanza sobre su rival. Sin embargo, Nut de alguna manera había previsto el movimiento de la humana puesto que al mismo instante en que caía por su impulso uso su hacha para recomponerse y recuperar el equilibrio, al mismo tiempo que esquivaba el golpe de la lanza.
La faraona se molestó un tanto y volvió a dirigir un golpe con la lanza, pero la Diosa nuevamente esquivó el arma con un movimiento rápido y limpio. Entonces Nut dio un par de giros de su cabeza para que su melena, golpeara y alejara a Cleopatra lo suficiente para realizar un contraataque con su hacha.
Cleopatra se detuvo en el suelo con sus pies y el movimiento de sus alas, y estando detenida completamente se lanzó hacia el frente con el arma de la Diosa esperando soltar una embestida.
La hunana avanzó hacia Nut, quien con el hacha esperaba recibir un golpe de la lanza; sin embargo, lo que hizo Cleopatra fue fuera de lo previsto por la Diosa: en vez de embestir, tomó tomó la lanza en su mano izquierda, y como si fuera una jabalina arrojó el arma con todas sus fuerzas. La misma voló por los aires con una increíble rapidez, y gracias al poco espacio de distancia llegó hasta su destinatario en un parpadeo casi instantáneo.
Nut apenas pudo reaccionar, moviendo su pequeño y ligero cuerpo a un lado para dejar pasar el arma divina, pero su gran cabellera no fue la excepción; la punta de la lanza cortó más de la mitad de su cabellera, dejando que toda esa melena negra cubriera el suelo destruido de la arena.
Por su parte, la lanza siguió avanzando en el aire, hasta clavarse con un sonido estrepitoso en la pared. Generó una gran grieta que se extendió un poco más en el muro de contención, aunque era un daño más pequeño comparado con lo que había destruido Nut.
- ¡¡Cleopatra lanzó el arma de la Diosa para atravesarla, y Nut la esquivó a tiempo aunque su cabellera fue el precio a pagar!!
- ¡Maldición! Esquivaste mi tiro - refunfuñó Cleopatra con molestia, girando el brazo con que hizo el lanzamiento - Quería clavarte en la pared.
- Cállate... - habló Nut, mientras giraba su cabeza para revisar el daño que Cleopatra le había generado a su cabello.
Anteriormente, la melena de Nut cubría toda su cabeza y solo daba apertura para los ojos, pero con ese corte que había dejado el cabello hasta la altura de las orejas, y así no sólo Cleopatra sino que todos en el estadio pudieron ver el verdadero rostro de Nut, muy distinto a lo que parecía ser:
Su rostro era muy fino y ovalado, con mejillas redondas y de apariencia lisa; sus ojos negros con aquella iris dorada contrastaba con la cabellera negra y púrpura sobre su cabeza, además de que llevaba consigo un maquillaje que combinaba con su piel y unas pequeñas piedra tas blancas, que lucían como estrellas sobre su rostro; para ser más específicos, había 5 piedra tas blancas decorando debajo de su ojo.
Lo que probablemente era el elemento más curioso era que debajo de la cabellera había una especie de pétalo azul oscuro, como si tuviera una flor debajo de la cabeza. Un Dios egipcio sobresaliente entre la multitud se sorprendió bastante al ver dicha flor debajo de la cabellera.
La divinidad destilaba una belleza inigualable y muy asombrosa que iluminó de inmediato a todos los espectadores en la arena, especialmente a los Dioses de Egipto; y entre ellos, los más sorprendidos fueron la Trinidad principal de Egipto.
Tapidamente, muchos comentarios y susurros en las gradas surgieron en todos lados, ya fuera en la humanidad y en los Dioses.
- Nunca había visto su rostro.
- ¡Nadie nunca! Solamente el señor Ra.
- Es muy distinta a ese mal genio que muestra.
- ¡Es muy bella!
- Esa Diosa se ve... distinta...
- No creí que fuera así.
Zeus abrió los ojos de par en par, mientras Hermes solo se mantenía callado. Shiva no se hizo esperar y sus 4 pares de ojos reaccionaron, mientras que detrás de Rudra Lakshmi se sintió seriamente intimidada. Y Syf giro la cabeza hacia Thor para saber si él también estaba viendo a la Diosa.
La Trinidad egipcia se miraron unos a otros.
- Así que... ese es el verdadero rostro de nuestra madre...
- Es... muy linda. - murmuró Isis - Muy, muy bonita...
Horus permaneció en silencio, pensando en varias cuestiones aun surgieron repentinamente en su mente.
