Capítulo 24: Solo Una Conquista Más
1
Geir se había retirado a la sala que le pertenecía a Brunhilde: tenía los ojos rojos y aún seguía sollozando; se sentó frente al monitor y en él comenzó a transmitir el combate de Gengis Kan y Tezcatlipoca pero no le prestaba atención, estaba sumida en sus pensamientos, tratando de contestar a la pregunta "¿Cuál es mi propósito?" Pero sobre todo, reflexionando y cuestionando si realmente valía la pena pelear por los humanos. Notó que le temblaba mucho el pie y se sentía mareada. Se le había acumulado mucha presión... Especialmente desde la muerte de Brunhilde.
2
La doceava ronda del primer Ragnarok estaba por empezar y era el turno de que Hjörprimul, la decimo segunda valquiria, peleara, no obstante, debido a las anteriores muertes, la moral en ella se había esfumado. Al ver esto, la mismísima primer valquiria, Brunhilde, decidió adelantar su turno e ir a pelear.
- ¡Espera! ¡No te vayas hermana! -gritaba llorando con desesperación una joven Geir aferrándose al vestido de la valquiria.
- Es mi deber ir, hermanita. -contestó Brunhilde sonriendo y arrodillándose a la altura de Geir, comenzó a limpiarle las lágrimas- Tengo que demostrar mi liderazgo y levantarle la moral a mis hermanas... Además, solo nos falta una victoria Geir, solo una más y habremos terminado...
- ¡Pe- pero! ... ¡¿Qué tal si ya no regresas?! -preguntó entre hipidos Geir.
Al oír eso, Brunhilde dejó atrás su mirada seria y le dio paso a la tristeza, también comenzó a dejar caer algunas lágrimas.
- En ese caso, Geir... Tú liderarás a las valquirias hacia la victoria...
- ¿Yo?, ¿Por qué?
- No tienes porqué tener miedo Geir, sé que eres capaz de hacerlo. Eres la única de nosotras que ha visto en primera fila todo el sufrimiento que han pasado nuestras hermanas y no hay otra más que tú que puede entenderlas al cien porciento, sé que podrás hacerlo.
- ¡No, no, no!, ¡Por favor Brunhilde!, ¡Déjame ir en tu lugar!
- No estás lista para pelear, pequeña. Tienes que quedarte a cuidar de nuestras hermanas.
- ¡NO ES JUSTO! ¡¿POR QUÉ ARRIESGAS TANTO TU VIDA POR LOS HUMANOS?! ¡¿QUÉ LOS HACE TAN ESPECIALES COMO PARA QUE TE SACRIFIQUES POR ELLOS?!
- Oh Geir, los seres humanos a pesar de sus defectos y fallas son hermosos... Yo los amo con todo mi corazón... Y espero que algún día tú llegues a percibir esa belleza en ellos... Ahora, escúchame bien Geir, si algo me llegará a pasar, quiero que como última voluntad los protejas de la ira de los dioses... Prométeme que lo harás Geir.
- E- Está bien. -contestó entre llantos sacudiendo su cabeza- Te lo prometo hermana.
- Gracias Geir... -Brunhilde le dio un fuerte abrazo a su hermana y ella se lo devolvió con la misma fuerza. Ambas lloraron por un par de minutos pero para ellas les parecieron segundos, hubieran deseado que ese momento durara para siempre pero, Brunhilde ya se tenía que ir- Cuida las valquirias Geir, y protege a los humanos por mí.
- ¡Más te vale regresar, Brunhilde! -contestó la menor de las valquirias aferrándose fuertemente a su hermana.
Lentamente se fueron soltando hasta que se miraron frente a frente tomándose de las manos. Brunhilde miró una última vez a Geir y le dio un tierno beso en la frente para después levantarse, dar media vuelta y avanzar. Brunhilde caminó de frente sin mirar atrás desapareciendo a través del pasillo hasta que en el fondo resplandeció un destello de luz verde que indicaba la creación del volund.
Brunhilde nunca regresó.
3
- ¿La belleza del ser humano?... -se preguntó Geir estando recostada sobre el escritorio mirándose la mano y recordando la muerte de todas sus hermanas- No lo entiendo... Lo lamento hermana... Yo no puedo verla... Te equivocaste conmigo hermana...
"No tienes porqué tener miedo Geir, sé que eres capaz de hacerlo. Eres la única de nosotras que ha visto en primera fila todo el sufrimiento que han pasado nuestras hermanas y no hay otra más que tú que puede entenderlas al cien porciento, sé que podrás hacerlo." Recordó las palabras de su hermana mayor.
"Las valquirias han comenzado a separarse ... ¿Cuál es mi propósito?" volvió a preguntarse. Levantó la mirada a su monitor y vio cómo Gengis Kan había contratacado aun dios invisible.
- En cuanto esto termine, buscaré mi propósito -dijo apretando los puños.
4
El sonido seco del metal cortado resonó en la arena alertando a todos incluyendo al mismo Mictlantecuhtli que caminaba en busca del viejo Wukong que se detuvo en seco y se acercó a mirar.
La niebla lentamente comenzaba a disiparse y entre toda esa bruma se escuchó un nuevo sonido, este era el del metal cayendo al suelo. Cuando la niebla se hubo ido, finalmente pudieron ver claramente a los protagonistas de la sexta ronda.
Gengis Kan se encontraba jadeando por el dolor de su herida en el hombro y miraba fijamente al frente donde estaba Tezcatlipoca estupefacto mirando al suelo. El penacho dorado se había partido a la mitad y la piedra de obsidiana cayó al suelo dejando de generar niebla. Toda la audiencia dio un grito ahogado en señal de asombro.
Enseguida, Gengis Kan volvió a blandir su espada esperando cortar el cuello del dios, pero gracias a sus reflejos, Tezcatlipoca se cubrió usando su cuchillo y levantó la mirada hacia Gengis Kan.
- Nada mal, humano... Has logrado herirme, algo que nadie había logrado hacer... Debe ser muy buena tu motivación para lastimar así a los dioses.
- ¿Motivación? -preguntó el general aún empuñando su espada con fuerza al cuchillo del dios.
- Sí, ¿Por qué peleas humano?
- ¿Qué otro motivo debería tener para pelear? Yo busco conquistarlo todo... Y ganar esta pelea... ¡Es como conquistar a los dioses!
La humanidad dio un grito de ovación por la respuesta del conquistador.
Tezcatlipoca enfureció y empujó al mongol usando su cuchillo.
- Fue por culpa de un conquistador que mi pueblo sufrió y lentamente se lo devoró el olvido... ¡Eran grandes y dignos guerreros, competentes e incorruptibles! ¡Olvidaron a sus dioses, nos reemplazaron por nuevos dioses y se convirtieron en la deshonra que son ahora! Por eso... ¡Por eso! ¡NO PERMITIRÉ QUE SE REPITA DE NUEVO UNA CONQUISTA!
Poco a poco el cuerpo de Tezcatlipoca comenzó a cambiar, su pierna que había perdido -y ahora era solo huesos- recuperó piel y se tornó negra con indicios de pelaje, le salieron garras de los pies del dios al igual que en sus manos y le salieron grandes y afilados colmillos. Sus ojos cafés se convirtieron en amarillos como los de un felino y reflejaban su furia, Tezcatlipoca comenzó a transformarse en nahual.
Después de hablar, Tezcatlipoca lanzó un fuerte rugido que hizo zimbrar la tierra generando un temblor que agrietó el suelo, ante esto, todos los espectadores -incluyendo a los dioses- se estremecieron ante la figura de Tezcatlipoca.
- ¡Será mejor que me aleje del suelo lo más que pueda! -dijo Sun Wukong pelando los ojos y alzándose al cielo.
5
- ¡No puede ser! -exclamó Isis asustada mientras era sacudida por el temblor- ¡El humano logró hacer que Tezcatlipoca se convirtiera en Nahual!
- Oh, te equivocas Isis... -respondió preocupado- No se ha transformado por completo... De ser así... Hubiera sido un terremoto el que nos hubiera sacudido.
- Para nunca haberlo enfrentado, sabes mucho de él.
- Es mi deber como su rival saber todas sus capacidades... Además, no soy capaz de vencerlo...
- Esa rivalidad es ridícula. Sabes bien que él, junto con Quetzalcóatl crearon el mundo como lo conocemos.
- ¡Pero!
- Tú solo creaste Egipto... Y ni siquiera fuiste tú.
- ¿QUÉ DIJISTE? -exclamó Amón nuevamente dejando ver plumas en su rostro.
- Ah... Lo sabía... Tenemos mucho de que hablar... Ra.
6
Tanto Geir cómo Hefesto y Fleck cayeron al suelo por el temblor asustados por la sorpresiva sacudida. En especial Fleck, quién se encontraba en su sala personal preparando un altar de muertos con las fotografías de sus hermanas caídas, tanto las que murieron en el segundo Ragnarok como las que murieron en el primero y las fotografías de los humanos que habían participando, a excepción de Gilles.