Marco Antonio permaneció en silencio, sin querer decir ninguna palabra para elogiar a la Diosa oponente de su esposa. Sus hijos, por el contrario, hablaron.
- ¡Esa Diosa es muy distinta a como me la imaginaba! ¡Es muy bella!
- ¡Incluso más que mamá!
- ¡No digan esas cosas! - exclamó Marco Antonio, dando un pequeño golpe en las cabezas de ambos - ¡De lo contrario, su madre los golpeará a ambos!
Lífthrasir se quedó hipnotizada mirando continuamente a la Diosa.
- Onee-sama... ¡Nut es muy bella!
- Si, así parece...
Geir miraba con seriedad externa, aunque dentro de sí la belleza de la Diosa la intimidó bastante; se sintió pequeña en ese momento, incluso más pequeña que Lífthrasir.
Nut siguió revisando su estado, viendo tanto el nuevo corte del cabello que estaba en su cabeza como todo lo que estaba caído en el suelo, escuchando a la perfección todo lo que en las gradas se comentaba sobre ella.
Se encendió su enojo y miró con ojos asesinos a Cleopatra.
- Debo decir que eres más linda de lo que pensaba - rápidamente confesó la humana egipcia, aunque se percibía que hablaba así por obligación - Creí que serías una mujer de pantano o algo así, pero veo que sabes mucho y tienes muy buen gusto sobre estética. Eres muy bella, obviamente por debajo de mi.
Nut se enfadó aún más y respiró profundamente con coraje.
- Gracias a ti, todos estas basuras, humanos y Dioses, se han burlado de mi.
- ¿Ah? ¿Burlado de ti? ¿De qué hablas? ¿Estás sorda o-?
- No te lo perdonaré... No lo haré.
El pequeño cuerpo de Nut se cubrió de energía; una energía que parecía ser emocional, lo cual la hacía peor que la que ya había usado hasta el momento.
Sin siquiera levantar sus manos, el hacha y la lanza suyas flotaron en el aire hasta llegar a posicionarse a su costados y clavarse en el suelo; el hacha del lado derecho y la lanza del izquierdo; todo mientras sea Diosa seguía mirando seria y asesinamente a Cleopatra.
Ella sonrió con emoción.
- Bien. Ya llevamos esto al siguiente nivel. Me parece... ¡Emocionante!
La humana levantó sus brazos, y las armas que había creado y abandonado desde hace un largo rato (su martillo y su escudo romano) se convirtieron en polvo que voló por el aire hasta llegar a los brazos de la humana, convirtiéndose nuevamente en ese par de armas. Afirmó ambas en sus manos y tomó una posición defensiva.
Las gradas de repente guardaron silencio, viendo como ambas peleadoras se preparaban para el ataque. Nut permitía crecer su aura de energía poderosa y Cleopatra daba unos pasos para asegurar su postura defensiva, hasta finalmente quedar firme en el suelo al mismo tiempo que sus alas se extendían levemente.
- ¿Qué harás ahora, Diosa? - preguntó refunfuñando la humana - Me gustaría ver lo que harás ♡
Nut volvió a respirar con pesadez, liberando un poco de humo de su boca, antes de hablar seria y decidida.
- Voy a acabar contigo, pedazo de mierda...
Del cielo volvieron a aparecer las esferas de luz que usó al principio; todas ellas, más numerosas que antes, descendieron hasta la altura de Nut y tomaron posiciones a su alrededor. Cleopatra se asustó por dentro y apretó de manera inconsciente sus armas.
- Diablos. Quieres volver a hacer eso...
- ¡Nuevamente esferas de luz han aparecido alrededor de Nut! ¡Parece que Cleopatra se meterá en problemas contra su contrincante!
- ¡Volverá a usar las "Estrellas de Nut"! - exclamó Horus sorprendido.
- Además de usar su hacha y su lanza... - Isis sonrió para si misma - Puede que ahora mismo muestre una mayor galería de armas.
- ¡En otras palabras, mayor ventaja contra esa humana! - Osiris apretó sus puños - ¡Cada segundo que pasa parece que esta pelea va terminar de una vez!
- Si, tal parece... - respondieron los otros 2 Dioses con seguridad.
Mientras les esferas defendían y tomaba cada una su propio puesto, Nut no se movió de su lugar sino que siguió mirando a Cleopatra fijamente. En cuanto las esferas terminaron de moverse y se quedaron quietas, entonces Nut extendió su mano para tomar el mango del hacha y acto seguido levantó su arma hacia el cielo. Esto puso en alerta a Cleopatra y levantó el escudo de inmediato.