7
Después de haber rugido, Tezcatlipoca recitó rápidamente un nuevo conjuro. Su cuchillo se convirtió en un macahuitl de energía mística color verde.
Gengis Kan, que quedó un poco aturdido por el fuerte rugido y al ver la espada del dios adoptó nuevamente una postura defensiva poniendo su espada al frente.
Tezcatlipoca corrió hacia él arremetiéndolo, era más veloz y el general casi no pudo bloquear su ataque. Tezcatlipoca intentó golpear al mongol, pero este se cubrió con su espada, no obstante, el golpe fue tan fuerte que hizo que Gengis Kan cayera al suelo. Nuevamente, el dios mexica intentó arremeter contra él. Gengis Kan rodó en el suelo esquivando el ataque que estremeció el suelo y lo rompió. El conquistador blandió su espada y llegó a cortar el pie sano de Tezcatlipoca haciéndolo rugir. Tezcatlipoca volteó e intentó pisar al humano con sus grandes patas y afiladas garras generando temblores por cada pisotón que daba. Gengis Kan, a pesar de las sacudidas logró esquivar las patas del dios y con mucho esfuerzo logró levantarse para darse cuenta de que Tezcatlipoca cada vez más se parecía a un jaguar. Su piel ya se había tornado completamente negra y comenzaba a salirle pelo junto con unas manchas grises que le cubrían todo el cuerpo mientras que su cabeza se deformaba y tomaba la apariencia del cráneo de un jaguar.
Tezcatlipoca le rugió y arremetió contra él, sin embargo, Gengis Kan, realizó una estocada que chocó de lleno con la magia del macahuitl, no obstante, la espada del conquistador se rompió casi antes de llegar al mango de esta haciendo que se desviara y lograse cortar la mano del dios que sostenía el arma. Aún así, el macahuitl alcanzó a golpear a Gengis Kan en su hombro lastimado, su piel se abrió y se le rompieron sus huesos por el impacto, haciéndolo sentir un inmenso dolor y gran agonía.
El jaguar gimió de dolor y con sus grandes garras empujó lejos al humano atravesando su armadura y cortándole el pecho.
Gengis Kan cayó sentado al suelo: ya había perdido mucha sangre y tenía unos grandes impulsos de desmayarse, pero no podía permitírselo. El conquistador intentó levantarse, sin embargo, no logró hacerlo, ya no soportaba su propio peso, intentó blandir su espada y al sentirla más ligera la miró dándose cuenta de que ya se había roto, ni siquiera los metales divinos podían contra la magia del dios que estaba frente a él. De pronto, comenzó a sentirse mojado en todo el cuerpo. Volteó a ver su hombro izquierdo, este estaba destrozado y prácticamente ya había perdido el brazo pues este solo le colgaba del cuerpo con todo y el hombro, intentó ver su pecho pero no lo consiguió así que soltó su espada y se limitó a tocarse el abdomen, miró su mano y esta estaba bañada en sangre.
- ¡Ja! Y me decían a mí bárbaro... Los verdaderos bárbaros son los tártaros... Ellos nos arrebataron nuestras tierras y nos esclavizaron... Yo solo quería devolverle lo robado a mi pueblo.
"Aún recuerdo bien... Mi verdadero nombre: "Temujin". Yo venía de un linaje muy prestigiado, mi abuelo era un Kan y ese título se lo pasó a mi padre. Recuerdo bien la última vez que hablé con él... Estábamos comiendo en familia... Él me dijo que no debíamos permitir que los tártaros nos arrebataran nuestras tierras, nuestras culturas, nuestras familias... Y qué después de él, yo me encargaría personalmente de eso... Cuando de repente, después de su primer bocado cayó inerte al frente. Los tártaros lo habían hecho, mi madre gritó aterrada por la escena y enseguida entraron varias personas de nuestro clan junto con los tártaros. Habían traicionado vilmente a mi padre y nos exiliaron, mi madre y yo tuvimos que vivir de la miseria por años... Juré que recuperaría lo que nos habían arrebatado, y lo cumplí con gran honor matando y empalando a todo enemigo que se me pusiera al frente... ¿Bárbaro? ¡Ellos fueron los bárbaros con mi familia! Y ahora... Tengo a miles de bárbaros frente a mí... Esos dioses no solo amenazan con arrebatarnos de la tierra sino arrebatarnos de la existencia misma... No, ¡No lo puedo permit-"
Gengis Kan nuevamente tomó su espada e intentó levantarse cuando vomitó una gran cantidad de sangre cayendo en cuenta de que su hora ya estaba cercana así que dio un suspiro y juntó todas las fuerzas que le quedaban levantándose lentamente.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top