Pero, en vez de atacar como lo esperaba la humana, las esferas comenzaron a girar alrededor del hacha al igual que el aura que rodeaba su cuerpo, formando una especie de corriente de aire oscuro iluminado por las esferas que tomaba.
Conforme pasaban los segundos, el aura se llevaba más de las esferas de luz, creando un farol negro y al mismo tiempo luminoso que alumbraba todo el estadio. Y al mismo tiempo que creaba esa corriente, el vestido oscuro lleno de estrellas que vestía la Diosa también soltó un resplandor blanco. Cleopatra bajó un poco su defensa.
- ¿Qué estás planeando? ¿Qué quieres hacer esta vez?
Nut la ignoró y siguió haciendo aquel tipo de ritual. El movimiento de energía conforme crecía se estiraba, de forma que iba cubriendo con sus sombras y luces gran parte de la arena, asombrando a los espectadores y en especial a los Dioses de Egipto.
- ¿Qué es esto?
- ¡No lo entiendo!
- ¡Debe ser el poder de una Primigenia!
- ¡Si, así es! ¡Después de todo, ella es muy poderosa!
- ¡Si, debe ser eso!
La Trinidad principal también mostraban asombro y no se guardaron sus comentarios.
- N-No puede ser... - comentó Isis - Creí que iba a usar sus esferas de forma individual, pero... No así.
- Exacto. Parece que... - Horus se quedó pensativo - Usará algo que ni siquiera se nos ha contado a nosotros 3.
- Esperemos que no destruya tanto este lugar - Osiris miró a su alrededor - No creo que aguante más de un ataque serio de Nut.
Nut siguió acumulando energía sobre su cabeza, que crecía y crecía conforme las esferas acuerdo sus costados se sumaban a ellas. La humana estaba atenta, ya que cada segundo que pasaba había menos esferas junto a la Diosa, y le preocupaba saber que ocurriría cuando no hubiera ninguna.
Heimdall, al ver tal cantidad de energía en el aire, decidió correr hacia las gradas de los Dioses y refugiarse detrás de ellas, asomándose un poco por la orilla.
- ¡¡Y Nut sigue acumulando energía para su ataque!! ¿¡Q-Qué hará!?
Después de unos eternos segundos de espera, finalmente ocurrió lo que todos esperaban: el ataque de Nut.
En cuanto la última esfera llegó al tornado de energía, Nut extendió su mano derecha y tomó con ambas el mango del arma, la cual absorbió instantáneamente y sin previo aviso la lanza que estaba a la izquierda.
Con el arma levantada en el cielo, el tornado de energía fue absorbido totalmente por el hacha, hasta no quedar ningún rastro de aquel tornado de energía por ningún lado. El cuerpo de la Diosa brilló con fuerza, mientras sostenía el hacha en el aire, y los ojos de la Nut se desprendieron una luz negra y blanca junto un brillo eléctrico.
El hacha, por tanta energía en su interior, creció de tamaño descomunal hasta cubrir gran parte del estadio con su sombra, además que se podía hacer notar la enorme cantidad de energía que era incapaz de contenerla en su totalidad.
Y entonces, Nut descendió el hacha a toda velocidad y usando toda su fuerza, aunque el enorme tamaño y por lo tanto el descomunal peso del arma hicieron gran parte de la caída, y detrás de su camino dejaron un rastro de energía estelar luminosa.
Todo ocurrió en menos de 10 segundos. Para cuando Cleopatra se daba cuenta de que la gigantesca hacha estaba a punto de golearla, levantó su escudo aunque no fue a suficiente tiempo.
- ¡Mil almas del Cielo!
Un estallido catastrófico azotó todo el estadio. En dónde chocó el arma de Nut, en Cleopatra, se detonó lo mismo que una gran bomba nuclear que levantó de inmediato una explosión que recorrió todos los Campos Elíseos instantáneamente.
La onda de choque desbarató el coliseo entero; todas las gradas se sacudieron con gran violencia y fuerza, y los escombros volaron hacia todos lados. Y acompañado de la onda un terremoto sacudió hasta la última planta en todos los Campos Elíseos.
En el estadio, el daño fue catastrófico y terrible. La arena estaba casi destruido en su totalidad; el cráter era devastador y tenía una profundidad de por lo menos 10 metros, y en las gradas no había sitio donde faltara escombro y grieta.
Hubo un gran hongo de humo que se levantó en el lugar de la explosión, cubriendo todo el estadio hasta perderse en la infinidad del cielo. Todos en las gradas quedaron estupefactos y boquiabiertos, llenos de terror y temblor ante tal desastre.
- ¡El estadio...! ¡Los Campos Elíseos...! - Heimdall estaba sin palabras ante lo poco que podía ver a través del humo - ¡¡Todo está en terribles e inimaginables condiciones!! ¡¡El poderoso ataque de Nut ha destruido todo el estadio!!
- ¿¡Pero qué mierda!? - Forseti se aferró desde su espalda a una de las piernas de Thor - ¿¡Qué clase de poder fue ese!?
- ¡¡Casi nos mata!! - Syf también estaba detrás del Berserker, a un lado del pequeño Dios de la justicia - ¡Debes detener esto ahora!
Thor se mantuvo serio y firme en su sitio, mirando la destrucción y recordando momentáneamente su Geirrod contra Lu Bu. Suspiró con nostalgia y negó con la cabeza.
- No será necesario.
- ¡Pero...! ¡Están destruyendo los Campos Elíseos! ¡Estaremos en problemas con Zeus-sama!
- No será necesario - repitió el nórdico pelirrojo - La pelea ya terminó.
- ¡¡¡Kyaaaaaaaaaaaa!!! - Lífthrasir se aferró a su mayor - ¡¡Qué... poder tan abrumador!! ¡¡Me fascina y me asusta al mismo tiempo!!
Geir se quedó en silencio, impactada y asustada.
- Ese es... El poder de un Primigenio... - suspiró la valkiria - Si... es obvio que no tenía oportunidad... No debí dejar que Cleopatra fuera...
- Una derrota más. - respondió Lífthrasir, con pesadez en sus palabras.
Los griegos miraban el estadio asustados y sorprendidos. En el palco de Zeus estaba caído de su asiento por lo cual Hermes le ayudó a levantarse.
- Tenga cuidado.
- Si, si... - habló Zeus pesadamente, mientras estiraba su espada - Diablos, eso fue más sorprendente de lo que esperaba...
- Y justo lo que temía - se lamentó abiertamente Hermes - No debimos aceptar a Nut como tercera peleadora de los Dioses. O, al menos, no en este coliseo... ¡Está hecho pedazos!
Zeus observó todo de forma más detallada, y solo pudo suspirar algo asustado.
- Es cierto. Creo que no debimos hacer eso. Espero que mi hermano no lo note.
Todos los espectadores miraban con una gran sorpresa la escena en la arena; tanto la humanidad que murmuraba de miedo, como los Dioses que solo podían mirar sin palabras. Todos coincidían en que era algo impresionante y terrorífico.
Shiva se levantó de su asiento, tambaleándose levemente mientras se encaminaba a la orilla de las gradas para ver más de cerca el gran desastre que presenciaba. Sus esposas se levantaron por su cuenta, mientras Rudra ayudaba a Lakshmi quien al parecer tenía heridas por los escombros.
Anubis se irguió del suelo y se sacudió el polvo y piedras sobre su cuerpo. Khonsu también lo hizo, aunque estaba mucho más asustado que el Dios de la muerte.
- ¿¡Qué diablos fue eso!?
- Eso... fue Nut-sama - habló de inmediato el Dios egipcio - La Primigenia de Egipto.
- ¡H-Hathor! - fue la primera persona en quien pensó el Dios halcón- ¡¿Estará bien!?
Sin dudar, Khonsu salió corriendo para ir a buscar a su mejor amiga. Anubis, por otro lado, se terminó de sacudir el polvo, y siguió al halcón caminando con tranquilidad pero buscando mantener el equilibrio ante todos los escombros que estaban a su alrededor.
Los demás Einherjer, tanto los del primer Ragnarok como los del segundo miraban la escena con horror total, cada uno en su propia habitación.
Sasaki y Nostradamus, ambos en la enfermería, se dispusieron de atender a Jingū y Hrist en caso de que hubieran salido heridas de los escombros.
Hlökk y Leonidas se levantaron del suelo, y aún sin saber que rayos había pasado en el estadio, siguieron avanzando entre los pasillos de los Campos Elíseos, buscando a Líf.
Brökk y Eitri, dentro de su forja, habían caído sobre sus materias primas y herramientas; ambos mareados, se levantaron con mucha dificultad, tratando de encontrar algún punto de apoyo entre todo el desastre que quedó en su lugar de trabajo.
Tras poderse incorporar, ambos vieron la pantalla que transmitía el combate; ahora caída en el suelo, pero seguía con la transmisión donde pudieron ver lo que había hecho Nut.
Al principio, ambos estuvieron perplejos. Pero, rápidamente sus reacciones cambiaron de forma muy drástica.
- ¡No importa! - exclamó Eitri con seguridad - Se supone que está hecha para esas cosas, ¿no?
- Si, así es. No creo que haya pasado nada malo.
Ambos fueron y levantaron la televisión sobre una mesa de trabajo.
- Mira este desastre. Tenemos que limpiar todo antes de sacar la armadura del horno.
- ¡Es cierto! ¡Limpiemos este desastre de una vez!
Rápidamente comenzaron a recoger herramientas, piezas metálicas y demás artefactos del suelo, acomodarlo en las mesas de trabajo y liberar espacio en otros lugares, además de quitar los escombros y limpiar el polvo. Pero, lo más sorprendente era que, para ellos, nada había pasado.
En la arena de combate, Nut se irguió con el hacha en su mano, que estaba enterrada en el suelo frente al cráter que había creado. Dejó el arma en el suelo y caminó hasta la orilla del cráter para asomarse en el mismo; solo pudo encontrar el hoyo lleno de humo y una enorme cantidad de escombros, lo cual era aúna buena noticia para ella.
- Hmph... - respiró la Diosa con molestia, sin embargo su perfil lucía como una victoriosa.
- ¡Y-Y-Y-Y tal parece que... ya hemos acabado...! - exclamó Heimdall, asustado y nervioso mientras veía a la Diosa desde las gradas - ¡Este combate ha terminado de inmediato con ese ataque destructivo de parte de Nut!
- Increíble... - los 4 ojos del Dios Shiva se deleitaron con Nut - Así que... así es un Primigenio.
Nut, irguiendo su postura un poco más pero sin dejar de lado una actitud de decepción, se dio media vuelta y comenzó a andar hacia la salida del estadio.
Sin embargo, en cuanto tomó el mango de su hacha para recogerla, escuchó un extraño y minúsculo tintineo que resonó en su cabeza de manera extraña. Confundida, se dio vuelta y caminó nuevamente hacia la orilla del cráter.
- ¿Eh?
- Muy bien. Damas y caballeros... ¡La ganadora de la tercer ronda del Ragnarok es-!
Y...
De la nube de humo que surgía del cráter salió inmediatamente un haz de luz que a toda velocidad impactó de lleno a Nut; más específicamente, en su lado derecho.
Como si hubiera sido un disparo de energía todo el costado derecho de la Diosa (el brazo, sus costillas, parte de su pierna y especialmente la mitad de su cabeza) fueron arrasados por dicha luz y, como si fueran polvo, desaparecieron inmediatamente ante dicho disparo.
El haz de luz se elevó radiante en el aire sobre el estadio, y unos segundos después cayó con gran fuerza sobre el suelo del estadio, creando a su vez un pequeño cráter a su alrededor. La luz se afianzó más, y se demostró que era una gigantesca flecha, de un metro y medio de largo por lo menos, cubierta en su punta con la sangre divina de Nut.
La Diosa estaba perpleja y asombrada en gran manera, y con las pocas fuerzas que le quedaba a su medio cuerpo restante, cayó de rodillas al frente.
- ¿¡Qué!? ¿¡Pero qué-!? - Heimdall gritó muy asustado, sin embargo la sorpresa no le permitía articular palabra alguna.
El humo se disipó con mayor constancia que antes, y mostró lo que estaba ocultando: Cleopatra, quien sostenía un enorme arco de luz en sus manos, de unos 3 metros y medio de largo, y con una punta clavada en el suelo. Su armadura, de pies a cabeza, estaba llena de heridas medias y aberturas, mientras que de su cabeza corrían varios ríos de sangre.
Lo más sorprendente era que toda la armadura de Cleopatra brillaba con un color muy parecido a los de las armas de Nut; desde las planta de los pies hasta la palma de sus dedos, la energía parecía haber dado vida a la armadura como no la había tendió en lo que llevaba la pelea.
Junto con eso, un brillo leve recorrió los ojos de Cleopatra y sonrió con arrogancia y simpleza, mientras que con una de sus manos recogía la sangre de su cabeza y, coquetamente, chulada uno de sus dedos.
- Hey, Diosa... gracias por llenar mi batería ♡
ASFD
...
Nota del autor 1: Del mismo modo que en la publicación pasada, habrá doble capítulo. Esperen el siguiente que en cualquier momento saldrá :3
Nota de autor 2: Recuerden acudir al libro de "Noticias Rganarok" de mi perfil para participar en la sorpresa que les prepare ;3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top